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PARQUE JURÁSICO - Fieras, alimañas y sabandijas

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—Estaba pensando —dijo Muldoon— que, cuando lleguen los costarricenses, es<br />

probable que consideren que esta isla es un problema militar. Algo que hay que destruir lo<br />

antes posible.<br />

—Tiene toda la razón —dijo Gennaro.<br />

—La bombardearán desde el aire —prosiguió Muldoon—. Quizá con napalm, quizá con<br />

gas neurotóxico también. Pero desde el aire.<br />

—Espero que lo hagan —aprobó Gennaro—: esta isla es demasiado peligrosa. Todo<br />

animal de esta isla debe ser destruido, y cuanto antes mejor.<br />

—Eso no es satisfactorio —contradijo Grant—. Se puso de pie: Empecemos.<br />

—No creo que lo comprenda, Alan —dijo Gennaro—. Mi opinión es que esta isla es<br />

demasiado peligrosa. Hay que destruirla. Todo animal de esta isla debe ser destruido, y<br />

eso es lo que la Guardia costarricense hará. Creo que debemos dejarlo en sus expertas<br />

manos. ¿Entiende lo que estoy diciendo?<br />

—Perfectamente.<br />

—Entonces, ¿cuál es su problema? Es una operación militar. Dejemos que ellos la<br />

lleven a cabo.<br />

A Grant le dolía la espalda, donde el raptor le había alcanzado con la garra. Dijo:<br />

—No. Nosotros tenemos que hacernos cargo de eso.<br />

—Déjeselo a los expertos —repitió Gennaro.<br />

Grant recordó cómo había encontrado a Gennaro, apenas seis horas atrás: acurrucado<br />

y aterrorizado en la cabina de un camión, en el edificio de mantenimiento. Y, de repente,<br />

perdió los estribos y tomó a Gennaro por el cuello, poniéndole violentamente de espaldas<br />

contra la pared:<br />

—Escúcheme, pedazo de hijo de puta, usted es responsable de esta situación, y va a<br />

empezar a asumirla.<br />

—Lo estoy haciendo —dijo Gennaro, tosiendo.<br />

—No, no lo está haciendo. Usted ha estado rehuyendo su responsabilidad todo el<br />

tiempo, desde el mismísimo comienzo.<br />

—¡No, señor!<br />

—A sus inversores les vendió una empresa que no entendía del todo. Usted era<br />

propietario parcial de un negocio cuya supervisión descuidó. No controló las actividades<br />

de un hombre del que, por experiencia, sabía que era un mentiroso, y permitió que ese<br />

hombre anduviera metiéndose con la tecnología más peligrosa de la historia humana. Yo<br />

diría que usted evadió su responsabilidad.<br />

Gennaro volvió a toser:<br />

—Bueno, pues ahora la estoy asumiendo.<br />

—No. Todavía sigue evadiéndola. Y ya no puede seguir haciéndolo.<br />

Soltó a Gennaro, que se dobló sobre sí mismo, jadeando para recuperar el aliento.<br />

Grant se volvió hacia Muldoon y preguntó:<br />

—¿Qué tenemos que nos sirva como arma?<br />

—Tenemos algunas redes de control y picanas eléctricas.<br />

—¿Son eficaces esas picanas? —pregunto Grant.<br />

—Son como las lanzas detonadoras para tiburones: tienen una punta explosiva con un<br />

condensador eléctrico; lanzan una descarga eléctrica en el momento de tocar el blanco.<br />

Alto voltaje, bajo amperaje. No es mortal, pero no hay duda de que es incapacitante.<br />

—Busquemos el nido.<br />

—¿Qué nido? —preguntó Gennaro, tosiendo.<br />

—El nido de los velocirraptores —contestó Ellie.<br />

—¿El nido de los raptores?<br />

—¿Tiene collares rastreadores con radio? —prosiguió Grant.<br />

—Estoy seguro de que los tenemos.<br />

—Consiga uno. ¿Hay algo más que se puede utilizar para la defensa?

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