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De ALTAMIRA al - Fiestabrava

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<strong>De</strong> <strong>ALTAMIRA</strong> <strong>al</strong><br />

Siglo XVI<br />

EVOLUCIÓN de la FIESTA BRAVA<br />

LIBRO I<br />

JUAN J. ZALDÍVAR ORTEGA


Evolución Fiesta Brava<br />

2<br />

T<br />

oda la mitología de Persia estaba basada en dos<br />

principios que se enfrentaban entre sí: Ormuz, como el<br />

del Bien y de la Luz, y Arhiman, como el del M<strong>al</strong> y Príncipe<br />

de las Tinieblas. Se sabe de un antiguo mito persa, cómo<br />

Ormuz, después de haber creado la luz, creó a un toro,<br />

en cuyo cuerpo se encontraban todos los gérmenes de la vida<br />

orgánica. Pero Arhiman invadió con sus fuerzas m<strong>al</strong>ignas a Ormuz,<br />

atacándole furiosamente y produciéndole la muerte. Ormuz extrajo<br />

de la p<strong>al</strong>etilla derecha del toro (Abudad) a Kaiomorts, el primer<br />

hombre, quien fue también asesinado por Arhiman. Entonces Ormuz<br />

decidió extraer de la p<strong>al</strong>etilla izquierda de Abudad, a Gocharum, el<br />

<strong>al</strong>ma del toro, la cu<strong>al</strong> estaba destinada a ser la base de toda la<br />

generación zoológica, ya que de su esperma purificado produjo Ormuz<br />

dos toros, macho y hembra, de los que s<strong>al</strong>ieron 272 especiaes de<br />

anim<strong>al</strong>es. <strong>De</strong> las astas del toro s<strong>al</strong>ieron los árboles; de su rabo, los<br />

cere<strong>al</strong>es; de su nariz, las legumbres; y de su sangre, las uvas. Al<br />

mezclarse la sangre de Kaiomorts con la tierra formó un árbol, Heom,<br />

del que después de una década, brotaron diez ramas, las cu<strong>al</strong>es<br />

formaron las diez primeras parejas del planeta.<br />

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TOMO I<br />

PORTADA: Manos sobre fondo rojo-hemático de la cueva del<br />

Castillo, y, bajo ellas, tres imágenes de la de Altamira, ambas en<br />

Santander. El toro causante de una múltiple tragedia está ahí y cada gota<br />

de sangre señ<strong>al</strong>aría el número de los heridos, quienes con sus manos<br />

ensangrentadas parecen estar reclamando que se termine la violencia;<br />

para componer una imagen de gran significación en los tiempos que nos<br />

ha tocado vivir. Hasta podría tratarse, mitológicamente, del «Toro<br />

Celeste», creado por Anu o Aru, padre de los dioses en Sumeria, que<br />

cayó sobre la tierra. Con su primer soplo mató cien hombres, y en poco<br />

tiempo llegaron a trescientos los hombres corneados, hasta morir por<br />

las astas de terrible monstruo táurico.<br />

El PUERTO de SANTA MARÍA


TOMO I<br />

El PUERTO de SANTA MARÍA<br />

Evolución Fiesta Brava<br />

<strong>De</strong>dicación<br />

A D. Luis Suárez Ávila, amigo, abogado<br />

y erudito, con mi afecto de siempre y la<br />

le<strong>al</strong> gratitud, que ruego la acepte aunque<br />

sea por aquello de que un buen Prólogo,<br />

bien v<strong>al</strong>e la dedicación de este modesto<br />

libro.<br />

¡Gracias!<br />

El Autor.<br />

3


Evolución Fiesta Brava<br />

4<br />

TOMO I<br />

La emblemática Plaza Re<strong>al</strong>, de El Puerto de<br />

Santa María (Cádiz, España).<br />

El PUERTO de SANTA MARÍA


TOMO I<br />

El PUERTO de SANTA MARÍA<br />

CONTENIDO<br />

Evolución Fiesta Brava<br />

Páginas<br />

Prólogo .................................................................................. 7<br />

PRIMERA PARTE.<br />

Introducción .......................................................................... 11<br />

CAPÍTULO I<br />

25.000-15.000 años av<strong>al</strong>an la antigüedad de la<br />

Fiesta Brava .............................................................. 19<br />

Hace 10.000 años... y sigue el Paraíso ............................... 22<br />

Hace 5.000 años aparecieron los toros embolados ......... 23<br />

4.000 años av<strong>al</strong>an el uso de la lanza .................................. 26<br />

Gilgamés, el primer matador de toros ............................... 28<br />

Hace 3.000 años: Arcos y flechas ....................................... 30<br />

Hace 2.000 años se dijo: «España es una piel de toro» .. 31<br />

Hasta la Era Cristiana (Resumen) ...................................... 67<br />

SEGUNDA PARTE.<br />

CAPÍTULO II.<br />

CRONOLOGÍA HISTÓRICA: Siglos I <strong>al</strong> XII ........................ 71<br />

Años 313-711-1492:<br />

Esplendor de la lanzada, su decaimiento,<br />

uso del rejón y, posteriormente, el garrochón ..... 77<br />

Año 631 ...................................................................... 84<br />

Años 711 <strong>al</strong> 1031 ....................................................... 85<br />

Años 1031 <strong>al</strong> 1348 ..................................................... 92<br />

Año 1080 - 1097 ......................................................... 94<br />

TERCERA PARTE.<br />

SIGLO XII<br />

La Tauromaquia en una catedr<strong>al</strong> ............................ 97<br />

Años 1126 a 1144 .......................................................103<br />

SIGLO XIII<br />

Años 1235 a 1258 ...................................................... 110<br />

SIGLO XIV<br />

Años 1346 a 1388 ...................................................... 113<br />

Matatoros .................................................................. 119<br />

SIGLO XV<br />

Años 1418 a 1498 ...................................................... 126<br />

COLOFON ............................................................................. 139<br />

5


Evolución Fiesta Brava<br />

6<br />

TOMO I<br />

El PUERTO de SANTA MARÍA


TOMO I<br />

A<br />

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El PUERTO de SANTA MARÍA<br />

Prólogo<br />

Evolución Fiesta Brava<br />

unque dicen los manu<strong>al</strong>es que la Historia, como disciplina académica,<br />

comienza en aquel momento en que nuestros antepasados inventaron<br />

la escritura, éste argumento no tiene plena v<strong>al</strong>idez, si pretendemos levantar<br />

la vista hacia el antiquísimo pasado del mundo táurico, ya que habiendo<br />

sufrido tantas transformaciones, tantos cambios evolutivos, que<br />

necesariamente hay que parcelarlo para poder abarcarlos. La evolución seguida por<br />

ese fascinante mundo parte desde su relación con los dioses a través de las religiones,<br />

para terminar formando parte de la más sobria y excitante cultura, con expresiones<br />

artísticas vinculadas <strong>al</strong> nacimiento de una estética propia y dotada de preocupaciones<br />

originariamente vinculadas a las cuestiones básicas de la existencia y del orden natur<strong>al</strong>;<br />

todo enmarcado en esta publicación en una narración line<strong>al</strong> de todas esas transformaciones,<br />

pero también incorporando <strong>al</strong>gunos fenómenos transvers<strong>al</strong>es que las ponen en<br />

relación y que permiten entender de forma glob<strong>al</strong> la evolución de la Fiesta Brava. <strong>De</strong>sde<br />

esas perspectivas su estudio gener<strong>al</strong>ista es inmenso, y, el continuo desarrollo de todas<br />

las disciplinas que giran en torno a la Tauromaquia, demuestra que queda mucho por<br />

hacer y por conocer aún; de ahí que, ante t<strong>al</strong> cúmulo de información, mejor acepto no<br />

continuar investigando indefinidamente y sacar a la luz este primer tomo de la serie,<br />

que no es para los eruditos, y menos para los que escriben sobre los toros y su bravura<br />

sobre la mesa de un cómodo despacho, pues se ha escrito para los aficionados.<br />

Y así, lo mucho, det<strong>al</strong>lado y cronológicamente que vendrá después es, por un<br />

lado, parte de la Prehistoria de la Tauromaquia y, por el otro, la Historia evolutiva del arte<br />

del toreo, cuyas disciplinas conforman un mundo re<strong>al</strong>mente fascinante y único, y su<br />

conocimiento forma parte de un paquete evolutivo y, por lo tanto, va acompañado<br />

necesariamente con la que ha experimentado el toro –desde el uro primitivo hasta el<br />

actu<strong>al</strong>, que tan diferente es de hermano ancestr<strong>al</strong>, tras tres siglos de implacable<br />

selección-, los toreros en su indumentaria, el manejo del ganado, estilos de torear, las<br />

más diversas invenciones táuricas, etc. Para don Fernando Claramunt López -que<br />

orgullosamente cita su apellido materno, el mismo que en su vida pareció desconocer<br />

el diestro Domingo Ortega, cuando el de su padre era López-, en su obra Historia del<br />

arte del toreo, refiere que ese mundo tiene incontables instantes con duende, y cuya<br />

publicación, aparecida en el 2003, está dedicada en los siguientes términos:<br />

«Al hontanar de Torería que fluye a lo largo de la Historia de España y se recoge<br />

en la Dinastía Bienvenida. Su proverbi<strong>al</strong> arte y gracia, majeza popular, elegancia y<br />

aristocracia espiritu<strong>al</strong> se resumen hoy en la persona de Ángel Luis Bienvenida, cuya<br />

vida guarde Dios muchos años para bien de la Fiesta.» Y reciba ahora, con todo respeto,<br />

7


Evolución Fiesta Brava<br />

8<br />

TOMO I<br />

nuestros más fervientes y entusiastas deseos de que también guarde Dios la suya,<br />

para bien de cuantos nos recreamos apasionadamente en la lectura de esta su singular<br />

publicación, que comparte con la dicha Dinastía, en el campo de la prosa histórica, su<br />

proverbi<strong>al</strong> elegancia y riqueza cultur<strong>al</strong> para quien es uno de sus admirados lectores.<br />

Don Juan Ramón Jiménez prologó el citado libro, iniciando el recorrido diciendo<br />

textu<strong>al</strong>mente: Viajan los lugares, a las horas propicias. Entrecruzan sin estorbo, en<br />

concesión magnánima de espacio sus formas de infinita especie bella, cada uno a su<br />

fe (Y hacen un mundo nuevo perpetuamente). Pero no todos tenemos la suerte de<br />

contar con un tan preclaro prologuista, pues el suyo es re<strong>al</strong>mente delicioso. Tanto que<br />

nos gustaría poder desmenuzarlo, con las mismas ansias gustativas, pero sin<br />

comparación, con que ponemos en las manos en el pescao frito, en uno de los muchos<br />

restaurantes de la Ribera del Río de El Puerto de Santa María. Es como sabe mejor la<br />

noble y sana carne marinera. La de rabo de toro es cosa aparte, deliciosa cuando se<br />

sabe cocinar, se hace premio para el p<strong>al</strong>adar, «como la concesión de trofeos, seguidos<br />

de la Mellada de las Bellas Artes que se le han otorgado a los toreros, como aquella<br />

primera que le concedieron a don Antonio Ordóñez Araujo. Otras figuras seguirán<br />

recibiendo med<strong>al</strong>las. En el pasado se hablaba del arte del toreo, pero los matadores<br />

no recibían med<strong>al</strong>las, sino cigarros puros habanos o pitilleras de plata. Al dar la vuelta<br />

<strong>al</strong> ruedo, los aficionados arrojaban fajos de puros y lanzaban sombreros a su paso. Ya<br />

nadie lleva sombrero, s<strong>al</strong>vo en Carnav<strong>al</strong>», nos dice don Juan Ramón Jiménez.<br />

Menuda hazaña u osadía es meterse en descifrar cuándo empezó el Arte del<br />

Toreo. Para <strong>al</strong>gunos escritores, lo mismo en España que en México, resulta casi<br />

anecdótico referirse a los supuestos primeros pobladores: Adán y Eva como los<br />

iniciadores, olvidándose de que Noé debió hacer grandes esfuerzos –ni tantos, porque<br />

en esa región los vacunos estaban ya domesticados-, para obligarles a pasar <strong>al</strong> Arca,<br />

debiéndole a él, siempre en el campo de lo supuesto, el que hoy existan toros bravos.<br />

Lo que ocurre es que, el tan cacareado Diluvio Univers<strong>al</strong>, sólo fue un fenómeno<br />

circunscrito a la extensa región mesopotámica, cuyo ejes fluvi<strong>al</strong>es siguen siendo los<br />

ríos Tigris y Eufrates, que se desbordaron hasta <strong>al</strong>canzar el agua niveles insospechados.<br />

Pero para muchos aficionados, los primeros padres de la actu<strong>al</strong> Tauromaquia fueron<br />

Pedro Romero y su riv<strong>al</strong> José <strong>De</strong>lgado (Pepe-Hillo), para seguidamente brillar con luz<br />

propia Francisco Montes Reina (Paquiro).<br />

Curiosamente -cumpliéndose con una premisa de carácter anímico, siempre<br />

vigente en todas las agrupaciones anim<strong>al</strong>es, entre ellas, la humana-, no tardaron los<br />

aficionados en buscar un diestros que, reuniendo toda una serie de características<br />

peculiares, en cuanto a v<strong>al</strong>or, astucia, temperamento y hasta m<strong>al</strong>icia, a la vez que<br />

dominador y decidido ante todo clase de toros, aunque actuara a veces sin someterse<br />

a regla <strong>al</strong>guna –actitud ésta que tanto goza de ver el pueblo-, dando muerte a los toros<br />

con golletazos infames, fuera inconfesablemente g<strong>al</strong>ardonado, con asignarle a<br />

Francisco Arjona Herrera en el toreo como Arte de Cúchares, coincidiendo semejante<br />

designación con la España isabelina, liber<strong>al</strong> y romántica, a la que siguió la Restauración,<br />

momento en los españoles se dividieron en partidarios de Cánovas o de Sagasti, en el<br />

campo de la Política. Modelo que se copió, pero que ha estado siempre en el <strong>al</strong>ma<br />

hispana, entre los fanáticos de S<strong>al</strong>vador Sánchez Povedano (Frascuelo) –los<br />

frascuelista- y los de su riv<strong>al</strong>, Rafael Molina Sánchez (Lagartijo) –los lagartijistas-,<br />

cuyos enfrentamientos <strong>al</strong>canzaron los límites de lo sangriento.<br />

El PUERTO de SANTA MARÍA


TOMO I<br />

El PUERTO de SANTA MARÍA<br />

Evolución Fiesta Brava<br />

Pensando en t<strong>al</strong>es enfrentamientos fanáticos, en el campo de la tauromaquia,<br />

se presenta a la hora de desarrollar este Prólogo un encuentro de hostilidad anímica<br />

interior. ¿Cómo competir con un escrito como el re<strong>al</strong>izado tan magistr<strong>al</strong>mente por don<br />

Juan Ramón Jiménez <strong>al</strong> prologar dicha obra? Y frente a la obligada pregunta, las cosas<br />

se complican aún más ante la trágica re<strong>al</strong>idad de que quien bien hubiera podido hacerlo<br />

tan exquisitamente, don Francisco del Castillo, ya no está entre nosotros. ¿Qué hacer?,<br />

si además son muy pocos los lectores que los leen. Siempre nos ha gustado lo difícil<br />

y eso ha sido recopilar una extensísima información de siglos y ordenarla. Y, ahora, lo<br />

difícil es seguir prologando esta publicación, pero de la mano del señor Jiménez,<br />

trataremos de completarlo.<br />

<strong>De</strong> lo poco que llevamos expuesto, a decir que el toreo tiene una profunda<br />

perspectiva de española identidad, sólo hay un paso, que nos conduce a la inequívoca<br />

certeza de que la Fiesta Brava es patrimonio cultur<strong>al</strong> de nuestro país, con<br />

características tan propias y de t<strong>al</strong> raigambre en el <strong>al</strong>ma de los españoles, que nos<br />

negamos a aceptar puede ponerse en peligro de extinción. Y más cuando ese tan<br />

legítimo patrimonio se sustenta de manera formidable <strong>al</strong> incorporarle el fuerte significado<br />

que se desprende de la noción de torería, «que desborda el vínculo de lo puramente<br />

gremi<strong>al</strong>, de los toreros, ganaderos e incluso de cofradías de aficionados. Es un v<strong>al</strong>or<br />

de actitud a la española usanza en el dominio de la Estética y de la Ética…» como<br />

señ<strong>al</strong>a don Juan Ramón Jiménez.<br />

Para ardEste Libro -primero de la Colección: Evolución de la Fiesta Brava: <strong>De</strong> Altamira<br />

<strong>al</strong> Siglo XVI-, que presumiblemente puede constar -en principio de seis tomos-, es<br />

una labor de monos. Los hechos más importantes, cronológicamente relacionados,<br />

aparecerán a lo largo de esos miles de años, en los que, lógicamente, se dan grandes<br />

s<strong>al</strong>tos en el vacío por f<strong>al</strong>ta de información. Como señ<strong>al</strong>a en el Prólogo del libro 1880,<br />

don Luis Suárez Ávila: «<strong>De</strong> pitón a rabo, se pasa revista a cuanto hubo en ese año,<br />

por b<strong>al</strong>adí que haya sido, en el mundo taurino. Pero todo ello, en función de El Puerto<br />

de Santa María. La lectura del propio índice del libro lo dice todo. Es pormenorizada<br />

síntesis de su contenido exhaustivo y riguroso», comentario que puede ser<br />

perfectamente aplicado <strong>al</strong> conjunto de esta Colección, que como tantas otras<br />

publicaciones, bajo la dirección de don Carlos Serrano Molina, se ha puesto <strong>al</strong> <strong>al</strong>cance<br />

de todos los aficionados por la web: www.fiestabrava.es, bajo el formato PDF, a la que<br />

también se puede llegar por la ya emblemática web. www.laplazare<strong>al</strong>.net, del ilustre<br />

erudito taurino portuense antes citado.<br />

Es la obra de muchos otros volcada, fragmentaria y cronológicamente, en él.<br />

Es el resultado de una investigación, muchas veces de primera mano, que aporta<br />

novedosas noticias y pone, en muchas ocasiones, los puntos sobre las íes; que renueva<br />

y pone <strong>al</strong> día lo que ha estado publicado con sesgo o intencion<strong>al</strong>idad distorsionadora;<br />

que da cuenta de las horas y horas que ha empleado el autor, en poner en orden lo<br />

desordenado y las luchas, en solitario, por hacer del libro, primero de una serie, un<br />

volumen legible y útil. Así que este primer libro, que puedes tener, lector, en tus<br />

manos, ábrelo con devoción y léelo con la atención que merece, o bien en Internet. En<br />

él están volcadas muchas miles de horas de investigación, de relectura de fuentes,<br />

de manejo de bibliografía solvente y, muy particularmente, es un libro que interesa a<br />

cu<strong>al</strong>quiera que se acerque a la fiesta de los toros.<br />

9


Evolución Fiesta Brava<br />

10<br />

TOMO I<br />

El «Uro», según el cuadro de Augsburgo. El tercio anterior amplio y estrecho<br />

el posterior, propio de los vacunos de combate, y la mirada encendida de los<br />

toros de casta Navarra.<br />

El «Uro», de la Cueva de Altamira, en el que el tercio anterior es impresionante<br />

y mínimo el posterior.<br />

Entre ambas imágenes hay una distancia de 20.000 años.<br />

El PUERTO de SANTA MARÍA


TOMO I<br />

Introducción<br />

123456789<br />

S<br />

123456789<br />

123456789<br />

i a lo largo de este Primer<br />

123456789<br />

Tomo –se avisa respetuosa-<br />

123456789<br />

123456789<br />

mente- el 123456789 lector encuentra la<br />

123456789<br />

frase corrida de toros, que 123456789<br />

no<br />

haga caso <strong>al</strong>guno, ya que<br />

éstas, como espectáculo por excelencia así<br />

llamado, no tienen fisonomía propia hasta<br />

fines del siglo XVIII, como asevera don José<br />

María de Cossío: «Téngase en cuenta, nos<br />

dice, que en los siglos anteriores –comenzado<br />

en Asia y acabando <strong>al</strong> fin<strong>al</strong> del siglo XV<br />

en América en este primer libro-, lo fundament<strong>al</strong><br />

de las fiestas de toros eran las suertes<br />

de a cab<strong>al</strong>lo, <strong>al</strong>anceamiento, con lanzas y<br />

rejones, o picándolos con vara de detener, y,<br />

como acompañamiento de ellas, las suertes<br />

pedestres se prodigaban dentro de la más<br />

absoluta anarquía, y, en muchos casos, ni<br />

aún por toreros profesion<strong>al</strong>es»; que sólo<br />

llegaban a obtener el título de matatoros. «Los<br />

períodos de la lidia a pie –si es que los hubosi<br />

acaso había de morir el toro a estoque,<br />

estaban aún muy confusos e indefinidos, y<br />

toda clase de invenciones y suertes tenían<br />

lugar como entremés o como complemento<br />

del toreo a cab<strong>al</strong>lo.»<br />

Antes de sumergirnos en el fascinante<br />

planeta de los toros, bien merece<br />

tomarse en cuenta que nada sería semejante<br />

en grandeza para el hombre si lograra hacer<br />

un retrato de esa otra super evolución, la del<br />

Universo, para tratar de comprender, aunque<br />

sólo sea muy resumidamente, cómo se<br />

formó -para ubicarse debidamente en nues-<br />

El PUERTO de SANTA MARÍA<br />

PRIMERA PARTE<br />

Evolución Fiesta Brava<br />

tra Tierra y sobre ella las especies vivas-,<br />

hasta aparecer el hombre y la torería,<br />

protagonizada por el toro bravo; porque si<br />

nuestra Fiesta tiene un inmenso caud<strong>al</strong> de<br />

cultura, más lo es interpretándola en el<br />

conjunto del Cosmo; lo que equiv<strong>al</strong>dría a<br />

retroceder en el túnel maravilloso del tiempo,<br />

y se comprobaría que el proceso de formación<br />

apenas se ha iniciado y que se siguen<br />

produciendo inmensas explosiones de<br />

imponentes masas estelares por todo el<br />

infinito Cosmos, de las que nacen incontables<br />

estrellas y sistemas solares, con astros tan<br />

luminosos como nuestro Sol, e incluso de<br />

mayor tamaño que todo nuestro sistema<br />

solar; es decir, que lejos de gozar el Universo<br />

de una eterna quietud, como <strong>al</strong>gunos piensan,<br />

es más bien una eterna explosión, lo cu<strong>al</strong><br />

le otorga <strong>al</strong> enigma del espacio un dimensión<br />

fuera del <strong>al</strong>cance de la mente humana.<br />

Todas esas infinitas explosiones de<br />

estrellas supernovas que acontecen en el<br />

cosmos desde hace nadie sabe cuándo,<br />

incluyendo por supuesto la gran explosión que<br />

dio lugar a la formación de la Vía Láctea,<br />

donde está nuestro sistema solar, llenaron<br />

todo los inmensos espacios interestelares de<br />

las más diversas energías. <strong>De</strong> t<strong>al</strong> suerte que,<br />

si los hombres emplean los más diversos<br />

carburantes, la energía solar y la eléctrica y<br />

hasta la de origen atómico, para desplazar<br />

todo tipo de vehículos y máquinas, otros<br />

seres provenientes de otros planetas, utilizan<br />

sin duda esas inagotables energías que llenan<br />

11


Evolución Fiesta Brava<br />

los espacios sider<strong>al</strong>es para llevar sus naves<br />

espaci<strong>al</strong>es por todos los confines del<br />

universo, porque ya descubrieron los<br />

delicados mecanismos con los que dicha<br />

energía puede transformarse en fuerza<br />

impulsora.<br />

Si la Tierra que habitamos es<br />

insignificante, a su vez, el que consideramos<br />

inmenso imperio del Sol, resulta de muy<br />

modesta dimensión dentro de su g<strong>al</strong>axia, la<br />

Vía Láctea, que cuenta con innumerables<br />

soles o estrellas que poseen sistemas<br />

solares más vastos que el nuestro. La misma<br />

Vía Láctea es pura insignificancia comparada<br />

con las g<strong>al</strong>axias vecinas, pues sólo parece<br />

una cabeza de <strong>al</strong>filer dentro del universo<br />

infinito, y a cuyo <strong>al</strong>rededor aparecen insondables<br />

espir<strong>al</strong>es de estrellas, formando<br />

incontables g<strong>al</strong>axias, extendidas a lo largo de<br />

zonas y cuyas luces tardan en llegar hasta<br />

nosotros hasta más de 100.000 años luz.<br />

En esa inmensidad indescifrable se<br />

dio el «milagro de la vida», la vocación vit<strong>al</strong><br />

que está implícita en toda la materia creada,<br />

se convirtió en un hecho univers<strong>al</strong>, en esa<br />

continua ebullición que protagoniza la inmensa<br />

olla cósmica diseminada por todas las<br />

g<strong>al</strong>axias y que tiene re<strong>al</strong>idad en la nuestra;<br />

vocación vit<strong>al</strong> que está sin duda presente en<br />

muchos otras estrellas-, en todas las cu<strong>al</strong>es<br />

existe un vastísimo catálogo de moléculas<br />

basadas en el carbono, que son los sillares<br />

sobre los que se edificaron en la Tierra los<br />

seres vivos. Por ejemplo, en planetas vecinos,<br />

cometas y meteoritos, los científicos han<br />

h<strong>al</strong>lado hidrocarburos aromáticos policícilicos,<br />

que están formados por anillos<br />

bordeados por átomos de hidrógeno; ácido<br />

cianhídrico, compuestos de los que se puede<br />

obtener con relativa facilidad dos de las bases<br />

nitrogenadas que forman parte del ADN –la<br />

adenina y la guanina-, y aminoácidos.<br />

<strong>De</strong>sde que se acomodó la Tierra, en<br />

constante rotación, en el hogar cósmico que<br />

hoy ocupa, nada dentro y sobre ella ha dejado<br />

de evolucionar. Y refiriendonos <strong>al</strong> tema de<br />

esta publicación, los vacunos, bravos o no,<br />

12<br />

TOMO I<br />

es decir, la filogenia del toro de lidia, ha<br />

experimentado una profunda transformación.<br />

Cuando aparecieron los primeros mamíferos<br />

miniaturas, hace más de 200 millones de<br />

años, todos provenían de un tronco común,<br />

que arrancó con las cuadrúpedas musañaras<br />

descubiertas en Kenia, en la década de 1960,<br />

hasta la aparición de los rumiantes, transcurrieron<br />

más de esos 200 millones años, y<br />

hasta apenas hace 40 milones desparecieron<br />

los dinosaurios y fue el momento en que se<br />

desarrollaron, libres de los grandes predadores,<br />

las diversas especies de mamíferos,<br />

de los que partieron los rumiantes que hoy<br />

habitan la superficie de la tierra, de donde<br />

provienen los toros.<br />

En la etapa del período Silúrico<br />

superior, hace entre los 430 a 394 millones<br />

de años, hicieron su aparición de los primeros<br />

vertebrados marinos: graptolites y los peces.<br />

En el Silúrico inferior nos encontramos con<br />

el Acradocistites, género de equinodermos<br />

fósiles, grupo de los rombíferos. Otros<br />

equinodermos fósiles corresponden <strong>al</strong> periodo<br />

<strong>De</strong>vónico. El piso inferior u ordoviciano<br />

del periodo siluriano es llamado Armoricense<br />

y se corresponde con los fósiles de la fauna<br />

del terciario de Barrande. El Armoricense,<br />

llamado Asperón, es la capa de asperó<br />

blanco desarrollada en el macizo de<br />

Armónica y del Contentin. Seguidamente, los<br />

vertebrados empiezan a arrastrarse fuera del<br />

agua: peces ganoideos. Fue la época del inicio<br />

del gigantismo terrestre. Se daban todas las<br />

condiciones para la evolución hacia las macroformas<br />

vivientes y se acercaba el momento<br />

de la aparición de los grandes reptiles,<br />

dinosaurios en la Tierra, cocodrilos y<br />

caimanes entre las aguas y la tierra, y de los<br />

grandes mamíferos en los mares, como las<br />

b<strong>al</strong>lenas y los grandes peces, los tiburones y<br />

delfines. El mundo de los vertebrados e<br />

invertebrados, esponjas, ectétera, cubrían<br />

toda la Tierra y Mares.<br />

En el siguiente período, conocido<br />

como el Carbonífero (345-280 millones de<br />

años), se inició el desarrollo de los reptiles,<br />

El PUERTO de SANTA MARÍA


TOMO I<br />

que pronto <strong>al</strong>canzaron grandes dimensiones.<br />

Ya existían miles de especies de peces de<br />

todos los tamaños, los tiburones, las tortugas<br />

y los grandes mamíferos marinos, como las<br />

b<strong>al</strong>lenas, ya muy evolucionados. Estaban<br />

dadas todas las condiciones para la aparición<br />

de los mamíferos terrestres. Ya existían miles<br />

de especies de reptiles y aves, ocupando toda<br />

la superficie terráquea. Juntos con ellos, los<br />

grandes dinosaurios por todas partes.<br />

La banda más destacable, pared<br />

arriba de la sima del Gran Cañón del<br />

Colorado (EE.UU) –que durante varios días<br />

recorrimos en el verano de 1994-, presenta<br />

estratos de color gris azulado formado de<br />

c<strong>al</strong>iza, situada a media <strong>al</strong>tura de la profunda<br />

