EPIDEMIOLOGIA DE ENFERMEDAD HEMORRAGICA ... - citaREA

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Discusión en algún caso de especial interés aconsejó su remisión a análisis. Por este motivo, aunque lo deseable hubiera sido que todos los casos clasificados como muerte por VHD hubieran estado confirmados por un análisis laboratorial positivo, la variabilidad en el estado de conservación de los cadáveres o sus restos obligó a que el diagnóstico lo hiciésemos en base a los hallazgos de necropsia en primer lugar, y la analítica laboratorial como apoyo. Las técnicas serológicas empleadas no permitieron diferenciar los animales que presentaron anticuerpos maternales de los que habían superado la infección o de aquellos que presentaban una infección persistente. No obstante, el límite de edad a partir del cual tomamos las muestras de sangre minimiza el porcentaje de individuos positivos por anticuerpos maternales, mientras que, al menos en lo que respecta a la VHD, el porcentaje de animales con infección persistente en la naturaleza (con anticuerpos y antígeno simultáneamente) parece muy bajo, estimado en un 1,6% por Simon y cols. (1998). 5.2-Caracterización de la población de conejos Las condiciones climatológicas en las que se desarrolló el trabajo se caracterizaron por un aumento de las temperaturas durante 1994 y que alcanzó su punto máximo durante 1995, para descender ligeramente durante la primera mitad de 1996, cuando finalizó el estudio. Esta elevación de las temperaturas medias fue acompañada de un incremento de la evaporación y una disminución de las precipitaciones, lo que fue causa de un período de sequía más o menos prolongado desde principios de 1994 hasta comienzos de 1996 y que fue especialmente intenso durante todo el año 1995. Estas condiciones afectaron tanto a la reproducción de la especie como a su condición física, reflejada en el peso corporal medio, el cual experimentó un descenso notable durante 1995 y principios de 1996. 5.2.1-Reproducción Todos los estudios que abordan la reproducción del conejo coinciden en que ésta comienza en los últimos meses del año, dependiendo siempre del ciclo del crecimiento vegetal, factor último que regula la entrada en estro de las hembras (Poole 1960). La duración, también en lo que respecta a las hembras, está relacionada directamente con el crecimiento de la hierba que consumen, con lo que el inicio y la longitud de la temporada reproductiva depende de la del crecimiento vegetal, y éste de las precipitaciones y temperaturas. 242

Discusión En el caso de los machos, el principal factor que influye en la reproducción es el fotoperíodo, ya que con el aumento de la duración del día crece el tamaño medio testicular y por tanto la capacidad reproductiva. Sin embargo, existen diferencias entre localidades de igual latitud que demuestran que también intervienen otros factores como la temperatura (Myers y Poole 1962; Andersson y cols. 1979). En general, para que después de un periodo de sequía tenga lugar la reproducción de los conejos, es necesario la existencia de unas primeras precipitaciones intensas y concentradas en el tiempo que aumenten sustancialmente la humedad del suelo, y después un período de al menos 4 semanas durante el cual nuevas precipitaciones mantengan esta humedad para permitir el crecimiento de los pastos (Newsome 1966; Wood 1980). La rapidez del inicio de la reproducción después de las primeras precipitaciones más intensas parece depender tanto de la duración del período de sequía previo (a mayor duración más pronta es la respuesta) como de la cuantía de las precipitaciones posteriores (Wood 1980). Por otro lado, durante la reproducción los índices reproductivos no se mantienen constantes, sino que tanto la proporción de hembras preñadas como el tamaño medio de camada se incrementa paulatinamente desde su inicio para alcanzar su máximo, avanzado el período reproductor, y después descender progresivamente hasta el cese de la reproducción. Si examinamos la variación del índice de abundancia de la población estudiada en el presente trabajo, se observa que sigue este mismo patrón, con un período reproductivo dependiente de las lluvias precedentes, que normalmente suelen tener lugar durante el otoño, o en ocasiones en invierno tal y como sucedió durante el período reproductivo 1995-96. El índice de abundancia que hemos utilizado detecta a los nuevos animales cuando éstos son capaces de desarrollar una elevada actividad más allá de la proximidad de la madriguera (depositan excrementos lejos de ella); de esta manera si tenemos en cuenta que los gazapos no comienzan a emerger de ella hasta que no tienen los 21-30 días de edad y que la gestación en esta especie dura entre 28 y 30 días, quiere decir que el inicio del período en que la actividad copuladora fue mayor no tuvo lugar hasta al menos dos meses antes de que el índice de abundancia se incrementara. Si tenemos en cuenta la presencia de excrementos de gazapo en los muestreos, parece que la actividad reproductora de los conejos comenzó inmediatamente después de la caída de las primeras lluvias importantes en el otoño. Los animales nacidos de estos primeros apareamientos no contribuyeron a incrementar sustancialmente la tasa de 243

Discusión<br />

En el caso de los machos, el principal factor que influye en la reproducción es el<br />

fotoperíodo, ya que con el aumento de la duración del día crece el tamaño medio testicular<br />

y por tanto la capacidad reproductiva. Sin embargo, existen diferencias entre localidades<br />

de igual latitud que demuestran que también intervienen otros factores como la<br />

temperatura (Myers y Poole 1962; Andersson y cols. 1979).<br />

En general, para que después de un periodo de sequía tenga lugar la reproducción<br />

de los conejos, es necesario la existencia de unas primeras precipitaciones intensas y<br />

concentradas en el tiempo que aumenten sustancialmente la humedad del suelo, y después<br />

un período de al menos 4 semanas durante el cual nuevas precipitaciones mantengan esta<br />

humedad para permitir el crecimiento de los pastos (Newsome 1966; Wood 1980). La<br />

rapidez del inicio de la reproducción después de las primeras precipitaciones más intensas<br />

parece depender tanto de la duración del período de sequía previo (a mayor duración más<br />

pronta es la respuesta) como de la cuantía de las precipitaciones posteriores (Wood 1980).<br />

Por otro lado, durante la reproducción los índices reproductivos no se mantienen<br />

constantes, sino que tanto la proporción de hembras preñadas como el tamaño medio de<br />

camada se incrementa paulatinamente desde su inicio para alcanzar su máximo, avanzado<br />

el período reproductor, y después descender progresivamente hasta el cese de la<br />

reproducción.<br />

Si examinamos la variación del índice de abundancia de la población estudiada en<br />

el presente trabajo, se observa que sigue este mismo patrón, con un período reproductivo<br />

dependiente de las lluvias precedentes, que normalmente suelen tener lugar durante el<br />

otoño, o en ocasiones en invierno tal y como sucedió durante el período reproductivo<br />

1995-96.<br />

El índice de abundancia que hemos utilizado detecta a los nuevos animales cuando<br />

éstos son capaces de desarrollar una elevada actividad más allá de la proximidad de la<br />

madriguera (depositan excrementos lejos de ella); de esta manera si tenemos en cuenta que<br />

los gazapos no comienzan a emerger de ella hasta que no tienen los 21-30 días de edad y<br />

que la gestación en esta especie dura entre 28 y 30 días, quiere decir que el inicio del<br />

período en que la actividad copuladora fue mayor no tuvo lugar hasta al menos dos meses<br />

antes de que el índice de abundancia se incrementara.<br />

Si tenemos en cuenta la presencia de excrementos de gazapo en los muestreos,<br />

parece que la actividad reproductora de los conejos comenzó inmediatamente después de<br />

la caída de las primeras lluvias importantes en el otoño. Los animales nacidos de estos<br />

primeros apareamientos no contribuyeron a incrementar sustancialmente la tasa de<br />

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