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De ALTAMIRA al - Fiestabrava

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Evolución Fiesta Brava<br />

8<br />

TOMO I<br />

nuestros más fervientes y entusiastas deseos de que también guarde Dios la suya,<br />

para bien de cuantos nos recreamos apasionadamente en la lectura de esta su singular<br />

publicación, que comparte con la dicha Dinastía, en el campo de la prosa histórica, su<br />

proverbi<strong>al</strong> elegancia y riqueza cultur<strong>al</strong> para quien es uno de sus admirados lectores.<br />

Don Juan Ramón Jiménez prologó el citado libro, iniciando el recorrido diciendo<br />

textu<strong>al</strong>mente: Viajan los lugares, a las horas propicias. Entrecruzan sin estorbo, en<br />

concesión magnánima de espacio sus formas de infinita especie bella, cada uno a su<br />

fe (Y hacen un mundo nuevo perpetuamente). Pero no todos tenemos la suerte de<br />

contar con un tan preclaro prologuista, pues el suyo es re<strong>al</strong>mente delicioso. Tanto que<br />

nos gustaría poder desmenuzarlo, con las mismas ansias gustativas, pero sin<br />

comparación, con que ponemos en las manos en el pescao frito, en uno de los muchos<br />

restaurantes de la Ribera del Río de El Puerto de Santa María. Es como sabe mejor la<br />

noble y sana carne marinera. La de rabo de toro es cosa aparte, deliciosa cuando se<br />

sabe cocinar, se hace premio para el p<strong>al</strong>adar, «como la concesión de trofeos, seguidos<br />

de la Mellada de las Bellas Artes que se le han otorgado a los toreros, como aquella<br />

primera que le concedieron a don Antonio Ordóñez Araujo. Otras figuras seguirán<br />

recibiendo med<strong>al</strong>las. En el pasado se hablaba del arte del toreo, pero los matadores<br />

no recibían med<strong>al</strong>las, sino cigarros puros habanos o pitilleras de plata. Al dar la vuelta<br />

<strong>al</strong> ruedo, los aficionados arrojaban fajos de puros y lanzaban sombreros a su paso. Ya<br />

nadie lleva sombrero, s<strong>al</strong>vo en Carnav<strong>al</strong>», nos dice don Juan Ramón Jiménez.<br />

Menuda hazaña u osadía es meterse en descifrar cuándo empezó el Arte del<br />

Toreo. Para <strong>al</strong>gunos escritores, lo mismo en España que en México, resulta casi<br />

anecdótico referirse a los supuestos primeros pobladores: Adán y Eva como los<br />

iniciadores, olvidándose de que Noé debió hacer grandes esfuerzos –ni tantos, porque<br />

en esa región los vacunos estaban ya domesticados-, para obligarles a pasar <strong>al</strong> Arca,<br />

debiéndole a él, siempre en el campo de lo supuesto, el que hoy existan toros bravos.<br />

Lo que ocurre es que, el tan cacareado Diluvio Univers<strong>al</strong>, sólo fue un fenómeno<br />

circunscrito a la extensa región mesopotámica, cuyo ejes fluvi<strong>al</strong>es siguen siendo los<br />

ríos Tigris y Eufrates, que se desbordaron hasta <strong>al</strong>canzar el agua niveles insospechados.<br />

Pero para muchos aficionados, los primeros padres de la actu<strong>al</strong> Tauromaquia fueron<br />

Pedro Romero y su riv<strong>al</strong> José <strong>De</strong>lgado (Pepe-Hillo), para seguidamente brillar con luz<br />

propia Francisco Montes Reina (Paquiro).<br />

Curiosamente -cumpliéndose con una premisa de carácter anímico, siempre<br />

vigente en todas las agrupaciones anim<strong>al</strong>es, entre ellas, la humana-, no tardaron los<br />

aficionados en buscar un diestros que, reuniendo toda una serie de características<br />

peculiares, en cuanto a v<strong>al</strong>or, astucia, temperamento y hasta m<strong>al</strong>icia, a la vez que<br />

dominador y decidido ante todo clase de toros, aunque actuara a veces sin someterse<br />

a regla <strong>al</strong>guna –actitud ésta que tanto goza de ver el pueblo-, dando muerte a los toros<br />

con golletazos infames, fuera inconfesablemente g<strong>al</strong>ardonado, con asignarle a<br />

Francisco Arjona Herrera en el toreo como Arte de Cúchares, coincidiendo semejante<br />

designación con la España isabelina, liber<strong>al</strong> y romántica, a la que siguió la Restauración,<br />

momento en los españoles se dividieron en partidarios de Cánovas o de Sagasti, en el<br />

campo de la Política. Modelo que se copió, pero que ha estado siempre en el <strong>al</strong>ma<br />

hispana, entre los fanáticos de S<strong>al</strong>vador Sánchez Povedano (Frascuelo) –los<br />

frascuelista- y los de su riv<strong>al</strong>, Rafael Molina Sánchez (Lagartijo) –los lagartijistas-,<br />

cuyos enfrentamientos <strong>al</strong>canzaron los límites de lo sangriento.<br />

El PUERTO de SANTA MARÍA

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