PARQUE JURÁSICO - Fieras, alimañas y sabandijas
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se lo comía mientras todavía estaba vivo. Y, en ese momento, Ellie dejó de gritar, empezó<br />
a correr a lo largo del interior de la cerca y Muldoon cerró la puerta con violencia, aturdido<br />
por el horror. ¡Todo había sucedido tan de prisa!<br />
—¿Saltó desde el techo? —preguntó Harding.<br />
Muldoon asintió con la cabeza. Fue hacia la ventana, miró hacia fuera y vio que los tres<br />
velocirraptores que estaban fuera de la cerca se alejaban corriendo. Pero no seguían a<br />
Ellie.<br />
Estaban volviendo hacia el centro de visitantes.<br />
Grant llegó hasta el borde del edificio de mantenimiento y escudriñó lo que tenía<br />
delante, en la niebla: podía oír los gruñidos de los raptores, y parecían estar acercándose.<br />
Ahora podía ver sus cuerpos, pasando frente a él: iban hacia el centro de visitantes.<br />
Miró a Gennaro, que estaba atrás.<br />
Gennaro sacudió la cabeza, negando.<br />
Grant se inclinó para acercársele y le musitó al oído:<br />
—No hay alternativa. Tenemos que establecer contacto con ese barco dentro de quince<br />
minutos. —Y Grant se puso en marcha entre la niebla.<br />
Después de un instante, Gennaro lo siguió.<br />
Ellie no se detuvo a pensar. Cuando los velocirraptores cayeron dentro de la cerca para<br />
atacar a Wu, ella se limitó a dar la vuelta y correr, lo más rápido que podía, hacia el<br />
extremo opuesto del pabellón. Había un espacio de cuatro metros y medio entre la cerca y<br />
el pabellón. Ellie corrió, sin oír si los animales la perseguían: sólo oía su propia<br />
respiración. Dio vuelta a la esquina,<br />
vio un árbol que se alzaba al costado del edificio y saltó, agarrándose a una rama y,<br />
con su propio impulso, osciló hacia arriba. No sintió pánico sino una especie de regocijo<br />
cuando perneó para impulsarse, vio sus piernas ascender frente a su cara y las flexionó<br />
sobre una rama que estaba más arriba, tiró violentamente los talones hacia atrás, tensó<br />
los músculos abdominales y se elevó con rapidez.<br />
Ya estaba a unos cuatro metros del suelo, los velocirraptores todavía no la seguían y<br />
estaba empezando a sentirse muy bien, cuando vio el primer animal al pie del árbol: tenía<br />
la boca cubierta de sangre y de las comisuras le colgaban pedazos de carne desgarrada.<br />
Ellie siguió subiendo con rapidez, poniendo una mano sobre la otra, apenas consiguiendo<br />
un punto de apoyo y avanzando, y casi podía ver la parte superior del edificio. Volvió a<br />
mirar hacia abajo.<br />
Los dos raptores estaban trepando al árbol.<br />
Sintió escalofríos, porque ahora estaba al nivel del techo, podía ver la grava sólo a un<br />
metro de distancia y las pirámides de los tragaluces sobresaliendo sólo de la bruma.<br />
Había una puerta en el techo: podía entrar por ella. Con un solo esfuerzo para impulsarse,<br />
se lanzó por el aire y cayó con todo el cuerpo sobre la grava. No con mucho garbo, se<br />
raspó la cara pero, de alguna manera, su única sensación era de alborozo, como si fuera<br />
una especie de juego en el que estuviera interviniendo, un juego que intentaba ganar.<br />
Corrió hacia la puerta que llevaba al hueco de la escalera. Detrás de ella podía oír a los<br />
raptores sacudiendo las ramas del árbol: todavía estaban en el árbol.<br />
Alcanzó la puerta y dio vuelta al pomo.<br />
La puerta estaba cerrada con llave.<br />
Pasaron unos instantes antes de que el significado de eso penetrara a través de su<br />
euforia: la puerta estaba cerrada con llave. Estaba en el techo y no podía bajar. La puerta<br />
estaba cerrada.<br />
Golpeó en la puerta con los puños cerrados, presa de ira y frustración y, después,<br />
corrió hacia el extremo opuesto del techo, con la esperanza de ver una manera de llegar<br />
abajo, pero únicamente estaba el contorno verde de la piscina, que se discernía entre la