De ALTAMIRA al - Fiestabrava

TOMO I
Es especialmente significativo que
las fantasías de una tauromaquia combinada
con cacería son perfectamente compatibles
con el sentimiento de religiosidad que a casi
todos los visitantes sugieren las pinturas de
esta cueva. Convendría, según Claramunt,
meditar ante el toro astifino enarbolado de la
cueva prehistórica de Candamo, en Asturias,
y los grabados en piedra de la cueva de
Saelices, en Guadalajara, así como recorrer
las escenas de hombres frente al t oro en el
arte levantino de la Península Ibérica que baja
desde Cogull en Lérida, por el Maestrazgo, el
Prado del Navazo, en Albarracín, el abrigo de
La Vieja cerca de Alpera, Minateda, en tierras
de Murcia; La Pileta, en Málaga, o los
hallazgos de Jaén hasta llegar al Tajo de las
Figuras, cerca de Vejer de la Frontera, y la
laguna de La Janda, terreno donde pastan
toros bravos desde tiempos remotísimos.
El PUERTO de SANTA MARÍA
Evolución Fiesta Brava
Sea como quiera, al tratar sobre la
intra-historia de los toros, como gustaba decir
a Unamuno, y ante los hitos de esta costumbre
española, debemos aceptar que la
Fiesta Brava está presente entre nosotros,
lo ha estado siempre y «sería ceguera
ignorarla y fariseísmo el lamentarla, y aún
más el falsearla. Yo acepto como español, y
seguramente no estoy sólo, la responsabilidad
que a mi país le cabe en el sostenimiento
y lustre de esta fiesta, y a mí y a tantos
como acudimos a los toros, la de mantenerla
y gozarla. Nosotros, y a todos los países que
han tenido contacto auténtico con nuestra
Península, han sentido la atracción de esta
colosal y trágica pantomima de que hablara
Menéndez Pelayo.
A su no negada crueldad sirve de
contrapeso la exaltación de la primitiva
inteligencia, pero ya inteligencia y no instinto
Con bravura cargada de rabia y la mirada quemando el capote, Curro
Romero, aguantó con la barba el peso de se rostro descompuesto, pero
impecable en su arte.
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