PARQUE JURÁSICO - Fieras, alimañas y sabandijas
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impresas con más fuerza en la arena. Tina estaba mirando las huellas ociosamente,<br />
cuando oyó un sonido como de gorjeo, seguido por un siseo de hojas en la espesura del<br />
manglar.<br />
¿Los perezosos producían un sonido como de gorjeo? Tina no lo creía, pero no estaba<br />
segura. Era probable que el gorjeo se debiera a algún ave marina. Tina respiró en<br />
silencio, sin moverse, oyendo de nuevo el siseo y, al final, vio la fuente de los sonidos: a<br />
unos pocos metros de distancia, una lagartija surgió de entre las raíces de mangle y la<br />
miró con curiosidad.<br />
Tina contuvo la respiración: ¡un nuevo animal para su lista! La lagartija se irguió sobre<br />
sus patas traseras, balanceándose sobre su gruesa cola, y miró con fijeza a la niña.<br />
Erguida de ese modo, tenía casi treinta centímetros de alto; era de color verde oscuro con<br />
listas marrones a lo largo del lomo. Sus diminutas patas anteriores remataban en dedos<br />
pequeños, que se agitaban rápidamente en el aire. La lagartija alzó la cabeza cuando<br />
miró a Tina.<br />
La niña pensó que el animal era lindo. Parecía una especie de salamandra grande.<br />
Tina alzó la mano y movió los dedos, en respuesta al movimiento que el animal hacía con<br />
los suyos.<br />
La lagartija no estaba asustada. Se le acercó, caminando enhiesta sobre las patas<br />
traseras. Era apenas mayor que una gallina y, al igual que una gallina, meneaba la<br />
cabeza hacia delante y hacia atrás al caminar.<br />
Tina pensó que sería una maravillosa mascota.<br />
Observó que la lagartija dejaba huellas con tres dedos, que tenían la apariencia exacta<br />
de las de un pájaro. Se acercó más a Tina, mientras ésta permanecía sentada en la arena<br />
y la observaba; la niña mantenía el cuerpo quieto, pues no quería asustarla. Estaba<br />
sorprendida de que se le acercara tanto, pero recordó que estaba en un parque nacional.<br />
Todos los animales del parque debían de saber que estaban protegidos. Probablemente<br />
esa lagartija era mansa; quizás hasta esperase que la niña le diera algo que comer. Por<br />
desgracia no tenía nada que darle. Con lentitud, Tina tendió la mano abierta, con la palma<br />
hacia arriba, para mostrar que no tenía comida.<br />
La lagartija se detuvo. Alzó la cabeza y gorjeó. Produjo un sonido chirriante<br />
característico, como el de un pájaro.<br />
—Lo siento —dijo Tina—. Sencillamente no tengo qué darte.<br />
Y entonces, sin previo aviso, la lagartija saltó sobre la mano tendida de la niña: Tina<br />
pudo sentir los deditos de las patas pellizcándole la piel de la palma, y sintió el<br />
sorprendente peso del cuerpo del animal, que le llevaba el brazo hacia abajo.<br />
Y entonces, la lagartija le trepó por el brazo, en dirección a la cara.<br />
—Ojalá pudiera verla —dijo Ellen Bowman, entrecerrando los ojos por la luz del sol—.<br />
Eso es todo: sólo verla.<br />
—Estoy seguro de que está bien —contestó Mike, seleccionando cuidadosamente<br />
entre las cosas que había en el almuerzo preparado y embalado por el hotel: había un<br />
poco apetitoso pollo a la parrilla y algo así como pastel de carne. Y no era que Ellen fuera<br />
a comer nada de eso.<br />
—¿No crees que se haya ido de la playa? —preguntó Ellen.<br />
—No, tesoro, no lo creo.<br />
—¡Me siento tan aislada aquí!<br />
—Creí que eso era lo que querías —dijo él, sintiéndose exasperado.<br />
—Y así es.<br />
—En tal caso, ¿cuál es el problema?<br />
—Es sólo que me gustaría poder verla.<br />
Y entonces, desde la lejanía de la playa y traída por el viento, oyeron la voz de su hija:<br />
estaba gritando.