grieta, se formó hace unos 335 millones de<br />

años. El Gran Cañón, es una grieta de 1.600<br />

metros de profundidad, de 5 a 30 kilómetros<br />

de anchura y de 350 kilómetros de longitud,<br />

nos muestra como ningún otro lugar del<br />

mundo la disposición de las capas superiores<br />

de la Tierra. Se formó enteramente por la<br />

erosión del río Colorado, en un proceso tot<strong>al</strong>mente<br />

natur<strong>al</strong> que comenzó hace unos 2.005<br />

millones de años. <strong>De</strong>sde el borden del cañón<br />

se contemplan 12 capas princip<strong>al</strong>es de roca.<br />

La del fondo es completamente diferentes de<br />

cu<strong>al</strong>quiera de las demás. Está formada de<br />

esquisto de Brama y Vishnu: pesada roca,<br />

casi negra, de más de 2.000 millones de<br />

años.<br />

Pared arriba de la sima, los estratos<br />

pertenecientes a diversas épocas ofrecen<br />

coloraciones distintas: las blancas y pardas<br />

de la arenisca, los tonos rosáceos del granito<br />

y los casi negros del esquisto. Quizá la más<br />

destacable sea una banda gris azulada de<br />

c<strong>al</strong>iza, situada a media <strong>al</strong>tura, que se formó<br />

hace unos 335 millones de años. Por encima<br />

de ésta se <strong>al</strong>ternan las capas de arenisca y<br />

pizarra, cada una con 300 metros de espesor.<br />

Contiene fósiles de insectos, de frondas de<br />

helechos y de antecesores de <strong>al</strong>s ranas<br />

actu<strong>al</strong>es.<br />

El estrato siguiente, de tono pálido,<br />

parece estar formado por arena acarreada<br />

El PUERTO de SANTA MARÍA<br />

Evolución Fiesta Brava<br />

por el viento; es indicio de un largo período<br />

de clima desértico. Cerca de la sima se<br />

observan capas amarillas amarillentas de<br />

roca c<strong>al</strong>iza que parecen sedimentos de<br />

mares cálidos, a juzgar por el número de<br />

dientes de tiburón y cor<strong>al</strong>es fosilizados. Por<br />

encima de estas últimas aparecen los<br />

primeros vestigios del hombre: tribus<br />

prehistóricas que llegaron a estos parajes<br />

hace unos 27.000 años. Muchas más capas<br />

se formaran en el futuro, pues la Tierra es<br />

todavía joven. Los astrónomos afirman que<br />

la vida del planeta acabará con la muerte del<br />

Sol, dentro de entre 10.000 y 8.000 millones<br />

de años.<br />

Entre las aves y mamíferos existieron<br />

eslabones intermedios, hasta separarse<br />

en ambos Órdenes, bien diferenciados.<br />

Uno de esos eslabones está representado<br />

por los Ancodos, mamíferos que eran<br />

artiodáctilos como las aves y que pertenecían<br />

a la subfamilia de los antracoterinos. En<br />

Ronzón y Hampstead se han h<strong>al</strong>lado restos<br />

en perfecto estado, así como también en el<br />

lignito de C<strong>al</strong>af (Cat<strong>al</strong>uña, España). Y entre<br />

los mamíferos artiodáctilos primitivos, figuran<br />

también los Anoptotéridos, una familia de<br />

mamíferos artiodáctilos fósiles, considerados<br />

como formas de transición entre los paquidermos<br />

y los rumiantes. Igu<strong>al</strong>mente aparecieron,<br />

de aquél tronco común de pequeños<br />

mamíferos, los Aqueraterios, de los que no<br />

se conservan sino <strong>al</strong>gunos restos, pero que<br />

tenían los dientes semejantes a los del<br />

rinoceronte actu<strong>al</strong>.<br />

Ya está ahí el tronco común de los<br />

conocidos como Anoploterium, del que partieron<br />

los rumiantes y los suidos, deteniéndonos<br />

únicamente en las formas vivas de las<br />

proviene el actu<strong>al</strong> toro de lidia. Todas esas<br />

forma experimentaron profundas modificaciones<br />

en su organización; pero donde<br />

puede mejor observarse los diferentes<br />

estadíos evolutivos es en las extremidades<br />

(1, <strong>al</strong> pie página siguiente), que fueron perdiendo<br />

lentamente, con el transcurso de incontables<br />

milenios, sus dedos activos hasta quedar<br />

13


Evolución Fiesta Brava<br />

reducidos a uno sólo o a las dos centr<strong>al</strong>es, y<br />

que no apoyan, para adquirir mayor velocidad<br />

en la marcha, con la que librarse de sus<br />

predadores. <strong>De</strong> ese modo evolucionaron los<br />

anim<strong>al</strong>es con varios dedos (perisodáctilos)<br />

hasta terminar en el cab<strong>al</strong>lo actu<strong>al</strong>, muy<br />

anterior a los primeros rumiantes, como<br />

puede verse en la imagen.<br />

Entre los 200-100.000 años se<br />

presentó la culminación de la edad geológica<br />

llamada Cuaternario, pues durante ésta se<br />

comprueban los primeros vestigios seguros<br />

del hombre sobre la Tierra, en una sucesión<br />

de cuatro períodos fríos por lo menos,<br />

conocidos como «glaci<strong>al</strong>es»,entre los que se<br />

interc<strong>al</strong>an unos con otros de clima relativamente<br />

templado. Acaso en la transición<br />

de la tercera era glaci<strong>al</strong> <strong>al</strong> último período<br />

interglaci<strong>al</strong> aparecen en España los primeros<br />

vestigios humanos y durante esa edad<br />

14<br />

TOMO I<br />

geológica las sucesivas variaciones climáticas<br />

determinaron cambios en la flora y fauna<br />

(2). Pero descubrimiento p<strong>al</strong>eontólogicos o<br />

h<strong>al</strong>lazgos de restos humanos en España, en<br />

los años de 1993 <strong>al</strong> 96, han demostrado,<br />

como veremos en estas líneas, que dichos<br />

restos fósiles son muy anteriores, hasta de<br />

hace más de dos millones de años.<br />

Sea como fuere durante muchos<br />

miles de años, el clima de la Península Ibérica,<br />

como el de Norteamérica y México (Estados<br />

del Norte), debió ser idéntico <strong>al</strong> del África<br />

ecuatori<strong>al</strong>, y en torno a grandes lagos -como<br />

se puede ver aún en el Estado mexicano de<br />

J<strong>al</strong>isco-, y en las márgenes de los caud<strong>al</strong>osos<br />

ríos -cuya pasada existencia se puede<br />

observar a todo lo largo de la costa del<br />

Pacífico mexicano, crecía una vegetación y<br />

fauna silvestre lujuriante. Vestigios de elefantes,<br />

hipopótamos y rinocerontes, así como<br />

(1) Como puede verse en la primera figura de esta publicación, en ella puede hacerse la<br />

comparación entre las extremidades anteriores de los princip<strong>al</strong>es grupos de rumiantes<br />

para estudiar su evolución.<br />

(2) Lo que tuvo su importancia en la relación del hombre con los anim<strong>al</strong>es de los que<br />

había de obtener su <strong>al</strong>imentación y recursos. Y aunque en España, <strong>al</strong> parecer, el clima<br />

nunca fue demasiado riguroso, la mayor parte de la fauna era indiferente <strong>al</strong> clima, como<br />

los osos y otros carnívoros y también los cab<strong>al</strong>los, los uros o toros s<strong>al</strong>vajes, etc.<br />

(Francisco López Izquierdo: Historia del Toro de Lidia, 1996).<br />

El PUERTO de SANTA MARÍA


TOMO I<br />

de grandes carniceros: el gigantesco oso de<br />

las cavernas, el león, la pantera, la hiena,<br />

lobos de varios géneros, compartían su vida<br />

con la del hombre primitivo en todas esas<br />

áreas terrestres.<br />

Ya los grandes glaci<strong>al</strong>es en ambos<br />

Polos estaban presentes. Los artiodáctilos,<br />

como los venados de numerosas especies,<br />

los cab<strong>al</strong>los, los jab<strong>al</strong>íes y la restante variedad<br />

de fauna silvestre deambulaban por la Tierra,<br />

junto con los grandes mamíferos, como mamuts,<br />

girafas, elefantes y gran cantidad de<br />

primates, entre otras miles de especies de<br />

ambos Reinos.<br />

Los mamúes, sí estaban en gran<br />

número cuando el continente Americano se<br />

separó de Europa, más no las girafas y<br />

muchos otros anim<strong>al</strong>es, y sí los ancestros<br />

del cab<strong>al</strong>los, de donde provienen las cebras,<br />

que lógicamente, tampoco estaban en el<br />

continente americano con las características<br />

tan evolucionadas de África, entre otros, que<br />

aún no habían evolucionado sobre el Continente<br />

a la deriva. Los h<strong>al</strong>lazgos de medio<br />

centenar de esqueletos de équidos, formas<br />

ancestr<strong>al</strong>es de los equinos actu<strong>al</strong>es, en los<br />

Estados norteamericanos de Nebrasca e<br />

Idaho, a unos 1600 kilómetros unos de otros,<br />

cubiertos por una lluvia de cenizas volcánicas,<br />

son de importancia extrema para<br />

consolidar la teoría darwiniana. Millones de<br />

anim<strong>al</strong>es debieron quedar supultados hace<br />

ahora unos 50 millones de años.<br />

La niña María, de apenas nueve<br />

años de edad -hija de don Marcelino Sanz<br />

de Sautuola, gran aficionado a la arqueología,<br />

mientras escarbaba arrodillado y ensimismado<br />

a la entrada de la cueva de Altamira,<br />

cerca de la costa cantábrica española- se<br />

adentró curiosa a su interior y de súbito le<br />

llegaron <strong>al</strong> padre sus gritos desde una de las<br />

habitaciones rocosas de la cueva, diciéndole<br />

«¡Papá, ven en seguida !. ¡Toros! Toros!.»<br />

Hay que suponer la impresión y el<br />

desconcierto de su padre. El señor Sautuola<br />

interrumpió inmediatamente su labor excavadora<br />

y corrió hacia la puerta de la cueva<br />

El PUERTO de SANTA MARÍA<br />

Evolución Fiesta Brava<br />

por donde se había metido su hija y una vez<br />

dentro la pequeña visiblemenmte<br />

impresionada, señ<strong>al</strong>ó nerviosas a distintos<br />

puntos del techo pétreo. Su progenitor <strong>al</strong>zó<br />

la luz de su linterna y contempló, en un techo<br />

no muy <strong>al</strong>to, de unos 1,80 a 2,10 metros,<br />

sorprendentes retratos del bisonte prehistórico,<br />

pintados en tonos castaños, rojizos,<br />

amarillos y negro: una excelente creación<br />

artística de hace decenas de miles de años.<br />

.... ¡Toros! Toros!<br />

Plasmados en la roca contó hasta<br />

17 bisontes en actitudes re<strong>al</strong>istas... y <strong>al</strong>lí<br />

están, junto con otra gran cantidad de otros<br />

tantos anim<strong>al</strong>es; unos golpeando el suelo con<br />

la pezuña, o más bien escarbando como<br />

nuestros actu<strong>al</strong>es toros de lidia en las plazas<br />

cuando son mansos o simplemente silvestres,<br />

otros vacunos echados, bramando y<br />

agonizando heridos a lanzadas.<br />

A su <strong>al</strong>rededor había representaciones<br />

de jab<strong>al</strong>íes, un cab<strong>al</strong>lo, un corzo y<br />

un lobo. Cuando Sautuola exploró detenidamente<br />

las intricadas g<strong>al</strong>erías h<strong>al</strong>ló otro<br />

gran número de pinturas de anim<strong>al</strong>es,<br />

muchos de ellos extintos o desaparecidos<br />

hacia siglos de Europa. Corría entonces el<br />

año 1879. Al principio, como siempre -ahora<br />

tenemos el caso de los platillos voladores u<br />

OVNIS, que ya son una re<strong>al</strong>idad impresionante,<br />

pero que los «expertos científicos»<br />

también niegan- los arqueólogos de bufete<br />

consideraron f<strong>al</strong>sos los h<strong>al</strong>lazgos de<br />

Sautuola, pue suponían que se trataba de un<br />

plan para desacreditar la teoría de la evolución<br />

de Charles Darwin.<br />

15


Evolución Fiesta Brava<br />

Por entonces, aquellas pinturas<br />

constituyeron uno de los mayores descubrimientos<br />

del arte prehistórico, con una<br />

antigüedad de 25.000 a 10.000 años adC.<br />

Representaba tanto para <strong>al</strong>gunos científicos<br />

como tener que admitir de plano que los<br />

hombres prehistóricos no eran tan s<strong>al</strong>vajes<br />

e ignorantes como la mayoría se figuraban.<br />

En 1902, a los 14 años de la muerte de<br />

Sautuola, el joven abate Henri Breuil, distinguido<br />

arqueólogo y libre de la erosión ment<strong>al</strong><br />

de los eternos escolásticos, visitó las cuevas<br />

-este autor las conoció y quedó admirado el<br />

verano de hace 40 años- y desenterró<br />

numerosos huesos de anim<strong>al</strong>es, con grabados<br />

que parecían ser esquemas y se correspondían<br />

perfectamente con los re<strong>al</strong>izados en<br />

los techos.<br />

La autenticidad de las pinturas<br />

quedó científicamente demostrada y las<br />

cuevas de Altamira, en la provincia de<br />

Santander (España), fueron en<strong>al</strong>tecidas en<br />

todo el mundo y denominadas: La Capilla<br />

Sixtina del Arte Cuaternario. Llamaba<br />

asimismo la atención, lógicamente, el excelente<br />

estado en que aquellas imágenes se<br />

habían conservado.<br />

Aunque se han descubierto más de<br />

200 grutas decoradas, una de ellas en el<br />

Estado de Zacatecas (México), con pinturas<br />

y grabados de la antigua Edad de Piedra, en<br />

el norte de España, en los montes Pirineos<br />

franceses, en la Dordoña, sur de It<strong>al</strong>ia y los<br />

Ur<strong>al</strong>es, muchas de sus pinturas rupestres se<br />

han descolorido y deteriorado por efecto del<br />

tiempo y del clima.<br />

Sin embargo, las pinturas de<br />

Altamira se han preservado en cuevas<br />

tot<strong>al</strong>mente oscuras, abiertas poco antes de<br />

la visita de Sautuola, cuya temperatura y<br />

humedad permanecieron constantes. La<br />

ventilación era buena pero no excesiva, y la<br />

humedad del aire ha evitado que se secaran<br />

y descamaran los colores. Además, estas<br />

cuevas se h<strong>al</strong>lan selladas desde tiempo<br />

inmemopri<strong>al</strong> por desprendimientos de tierras.<br />

16<br />

TOMO I<br />

En cambio, las pinturas de las<br />

cuevas de Lascaux, en el sur de Francia,<br />

emparentadas con las de Altamira, sufrieron<br />

más deterioro durante los 15 años que<br />

estuvieron abiertas <strong>al</strong> público, sin duda debido<br />

a los cambios constantes de humedad<br />

originados por el c<strong>al</strong>or y la sudoración de los<br />

visitantes, así como por la proliferación de<br />

gérmenes, especi<strong>al</strong>mente de hongos microscópicos<br />

que ello acarrera, sumados a los que<br />

portados por los curiosos, que en los 15.000<br />

años anteriores. Los jóvenes también desempeñaron<br />

un papel decisivo en el descubrimiento<br />

de las cuevas francesas de Lascaux,<br />

la otra gran g<strong>al</strong>ería del arte prehistórico<br />

o cuaternario.<br />

Al efectuarse en mayo de 1928 unas<br />

obras de ingeniería en las inmediaciones de<br />

El PUERTO de SANTA MARÍA


TOMO I<br />

la cueva de Altamira se descubrió otra a 100<br />

metros de distancia con bellísimas est<strong>al</strong>actitas<br />

y est<strong>al</strong>agmitas. Explorada por el<br />

catedrático de Prehistoria de la Universidad<br />

de Madrid, Hugo Obermaier, opinó este<br />

etnólogo que la cueva tiene más de 40.000<br />

años de antigüedad y estuvo habitada<br />

sucesivamente por varias agrupaciones<br />

humanas -según denotan los restos fósiles<br />

encontrados-, de unos tres metros de<br />

espesor, divididos en capas correspondientes<br />

a distintos pobladores. Si la de Altamira se<br />

estima tiene entre 25 y 15 mi años ¿puede<br />

darse re<strong>al</strong>mente tantos años de diferencia?<br />

Se encontraron asimismo restos de<br />

marfil y huesos c<strong>al</strong>cinados de bisonte, toro y<br />

cab<strong>al</strong>los, jab<strong>al</strong>í, lobo, cabra montes y foca de<br />

Groenlandia. Esta nueva cueva sigue siendo<br />

estudiada con nuevas exploraciones. Según<br />

dijo en el Congreso de Arqueología celebrado<br />

en Barcelona en septiembre de 1929, no se<br />

confirmaron los descubrimientos de<br />

Obemaier en cuanto a la antigüedad de los<br />

fósiles.<br />

Pronto los hombres aprenden a<br />

cazar a estos y otros anim<strong>al</strong>es empujándolos<br />

hacia sacos de cuero, y concentrándolos<br />

después en cercados hechos con emp<strong>al</strong>izadas<br />

de madera. <strong>De</strong> esta forma se convirtieron<br />

en pastores. A la fertilidad de estos<br />

rebaños, y de los rebaños libres, se asocian<br />

las danzas ritu<strong>al</strong>es y los cultos asociados a<br />

El PUERTO de SANTA MARÍA<br />

Evolución Fiesta Brava<br />

pinturas rupestres de anim<strong>al</strong>es (P<strong>al</strong>eolíticas<br />

en la cornisa Cantábrica, en su fase<br />

Solutrense; y Protoneolíticas y Neolíticas en<br />

la costa orient<strong>al</strong>), con un significado<br />

probablemente mágico o de culto.<br />

Los hombres usan eventu<strong>al</strong>mente<br />

(no siempre) plumajes en la cabeza, y<br />

braz<strong>al</strong>etes en los brazos y en los tobillos, y la<br />

caza es la actividad princip<strong>al</strong> y la mayor<br />

consideración soci<strong>al</strong> es para el gran cazador,<br />

entre cuyas piezas preferidas figuró el uro. Y<br />

por todo lo dicho, apareció el toro, que como<br />

todas las formas vivas actu<strong>al</strong>es, es la<br />

resultante de una larga evolución filogenética<br />

a través de las épocas geológicas más<br />

extensa, que sobrepasan nuestra capacidad<br />

imaginativa, durante las cu<strong>al</strong>es, todos los<br />

seres fueron sometidos a las implacables<br />

leyes de la selección natur<strong>al</strong>, que han ejercido<br />

su máxima acción modeladora sobre todos<br />

los seres vivientes, entre ellos, los que<br />

componen el género Bos, que arrancó del<br />

tronco común de los Anoploterium, del que<br />

partieron tanto los monogástricos, como el<br />

cab<strong>al</strong>lo, o los rumiante poligástricos, como<br />

el Bos taurus primigenius y de este partió<br />

el uro, del que derivan todas las razas de<br />

vacunos existentes.<br />

17


Evolución Fiesta Brava<br />

18<br />

TOMO I<br />

El apunte a tinta, de 64 x 49 cmc., titulado «<strong>De</strong>sencajonamiento de Miuras», que<br />

con otras muchas artísticas obras pictóricas, del incomparable portuense don Juan<br />

Lara, nos recuerda un trozo del techo de la Cueva de Altamira; pero sobre la arena<br />

de la Plaza Re<strong>al</strong>, también pintado a tinta, de la «Tauromaquia de Lara.» El citado<br />

«apunte» forma parte de la brillantísima Exposición Pictórica, más bien Antológica,<br />

del pintor portuense, que resultó un verdadero acontecimiento cultur<strong>al</strong>,<br />

magníficamente presentado por la Academia de Bellas Artes Santa Cecilia, como<br />

todo cuanto re<strong>al</strong>iza y a cuya Institución felicitamos efusivamente, dejando aquí<br />

constancia de ello.<br />

La Exposición fue del 15 <strong>al</strong> 25 de Noviembre de 2007, en el Centro Cultur<strong>al</strong><br />

Alfonso X el Sabio, en el Puerto de Santa María (Cádiz).<br />

El PUERTO de SANTA MARÍA


TOMO I<br />

123456789<br />

Y<br />

123456789<br />

de ahora en adelante 123456789<br />

nos<br />

123456789<br />

123456789 adentraremos directamente<br />

123456789<br />

en 123456789 el extenso contenido,<br />

sencillamente, 123456789<br />

porque nos<br />

123456789<br />

apasiona sumergirnos ya de<br />

lleno en la fascinante evolución seguida por<br />

cuantos protagonistas conformaron la Fiesta<br />

más culta del mundo, según nuestro insigne<br />

Federico García Lorca. Y nos satisface abrir<br />

la capa para decir que nosotros, los hombres<br />

de Iberia, tendremos siempre el honor de<br />

haber heredado, desde la más lejana antigüedad,<br />

un solar que, además de ser un<br />

caravan sereil de civilizaciones, tiene figura<br />

de un cuero de vaca extendido, cuyo cuello<br />

está a la parte de tierra, por donde se junta<br />

con Francia. Esto dice, y se muestra ser así<br />

en las tablas de Ptolomeo, y en cu<strong>al</strong>quier<br />

otra buena descripción que de España se ha<br />

pintado. Y si queremos extender esta semejanza<br />

con más particularidad teniendo la carta<br />

pintada delante, veremos como el cuello de<br />

esta piel, lo estaba la cabeza, es la que se<br />

junta con Francia, y la cola el cabo de San<br />

Vicente. Los brazos, la pequeña punta de<br />

Bermeo, acaba en Bilbao, y el cabo de Gata<br />

debajo de Almería. Y las piernas la punta de<br />

Gibr<strong>al</strong>tar sobre el Estrecho, y el cabo de<br />

Finisterre en la G<strong>al</strong>ia.»<br />

Adentrarse en la Prehistoria es pasar<br />

<strong>al</strong> interior de la Cueva de Altamira (Santander,<br />

España), o la de Lascaux, en el Mediodía de<br />

Francia, por no citar otras muchas, como los<br />

dibujos de la Cueva de la Vieja o del Venado<br />

(Alpera, Levante) o la pinturas de Navazo. Sin<br />

El PUERTO de SANTA MARÍA<br />

CAPÍTULO I<br />

25.000-15.000 años av<strong>al</strong>an «la Fiesta<br />

más culta del mundo.»<br />

Evolución Fiesta Brava<br />

embargo, el que se nos diga que esas<br />

artísticas pinturas se re<strong>al</strong>izaron entre hace<br />

25 mil o 15 mil años, nos confunde mucho y<br />

nos desilusiona más ¿Acaso no existen hoy<br />

sobrados procedimientos científicos y<br />

tecnológicos para descifrar la edad de esa<br />

bellas pinturas rupestres? Por ello, sólo<br />

podemos decir que seguimos en un estado<br />

puramente imaginativo sobre los tiempos<br />

remotos en que empezó el toreo o las<br />

primitivas artes de esquivar las acometidas<br />

de los toros.<br />

Lo que sí está claro que los toros<br />

bravos están en ellas pintados y que las<br />

figuras humanas que los rodean, junto a otras<br />

especies silvestres, están en plena actividad<br />

de caza con lanzas utilizando puntas de<br />

huesos o de pedern<strong>al</strong>. Que después resulte<br />

que la Península Ibérica tenga forma de piel<br />

de toro, no nos da más que un limitado derecho<br />

para asegurar que en España se inventó<br />

el primitivo toreo, que nada tiene que ver con<br />

el artístico que se viene ejecutando a lo largo<br />

del pasado siglo, que ese sí, es profundamente<br />

español, ibérico o hispano. Lo tot<strong>al</strong>mente<br />

cierto es que la selección re<strong>al</strong>izada<br />

con el ganado bravo es exclusiva de los<br />

ganaderos españoles.<br />

Está fuera de toda discusión c<strong>al</strong>ificar<br />

la citada Cueva de Altamira, en un cerro con<br />

su abertura mirando el Cantábrico, junto a<br />

Santillana del Mar, como uno de los más<br />

destacados monumentos del Arte univers<strong>al</strong>,<br />

la Capilla Sixtina del Arte Cuaternario.<br />

Razón tiene, además, quien considera a esas<br />

19


Evolución Fiesta Brava<br />

bellas pinturas rupestres el primer cartel de<br />

toros, hasta «el más admirable de los que<br />

luego se han ido fijando en las paredes de<br />

España», que con razón le hicieron exclamar<br />

a la niña María Sanz de Sautuola: «¡Toros!<br />

¡Toros!», cuando los descubrió…, aunque<br />

también había bisontes. La significación de<br />

t<strong>al</strong>es pinturas sobrepasa el espacio de esta<br />

publicación y det<strong>al</strong>lar los muchas etapas<br />

estelares en la evolución de la torería (3),<br />

desde los fin<strong>al</strong>es de la Edad de la piedra<br />

pulimentada, hasta la llegada de Goya, la<br />

aparición de Picasso, seguido del derroche<br />

de fuerza espiritu<strong>al</strong> en el toreo de Belmonte,<br />

hasta la figura del toreo escolástico de<br />

Manolete, sería como tratar de escribir otra<br />

monument<strong>al</strong> obra como LOS TOROS, de don<br />

José María de Cossío.<br />

En cuantos libros hemos leído, sobre<br />

el tema centr<strong>al</strong> de esta publicación, nada se<br />

dice de lo que representa una de las historias<br />

más fascinantes: la del lanzamiento de<br />

flechas con arcos. Porque viene resultando<br />

que cuando los pintores estaban trabajando<br />

afanosamente en el techo de la Cueva de<br />

Altamira, hace entre 25 y 15 mil años, los<br />

hombre estaban cogiendo por primera vez<br />

un rudimetario arco para disparar flechas.<br />

Esta actividad, pues, también se remonta <strong>al</strong><br />

p<strong>al</strong>eolítico, en cuyo periodo ya se representan<br />

escenas de caza, lo que demuestra que el<br />

arco tuvo un marcado carácter utilitario en<br />

tan lejana época… y que los toros silvestres<br />

fueron abatidos a flechazos. El arco y la flecha<br />

han sido desde siempre herramientas fundament<strong>al</strong>es<br />

para la supervivencia de la humanidad.<br />

Gracias a ellas el hombre se convirtió<br />

en cazador de grandes anim<strong>al</strong>es, como los<br />

rinocerontes, ya que la caza resultaba bastante<br />

más segura y de menores riesgos que con<br />

otros métodos utilizados entonces.<br />

20<br />

TOMO I<br />

Estaba preguntándome: ¿cómo sería la niña<br />

María? -éste autor tiene una preciosa sobrinanieta:<br />

María Alcaín Abreu, en Córdoba-,<br />

cuando pasaba por delante del Centro<br />

Cultur<strong>al</strong> Alfonso X «El Sabio», en El Puerto<br />

de Santa María. Don Manuel Pico, Director<br />

de la Academia de Bellas Artes Santa Cecilia,<br />

organizadora de la extraordinaria exposición<br />

dedicada a la fabulosa obra pictórica de<br />

nuestro paisano Juan Lara, me invitó a verla<br />

-un éxito cultur<strong>al</strong> más de la Academia-... y<br />

mi espíritu s<strong>al</strong>tó de gozo, porque en el óleo<br />

sobre tabla, de 25 x 50 cms., que representa<br />

a «Mari Carmen», D. Juan Lara me estaba<br />

brindando unos instantes de duende, con<br />

un h<strong>al</strong>o propio de la rica magia tauromáquica,<br />

<strong>al</strong> ofrecerme la respuesta que tanto me<br />

inquietaba. ¡Gracias!, paisano.<br />

La Exposición fue del 15 <strong>al</strong> 25 de<br />

(3) Es la evolución y cambio a la que se refiere Noviembre María Mérida de 2007.<br />

Fernández, esa flor hecha<br />

mujer que escribe con delicioso encanto, para decirnos en su obra «La Torería» (1999):<br />

«Los ritos y las formas del toreo han evolucionado mucho con el transcurso del tiempo,<br />

pero se mantiene su esencia y su significado porque lo auténtico, lo de verdad, no puede<br />

ser sometido a modas pasajeras o costumbres mudable.» ¡Dios te oiga, linda María!<br />

