PARQUE JURÁSICO - Fieras, alimañas y sabandijas
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—Sí.<br />
—¿Por qué lo llevamos? —volvió a preguntar Lex.<br />
—Para demostrarle a la gente del centro que los dinosaurios realmente se están<br />
reproduciendo.<br />
—¿Cómo sabe que se están reproduciendo?<br />
—Porque es joven —dijo Grant—. Y por otras razones.<br />
—¿Es un dinosaurio bebé? —preguntó Lex, atisbando a lo largo del haz de la linterna.<br />
—Sí. Ahora, dirige la luz hacia delante, ¿quieres? —Tendió la muñeca hacia la niña,<br />
para que ella viera el reloj:<br />
—¿Qué dice?<br />
—Dice... diez y quince.<br />
—Bien.<br />
—Eso significa que sólo tenemos cuarenta y cinco minutos para ponernos en contacto<br />
con el barco —recordó Tim.<br />
—Debemos de estar cerca —dijo Grant—. Calculo que en este preciso momento<br />
debamos estar casi en el centro de visitantes. —No estaba seguro, pero percibía que el<br />
túnel estaba yendo suavemente hacia arriba, conduciéndolos de vuelta a la superficie, y...<br />
—¡Uau!—gritó Tim.<br />
Irrumpieron a la luz de la mañana con sorprendente velocidad. Había soplado una leve<br />
bruma, que oscurecía de modo parcial el edificio que se alzaba directamente por encima<br />
de ellos.<br />
En seguida Grant vio que era el centro de visitantes. ¡Habían llegado justo frente al<br />
garaje! ¡Habían llegado!<br />
—¡Viva! —gritó Lex—. ¡Lo logramos! ¡Viva!<br />
Empezó a saltar en el asiento, mientras Grant estacionaba el coche en el garaje. A lo<br />
largo de una de las paredes había apiladas jaulas para animales. Pusieron el velocirraptor<br />
en una de ellas, con un cuenco con agua. Después, fueron a la escalera y empezaron a<br />
subir hacia la entrada de la planta baja del centro de visitantes.<br />
—¡Me voy a comer una hamburguesa! ¡Y patatas fritas! ¡Batido de chocolate con leche!<br />
¡No más dinosaurios! ¡Viva!<br />
—Llegaron al vestíbulo y abrieron la puerta.<br />
Y se quedaron en silencio.<br />
En el vestíbulo del centro de visitantes, las puertas de vidrio estaban hechas añicos y<br />
había una fría bruma gris en la cavernosa sala principal. Un cartel en el que se leía<br />
CUANDO LOS DINOSAURIOS REGÍAN LA TIERRA colgaba de uno solo de los goznes,<br />
crujiendo al viento. El gran tiranosaurio robot estaba patas arriba, con sus tuberías y<br />
entrañas metálicas expuestas. Fuera, a través del vidrio, se veían hileras de palmeras,<br />
formas imprecisas en la niebla.<br />
Tim y Lex se acurrucaron contra el escritorio metálico del guardia de seguridad. Grant<br />
había tomado la radio del guardia y estaba probando todos los canales:<br />
—Hola, habla Grant. ¿Hay alguien ahí? Hola, habla Grant.<br />
Lex tenía la mirada fija en el cuerpo del guardia, tendido en el suelo hacia la derecha.<br />
No podía verle más que las piernas y los pies. Grant le había dicho que no mirara,<br />
después de ir al otro lado del escritorio para tomar la radio del cinturón del guardia.<br />
—Hola, aquí Grant. Hola.<br />
Lex estaba inclinada hacia delante, asomándose para ver por encima del borde del<br />
escritorio. Grant la sujetó por la manga:<br />
—Eh, deja eso.<br />
—¿Está muerto? ¿Qué es eso que hay en el suelo? ¿Sangre?<br />
—Sí.<br />
—¿Por qué no es roja?