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PARQUE JURÁSICO - Fieras, alimañas y sabandijas

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Grant tardó unos instantes en darse cuenta: el monstruo estaba dormido. Sentado con la<br />

espalda enhiesta, pero dormido.<br />

Les hizo una señal a Tim y Lex para que permanecieran donde estaban y caminó<br />

lentamente hacia delante, entrando en el muelle y totalmente a la vista del tiranosaurio. El<br />

enorme animal siguió durmiendo, roncando con suavidad.<br />

Cerca del extremo del muelle, un cobertizo de madera estaba pintado de verde, para<br />

confundirlo con el follaje. En silencio, Grant quitó el cerrojo de la puerta y miró en el<br />

interior: vio media docena de chalecos salvavidas anaranjados colgando de la pared,<br />

varios rollos de malla metálica para cercas, algunos rollos de cuerda, y dos cubos grandes<br />

de goma apoyados en el suelo. Los cubos estaban estrechamente sujetos con unas<br />

cinchas planas de goma.<br />

Balsas.<br />

Grant volvió la mirada hacia Lex.<br />

La niña moduló con los labios, pero sin sonido: No hay bote.<br />

Grant asintió con la cabeza: Sí.<br />

El tiranosaurio alzó su pata anterior para ahuyentar las moscas que le zumbaban<br />

alrededor del hocico. Pero, aparte de eso, no se movió. Grant extrajo uno de los cubos y<br />

lo puso sobre el muelle. Era sorprendentemente pesado. Soltó las fajas y encontró el<br />

cilindro de inflado. Con un fuerte siseo, la goma empezó a expandirse y después, con un<br />

ruido parecido al de un latigazo, se desplegó completamente abierta, sobre el muelle. El<br />

sonido fue aterradoramente intenso para sus oídos.<br />

Grant se volvió y contempló al dinosaurio.<br />

Éste gruñó y resopló. Empezó a moverse. Grant se preparó para correr, pero el animal<br />

cambió de posición su voluminoso y pesado cuerpo y, después, volvió a ponerse de<br />

espaldas contra el tronco, lanzando un largo y retumbante eructo.<br />

Lex hizo un gesto de asco, y se cubrió la cara con la mano.<br />

Grant estaba empapado en sudor por la tensión. Arrastró la balsa de goma por el<br />

muelle y la echó al agua, donde produjo un fuerte ruido de chapoteo.<br />

El dinosaurio siguió durmiendo.<br />

Grant amarró la balsa al muelle y volvió al cobertizo para tomar dos chalecos<br />

salvavidas. Los puso en la balsa y, después, les hizo a los niños ademán de que fueran al<br />

muelle.<br />

Pálida por el miedo, Lex le contestó con un movimiento de cabeza: No.<br />

Grant gesticuló: Sí.<br />

El tiranosaurio seguía durmiendo.<br />

Grant acuchilló el aire con un dedo enfático, Lex acudió en silencio, y Grant le hizo<br />

gesto de que entrara en la balsa; después lo hizo Tim, y ambos se pusieron los chalecos.<br />

Grant entró después y alejó la balsa del muelle. Flotaron silenciosamente a la deriva,<br />

hacia la laguna. Grant levantó los remos y los encajó en las horquillas. Se alejaron más<br />

del muelle.<br />

Lex se sentó, y suspiró ruidosamente, con alivio. En ese momento, su cara mostró<br />

aflicción, y se puso la mano sobre la boca. El cuerpo se le sacudía, y emitía sonidos<br />

amortiguados: estaba conteniendo la tos.<br />

¡Siempre tosía en mal momento!<br />

—Lex —le susurró Tim con ferocidad, volviendo la cabeza hacia la orilla.<br />

La niña sacudió la cabeza, con gesto de desdicha, y señaló su cuello: le picaba la<br />

garganta. Lo que necesitaba era un sorbo de agua. Grant estaba remando y Tim se<br />

inclinó sobre la borda de la balsa, metió la mano en la laguna, la llenó de agua y luego la<br />

tendió hacia su hermana.<br />

Lex tosió ruidosamente, de manera explosiva. Para los oídos de Tim, el sonido resonó<br />

por el agua como si hubiera sido un escopetazo.

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