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PARQUE JURÁSICO - Fieras, alimañas y sabandijas

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En ésta encontró toda clase de cosas, envases de cartón con leche, pilas de hortalizas,<br />

un estante con chuletas, pescado..., pero nada de helado.<br />

—¿Todavía quieres helado?<br />

—Ya te lo he dicho, ¿no?<br />

La cámara frigorífica siguiente era enorme, toda ella de acero inoxidable, con un gran<br />

tirador horizontal. Tiró de él, hasta abrirla por completo, y vio una cámara de congelación:<br />

era toda una habitación con una temperatura de muchos grados bajo cero.<br />

—Timmy...<br />

—¿No puedes esperar un momento? —dijo, fastidiado—. Estoy tratando de encontrar<br />

tu helado.<br />

—Timmy... hay algo aquí.<br />

Lex estaba susurrando y, por un instante, las dos últimas palabras no se percibieron.<br />

Entonces, Tim se apresuró a salir del congelador, viendo el borde de la puerta orlado con<br />

humo verde brillante. Su hermana estaba en pie más allá, al lado de la mesa de acero:<br />

mirando en dirección a la puerta de la cocina.<br />

Tim oyó un siseo bajo, como el de una serpiente muy grande. El sonido subía y bajaba<br />

con suavidad. Era apenas audible; hasta podría haber sido el viento pero, de algún modo,<br />

Tim supo que no lo era.<br />

—Timmy —musitó su hermana—, tengo miedo...<br />

El niño se arrastró hacia la puerta de la cocina y miró hacia fuera.<br />

En el oscurecido comedor vio el ordenado patrón rectangular verde conformado por las<br />

tablas de las mesas. Y, moviéndose con suavidad entre ellas, silencioso como un<br />

fantasma, salvo por el escape siseante de la respiración, había un velocirraptor.<br />

En la oscuridad del cuarto de mantenimiento, Grant avanzó a tientas, palpando las<br />

cañerías, para regresar donde estaba la escalera de mano. Le resultaba difícil acertar con<br />

el camino y, por alguna razón, encontraba que el ruido del generador le desorientaba.<br />

Llegó a la escalera y empezó a descender, cuando se dio cuenta de que en el cuarto<br />

había algo más, además del ruido del generador.<br />

Se detuvo, escuchando.<br />

Era un hombre que gritaba.<br />

Parecía la voz de Gennaro.<br />

—¿Dónde está usted? —gritó Grant.<br />

—Por aquí: en el camión.<br />

Grant no podía ver camión alguno. Entornó los ojos para ver en la oscuridad. Observó<br />

con el rabillo del ojo: vio formas verde brillante, que se movían. Después, vio el camión y<br />

se volvió hacia él.<br />

Tim sintió que el silencio era escalofriante.<br />

El velocirraptor medía un metro ochenta de alto, y era muy musculoso, aunque sus<br />

fuertes patas y su cola quedaban ocultas por las mesas. Tim sólo le podía ver el fornido<br />

torso superior, los dos antebrazos tensamente dispuestos a lo largo del cuerpo, las garras<br />

que colgaban. Pudo ver el moteado iridiscente del lomo. El velocirraptor estaba alerta:<br />

mientras avanzaba, miraba de un lado a otro, volviendo la cabeza con movimientos<br />

espasmódicos y bruscos, como los de un ave.<br />

Una gigantesca, silenciosa, ave de rapiña.<br />

El comedor estaba a oscuras pero, en apariencia, el raptor podía ver lo suficientemente<br />

bien como para esquivar las mesas. Avanzaba sin pausa. De vez en cuando se inclinaba,<br />

bajando la cabeza hasta ponerla fuera de la visual, por debajo de las mesas. Tim oyó el<br />

sonido de un olfateo rápido. Después, la cabeza volvía a emerger de manera repentina,<br />

alerta, sacudiéndose atrás y adelante como la de un pájaro.

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