De ALTAMIRA al - Fiestabrava

Evolución Fiesta Brava
Viene de la página nº 27.
Hace 3.500 años: arcos y
flechas, armas de guerra
y caza.
Los primeros en utilizar el arco y la
flecha, como arma de guerra, fueron los
egipcios, alrededor del año 3.500 a. C. Sus
arcos eran tan altos como ellos mismos y
las flechas tenían puntas de piedra o de
bronce. Así que, desde la época de los
primeros faraones practicaron el tiro con arco
para cazar y para luchas contra los antiguos
persas, que iban equipados sólo con lanzas
y hondas. Curiosamente, sobre el mismo
siglo los indios de América Central y del Sur
también comenzaron a utilizar esas herramientas
para inmovilizar a sus enemigos, ya
que tras no sabemos cuando lograron preparar
diversas sustancias, especialmente el
curare, para untándola sobre las puntas de
sus flechas provocar la inmovilización de sus
enemigos o los animales, en pocos minutos.
La preparación de esas sustancias
sigue siendo un misterio sin descifrar. Si
egipcios e indios americanos utilizaron a la
vez esas herramientas ¿no será que tuvieron
algo en común? Porque viene resultando que
hay tribus americanas con rasgos egipcios.
Poco después el uso de ambas herramientas
se generalizó en todo el mundo antiguo, los
asirios y babilonios las utilizaron con gran
eficacia, y en el Antiguo Testamento hay
varias referencias a la destreza que llegaron
a tener los hebreos en el tiro con arco.
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750 años adC. llegaron los
Celtas
Se considera que hacia el año 750
a. C., es la fecha en que se iniciaron de forma
masiva las invasiones de los celtas a España
y, probablemente, su penetración continuó a
lo largo de varios siglos. A ellos se les asigna
la introducción en Europa y en España del
ganado vacuno y ovino domesticados procedente
de Asia, que imprimieron un sello
TOMO I
particular a la ganadería de los países que
colonizaron, como sucede en el centro de
Europa, Inglaterra, Francia y el norte de
España. Fueron los celtas los que bautizaron
al toro salvaje que se encontraron por esos
países con el nombre de auroch, palabra
formada de los dos aur y och, que significan
salvaje y toro, no confundiéndolo con el
bisonte europeo. Ya para entonces los celtas
utilizaban como arma común la lanza de
hierro y el escudo de metal.
Hace 2.000 años, se dijo:
«España es una piel de toro.»
Dos mil años después de publicarse
el Código de Hamurabi y gracias a los
escritos de Strábon –o Estrabón en
castellano-, geógrafo e historiador griego,
nacido el año 63 a. C., falleció el 19 de nuestra
Era, en su Geographiká –ésta publicación
puede cosiderarse como el «segundo
momento estelar» de la torería-, podemos
espigar algunas noticias relacionadas con los
toros –muy suscintas, en verdad- en el texto
sobre Iberia, donde no estuvo jamás, pero que
sobre ella tomó noticias de autores que le
precedieron y que sí visitaron nuestra Península,
como Polibio, Artemidoro y Poseidonio.
Lo primero que Estrabón advierte es
el parecido de España con una piel de toro
tendida en el sentido de su anchura del
Septentrión al Mediodía…» Y España está en
Europa, la hija de Agenor, a quien Zeus raptó
–según la leyenda griega- adoptando la forma
de un toro. Semejantes noticias, en definitiva,
son un tan ancestral como fiel reflejo de la
importancia que ya se le daban a los vacunos
bravos silvestres, especialmente, a los de la
Baja Andalucía.
Hacia el año 1800 a. C., los asirios
introdujeron un nuevo diseño de esas dos
primeras herramientas de la humanidad: un
arco construido con cuero, marfil y madera
con lo que conseguían un perfil recurvo. Estos
arcos eran mucho más potentes que los
utilizados por los egipcios y, además,
El PUERTO de SANTA MARÍA