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PARQUE JURÁSICO - Fieras, alimañas y sabandijas

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Sería mejor que descubriera dónde demonios estaba.<br />

Salió del jeep, sintiendo que pesadas gotas de lluvia le salpicaban la cabeza. Era una<br />

verdadera tormenta tropical, y llovía tan intensamente que dolía. Le echó un vistazo al<br />

reloj, apretando el botón para iluminar la esfera digital: habían pasado seis minutos.<br />

¿Dónde demonios estaba? Caminó alrededor de la barrera de hormigón y, al otro lado,<br />

junto con la lluvia, oyó el sonido de agua gorgoteante. ¿Podía ser el océano? Nedry corrió<br />

hacia delante, sus ojos se adaptaban a la oscuridad a medida que avanzaba. Jungla<br />

densa por todos lados. Gotas de lluvia abofeteando las hojas.<br />

El sonido de gorgoteo se hizo más intenso, atrayéndole hacia delante. De pronto salió<br />

del follaje, sintió que los pies se le hundían en tierra suave y vio la corriente oscura del río.<br />

¡El río! ¡Estaba en el río de la jungla!<br />

«Maldita sea», pensó. ¿En qué parte del río? El río recorría kilómetros a través de la<br />

isla. Volvió a mirar su reloj: habían pasado siete minutos.<br />

—Tienes un problema, Dennis —dijo en voz alta.<br />

Como en respuesta a sus palabras, se oyó el suave ulular de un búho en el bosque.<br />

Nedry apenas si se dio cuenta; estaba preocupado por su plan. El hecho liso y llano era<br />

que el tiempo se le había agotado. Ya no había opción. Tenía que abandonar su plan<br />

original. Todo lo que podía hacer era regresar a la sala de control, volver a poner en<br />

Funcionamiento el ordenador y, de alguna manera, tratar de ponerse en contacto con<br />

Dodgson y arreglar la cita en el muelle este para la noche siguiente. Nedry tenía que<br />

pasar por terreno escabroso para que ese nuevo plan funcionara, pero creía que podría<br />

lograrlo. En forma automática, el ordenador hacía el registro cronológico de todas las<br />

llamadas: después de que Nedry consiguiera comunicarse con Dodgson, tendría que<br />

volver a entrar en el ordenador y borrar el registro de la llamada. Pero una cosa era<br />

segura: ya no podía permanecer en el parque más tiempo, porque se darían cuenta de su<br />

ausencia.<br />

Nedry empezó a volver, dirigiéndose hacia el fulgor de los faros del jeep. Estaba calado<br />

hasta los huesos y se sentía desdichado. Oyó el suave ulular una vez más y, esta vez, se<br />

detuvo: realmente eso no sonaba como si fuera un búho. Y le parecía que estaba cerca,<br />

en la jungla, en algún lugar hacia su derecha.<br />

Mientras escuchaba, oyó el sonido de ramas que se rompían en el parque bajo.<br />

Después, silencio. Aguardó y volvió a oír: sonaba claramente como algo grande, que se<br />

movía lentamente por la jungla hacia él.<br />

Algo grande, algo cercano. Un dinosaurio grande.<br />

Vete de aquí.<br />

Nedry empezó a correr. Hizo mucho ruido mientras corría pero, aun así, pudo oír al<br />

animal que venía entre el follaje, aplastándolo a su paso. Y ululando.<br />

Se estaba acercando.<br />

Tropezando con las raíces de los árboles en la oscuridad, abriéndose camino a<br />

arañazos por entre las goteantes ramas, vio el jeep ahí delante, y las luces que brillaban<br />

alrededor de la pared vertical de la barrera le hicieron sentirse mejor: Dentro de un<br />

instante estaría en el jeep y, entonces, se largaría de allí a toda velocidad. Dio vuelta a la<br />

barrera gateando y, entonces, quedó congelado.<br />

El animal estaba ahí.<br />

Pero no estaba cerca. El dinosaurio se erguía a unos doce metros de distancia, en el<br />

borde de la zona iluminada por los faros. Nedry no había hecho la gira, de modo que no<br />

conocía los diferentes tipos de dinosaurios, pero éste tenía un aspecto extraño: el cuerpo,<br />

de tres metros de alto, era amarillo con puntos negros y, a lo largo de la cabeza, corría un<br />

par de crestas rojas con forma de V. El dinosaurio no se movió pero, una vez más, emitió<br />

su suave ulular.<br />

Nedry esperó para ver si el animal atacaba. No lo hizo. Quizá los faros del jeep le<br />

asustaban, forzándole a mantenerse a distancia, como si fuera una fogata.

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