De ALTAMIRA al - Fiestabrava

TOMO I
segundo fin era obligada la asistencia de un
Herrador en las fiestas de toros de la
Mestranza de Sevilla, dentro los términos
siguientes «...(el) Maestro Herrador... en las
Fiestas Reales de Toros no puede salir del
sitio en que estuvieren puestos (los caballos)
para que llegue a tiempo a la curación de los
que vuelven heridos.»
Carlos III fue enemigo de la fiesta de
toros y dictó leyes prohibiéndola. Pero Carlos
IV las derogó, permitiéndola. El sucesor,
Fernando VII, llevó su afición a las corridas
de toros, hasta a establecer por real orden
una Escuela de Tauromaquia, en Sevilla. En
la época de la invasión francesa en España,
el rey intruso, impuesto en el trono por
Napoleón Bonaparte, aquel Pepe Botella, dio
corridas para atraerse las simpatías del
pueblo español. De aquí en delante, las corridas
de toros han continuado sin interrupción,
hasta nuestra época, afianzando más y
más su popularidad y generalización, en todas
las provincias españolas.
En Francia, don José María de
Cossío, antes de analizar la costumbre de
lidiar toros en el Sur del país, no tiene empacho
en decir que «la reseña histórica –sobre
dicha costumbre- no hubiera podido hacerse
sin la generosa colaboración del ilustre
taurógrafo francés Auguste Lafront»-, que es
verosímilmente tan antigua como en España,
y se remonta a la época galorromana, ya que
está demostrado por numerosas representaciones
en mosaicosde la época, que se
lidiaban toros -junto con otros animales- en
campos cerrados de toda la Galia.
La tercera etapa de la antigua historia
de Francia se inició con la época de la
dominación de los Romanos, durante la cual
la Antigua Galia, conquistada por Julio César
(14), consiguió un alto grado de civilización,
El PUERTO de SANTA MARÍA
Evolución Fiesta Brava
sustituyó sus antiguas lenguas por el Latín,
vio su territorio recorrido por una extensa red
de vías romanas y disfrutó de una sabia
organización política y administrativa que, en
sus líneas esenciales, persistió aún después
de las invasiones de los pueblos bárbaros.
César llevó a la Galia la caballería romana
auxiliar, que después combatió a las órdenes
Augusto, formada de escuadrones bajo el
nombre de Batavi-Juniores», merecieron, por
su heroísmo y valentía, ser llamados Praestantissimi
equites, o sea, caballería utilísima,
en la que unos llevaban lanzas y otros flechas.
Un grupo seleccionado de jinetes de
la citada caballería ya había acumulado
experiencia valiosísima en las frecuentes
incursiones que Julio César (15, a pie de la página
siguiente) realizó en los bosques de Germania
alanceando toros silvestres, antes de ser
nombrado procónsul de las Galias, tras haber
realizado gloriosamente la conquista de
aquella región, llegando por el norte hasta
penetrar hasta la Bretaña y por el sur hasta
los montes Pirineos, donde existe un collado
o puerto de montaña llamado Ares, concretamente
en la provincia de Gerona, término
municipal de Camprodon, a 1527 metros de
altitud, en el que erigió una ara o altar como
gratitud a los dioses después de ganar la
batalla de Munda.
Durante su recorrido por las Galias
–antes había cruzado los bosques de Europa
Central, alanceando vacunos silvestres, con
grandes dificultades-, sus soldados de
caballería acorralaban toros silvestres y él los
lanceaba, en la abierta Marisma de la Camargue,
donde le agradaba comprobar la facilidad
de alancearlos, no sólo porque estaban en
un espacios abiertos, si no más bien porque
en las persecuciones los toros se quedaban
enfangados en los hoyos marismeños.
(14) Cayo Julio César, conocido por «Julio César» (12 a. C. -44 d. de C.), fue el fundador
del Imperio Romano. Hijo de Aurelia, perteneciente a una de las ramas en las que se
dividió la familia plebeya originaria de Roma, conocida por Aurelia, cuyas diversas ramas
se llamaron Cota, Orestes y Escauro. La madre del César pertenecía a la rama Escauro,
y la mujer de Catilina era una Aurelia Orestilla.
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