PARQUE JURÁSICO - Fieras, alimañas y sabandijas
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gran visión de la ciencia, que ya tiene centenares de años de antigüedad —el sueño del<br />
control total— ha muerto en nuestro siglo. Y con ello gran parte de la justificación, lo<br />
racional de la ciencia al hacer lo que hace. Y sólo nos queda el escucharla. La ciencia<br />
siempre ha dicho que ahora no podemos saberlo todo, mas que lo conoceremos algún<br />
día. Pero ya vemos que esto no es cierto. Que sólo es una loca jactancia. Como la de los<br />
locos, los mal encaminados, como el niño que salta desde lo alto de un edificio sólo<br />
porque cree que puede volar.<br />
—Eso es algo muy extremado —comento Hammond, meneando la cabeza.<br />
—Estamos siendo testigos del final de una era científica. La ciencia, al igual que otros<br />
sistemas pasados de moda, se destruye a sí misma. A medida que gana en poder, se<br />
demuestra incapaz de manejar ese poder. Porque ahora las cosas van demasiado aprisa.<br />
Hace cincuenta años, todo el mundo estaba mochales con eso de la bomba atómica. Eso<br />
era poder. Nadie podía imaginarse algo más. Sin embargo, apenas una década después<br />
de la bomba, empezamos a tener poder genético. Y el poder genético es con mucho más<br />
potente que el poder atómico. Y se encontrará en manos de todos. Estará en las<br />
herramientas de los hortelanos del patio de atrás. Para los experimentos de los colegiales.<br />
En laboratorios baratos para terroristas y dictadores. Y esto forzará a todo el mundo a<br />
hacerse idéntica pregunta —«¿Qué debería hacer con mi poder?—, que es precisamente<br />
la misma pregunta que la ciencia afirma no saber responder.<br />
—¿Entonces, qué sucederá? —preguntó Ellie.<br />
Malcolm se encogió de hombros.<br />
—Un cambio.<br />
—¿Qué clase de cambio?<br />
—Todos los cambios importantes son como la muerte —repuso—. No puedes mirar al<br />
otro lado hasta que te encuentras allí.<br />
Y cerró los ojos.<br />
—El pobre hombre... —comentó Hammond, sacudiendo la cabeza.<br />
Malcolm suspiró.<br />
—¿Tienes idea —prosiguió— de lo improbable que resulta que tú, o cualquiera de<br />
nosotros, salgamos vivos de esta isla?<br />
SEXTA ITERACIÓN<br />
REGRESO<br />
Las deficiencias del sistema ahora se volverían graves.<br />
IAN MALCOLM<br />
Con su motor eléctrico zumbando, el cochecito corrió por el oscuro túnel subterráneo.<br />
Grant conducía, con el pie oprimiendo el pedal hasta el suelo. El túnel carecía de rasgos<br />
distintivos, salvo por algún ocasional respiradero de la parte superior que, provisto de<br />
persianas para proteger contra la lluvia, permitía que entrara poca luz. Pero Grant observó<br />
que había deyecciones blancas de animales, endurecidas hasta formar costras, en<br />
muchos sitios: evidentemente, muchos animales habían estado allí.<br />
Sentada al lado de él en el coche, Lex dirigió la linterna hacia la parte de atrás, donde<br />
estaba el velocirraptor:<br />
—¿Por qué tiene problemas para respirar?<br />
—Por el tranquilizante que le inyecté al dispararle.<br />
—¿Se morirá?<br />
—Espero que no.<br />
—¿Se pondrá bien?