El PUERTO de SANTA MARÍA


TOMO I<br />

Cazando un rinoceronte usando arcos y<br />

flechas.<br />

Por otro lado, los materi<strong>al</strong>es con los<br />

que estaban construidos aquellos primitivos<br />

arcos nos revelan sobre la zona en la que<br />

vivían nuestros antepasados, las herramientas<br />

que tenían a su disposición y cómo<br />

utilizaban estos arcos, que comúnmente eran<br />

de dos tamaños, unos pequeños que eran<br />

más fáciles de manejar desde un cab<strong>al</strong>lo o<br />

un carro, mientras que los arcos más<br />

grandes eran ide<strong>al</strong>es para derribar objetivos<br />

que se encontrasen a gran distancia y las<br />

flechas empleadas fueron la base de partida<br />

de la lanzas empleadas miles de años<br />

después. Hasta dónde no llegaría la<br />

importancia de ambas herramientas, que<br />

grandes imperios se establecieron y cayeron<br />

teniendo como armas el arco y la flecha<br />

(Véase año 3.500 adC.).<br />

Poco efecto supone haber reseñado<br />

el largo peregrinar de los diferentes períodos<br />

evolutivos por los que circuló la Tierra, aunque<br />

sí hacer una parada que señ<strong>al</strong>e cómo en la<br />

última etapa del P<strong>al</strong>eolítico (P<strong>al</strong>eo, antiguo y<br />

lito, piedra: de la anigua Edad de Piedra) se<br />

estrechó la relación del hombre con los<br />

anim<strong>al</strong>es más próximos a él, tanto de los<br />

cuadrúpedos como los bípedos, arrancando<br />

entonces la domesticación, coronándola el<br />

cruento invento de castrar el anim<strong>al</strong> varón y<br />

también extirpar los ovarios de las hembras.<br />

Esa domesticación, inaplicable para el toro<br />

bravo, dejó en cambio la puerta abierta para<br />

someterlos a casi tres siglos de imparable<br />

selección, hasta conseguir un tipo de anim<strong>al</strong><br />

El PUERTO de SANTA MARÍA<br />

Evolución Fiesta Brava<br />

Estas «herramientas» cambiaron, en más<br />

de una ocasión, el curso de la Historia.<br />

que en nada se parece a los uros de las<br />

pinturas rupestres, pero que fue adorado y<br />

reverenciado desde Mesopotamia hasta la<br />

Celtiberia, pasando por Egipto, donde<br />

organizaban festejos en los que se enfrentaban<br />

los toros, en sangrientos combates.<br />

Ese largo caminar festivo y religioso ha<br />

terminado felizmente con la frase de Juan<br />

Belmonte: El toreo es una fuerza del espíritu.<br />

Ello significa tanto como aceptar plenamente<br />

que el origen religioso y sacrifici<strong>al</strong> de la torería<br />

la deja libre de ser c<strong>al</strong>ificada como un deporte<br />

cruento, en nada parecido a la caza y a los<br />

juegos sangrientos y deportivos, como los<br />

que se dieron en los circos romanos.<br />

La re<strong>al</strong>idad de los enfrentamientos<br />

ancestr<strong>al</strong>es sangrientos entre los primitivos<br />

cazadores y sus presas quedó <strong>al</strong> descubierto<br />

en una de las zonas pantanosa <strong>al</strong>rededor de<br />

la hoy ciudad de México –en las riberas del<br />

gran lago de Tenochtitlán-, con el Hombre<br />

de Tepexpan -precursor de los posteriores<br />

<strong>al</strong>anceadores y por último de los diestros que<br />

asestaban las lanzadas de a pie-, cuyo<br />

esqueleto apareció próximo a los despojos<br />

de un mamut que había sido cazado <strong>al</strong> borde<br />

un pantano hace ahora más de 11.000 años.<br />

El hecho ocurrió a unos 30 kilómetros <strong>al</strong><br />

21


Evolución Fiesta Brava<br />

nordeste de la ciudad de México, cuando don<br />

José Cortés cavaba una zanja en su terreno<br />

y su azadón tropezó con <strong>al</strong>go duro. Apartó la<br />

tierra y descubrió un enorme colmillo. Cerca<br />

había otro, y ambos se h<strong>al</strong>laban unidos a un<br />

cráneo, cuando corría el año 1954.<br />

Los arqueólogos mexicanos<br />

excavaron en seguida el lugar y descubrieron<br />

los despojos de aquel día de caza y junto a<br />

ellos, armas primitivas y herramientas de<br />

piedra, con las que habían matado y<br />

descuartizado a su víctima y que costó la vida<br />

a uno de los audaces y expertos cazadores<br />

de la Edad de Piedra. Aquel hombre del<br />

P<strong>al</strong>eolítico, medía 1,67 metros y tenía unos<br />

60 años de edad, razón por la que, como el<br />

célebre pintor ...., caído cuando trabajaba<br />

sobre un andamio, carecían ya de reflejos y<br />

fuerzas con esa edad para enfrentarse a tan<br />

serios peligros. La escena de lo ocurrido<br />

puede verse en una maqueta existente en el<br />

Museo de Antropología de la Ciuda de México,<br />

D. F. Se comprobó, pues, que el hombre de<br />

este periodo, cazaba grandes mamíferos (4)<br />

. Esta acreditada la caza del rinoceronte en<br />

la zona de Biarritz; también se sabe que se<br />

cazaban elefantes por h<strong>al</strong>lazgos efectuados<br />

en Arruntz, también en el Sudoeste francés.<br />

<strong>De</strong> los materi<strong>al</strong>es h<strong>al</strong>lados en las zonas de<br />

Biarritz y Arruntz se sabe que existían el león,<br />

la hiena, el lince, el lobo y otros anim<strong>al</strong>es. El<br />

medio fundament<strong>al</strong> de captura era la trampa<br />

de foso. La caza menor se practicaba con<br />

lanza corta de madera y piedra, y mediante<br />

piedras arrojadas.<br />

10.000 años... y sigue el Paraíso.<br />

Hace 10.000 años se inicio de la Era<br />

del cultivo de la tierra. <strong>De</strong> acuerdo con la teoría<br />

del ocio, el grueso de la población humana<br />

emprendió un camino equivocado hace ahora<br />

22<br />

TOMO I<br />

12.000 años cuando se inventó la agricultura<br />

entre el norte de Grecia e Irán. Pueblos que<br />

hasta entonces había vivido de los frutos y<br />

de la caza que se le ofrecían con poco<br />

esfuerzo se convirtieron en agricultores, y se<br />

obligaron a trabajar según ciclos y horarios<br />

impuestos por las estaciones y las necesidades<br />

del ganado. La Biblia señ<strong>al</strong>a este<br />

suceso cuando describe la expulsión de Adán<br />

del Paraíso.<br />

En el paraíso los <strong>al</strong>imentos estaban<br />

<strong>al</strong> <strong>al</strong>cance de la mano, como aun hoy es<br />

frecuente en los pueblos más primitivos del<br />

mundo. Por ejemplo, los bosquimanos del<br />

desierto de K<strong>al</strong>ahari (África), pueden recoger<br />

todo lo que necesitan con sólo un trabajo de<br />

12 a 19 horas seman<strong>al</strong>es por término medio.<br />

Según rigurosas investigaciones, la <strong>al</strong>imentación<br />

básica de estos indígenas, que consiste<br />

en nueces de mongono, representa una<br />

dieta en proteínas equiv<strong>al</strong>ente a 400 kilogramos<br />

de carne. También abundan otras<br />

plantas y anim<strong>al</strong>es comestibles.<br />

Y mientras tanto, en el mundo actu<strong>al</strong>,<br />

el ocio ilimiado es un lujo que la mayoría de<br />

los hombre sólo consiguen <strong>al</strong> cabo de una<br />

vida de duro trabajo, cuando ya no tienen la<br />

vit<strong>al</strong>idad suficiente para disfrutarlo, pese a que<br />

puedan tener todo el dinero del mundo<br />

acumulado a fuerza de sacrificios. Sin embargo,<br />

existen ejemplo de comunidades humanas<br />

que permiten a sus miembros ocio<br />

abundante en todas las edades. T<strong>al</strong> es el caso<br />

de los bosquimanos, los hadza de Tanzania,<br />

los pigmeos del África centr<strong>al</strong>, <strong>al</strong>gunas tribus<br />

indias casi inaccesibles de América del Sur,<br />

los esquim<strong>al</strong>es numiamut y ciertos grupos<br />

remotos de cazadores-recolectores que,<br />

pese a vivir en cierto modo sin haberse s<strong>al</strong>ido<br />

de la Edad de Piedra, disfrutan, pues, de todo<br />

el tiempo del mundo para el ocio y raramente<br />

tienen vicios y menos «botellones.»<br />

(4) Era el sistema más gener<strong>al</strong>izado empleado por las tribus nómadas de los hombres<br />

prehistóricos para cazar a los grandes anim<strong>al</strong>es, mediante el acoso en común -como<br />

hicieron el «Hombre de Texpepan» y los suyos-, obligando a que un anim<strong>al</strong> o varios<br />

terminaran en una zona pantanosa o cayendo en un precipicio, siendo así los primeros<br />

que inventaron la suerte del «despeño.»<br />

El PUERTO de SANTA MARÍA


TOMO I<br />

Pero, además, la mayoría de esas<br />

tribus poseen incluso un sistema de seguridad<br />

soci<strong>al</strong>. Los ancianos y los niños no<br />

trabajan, y son mantenidos por aquellos cuya<br />

edad está comprendida entre los 20 y 40<br />

años. En Tanzania, la vida de tribu hadza es<br />

aún más cómoda. Se ha c<strong>al</strong>culado que el<br />

hadza medio invierte <strong>al</strong> día menos de dos<br />

horas en obtener <strong>al</strong>imentos para vivir. Los<br />

hombres dedican <strong>al</strong> juego la mayor parte de<br />

su tiempo. Podría <strong>al</strong>egarse que la vida del<br />

cazador-recolector es precaria, y que un<br />

pueblo primitivo puede ser borrado de la faz<br />

de la Tierra en unos años difíciles. Pero los<br />

hechos revelan que, excepto en las grandes<br />

sequías, las comunidades más atrasadas<br />

sobreviven con menor dificultad que sus<br />

vecinos más desarrollados.<br />

En Botswana, <strong>al</strong> borde del K<strong>al</strong>ahari,<br />

sobrevino en 1966 una de las peores sequías<br />

que jamás asolaron el Sur de África, causando<br />

la muerte de 250.000 cabezas de ganado.<br />

Numerosas y remotas tribus agrícolas amenazadas<br />

por el hambre estaban fuera del<br />

<strong>al</strong>cance de los programas de ayuda de las<br />

Naciones Unidas. Pero los bosquimanos, que<br />

no siembran ni crían ganado, acudieron a<br />

s<strong>al</strong>varlos. Las mujeres bosquimanas enseñaron<br />

a las esposas de los agricultores a<br />

buscar nueces y plantas silvestres. <strong>De</strong> este<br />

modo, los pueblos que sabían cultivar la tierra<br />

lograron subsistir regresando <strong>al</strong> modo de vida<br />

más antiguo de la humanidad.<br />

Otras de esas tribus es la formada<br />

por la raza de pigmeos africanos, que habitan<br />

<strong>al</strong> Noroeste del lago Victoria Nyanza, emparentada<br />

con los bosquimanos y descubierta<br />

por Schweinfurth en 1869. Su estatura es de<br />

1,30 a 1,50 metros y es sucolor pardo rojizo.<br />

Van casi desnudos del todo y son muy<br />

diestros en el manejo del arco y las flechas<br />

envenenadas, con cuyas armas atacan a los<br />

búf<strong>al</strong>os y elefantes. Todas las tribus citadas,<br />

sin embargo, sólo constituyen el 0,001 por<br />

ciento más de 5.000 millones de seres<br />

humanos que habitan el mundo. Sin embargo,<br />

si la opulencia y el bienestar de una<br />

El PUERTO de SANTA MARÍA<br />

Evolución Fiesta Brava<br />

sociedad se mide por la cantidad de tiempo<br />

libre de que dispone, nos h<strong>al</strong>lamos ante las<br />

colectividades más privilegiadas de la Tierra<br />

<strong>al</strong> an<strong>al</strong>izar esas opulentas sociedades del<br />

desierto que está de enhorabuena.<br />

Hace 5.000 años aparecieron<br />

los toros embolados.<br />

En la legendaria civilización cretense<br />

–isla de Creta- se dieron los primitivos juegos<br />

taurinos hace ahora 5.000 años, y quienes<br />

los protagonizaron ya conocían el modo de<br />

evitar las cornadas, pues en los Museos de<br />

Antopología de Viena y en Gasseines han<br />

aparecido cabezas de toros de embolados,<br />

pertenecientes a t<strong>al</strong> arte mediterráneo. Ello<br />

significa que desde la época más remota los<br />

hombres se enfrentaron a los toros por juego<br />

o diversión y, teniendo conciencia del peligro<br />

mort<strong>al</strong> de las astas de estas fieras se<br />

apresuraron a idear la forma de reducirlo, y<br />

el sistema de embolar los toros llegó hasta<br />

nuestros días.<br />

Como el lector ya debe recordar,<br />

Minos, rey de Creta, pidió <strong>al</strong> dios Poseidón<br />

que incrementara su fortuna. Éste escuchó<br />

el ruego y encargó <strong>al</strong> dios Vulcano que crease<br />

un toro sement<strong>al</strong> que mejorase su ganadería.<br />

Hizo surgir el enorme toro negro –el<br />

Toro embolado.<br />

Pasa a la página nº 26.<br />

23


Evolución Fiesta Brava<br />

Restauración del gran fresco del p<strong>al</strong>acio de Cnosos (Creta), de tema taurino.<br />

24<br />

Mosaico romano que reproduce las «hazañas» del semidios Hércules.<br />

(Liria, V<strong>al</strong>encia).<br />

TOMO I<br />

El PUERTO de SANTA MARÍA


TOMO I<br />

Toro ibérico.<br />

Toro de Roj<strong>al</strong>es.<br />

Toro de Écija (M. del Louvre).<br />

Toro de Osuna. (M. A. N.).<br />

Lápida de Andújar (Málaga).<br />

El PUERTO de SANTA MARÍA<br />

Evolución Fiesta Brava<br />

Toreadora en el gran fresco taurino del p<strong>al</strong>acio de<br />

Cnosos. Restauración de Evans).<br />

25


Evolución Fiesta Brava<br />

Viene de la página nº 23.<br />

Minotauro- de las profundidades de la Tierra<br />

y se lo dio a Minos con la condición de que<br />

se lo sacrificara después de un tiempo.<br />

Minos, llevado por la ambición, quiso engañar<br />

<strong>al</strong> dios y lo suplantó por otro. Poseidón,<br />

encolerizado, hizo que el toro se volviera loco,<br />

asolara y destruyera el reino de Creta,<br />

además de dejar embarazada a la Reina,<br />

naciendo el minotauro, cuya muerte fue el<br />

séptimo trabajo de Hércules, dando ello lugar<br />

a la mítica leyenda. También el petróleo es<br />

una especie pastosa de toro negro surgido<br />

de las entrañas de la Tierra y que ha permitido<br />

a la humanidad un gran progreso, poniéndonos<br />

en condiciones de seguir el desarrollo<br />

humano basado en la ciencia y la tecnología…,<br />

pero que deberíamos haber renunciado<br />

desde hace tres decenios.<br />

4.000 años av<strong>al</strong>an el uso de<br />

la lanza.<br />

Dos mil años a. C., las tribus bárbaras<br />

de arios centro europesos que <strong>al</strong>canzaron<br />

las riberas del Mediterráneo en<br />

sucesivas invasiones entre los años (2000 y<br />

26<br />

TOMO I<br />

1800 a. C.), llevaron en <strong>al</strong>gunas de sus<br />

temibles incursiones grandes bovinos a los<br />

que colocaban abudante estopas empapadas<br />

en resinas en las puntas de sus cuernos,<br />

para tan pronto entraban en una ciudad,<br />

soltarlos, no sin antes prender fuego a la<br />

resina, sembrando con ello el pánico entre<br />

los pobladores, pues los anim<strong>al</strong>es, se enloquecían<br />

con el fuego y corrían espantados.<br />

Aquellos toros estaban ya parci<strong>al</strong>mente<br />

domesticados.<br />

Hay que recordar que las primeras<br />

grandes invasiones de las tribus arias<br />

destruyeron los grandes Estados o Civilizaciones<br />

asiáticas (Véase reportaje páginas 28<br />

y 29), entre los años 2200-2000 antes de C.,<br />

y que en las últimas de aquellas incursiones<br />

llegaron a Grecia cab<strong>al</strong>gando y con lanzas<br />

de hierro. La prosperidad que hasta entonces<br />

tenía Babilonia, que había dominado durante<br />

los siglos anteriores, fue brut<strong>al</strong>mente aniquilada<br />

por las hordas arias, que se abatió<br />

primero sobre el Asia Anterior. Oriundos de<br />

las estepas rusas y asiáticas, pueblos de<br />

civilización primitiva, pero entrando en franca<br />

evolución, provistos de armas de hierro,<br />

escudos de bronce y cab<strong>al</strong>los, que los<br />

Lanzada a pie. <strong>De</strong>l <strong>al</strong>farje del claustro del Monasterio de Silos, del siglo XIV.<br />

(5) El texto origin<strong>al</strong> fue encontrado por una expedición francesa en las excavaciones de<br />

Susa (Persia), en el año 1901. (Juan J. Z<strong>al</strong>dívar Ortega. La Antigüedad de la Profesión<br />

Veterinaria y su primitiva legislación. 1961.<br />

Boletín de Zootecnia. Año XVII. Marzo, Núm. 173,. Pas. 806-808).<br />

El PUERTO de SANTA MARÍA


TOMO I<br />

orient<strong>al</strong>es no conocían, avanzaron hacia el<br />

Sur, invadiendo Grecia, pasando el estrecho<br />

del Helesponto, franqueando el Cáucaso y<br />

deslizándose <strong>al</strong> este del mar Caspio.<br />

Reseñamos que aquellos bovinos<br />

estaban parci<strong>al</strong>mente domesticados porque<br />

en aquellas centurias ya el perro había sido<br />

domesticado -hace 20.000 años-, y le siguió<br />

el cab<strong>al</strong>lo, convirtiéndose éste en el primer<br />

anim<strong>al</strong> sobre el que se escribió para su cría y<br />

cuidados sanitarios, llamado Veterinariya,<br />

(que significa la cría del cab<strong>al</strong>lo o Zootecnia<br />

equina), fue publicado en la India hace más<br />

de 4.000 años, porque durante el reinado de<br />

Hamurabi (2003 y 1916 a. de C.), rey de<br />

Sumer o Babilonia, éste monarca editó un<br />

Código, a la sazón gobernador de Babilonia<br />

(5), que es el más viejo código conocido hasta<br />

El PUERTO de SANTA MARÍA<br />

Evolución Fiesta Brava<br />

hoy. Todas las citas usadas aquí son copia<br />

textu<strong>al</strong> de la edición inglesa de la Hammurabi´s<br />

legislation, de Charles Edwards,<br />

publicada en 1921. En <strong>al</strong>gunas de ellas puede<br />

leerse:<br />

El aspecto económico de la práctica<br />

veterinaria viene indicado en los párrafos 22-<br />

225 del código. En el párrafo 224, se expresa<br />

como sigue: Si el doctor de bueyes o asnos<br />

ha tratado, ya sea un buey o un asno, de<br />

comprometida herida y sana, el propietario<br />

del buey o del asno, dará el doctor un sexto<br />

de siclo (shekel, moneda antigua) de plata<br />

por sus honorarios»; y el párrafo 225 dice:<br />

«Si él ha tratado un buey o asno de una herida<br />

comprometida, causándole la muerte, dará<br />

el cuarto del precio del anim<strong>al</strong> <strong>al</strong> propietario<br />

del buey o del asno.»<br />

Pasa a la página nº 30.<br />

Mientras las primeras civilizaciones orient<strong>al</strong>es sintieron antes que las occident<strong>al</strong>es la<br />

necesidad de domesticar a los cánidos, equinos y vacunos con fines utilitarios, nosotros,<br />

más ide<strong>al</strong>istas, sentimos una inclinación ancestr<strong>al</strong> por las bellas artes, porque con ellas,<br />

los and<strong>al</strong>uces, evitamos la soledad del espíritu y <strong>al</strong>imentamos el <strong>al</strong>ma. ¿Acaso no<br />

conmueve las fibras del espíritu mirar detenidamente este «Estudio de Cab<strong>al</strong>lo», del<br />

pintor portuense Juan Lara? (1929-1995).<br />

27


Evolución Fiesta Brava<br />

123456789<br />

L<br />

123456789<br />

a enciclopedia 123456789<br />

libre «Wiki-<br />

123456789<br />

pedia», nos narra la biografía<br />

123456789<br />

123456789<br />

de 123456789 Gilgamesh o Gilgamés,<br />

personaje legendario 123456789<br />

de la<br />

123456789<br />

mitología sumería. Fue el<br />

quinto rey de Uruk, hacia el año 2650 a. C. y<br />

protagonista del Poema de Gilgamesh -es<br />

uno de los libros más antiguos de los que<br />

tenemos noticias, si bien es muy posterior <strong>al</strong><br />

escrito en la India sobre los cab<strong>al</strong>los-, en el<br />

que se cuentan sus aventuras y búsqueda<br />

de la inmort<strong>al</strong>idad junto a su amigo Enkidu -<br />

éste fue creado por el dios Aru, o por petición<br />

de Anu, que oía las quejas de los súbditos de<br />

Gilgamés -hijo de la diosa Ninsun y un<br />

sacerdote llamado Lillah-, y ésta le dijo a Aru<br />

que creara un ser tan fuerte como él, pero<br />

éste, <strong>al</strong> enterarse de la existencia de Enkidu,<br />

envió a una prostituta o sacerdotisa sagrada,<br />

llamada Shamhat, que pasó seis días y siete<br />

noches haciendo el amor con Enkidu, para<br />

convencerle de que era mejor una vida sabia<br />

y soci<strong>al</strong> que una vida de soledad y brut<strong>al</strong>idad<br />

en el bosque.<br />

Y es nuestro Gilgamés gobernó la<br />

ciudad del Summer de Uruk, en la mítica<br />

Mesopotamia -Uruk es la actu<strong>al</strong> Warka, en<br />

Irak, y a ella hace referencia la Biblia, dándole<br />

el nombre de Erech, del que derivó Iraq-, con<br />

sabiduría, pero con un despotismo t<strong>al</strong> que se<br />

le comparó a los dioses que lo habían creado.<br />

La leyenda cuenta que los ciudadanos del<br />

reino, viéndose tan brut<strong>al</strong>mente oprimidos,<br />

pidieron ayuda a los dioses, quienes enviaron<br />

a Enkidu para que luchara contra él, pero en<br />

el enfrentamiento se manifestaron tan parejos<br />

en fort<strong>al</strong>eza que lejos de volver a combatir,<br />

se hicieron amigos inseparables. Juntos<br />

decidieron hacer un largo viaje en busca de<br />

aventuras, en el se enfrentaron a toda clase<br />

de anim<strong>al</strong>es fantásticos y peligrosos. ¿No<br />

derivará fonéticamente Uro, de Uruk?<br />

28<br />

Gilgamés, el primer matatoros<br />

de la Antigüedad<br />

TOMO I<br />

En su ausencia, la diosa Inanna -<br />

más conocida por los babilonios como Ishtar<br />

y más tarde como Astarté- había cuidado y<br />

protegido la ciudad. Astarté declaró su amor<br />

<strong>al</strong> héroe Gilgamés, pero éste, argumentando<br />

justificadas razones, lo rechaza, provocando<br />

la ira de la diosa que enfurecida, ascendió <strong>al</strong><br />

cielo y corrió <strong>al</strong> encuentro de Anu, padre de<br />

toros los dioses. Y se quejó así:<br />

-Padre mío, Gilgamés me ha<br />

insultado, Gilgamés ha enumerado todas y<br />

cada una de mis infamias.<br />

-Bien -dijo Anu-, tú le pedistes que<br />

fuera tu esposo y él te enumeró tus infamias.<br />

-¡Öh, padre mío, por favor, crea un<br />

poderoso Toro Celeste -es el primer nombre<br />

dado a un astado, hace cerca de 5.000 años,<br />

también llamado «Toro de las tempestades»<br />

y el héroe Gilgamés ha sido el primer<br />

matatoros de la antigüedad, según el Dr.<br />

Francisco J. Castejón C<strong>al</strong>derón- y Gilgamés<br />

se aterrorizará! <strong>De</strong>bes hacerlo, porque si tú<br />

no lo haces, abriré las puertas del infierno y<br />

dejaré s<strong>al</strong>ir de él a todos los muertos condenados<br />

para que invadan la tierra... -¿No la<br />

habrá abierto ahora!-, y Anu aceptó y creó el<br />

toro, que cayó sobre la tierra. Con su primer<br />

soplo mató cien hombres, y en poco tiempo<br />

llegaron a trescientos los hombres corneados<br />

hasta morir por el terrible monstruo.<br />

Y así nos encontramos, para orgullo<br />

cultur<strong>al</strong> de todos los aficionados a la Fiesta<br />

Brava, que los dioses del Summer -la tierra<br />

de la diosa Sabiduría, el origen de la Literatura<br />

y cuyos sacerdotes fueron los inventores de<br />

la escritura, invento que consistía en grabar,<br />

sobre tablillas de barro arcilloso, unos signos<br />

en forma de cuña, llamados por ello cuneiformes,<br />

para seguidamente secarlas en hornos,<br />

como los ladrillos actu<strong>al</strong>es- escogieran a un<br />

toro para castigar a los hombres por sus<br />

m<strong>al</strong>os tratos a sus cogéneres y desde enton-<br />

El PUERTO de SANTA MARÍA


TOMO I<br />

Figura del legendario Gilgamesh, quinto<br />

monarca del reino de Uruk (Mesopotamia),<br />

en el p<strong>al</strong>acio de Sargón II,<br />

en el Museo del Louvre.<br />

ces los toros cab<strong>al</strong>gan en la Literatura, desde<br />

Mesopotamia. Pero, t<strong>al</strong> y como siempre<br />

desde entonces, los hombres -Gilgamés y<br />

Enkidu- se pusieron de acuerdo para lograr<br />

matarlo. El v<strong>al</strong>eroso Enkidu se le enfrentó y<br />

lo sujetó por los cuernos, es decir, lo mancornó<br />

fuertemente. El Toro Celeste echaba<br />

El PUERTO de SANTA MARÍA<br />

Evolución Fiesta Brava<br />

espuma por la boca, zarandeaba furiosamente<br />

con la cabeza a Enkidu y le daba<br />

latigazos con el rabo. Entonces el v<strong>al</strong>iente<br />

amigo de Gilgamés, s<strong>al</strong>tó sobre el toro, lo<br />

derribó y le retorció el rabo, gritando:<br />

«Gilgamés, ¡cláv<strong>al</strong>e ahora tu espada<br />

entre la nuca y los cuernos! -en ese punto<br />

anatómico clavaron las puntas de sus lanzas<br />

y garrochonos los reyes, nobles y cab<strong>al</strong>leros<br />

rejoneadores durante milenios, y hoy los puntilleros-,<br />

y Gilgamés lo hizo con tanta maestría<br />

que mató <strong>al</strong> Toro Celeste de un solo golpe.<br />

<strong>De</strong>spués arrancaron <strong>al</strong> anim<strong>al</strong> su corazón y<br />

se lo ofrecieron <strong>al</strong> dios Sol. La diosa Ishtar<br />

vio como había sido vencido el azote que<br />

enviara contra Gilgamés, quedando burlada...y<br />

Enkidu le arrojó <strong>al</strong> rostro las vísceras<br />

del toro, para seguidamente marchar ambos<br />

<strong>al</strong> río Eufrates a purificar sus manos. <strong>De</strong>spués<br />

