1. Llegando - Fieras, alimañas y sabandijas

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mediodía en extremo caluroso, pueden retirarse a las galerías subterráneas, donde la temperatura no varía tanto. En ciertas zonas del norte de Australia, donde hay fuertes lluvias estacionales, la tierra queda tan inundada durante parte del año que esas migraciones hacia las profundidades no son posibles. Sin embargo, una especie encontró una solución. La colonia construye un termitero cuneiforme rectangular de alrededor de cinco metros de altura con el borde estrecho en la parte alta; cada cara puede tener unos tres metros de ancho y el termitero está alineado de manera que el fino borde de la cúspide sigue la línea norte-sur. Por esta razón esta especie se denomina termita magnética. Pero el estímulo que lleva a estos termes a orientar su edificio de esta forma no tiene nada que ver con el magnetismo sino con el calor. Por la mañana la colonia puede estar muy fría, porque en ese lugar la temperatura nocturna baja a cinco grados bajo cero; pero una cara ancha del termitero mira hacia el este y por lo tanto recoge todo el calor del sol naciente. En ese momento los termes se congregan en las galerías de la cara este. Más tarde, al levantarse el sol y calentarse el aire, la superficie exterior del termitero puede estar tan caliente que sea casi doloroso tocarla, pero al mediodía, en el momento de máximo calor, el sol sólo incide en el estrecho borde superior, lo cual disminuye sus efectos. Cuando el sol está poniéndose y la temperatura baja, queda iluminada la cara oeste, la este está en sombra y los termes pueden dirigirse a las galerías que más les convengan. A decir verdad, aunque todos los termiteros de termitas magnéticas de una zona están dispuestos en paralelo, no siempre siguen la línea norte-sur. Puede haber una variación de hasta diez grados al este o al oeste. La razón de ello es que el sol no es el único factor que afecta a la temperatura de las colonias: los vientos predominantes, la configuración de montañas cercanas y muchos otros factores también pueden tener un efecto y hacer que sea más ventajoso que los termiteros estén un poco desviados hacia un lado o hacia otro del norte magnético. Como los termes no responden al magnetismo sino al calor, actúan en consecuencia. Esto no quiere decir que estos termes no posean una percepción del campo magnético de la tierra; al contrario, la tienen y muchas otras especies también. Se abalizaron experimentos en que se disponían poderosos imanes en torno a un termitero para distorsionar el ambiente magnético. Los termes continuaron construyendo su morada con el extremo señalando en la misma dirección que antes, pero cambiaron la disposición de sus cámaras alargadas del interior; parece ser que los obreros que construyen galerías en la oscuridad total se orientan y coordinan su trabajo detectando el campo magnético de la Tierra. Los termes que viven en partes del trópico en que todo el año hay humedad, se enfrentan a diferentes problemas. En tales lugares las abundantes lluvias originan un alta y espesa selva bajo la cual el aire es cálido y húmedo. Por lo tanto, no tienen que enfrentarse con grandes variaciones diarias de esos factores. Su principal peligro es que toda su casa queda empapada e inundada. Por eso aquí los termes construyen torres circulares con el techo cónico, cuyos aleros se proyectan hacia fuera, de forma que el agua que cae de la torre va a parar a cierta distancia de su base; cada piso posterior tiene su propio tejado, por lo que al final el edificio parece una pagoda. Todo lo mayor que sea el termitero, mayor necesidad hay de climatizarlo. Uno de

los mayores lo construye una especie africana con soldados muy agresivos, llamada termita belicosa. Pero, además, esta especie en concreto tiene mayor necesidad de controlar la temperatura de sus cámaras. Muchos otros termes digieren su comida poco nutritiva de detritos vegetales con ayuda de microorganismos de su intestino, pero las termitas belicosas pertenecen a un grupo que utiliza un sistema de digestión diferente. Lo hacen mediante un hongo. Los obreros no comen casi otra cosa que madera muerta, y aunque absorben una pequeña cantidad en el intestino, sus excrementos contienen gran cantidad de alimento sin aprovechar. Por eso defecan en cámaras especiales dentro del nido y sobre ese estiércol cultivan sus hongos. Los filamentos de éstos penetran en la masa de estiércol absorbiendo gran cantidad de él, cambiando la naturaleza del residuo, produciendo aquí y allá pequeños órganos reproductores parecidos a alfileres de cabeza blanca. Después de que los excrementos han sido tratados de esta manera durante unas seis semanas, los termes los pueden comer y digerir junto con el hongo y sus órganos reproductores. El hongo que realiza este servicio pertenece a un grupo que sólo vive en los termiteros, y cada especie de termes cultiva su especie de hongo exclusiva. Los termes dependen de él por completo, igual que él depende de los termes y crece mejor dentro de un margen de temperaturas preciso: 30–31 0 C. Sin embargo, los procesos de descomposición en los jardines de hongos producen gran cantidad de calor y lo mismo ocurre con el millón y medio de termes que viven en la colonia. También se enrarece el aire por el consumo de oxígeno y la aportación de dióxido de carbono producto de la respiración como ocurre con todos los animales. Para una colonia de termes cultivadores de hongos, por lo tanto, es vital un eficaz sistema de climatización. Lo consiguen mediante soluciones arquitectónicas. Aunque en toda el área de distribución de la termita belicosa el clima es bastante parecido, los suelos pueden variar y la especie adapta el diseño del termitero a la disponibilidad y dureza del material. Algunos son bóvedas enormes de dos metros de altura, otros, montículos bajos, y en suelos arenosos son casi completamente subterráneos. En una pequeña región de Nigeria, cada termitero es un grupo de torretas y alminars en torno a una torre central que puede llegar a seis metros de altura. Este modelo particular contiene un sistema de refrigeración de insuperable elegancia. La parte principal del nido está bajo tierra, debajo de las torres. A dos metros de profundidad hay un gran sótano circular de unos tres metros de diámetro y unos sesenta centímetros de altura, lo suficiente como para que una persona pueda introducirse. El suelo, ondulado, está tachonado de pozos que descienden otros tres metros o más hasta llegar al acuífero. Pocos termes se encuentran aquí abajo. Los que vienen son pálidos obreros que descienden en largas columnas a los pozos para recoger el barro húmedo que hace falta para construir en otra parte. La escala de las estructuras que les rodean es tan desproporcionada, que parecen equipos de porteadores dirigiéndose a una mina a través de una cordillera. En el centro del suelo se encuentra una gruesa columna de arcillas soporte de una espesa plataforma de tierra que forma el techo del sótano. Sobre él se dispone el núcleo central del termitero con sus niveles de cámaras de incubación, jardines de hongos, almacenes de comida y la cámara real, donde moran el rey y la reina. Es en la parte inferior de esta plataforma donde las termitas belicosas construyen su

