1. Llegando - Fieras, alimañas y sabandijas
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carnívoras, y los pequeños machos son un elemento sustancial de su dieta. En<br />
zonas donde varias especies ocupan un mismo territorio, las hembras darán<br />
respuestas de acogida no sólo a los machos de su especie sino también a los de<br />
otras especies. Su respuesta no es accidental ni fortuita, ya que las hembras<br />
reconocen machos de otras especies, y cambian sus respuestas para adaptarse al<br />
código de éstos. Algunas pueden dar respuesta como mínimo a cinco machos de<br />
distintas especies, y pasarán de un código a otro como si diferentes individuos<br />
estuvieran respondiendo. Cuando un macho es engañado y se posa al lado de una<br />
de esas hembras tramposas, no se encuentra con una pareja receptiva sino con un<br />
depredador, que lo captura y devora.<br />
En Nueva Zelanda, otro insecto, la mosca de hongo, también utiliza la luz para<br />
atraer su presa. Sus larvas viven en muchos lugares; bajo los puentes, bajo los<br />
salientes de riberas abrigadas y húmedas, en los árboles huecos, pero son famosas<br />
por agruparse a millones en las cuevas. Cada una de ellas segrega una cápsula de<br />
moco de un color claro que la suspende horizontalmente del techo de la cueva y<br />
dentro de la cual vive. De ella cuelgan varias docenas de hilos, cada uno de ellos<br />
cubierto con glóbulos pegajosos. Cuando se establece en su habitáculo translúcido,<br />
brilla con una luz constante e imperturbable, de manera que todo el techo<br />
resplandece como la Vía Láctea. La luz atrae a mosquitos y otros insectos nocturnos<br />
que se enredan con los hilos. Arriba, las larvas, cuando notan las vibraciones del<br />
insecto atrapado, hacen un agujero en la cápsula y tiran del hilo con sus<br />
mandíbulas, como los pescadores al cobrar una pieza.<br />
La bioluminiscencia es inusual en tierra, pero en el mar es un fenómeno muy<br />
común. Si te sumerges en las aguas cristalinas de las Islas de San Blas, en la costa<br />
del Panamá, en ciertas épocas del año, puntos verdes de luz resplandecen alrededor<br />
de los nadadores, sean humanos o peces. La gente del país llama a estos<br />
organismos pulgas de fuego. Son crustáceos diminutos de un tamaño similar al de<br />
una pulga, con un cuerpo parecido al de un camarón envuelto en un delicado<br />
caparazón transparente, no muy distinto de una Dafnia, la pulga de agua común<br />
que pulula en charcas de agua limpia. Esas pulgas de fuego se mueven a tu<br />
alrededor y utilizan su luz para protegerse. Con un destello repentino de<br />
luminosidad en el agua oscura, alarma al depredador que, aunque ya incluso se<br />
haya tragado a la pulga de fuego, la vomita enseguida. El pez puede encontrar los<br />
destellos de luz de su alrededor muy poco favorables, ya que lo hace visible frente a<br />
otros depredadores mayores. Así pues, el pez tal vez decida alejarse hacia aguas<br />
más oscuras y dejar tranquilas las pulgas de fuego.<br />
Pero las pulgas de fuego también utilizan su luz de otro modo, muy parecido al<br />
de las luciérnagas. Alrededor de una hora después del ocaso, cuando los últimos<br />
rayos del crepúsculo se desvanecen, las pulgas de fuego macho empiezan su<br />
demostración. Aunque pequeñas, se mueven con rapidez por el agua y, al mismo<br />
tiempo, emiten una sucesión de destellos. Una especie deja detrás de ella una<br />
sucesión de puntos de luz espaciados. Otra sube en vertical, realizando destellos<br />
con una frecuencia acelerada, cada uno de los cuales duran varios segundos. Y aun<br />
hay otra especie que, como las luciérnagas del sudeste asiático, produce destellos<br />
sincronizados. Los machos, varios metros aparte, se mueven a través del agua<br />
girando arriba y abajo al unísono. Sin duda alguna el propósito de estas<br />
demostraciones es atraer a las hembras, pero los detalles de su cortejo aún no se