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PARQUE JURÁSICO - Fieras, alimañas y sabandijas

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Todos miraron hacia la izquierda.<br />

El Crucero de Tierra se detuvo sobre un promontorio bajo, en un sitio en el que un claro en<br />

el follaje brindaba una vista hacia el Este: pudieron ver una zona boscosa en pendiente, que se<br />

abría hacia un campo de hierba amarilla que tenía unos noventa centímetros de alto. No había<br />

dinosaurios.<br />

—¿Dónde están? —preguntó Lex.<br />

Tim miró hacia el tablero frontal del coche: vio las luces del transmisor centellear y oyó el<br />

«CD-ROM» emitir un ronroneo. Evidentemente, el disco estaba integrando algún sistema<br />

automático. Tim conjeturó que los mismos sensores de movimiento que hacían el seguimiento<br />

de dónde estaban los animales también controlaban las pantallas del Crucero. Ahora, las<br />

pantallas mostraban imágenes de hipsilofodontes y sobreimprimían datos sobre ellos.<br />

La voz prosiguió:<br />

—Los hipsilofodontes son las gacelas del mundo de los dinosaurios: animales pequeños,<br />

veloces, que otrora vagaron por todo el mundo, desde Inglaterra hasta América del Norte,<br />

pasando por Asia Central. Suponemos que estos dinosaurios tuvieron tanto éxito porque tenían<br />

mejores mandíbulas y dientes para masticar plantas que sus contemporáneos. De hecho, el<br />

nombre «hipsilofodóntido» significa «diente de cresta elevada», lo que hace referencia a los<br />

característicos dientes autoafilables de estos animales. Los pueden ver en la llanura que se<br />

encuentra directamente al frente y también, quizás, en las ramas de los árboles.<br />

—¿En los árboles? —preguntó Lex—. ¿Dinosaurios en los árboles?<br />

Tim estaba escudriñando también con los gemelos.<br />

—Hacia la derecha —dijo—. En la mitad superior de ese tronco grande verde...<br />

En las moteadas sombras del árbol había un animal verde oscuro, inmóvil, que tenía el<br />

tamaño aproximado de un babuino, en pie sobre una rama. Parecía una lagartija erguida sobre<br />

las patas traseras. Se equilibraba con una larga cola colgante.<br />

—Es un othnielia —dijo Tim.<br />

—Los animales pequeños que ven se llaman othnielia —prosiguió la voz—, en honor del<br />

buscador de dinosaurios del siglo pasado Othniel Marsh, de Yale.<br />

Tim localizó dos animales más, situados en ramas más altas del mismo árbol. Todos eran<br />

casi del mismo tamaño. Ninguno de ellos se movía.<br />

—Bastante aburrido —dijo Lex—. No están haciendo nada.<br />

—La manada principal de animales se puede hallar en la llanura herbácea que está a los<br />

pies de ustedes —prosiguió la cinta—. Los podemos excitar con un simple reclamo de<br />

apareamiento.<br />

Un altavoz que había al lado de la cerca emitió un prolongado reclamo nasal, como el<br />

graznido de los gansos.<br />

Desde el campo de hierba que tenían directamente a su izquierda, asomaron seis cabezas<br />

de lagartija, una después de la otra. El efecto era cómico, y Tim rió.<br />

Las cabezas desaparecieron. El altavoz emitió el reclamo otra vez y, una vez más, las<br />

cabezas asomaron, exactamente de la misma manera, una después de la otra. La repetición

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