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PARQUE JURÁSICO - Fieras, alimañas y sabandijas

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terriblemente amargas.<br />

—¿Has encontrado algo? —preguntó Grant, acercándose.<br />

Ellie suspiró:<br />

—Sólo rocas. Debemos de estar cerca de la playa, porque todas estas rocas son suaves. Y<br />

están formando pilitas extrañas.<br />

—¿Pilitas extrañas? —dijo Grant.<br />

—Por todas partes. Hay una pila ahí, precisamente. —La señaló.<br />

Muchos pájaros y cocodrilos tragaban piedras pequeñas, que recogían en un saco con<br />

músculos que tenían en el tracto digestivo, denominado molleja. Apretadas por los músculos de<br />

la molleja, las piedras ayudaban a triturar las plantas duras del alimento, antes de que llegaran<br />

al estómago y, de esa manera, ayudaban a la digestión. Algunos científicos creían que los<br />

dinosaurios también tenían piedras en la molleja: en primer lugar, los dientes de los dinosaurios<br />

eran demasiado pequeños, y estaban muy poco gastados como para que se los hubiera<br />

utilizado para masticar comida. Se suponía que los dinosaurios tragaban la comida entera y<br />

dejaban que las piedras de la molleja hicieran la masticación. Se habían encontrado algunos<br />

esqueletos que presentaban una pila de piedras pequeñas en la zona abdominal. Pero eso<br />

nunca se había comprobado y...<br />

—Piedras de molleja —dijo Grant.<br />

—Así lo creo, sí. Tragan estas piedras y, al cabo de unas pocas semanas, las piedras se<br />

desgastan hasta redondearse, de modo que las regurgitan, dejando esta pilita, y tragan piedras<br />

nuevas. Y, cuando lo hacen, tragan bayas también. Y enferman.<br />

—¡Quién lo diría! Estoy seguro de que tienes razón.<br />

Miró la pila de piedras, pasando la mano entre ellas, dejándose llevar por su instinto de<br />

paleontólogo.<br />

De pronto, se detuvo:<br />

—Ellie —dijo—. Ven a ver esto.<br />

—¡Ponía aquí, nene! ¡Justo en el guante! —gritó Lex, y Gennaro le tiró la pelota.<br />

La niña la lanzó de vuelta con tanta fuerza que Gennaro sintió un vivo dolor en la mano:<br />

—¡Tranquila! ¡No tengo guante!<br />

—¡Vamos, mariquita! —respondió Lex con desdén.<br />

Fastidiado, Gennaro le disparó la pelota y la oyó producir un intenso ¡pac! en el cuero del<br />

guante.<br />

—¡Ahora sí que me gusta! —gritó Lex.<br />

En pie junto al dinosaurio, Gennaro continuó jugando a lanzar pelotas con la niña, mientras<br />

conversaba con Malcolm:<br />

—¿Cómo encaja este dinosaurio enfermo en su teoría?<br />

—Estaba pronosticado —contestó Malcolm.<br />

Gennaro sacudió la cabeza, en gesto de desagrado:<br />

—¿Hay algo que no esté pronosticado en su teoría?

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