1. Llegando - Fieras, alimañas y sabandijas
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un excremento de ave; y para que no se adivine su silueta simétrica de escarabajo,<br />
estira una pata delantera blanca y aplanada hacia un lado dando a entender que la<br />
defecación en cuestión era bastante líquida y había salpicado.<br />
Pero este juego lo pueden jugar las dos partes. Igual que la presa puede utilizar<br />
disfraces para escapar a los cazadores, los cazadores pueden usarlos para tender<br />
emboscadas.<br />
La especie de pejesapo que vive en el Mar de los Sargazos tiene una serie de<br />
manchas y dibujos que imitan a los sargazos –algas flotantes– tan bien, que el pez<br />
es prácticamente invisible al ojo humano, igual que al de un pequeño pez, un<br />
camarón o cualquier otro organismo marino que pueda encontrarse en las aguas<br />
superficiales de ese mar en calma. Incluso una imitación tan perfecta serviría de<br />
poco si el pez tuviera que mover las aletas para mantener la posición en el agua o si<br />
tuviera que moverse independientemente del alga. Eso no ocurre. Sus aletas<br />
pectorales tienen los músculos dispuestos de tal manera que pueden sujetarse a las<br />
frondas del alga que le rodean. Cuando el alga oscila, también lo hace el pez.<br />
En las selvas de Malasia, los insectos que visitan las elegantes flores blancas de<br />
una orquídea, pueden estar metiéndose en la boca del lobo. Uno de los pétalos<br />
carnosos súbitamente se mueve y dos brazos con ganchos se disparan de su<br />
extremo. El disfraz de la mantis orquídea es casi perfecto; el recubrimiento del<br />
cuerpo y las expansiones de las patas se corresponden exactamente con el tono y la<br />
textura de los pétalos de la orquídea.<br />
Ni el ojo de un insecto ni el humano es probable que noten el engaño hasta que<br />
la mantis se mueva. Entonces, para la mosca, es demasiado tarde.<br />
Algunos cazadores ocultos van más lejos: ponen cebos en sus trampas. El<br />
Acantofis cerastino, una víbora del desierto australiano, se parece tanto al color y<br />
forma de la grava que es casi imposible de detectar a menos que haga un<br />
movimiento que atraiga la atención hacia ella. Y se mueve: el extremo de su cola es<br />
rosado, delgado y muy móvil. La serpiente lo hace serpentear de forma que ese<br />
apéndice aparentemente distinto del cuerpo parezca algún tipo de apetitoso<br />
gusano. Un ave que creyera eso e intentara comérselo, moriría al instante. En<br />
América del Sur, un sapo cornudo atrae a su presa de forma casi increíble:<br />
moviendo los dedos.<br />
Otros cazadores utilizan objetos como cebo. Una pequeña chinche asesina de<br />
Costa Rica, una vez que ha capturado una termita y absorbido sus jugos corporales,<br />
sostiene la carcasa vacía entre sus mandíbulas y se aposta junto a una entrada del<br />
termitero. Cuando una obrera que sale del termitero ve el cadáver, se dirige a<br />
recogerlo y retirarlo porque esto es parte de sus labores de limpieza; al ir a hacerlo,<br />
la chinche la captura con sus piezas bucales en forma de daga. Una vez más, el<br />
cazador se alimenta y utiliza los restos de su comida como cebo para atraer otra<br />
víctima. Una sola chinche puede capturar diez o más termes en una sucesión así.<br />
En Japón algunas garcillas utilizan cebo de la misma manera que los pescadores de<br />
caña. Para hacerlo, recogen en las orillas del lago insectos vivos o muertos, o<br />
trocitos de pan y galletas arrojados por los visitantes. Cuando tienen uno, lo lanzan<br />
al agua, donde queda flotando, en seguida se acercan pequeños peces para<br />
comérselo, momento que aprovecha la garcilla para ensartarlos con el pico y<br />
tragarlos. Algunas de las garcillas no utilizan cebo comestible sino objetos como<br />
plumas. Esta habilidad, al parecer, la han adquirido hace poco, porque sólo una