EPIDEMIOLOGIA DE ENFERMEDAD HEMORRAGICA ... - citaREA

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Revisión bibliográfica su dieta incluye vegetales en crecimiento, cuyos tejidos parecen contener sustancias que pueden actuar como factores estrogénicos (Poole 1960). Después de un período anual seco, las primeras concepciones suelen tener poco tiempo después de que han tenido lugar las primeras lluvias importantes y se ha iniciado el desarrollo de la vegetación (Delibes y Calderón 1979; Wood 1980; Wheeler y King 1985a); sin embargo, es necesario que estas condiciones se prolonguen en el tiempo para que la hembra pueda llevar a cabo la gestación y lactancia de la camada. Si las condiciones ambientales se hacen adversas, el número de concepciones disminuye rápidamente mientras que se suprime la implantación de los embriones, los cuales hubieran dado lugar al nacimiento de camadas con pocas probabilidades de sobrevivir. En estos casos la reproducción se detiene, pero mientras el estatus nutricional de la hembra no se deteriore, ésta podrá llevar adelante la lactación de la camada actual y exhibir un ciclo folicular de 7 días de duración que le permitirá entrar en gestación tan pronto como las condiciones mejoren (Myers y Poole 1962). Este ciclo folicular se inicia inmediatamente después del parto, por lo que la hembra puede quedar gestante durante la primera semana posterior al mismo, simultaneando la gestación con la lactancia de la anterior camada. Como la duración de la gestación dura entre 28 y 30 días, las hembras de esta especie son capaces de traer al mundo una nueva camada de gazapos cada mes durante el período de reproducción (Mykytowycz 1959; Wood 1980). La mortalidad intrauterina o reabsorción de embriones es un fenómeno frecuente en esta especie, y su magnitud varía entre poblaciones y períodos de cría, así como dentro de los mismos. Esta mortalidad intrauterina puede ser parcial, con frecuencias que pueden llegar al 46% de las hembras (Lloyd 1963), o suponer la pérdida de todos los embriones hasta en el 2% del total de hembras gestantes (Trout y Smith 1995). De manera similar a otros mamíferos, elevadas densidades poblacionales que incrementan las tasas de agresividad, o respuestas endocrinas asociadas al estrés en aquellas hembras de posición subordinada, pueden afectar a la reproducción de la especie aumentando la reabsorción embrionaria durante los primeros estadios e incluso inhibiendo el estro (Bell 1985). La hembra es la encargada de construir la cámara de cría que cubre con hierba y pelo que ella misma se arranca del vientre. Esta cámara de cría o gazapera puede estar construida dentro de la estructura de la madriguera o apartada de ella. En su interior permanecen los gazapos que son amamantados una o dos veces diarias por la hembra (Gibb 1990) durante los primeros 19-21 días, momento a partir del cual los gazapos son destetados y emergen al exterior para alimentarse por sí mismos. 12

Revisión bibliográfica El índice de crecimiento de la vegetación y las precipitaciones son las dos variables que mejor predicen la reproducción en las hembras, incluyendo la evaporación en zonas áridas, aunque se observan dos tendencias: por un lado la posibilidad de ovulación parece fluctuar en relación a las precipitaciones y a cambios en el índice de crecimiento de la vegetación a corto plazo, mientras que la gestación, lactación y la producción de gazapos está más relacionada con la evaporación y con cambios en el índice de crecimiento de la vegetación a largo plazo. La reproducción en la hembra es por tanto un compromiso entre estímulos a corto y a largo plazo (Myers y cols. 1994). Por el contrario la reproducción en los machos parece estar regida por factores climáticos y ritmos estacionales como el fotoperíodo (Boyd 1985 y 1986), ya que de forma general, con el aumento de la duración del día crece el tamaño medio testicular, aunque temperaturas extremadamente altas o bajas pueden reducir su fertilidad (Rogers y cols. 1994). En general, si bien el inicio de la reproducción del conejo suele coincidir con el otoño-invierno, en consonancia al ciclo del crecimiento vegetal, y puede prolongarse hasta el verano en función de las condiciones climáticas y del medio, las mayores tasas reproductivas de la especie se suelen alcanzar en primavera, siendo mínimas durante el verano y otoño (Wheeler y King 1985a; Myers y cols. 1994). 2.2.4-Dinámica poblacional 2.2.4.1-Supervivencia y mortalidad Todos los trabajos existentes hasta ahora acerca de la dinámica poblacional de esta especie han sido realizados antes de la aparición de la VHD, por lo que reflejan, básicamente, el impacto de predación y mixomatosis como principales factores de mortalidad. El modelo de supervivencia seguido por esta especie, en la inmensa mayoría de las poblaciones estudiadas, está caracterizado por una baja tasa de supervivencia de las clases de menor edad, tasa de supervivencia que posteriormente se incrementa y estabiliza para los animales adultos (Tyndale-Biscoe y Williams 1955; Wheeler y King 1985; Gibb 1993; Villafuerte 1994). A pesar de ello, en la mayoría de las poblaciones este modelo de supervivencia supone un fuerte renuevo anual de la población, ya que aunque los conejos adultos pueden llegar a vivir hasta 3 e incluso más de 7 años (Gibb 1993; Villafuerte 1994), la mayoría de ellos no sobreviven más allá de un año, por lo que al comienzo de 13

