1. Llegando - Fieras, alimañas y sabandijas
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12. CONTINUANDO LA LÍNEA<br />
El proceso de unir óvulo y esperma para crear una nueva generación puede estar<br />
plagado de grandes dificultades. Debe ser cronometrado con precisión, vuelve<br />
temporalmente indefensos a los que están involucrados en él, puede producir<br />
graves lesiones y, en algunos casos, conlleva la muerte segura. Es la prueba final de<br />
la vida y su triunfo definitivo.<br />
El palolo del Pacífico reduce al mínimo los riesgos del apareamiento explotando<br />
una habilidad que todavía encontramos inexplicable. Se trata de un gusano de 30<br />
cm de longitud que vive por millones en los arrecifes de Fiyi y Samoa, en el Pacífico<br />
occidental, que excava con sus fuertes mandíbulas a través de los esqueletos óseos<br />
de los corales y come pequeños pólipos. En el interior de su túnel está a salvo de<br />
sus depredadores y raramente emerge al exterior.<br />
Su cuerpo está dividido en segmentos, como una lombriz, y cada uno de ellos<br />
contiene un conjunto de órganos necesarios para la vida. Pero las glándulas<br />
sexuales se desarrollan sólo en los de la mitad posterior. Cuando llega el momento<br />
de la reproducción, el gusano proyecta su mitad posterior fuera del túnel y la<br />
desprende. Entonces, ésta serpentea hasta la superficie y allí libera sus células<br />
sexuales. Así, el gusano adulto, aún en su agujero, ha conseguido desovar sin<br />
arriesgarse en modo alguno.<br />
Pero el éxito de esta técnica depende de la medida del tiempo. Si los gusanos<br />
deben conseguir una fertilización cruzada, todos ellos deben separar sus partes<br />
posteriores simultáneamente. Y lo hacen, en la oscuridad, durante los tres primeros<br />
días de la luna de octubre en cuarto creciente, y de nuevo otra vez en el mismo<br />
período de noviembre.<br />
El palolo es muy apreciado por los habitantes de Samoa y Fiyi, y ambos pueblos<br />
son capaces de predecir la fecha de aparición de los gusanos. La noche anterior a<br />
que se produzca la subida, gente de todas las islas baja a las playas. Más o menos<br />
una hora antes del amanecer, algunos de los más ansiosos estarán ya vadeando en<br />
la oscuridad, buscando señales con las antorchas. Incluso antes de que la noche<br />
palidezca en el alba, verdes cordones serpenteantes se materializan en las negras<br />
aguas, subiendo en espiral hacia las luces. Suena la llamada de que los gusanos han<br />
sido vistos, y la gente que estaba durmiendo en la playa empieza a caminar por el<br />
agua armada con redes y palas. A medida que el alba va iluminando el mar, los<br />
gusanos ascendentes incrementan rápidamente su número hasta que extensas<br />
superficies del agua están cubiertas de ellos. En un buen año, pueden formar masas<br />
de varios centímetros de profundidad. Con chillidos de excitación y júbilo, la gente<br />
los saca a paladas y llena cubos. Grandes peces nadan entre ellos, moviéndose entre<br />
los pies de los pescadores y reclamando frenéticamente su parte del festín. La fina<br />
piel del palolo se rasga con las olas y los huevos y el esperma tornan las aguas de un<br />
lechoso azul verdusco. Por el este, en el horizonte, el sol se levanta y en menos de<br />
media hora de la primera aparición de los gusanos, todo ha acabado.<br />
Aún no entendemos cómo poblaciones tan vastas de estos sencillos organismos<br />
consiguen la sincronización. No es posible que cada gusano lleve consigo un reloj<br />
interno que llame a la acción cada 365 días, porque los movimientos de la Luna no<br />
están sincronizados con los de la Tierra, de manera que el cuarto creciente de<br />
octubre llega diez u once días antes cada año, hasta que retorna su ciclo. No puede