1. Llegando - Fieras, alimañas y sabandijas
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puede compararse con la lengua de un colibrí, es tan larga como para saquear los<br />
nectarios desde esa posición.<br />
Más avanzada la estación, las plantas les ofrecen a los animales una comida de<br />
diferente tipo y por distintas razones. Después de que las flores hayan sido<br />
fecundadas se desarrollan las semillas; también éstas tienen que dispersarse<br />
porque es mejor que la siguiente generación crezca alejada de la planta madre,<br />
donde no le perjudique su sombra ni le priven de alimento sus raíces. Ciertas<br />
semillas son tan ligeras como para que se las lleve el viento, pero las más grandes<br />
sólo las pueden transportar animales y, una vez más, el pago es en forma de<br />
comida.<br />
Las higueras engloban sus numerosas semillas en infrutescencias de dulce<br />
pulpa; cuando una de las que viven en las selvas sudamericanas da fruto, acuden<br />
manadas de animales desde kilómetros a la redonda. Estos higos no son mayores<br />
que una bellota, pero hay enormes cantidades de ellos y todo tipo de animales los<br />
encuentran irresistibles; una atmósfera de carnaval rodea dichos árboles. Los<br />
conflictos que en otro momento pueden existir entre los animales se olvidan<br />
durante el festín general. Los monos lanudos y aulladores, monos araña,<br />
capuchinos y titíes se agolpan para alcanzar los frutos. Las cotorras y los<br />
guacamayos los arrancan con el pico. Los tucanes los toman de uno en uno y los<br />
lanzan al aire para recogerlos en el fondo de la garganta. Las semillas contenidas en<br />
los frutos atraviesan el conducto digestivo de los comensales sin sufrir daño alguno<br />
y son defecadas, con suerte, a cierta distancia.<br />
Sin embargo, para la planta puede ser un inconveniente que sus frutos sean muy<br />
digeribles. Como el fruto no es muy nutritivo en relación a su volumen, los<br />
animales que los comen deben consumir muchos; a menos que adquieran un<br />
estómago grande y engorroso, tienen que digerirlos pronto y eliminar los desechos:<br />
y eso es lo que hacen. Algunas aves frugívoras pueden tragar una fruta y cinco<br />
minutos después defecar los restos. A causa de ello, muchas de las semillas caen al<br />
suelo cerca de donde el animal las había recogido, frustrando las expectativas de la<br />
planta; pero por lo menos algunas permanecen en el estómago y los intestinos para<br />
que el animal, ya saciado, las lleve con él al partir.<br />
Algunos animales tratan con semillas mucho más grandes. La nuez moscada,<br />
completa con su corteza comestible, es casi tan grande como un huevo de gallina,<br />
con un diámetro de unos cinco centímetros. La paloma imperial verde puede<br />
desencajar la mandíbula inferior –caso único entre las aves– y agrandar la boca no<br />
sólo vertical sino también horizontalmente y tragar una nuez moscada que es algo<br />
mayor que su propia cabeza. Las semillas de este tamaño permanecen en la molleja<br />
poco tiempo, el necesario para que la corteza se desprenda; luego el ave, quizá<br />
cuando se encuentre en un posadero habitual, regurgita la nuez moscada y ésta cae<br />
al suelo. La adaptación de esta paloma a alimentarse de objetos grandes es tan<br />
buena que semillas sólo un poco menores que la nuez moscada pasan a través del<br />
conducto digestivo y caen junto con una pequeña cantidad de excremento que les<br />
ayudará a crecer en el suelo del bosque.<br />
Las semillas en sí, son más ricas en nutrientes que cualquier envoltura carnosa.<br />
Contienen alimento empaquetado para nutrir a las pequeñas plantas en las<br />
primeras etapas de su crecimiento, hasta que puedan producir el sustento por sí<br />
mismas mediante las hojas. Pero mientras que las plantas permiten a los animales