Gilgamés celebró con una gran fiesta<br />

en su p<strong>al</strong>acio la muerte del Toro Celeste.<br />

El monstruoso «Toro Celeste» llevaba una<br />

relación del número de sus víctimas.<br />

(Apunte de Juan Medina).<br />

29


Evolución Fiesta Brava<br />

Viene de la página nº 27.<br />

Hace 3.500 años: arcos y<br />

flechas, armas de guerra<br />

y caza.<br />

Los primeros en utilizar el arco y la<br />

flecha, como arma de guerra, fueron los<br />

egipcios, <strong>al</strong>rededor del año 3.500 a. C. Sus<br />

arcos eran tan <strong>al</strong>tos como ellos mismos y<br />

las flechas tenían puntas de piedra o de<br />

bronce. Así que, desde la época de los<br />

primeros faraones practicaron el tiro con arco<br />

para cazar y para luchas contra los antiguos<br />

persas, que iban equipados sólo con lanzas<br />

y hondas. Curiosamente, sobre el mismo<br />

siglo los indios de América Centr<strong>al</strong> y del Sur<br />

también comenzaron a utilizar esas herramientas<br />

para inmovilizar a sus enemigos, ya<br />

que tras no sabemos cuando lograron preparar<br />

diversas sustancias, especi<strong>al</strong>mente el<br />

curare, para untándola sobre las puntas de<br />

sus flechas provocar la inmovilización de sus<br />

enemigos o los anim<strong>al</strong>es, en pocos minutos.<br />

La preparación de esas sustancias<br />

sigue siendo un misterio sin descifrar. Si<br />

egipcios e indios americanos utilizaron a la<br />

vez esas herramientas ¿no será que tuvieron<br />

<strong>al</strong>go en común? Porque viene resultando que<br />

hay tribus americanas con rasgos egipcios.<br />

Poco después el uso de ambas herramientas<br />

se gener<strong>al</strong>izó en todo el mundo antiguo, los<br />

asirios y babilonios las utilizaron con gran<br />

eficacia, y en el Antiguo Testamento hay<br />

varias referencias a la destreza que llegaron<br />

a tener los hebreos en el tiro con arco.<br />

30<br />

750 años adC. llegaron los<br />

Celtas<br />

Se considera que hacia el año 750<br />

a. C., es la fecha en que se iniciaron de forma<br />

masiva las invasiones de los celtas a España<br />

y, probablemente, su penetración continuó a<br />

lo largo de varios siglos. A ellos se les asigna<br />

la introducción en Europa y en España del<br />

ganado vacuno y ovino domesticados procedente<br />

de Asia, que imprimieron un sello<br />

TOMO I<br />

particular a la ganadería de los países que<br />

colonizaron, como sucede en el centro de<br />

Europa, Inglaterra, Francia y el norte de<br />

España. Fueron los celtas los que bautizaron<br />

<strong>al</strong> toro s<strong>al</strong>vaje que se encontraron por esos<br />

países con el nombre de auroch, p<strong>al</strong>abra<br />

formada de los dos aur y och, que significan<br />

s<strong>al</strong>vaje y toro, no confundiéndolo con el<br />

bisonte europeo. Ya para entonces los celtas<br />

utilizaban como arma común la lanza de<br />

hierro y el escudo de met<strong>al</strong>.<br />

Hace 2.000 años, se dijo:<br />

«España es una piel de toro.»<br />

Dos mil años después de publicarse<br />

el Código de Hamurabi y gracias a los<br />

escritos de Strábon –o Estrabón en<br />

castellano-, geógrafo e historiador griego,<br />

nacido el año 63 a. C., f<strong>al</strong>leció el 19 de nuestra<br />

Era, en su Geographiká –ésta publicación<br />

puede cosiderarse como el «segundo<br />

momento estelar» de la torería-, podemos<br />

espigar <strong>al</strong>gunas noticias relacionadas con los<br />

toros –muy suscintas, en verdad- en el texto<br />

sobre Iberia, donde no estuvo jamás, pero que<br />

sobre ella tomó noticias de autores que le<br />

precedieron y que sí visitaron nuestra Península,<br />

como Polibio, Artemidoro y Poseidonio.<br />

Lo primero que Estrabón advierte es<br />

el parecido de España con una piel de toro<br />

tendida en el sentido de su anchura del<br />

Septentrión <strong>al</strong> Mediodía…» Y España está en<br />

Europa, la hija de Agenor, a quien Zeus raptó<br />

–según la leyenda griega- adoptando la forma<br />

de un toro. Semejantes noticias, en definitiva,<br />

son un tan ancestr<strong>al</strong> como fiel reflejo de la<br />

importancia que ya se le daban a los vacunos<br />

bravos silvestres, especi<strong>al</strong>mente, a los de la<br />

Baja And<strong>al</strong>ucía.<br />

Hacia el año 1800 a. C., los asirios<br />

introdujeron un nuevo diseño de esas dos<br />

primeras herramientas de la humanidad: un<br />

arco construido con cuero, marfil y madera<br />

con lo que conseguían un perfil recurvo. Estos<br />

arcos eran mucho más potentes que los<br />

utilizados por los egipcios y, además,<br />

El PUERTO de SANTA MARÍA


TOMO I<br />

contaban con la gran ventaja de poder<br />

dispararlos desde un cab<strong>al</strong>lo. Fue la pieza<br />

clave que les permitió expandis su imperio.<br />

(Véase año 1346).<br />

En China, el tiro con arco se remonta<br />

la dinastía Shang (1766-1027 a. C.), cuando<br />

un carro de combate transportaba un conductor,<br />

un lancero y un arquero. Durante la<br />

dinastía Chou (1027-256 adC.), los nobles de<br />

la corte asistían a torneos de tiro con arco<br />

que eran acompañados de música y elegantes<br />

<strong>al</strong>utaciones…, porque no contaban con<br />

toros bravos, pues, de los contrario, ellos<br />

hubieran sido los inventores del toreo, t<strong>al</strong> y<br />

como lo son de tantas y tantas cosas y artes.<br />

Respecto a la Turdetania, Tartessós<br />

o las marismas del Guad<strong>al</strong>quivir, una de<br />

cuyas áreas era el desarrollo de la industria<br />

argentífera llegó a inst<strong>al</strong>arse en las márgenes<br />

del Río Guad<strong>al</strong>ete, escribe: «… la navegación<br />

en los ríos es extremadamente peligrosa…<br />

En los esteros es el reflujo peligroso; en<br />

efecto, de modo análogo estos peligros<br />

aumentan en las pleamares, pues con la<br />

velocidad del agua ascendente, a menudo los<br />

navíos se quedan en seco. Ocurre también<br />

El PUERTO de SANTA MARÍA<br />

Evolución Fiesta Brava<br />

con los anim<strong>al</strong>es que pasan a las islas del<br />

río antes de la pleamar, sorprendidos por<br />

ésta, ya <strong>al</strong> subir, ya <strong>al</strong> bajar, suelen perecer<br />

por la f<strong>al</strong>ta de fuerza para luchas contra la<br />

corriente <strong>al</strong> intentar el regreso. Dicen que los<br />

toros, acostumbrados <strong>al</strong> hecho, esperan que<br />

se termine el reflujo para volverse entonces<br />

a tierra firme.» Estos datos tienen una importancia<br />

capit<strong>al</strong>, pues nos describen la amplitud<br />

de tierras que eran cubiertas por los ríos<br />

Guad<strong>al</strong>quivir y Guad<strong>al</strong>ete.<br />

«Parece ser que en tiempos anteriores<br />

llamóse <strong>al</strong> Betis Tartessós, y a Gadeira<br />

(Cádiz) y sus islas vecinas Erytheia. Así se<br />

explica que Stesíchoros, hablando del pastor<br />

Geryones, dijese que había nacido casi<br />

enfrente de la ilustre Erytheia, junto a las<br />

fuentes inmensas de Tartessós, de raíces<br />

argénteas–argentíferas-, en un escondrijo de<br />

la peña.» El mito de Gerión o Geriones, rey<br />

de Tarttessós, de fondo histórico, simboliza<br />

el pastor de bueyes –o de toros-; <strong>al</strong>usión a la<br />

riqueza ganadera del v<strong>al</strong>le del Guad<strong>al</strong>quivir,<br />

donde todavía se siguen criando selectos<br />

toros de lidia… <strong>De</strong>sde la Ciñuela, que fue la<br />

finca que don Fernando Vill<strong>al</strong>ón pisó con más<br />

La conducción del ganado bravo. <strong>De</strong> una dehesa sevillana, hasta la Plaza<br />

de Toros de San Sebastián, se empleaban 90 días.<br />

31


Evolución Fiesta Brava<br />

<strong>De</strong> Juan Lara, «Bandolero.» Óleo sobre<br />

lienzo, de 79 x 92 cms.<br />

ahinco, no muy lejos, del vecino coto de<br />

Doñana, reluciente a la otra banda del<br />

Guad<strong>al</strong>quivir, percibía el latido subterráneo<br />

de Tartesos. Allí se hizo retratar sobre el<br />

cab<strong>al</strong>lo bayo por el pintor José María Labrador,<br />

de tamaño natur<strong>al</strong>. Allí se situó para el<br />

retrato y para el poema.<br />

Pero lo verdaderamente relevante de<br />

los comentarios de Estrabón es cuando se<br />

refiere a la vestimenta y el carácter de los<br />

iberos: Los hombres de la Bastetania o iberos<br />

«van vestidos de negro, llevando los más el<br />

ságos, con el cu<strong>al</strong> duermen en sus lechos<br />

de paja». Este ságos –saco- es el que los<br />

romanos llamaron sagum, por ellos muy<br />

apreciados, pues se trataba de una prenda<br />

de vestir utilísima, a modo de manto, de lana,<br />

antecedente inequívoco de la capa española<br />

–con la que se toreaba- y de la que se deriva<br />

la capa de torear…<br />

En cuanto <strong>al</strong> carácter, tiene un fondo<br />

mitológico basado en la leyenda o fábula de<br />

los Geriones que se det<strong>al</strong>la en el décimo<br />

trabajo de Hércules, que se refiere <strong>al</strong> robo<br />

32<br />

TOMO I<br />

por éste de los toros de Gerión, <strong>al</strong> que se le<br />

atribuían tres cabezas, t<strong>al</strong> vez correspondientes<br />

a las tres más importantes cañadas,<br />

después llamadas re<strong>al</strong>es, por donde se<br />

efectuaba la transhumancia y la conducción<br />

del ganado, con sus triples cabeceras o sierra<br />

en lo que hoy se llama Ávila, Segovia y León,<br />

en cuyas vías pecuarias, grupos de bandoleros<br />

robaban los hatos y rebaños de ovejas.<br />

Es cuando Estrabón dice: Entre los íberos<br />

hay varios grados de orgullo, a los que se<br />

unía un carácter versátil y complejo.<br />

Llevaban una vida de continuas <strong>al</strong>armas y<br />

as<strong>al</strong>to, arriesgándose en golpes de mano,<br />

pero no en grandes empresas, y ello por<br />

carecer de impulso para aumentar sus<br />

fuerzas uniéndose en una confederación<br />

potente…» Como se puede apreciar, sólo un<br />

pueblo con t<strong>al</strong>es toros y cab<strong>al</strong>los y un genio<br />

como el que describe Estrabón respecto a<br />

sus natur<strong>al</strong>es podía ser capaz de crear juegos<br />

tan arriesgados como los del toreo…<br />

Ya reseñamos el comentario de<br />

Moratín, que con gusto repetimos, sobre la<br />

ferocidad de los toros que cría España en sus<br />

abundantes dehesas y s<strong>al</strong>itrosos pastos,<br />

tanto como el v<strong>al</strong>or de los españoles, son dos<br />

cosas tan notorias desde la más remota<br />

antigüedad, que el que las quisiera negar<br />

acredita su envidia o su ignorancia, y yo no<br />

me cansaré de satisfacerle; sólo pasaré a<br />

decir que habiendo en este terreno la previa<br />

disposición en hombres y brutos para<br />

semejantes contiendas, es muy natur<strong>al</strong> que<br />

desde tiempos antiquísimos se haya ejercitado<br />

esta destreza, ya para evitar el peligro, ya<br />

para ostentar el v<strong>al</strong>or, o ya para buscar el<br />

sustento con la sabrosa carne de tan grandes<br />

reses, a las cu<strong>al</strong>es perseguirían en los<br />

primeros siglos a pie y a cab<strong>al</strong>lo en batidas y<br />

cacerías.»<br />

Casi en igu<strong>al</strong> sentido que Moratín,<br />

se pronuncia Nicolás Díaz de Benjumea, en<br />

su libro Costumbres del Universo, T. 1., cap.<br />

V, publicado en Barcelona en 1864: «Que la<br />

braveza de los toros en nuestro suelo había<br />

de dar margen a que los hombres estudiasen<br />

El PUERTO de SANTA MARÍA


TOMO I<br />

su particular condición en el ataque y en la<br />

defensa y tuviesen a g<strong>al</strong>a vencer la furia y la<br />

fuerza con la maña y la astucia, es cosa tan<br />

natur<strong>al</strong> y está tan en lo humano que no hay<br />

motivo para admirarse del espectáculo de la<br />

lidia como se hacía en los antiguo y con las<br />

modificaciones con que hoy se ejecuta.» Y<br />

ciertamente, mucho fue el v<strong>al</strong>or de los<br />

hombres primitivos para enfrentarse a vacunos<br />

con esa armadura esc<strong>al</strong>ofriante, como<br />

puede verse en la imagen <strong>al</strong> pie de esta<br />

página.<br />

Nadie ha podido dudar de la estrecha<br />

relación milenaria del hombre ibérico con el<br />

toro, sellada con una mítica predestinación<br />

única que contribuyó a establecer una<br />

especie de par<strong>al</strong>elismo mágico y espiritu<strong>al</strong><br />

entre el carácter bravo del toro y la condición<br />

temperament<strong>al</strong> de los españoles, de la que<br />

nació una infrenable, tan extraña como oculta<br />

tendencia del español para medirse con la<br />

fiera y dominarla, dentro de una doble actitud:<br />

caza y diversión, anteponiendo <strong>al</strong> placer del<br />

juego a la necesidad de cubrir el sustento. El<br />

El PUERTO de SANTA MARÍA<br />

Evolución Fiesta Brava<br />

logro de ambas ha <strong>al</strong>imentado desde siempre<br />

una jactancia anímica, tan v<strong>al</strong>erosa como<br />

placentera. Y debemos reconocer que, en lo<br />

más profundo del espíritu humano, está<br />

inmerso una ancestr<strong>al</strong> innata preferencia por<br />

la lucha, la competición –deportiva en todas<br />

sus variantes, desde la caza hasta la<br />

aeronáutica-, la emoción ante el riesgo<br />

voluntariamente provocado y, sin dudarlo,<br />

hasta un fondo sádico de crueldad y de<br />

paradójica ansia y repulsa por la sangre derramada.<br />

Y es que en este juego con el toro<br />

hay que tener muy en cuenta, como dijo un<br />

diestro a un actor, para defenderse de la<br />

censura, «…que aquí no se muere de<br />

mentiras, como en las tablas», enunciando<br />

así «la radic<strong>al</strong> distinción entre un arte refinado,<br />

que fingidamente simulada la crueldad, y el<br />

primario que la afronta con todas sus patéticas<br />

consecuencias, hasta la última», según<br />

don José María de Cossío. Ciertamente, la<br />

mayoría de las actividades, como las de<br />

torear, están inevitablemente sujetas <strong>al</strong> signo<br />

Los mismos hombres, la misma v<strong>al</strong>entía, pero <strong>al</strong> fin<strong>al</strong> brilla el arte. Entre<br />

ambos diestros, miles de años de evolución. ¿Verdad que v<strong>al</strong>ió la pena?<br />

33


Evolución Fiesta Brava<br />

34<br />

<strong>De</strong> hace 500.000 años (arriba),<br />

hasta el siglo XIX (abajo).<br />

TOMO I<br />

<strong>De</strong> hace 200 años (arriba), hasta<br />

el siglo XXI (abajo).<br />

El PUERTO de SANTA MARÍA


TOMO I<br />

de lo auténtico, y en el goce anímico de practicar<br />

esa autenticidad o presenciarla estimulan<br />

estas supervivencias que fueron desde<br />

tiempos encestr<strong>al</strong>es el gran placer de los<br />

hombre primitivos y sigue siendo apasionante<br />

espectáculo para el hombre civilizado.<br />

Nadie podrá extinguirla ¡mientras<br />

conserve su autenticidad...! y ésta no<br />

dependerá jamás de los que «viven fuera de<br />

ella, por lo que los únicos que pueden ponerla<br />

en peligro son los que viven dentro de la<br />

misma Fiesta.» Qué razón tiene don José<br />

María de Cossío, cuando dice que «la mayor<br />

censura que suele lanzarse contra este<br />

género de deportes es lo innecesario de su<br />

práctica, y éste es su mayor elogio. Los que<br />

gustamos de ellos sabemos bien de su<br />

autenticidad dolorosa, y les aceptamos, pero<br />

si la sinceridad de los que les censuran fuera<br />

auténtica se aunarían en una liga superadora<br />

de todas las que suponen preocupaciones, o<br />

restos de preocupaciones, ancestr<strong>al</strong>es, para<br />

suprimir el dolor, los asesinatos y las guerras,<br />

y lo cierto es que no lo hacen, aunque lo<br />

prediquen, ni sería bien que lo hicieran. La<br />

crueldad ha ido siempre en compañía<br />

indestructible con el hombre.<br />

El PUERTO de SANTA MARÍA<br />

Evolución Fiesta Brava<br />

¿Cuántos miles de años<br />

separan ambas<br />

cornamentas?<br />

Nos cuenta, Pío Baroja, que en un<br />

pueblo vasco permanecía en una vieja casa<br />

un escudo en cuyo campo se representaba<br />

un corazón atravesado por un puñ<strong>al</strong>, y una<br />

leyenda <strong>al</strong>rededor que decía: «El mundo es<br />

así.» <strong>De</strong>bemos procurar que no lo sea, pero<br />

es necia campaña la de pretender desmontar<br />

el ingente edificio de la crueldad humana<br />

comenzando por el inofensivo remate y no<br />

por los cimientos.»<br />

Absurdo sería aceptar que los<br />

españoles somos los únicos que supuestamente<br />

gozamos en la crueldad, dado que<br />

íntegramente lo sean nuestras corridas. Su<br />

aspecto de primitivismo, que sin duda<br />

poseen, resulta a toda vista inevitable en<br />

fiesta que tiene una indiscutible tradición<br />

milenaria y ancestr<strong>al</strong>. En este sentido, nos<br />

dice don José María de Cossío, «que <strong>al</strong><br />

español se le hubiera ocurrido organizar un<br />

espectáculo tremendo en nuestros días se<br />

hubiera dedicado, por ejemplo, a fomentar la<br />

preparación de corredores de automóviles,<br />

como viene haciendo en estos primeros años<br />

del siglo XXI.»<br />

Ciertamente, cuando se trata de<br />

seguir la evolución del arte de torear, la<br />

mayoría de los autores siente la inclinación<br />

35


Evolución Fiesta Brava<br />

de recordarnos que la cueva de Altamira<br />

(Santander), que es uno de los más destacados<br />

monumentos del Arte Univers<strong>al</strong>, en su<br />

etapa prehistórica del período Cuaternario,<br />

también considerado como Principio del Arte.<br />

Claramunt López refiere «…que nadie se<br />

escand<strong>al</strong>ice: a los aficionados a las corridas,<br />

la citada cueva con pinturas rupestres, de<br />

hace como mínimo15 mil años, nos parece<br />

el primer cartel de toros, el más admirable<br />

de los que luego se han ido fijando en las<br />

paredes de España. ¡Toros!», dijo la pequeña<br />

María Sanz de Santuela, que los descubrió.<br />

Su padre vio bisontes, en mayoría, aunque<br />

<strong>al</strong>lí estaban pintados sus primos hermanos<br />

los toros.<br />

Ya se había dado cuenta don Miguel<br />

de Unamuno:<br />

36<br />

«Cavernario bisonteo,<br />

introito del rito mágico<br />

que culmina en el toreo.»<br />

Con negro carbón el pintor dibujó la<br />

cabeza de un gran bovino sobre una capa de<br />

arcilla, más adentro de la cueva, pasada la<br />

s<strong>al</strong>a de los bisontes polícromos ¡Lo hizo con<br />

luz artifici<strong>al</strong>! <strong>De</strong>sde <strong>al</strong>lí nos mira, fijo y redondo,<br />

ese ojo <strong>al</strong> que nada se le escapa. Tiene más<br />

cara de toro reservón, de uro avisado, que<br />

de manso bisonte. Esa mirada sigue viviendo<br />

en la piedra, dice Matilde Múzquiz Pérez-<br />

Seoane en libro publicado en 1998:<br />

«La transferencia de la vida del pintor<br />

a su obra es un hecho que se constata<br />

TOMO I<br />

especi<strong>al</strong>mente en las pinturas del gran techo<br />

de Altamira. La vida que emanan los bisontes<br />

no es la de los bisontes, es la vida del pintor.<br />

Se refleja a sí mismo y con t<strong>al</strong> intensidad que<br />

parece percibirse su presencia.» La seguridad<br />

del trazo indica que es o se trata de un<br />

grandioso pintor. Sigfried Wilson afirma que<br />

el techo de la larga noche de Altamira representa<br />

la cima más <strong>al</strong>ta de la pintura prehistórica.<br />

Con razón Picasso dijo: «<strong>De</strong>spués<br />

de Altamira todo lo demás es decadencia.»<br />

Bisontes y toros… y ¿qué de los<br />

uros? Éstos hay que verlos en abundancia<br />

en la cueva de Lascaux, en la Dordoña<br />

frances, junto <strong>al</strong> río Vézère. Las pinturas datan<br />

de unos 20.000 años, cuando aquellos uros<br />

marcaron el último estadio evolutivo que los<br />

condujo a bisontes y toros. Allí puede verse<br />

un gigantesco toro pintado en negro, con<br />

enorme fuerza y re<strong>al</strong>ismo. Tiene unos cinco<br />

metros y medio de longitud. Cuatro toros<br />

blancos, colos<strong>al</strong>es, dominan la gran s<strong>al</strong>a ov<strong>al</strong><br />

de la cueva de Lascaux. Un bisonte herido<br />

parece cargar contra su cazador auriñaciense<br />

que venía armado de una lanza. Un artículo<br />

reproducido en «Nacion<strong>al</strong> Geographic» en el<br />

año 2000 describe la escena de caza del<br />

bisonte:<br />

«…cuyas entrañas se esparcen a<br />

través de la herida abierta, <strong>al</strong> igu<strong>al</strong> que el<br />

cab<strong>al</strong>lo de un picador destripado por un toro<br />

bravo. El bisonte, enloquecido por el dolor y<br />

enfurecido por la insignificancia del as<strong>al</strong>tante,<br />

se ha girado hacia él con sus cuernos<br />

curvados.»<br />

Toros en las cuevas del Navazo (Albarracín, Teruel).<br />

El PUERTO de SANTA MARÍA


TOMO I<br />

Es especi<strong>al</strong>mente significativo que<br />

las fantasías de una tauromaquia combinada<br />

con cacería son perfectamente compatibles<br />

con el sentimiento de religiosidad que a casi<br />

todos los visitantes sugieren las pinturas de<br />

esta cueva. Convendría, según Claramunt,<br />

meditar ante el toro astifino enarbolado de la<br />

cueva prehistórica de Candamo, en Asturias,<br />

y los grabados en piedra de la cueva de<br />

Saelices, en Guad<strong>al</strong>ajara, así como recorrer<br />

las escenas de hombres frente <strong>al</strong> t oro en el<br />

arte levantino de la Península Ibérica que baja<br />

desde Cogull en Lérida, por el Maestrazgo, el<br />

Prado del Navazo, en Albarracín, el abrigo de<br />

La Vieja cerca de Alpera, Minateda, en tierras<br />

de Murcia; La Pileta, en Málaga, o los<br />

h<strong>al</strong>lazgos de Jaén hasta llegar <strong>al</strong> Tajo de las<br />

Figuras, cerca de Vejer de la Frontera, y la<br />

laguna de La Janda, terreno donde pastan<br />

toros bravos desde tiempos remotísimos.<br />

El PUERTO de SANTA MARÍA<br />

Evolución Fiesta Brava<br />

Sea como quiera, <strong>al</strong> tratar sobre la<br />

intra-historia de los toros, como gustaba decir<br />

a Unamuno, y ante los hitos de esta costumbre<br />

española, debemos aceptar que la<br />

Fiesta Brava está presente entre nosotros,<br />

lo ha estado siempre y «sería ceguera<br />

ignorarla y fariseísmo el lamentarla, y aún<br />

más el f<strong>al</strong>searla. Yo acepto como español, y<br />

seguramente no estoy sólo, la responsabilidad<br />

que a mi país le cabe en el sostenimiento<br />

y lustre de esta fiesta, y a mí y a tantos<br />

como acudimos a los toros, la de mantenerla<br />

y gozarla. Nosotros, y a todos los países que<br />

han tenido contacto auténtico con nuestra<br />

Península, han sentido la atracción de esta<br />

colos<strong>al</strong> y trágica pantomima de que hablara<br />

Menéndez Pelayo.<br />

A su no negada crueldad sirve de<br />

contrapeso la ex<strong>al</strong>tación de la primitiva<br />

inteligencia, pero ya inteligencia y no instinto<br />

Con bravura cargada de rabia y la mirada quemando el capote, Curro<br />

Romero, aguantó con la barba el peso de se rostro descompuesto, pero<br />

impecable en su arte.<br />

37


Evolución Fiesta Brava<br />

–aunque ya sabemos los mecanismos<br />

psíquicos-neuron<strong>al</strong>es que <strong>al</strong>imentan a la<br />

inteligencia desde los instintos- que juegan<br />

en la burla del toro y el caud<strong>al</strong> de v<strong>al</strong>ores<br />

mor<strong>al</strong>es tenidos en mucho en otras actividades<br />

que aquí se presentan con t<strong>al</strong><br />

evidencia que pueden servir de estímulo y<br />

ejemplo Y no quiero mencionar la última<br />

justificación de belleza y arte, de gracia que<br />

el tránsito del terror a la más jubilosa <strong>al</strong>egría<br />

hace patente cada tarde en milagrosa<br />

metamorfosis, que han hecho del trato de los<br />

españoles con los toros una fiesta taurina<br />

única, organizada para la diversión<br />

colectiva.»<br />

A don Diego Ramírez de Haro, en uno<br />

de los más antiguos tratados que conocemos<br />

sobre el arte de la jineta, debemos el<br />

38<br />

TOMO I<br />

sucesión de los lances del toreo que re<strong>al</strong>izan<br />

los diestros, convirtiéndose en el primer<br />

postulado en que se apoya las reglas de<br />

torear. Hasta t<strong>al</strong> punto la sencillez inici<strong>al</strong> del<br />

toreo, de la que los primitivos diestros tuvieron<br />

conciencia, como ya desde el siglo XVI<br />

tenemos referencias.<br />

Corolario del principio enunciado es<br />

la observación que se encuentra en el tratado<br />

de Francisco Montes, formulada así: «La<br />

tauromaquia posee reglas certísimas para<br />

burlar la fiereza de los toros, que, siendo<br />

natur<strong>al</strong>mente ingenuos –aunque este carácter<br />

primario no significa obstáculo <strong>al</strong>guno para<br />

poner en práctica su no menos natur<strong>al</strong> astucia<br />

y probada m<strong>al</strong>icia-, se van con el engaño que<br />

el hombre les presenta, asegurando de este<br />

modo su vida, y proporcionando una hermosa<br />

Noble y cab<strong>al</strong>leros ejecutaron a la vez la vara larga de detener. (Cossio).<br />

conocimiento «de las formas de torear a pie<br />

y a cab<strong>al</strong>lo» y en cuya obra se an<strong>al</strong>iza<br />

previamente y con sagacidad «las cu<strong>al</strong>idades<br />

y términos que tienen los toros para ofender.»<br />

En efecto, el hecho de la existencia del toro<br />

bravo es supuesto previo a indispensable de<br />

la fiesta de toros, como la consideración de<br />

sus hábitos de acometer es fundamento de<br />

las reglas de torear. En el conocimiento de<br />

esa condición ciega y encendidos sus ojos<br />

de acometer de los toros bravos, como puede<br />

verse la imagen a pie de ésta página, está la<br />

razón de que las reses necesiten un espacio<br />

para reponerse, y ello hace posible la<br />

El PUERTO de SANTA MARÍA


TOMO I<br />

diversión.» Y t<strong>al</strong> es la importancia que Paquiro<br />

da a esta condición, para fundamentar las<br />

reglas del toreo, que a continuación dice<br />

refiriéndose a los toros placeados: «En los<br />

toros placeados varían del todo las circunstancias.<br />

La lidia que ya han sufrido les ha<br />

puesto en el caso de distinguir <strong>al</strong> torero del<br />

capote que lleva por defensa, y despreciando<br />

éste, acomete rabioso a aquel; saben en cada<br />

clase de suertes cuál debe ser la huída del<br />

diestro, y conforme lo ven en disposición de<br />

ejecutarla empiezan a ganar terreno, le quitan<br />

la s<strong>al</strong>ida, y cuando lo ven encerrado y en una<br />

posición t<strong>al</strong> que apenas pueda escapárseles,<br />

arranca a él, y si, por desgracia lo cogen, es<br />

muy posible que se aquella la última hora de<br />

su existencia.»<br />

<strong>De</strong>sde el inicio del siglo XVII los<br />

madrileños aprovechaban cu<strong>al</strong>quier ocasión<br />

para correr toros, más bien en principio para<br />

que los nobles y cab<strong>al</strong>leros los <strong>al</strong>ancearan y<br />

rejonearan, <strong>al</strong> tiempo que <strong>al</strong>gunos chulos<br />

comenzaron a lidiarlos a pie, en la Plaza<br />

Mayor. Por las mismas fechas comenzaron<br />

a lidiarse a pie en la Plaza de la Corredera de<br />

Córdoba, en 1651. Casi en igu<strong>al</strong> sentido que<br />

Moratín, se pronuncia Nicolás Díaz de<br />

Benjumea, en su libro Costumbres del<br />

Universo, T. 1., cap. V, publicado en Barcelona<br />

en 1864: «Que la braveza de los toros en<br />

nuestro suelo había de dar margen a que los<br />

hombres estudiasen su particular condición<br />

en el ataque y en la defensa y tuviesen a g<strong>al</strong>a<br />

vencer la furia y la fuerza con la maña y la<br />

astucia, es cosa tan natur<strong>al</strong> y está tan en lo<br />

humano que no hay motivo para admirarse<br />

del espectáculo de la lidia como se hacía en<br />

los antiguo y con las modificaciones con que<br />

hoy se ejecuta.»<br />

El PUERTO de SANTA MARÍA<br />

Evolución Fiesta Brava<br />

El escritor taurino Basilio Sebastián<br />

Castellano, en su libro multicitado, ya tenía<br />

cuando lo escribió en 1847 una idea <strong>al</strong> parecer<br />

muy clara del origen de las fiestas de toros,<br />

resultando interesante transcribir lo expuesto<br />

por él: «El toro fue tenido en todos tiempos<br />

por uno de los anim<strong>al</strong>es más útiles <strong>al</strong> hombre,<br />

razón por la que fue venerado en muchos<br />

pueblos antiguos como un dios, particularmente<br />

en Egipto, en que se denominó <strong>al</strong><br />

toro sagrado Apis. D´Aucarvilole, en el<br />

capítulo 3º, página 137 del tomo 1º de su obra<br />

sobre el origen y progreso del arte griego, dice:<br />

«Que el emblema del toro empleado<br />

antiguamente por los árabes bajo el nombre<br />

de Urot<strong>al</strong>t y de Adonaus y por los israelitas<br />

bajo el de Adonai, lo fue también por los<br />

persas bajo la dominación de Mitras o del<br />

Señor. Los griegos le dieron el nombre de<br />

Dionysino o de Baches y los egipcios el de<br />

Mnevis y de Apis. Se ignora, en cambio, cómo<br />

le llamaron los cimbrios (6) que del Asia le<br />

condujeron <strong>al</strong> Norte de Alemania, y de <strong>al</strong>lí a<br />

