PARQUE JURÁSICO - Fieras, alimañas y sabandijas
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Suspiró:<br />
—Erré el tiro. La batería estaba agotada en las malditas miras láser. Culpa mía. Debí<br />
haberla revisado, después de estar fuera toda la noche pasada. Regresemos y<br />
consigamos más cartuchos.<br />
El jeep se dirigió hacia el Norte, hacia el hotel. Muldoon tomó el micrófono:<br />
—Control.<br />
—Sí —dijo Arnold.<br />
—Nos dirigimos de vuelta a la base.<br />
Ahora el río era muy estrecho y fluía con rapidez. La balsa iba cada vez más de prisa.<br />
Empezaban a tener la sensación de que era como un viaje en un parque de atracciones.<br />
—¡Uiii! —aulló Lex, aferrándose a la borda—. ¡De prisa, más de prisa!<br />
Grant entornó los ojos, mirando hacia delante: el río todavía era estrecho y oscuro<br />
pero, más adelante, pudo ver que los árboles terminaban y que se veía luz brillante de día<br />
y se oía un lejano rugido. El río parecía terminar abruptamente en una peculiar recta<br />
horizontal...<br />
La balsa iba todavía más de prisa.<br />
Grant, presuroso, tomó los remos.<br />
—¿Qué pasa?<br />
—Es una cascada —informó.<br />
La balsa emergió bruscamente de la oscuridad que formaba un toldo sobre él, a la<br />
brillante luz de la mañana, y se lanzó hacia delante, llevada por la veloz corriente hacia el<br />
borde de la cascada. El rugido sonaba con intensidad en sus oídos, Grant remó lo más<br />
vigorosamente que pudo, pero únicamente consiguió que la balsa girara sobre sí misma<br />
en círculos, siguiendo inexorablemente hacia el borde.<br />
Lex se inclinó hacia Grant:<br />
—¡No sé nadar! —Grant vio que la niña no tenía abrochado el chaleco salvavidas, pero<br />
no había nada que él pudiera hacer.<br />
Con aterradora velocidad llegaron al filo de la caída, y el rugido del agua que se<br />
precipitaba pareció llenar el mundo. Grant apretó el remo profundamente en el agua;<br />
sintió cómo se atascaba y resistía, justo en el borde de la cascada. La balsa de goma se<br />
estremecía por la corriente, pero no siguió avanzando. Grant se apoyó con todas sus<br />
fuerzas en el remo y, al mirar sobre el borde del salto de agua, vio la abrupta caída de<br />
quince metros hacia el bullente embalse que esperaba abajo.<br />
Y allí, esperándoles, estaba el tiranosaurio.<br />
Lex chillaba aterrorizada y, en ese momento, la balsa giró y cayó por la cascada,<br />
despidiéndolos por el aire hacia la rugiente masa de agua, hacia la que cayeron de<br />
manera vertiginosa. Grant agitaba los brazos en el aire, y el mundo súbitamente quedó<br />
silencioso y moviéndose en cámara lenta.<br />
A Grant le pareció que caía durante inacabables minutos; tuvo tiempo para observar a<br />
Lex que caía al lado de él, aferrada a su chaleco anaranjado; tuvo tiempo para observar a<br />
Tim, que miraba hacia abajo; tuvo tiempo para observar la congelada cortina blanca del<br />
agua de la cascada; tuvo tiempo para observar el burbujeante embalse que tenía abajo,<br />
mientras caía lenta, silenciosamente, hacia él.<br />
Y entonces, con doloroso chapuzón, Grant se precipitó en el agua fría, rodeado por<br />
bullentes burbujas blancas. Dio tumbos, giró sobre sí mismo y tuvo una rápida visión de la<br />
pata del tiranosaurio, mientras un remolino le hacía pasar a su lado, le arrastraba hacia el<br />
embalse y le arrojaba hacia el río que corría más allá. Grant nadó hacia la orilla, se agarró<br />
a unas rocas tibias, resbaló, asió una rama y', por fin, logró impulsarse fuera de la<br />
corriente principal. Jadeante, se arrastró boca abajo sobre las rocas, y miró hacia el río<br />
justo a tiempo para ver la balsa marrón de goma que pasaba frente a él dando tumbos.