1. Llegando - Fieras, alimañas y sabandijas
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prescindir durante muchas generaciones del problema de tener que copular.<br />
Pueden producir huevos que se desarrollan sin ningún contacto con el esperma.<br />
Las crías producidas son clones, individuos genéticamente idénticos a su único<br />
progenitor. Una habilidad como ésta es de particular interés cuando un animal<br />
necesita generar una gran fuerza de trabajadores para aprovechar la rápida ventaja<br />
de una oportunidad efímera. Así, un único áfido puede provocar que el vástago de<br />
una planta sea infestado por miles de reproducciones orgánicas de él mismo en el<br />
espacio de pocas horas. Un ácaro puede autoduplicarse para formar una sólida<br />
alfombra que cubra el espacio disponible de un insecto huésped, y las reinas de las<br />
termitas y abejas se rodean a sí mismas con ejércitos enteros de trabajadores.<br />
Muchos lagartos también se reproducen de esta forma, si bien es más difícil<br />
comprender el motivo. Al menos veintisiete especies, pertenecientes a siete<br />
familias, existen, si no en su totalidad, como hembras. No obstante, ninguno de<br />
estos individuos puede reproducirse a sí mismo en solitario. Cada uno necesita el<br />
apoyo y la estimulación de otra hembra, la cual representa el papel de macho<br />
cortejante. Más tarde, con la ayuda de otro compañero, este seudomacho producirá<br />
su propia descendencia.<br />
Si esto es posible, ¿por qué un animal debe involucrarse a sí mismo en la difícil y<br />
peligrosa práctica de un acto sexual? La respuesta corriente que dan los biólogos es<br />
que este proceso permite una reconstrucción de los genes y, en consecuencia,<br />
produce variabilidad en la descendencia, lo que permite que siga adelante la<br />
evolución a través de la selección natural. Esto es de gran valor para un linaje de<br />
animales, ya que asegura que, si el hábitat varía, habrá siempre individuos que<br />
serán capaces de tomar ventaja con las nuevas circunstancias. Si todos fueran<br />
clones idénticos, una simple fluctuación ambiental podría matarlos a todos.<br />
Algunos científicos encuentran insatisfactoria esta respuesta. En circunstancias<br />
estables, dicen, los beneficios de la reproducción sexual son, o bien inexistentes o<br />
bien muy pequeños comparados con las dificultades y peligros que los animales<br />
deben afrontar para encontrar y copular con el otro miembro de la pareja. ¡Cuánto<br />
más económico y eficiente sería para un animal el abandonar la búsqueda de<br />
compañero y dedicar todo este tiempo y energía en producir jóvenes por sí mismo!<br />
Una respuesta reciente a esta objeción sugiere que, de hecho, existen muy pocas<br />
circunstancias que sean estables. En todas partes hay organismos microscópicos<br />
causantes de enfermedades. Éstos, debido a que se reproducen a gran velocidad,<br />
están evolucionando y diversificándose y entonces pueden explotar las debilidades<br />
y vulnerabilidades de sus potenciales huéspedes. Debido a ello, los animales<br />
infectados deben ser capaces de estar cambiando su propia composición genética si<br />
no quieren sucumbir. El debate aún está abierto. Sin embargo, el caso es que,<br />
incluso aquellos animales que prescinden del comportamiento sexual durante<br />
muchas generaciones, revierten a él en ocasiones, y que para la inmensa mayoría de<br />
los animales superiores la sexualidad, con todos sus peligros y complicaciones, es la<br />
única vía para la reproducción.<br />
Y, en realidad, puede ser muy peligroso. Es arriesgado para animales que son<br />
cazadores, puesto que están armados con dientes, garras y otras armas que, en un<br />
momento de pasión desenfrenada, pueden matar. Las arañas son uno de estos<br />
grupos.<br />
Para las arañas la cópula es un trabajo complicado. El macho no tiene ningún