los mayores lo construye una especie africana con soldados muy agresivos, llamada<br />

termita belicosa. Pero, además, esta especie en concreto tiene mayor necesidad de<br />

controlar la temperatura de sus cámaras. Muchos otros termes digieren su comida<br />

poco nutritiva de detritos vegetales con ayuda de microorganismos de su intestino,<br />

pero las termitas belicosas pertenecen a un grupo que utiliza un sistema de<br />

digestión diferente. Lo hacen mediante un hongo. Los obreros no comen casi otra<br />

cosa que madera muerta, y aunque absorben una pequeña cantidad en el intestino,<br />

sus excrementos contienen gran cantidad de alimento sin aprovechar. Por eso<br />

defecan en cámaras especiales dentro del nido y sobre ese estiércol cultivan sus<br />

hongos. Los filamentos de éstos penetran en la masa de estiércol absorbiendo gran<br />

cantidad de él, cambiando la naturaleza del residuo, produciendo aquí y allá<br />

pequeños órganos reproductores parecidos a alfileres de cabeza blanca. Después de<br />

que los excrementos han sido tratados de esta manera durante unas seis semanas,<br />

los termes los pueden comer y digerir junto con el hongo y sus órganos<br />

reproductores.<br />

El hongo que realiza este servicio pertenece a un grupo que sólo vive en los<br />

termiteros, y cada especie de termes cultiva su especie de hongo exclusiva. Los<br />

termes dependen de él por completo, igual que él depende de los termes y crece<br />

mejor dentro de un margen de temperaturas preciso: 30–31 0 C. Sin embargo, los<br />

procesos de descomposición en los jardines de hongos producen gran cantidad de<br />

calor y lo mismo ocurre con el millón y medio de termes que viven en la colonia.<br />

También se enrarece el aire por el consumo de oxígeno y la aportación de dióxido<br />

de carbono producto de la respiración como ocurre con todos los animales. Para<br />

una colonia de termes cultivadores de hongos, por lo tanto, es vital un eficaz<br />

sistema de climatización.<br />

Lo consiguen mediante soluciones arquitectónicas. Aunque en toda el área de<br />

distribución de la termita belicosa el clima es bastante parecido, los suelos pueden<br />

variar y la especie adapta el diseño del termitero a la disponibilidad y dureza del<br />

material. Algunos son bóvedas enormes de dos metros de altura, otros, montículos<br />

bajos, y en suelos arenosos son casi completamente subterráneos. En una pequeña<br />

región de Nigeria, cada termitero es un grupo de torretas y alminars en torno a una<br />

torre central que puede llegar a seis metros de altura. Este modelo particular<br />

contiene un sistema de refrigeración de insuperable elegancia.<br />

La parte principal del nido está bajo tierra, debajo de las torres. A dos metros de<br />

profundidad hay un gran sótano circular de unos tres metros de diámetro y unos<br />

sesenta centímetros de altura, lo suficiente como para que una persona pueda<br />

introducirse. El suelo, ondulado, está tachonado de pozos que descienden otros tres<br />

metros o más hasta llegar al acuífero. Pocos termes se encuentran aquí abajo. Los<br />

que vienen son pálidos obreros que descienden en largas columnas a los pozos para<br />

recoger el barro húmedo que hace falta para construir en otra parte. La escala de<br />

las estructuras que les rodean es tan desproporcionada, que parecen equipos de<br />

porteadores dirigiéndose a una mina a través de una cordillera.<br />

En el centro del suelo se encuentra una gruesa columna de arcillas soporte de<br />

una espesa plataforma de tierra que forma el techo del sótano. Sobre él se dispone<br />

el núcleo central del termitero con sus niveles de cámaras de incubación, jardines<br />

de hongos, almacenes de comida y la cámara real, donde moran el rey y la reina. Es<br />

en la parte inferior de esta plataforma donde las termitas belicosas construyen su

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