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PARQUE JURÁSICO - Fieras, alimañas y sabandijas

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escapaba a la comprensión de Grant. Pero, en otro sentido, no le sorprendía: los<br />

paleontólogos habían estado exhumando huesos durante tanto tiempo, que olvidaban<br />

cuan poca información se podía recoger de un esqueleto. Los huesos podían decir algo<br />

sobre el aspecto general de un animal, su talla, su peso; podían decir algo sobre cómo se<br />

adherían los músculos y, en consecuencia, algo sobre la conducta, a muy grandes<br />

rasgos, del animal durante su vida. Podían brindar indicios en cuanto a las pocas<br />

enfermedades que afectaban los huesos. Pero un esqueleto era un elemento pobre para<br />

intentar deducir a partir de él la conducta global de un organismo.<br />

Puesto que los huesos eran todo lo que los paleontólogos tenían, huesos eran lo que<br />

utilizaban. Al igual que sus colegas, Grant era un gran experto en huesos. Y, en alguna<br />

parte del camino, había empezado a olvidarse de las posibilidades indemostrables: que<br />

podrían haber tenido conducta y vida social organizadas según pautas enteramente<br />

misteriosas para sus posteriores descendientes, los mamíferos. Que, puesto que los<br />

dinosaurios fueron pájaros, fundamentalmente...<br />

—¡Oh, Dios mío! —exclamó Grant.<br />

Quedó con la vista clavada en los velocirraptores ordenados en rígida formación a lo<br />

largo de la playa, observando en silencio el barco. Y, de repente, entendió lo que estaba<br />

viendo.<br />

—Esos animales —dijo Gennaro—, están desesperados por escapar de aquí.<br />

—No —repuso Grant—, no quieren escapar en absoluto.<br />

—¿No?<br />

—No: quieren emigrar.<br />

SE ACERCA LA OSCURIDAD<br />

—¡Emigrar! ¡Eso es fantástico! —comentó Ellie.<br />

—Sí —asintió Grant con una risa irónica.<br />

—¿A dónde supones que quieren ir?<br />

—No lo sé —contestó Grant y, en ese momento, los enormes helicópteros irrumpieron<br />

a través de la niebla, atronando y describiendo giros sobre el paisaje, mostrando la parte<br />

inferior de sus fuselajes cargada de armamento. Los velocirraptores se dispersaron,<br />

alarmados, cuando uno de los helicópteros describió un círculo hacia atrás, siguiendo la<br />

línea de la rompiente, y después se desplazó para aterrizar en la playa. Una puerta se<br />

abrió con violencia y soldados vestidos con uniformes verde oliva corrieron hacia Grant y<br />

los suyos. Grant oyó el rápido parloteo de voces hablando en castellano, y vio que<br />

Muldoon ya estaba a bordo con los niños. Uno de los soldados dijo en inglés:<br />

—Por favor, vengan con nosotros. Por favor, no hay tiempo aquí. Síganme.<br />

Grant miró hacia atrás, a la playa en la que habían estado los raptores, pero no los vio.<br />

Todos los animales habían desaparecido. Era como si nunca hubieran existido. Los<br />

soldados tiraban de él, y se dejó llevar por debajo de las aspas, que giraban con ruido<br />

sordo, y trepó a la aeronave por la gran compuerta. Muldoon se inclinó y gritó en la oreja<br />

de Grant:<br />

—Nos quieren fuera de aquí ahora. ¡Lo van a hacer ahora!<br />

Los soldados les empujaron a los asientos y les ayudaron a abrocharse los cinturones.<br />

Tim y Lex saludaron a Grant agitando la mano, y súbitamente vio cuan jóvenes eran y<br />

cuan exhaustos estaban; Lex bostezaba, reclinándose en el hombro de su hermano.<br />

Un oficial se acercó a Grant y gritó:<br />

—Señor, ¿está usted a cargo?<br />

—No. No estoy a cargo.<br />

—¿Quién está a cargo, por favor?<br />

—No lo sé.

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