13.05.2013 Views

PARQUE JURÁSICO - Fieras, alimañas y sabandijas

PARQUE JURÁSICO - Fieras, alimañas y sabandijas

PARQUE JURÁSICO - Fieras, alimañas y sabandijas

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

—Control.<br />

—Sí —contestó John Arnold.<br />

—Tenemos otro hadro muerto. Ejemplar joven. —Muldoon se inclinó entre las moscas<br />

y revisó la piel de la planta de la pata derecha: un número estaba tatuado ahí—: El<br />

espécimen es el HD/09.<br />

La radio chasqueó:<br />

—tengo algo para ustedes —anunció Arnold.<br />

—¿Ah, sí? ¿Qué es?<br />

—He encontrado a Nedry.<br />

El jeep irrumpió a través de la línea de palmeras que bordeaba el camino del Este, y<br />

salió a un camino auxiliar más estrecho que llevaba hacia el río de la jungla. Hacía calor<br />

en ese sector del parque, la jungla estaba cerrada y fétida en torno a los dos hombres.<br />

Muldoon movía nerviosamente el selector del monitor del ordenador que había en el jeep,<br />

y que ahora mostraba un mapa del parque, en el que aparecían líneas superpuestas en<br />

retícula.<br />

—Lo encontraron con la televisión por control remoto —dijo—. El sector 1104 está<br />

justamente delante.<br />

Más allá, en el camino, Gennaro vio una barrera de hormigón y estacionó el jeep en<br />

paralelo con ella.<br />

—Tuvo que tomar el desvío equivocado —masculló Muldoon—. Ese grandísimo<br />

bastardo.<br />

—¿Qué se llevó? —preguntó Gennaro.<br />

—Wu dice que quince embriones. ¿Sabe lo que vale eso?<br />

Gennaro negó con la cabeza.<br />

—Entre dos y diez millones de dólares. Un premio grande.<br />

Cuando se acercaron, Gennaro vio el cuerpo que yacía al lado del vehículo. El cadáver<br />

estaba indefinido y verde... pero, en ese momento, formas de color verde huyeron en<br />

todas direcciones, cuando el jeep fue frenando hasta detenerse.<br />

—Compis —dijo Muldoon—. Los compis lo encontraron.<br />

Una docena de procompsognátidos, delicados y pequeños depredadores, no más<br />

grandes que patos, estaba en el borde de la jungla, parloteando con excitación cuando los<br />

hombres bajaron del jeep.<br />

Dennis Nedry yacía boca arriba, con la gordinflona cara de aspecto aniñado ahora roja<br />

y abotagada. Las moscas zumbaban alrededor de la boca completamente abierta y de la<br />

lengua gruesa. El cuerpo estaba mutilado: los intestinos abiertos por el desgarramiento,<br />

una de las piernas perforada a mordiscos. Gennaro volvió la cabeza con rapidez, tan sólo<br />

para ver los pequeños compis, que estaban acuclillados a poca distancia sobre sus patas<br />

traseras y observaban a los hombres con curiosidad. Los dinosauritos tenían manos con<br />

cinco dedos, observó Gennaro. Se enjugaban manos y barbillas, lo que les confería un<br />

carácter aterradoramente humano que...<br />

—Quién lo diría —comentó Muldoon—. No fueron los compis.<br />

—¿Qué?<br />

—¿Ve esas manchas? ¿En la camisa y en la cara de Nedry? ¿Percibe ese olor dulzón,<br />

como de vómito seco, antiguo?<br />

Gennaro hizo girar los ojos hasta ponerlos en blanco: lo percibía.<br />

—Eso es saliva de dilo. Escupitajo de dilofosaurio. Puede ver la lesión de las córneas,<br />

todo ese enrojecimiento. En los ojos es doloroso, pero no es mortal: se cuenta como con<br />

unas dos horas para lavar el salivazo con el contraveneno; lo tenemos en todo el parque,<br />

por las dudas. No es que importe mucho lo de este bastardo: Le cegaron y, después, le<br />

despanzurraron. No es una bonita manera de estirar la pata. A lo mejor, en el mundo hay<br />

justicia después de todo.

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!