Revisión bibliográfica<br />

su dieta incluye vegetales en crecimiento, cuyos tejidos parecen contener sustancias que<br />

pueden actuar como factores estrogénicos (Poole 1960). Después de un período anual<br />

seco, las primeras concepciones suelen tener poco tiempo después de que han tenido lugar<br />

las primeras lluvias importantes y se ha iniciado el desarrollo de la vegetación (Delibes y<br />

Calderón 1979; Wood 1980; Wheeler y King 1985a); sin embargo, es necesario que estas<br />

condiciones se prolonguen en el tiempo para que la hembra pueda llevar a cabo la<br />

gestación y lactancia de la camada.<br />

Si las condiciones ambientales se hacen adversas, el número de concepciones<br />

disminuye rápidamente mientras que se suprime la implantación de los embriones, los<br />

cuales hubieran dado lugar al nacimiento de camadas con pocas probabilidades de<br />

sobrevivir. En estos casos la reproducción se detiene, pero mientras el estatus nutricional<br />

de la hembra no se deteriore, ésta podrá llevar adelante la lactación de la camada actual y<br />

exhibir un ciclo folicular de 7 días de duración que le permitirá entrar en gestación tan<br />

pronto como las condiciones mejoren (Myers y Poole 1962). Este ciclo folicular se inicia<br />

inmediatamente después del parto, por lo que la hembra puede quedar gestante durante la<br />

primera semana posterior al mismo, simultaneando la gestación con la lactancia de la<br />

anterior camada. Como la duración de la gestación dura entre 28 y 30 días, las hembras de<br />

esta especie son capaces de traer al mundo una nueva camada de gazapos cada mes<br />

durante el período de reproducción (Mykytowycz 1959; Wood 1980).<br />

La mortalidad intrauterina o reabsorción de embriones es un fenómeno frecuente en<br />

esta especie, y su magnitud varía entre poblaciones y períodos de cría, así como dentro de<br />

los mismos. Esta mortalidad intrauterina puede ser parcial, con frecuencias que pueden<br />

llegar al 46% de las hembras (Lloyd 1963), o suponer la pérdida de todos los embriones<br />

hasta en el 2% del total de hembras gestantes (Trout y Smith 1995). De manera similar a<br />

otros mamíferos, elevadas densidades poblacionales que incrementan las tasas de<br />

agresividad, o respuestas endocrinas asociadas al estrés en aquellas hembras de posición<br />

subordinada, pueden afectar a la reproducción de la especie aumentando la reabsorción<br />

embrionaria durante los primeros estadios e incluso inhibiendo el estro (Bell 1985).<br />

La hembra es la encargada de construir la cámara de cría que cubre con hierba y<br />

pelo que ella misma se arranca del vientre. Esta cámara de cría o gazapera puede estar<br />

construida dentro de la estructura de la madriguera o apartada de ella. En su interior<br />

permanecen los gazapos que son amamantados una o dos veces diarias por la hembra<br />

(Gibb 1990) durante los primeros 19-21 días, momento a partir del cual los gazapos son<br />

destetados y emergen al exterior para alimentarse por sí mismos.<br />

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