It<strong>al</strong>ia. Este emblema existe aún en el Japón,<br />

en la India y en la Tartaria, y se h<strong>al</strong>la, en fin,<br />

en la China en el templo de Ma-K<strong>al</strong>a-tyen,<br />

cuyo nombre significa el P<strong>al</strong>acio del Bueycornudo.»<br />

Por esta razón y porqué en él se<br />

explicaban muchas cosas de utilidad y del<br />

culto gentilicio que le colocó hasta en el cielo<br />

como una de las princip<strong>al</strong>es constelaciones,<br />

se le dedicaron multitud de versos, de<br />

med<strong>al</strong>las griegas y romanas, como puede ver<br />

el curioso en la voz Toro del diccionario<br />

numismático de Gusseme, siendo España<br />

uno de los pueblos que más prodigaron este<br />

uso, como se advierte en las med<strong>al</strong>las de los<br />

municipios y las colonias romanas en este<br />

(6) Resulta muy difícil determinar cuando llegaron a la Europa Centr<strong>al</strong>, para después<br />

inst<strong>al</strong>arse en la antigua G<strong>al</strong>ia Trans<strong>al</strong>pina los cimbrios procedentes del Asia. Sólo<br />

sabemos que el año 57 a. de C., Julio César exterminó en Aduáticos o Aduatucos,<br />

antiguo pueblo de la G<strong>al</strong>ia, situado entre el Esc<strong>al</strong>da y el Mosa, a todos los descendientes<br />

de los cimbrios y teutones. Uno de los jefes de los cimbrios, de nombre Boiorix, dio<br />

muerte <strong>al</strong> legado romano Marco Aurelio Scauro, el año 105 a. de C. y pereció cuatro<br />

años más tarde a manos de Mario, junto a la ciudad de Vercelli, el año 101 a. de C.<br />

39


Evolución Fiesta Brava<br />

país y de que habla el padre Flórez en su obra<br />

así titulada y el haber dado su nombre en<br />

Castilla a una célebre ciudad que aún se<br />

conserva (7). Hasta t<strong>al</strong> punto, que <strong>al</strong>gunos<br />

autores hacen la fiesta de toros de origen<br />

español, anterior a las venaciones romanas,<br />

a cuyo fin citan monumentos.<br />

En el complejo edificio de la Fiesta<br />

Brava, de su invención, su historia y su estado<br />

actu<strong>al</strong>, descansa sobre el hecho sorprendente,<br />

aunque pasa a veces desapercibido,<br />

a fuerza de ser habitu<strong>al</strong> y permanente, de la<br />

existencia del toro bravo. Su autenticidad<br />

corre par<strong>al</strong>ela a la del toreo. Si en uno u otro<br />

se menoscaba el conjunto pierde su princip<strong>al</strong><br />

v<strong>al</strong>or. No importa que el toro bravo, que<br />

pertenece a una arcaica variedad zoológica,<br />

fuese en sus orígenes una simple fiera,<br />

porque casi de la misma natur<strong>al</strong>eza brava era<br />

el hombre primitivo que se enfrentaba a ella,<br />

con las herramientas propias de cada época.<br />

Por ello, en la medida que se fueron seleccionado,<br />

eliminando paulatinamente la<br />

40<br />

TOMO I<br />

ancestr<strong>al</strong> fiereza, para ganar en braveza y<br />

nobleza, los lidiadores fueron dejando los<br />

antiguos procedimientos para terminar<br />

toreándolos sin espectaculares hazañas<br />

atléticas, a base de mando, dominio,<br />

elegancia, belleza y arte.<br />

Lo conseguido por los ganaderos en<br />

la conservación y la dedicación sin límites en<br />

lograr seleccionar en el bruto su carácter de<br />

bravura, cada día más ajena a la fiereza<br />

primitiva, y, sobre todo, el fomento de las<br />

características en la búsqueda de un carácter<br />

ide<strong>al</strong> para el toreo de nuestros días, ha<br />

terminado siendo un lujo que a cu<strong>al</strong>quier<br />

extraño a nuestras costumbres tiene que<br />

llenar de pasmo, y, como dice don José María<br />

de Cossío, «ciertamente no es lo menos<br />

extraordinario de la fiesta taurina.» Interesa<br />

sobremanera señ<strong>al</strong>ar, que todas las especies<br />

y variedades del toro, manso o bravo,<br />

proceden de un tipo originario, que es común<br />

a todas, de un Bos primigenium, que los<br />

<strong>al</strong>emanes llamaron auerochs, y que los<br />

Enfrentar los toros con las mas diversas fieras fue una diversión<br />

que se pierde en la noche de los tiempos. Esta vez, un toro y un<br />

león, cara a cara.<br />

(7) Ros<strong>al</strong>, en el manuscrito de la Biblioteca Nacion<strong>al</strong>, titulado «Origen de las voces<br />

castellanas», dice que Toro fue llamada así de resultas de haberse h<strong>al</strong>lado en aquel sitio<br />

una figura de toro de piedra.(Nota de B. S. C.)<br />

El PUERTO de SANTA MARÍA


TOMO I<br />

primitivos germanos y celtas, que cazaron<br />

mediante lanzas con puntas de sílex,<br />

designaban con un nombre que a los oídos<br />

latinos de Julio César, que nos habla de él en<br />

sus Comentarios de la guerra de las G<strong>al</strong>ias,<br />

debió sonar como urus, y con este nombre<br />

se le menciona. <strong>De</strong>bió ser anim<strong>al</strong> feroz y de<br />

gran t<strong>al</strong>la, y su caza era deporte practicado<br />

en la Europa centr<strong>al</strong> y en la del Norte, en su<br />

tiempo.<br />

Los hombres primitivos, de los que<br />

tenemos representaciones en las pinturas de<br />

numerosos cavernas prehistóricas, se<br />

dedicaban <strong>al</strong> mismo deporte, si bien es de<br />

suponer que se trataba de prácticas a la que<br />

les incitara la necesidad. Antes de identificarse<br />

estas pinturas, el uro llegó a ser un<br />

anim<strong>al</strong> mítico, del que las representaciones<br />

eran caprichosas y muy <strong>al</strong>ejadas de la<br />

re<strong>al</strong>idad de su figura -como la imagen a pie-,<br />

como puede servir de ejemplo el arbitrario<br />

cuadro Lucha de aueroch y leones. Un<br />

h<strong>al</strong>lazgo, que debemos a don José Ortega y<br />

Gasset, que nos proporciona una imagen<br />

fidedigna del primitivo uro, perfectamente<br />

identificable con el que aparece en las<br />

El PUERTO de SANTA MARÍA<br />

Evolución Fiesta Brava<br />

pinturas rupestres. Una variedad que conservó<br />

su carácter primitivo fue el toro de casta<br />

navarra.<br />

Las noticias sobre la de forma de<br />

lidiar o torear y rematar los toros t<strong>al</strong> como<br />

hoy vemos, uno de los períodos más difíciles<br />

de esclarecer en la historia taurina es sin duda<br />

el que abarca la primera mitad del siglo XVIII.<br />

Y, sin embargo, pese a tan evidente laguna, a<br />

lo largo de esos cincuenta años, se produjeron<br />

t<strong>al</strong>es cambios y tan profundos que<br />

terminaron por consolidar el toreo a pie, y en<br />

los otros cincuenta años se organizó y ordenó<br />

la lidia, con la intervención de varilargueros y<br />

picadores <strong>al</strong> mismo tiempo que de banderilleros<br />

y matadores. No es en cambio tan<br />

difícil sacar la conclusión de que la ribera del<br />

Ebro tuvo prioridad sobre la del Guad<strong>al</strong>quivir<br />

en los orígenes del toreo a pie. Porque no<br />

nos podemos olvidar que en los mismo años<br />

había incontables mozos crudos en tierras<br />

de Castilla y otros reinos de España<br />

capeando, banderilleando y matado toros a<br />

pie, del mismo modo que en las Españas del<br />

otro lado del mar toreaban, tanto a cab<strong>al</strong>lo<br />

como a pie, infinidad de diestros, incluyendo<br />

Esos cuernos en forma de lira y los demás rasgos de su exterior son más<br />

bien figuraciones de un artista, imitando a un viejo sement<strong>al</strong> de los uros.<br />

41


Evolución Fiesta Brava<br />

a los propios nativos, de los cu<strong>al</strong>es apenas<br />

nos han llegado uno pocos nombres. Fueron,<br />

suele decirse, todos a una, y es historia<br />

reseñar que eso ocurrió entre los reinados<br />

de Felipe V y Fernando VI, que tuvieron la<br />

reputación de no amar las fiestas de toros.<br />

T<strong>al</strong> fenómeno de cambio se produjo<br />

sin demasiados signos expresivos, pero<br />

llevaban en si una gran revolución del toreo,<br />

cuya interpretación no resulta fácil explicar.<br />

Sin embargo, en la medida que se fue retirando<br />

la nobleza y miles de cab<strong>al</strong>leros,<br />

ocupando su lugar los hombres del pueblo<br />

aficionados a los toros y muy especi<strong>al</strong>mente<br />

de los auxiliares de los mismos, los llamados<br />

chulos, los ruedos fueron conquistados por<br />

los hombres de a pie y el fenómeno fue<br />

tomando forma, con ligeras variantes en las<br />

diversas regiones españolas, hasta que<br />

fueron unificándose los criterios, costumbres,<br />

reglas y estilos para lidiar toros, dependientes<br />

de las diversas castas de toros.<br />

En esa evolución, debemos dedicar<br />

la atención <strong>al</strong> estancamiento que sufrió en<br />

And<strong>al</strong>ucía, pues en esa región el mayor<br />

42<br />

Felipe V fue un rey sin voluntad..., que<br />

le gustó fomentar la cultura y le<br />

disgutaba el arte de la tauromaquia.<br />

TOMO I<br />

interés gravitaba en la continuidad del toreo<br />

a cab<strong>al</strong>lo. Hasta t<strong>al</strong> punto, que los cuerpos y<br />

personajes más respetables de ciudades<br />

como Sevilla, Ronda y Granada, entre otras,<br />

en las que con la creación de la Maestranzas<br />

de Cab<strong>al</strong>lería, fomentaron t<strong>al</strong> afición taurina,<br />

y el correr los toros, espectáculo el más<br />

querido en todo el resto de España y, en<br />

especi<strong>al</strong> en las regiones del Norte, cuyo papel<br />

fue muy secundario.<br />

Ya sabemos que los toreros de a pie<br />

no fueron sino los ayudantes o auxiliares de<br />

los cab<strong>al</strong>leros rejoneadores. En ese sentido<br />

no es difícil hacerse una idea de cómo aquellos<br />

primitivos chulos adquirieron con el correr<br />

del tiempo un gran oficio para desenvolverse<br />

con gran habilidad en las plazas, aparte de<br />

ejercer la función de <strong>al</strong>argar el rejón <strong>al</strong><br />

cab<strong>al</strong>leros o atender cu<strong>al</strong>quiera de sus necesidades.<br />

El conocimiento cada vez más depurado<br />

que fueron adquiriendo aquellos humildes<br />

auxiliares creció considerablemente y el<br />

pueblo fue aplaudiendo más los actos de<br />

v<strong>al</strong>entía que re<strong>al</strong>zaban ante los toros, que el<br />

trabajo de sus jefes.<br />

Fernnando VI, tras la muerte de su<br />

esposa, f<strong>al</strong>leció trastornado y sin<br />

haber disfrutado de la Fiesta Brava.<br />

El PUERTO de SANTA MARÍA


TOMO I<br />

El PUERTO de SANTA MARÍA<br />

Evolución Fiesta Brava<br />

Bien poco les importó a los madrileños que a su rey Felipe V no le gustaran<br />

los toros, pues en la Plaza Mayor no dejaron de darse corridas.<br />

Llegaron aquellos chulos a dominar<br />

a cuerpo limpio a los toros, con quiebros<br />

admirables, s<strong>al</strong>tos y otras habilidades, que<br />

les bastaba tener en la manos aunque fuese<br />

un trozo de tela, para jugar con evidente<br />

descaro a los más fieros anim<strong>al</strong>es, lo que<br />

desataba el delirio de los sorprendidos<br />

espectadores. Y en la medida que se fue<br />

acentuando las debilidades de los cab<strong>al</strong>leros<br />

rejoneadores, que en trance de riesgo, caída<br />

del cab<strong>al</strong>lo o cogida, el papel de aquellos<br />

auxiliares para proteger a su amo fue<br />

adquiriendo importancia y fue reconocido por<br />

los propios rejoneadores, que aceptaron sus<br />

habilidades, las premiaron y comprendieron<br />

que no estaban capacitados para copiarles<br />

en su oficio y emularlos en su v<strong>al</strong>entía. Los<br />

cab<strong>al</strong>leros and<strong>al</strong>uces llevaban estos auxiliares,<br />

como los de las demás regiones, y,<br />

concretamente, en la plaza de Sevilla pronto<br />

fue el suyo un oficio retribuido.<br />

Un nuevo nombre aparece en la<br />

ordenación de las fiestas de toros de la Re<strong>al</strong><br />

Maestranza de Cab<strong>al</strong>lería de Sevilla<br />

merecedor de ser consignado entre los más<br />

primitivos de que tenemos noticia. En un<br />

impreso o planta en el que aparecen los<br />

precios de la nueva plaza y el programa a<br />

que se había de sujetar la lidia figuran como<br />

pagados «Francisco Benete y compañeros<br />

por su trabajo de torear y estoquear los dichos<br />

toros…2.439 re<strong>al</strong>es 18 mrs.» La misión del<br />

matador y la de los peones están ya<br />

perfectamente caracterizadas en esa fecha.<br />

Siendo seguro que lo estarían desde mucho<br />

tiempo antes, refiriéndonos a Sevilla, pero el<br />

hecho de aparecer con la misión de estoquear<br />

un torero de a pie ya resulta un hecho notable.<br />

Con todo, cada picador de vara larga cobraba<br />

3.000 re<strong>al</strong>es, cifra que superaba bastante a<br />

lo que cobraban todos los diestros de a pie<br />

reunidos.<br />

43


Evolución Fiesta Brava<br />

En el año 1750 comienza en Sevilla<br />

la aparición de estoqueadores en cuentas de<br />

su Re<strong>al</strong> Maestranza de Cab<strong>al</strong>lería. Sin<br />

embargo, mucho antes era ya conocida en<br />

And<strong>al</strong>ucía la profesión que designaba a<br />

diestros de la tierra practicando todas las<br />

suertes que varios siglos antes de<br />

practicaban en el Norte, concretamente, en<br />

Navarra. Los dos cuyos nombres figuraban<br />

más actuando en la Maestranza fueron<br />

Melchor C<strong>al</strong>derón y José Cándido. Pero<br />

como decimos, Navarra venía dando la pauta<br />

de la manera de estos espectáculos, y t<strong>al</strong><br />

supremacía le era reconocida en la organización<br />

de corridas en el resto de España, y<br />

especi<strong>al</strong>mente en la Corte. En las cuentas<br />

del Ayuntamiento de Madrid figuran paridas<br />

de gratificaciones a toreros navarros. Cuando<br />

en Bayona deciden obsequiar <strong>al</strong> futuro rey<br />

Felipe V en su viaje para tomas posesión de<br />

la corona de España se encargaron toros de<br />

casta navarra, y navarro debieron ser los<br />

demás elementos que participaron en la<br />

fiesta. Ello ocurrió en la misma frontera del<br />

siglo XVIII, concretamente el (04-01-1701).<br />

La base de ese toreo navarro,<br />

precursor de la posterior fiesta brava como<br />

hoy la conocemos, podemos decir que era<br />

de características gimnásticas, acrobáticas,<br />

y la ligereza, fuerza y agilidad del diestro, sus<br />

princip<strong>al</strong>es facultades, acordes con el carácter<br />

de los toros de casta Navarra. Aquellos<br />

elásticos montañeses buscaban en sus<br />

facultades físicas las llaves para sortear con<br />

sus movimientos de burlas frente a la cara<br />

del toro, una nueva y ancestr<strong>al</strong> forma de<br />

producir el regocijo en los espectadores, el<br />

ritmo, la lentitud, cuando fuese necesario y<br />

todas las grandes cu<strong>al</strong>idades artísticas que<br />

han de caracterizar con los años el toreo a<br />

pie bajo la influencia and<strong>al</strong>uza que eran<br />

ignoradas, y habían de ser, y dentro de ciertos<br />

límites aún lo son, desconocidas. Las suertes<br />

que han pervivido de este toreo son suertes<br />

movidas en las que la actitud física ha de ser<br />

el princip<strong>al</strong>, si no único, apoyo. Por ello tiene<br />

un interés máximo el momento en que la dos<br />

44<br />

TOMO I<br />

concepciones del toreo se ponen en contacto<br />

y se influyen mutuamente.<br />

Goya, en sus láminas de La<br />

Tauromaquia, es el continuador de la obra<br />

Pictórica de la cueva de Altamira,<br />

convirtiéndose en el introductor visu<strong>al</strong> de las<br />

diversas suertes del toreo que se practicaba<br />

en aquellos años «oscuros» que medían<br />

entre la muerte de Pepe-Hillo, que él<br />

presenció el (11-05-1801), y el surgir de<br />

nuevas grandes figuras del toreo están<br />

contados por Eugenio de Lucas, quizá más<br />

aficionado el propio Goya. La dimensión<br />

artísitica en la pintura goyesca, los lances que<br />

gustarían hoy, se ven en un capeo a la<br />

aragonesa, un adorno con la capa y el<br />

sombrero de «Illo», la estocada de Pedro<br />

Romero, el s<strong>al</strong>to de la garrocha de Juanito<br />

Apiñan y en poco más. El resto son disparatadas<br />

y truculentas escenas de bárbara<br />

majeza, contempladas con ambiv<strong>al</strong>ente<br />

admiración no exenta de mordacidad, según<br />

Claramunt.<br />

El citado Eugenio de Lucas<br />

Velásquez pinta el desorden de las capeas<br />

de pueblo y de las corridas «serias» con<br />

picadores en plazas improvisadas en las que<br />

el varilarguero se ve asistido –más bien<br />

perturbado- por masas de toreros de a pie<br />

ansiosos por capear todos a una. Siente que<br />

la barbarie de la capea resulta «pictórica» y<br />

explota el tema hasta lo inverosímil en cuanto<br />

a monstuosidades colectivas y a embriaguez<br />

compartida en torno sangre. Su hijo Eugenio<br />

Lucas Villamil seguiría la misma línea, dulcificándola<br />

cuando podía. La Fiesta evolucionaría<br />

gracias a Francisco Montes<br />

(Paquiro) por senderos de orden y armonía<br />

plástica. Los tres retratos de Paquiro y el<br />

respeto a la arquitectura de las grandes<br />

plazas muestra a un Lucas que admira en<br />

las gradas a las grandes damas con mantilla,<br />

hembras de gustos refinados, rodeadas de<br />

varones razonables.<br />

Anterior a Lucas Velásquez es el<br />

jerezano Joaquín Fernández Cruzado,<br />

combatiente el (02-05-1808) en la Puerta de<br />

El PUERTO de SANTA MARÍA


TOMO I<br />

El PUERTO de SANTA MARÍA<br />

Evolución Fiesta Brava<br />

Un quite célebre de «Paquiro» (Ilustración de Daniel Perea (11-11-1889).<br />

Fuencarr<strong>al</strong> y primer pintor de la corrida<br />

moderna, es anterior a Lucas Velázquez. Dos<br />

cuadros suyos en el Museo Romántico:<br />

S<strong>al</strong>ida del toro y Pase de muleta dan idea muy<br />

precisa del clima que envuelve el espectáculo.<br />

El Arte del Toreo es, a lo largo del siglo<br />

XIX. Arte propiamente dicho que inspira a los<br />

mejores pintores, tanto a los del retrato como<br />

a los costumbristas y autores de género.<br />

Entre los más antiguos destaca Antonio<br />

Cabr<strong>al</strong> Bejarano, de Sevilla, profesor de a<br />

Escuela de Bellas artes y extraordinario aficionado<br />

a los toros. Lo mismo puede decirse<br />

de José Elbo, de Úbeda.<br />

La Fiesta evolucionó, gracias a<br />

Francisco Montes, por senderos de orden y<br />

armonía plástica». Así que el Arte del Toreo,<br />

el de Paquiro y Cúchares, de Lagartijo y<br />

Frascuelo, es arte, además de pictórico,<br />

music<strong>al</strong> en grado superlativo. Carlos IV quiso<br />

abolir, además de las corridas, otrras<br />

expresiones del sentir español. Pero nuestro<br />

pueblo reencontró sus raíces más auténticas.<br />

Los sainetes con música castiza ganaron la<br />

partida. En octubre de 1856 se construyó un<br />

teatro exclusivamente para zarzuelas; Pan y<br />

Toros y El Barberillo de Lavapiés nos llevan<br />

desde mediados del siglo XIX por caminos<br />

de garbosa españolía que duran, como el<br />

gusto de la zarzuela grande, hasta mediados<br />

del siglo XX; después de esa fecha nos van<br />

a norteamericanizar cada vez más. En vez<br />

de Agua, Azucarillo y Aguardiente, llegarán el<br />

chicle, las hamburgueserías y otras costumbres<br />

que más v<strong>al</strong>e no nombrar.<br />

La zarzuela, casi una ópera, Pan y<br />

Toros, de Barbieri, que recrea los tiempos de<br />

Joaquín Rodríguez (Costillares), José<br />

<strong>De</strong>lgado (Pepe-Hillo) y Pedro Romero, la<br />

prohibió Isabel II porque se cantaba aquello<br />

de «España ha de ser libre, libre Castilla.» El<br />

compopsitor y su libretista don José Picón<br />

escribieron una protesta en verso a la Reina.<br />

Como a Isabel a casticismo no le ganaba<br />

nadie, prohibió su prohibición y compensó<br />

económicamente a los autores. <strong>De</strong> Pan y<br />

Toros es la «Marcha de la manolería» pasodoble<br />

torerísimo que todavía acompaña la<br />

s<strong>al</strong>ida de las cuadrillas en las plazas de<br />

V<strong>al</strong>encia y Albacete. Los aficionados la letra<br />

mediado el siglo porque había una competencia<br />

de moda: «Ya s<strong>al</strong>e la cuadrilla de los<br />

toreros / «El Tato» y «El Gordito» son los<br />

primeros.»<br />

45


Evolución Fiesta Brava<br />

¿<strong>De</strong> cuál de ellos estaba enamorada<br />

la Reina? Quiso hacer con de Chiclana a<br />

Francisco Montes (Paquiro). Sonreía de una<br />

manera especi<strong>al</strong> <strong>al</strong> gitano gaditano Manuel<br />

Diáz Cantor<strong>al</strong> (El Lavi) cuando el diestro<br />

interrumpió la lidia para llevar hasta el p<strong>al</strong>co<br />

re<strong>al</strong> la divisa que acababa de arrancar en<br />

airoso recorte. Con su habla tosca y<br />

espontánea espetó a Isabel II: «Ésta es la<br />

primera vez que Su Majestad tiene el honor<br />

de recibir una divisa de mi parte.» Se dice<br />

que existe una colección de cartas muy<br />

person<strong>al</strong>es de Isabel a Antonio Carmona (El<br />

Gordito). ¿Pero no fue Su Majestad a ver a<br />

torear a Antonio Carmona (Tato) en Alicante<br />

con el pretexto de inaugurar una vía férrea?<br />

Enamoradiza era, desde luego.<br />

Este reinado, más romántico que<br />

otros, inspira fantasías de toda clase;<br />

zarzuelas del siglo XX tomarón asuntos y<br />

personajes del siglo XIX. Figuras casi míticas,<br />

re<strong>al</strong>es o imaginadas, como María Antonia,<br />

La Caramba, La C<strong>al</strong>esera, Luisa Fernanda,<br />

recrean ambientes de una España no sólo<br />

isabelina, sino liber<strong>al</strong> y revolucionaria. A don<br />

Pío Baroja, además del conspirador Avinareta,<br />

de quien es pariente, le subyuga la imagen<br />

del torero José Muñoz (Pucheta) arengando<br />

<strong>al</strong> populacho en las barricadas. Muñoz contribuyó<br />

a la ejecución popular –o asesinato- de<br />

un odiciado jefe de policía. El triunfo del bando<br />

progresista le ayudó a tomar la <strong>al</strong>ternativa de<br />

matador de toros en 1854, así como a<br />

caerese muerto bajo los sables de la<br />

Cab<strong>al</strong>lería en otra revuelta de 1856.<br />

La gran música europea iba a Madrid<br />

de la mano de los más castizos compositores.<br />

La cab<strong>al</strong>gata de Las v<strong>al</strong>kirias fue<br />

estrenada por el maestro Bretón. Gaztambide<br />

interpretó por vez primera la música de<br />

Tannhäuser, cuya partitura había traído<br />

Barbieri. Ardores wagnerianos impregnaron<br />

los primeros pasodobles, que, como las<br />

marchas militares, encieran un componente<br />

bélico; eran ritmos para luchar y morir con<br />

honor. Ahora, en 2007, el conjunto de la<br />

juventud, con su actividad espermática<br />

46<br />

TOMO I<br />

reducida en un 20 por cien, vive de esp<strong>al</strong>das<br />

a los ritmos para luchar y morir con honor<br />

por su Patria, que cambia por derrochar<br />

todas sus energías en las botellonas, de ahí<br />

que están todos en el camino de perderla.<br />

Los ases del toreo en el siglo XIX<br />

son contemporáneos de muy significativos<br />

compositores extranjeros, con relación<br />

directa o indirecta sobre el Arte del Toreo: Liszt<br />

(que se interesó por el tema music<strong>al</strong> Los toros<br />

en El Puerto),; Wagner, Bizet (con música<br />

de su Carmen se hace el paseíllo en <strong>al</strong>gunos<br />

cosos franceses; el ruso Glinka, autor de una<br />

inmort<strong>al</strong> jota aragonesa; L<strong>al</strong>o (el de la Sinfonía<br />

española); Chabrier y otros muchos, hasta<br />

Rimski-Korsakov, <strong>De</strong>bussy o Mauricio Ravel,<br />

seducidos por lo español y sus raíces. Su<br />

epígono Rubinstein nos ha dejado un inspiradísimo<br />

bolero titulado Torero y bailarina.<br />

Los toreros decimonónicos son<br />

testigos privilegiados de los avatares políticos<br />

de su època Ochocientista. En 1819, tras<br />

ceder el Gobierno de España La Florida a los<br />

Estados Unidos mediante compensaciones<br />

económicas, sólo nos quedaban Cuba y<br />

Puerto Rico de la antigua América Española.<br />

Allí torearon Machío, «Cuatro <strong>De</strong>dos» y –<br />

aúltima hora- don Luis Mazzantini y<br />

«Guerrita», en vísperas del <strong>De</strong>sastre de 1898.<br />

Ellos oyeron la habanera profética que<br />

nuestros políticos ignoraron:<br />

«La Habana se va a perder<br />

y la culpa es el dinero.<br />

Los negros quieren ser blancos,<br />

los mulatos cab<strong>al</strong>leros.»<br />

<strong>De</strong>sde mediados de siglo XIX<br />

teníamos nueva Constitución, de corte<br />

progresista. Isabel II se fue quedando<br />

paulatinamente sin apoyo. En 1834 y 1868<br />

se había intentado una monarquía constitucion<strong>al</strong>.<br />

En 1869 se quiere una monarquía<br />

democrática, celebrada en una corrida en<br />

Madrid que le cuesta la pierna a Antonio<br />

Sánchez (Tato). En el ámbito nacion<strong>al</strong> se<br />

esperan graves desórdenes: el asesinato del<br />

El PUERTO de SANTA MARÍA


TOMO I<br />

El PUERTO de SANTA MARÍA<br />

Evolución Fiesta Brava<br />

Uno de los muchos «adornos» del «Gordito» (Ilustración de Daniel Perea (11-11-1889).<br />

