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PARQUE JURÁSICO - Fieras, alimañas y sabandijas

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Por supuesto que no podía contar las cáscaras reales desde esa distancia y, de todos<br />

modos, hacía mucho se habían roto y estaban esparcidas por el suelo, pero pudo contar<br />

las depresiones que había en el barro: aparentemente, los velocirraptores hacían el nido<br />

poco antes de que se pusieran los huevos, que dejaban una huella permanente en el<br />

barro. Grant también vio pruebas de que uno, por lo menos, se había roto. Reconoció la<br />

existencia de trece animales.<br />

El segundo nido estaba roto por la mitad. Pero Grant estimó que había contenido nueve<br />

cáscaras de huevo. El tercero tenía quince huevos, pero parecía que tres se habían roto<br />

temprano.<br />

—¿Cuál es el total? —preguntó Gennaro.<br />

—Treinta y cuatro nacidos —dijo Grant.<br />

—¿Y cuántos ve?<br />

Grant movió la cabeza en gesto de negación: los animales corrían por todo el<br />

cavernoso espacio interior, entrando en la luz y saliendo de ella con mucha rapidez.<br />

—He estado observando —dijo Ellie, iluminando con la linterna su libreta de<br />

anotaciones—. Habría que tomar fotos para estar seguros, pero todas las marcas que hay<br />

en el hocico de los recién nacidos son diferentes: mi cómputo es de treinta y tres.<br />

—¿Y ejemplares jóvenes, pero de más edad?<br />

—Veintidós. Pero, Alan... ¿no notas algo extraño en ellos?<br />

—¿Como qué?<br />

—El modo en que se disponen. Quiero decir, su ordenamiento en el espacio: se sitúan<br />

en el recinto según una especie de pauta.<br />

Grant frunció el entrecejo.<br />

—Está bastante oscuro... —observó.<br />

—No, mira. Mira tú mismo. Observa a los pequeñitos cuando no están jugando: cuando<br />

están jugando brincan y corren para cualquier parte. Pero, entre juegos, cuando están<br />

quietos, observa cómo orientan el cuerpo. O bien miran hacia esa pared, o hacia la de<br />

enfrente. Es como si se pusieran en fila.<br />

—No lo sé, Ellie. ¿Piensas que hay una metaestructura colonial? ¿Como con las<br />

abejas?<br />

—No, no exactamente. Es más sutil que eso. Simplemente es una tendencia.<br />

—¿Y los bebés la siguen?<br />

—Todos la siguen. Los adultos también. Obsérvalos. Te lo digo: se alinean.<br />

Grant frunció el entrecejo. Daba la impresión de que Ellie tenía razón: los animales se<br />

dedicaban a toda clase de conductas, pero, durante los períodos de pausa, parecían<br />

orientarse de maneras particulares, casi como si hubiera líneas invisibles en el suelo.<br />

—No me lo explico —manifestó—. Quizás haya una brisa...<br />

—Si la hay, no la siento, Alan.<br />

—¿Qué están haciendo? ¿Es algún tipo de organización social, expresada en forma de<br />

estructura espacial?<br />

—Eso no tiene sentido, porque lo hacen todos.<br />

Gennaro levantó su reloj:<br />

—Sabía que esta cosa resultaría útil algún día. —Debajo de la esfera del reloj había<br />

una brújula.<br />

—¿Eso tiene mucha aplicación en el tribunal?<br />

—No. —Gennaro sacudió la cabeza—. Mi esposa me lo dio para que no me perdiera.<br />

—¿Es una broma?<br />

—Nunca se lo pregunté. —Fijó la vista en la brújula—: Bueno —aclaró—, no están<br />

alineados según algo... Supongo que están en posición nordeste-sudoeste, algo así. No<br />

hay una orientación en especial.<br />

—Quizás estén oyendo algo, volviendo la cabeza para poder oír... —aventuró Ellie—<br />

...O quizá no es más que una conducta ritual —prosiguió Ellie—, una conducta

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