PARQUE JURÁSICO - Fieras, alimañas y sabandijas
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—¿Sabe qué es lo que tiene de malo el poder de la ciencia? —prosiguió—. Que es una<br />
forma de riqueza heredada. Y ya sabe usted cuan imbécil es la gente congénitamente<br />
rica. Nunca falla.<br />
—¿De qué está hablando? —preguntó Hammond.<br />
Harding hizo un gesto, indicando delirio. Malcolm le lanzó una mirada.<br />
—Le diré de qué estoy hablando —contestó—: La mayor parte de las distintas clases<br />
de poder exigen un gran sacrificio por parte de quien quiera tener ese poder. Hay un<br />
aprendizaje, una disciplina que dura años. Cualquiera que sea la clase de poder que se<br />
busque. Presidente de la compañía. Cinturón negro de karate. Gurú espiritual. Atleta<br />
profesional. Sea lo que sea lo que se persiga, hay que ponerlo en el tiempo, en la<br />
práctica, en el esfuerzo, hay que sacrificar muchas cosas para lograrlo. Tiene que ser muy<br />
importante para uno. Y, una vez que se alcanza, es el poder de uno mismo; no se puede<br />
delegar: reside en uno. Es, literalmente, resultado de nuestra disciplina.<br />
»Ahora bien: lo interesante de este proceso es que, en el momento en que alguien<br />
adquirió la capacidad de matar con sus manos, también maduró hasta el punto en que<br />
sabía cómo utilizar ese poder. No lo utilizaría de manera imprudente. Así que esa clase de<br />
poder lleva una especie de control incorporado: la disciplina de conseguir el poder cambia<br />
a la persona, de manera que esa persona no hace mal uso de su poder.<br />
«Pero el poder científico es como la riqueza heredada: se obtiene sin disciplina. Una<br />
persona lee lo que otras hicieron, y da el paso siguiente. Puede darlo siendo muy joven.<br />
Se puede progresar muy de prisa. No hay una disciplina que dure muchas décadas. No<br />
hay enseñanza impartida por unos maestros: se pasa por alto a los viejos científicos. No<br />
hay humildad ante la Naturaleza. Sólo existe la filosofía de hacerse-rico-pronto, hacerseun-hombre-rápido.<br />
Engañar, mentir, falsificar, no importa. Ni para uno ni para sus colegas.<br />
Nadie nos critica: nadie tiene pautas. Todos intentan hacer lo mismo: hacer algo grande, y<br />
hacerlo rápido.<br />
»Y, como uno se puede levantar sobre los hombros de los gigantes, se puede lograr<br />
algo con rapidez. Uno ni siquiera sabe con exactitud qué ha hecho, pero ya informó sobre<br />
ello, lo patentó y lo vendió. Y el comprador tendrá aún menos disciplina que el científico:<br />
el comprador simplemente adquiere el poder, como si fuera cualquier bien de consumo. El<br />
comprador ni siquiera concibe que pueda ser necesaria disciplina alguna.<br />
—¿Saben de qué está hablando? —se inquietó Hammond.<br />
Ellie asintió con la cabeza.<br />
—Yo no tengo ni idea —dijo Hammond.<br />
—Lo expresaré en forma sencilla —dijo Malcolm—. Un maestro de karate no mata<br />
gente con las manos desnudas; no pierde los estribos y mata a su esposa. La persona<br />
que mata es la que no tiene disciplina, no tiene restricciones, y que salió y adquirió su<br />
poder como una dosis de droga. Y ésa es la clase de poder que la ciencia fomenta y<br />
permite. Y ésa es la razón por la que usted cree que construir un lugar como éste es<br />
simple.<br />
—Era simple —insistió Hammond. —Entonces, ¿por qué ha salido mal?<br />
Aturdido por la tensión, John Arnold abrió de golpe la puerta que daba al cobertizo de<br />
mantenimiento y entró en la oscuridad interior. ¡Jesús, qué negro estaba! Debió de haber<br />
supuesto que la luz estaría apagada. Sintió el aire frío y las cavernosas dimensiones del<br />
espacio que se extendía dos pisos por debajo de él. Tenía que encontrar una pasarela.<br />
Tenía que ser cuidadoso, o se rompería el cuello.<br />
La pasarela.<br />
Caminaba a tientas, como un ciego, hasta que se dio cuenta de que era inútil: tenía que<br />
conseguir luz dentro del cobertizo. Volvió hasta la puerta y la entreabrió nada más que<br />
unos diez centímetros: eso dio suficiente luz. Pero no había manera de mantener la<br />
puerta abierta. Con celeridad se quitó un zapato y lo colocó en la abertura.