gener<strong>al</strong> Prim, y el breve reinado de Amadeo I<br />

de Saboya (que preside corridas de toros,<br />

abraza a Antonio Sánchez (Tato) y quiere<br />

consolarle de su cojera). Don Amadeo se<br />

vuelve a It<strong>al</strong>ia convencido de los españoles<br />

están locos. En estos primeros años del siglo<br />

XXI, a quienes hemos pasado un cuarto de<br />

siglo fuera de la Patria, <strong>al</strong> volver y tratar de<br />

entender a nuestros paisanos españoles,<br />

estamos pensando como don Amadeo: esta<br />

gente está loca por el consumismo.<br />

Coincidiendo con el fin de la presencia<br />

española en lo que nos quedaba en<br />

América, <strong>al</strong>gunos periodistas azuzaron a la<br />

opinión pública recordando que en los<br />

mismos días de las bat<strong>al</strong>las que perdíamos,<br />

la gente acudía a los toros con despreocupación.<br />

Quienes t<strong>al</strong>es cosas prop<strong>al</strong>aban<br />

era gente de la misma c<strong>al</strong>aña que meses<br />

antes ex<strong>al</strong>taba a sus compatriotas para ir a<br />

la insensata guerra contra Estados Unidos.<br />

Eso lo sabía muy bien Guerrita, que sufrió<br />

una cornada en La Habana. A Rafael Guerra<br />

«le dolía España», toda ella. En particular el<br />

público de sus últimos tiempos. Retirado en<br />

1899, vivía con riqueza, y acaba en Sierra<br />

Morena con los magnates, pero no podía<br />

olvidar a su amigo, que no riv<strong>al</strong>, Manuel García<br />

(Espartero), muerto por un toro de Miura en<br />

1894. Con Espartero llegamos <strong>al</strong> último de<br />

los diestros de nuestros Cantares del<br />

Ochocientos, a solas con don Fernando<br />

Vill<strong>al</strong>ón:<br />

«M<strong>al</strong>haya sea Perdigón<br />

el torillo traicionero.<br />

Negras gu<strong>al</strong>drapas llevaban<br />

los ocho cab<strong>al</strong>los negros;<br />

Mocitas las de la Alf<strong>al</strong>fa;<br />

mocitos los pintureros;<br />

negros pañuelos de t<strong>al</strong>le<br />

y una cinta en el sombrero.<br />

Dos viudas con claveles<br />

negros, en el negro pelo.<br />

Ocho cab<strong>al</strong>los llevaba<br />

el coche del Espartero.»<br />

47


Evolución Fiesta Brava<br />

Como colofón parci<strong>al</strong> hasta lo ahora<br />

reseñado se desprende que España se ha<br />

diferenciado de los restantes países<br />

europeos en la firme persistencia y regusto<br />

por el culto a la fiesta de toros. Una muy<br />

específica relación con él: «Esa vieja relación<br />

varias veces milenaria del hombre español<br />

con el toro bravo», de que habla don José<br />

Ortega y Gasset. Julio Caro Baroja, Álvarez<br />

de Miranda y Blanco Freijeiro coinciden en<br />

ver elementos religiosos en esa relación<br />

hombre-anim<strong>al</strong>. Don Francisco Jordá Cerdá,<br />

en revisión crítica, reconoce que no existen<br />

pruebas concluyentes de que existiera un<br />

dios-toro en el mundo ibérico, aunque sí hay<br />

ideas y prácticas religiosas en que el toro es<br />

agente de fecundidad, personificación de<br />

corrientes fluvi<strong>al</strong>es y enlaces con divinidades<br />

celestres o astr<strong>al</strong>es ¿Qué quieres más?, don<br />

Francisco.<br />

<strong>De</strong> ahí que resulte un connotado<br />

contraste entre la actitud del jesuita Juan de<br />

Mariana, que en la Historia Gener<strong>al</strong> de<br />

España, publicada en 1820, no haga mención<br />

<strong>al</strong>guna, a todo lo largo del siglo XVI, de la<br />

fiesta de toros y menos de éstos, con la de<br />

Fray Francisco de Alcocer, que en la ciudad<br />

de S<strong>al</strong>amanca, publicó en 1559 el Tratado del<br />

juego, del que hemos tomado parte de su<br />

Capítulo LIII, que trata <strong>De</strong> los toros.<br />

Se trata de una obra interesantísima<br />

ya que podemos considerarla clave, pues es<br />

un eslabón en el eje centr<strong>al</strong> de la evolución<br />

del toro y del toreo; de cómo se corrían hacia<br />

mediados del siglo XVI, centuria a la mitad<br />

del II milenio que estudiamos. El citado<br />

Capítulo no tiene desperdicio. <strong>De</strong>ja<br />

claramente <strong>al</strong> descubierto que el correr toros<br />

es uno los regocijos preferidos ya desde<br />

entonces por los españoles. Ya en aquellos<br />

tiempos estaba en el aire la pregunta de si<br />

las corridas de toros eran lícitas o no.<br />

48<br />

TOMO I<br />

Alcocer nos dice que «… lo Reyes y<br />

Príncipes que tenemos y habemos tenido<br />

todos son y han sido Cristianísimos y celosos<br />

de desterrar de sus Reinos vicios y ofensas<br />

a nuestro Señor. Y pues que permiten esta<br />

manera de regocijo, de creer es que lo hacen<br />

con acuerdo y parecer de personas de letra<br />

y conciencia, y así que el t<strong>al</strong> uso se puede<br />

tolerar y tener por lícito. Por la otra parte y<br />

que no sea lícito, hace que vemos que apenas<br />

se corren Toros en que no haya muerte de<br />

hombres y otros heridos y lisiados. Y cuando<br />

los Toros no han hecho semejante carnicería,<br />

decimos que no v<strong>al</strong>ieron cosa <strong>al</strong>guna: y<br />

cuando mataron o hirieron muchas personas,<br />

decimos que fueron muy buenos los toros.»<br />

Al Nuevo Mundo llegaron, entre<br />

mediados del siglo XVI y todo el XVII, más de<br />

100.000 españoles y, sin duda, la mayoría de<br />

ellos llevaban esa visión de la m<strong>al</strong>a o buena<br />

c<strong>al</strong>idad de los toros según las víctimas<br />

humanas que ocasionaran. Lo que resultará<br />

curioso <strong>al</strong> lector es saber lo que ocurre en<br />

cada una de las fiestas que se dan en casi<br />

todas las rancherías mexicanas y para la que<br />

nos puede servir el mismo ejemplo:<br />

Las citadas fiestas carecen de interés<br />

si durante la celebración, en la que corre el<br />

tequila, el Don Pedro, de Domecq, y otras<br />

bebidas, muchas de ellas pirriaques anodinos,<br />

como si fueran ríos, no muere uno de los<br />

festeros y si son dos la fiesta fue extraordinaria.<br />

Este autor estuvo en una de ellas y<br />

<strong>al</strong>gunos decidieron –un español v<strong>al</strong>ía por dosque<br />

sería una de las víctimas, pero gracias a<br />

Dios, fue informado el cacique del rancho a<br />

tiempo, mi buen amigo D. Alfredo Montoya,<br />

hijo (8), por uno de sus confidentes y apresaron<br />

<strong>al</strong> asesino en cierne. Jamás volví a asistir<br />

a otra fiesta en una ranchería... Sin embargo,<br />

en t<strong>al</strong> estado gener<strong>al</strong> de embriaguez, se<br />

observan esas nuertes como <strong>al</strong>go muy<br />

natur<strong>al</strong>. Llegué a comprenderlo...<br />

(8) Ganadero de bovinos, caprinos y ovinos con más de 40.000 hectáreas, en la<br />

ranchería de Bañón, Municipio de Villa de Cos, del Estado de Zacatecas, a 10 kilómetros<br />

de «El Colradito», el rancho de los Hermanos Huerta y Flores, ya dividido entre ellos.<br />

El PUERTO de SANTA MARÍA


TOMO I<br />

Fray Francisco hace mención<br />

también de que, entre los doctores que de<br />

esta materia tratan, también hay variedad de<br />

opiniones. Unos, y no de pequeña autoridad,<br />

s<strong>al</strong>van y aprueban el t<strong>al</strong> ejercicio y regocijo,<br />

así de parte de los que en él andan con que<br />

tengan aviso y diligencia en tener tan cercana<br />

la guarida –el burladero, que fueron colocados<br />

por primera vez , por orden de Felipe II- y<br />

adonde ampararse cuando sean perseguidos<br />

por el toro y se vean en peligro, «como parte<br />

de los que dan autoridad y consienten correr<br />

los toros: como provean que en el lugar donde<br />

se corran los toros no haya niños –en la Plaza<br />

Re<strong>al</strong> de El Puerto de Santa María hay niños<br />

hasta en el apartado de los toros-, ni viejos –<br />

los c<strong>al</strong>lejones de nuestras plazas parecen<br />

asilos de ancianos-, ni mujeres (9), ni cojos,<br />

ni enfermos, ni otras personas que si por <strong>al</strong>lí<br />

estuviesen probablemente peligraría.»<br />

Y aún añaden los dichos doctores «…<br />

que se pueden hacer estatutos –es la primera<br />

vez en la historia del toreo que se habla de<br />

reglamentos- y confirmarse con juramento<br />

que tan día haya y se corran toros.» Por lo<br />

que, conforme con esta opinión, se dieron<br />

muchos casos en los que <strong>al</strong>gunas personas<br />

en sus testamentos mandaban que dieran<br />

toros para «correr y regocijar la fiesta…»<br />

Nada debe extrañarnos que ya desde<br />

entonces, «en las universidades famosas –<br />

como las de Alc<strong>al</strong>á de Henares y S<strong>al</strong>amancay<br />

donde hay varones eminentes en letras y<br />

de grandes conciencia, cuando recibían<br />

<strong>al</strong>gunos las insignias y grados de Doctores,<br />

se corrieran toros para celebrar la efeméride:<br />

«lo cu<strong>al</strong> no es verosímil que consintieran si el<br />

t<strong>al</strong> ejercicio fuese m<strong>al</strong>o y no se pudiese usar<br />

dél sin ofensa a nuestro Señor. Otros<br />

doctores dicen que correr toros es caer en<br />

El PUERTO de SANTA MARÍA<br />

Evolución Fiesta Brava<br />

pecado mort<strong>al</strong>: y que todos los que dan<br />

dineros y consejos para que se corran, pecan<br />

mort<strong>al</strong>mente, los señores, y Regidores de las<br />

ciudades, villas y lugares que t<strong>al</strong> mandan,<br />

consienten, favorecen y ayudan. Porque todos<br />

estos consienten en el peligro de muerte<br />

probable que hay en el correr de los toros.»<br />

Para Alcocer, «… la resolución<br />

verdadera de esta dificultad depende de ver<br />

si el t<strong>al</strong> ejercicio es de suyo peligroso y de<br />

que se siguen muerte.» Los doctores que<br />

están de acuerdo con el correr toros dicen<br />

«…que de suyo no es peligroso sino descuido<br />

de los que se ponen en peligro.» Lo que están<br />

en desacuerdo, dicen «…que es peligroso por<br />

las muertes que suceden cada día en los<br />

toros.» Se c<strong>al</strong>culaba aquellos años que en<br />

las Plazas Mayores de las ciudades y en los<br />

circos repartidos por todos el reino de España<br />

morían entre 100 y 200 personas. Por eso<br />

desde entonces se atacaba la fiesta brava<br />

basándose en que «…ejercicio y regocijo de<br />

donde sucede t<strong>al</strong> carnicería y muerte de<br />

tantos hombres, de gentiles es más que de<br />

cristianos: inhumano es por cierto y diabólico<br />

y que se debe desterrar de las Repúblicas<br />

Cristianas…, para ocuparnos en cosas santas<br />

y buenas y que son más conformes a lo<br />

que Dios quiere de nosotros, y a la obligación<br />

que tenemos de servirle y amar a su divina<br />

Majestad…»<br />

Sea como fuere, el protector de la<br />

fiesta se permite hacer las siguientes<br />

conclusiones:<br />

1ª. Los que están a favor: «El ejercicio<br />

y regocijo de los toros es lícito y se puede<br />

hacer sin pecado si se tiene cuenta con que<br />

no muera ni peligre <strong>al</strong>guno: como sería si les<br />

cortasen las puntas de los cuernos –desde<br />

entonces se anuncia el afeitado-, o los llevan<br />

(9) Recordamos <strong>al</strong> toro de pelo colorado, ojinegro y bizco del izquierdo, llamado Ojinegro,<br />

era perteneciente a la ganadería de don Félix Gómez, lidiado en Madrid el domingo (30-<br />

03-1875). S<strong>al</strong>tó la barrera por la puerta de cab<strong>al</strong>los, y encontrando abierta la que conduce<br />

a cab<strong>al</strong>lerizas, entró en el patio, donde bebió agua en el pilón que <strong>al</strong>lí había. Volvió de<br />

nuevo a la plaza, ocasionando en el patio de cab<strong>al</strong>los numerosos sustos, entre ellos a una<br />

señora aguadora, que murió de sus consecuencias a los pocos días.<br />

49


Evolución Fiesta Brava<br />

atados con recias maromas, o guind<strong>al</strong>etas.»<br />

Ya no hace f<strong>al</strong>ta maromas, con la inv<strong>al</strong>idez<br />

biológica que sufren cuatro siglos después<br />

es más que suficiente.<br />

2ª Los detractores: «El ejercicio y<br />

correr los toros de la manera que en nuestra<br />

España se usa, es razón para que destierren<br />

de estos reinos los Reyes y Príncipes, por<br />

permitirse que mueran tantas personas <strong>al</strong><br />

correr los toros.» En cambio, apoyaban las<br />

Justas, juegos de Cañas, correr Sortija, etc.,<br />

que re<strong>al</strong>izaban los cab<strong>al</strong>leros.<br />

3ª «Cosa indecente es que los<br />

arzobispos, obispos, religiosos y otros<br />

prelados c<strong>al</strong>ificados se h<strong>al</strong>len presentes <strong>al</strong><br />

correr toros. Porque son regocijos profanos<br />

y en los que muchas veces suceden muertes<br />

y otras liviandades que no conviene autorizar<br />

con su presencia personas que tienen estado<br />

de perfección como las tienen los susodichos.»<br />

4ª «Los que andan en el coso a pie, y<br />

se ponen a torear y desjarretar toros, no<br />

pecan mort<strong>al</strong>mente cuando se ponen tan<br />

cerca de <strong>al</strong>guna barrera o de otro lugar donde<br />

se pueden acoger o en otra manera son tan<br />

avisados y diestros, que es verosímil y<br />

probable mor<strong>al</strong>mente que el toro no les pueda<br />

tomar si no sucede <strong>al</strong>guna grande desgracia…»<br />

5ª Es la conclusión más cargada de<br />

opiniones. Unos dicen que los toreros<br />

muertos por asta de toros no deben ser<br />

enterrados en campos santos, es decir, que<br />

no tienen derecho a una sepultura eclesiástica.<br />

Otros doctores, que sí, como es la<br />

opinión de Alcocer.<br />

6ª y 7ª Se refiere que ni los cab<strong>al</strong>leros<br />

<strong>al</strong>anceadores ni cuantos estén en lugares<br />

seguros viendo correr toros, no pecan<br />

mort<strong>al</strong>mente. «Y aunque <strong>al</strong>guna vez haya<br />

acaecido morir <strong>al</strong>guno de t<strong>al</strong>es, ha sido por<br />

desdicha que le sucedió.»<br />

8ª En esta última conclusión el ataque<br />

más directo va dirigidos a los que cometen el<br />

«grande abuso, y estilo más gentílico que<br />

cristiano es, dejar escrito en los testamentos<br />

50<br />

TOMO I<br />

que se corran en t<strong>al</strong>es fiestas toros, y hacerse<br />

juramentos de estos por los pueblos.»<br />

Como resumen de lo anteriormente<br />

expuesto, podemos decir que la person<strong>al</strong>idad<br />

del español está vinculada a la del toro bravo,<br />

por lo que son elementos de la civilización y<br />

del carácter español. Y es que España se ha<br />

diferenciado del resto de los países europeos<br />

en la persistencia y regusto del culto <strong>al</strong> toro.<br />

Diríamos que existe una muy específica<br />

relación con él: «…esa vieja relación varias<br />

veces milenarias del hombre español con el<br />

toro bravo», de la habla don José Ortega y<br />

Gasset, Julio Caro Baroja, Álvarez de Miranda<br />

y Blanco Freijeiro, coinciden en ver elementos<br />

religiosos, de mística religiosidad, en esa<br />

relación hombre-anim<strong>al</strong>. Don Francisco Jordá<br />

Cerdá, en revisión crítica, reconoce que no<br />

existen pruebas concluyentes de que existiera<br />

un dios-toro en el mundo ibérico, aunque sí<br />

hay ideas y prácticas religiosas en que el toro<br />

es agente de fecundidad, personificación de<br />

corrientes fluvi<strong>al</strong>es, ennlace con divinidades<br />

celestes o astr<strong>al</strong>es… y la adoración de la<br />

riqueza en el culto <strong>al</strong> becerro de oro.<br />

Ya lo dejó escrito el gran Fernando<br />

Vill<strong>al</strong>ón, en los primeros capítulos de su<br />

Taurofilia Raci<strong>al</strong>. Su pensamiento se vistió de<br />

un lujo imaginativo muy and<strong>al</strong>uz. <strong>De</strong>jemos<br />

que el mundo de los refinados tartesios lo<br />

cuente él y nadie más que él. Un día pisó el<br />

gran poeta sevillano y ganadero de escasas<br />

virtudes, con sus botas camperas, el suelo<br />

lacustre de la marisma rociera y exclamó:<br />

«Fue aquí, exactamente aquí, donde tuvo su<br />

origen el toreo.» Y añadió: «El mundo consta<br />

de dos partes: Cádiz y Sevilla.» Se refería,<br />

claro está, <strong>al</strong> mundo civilizado.<br />

Y es que Vill<strong>al</strong>ón cita a nuestra Tacita<br />

de Plata, porque para nuestra Evolución de<br />

la Fiesta Brava, de la torería, son fundament<strong>al</strong>es<br />

los sonidos y olores de la Bahía de<br />

Cádiz, ya que ella comenzaron a sonar las<br />

castañuelas entre los dedos de una romana<br />

de Cádiz –como lo pudo ser de una romana<br />

cartagenera-, bailaora de gracias remotas, de<br />

cintura cimbreante. Lo afirma el historiador<br />

El PUERTO de SANTA MARÍA


TOMO I<br />

hispanoromano Marci<strong>al</strong>: «Telethusa tortura y<br />

consume a su antiguo amo; él la compró en<br />

otro tiempo como esclava y hoy la rescata<br />

como querida.» Con los años, nos lo explicará<br />

la música de don Manuel de F<strong>al</strong>la, tan<br />

gaditano como junc<strong>al</strong> la Telethusa. O las<br />

pinturas de Jesús Cuesta Arana, que le dan<br />

colores a las nubes y movilidad zizagueante<br />

a sus esculturas.<br />

En México, el origen de la fiesta, es<br />

interpretado bajo interesantes perfiles. Hace<br />

decenios, el director de un periódico de la<br />

ciudad de México, don Hernández Llergo, le<br />

solicitó a Solares Tacubac, que escribiera <strong>al</strong>go<br />

de origen de la tauromaquia, para El<br />

Almanaque Taurino y él le dijo:<br />

- Pero ¿ha comprendido usted todo<br />

lo arduo de la tarea que me encomienda?<br />

Para hacer historia sobre el origen de la<br />

Tauromaquia, han ocupado volúmenes<br />

reputados escritores y no consiguieron su<br />

fin<strong>al</strong>idad. <strong>De</strong>jaron bastantes incertidumbres<br />

y muchas lagunas, muchos claros, multitud<br />

de épocas sin estudiar y pormenorizar, -le<br />

respondió.<br />

El PUERTO de SANTA MARÍA<br />

Evolución Fiesta Brava<br />

- Sí. La he medido, la he comprendido<br />

y por ello dije <strong>al</strong>go, esto es: unas anotaciones.<br />

Arrégleselas usted como pueda. Concretando<br />

y sin perder su interés.<br />

- Bueno. Procuraré complacerle y<br />

deseo que no resulte refrito, que provoque<br />

las sátiras de nuestros amigos. Escribir de<br />

historia aportando origin<strong>al</strong>idad es difícil, y se<br />

vuelve imposible cuando hay que sintetizar.<br />

Emprendo la comisión y ... ¡Allá usted, en<br />

primer sitio, por ser el princip<strong>al</strong> culpable! Y<br />

estoy en lo dicho. Haré <strong>al</strong>go.<br />

«No es conocido el nombre del primer<br />

humano que fue torero, ni tampoco la reseña<br />

-pinta, encornadura, kilos y ganadería- del<br />

primer astado que se lidió. Dicen, que la<br />

necesidad es madre de la ciencia.<br />

Concediendo <strong>al</strong> vocablo ciencia el sinónimo<br />

convencion<strong>al</strong> y familiar de artimaña, probablemente<br />

el deseo de que el toro no fuese<br />

holgazán, que comiera sin trabajar, y la<br />

necesidad clara que hubo de aprovecharse<br />

de la pujanza de bicho, hicieron que el primer<br />

torero, el paradisíaco Adán, lo fuese por<br />

absoluta necesidad.<br />

Versión moderna de la estela de la piedra de Clunia, según Lóperráez.<br />

51


Evolución Fiesta Brava<br />

Y t<strong>al</strong> supuesta afirmación, ésta<br />

hipótesis -probable, como todas las hipótesisno<br />

es de mi propiedad exclusiva, sino que la<br />

he de coparticipar con aquel insigne taurómaco,<br />

don Santos López Pelegrín, Abenamar<br />

¡Casi nadie! Adelante, que no voy en m<strong>al</strong>a<br />

compañía.<br />

Nuestro padre Adán, decía, fue<br />

indudablemente, el primer torero. Siguieron<br />

los postreros -quizá sin que hayan recibido<br />

<strong>al</strong>ternativa- y llegamos a un torero, famoso<br />

por el dominio que tenía manejando la capa,<br />

que en aquel entonces tendría otro nombre,<br />

pero sí había el mismo uso. Ese famoso<br />

capeador, fue el venerable y bíblico Noé. Para<br />

cumplimentar el mandato de que en el Arca<br />

habían de navegar un par de anim<strong>al</strong>es,<br />

macho y hembra, de cada especie, a fin de<br />

asegurar la reproducción, tuvo que hacer<br />

entrar a una vaca y a un toro. La vaquilla, iría<br />

<strong>al</strong> encierro dócilmente, obedeciendo a la voz<br />

de Noé, pero... ¿y el toro? ¡Hubo que recurrir<br />

a la artimaña, y esto ha de haber sido<br />

toreándolo con la capa y a fuerza de lances;<br />

primero corriendo por derecho y luego, ya en<br />

las cercanías de la quilla del Arca, a dos<br />

manos, abanicando o mandileando, para<br />

hacer que entrara. Allí adjunto una estampa<br />

que corrobora mi afirmación. Obsequio de don<br />

Pascu<strong>al</strong> Millán.<br />

La Tierra, nuestro hermoso planeta<br />

azul, que es tan pequeña entre los del sistema<br />

planetario de Copérnico; quedó seco, luego<br />

de haber sido inundado por el Diluvio. El arca,<br />

enc<strong>al</strong>ló en el Monte Ararat. S<strong>al</strong>ieron del<br />

encierro Noé y sus acompañantes... Hubo<br />

aquella fenomen<strong>al</strong> pap<strong>al</strong>ina... La dispersión<br />

de los hijos de Noé, para sustituir las razas<br />

fundament<strong>al</strong>es del género humano. Y, sin<br />

embargo, tenemos que establecer el origen<br />

de la Tauromaquia en España. Para ello<br />

tenemos que dar un s<strong>al</strong>to y plantarnos en la<br />

Península Ibérica, para estudiar otra de las<br />

etapas de la Tauromaquia. Aquella en la que<br />

fue considerada no artimaña necesaria, sino<br />

placer, distracción. <strong>De</strong>jo, pues, la broma,<br />

aunque haya quien en serio lo haya tomado.<br />

52<br />

TOMO I<br />

No está perfectamente definido<br />

cuáles de los grupos que tuvieron por<br />

residencia a la Península, fueron los que<br />

hicieron un entretenimiento del toreo. Los<br />

historiadores vienen desde los Celtas,<br />

continúan por los Romanos, siguen por los<br />

Visigodos y terminan por los Mauritanos. El<br />

conde de las Navas (Don Juan Gu<strong>al</strong>berto<br />

López V<strong>al</strong>demoro y Quesada, por apellidos<br />

no ha de quedar), toma el origen desde los<br />

Celtas, fundando su parecer en el estudio de<br />

lo que estaba grabado en aquella histórica<br />

piedra encontrada, en 1774, en las excavaciones<br />

hechas en los cimientos de las<br />

mur<strong>al</strong>las de la ciudad de Clunia (Actu<strong>al</strong>mente:<br />

Villa de Peñ<strong>al</strong>va). Refiriédose a la Fiesta más<br />

nacion<strong>al</strong>, dijo en cierta ocasión: «Esta es la<br />

Fiesta Española que viene de prole en<br />

prole…», pero a lo largo de los siglos, especi<strong>al</strong>mente<br />

de los tres últimos, ha sufrido una<br />

evolución profunda, para ganar en colorido y<br />

arte todo lo que ha perdido en emoción.<br />

Lo que tiene grabado ese piedruzco -<br />

con caracteres celtibéricos, defiende Erro, en<br />

su obra sobre la lengua vascongada, que<br />

estas fiestas fueron anteriores a los romanos<br />

en España, pues siendo este monumento<br />

pétreo anterior a Julio César, que fue el<br />

primero, según Plinio (libro 8, capítulo 45) que<br />

ofreció este espectáculo en Roma, no cabe<br />

duda de que nuestros hermanos españoles<br />

tuvieron esta fiesta nacion<strong>al</strong>, de la que t<strong>al</strong> vez<br />

sean autores, antes que los romanos-, es<br />

para don Juan Gu<strong>al</strong>berto y otros notables<br />

investigadores de asuntos taurómacos<br />

históricos, prueba concluyente de que los<br />

Celtas fueron toreros. Que se atrevían a matar<br />

toros -(bueyes, porque de eso tiene trapío el<br />

representado en la Piedra, diría yo)- frente a<br />

frente, sirviéndose del escudo o rodela a<br />

guisa de muleta, y del chuzo o espada -en la<br />

estampa no está claro lo que es- como del<br />

actu<strong>al</strong> estoque, bien apropiado y fabricado en<br />

la actu<strong>al</strong> V<strong>al</strong>encia.<br />

Pero, don Pascu<strong>al</strong> Millán, enmienda<br />

la plana, asegurando que la t<strong>al</strong> Piedra de<br />

Clunia nada arguye, en conclusión. Que<br />

El PUERTO de SANTA MARÍA


TOMO I<br />

ciertamente las corridas de toros tienen su<br />

origen en el pueblo hispano y no provienen<br />

desde época tan remota. Son de relativa<br />

reciente partida de nacimiento, partida que<br />

se encuentra haciendo el estudio de la<br />

numismática antigua (estudio de las<br />

monedas, por si <strong>al</strong>gún chato del entendimiento<br />

no sabe lo que eso significa). Los<br />

toros de piedra se siguen viendo en<br />

S<strong>al</strong>amanca, Ávila y Segovia, si no acreditan<br />

ser obras anteriores a los romanos como<br />

quieren <strong>al</strong>gunos autores, pertenecen por lo<br />

menos muy <strong>al</strong> principio de la irrupción de los<br />

romanos en España. Somorrostro defiende<br />

que los toros de piedra que aún subsisten en<br />

Segovia son anteriores a la dominación<br />

romana, porque en sus formas manifiestan<br />

una remotísima antigüedad, lo que puede<br />

verse en las láminas de su obra sobre el<br />

Acueducto y otras antigüedades de Segovia,<br />

impresa en 1820.<br />

Re<strong>al</strong>idad muy distinta es que los<br />

romanos re<strong>al</strong>izaran en su famoso teatro<br />

venaciones, que eran espectáculos de lucha<br />

de hombres con las fieras, o de éstas consigo<br />

mismas, según afirma Suetonio, y el toro era<br />

una de las princip<strong>al</strong>es. Los crimin<strong>al</strong>es a ser<br />

echados a las fieras, cuya pena fue muy<br />

frecuente contra los primitivos cristianos, que<br />

tan bien describe Chateaubriand en su precioso<br />

poema de los mártires, eran a dar con su<br />

horrorosa muerte la diversión <strong>al</strong> pueblo.<br />

«También había otros hombres que se<br />

<strong>al</strong>quilaban infamemente para estas luchas, a<br />

los que se les denominaba bestiarios. Los<br />

<strong>al</strong>quilones peleaban regularmente con toros,<br />

y este es indudable el origen del toreo, que<br />

reducido hoy a reglas se llama Tauromaquia,<br />

m<strong>al</strong> aplicado a nuestra diversión, porque esta<br />

p<strong>al</strong>abra, como prueba el anticuario C<strong>al</strong>derón,<br />

significa más propiamente la lucha de dos o<br />

más toros entre sí y no de toros con hombres.<br />

Refiere el historiador romano Seutonio que,<br />

en la vida del emperador Claudio, las fiestas<br />

El PUERTO de SANTA MARÍA<br />

Evolución Fiesta Brava<br />

del circo romano, después de cinco corridas<br />

de carros o de cab<strong>al</strong>los, se interpolaban una<br />

venación y que, concluida, volvían a continuar<br />

las carreras, o bien corridas de toros, en las<br />

que unos extraordinarios jinetes de Tes<strong>al</strong>ia<br />

se montaban a pelo sobre los toros y después<br />

de largo rato corriendo sobre ellos, haciendo<br />

varias suertes, los mataban dándoles una<br />

puñ<strong>al</strong>ada en la nuca (10).<br />

Continuaron ofreciéndose aquel tipo<br />

de espectáculos en los circos y anfiteatros<br />

romanos, gener<strong>al</strong>mente con los hombres<br />

condenados a muerte, hasta que el piadoso<br />

emperador Theodosio los abolió, siendo de<br />

notar que en su decreto, según el poeta<br />

Prudencio, prohibió expresamente el combate<br />

con los toros de cu<strong>al</strong>quier forma que fuese.<br />

Sin embargo, siguiendo a Castellanos, «de<br />

cuanto llevamos dicho como pruebas incontestables,<br />

ni hemos de dar fe a los escritores<br />

contemporáneos, del origen de esta diversión<br />

no consta se gener<strong>al</strong>izara en las provincia<br />

de Roma, sino en la española, que tomaría<br />

la costumbre del mismo Julio César, cuando<br />

llegó a España a pelear y vencer a los hijos<br />

de Pompeyo, y en la de África, que también<br />

pudo tomarla de él, cuando hizo la guerra en<br />

aquel país, venciendo a Juba, rey de<br />

Mauritania.<br />

Y podemos pensar libremente en que<br />

la venación debió de ser espectáculo que de<br />

los romanos se adoptó <strong>al</strong> genio de los<br />

españoles, como puede colegirse de los<br />

muchos restos de circos y anfiteatros que<br />

aún se conservan, particularmente en Toledo,<br />

Mérida, Sagunto y otros lugares. Como en<br />

estas regiones se carecía de bestias feroces<br />

y el traerlas de otras siempre sería muy<br />

costoso, lo razonable fue re<strong>al</strong>izarlas con<br />

toros bravos o incluso con osos, como las<br />

fieras que se lidiasen en aquellos circos. Y<br />

de esas luchas entre grandes felinos y toros<br />

se dieron muchas en España (11, a pie de la<br />

siguiente página).<br />

(10) El mismo C<strong>al</strong>derón, en su gabinete de antigüedades, dice que esta suerte, con el<br />

título «de la del indio», se efectuaba en la Plaza de Madrid a principios del siglo XIX.<br />

