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PARQUE JURÁSICO - Fieras, alimañas y sabandijas

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Con un gruñido profundo, las mandíbulas se abrieron con lentitud y la lengua serpenteó<br />

hacia fuera: era gruesa y negroazulada, con una leve hendidura en la punta; tenía algo<br />

más de un metro de largo y alcanzó con facilidad la pared opuesta del nicho. La lengua se<br />

deslizó sobre los cilindros de filtrado, produciendo el sonido de algo áspero que se<br />

arrastra. Tim y Lex se apretaron contra la cañería.<br />

La lengua se desplazó con lentitud hacia la izquierda; después, hacia la derecha,<br />

azotando húmedamente la maquinaria. La punta se abarquilló alrededor de caños y<br />

válvulas, palpándolos. Tim vio que la lengua tenía movimientos propios, controlados,<br />

como los de la trompa de un elefante. La lengua retrocedió, recorriendo el lado derecho<br />

del nicho. Se arrastró contra las piernas de Lex.<br />

—¡Puajjj! —hizo Lex.<br />

La lengua se detuvo. Se curvó, levantándose como una víbora al lado del cuerpo de la<br />

niña. Después, empezó a subir...<br />

—No te muevas —susurró Tim.<br />

...pasó sobre su cara; después recorrió el hombro de Tim y, por último, se enrolló en<br />

torno de la cabeza del chico. Tim cerró los ojos con fuerza, mientras el viscoso músculo le<br />

cubría la cara: era caliente y húmedo, y hedía a orina.<br />

Enrollada en torno de él, la lengua empezó a arrastrarlo, muy lentamente, hacia las<br />

mandíbulas abiertas.<br />

—Timmy...<br />

Tim no podía contestar: su boca estaba cubierta por la plana lengua negra. Podía ver,<br />

pero no podía hablar. Lex le tironeó de la mano.<br />

—¡Vamos, Timmy!<br />

La lengua le arrastraba hacia la boca resoplante. Sentía el cálido aliento jadeante en<br />

las piernas. Lex tiraba de él, pero no era rival para la potencia muscular que retenía a su<br />

hermano. Tim soltó a Lex y apretó la lengua con ambas manos, tratando de empujarla por<br />

encima de la cabeza: no la podía mover. Hundió los talones en el suelo cubierto de barro,<br />

pero de todos modos rué arrastrado hacia delante.<br />

Lex le había rodeado la cintura con los brazos y estaba empezando a ver estrellas; una<br />

especie de serenidad le invadió, una sensación de pacífica inevitabilidad, mientras era<br />

arrastrado.<br />

—¿Timmy?<br />

Y entonces, de repente, la lengua se aflojó y se desenrolló. Tim la sintió resbalar por su<br />

cara; tenía el cuerpo cubierto por una repugnante saliva blanca pegajosa, y la lengua cayó<br />

laxa al suelo. Las mandíbulas se cerraron de golpe, mordiendo la lengua, de la que<br />

empezó a brotar sangre oscura, que se mezcló con el barro. Los orificios nasales todavía<br />

resoplaban en forma entrecortada.<br />

—¿Qué está haciendo? —chilló Lex.<br />

Y entonces, lenta, muy lentamente, la cabeza empezó a deslizarse hacia atrás,<br />

saliendo del nicho y dejando una larga huella en el barro. Por último, desapareció por<br />

completo, y no pudieron ver nada más que la plateada cortina de agua que caía.<br />

CONTROL<br />

—Muy bien —dijo Arnold, en la sala de control—; el rex está listo. —Se echó hacia<br />

atrás en su silla y sonrió de oreja a oreja mientras encendía un último cigarrillo y estrujaba<br />

el paquete. Lo habían logrado: el paso final para volver el parque al orden. Ahora, todo lo<br />

que tenían que hacer era salir y llevarse el animal.<br />

—Hijo de puta —masculló Muldoon, mirando el monitor—. Le di, después de todo. —Se<br />

volvió hacia Gennaro—. Tardó justo una hora en sentirlo.<br />

Henry Wu frunció el entrecejo, mirando la pantalla:

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