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PARQUE JURÁSICO - Fieras, alimañas y sabandijas

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Tim se apoyó en el aplastado Crucero de Tierra y miró a su alrededor. Tenía que volver<br />

a reunirse con los demás, pero no quería perderse. Sabía que estaba en algún sitio del<br />

parque, probablemente no muy lejos del camino principal. Si tan sólo se pudiera orientar.<br />

No podía ver mucho, pero...<br />

Y entonces recordó las lentes.<br />

A través del parabrisas roto trepó al interior del Crucero, y halló las lentes para visión<br />

nocturna y la radio; la radio estaba rota y en silencio, así que la dejó. Pero las lentes<br />

todavía funcionaban. Las encendió: vio la reconfortantemente familiar imagen color verde<br />

fosforescente.<br />

Con las lentes puestas, vio la derribada cerca, a su izquierda, y caminó hacia ella. La<br />

cerca tenía cuatro metros de alto, pero el tiranosaurio la había aplastado con facilidad.<br />

Tim la cruzó presuroso, paso por un sector de follaje denso, y salió al camino principal.<br />

A través de las lentes vio el otro Crucero de Tierra, caído sobre un costado. Corrió<br />

hacia él, tomó aliento y miró en el interior: el coche estaba vacío. No había señales del<br />

doctor Grant ni del doctor Malcolm.<br />

¿Dónde habían ido?<br />

¿Dónde se habían ido todos?<br />

Sintió un pánico repentino, de pie, solo, en el camino de la jungla, de noche, con ese<br />

coche vacío, y rápidamente giró en círculos, viendo cómo el mundo verde brillante que le<br />

mostraban las lentes daba vueltas como un remolino. Algo descolorido que estaba a un<br />

lado del camino atrajo su mirada y fue hacia eso con precaución. Lo recogió: era la pelota<br />

de béisbol de Lex. Le quitó el barro.<br />

—¡Lex!<br />

Tim gritó lo más fuerte que pudo, sin importarle si los animales le oían. Escuchó, pero<br />

sólo le llegó el viento, y el retintín de gotas de lluvia cayendo de los árboles.<br />

—¡Lex!<br />

Vagamente recordaba que su hermana estaba en el Crucero de Tierra cuando el<br />

tiranosaurio les atacó. ¿Se había quedado allí? ¿O había huido? Los sucesos del ataque<br />

estaban confusos en su mente. No recordaba exactamente lo ocurrido. Tan sólo pensar<br />

en eso le inquietaba. Se detuvo en el camino, jadeando de pánico.<br />

—¡Lex!<br />

La noche parecía querer envolverle. Sintiendo pena por sí mismo, se sentó en un frío<br />

charco de lluvia del camino y lloriqueó un rato. Cuando finalmente cesó, todavía oía un<br />

lloriqueo. También había un sonido extraño, sordo, de algo que golpeaba rítmicamente;<br />

era débil, y parecía provenir de algún lugar camino arriba.<br />

—¿Cuánto tiempo ha pasado? —preguntó Muldoon, volviendo a la sala de control.<br />

Llevaba una caja metálica negra.<br />

—Media hora.<br />

—El jeep de Hardy ya debería de estar aquí.<br />

Arnold aplastó su cigarrillo:<br />

—Estoy seguro de que llegará en cualquier momento.<br />

—¿Todavía no hay señales de Nedry? —preguntó Muldoon.<br />

—No. Todavía no.<br />

Muldoon abrió la caja, que contenía seis radios portátiles:<br />

—Voy a distribuirlas entre la gente del edificio. —Le alcanzó una a Arnold—. Tome el<br />

cargador también. Se les ha agotado la corriente: estas son nuestras radios de<br />

emergencia, pero, naturalmente, nadie las enchufó para recargarlas. Déjela que cargue<br />

unos veinte minutos y después trate de ver si consigue los coches.<br />

Henry Wu abrió la puerta que indicaba FERTILIZACIÓN, y entró en el oscurecido<br />

laboratorio. Allí no había nadie; aparentemente, todos los técnicos todavía estaban<br />

cenando. Wu fue directamente a una terminal del ordenador y tecleó los registros

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