53


Evolución Fiesta Brava<br />

Sin embargo, creemos que esa clase<br />

de luchas entre fieras y toros debió<br />

producirse con mucha más anterioridad.<br />

Esas ocurrencias deben ser viejas en los<br />

hombres y estamos seguros que aparece<br />

<strong>al</strong>guna crónica largo tiempo empolvada que<br />

nos refiera encuentros de esa natur<strong>al</strong>eza<br />

muchos siglos antes. En ese sentido,<br />

V<strong>al</strong>eriano Marci<strong>al</strong>, español natur<strong>al</strong> de Bilbilis,<br />

dice en su Anfiteatro, que las fieras que se<br />

sacaban <strong>al</strong> circo eran de todas las especies,<br />

a saber: leones, osos, tigres, rinocerontes,<br />

54<br />

TOMO I<br />

elefantes, jab<strong>al</strong>íes y toros, y que la lucha se<br />

hacía peleando las fieras unas veces entre sí<br />

y otras, fieras con hombres. Los muchos<br />

circos romanos que se ven en España,<br />

hacen ver que en este país introdujeron los<br />

romanos los juegos circenses, que se<br />

acomodaron tanto a nuestro belicoso<br />

carácter, que aún subsiste. La ley 57, título<br />

5º, parte 1ª, prevenía que los eclesiásticos<br />

no asistieran a las corridas de toros, y el papa<br />

San Pío, en 1567 prohibió estas fiestas en<br />

toda la Cristiandad, privando de sepultura<br />

(11) T<strong>al</strong> vez la primera referencia a una lucha de un toro y una leona, acaeció en pleno<br />

siglo XV, mismo que nos ha sido transmitido por la Crónica del condestable Miguel Lucas<br />

de Iranzo. Dicen que fue un gran aficionado a las fiestas de toros este favorito plebeyo de<br />

Enrique IV, hermano de la reina Isabel la Católica y padre de la célebre Beltraneja,<br />

«hombre de bajo linaje y de muy poco estado y asaz nacido y criado bajamente»,<br />

personajes que abundan en nuestra democracia del siglo XXI, donde la educación y los<br />

buenos mod<strong>al</strong>es brillan por su ausencia, según frase de Fernán Pérez de Guzmán.<br />

En la primavera de 1460, h<strong>al</strong>lándose nuestro protagonista en Bailén, recibió la visita del<br />

embajador francés Juan de Fox, conde de Amagnac, y entre las diversiones que le<br />

organizó para festejar la noble visita dispuso, «un día antes que se partiese mandó correr<br />

ciertos toros en el patio interior del Alcázar, y <strong>al</strong> tiempo que se corrían mandó soltar <strong>al</strong><br />

recinto una leona muy grande que <strong>al</strong>lí tenía enjaulada, la cu<strong>al</strong> espantó a toda la gente que<br />

andaba corriendo los toros, y anduvo de vuelta tras ellos, pero quiso Dios que no hizo<br />

daño a persona <strong>al</strong>guna, y después de los toros corridos y muertos, el leonero tomó a la<br />

dicha leona e llevóla a encerrar donde solía estar cautiva.» <strong>De</strong> esta s<strong>al</strong>vaje broma, bien<br />

delatora del mezquino carácter del condestable, no puntu<strong>al</strong>iza más su crónica. Pero aquí<br />

queda como anécdota, de la supuesta primera vez de que tenemos noticia directa de un<br />

enfrentamiento del toro con fieras en España, en la que por cierto siempre vencía el<br />

astado hasta comienzos del siglo XX, cuando éstas fueron prohibidas ya en aras de una<br />

mayor sensibilidad por parte de los espectadores.<br />

El PUERTO de SANTA MARÍA


TOMO I<br />

eclesiástica a los muriesen lidiándolos; pero<br />

a pesar de esto, apenas hay festividad de<br />

Santo que no se solemnice con corridas, ya<br />

sean de toros o novilladas. El que desee leer<br />

lo que se ha dicho contra estas fiestas puede<br />

consultar el Libro 1º, capítulo 7, de Canonic,<br />

de don Juan Gutiérrez.<br />

La costumbre de pelear los hombres<br />

con las fieras, la tomaron los romanos de los<br />

griegos, lo que prueba el historiador griego<br />

Alejandro, biógrafo de Alejandro Magno; pero<br />

el primero que según el mismo historiador<br />

los lidió o <strong>al</strong>anceó en prueba de su v<strong>al</strong>or en<br />

plaza cerrada, o sea en circo, fue el invicto<br />

Julio César, emperador romano, no sin antes<br />

haber practicado la suerte de <strong>al</strong>ancear en la<br />

selva del centro de Europa en muchas ocasiones,<br />

matando aquellos fieros vacunos<br />

silvestres, de suerte que se le puede tener<br />

por el primer rejoneador o picador, a mil años<br />

El PUERTO de SANTA MARÍA<br />

Evolución Fiesta Brava<br />

de distancia con el Cid Campeador y a mil<br />

quinientos de Carlos I de España y V de<br />

Alemania.<br />

Volviendo con los testimonios que<br />

ofrece la numismática, son muchas las<br />

monedas que circulaban en la Provincia de<br />

Aragón, entonces llamada Jelsa; si bien, no<br />

sabemos cómo le gustaría pronunciarla a don<br />

José Luis Pérez. En esa moneda está<br />

retratado el verdadero toro de lidia, que los<br />

aragoneses de entonces decían cornupeta,<br />

de cuya expresón, según siglos después hizo<br />

rectificación aquel erudito escritor Doctor<br />

Thebussem (Don Mariano Pardo de<br />

Figueroa), en bonito artículo gramáticohistórico-taurómaco<br />

publicado en el antiguo<br />

periódico La Lidia.<br />

Nuevamente con el cronista mexicano<br />

<strong>al</strong>udido, hace mención de don Basilio<br />

Sebastián Castellanos, citando que éste<br />

En la imagen el célebre elefante «Pizarro» y los toros «Liebro», de Bañuelos;<br />

«Bolero», de doña G<strong>al</strong>a Ortíz, viuda de Ginés; «Garabato», de Fontecilla; «Maineto»,<br />

de Carriquiri, y uno cunnero, según grbado de la época (Col. Ortiz Cañavate).<br />

Estando juntos el elefante no es atacado por los toros, que deben acertarlo<br />

como si fuera un cabestro, pero sabían todos qué anim<strong>al</strong> era.<br />

55


Evolución Fiesta Brava<br />

corrige <strong>al</strong> de las Navas y a Millán, aseverando<br />

que la Tauromaquia tuvo origen en España<br />

cuando la dominación de los romanos. Que<br />

el primero que picó toros fue Julio César.<br />

¡Vaya ilustre ancestro que tienen los<br />

pincharratas o matatoros actu<strong>al</strong>es! Que en<br />

tiempos de la dominación romana en España,<br />

el toro era una de las fieras que empleaban<br />

en los famosos coliseos, está fuera de toda<br />

duda. Hay multitud de anotaciones en escritos<br />

y en esculturas t<strong>al</strong>ladas en piedra, que lo<br />

demuestran.<br />

Un historiógrafo portugués, Noroña –<br />

Noronha-, reseña con prolijidad de det<strong>al</strong>les,<br />

cuál si hubiera sido uno de los concurrentes,<br />

la pelea que hicieron seis bravos cornupetas<br />

hispanos. Luchando el primero, el segundo y<br />

el tercero, con león, tigre y elefante, respectivamente.<br />

El que estuvo en cuarto turno, fue<br />

lidiado por uno de los toreadores de a cab<strong>al</strong>lo,<br />

por un estoqueador ecuestre, que le dio a los<br />

mismos rubios soberbia estocada. El hecho<br />

que sostuvo en el quinto sitio -no hay quinto<br />

m<strong>al</strong>o- fue soberbio. Contendió con uno de los<br />

bestiarios, que llevaba en la siniestra una red<br />

y en diestra un tridente. V<strong>al</strong>iéndose de quiebros<br />

(ya no fue invención de El Gordito),<br />

esquivaba las acometidas del toro, y a la vez<br />

atizaba tridentazos en el cerviguillo, hasta que<br />

el toro, gravemente herido, desangrando y<br />

exhausto, presentó oportunidad de enredarse<br />

en la red, que lanzada hábilmente, lo maniató.<br />

Ya sujeto, fue rematado (descabellado,<br />

decimos ahora) por el bestiario. El sexto<br />

bicho, fue lanceado de capa por un cab<strong>al</strong>lero<br />

noble que v<strong>al</strong>ido de los fueros que le daba su<br />

<strong>al</strong>curnia, s<strong>al</strong>tó de las tribunas y ... toreó con<br />

un manto color púrpura y luego, ya jadeando<br />

el toro, le metió corta y ancha espada en el<br />

cerviguillo, tendiéndolo muerto.<br />

56<br />

TOMO I<br />

Establecido que en la época de los<br />

romanos había en España corridas de toros<br />

de la clase de las que actu<strong>al</strong>mente titulamos<br />

mixtas, sigo con los visigodos, cuando éstos,<br />

después de la invasión de los Bárbaros, que<br />

acabaron con la dominación romana, los<br />

visigodos se quedaron dominadores, cu<strong>al</strong> si<br />

dijera, amos del cotarro.También los visigodos<br />

tomaron afición por la Tauromaquia,<br />

contagiados por los que fueron los vencidos,<br />

que no prescindieron de t<strong>al</strong> gusto. Un ilustre<br />

historiador que ha dedicado buena porción<br />

de sus inquisiciones a dilucidar lo que se<br />

relaciona con la Tauromaquia, don José<br />

Vargas y Ponce, lo pone en completa claridad,<br />

dando a conocer una carta que el Rey<br />

Sisebuto dirigió a Eusebio, obispo de Barcelona,<br />

regañándole por su afición a presenciar<br />

la lucha de los toreadores con los toros.<br />

Luego de los visigodos viene la<br />

dominación de los Sarracenos en España<br />

dejando a lo netamente ibero refugiado en las<br />

abruptas montañas de Asturias (12), hasta que<br />

la bat<strong>al</strong>la de Covadonga, inició la reconquista.<br />

Durante la dominación mora hubo corridas<br />

de toros -por supuesto a la usanza de<br />

entonces- en casi todas las poblaciones, pero<br />

especi<strong>al</strong>mente en las que forman actu<strong>al</strong>mente<br />

las provincias de And<strong>al</strong>ucía. Las corridas<br />

fueron un hecho notable en la ciudad mora<br />

de Granada. Y en Castilla se tenían noticias<br />

de los aplausos que arrancaban en la plaza<br />

de Bibarrambla lanceando los toros de Roda<br />

los v<strong>al</strong>ientes moros granadinos M<strong>al</strong>ique<br />

Alabez, Muza y Gazul -éste fundó la villa<br />

serrana de Alc<strong>al</strong>á de los Gazules (Cádiz) y<br />

ahí fijó su residencia y la de sus familiares-,<br />

que terminaron de resonar por toda la Iberia,<br />

como ya fue citado, y fue entonces cuando la<br />

fiesta de toros fue emulada primero por los<br />

(12) Con ser cierto, no lo es tanto, por el hecho de que desde los primeros momentos,<br />

tras la desmandada de las últimas tropas de Don Rodrigo, último rey de los Visigodos,<br />

los gener<strong>al</strong>es de las huestes árabes se impusieron a sus subordinados para que,<br />

vencidos los rescoldos de la resistencia, se respetaran a cuantos agricultores se<br />

dedicaban a sus tierras y ganados, y a ocupar a los judíos profesion<strong>al</strong>es en la<br />

administración de pueblos y ciudades, que ayudaron muy eficientemente a los invasores.<br />

El PUERTO de SANTA MARÍA


TOMO I<br />

cab<strong>al</strong>leros cristianos y después por los de a<br />

pie, aumentando su pasión por estos espectáculos,<br />

que cada día fueron más arriesgados<br />

y frecuentes, llegando a su apogeo en el<br />

reinado de su hijo, Enrique IV.<br />

Los vencedores moros, tomaron el<br />

divertimiento de las costumbres de los<br />

vencidos. La época fija de cuándo se tomó la<br />

Fiesta Brava como diversión, es decir, su<br />

carácter de espectáculo público, no puede<br />

determinarse con exactitud, como ocurre en<br />

todos los procesos, aunque sean cultur<strong>al</strong>es,<br />

sometidos a una evolución; pero en las<br />

ordenanzas del Fuero de Zamora se colige<br />

que en los últimos años del siglo XIII (1290-<br />

1300) existían ya plazas <strong>al</strong> efecto y también<br />

consta de las leyes de partida en el título 15<br />

de la 1ª parte, etcétera, en la crónica de D.<br />

Pedro Niño, parte 1ª capítulo 7, se hace<br />

mención de fiestas de toros en Sevilla en la<br />

entrada de Enrique IV en plaza circular. En la<br />

ordenada a construir por el Rey su padre,<br />

Enrique III, nada se dice de si era circular.<br />

Este es uno de los errores históricos que<br />

apreciamos en el trabajo del Sr. Castellanos,<br />

según nota de López Izquierdo.<br />

En República del mundo –Libro<br />

Décimo- de la República gentílica», de Fray<br />

Jerónimo Román de la Higuera, jesuita nacido<br />

en Toledo (1538-1611), nos describe el<br />

principio de correr toros por fiestas y señ<strong>al</strong>a<br />

que se introdujo en Roma en tiempo de<br />

Tarquino, dando una explicación no demasiado<br />

convincente de su origen, o t<strong>al</strong> vez se<br />

trata de una deficiente interpretación de sus<br />

escritos o de la lectura. El texto origin<strong>al</strong> sobre<br />

ese origen lo reproduce Félix de Lucio<br />

Espinosa, que el lector podrá h<strong>al</strong>lar en el lugar<br />

correspondiente en la relación <strong>al</strong>fabética de<br />

autores, de Francisco López Izquierdo.<br />

Que fuera dañino comer carne de<br />

vaca a las mujeres romanas encinta es una<br />

aparente auténtica superstición, pero habría<br />

que estudiar con profundidad sus razones. Y<br />

si se m<strong>al</strong>ea la fiesta de los toros por tener<br />

unos principios gentílicos es <strong>al</strong>go que se<br />

antoja propio de un padre embaucador, como<br />

El PUERTO de SANTA MARÍA<br />

Evolución Fiesta Brava<br />

lo c<strong>al</strong>ifica Antonio R. Rodríguez Moñino. Y<br />

nunca mejor dicho, por ser el autor de los<br />

f<strong>al</strong>sos Cronicones (1611). Sí era cierto el<br />

desconsuelo de los españoles por no correrse<br />

toros por aquellos días, debido a prohibiciones<br />

pap<strong>al</strong>es. Los hispanos, en esto de los toros,<br />

sí heredamos de Roma el gusto por el circo,<br />

espectáculo, de su emoción y devoción. Lo<br />

único que ocurrió es que se cambiaron fieras<br />

por toros bravos. Los Gobiernos de España<br />

de entonces, tras la retirada de los romanos,<br />

no contaban con recursos para importar<br />

fieras de África. Hasta qué punto el origen de<br />

correr toros venga de aquel pueblo <strong>al</strong>umbrador<br />

de pueblos y culturas, necesitaría de<br />

profundas investigaciones.<br />

El Sultán Mahomed V, a mediados del<br />

siglo XIV, para solemnizar el nacimiento y<br />

circuncisión de uno de sus hijos, envió a sus<br />

servidores que trajeran toros muy bravos,<br />

para que en la Tabla fueran acometidos por<br />

perros feroces -de la tierra de Allen- que les<br />

mordieran en las orejas y belfos, y ya<br />

quebrantados los toros, los nobles pudieran<br />

acosarlos y lidiarlos. Una cosa está clara,<br />

nuestro insigne poeta, polígrafo y político<br />

español Francisco de Quevedo (1580-1645),<br />

en su Epístola censoria <strong>al</strong> conde-duque de<br />

Olivares, refiriéndose <strong>al</strong> uso de la capa le<br />

dice: «Jineta y cañas son contagio moro,<br />

restitúyanse justas y torneos, y hagan paces<br />

las capas con el toro.» Quería decir que los<br />

nobles deberían aceptar el arte de torear con<br />

la capa de los plebeyos, recordando también<br />

que el arte de la cab<strong>al</strong>lería tenía también<br />

origen árabe.<br />

Iniciada la reconquista había corridas<br />

de toros no solamente en las poblaciones aún<br />

en el dominio de los mauritanos, sino en las<br />

que estaban en el de los reconquistadores. Y<br />

antes de marchar en este camino, voy a<br />

deshacer un error; muy común en todos los<br />

escritores taurómacos históricos. El precioso<br />

romance titulado: Fiesta de toros en Madrid,<br />

escrito en hermosas quintillas, modelo de<br />

literatura, por don Leandro Fernández de<br />

Mor<strong>al</strong>es, sirve para describir una hazaña<br />

57


Evolución Fiesta Brava<br />

taurómaca del famoso don Rodrigo Díaz de<br />

Vivar (El Cid Campeador). Fernández de<br />

Moratín, afirma que El Cid lanceó a un toro,<br />

que había causado el pánico entre los<br />

cab<strong>al</strong>leros moros que estaban en aquella<br />

fiesta. Ello pudo suceder hacia 1080.<br />

La hazaña, t<strong>al</strong> vez, creada por la<br />

imaginación del poeta: El Cid nunca lanceó<br />

toros, se dedicó a <strong>al</strong>ancear moros. En<br />

contradicción con lo de Fernández Moratín<br />

está lo afirmado por tres buenos historiógrafos:<br />

don Ramón Menéndez Pid<strong>al</strong>, don<br />

Pascu<strong>al</strong> Millán y el Conde de las Navas (Don<br />

Juan Gu<strong>al</strong>berto López V<strong>al</strong>demoro). Pero, en<br />

toda la época de la reconquista hubo fiestas<br />

de toros, aunque El Cid no haya tomado<br />

activa participación en la brega. Alfonso X El<br />

Sabio dio una infamante ley para los toreros.<br />

Lo que ya indica la tendencia de hacer de la<br />

Tauromaquia ejercicio propiedad de la<br />

nobleza en aquellas lejanas épocas, porque<br />

la ley era para los hombres que traicioneramente<br />

hieran o maten a las fieras, después<br />

que los cab<strong>al</strong>leros hayan luchado con ellas.<br />

Y, efectivamente, Las siete Partidas<br />

protegían especi<strong>al</strong>mente el espíritu cab<strong>al</strong>leresco:<br />

Pero cuando un hombre lidiase…,<br />

con bestia brava por probar su fuerza, non<br />

sería enfamado… Porque todas las prerrogativas<br />

estaban del lado del cab<strong>al</strong>lero que se<br />

enfrentaba <strong>al</strong> peligro, con esa tónica que<br />

informaba toda la vida de aquella Edad. Se<br />

trata de un código jurídico escrito bajo la<br />

dirección de Alfonso X el Sabio (1221-1284),<br />

que es, desde el punto de vista literario… un<br />

monumento inapreciable, según el sentir de<br />

Narciso Alonso Cortés.<br />

En el ámbito taurino, se nota una clara<br />

tendencia del Monarca-legislador a frenar la<br />

labor de los matatoros que, con los trovadores,<br />

juglares, danzantes y s<strong>al</strong>tinbanquis,<br />

formaban la pléyade andariega y buscavidas<br />

en la Edad Media. Porque ¿qué bestias<br />

bravas que no fueran toros habían de lidiar<br />

los españoles? No podía, pues, el Rey<br />

referirse más que <strong>al</strong> matatoros, profesion<strong>al</strong><br />

que, <strong>al</strong> margen de la lidia cab<strong>al</strong>leresca de los<br />

58<br />

TOMO I<br />

hombres de armas, se dedicaban a rematar<br />

toros por dinero, cuando los cab<strong>al</strong>leros no<br />

lograban hacerlo con sus lanzas, re<strong>al</strong>izando<br />

t<strong>al</strong> suerte en las fiestas de villas y lugares. El<br />

toreo a pie, según esto, existió siempre,<br />

aunque <strong>al</strong> retroceder el cab<strong>al</strong>leresco, tomara<br />

una importancia decisiva y la fiesta se encauzara<br />

por los derroteros que nos han traído<br />

las corridas hasta nosotros, según López<br />

Izquierdo.<br />

Al término de la gran bat<strong>al</strong>la de<br />

Alcoraz, acaecida el (25-11-1096), sobre la<br />

llanura de su nombre, <strong>al</strong> sur de la ciudad de<br />

Huesca, entre las tropas del emir de Zaragoza<br />

Mostain II y el ejército cristiano <strong>al</strong> mando de<br />

don Pedro I de Aragón, el monarca en<br />

conmemoración de esta bat<strong>al</strong>la, mandó<br />

edificar en el sitio del combate una iglesia<br />

dedicada a San Jorge, patrón de la milicia<br />

aragonesa, adoptando desde entonces en su<br />

escudo la Cruz del Santo, en campo de plata,<br />

y en sus ángulos cuatro cabezas rojas en<br />

recuerdo de los caudillos moros muertos en<br />

la bat<strong>al</strong>la. Sin embargo, <strong>al</strong> regresar Pedro I el<br />

Cruel, hermano de Alfonso I, a la ciudad de<br />

Burgos, asistió a una corrida de toros, según<br />

nos lo describió el canciller Pedro López de<br />

Ay<strong>al</strong>a, escritor, poeta y político español,<br />

nacido en Vitoria, en 1332 y muerto en 1407,<br />

quien señ<strong>al</strong>a en su obra Crónica de Don<br />

Pedro I, textu<strong>al</strong>mente: «E ese día domingo -<br />

que pudo ser el primer o segundo domingo<br />

del mes de diciembre de 1096-, por cuanto el<br />

rey -se refiere a Don Pedro I- era entrado<br />

nuevamente a la cibdad -expresión árabecastellanizada-<br />

de Burgos, corrían toros en<br />

aquella plaza...» Los lidiados bien pudieron<br />

ser procedentes del Jarama... y uno de ellos<br />

bien pudo haberse llamado Don Pedro.<br />

En los reinados posteriores <strong>al</strong> de<br />

Alfonso X El Sabio, continuaron los festejos<br />

taurómacos. Fue en el de don Juan II, cuando<br />

construyó en Madrid la primera plaza de<br />

toros, frontera <strong>al</strong> p<strong>al</strong>acio de los Duques de<br />

Medinaceli. Con el gobierno de la dinastía<br />

titulada de la Casa de Austria, la fiesta de toros<br />

adquirió solidez y esplendor. El emperador<br />

El PUERTO de SANTA MARÍA


TOMO I<br />

Carlos V, no solamente fue aficionado platónico<br />

del ejercicio de bregar con los toros,<br />

sino que tomó participación activa, lanceando.<br />

Felipe II, menos v<strong>al</strong>iente que su ancestro, se<br />

conformaba con matar toros arcabuceándolos<br />

desde lugar bien seguro. Felipe III, era<br />

igu<strong>al</strong>mente gran aficionado y los nobles le<br />

imitaban. No había ocasión para júbilo, en la<br />

que no hubiera fiesta de toros. En el reinado<br />

de Felipe IV, desde el monarca hasta los más<br />

humildes de los súbditos, en <strong>al</strong>guna vez se<br />

hacían lidiadores. Carlos II, festejó sus dos<br />

casamientos con lidias de toros. Felipe V, no<br />

fue adicto, pero los permitía. Fernando VI<br />

mandó edificar la Plaza de Toros en Madrid<br />

que duró hasta 1874, cuando fue inaugurada<br />

la penúltima.<br />

Y así contamos con las primeras<br />

referencias de matatoros en la figura deGil<br />

Juan Alcait, quien, en unión de Juan de<br />

Zaragoza, intervino en una corrida de toros<br />

celebrada en Pamplona el año 1388, que<br />

mandó celebrar el rey Carlos III el Noble, en<br />

honor del duque de Borbón. Y del mismo año,<br />

a Juan de Santander, lidiador que actuó en<br />

1388 rematando astado de la antigua<br />

ganadería de Navarra propiedad de de don<br />

Joan Gris, de Tudela (Navarra), cuyo nombre<br />

aparecía por primera vez lidiando toros esa<br />

temporada, convirtiéndose en el primer<br />

ganadero conocido históricamente. Los<br />

historiadores del Reino de Navarra recogen<br />

el nombre de Juan Gris como el de un<br />

comisionado –en otros escritos figura como<br />

ganadero-, por el rey Carlos III el Noble, para<br />

recoger los toros más bravos que en la Ribera<br />

encontrase y que habrían de ser dedicados a<br />

las fiestas celebradas con ocasión de la visita<br />

del duque de Borbón el citado año de 1388.<br />

Sábese también que uno de los más notorios<br />

matatoros fue el referido Juan de Santander<br />

que debió torear <strong>al</strong> menos entre los años 1388<br />

a 1401 cuando menos y que <strong>al</strong>canzó gran<br />

fama en Pamplona, donde en 1401 recibió<br />

diez florines como pago de su tarea. Ningún<br />

nombre ganadero h<strong>al</strong>lamos en estos siglos y<br />

por tanto quizás no sea aventurado el decir<br />

El PUERTO de SANTA MARÍA<br />

Evolución Fiesta Brava<br />

Felipe III, fue igu<strong>al</strong>mente gran<br />

aficionado y los nobles le imitaban<br />

que específicos criadores de toros no existían<br />

t<strong>al</strong> y como hoy entendemos esta actividad<br />

pecuaria, ya que entonces la mayor parte del<br />

ganado bravo se criaba en grandes extensiones<br />

comunitarias y eran los propios<br />

vecinos los encargados de capturarlos,<br />

venderlos y cobrarlos.<br />

Y dando un s<strong>al</strong>to pasamos <strong>al</strong> siglo<br />

XVI, que fue en el que se marcó el inicio del<br />

período de transición del toreo de a cab<strong>al</strong>lo <strong>al</strong><br />

de a pie (13, a pie de la siguiete página) siendo<br />

una figura relevante de ese período don<br />

Fernando Álvarez Bohórquez, célebre<br />

toreador de a cab<strong>al</strong>lo del citado siglo. En el<br />

Epílogo de Utrera..., de donde, sin duda, era<br />

natur<strong>al</strong>, escrito por don Pedro Román<br />

Meléndez, leí de él las siguientes curiosas<br />

noticias: «El más celebrado que conoció su<br />

edad en la vara larga y rejones, y en su cuerpo<br />

y fuerza gigantescos. La espada de que usaba<br />

no podía manejar otro. Era lo regular con la<br />

vara levantar <strong>al</strong> toro y echarlo de esp<strong>al</strong>das.<br />

