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PARQUE JURÁSICO - Fieras, alimañas y sabandijas

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—¡Eh! —sonrió Tim—. Muy bien.<br />

Una vez más, el ulular característico del dilofosaurio les llegó a través del aire de la tarde.<br />

Lex se movió, inquieta, en su asiento;<br />

—¿Son verdaderamente venenosos, señor Regís?<br />

—No te preocupes por eso —contestó Ed Regis.<br />

—¿Pero lo son?<br />

—Bueno, pues, sí, Lex.<br />

—Junto con reptiles vivientes como los monstruos de Gila y las víboras de cascabel, el<br />

dilofosaurio secreta una hematotoxina por unas glándulas que tiene en la boca. Minutos<br />

después de la mordedura sobreviene la inconsciencia. Entonces, el dinosaurio remata la<br />

víctima a su gusto y conveniencia, lo que convierte al dilofosaurio en un agregado hermoso,<br />

pero letal, a los animales que ustedes ven aquí, en el Parque Jurásico.<br />

El Crucero de Tierra dio la vuelta en un recodo, dejando el río a sus espaldas. Tim miró<br />

hacia atrás, con la esperanza de echar un último vistazo al dilofosaurio. ¡Eso era asombroso!<br />

¡Dinosaurios venenosos! Deseó haber podido detener el coche, pero todo era automático. No<br />

tenía la menor duda de que el doctor Grant también quería detener el vehículo.<br />

—Si miran el farallón que está a la derecha, verán Los Gigantes, el sitio en el que se<br />

encuentra nuestro magnífico comedor de tres estrellas. El chef Alain Richard les saluda desde<br />

el mundialmente famoso «Beaumaniére» de Francia. Hagan sus reservas marcando por<br />

teléfono el cuatro, desde la habitación de su hotel.<br />

Tim miró hacia arriba, pero no vio nada:<br />

—No por un tiempo, empero —aclaró Ed Regis—; la construcción del restaurante no se<br />

iniciará hasta noviembre.<br />

—Continuando con nuestro safari prehistórico, a continuación llegamos hasta los herbívoros<br />

del grupo de los ornitisquios. Si miran hacia su derecha, probablemente los puedan ver ahora.<br />

Tim vio dos animales erguidos, inmóviles, a la sombra de un árbol grande. Triceratops: el<br />

tamaño y el color gris del elefante, con la postura belicosa del rinoceronte. Los cuernos que<br />

tenían encima de cada ojo se curvaban un metro y medio hacia arriba, lo que casi les daba la<br />

apariencia de colmillos invertidos de elefante. Un tercer cuerno, parecido al del rinoceronte,<br />

estaba situado cerca de la nariz. Y esos animales tenían el hocico picudo de un rinoceronte.<br />

—A diferencia de otros dinosaurios —decía la voz—, el triceratops serraras no puede ver<br />

bien. Es miope, como los rinocerontes actuales, y tiene tendencia a sorprenderse ante objetos<br />

en movimiento: ¡vendría a la carga contra nuestro coche, si estuviera suficientemente cerca<br />

como para verlo! Pero relájense, amigos... aquí estamos suficientemente seguros.<br />

El triceratops tiene una cresta en forma de abanico, situada detrás de la cabeza. Es de<br />

hueso sólido y muy fuerte. Estos animales pesan alrededor de siete toneladas cada uno. A<br />

pesar de su apariencia, en realidad son muy dóciles. Conocen a sus cuidadores y permiten que<br />

se les acaricie; en particular, les gusta que les rasquen en los cuartos traseros.<br />

—¿Por qué no se mueven? —preguntó Alexis. Bajó su ventanilla y gritó—: ¡Eh! ¡Dinosaurio<br />

estúpido! ¡Muévete!

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