Si daba cuchillada, lo ordinario era dejarlo<br />

muerto. En este ejercicio se le quebró el<br />

brazo derecho; y habiendo curado, le quedó<br />

inútil, y permitió que se lo volviesen a desen-<br />

59


Evolución Fiesta Brava<br />

cajonar y poner en su lugar, por no privarse<br />

del manejo de la garrocha.<br />

S<strong>al</strong>iendo a rejonear en otra ocasión,<br />

se le volvió a quebrar el brazo, y ya desengañado<br />

trató de emplear sus fuerzas y v<strong>al</strong>or<br />

en mejores ejercicios. Vistióse un hábito de<br />

tercero y dedicóse a la Santa Caridad,<br />

cuidando de los pobres enfermos por su<br />

persona, y de dar sepultura a los muertos,<br />

con quien solía él sólo cargar. El tiempo que<br />

le sobraba lo ocupaba en estar rezando en el<br />

atrio, donde se enterraban los pobres; en el<br />

lugar más inferior, que fue el que eligió para<br />

sepultura, y en ella, aun vivo, hizo poner este<br />

epitafio: Aquí yace el mayor pecador de los<br />

vivientes. Rueguen a Dios por él.<br />

El propio Lope de Vega (1562-1635),<br />

el más famoso poeta dramático español, cuyo<br />

verdadero nombre es fray Lope Félix de Vega<br />

y Carpio, llamado con todos los merecimientos<br />

el Fénix de los Ingenios, nos dice<br />

en La hermosura de Angélica:<br />

60<br />

«... cu<strong>al</strong> suelen madrigados toros<br />

entre Jarama y Tajo todo un día<br />

hacer bat<strong>al</strong>la por la vaca amada,<br />

y ella pacer hierbas descuidada...»<br />

Ya en aquellos años del siglo XVI los<br />

toros llamados jarameños, por nacer en las<br />

riberas del río Jarama (Madrid), adjetivo que<br />

desde entonces fue usado en sentido<br />

antonomásico de toro bravo y ligero, lo<br />

empleó también Lope de Vega en La<br />

Gatomaquia, formando un pareado: «Cu<strong>al</strong><br />

suele acometer el jarameño, toro feroz, de<br />

media luna armado...» Y es que las aguas<br />

frescas y transparentes del Jarama, agudiza<br />

la bravura y les da ligereza muscular a los<br />

TOMO I<br />

astados. También en su obra Los Vargas de<br />

Castilla, Lope de Vega, aparecen antiguos<br />

términos taurinos empleados en su época,<br />

t<strong>al</strong>es como abragado -equiv<strong>al</strong>ente <strong>al</strong> bragado<br />

de nuestros días-, en el comentario: «Luego<br />

le dice: abragado, él es de famosa casta...»<br />

Y se les conocía como toros madrigados<br />

aquellos que habían sido dedicados a cubrir<br />

vacas antes de ser lidiados.<br />

Acerca de los toros en la antigüedad<br />

de España, Moratín nos cuenta: «La ferocidad<br />

de los toros que cría España en sus abundantes<br />

dehesas y s<strong>al</strong>itrosos pastos, tanto<br />

como el v<strong>al</strong>or de los españoles, son dos<br />

cosas tan notorias desde la más remota<br />

antigüedad, que el que las quisiera negar<br />

acredita su envidia o su ignorancia, y yo no<br />

me cansaré de satisfacerle; sólo pasaré a<br />

decir que habiendo en este terreno la previa<br />

disposición en hombres y brutos para<br />

semejantes contiendas, es muy natur<strong>al</strong> que<br />

desde tiempos antiquísimos se haya ejercitado<br />

esta destreza, ya para evitar el peligro,<br />

ya para ostentar el v<strong>al</strong>or, o ya para buscar el<br />

sustento con la sabrosa carne de tan grandes<br />

reses, a las cu<strong>al</strong>es perseguirían en los primeros<br />

siglos a pie y a cab<strong>al</strong>lo en batidas y<br />

cacerías.»<br />

En 1732 se publicaron las Reglas de<br />

la Re<strong>al</strong> Maestranza de Cab<strong>al</strong>lería de Sevilla.<br />

En una de ellas dice textu<strong>al</strong>mente: «... vestirán<br />

siempre (los picadores)... c<strong>al</strong>zón de grana<br />

con botones, oj<strong>al</strong>es y g<strong>al</strong>ones de plata.» La<br />

tela del c<strong>al</strong>zón, de color grana, era de paño<br />

fino y se usaba entonces para trajes de fiesta,<br />

siendo reglamentario para el c<strong>al</strong>zón de los<br />

picadores en corridas de Maestranza. Una<br />

de ellas obligaba a que un herrador, maestro<br />

perito en herrar y curar los cab<strong>al</strong>los. Con este<br />

(13) Siglos antes, cuando la mayoría de los españoles, especi<strong>al</strong>mente los navarros y<br />

aragoneses, disfrutaban de gran agilidad para dar s<strong>al</strong>tos y esquivar las acometidas de los<br />

toros, ya se practicaban los más diversos juegos acrobáticos con los astados de casta<br />

navarra, que eran los más adecuados para tener éxito los acróbatas, debido a su corto<br />

tamaño y rápida embestida. Con los toros de las otras castas, como la castellana o la<br />

and<strong>al</strong>uza, por su tamaño y más acompasada acometividad, no se podían re<strong>al</strong>izar<br />

aquel tipo de juegos.<br />

El PUERTO de SANTA MARÍA


TOMO I<br />

segundo fin era obligada la asistencia de un<br />

Herrador en las fiestas de toros de la<br />

Mestranza de Sevilla, dentro los términos<br />

siguientes «...(el) Maestro Herrador... en las<br />

Fiestas Re<strong>al</strong>es de Toros no puede s<strong>al</strong>ir del<br />

sitio en que estuvieren puestos (los cab<strong>al</strong>los)<br />

para que llegue a tiempo a la curación de los<br />

que vuelven heridos.»<br />

Carlos III fue enemigo de la fiesta de<br />

toros y dictó leyes prohibiéndola. Pero Carlos<br />

IV las derogó, permitiéndola. El sucesor,<br />

Fernando VII, llevó su afición a las corridas<br />

de toros, hasta a establecer por re<strong>al</strong> orden<br />

una Escuela de Tauromaquia, en Sevilla. En<br />

la época de la invasión francesa en España,<br />

el rey intruso, impuesto en el trono por<br />

Napoleón Bonaparte, aquel Pepe Botella, dio<br />

corridas para atraerse las simpatías del<br />

pueblo español. <strong>De</strong> aquí en delante, las corridas<br />

de toros han continuado sin interrupción,<br />

hasta nuestra época, afianzando más y<br />

más su popularidad y gener<strong>al</strong>ización, en todas<br />

las provincias españolas.<br />

En Francia, don José María de<br />

Cossío, antes de an<strong>al</strong>izar la costumbre de<br />

lidiar toros en el Sur del país, no tiene empacho<br />

en decir que «la reseña histórica –sobre<br />

dicha costumbre- no hubiera podido hacerse<br />

sin la generosa colaboración del ilustre<br />

taurógrafo francés Auguste Lafront»-, que es<br />

verosímilmente tan antigua como en España,<br />

y se remonta a la época g<strong>al</strong>orromana, ya que<br />

está demostrado por numerosas representaciones<br />

en mosaicosde la época, que se<br />

lidiaban toros -junto con otros anim<strong>al</strong>es- en<br />

campos cerrados de toda la G<strong>al</strong>ia.<br />

La tercera etapa de la antigua historia<br />

de Francia se inició con la época de la<br />

dominación de los Romanos, durante la cu<strong>al</strong><br />

la Antigua G<strong>al</strong>ia, conquistada por Julio César<br />

(14), consiguió un <strong>al</strong>to grado de civilización,<br />

El PUERTO de SANTA MARÍA<br />

Evolución Fiesta Brava<br />

sustituyó sus antiguas lenguas por el Latín,<br />

vio su territorio recorrido por una extensa red<br />

de vías romanas y disfrutó de una sabia<br />

organización política y administrativa que, en<br />

sus líneas esenci<strong>al</strong>es, persistió aún después<br />

de las invasiones de los pueblos bárbaros.<br />

César llevó a la G<strong>al</strong>ia la cab<strong>al</strong>lería romana<br />

auxiliar, que después combatió a las órdenes<br />

Augusto, formada de escuadrones bajo el<br />

nombre de Batavi-Juniores», merecieron, por<br />

su heroísmo y v<strong>al</strong>entía, ser llamados Praestantissimi<br />

equites, o sea, cab<strong>al</strong>lería utilísima,<br />

en la que unos llevaban lanzas y otros flechas.<br />

Un grupo seleccionado de jinetes de<br />

la citada cab<strong>al</strong>lería ya había acumulado<br />

experiencia v<strong>al</strong>iosísima en las frecuentes<br />

incursiones que Julio César (15, a pie de la página<br />

siguiente) re<strong>al</strong>izó en los bosques de Germania<br />

<strong>al</strong>anceando toros silvestres, antes de ser<br />

nombrado procónsul de las G<strong>al</strong>ias, tras haber<br />

re<strong>al</strong>izado gloriosamente la conquista de<br />

aquella región, llegando por el norte hasta<br />

penetrar hasta la Bretaña y por el sur hasta<br />

los montes Pirineos, donde existe un collado<br />

o puerto de montaña llamado Ares, concretamente<br />

en la provincia de Gerona, término<br />

municip<strong>al</strong> de Camprodon, a 1527 metros de<br />

<strong>al</strong>titud, en el que erigió una ara o <strong>al</strong>tar como<br />

gratitud a los dioses después de ganar la<br />

bat<strong>al</strong>la de Munda.<br />

Durante su recorrido por las G<strong>al</strong>ias<br />

–antes había cruzado los bosques de Europa<br />

Centr<strong>al</strong>, <strong>al</strong>anceando vacunos silvestres, con<br />

grandes dificultades-, sus soldados de<br />

cab<strong>al</strong>lería acorr<strong>al</strong>aban toros silvestres y él los<br />

lanceaba, en la abierta Marisma de la Camargue,<br />

donde le agradaba comprobar la facilidad<br />

de <strong>al</strong>ancearlos, no sólo porque estaban en<br />

un espacios abiertos, si no más bien porque<br />

en las persecuciones los toros se quedaban<br />

enfangados en los hoyos marismeños.<br />

(14) Cayo Julio César, conocido por «Julio César» (12 a. C. -44 d. de C.), fue el fundador<br />

del Imperio Romano. Hijo de Aurelia, perteneciente a una de las ramas en las que se<br />

dividió la familia plebeya originaria de Roma, conocida por Aurelia, cuyas diversas ramas<br />

se llamaron Cota, Orestes y Escauro. La madre del César pertenecía a la rama Escauro,<br />

y la mujer de Catilina era una Aurelia Orestilla.<br />

61


Evolución Fiesta Brava<br />

Cuando Cayo Julio César se<br />

enfrentaba a uno de aquellos poderosos<br />

vacunos del Mediodía francés, siempre<br />

lograba herirlos de muerte, porque se<br />

aprestaba a ello con t<strong>al</strong> empeño, tan ¡Alea<br />

jacta est! (frase equiv<strong>al</strong>ente a la locución<br />

española: Echar pecho <strong>al</strong> agua, ir resuelto a<br />

todo o ir a por todas), que s<strong>al</strong>ía victorioso.<br />

Semejante diversión fue acogida, especi<strong>al</strong>mente<br />

en el Sur, por <strong>al</strong>gunos de los numerosos<br />

pueblos-tribus que existían en la antigua<br />

G<strong>al</strong>ia, entre ellos los Arecómicos volcos,<br />

(Arecomici volcae). Estaban establecidos en<br />

la región de la Narbonense Primera. Otras<br />

de las tribus fueron rechazadas a la orilla<br />

derecha del Ródano y encerrados en una<br />

especie de reserva natur<strong>al</strong> entre éste río y el<br />

Hérault. Durante el Imperio de Julio César<br />

existía en las G<strong>al</strong>ias un pueblo primitivo<br />

llamado Ambibarios, que formaban parte de<br />

la Confederación armoricana.<br />

Aquellos antiguos pueblos g<strong>al</strong>orromanos,<br />

que consiguieron rápidamente un <strong>al</strong>to<br />

grado de civilización, sustituyendo sus<br />

antiguas lenguas por el Latín, también<br />

aprendieron cómo los soldados romanos,<br />

después de <strong>al</strong>ancear Julio César a sus<br />

víctimas, separaban cada una de las partes<br />

en que se dividían las entrañas de la res<br />

cazada, de las cu<strong>al</strong>es una se quemaba, otra<br />

se daba a los sacerdotes y otra la reservaban<br />

para sí, los que hacían el trabajo de cazarlas.<br />

Tan v<strong>al</strong>iente romano, que llegó<br />

también a Egipto, destronó a Tolomeo y dio<br />

la corona a su hermana Cleopatra, no pudo<br />

62<br />

TOMO I<br />

evitar enredarse en las redes amorosas que<br />

le preparó la célebre reina, y de la que tuvo<br />

un hijo llamado Cesarión. Cleopatra, en<br />

aquellos años en César estuvo en Egipto, le<br />

mostró los lugares más célebres y hermosos<br />

del país, ambos se pasearon por el Nilo,<br />

visitaron Tebas y otras ciudades, así como<br />

los centros arqueológicos más relevantes,<br />

como las pirámides de Gizek y los grandes<br />

templos…para después ser asesinado.<br />

Y resulta esenci<strong>al</strong> saber, sobre todo,<br />

que los pueblos de la antigua G<strong>al</strong>ia tuvieron<br />

<strong>al</strong> toro por el dios de las selvas, y en sus<br />

templos, un ídolo de estaño –el becerro que<br />

adoraron los israelitas fue de oro-, o de<br />

bronce, que le representa, era el objeto de<br />

sus adoraciones, siendo el juramento más<br />

solemne el que se hacía por él. Dice Plutarco<br />

de Queronea, historiador griego (46-120 d.<br />

C.), que en tiempo del consulado de Mario,<br />

un ejército considerable, compuesto de<br />

ambrones –tribu descendiente de los antiguos<br />

cimbrios-, teutones y cimbrios, después de<br />

pasar el Adile para sitiar a Roma, propusieron<br />

capitulación a los romanos que habían<br />

defendido el fuerte, jurando por su toro de<br />

bronce, observar las condiciones del tratado.<br />

Añade el historiador que después de su<br />

derrota, el cónsul Cátulo hizo llevar a su casa<br />

este toro, como un glorioso despojo y como<br />

el más precioso monumento de su victoria.<br />

Asegura Gregorio de Tours, que adoraron <strong>al</strong><br />

toro los g<strong>al</strong>os, t<strong>al</strong> como los israelitas y cuatro<br />

mil años después los celtas, ya que Servir<br />

en sus monumentos célticos, se h<strong>al</strong>ló una<br />

(15) César deriva de caedere, verbo en latín que significa cortar. Cuenta la leyenda que<br />

una de las abuelas de Julio César dio a luz tras ser sometida a una cesárea, pero otra<br />

tradición afirma que fue el mismo emperador el que nació de esa forma. La primera<br />

mención de haberse re<strong>al</strong>izado una intervención quirúrgica, re<strong>al</strong>izada a una mujer<br />

embarazada que tuvo problemas o le resultaba imposible dar a luz, un médico le hizo una<br />

incisión vertic<strong>al</strong> u horizont<strong>al</strong> en el abdomen de la parturienta: nació la cesárea. La p<strong>al</strong>abra<br />

cesárea proviene, sin embargo, de César. Sin embargo, la primera mención de una<br />

cirugía de este tipo se remonta a una ley de Numa Pompilio (715-672 a. C.), segundo rey<br />

legendario de Roma. Según dicha ley, ninguna mujer muerta en el parto podía ser<br />

enterrada sino después de que se le extrajera el producto mediante una incisión<br />

abdomin<strong>al</strong>. La primera cesárea de los tiempos modernos fue practicada, <strong>al</strong> parecer, en<br />

1610, por el cirujano <strong>al</strong>emán Trautmann.<br />

El PUERTO de SANTA MARÍA


TOMO I<br />

cabeza de toro en oro, imagen que llevaban<br />

los celtas en sus enseñas militares. Baudelot<br />

dice que el toro es t<strong>al</strong> vez una <strong>al</strong>egoría de la<br />

paz de que gozaban los pueblos bajo la<br />

dominación romana.<br />

<strong>De</strong> todas formas la f<strong>al</strong>ta de textos no<br />

nos permiten seguir la evolución de la<br />

costumbre de lidiar toros a lo largo de la Edad<br />

Media en Francia, por lo que no es posible<br />

instruirnos respecto a su carácter. La misma<br />

rareza de las fuente informativas notada en<br />

España constituyen en el país g<strong>al</strong>o verdadera<br />

penuria, sin embargo, existen documentos de<br />

fin<strong>al</strong>es del siglo XVI, y a todo los largo del<br />

siglo XVII, que atestiguan ser una tradición<br />

bien establecida y «de tiempo inmemori<strong>al</strong>»,<br />

el celebrar las fiestas patron<strong>al</strong>es con corridas<br />

de toros. Por otra parte, basta comparar las<br />

costumbres y hábitos de los pueblos, más<br />

especi<strong>al</strong>mente lo que se refiere a un<br />

espectáculo como la fiesta de toros que se<br />

ha conservado siempre y que sigue excitando<br />

en ambos lados de los Pirineos el mismo<br />

entusiasmo, para demostrar la comunidad de<br />

origen de esta diversión en España y en el<br />

Mediodía de Francia tan arraigada en las<br />

costumbres que ni las autoridades civiles ni<br />

las religiosas han podido llegar a suprimirlas<br />

definitivamente.<br />

La Historia abunda en hechos que<br />

demuestran cuán intensas fueron las relaciones<br />

que los celtíberos de Aquitania habían<br />

conservado con sus hermanos de España. A<br />

cada instante acudían a ellos y les pedían<br />

viniesen en su ayuda para sostener su<br />

independencia y, más tarde sus privilegios.<br />

Pero más que estas razones de vecindad,<br />

más que aquellas constantes relaciones<br />

mantenidas entre ellos, el hecho esenci<strong>al</strong> es<br />

la existencia del toro bravo en las campiñas<br />

meridion<strong>al</strong>es de Francia, concretamente en<br />

las regiones de Provenza y Gascuña.<br />

Cuando se disfruta de una insólita<br />

avidez por descubrir los más variados<br />

hechos, datos y fechas históricas, incluso<br />

siguiendo los det<strong>al</strong>les que en épocas<br />

lejanísimas se transmitieron or<strong>al</strong>mente de<br />

El PUERTO de SANTA MARÍA<br />

Evolución Fiesta Brava<br />

generación en generación, y se va logrando<br />

con los años establecer líneas cronológicas<br />

sobre diversos temas y luego se entrelazan<br />

entre sí, el resultado produce una verdadera<br />

emoción espiritu<strong>al</strong> y la capacidad de la mente<br />

se engrandece extraordinariamente. Dicha<br />

avidez se hace cada año más intensa y constantemente<br />

se acrecienta la ilusión por<br />

observar todo tipo de fenómenos, acompañado<br />

siempre por el don de asombrarse aun<br />

por la más pequeñas cosas -puerta abierta<br />

de la imaginación natur<strong>al</strong>, desgraciadamente<br />

hoy clausurada en la mayoría de los seres<br />

humanos-, y de plantearse nuevos retos.<br />

<strong>De</strong> vez en cuando, muy de tarde en<br />

tarde, casi cada diez o quine años, se<br />

descubre en <strong>al</strong>gún libro o publicación la<br />

solución que por años se nos ha negado. T<strong>al</strong><br />

es el caso que seguidamente citaré. Una<br />

montaña de libros recogen infinidad de datos,<br />

la mayoría de las veces todos dispersos, sin<br />

ligazón. Es lo más común, pero un día, la<br />

suerte llega a tus manos logrando descubrir<br />

en una sola publicación o en una antología el<br />

hilo conductor, como en este caso, que te<br />

señ<strong>al</strong>a los eslabones de la evolución de la<br />

fiestas de toros y de su historia. Claro, no es<br />

un reg<strong>al</strong>o que ofrece la natur<strong>al</strong>eza. <strong>De</strong>trás hay<br />

una o varias personas que con pródiga<br />

generosidad y no pocos esfuerzos, hacen<br />

posible esa maravillosa emoción espiritu<strong>al</strong>.<br />

Gracias a ellos, que ahora presentaré <strong>al</strong> lector<br />

interesado en tan sugestivo tema.<br />

El primer personaje es D. Francisco<br />

López Izquierdo (16, a pie de la siguiente página),<br />

que con su interesantísima y amena<br />

publicación Cincuenta autores y sus escritos<br />

sobre toros, abre la mágica puerta que nos<br />

permite pasar a un campo del saber de<br />

dimensión extraordinaria. Él trae a sus<br />

páginas una v<strong>al</strong>iosa colección de autores a<br />

los que siguiendo cronológicamente sus<br />

escritos, nos resolvieron paso a paso la<br />

fascinante evolución de nuestra Gran Fiesta.<br />

Y así, <strong>al</strong> escritor taurino D. Basilio Sebastián<br />

Castellanos, le debemos de forma resumida<br />

y ponderada, <strong>al</strong> leer su obra <strong>De</strong>l origen de las<br />

63


Evolución Fiesta Brava<br />

fiestas de toros y de su historia, publicada en<br />

Madrid en 1847, las facilidades que nos ha<br />

dado para completar la presente Cronología<br />

evolutiva de la Fiesta Brava.<br />

Y para terminar éste Primer<br />

Capítulo, creemos que resultaría tarea imposible<br />

relacionar los libros, revistas y periódicos<br />

en los que aparecen noticias taurina; pero lo<br />

difícil lo expone López Izquierdo en el Estudio<br />

Preliminar de su obra, la de los «libros las<br />

más de las veces tan <strong>al</strong>ejados del tema que<br />

la casu<strong>al</strong>idad o una búsqueda intensa da<br />

como resultado su loc<strong>al</strong>ización.» Qué gusto<br />

da entonces.<br />

Y siguiendo su acertado juicio, «era<br />

lástima que esos textos –dentro del inagotable<br />

tema de los toros- quedaran desperdigados<br />

a la atención del lector curioso o<br />

aficionado.» Evidentemente, como él dice:<br />

«Si esos escritos no se reuniesen en antologías,<br />

quizá no llegarían a conocimiento del<br />

público, por cuanto, para leerlos, habría que<br />

buscar las ediciones correspondientes, lo<br />

cu<strong>al</strong> no siempre es fácil por tratarse de obras<br />

raras o agotadas…»<br />

En ese mundo inmenso del conocimiento<br />

del toro y de la fiesta, caud<strong>al</strong><br />

inagotable para el enriquecimiento cultur<strong>al</strong>, de<br />

la que es el princip<strong>al</strong> protagonista, es<br />

destacable cómo muchos autores se<br />

muestras partidarios de las corridas y las<br />

defienden a capa y espada, mientras otros,<br />

abiertamente contrarios, las impugnan. «No<br />

f<strong>al</strong>tan –refiere López Izquierdo (1986)-,<br />

quienes escriben su historia sintética y<br />

quienes nos proporcionan reglas para torear<br />

a cab<strong>al</strong>lo», porque de todo se encontrará a lo<br />

largo de la evolución del toro y del toreo. Sin<br />

embargo, hay que reconocerlo, unos y otros,<br />

enemigos, simpatizantes o indiferentes, nos<br />

facilitan noticias de interés; noticias que, de<br />

un modo o de otro, son importantes para la<br />

historia de la tauromaquia.» El mismo autor<br />

citado llegó a la misma conclusión que<br />

64<br />

TOMO I<br />

nosotros venimos practicando desde el año<br />

1951, que el criterio más racion<strong>al</strong> para ordenar<br />

todo tipo de temas específicos, es el del<br />

orden cronológico; «mas este orden no en<br />

toda ocasión puede someterse a regla estricta.<br />

Sería muy sencillo tener en cuenta la fecha<br />

de edición si todas las obras hubieran sido<br />

publicadas en la época en que fueron<br />

compuestas, pero ello no es así. Una obra<br />

ha podido permanecer inédita durante muchos<br />

años, y en este caso, he de colocarla<br />

en el lugar que le corresponde por su fecha<br />

de composición, aun haciendo constar el año<br />

de edición, o en el tiempo de los acontecimientos<br />

que se relatan.<br />

Un ejemplo lo aclarará en mayor<br />

medida: Pinheiro de Veiga estuvo en la corte<br />

de Felipe III –en V<strong>al</strong>ladolid- en 1605. Aquel<br />

año había nacido en dicha ciudad quien<br />

después reinaría con el nombre de Felipe IV.<br />

El portugués Pinheiro de Veiga escribió un<br />

libro sobre aquel acontecimiento y fiestas a<br />

que dio lugar el nacimiento del príncipe. Pero<br />

su obra no fue traducida <strong>al</strong> castellano y<br />

publicada en España hasta el año 1916. No<br />

podía, pues, situar el escrito taurino de<br />

Pinheiro en este último año, sino en 1605 en<br />

que acaecieron los hechos.»<br />

Cuando, en fin, se desconoce le<br />

fecha de composición y la edición es posterior<br />

a aquella, colocamos el escrito en el lugar y<br />

fecha aproximada. Con dicho orden se<br />

consigue que el lector vaya siguiendo paso a<br />

paso el correr de los años en la ya dilatada<br />

historia de la fiesta brava. Seguir la evolución<br />

de un determinado tema y detenerse a desmenuzar<br />

cuanto ocurría en el mundo <strong>al</strong> mismo<br />

tiempo, «es un placer de dioses.» Que<br />

en el trabajo de reconstrucción del pasado<br />

histórico se actu<strong>al</strong>ice la ortografía no hará<br />

más que facilitar <strong>al</strong> lector el entendimiento del<br />

asunto, aunque no hemos tenido empacho<br />

en incluir términos de gran v<strong>al</strong>or histórico y<br />

cultur<strong>al</strong>, con su correspondiente explicación.<br />

(16) Francisco López Izquierdo. 1986. «Cincuenta autores y sus escritos sobre toros.<br />

(Siglos XIII <strong>al</strong> XX)». Agu<strong>al</strong>arga Editores, S.L. Madrid.<br />

El PUERTO de SANTA MARÍA


TOMO I<br />

El PUERTO de SANTA MARÍA<br />

Evolución Fiesta Brava<br />

Don Francisco de Quevedo (1580-1645), en su «Epístola censoria <strong>al</strong> condeduque<br />

de Olivares», refiriéndose <strong>al</strong> uso de la capa le dice: «Jineta y cañas son<br />

contagio moro, restitúyanse justas y torneos, y hagan paces las capas con el<br />

toro.» Las imágenes bajo el cuadro del famoso picador de toros Pedro<br />

«Puyana» así lo demuestran; por lo que antes de pasar <strong>al</strong> siguiente Capítulo II,<br />

debemos saber que compartimos con los árabes la Fiesta Brava durante casi VIII<br />

siglos, aunque <strong>al</strong>gunos no lo crean.<br />

65


Evolución Fiesta Brava<br />

66<br />

RESUMEN y COMENTARIOS,<br />

El famoso «Guernica», del insigne Picasso.<br />

TOMO I<br />

El PUERTO de SANTA MARÍA


TOMO I<br />

123456789<br />

123456789<br />

e<br />

D<br />

123456789<br />

123456789<br />

123456789<br />

123456789<br />

123456789<br />

123456789<br />

123456789<br />

El PUERTO de SANTA MARÍA<br />

Evolución Fiesta Brava<br />

HASTA la ERA CRISTIANA<br />

cuanto hemos reseñado se<br />

desprende una idea, una<br />

re<strong>al</strong>idad y unos hechos, hasta<br />

cierto punto irrefutables: Que,<br />

prácticamente, en todas las<br />

123456789<br />

religiones primitivas del Viejo Mundo, se<br />

encuentran representaciones artísticas del<br />

toro, «símbolo de la tierra madre y del cielo<br />

padre -según el filólogo D. José María Garzón<br />

Rubio-, que Picasso, como otros muchos<br />

artistas desde el Cuaternario, han representado<br />

<strong>al</strong> uro primitivo y a todos sus<br />

descendientes a lo largo de las distintas<br />

épocas pre e históricas-artística, mitificándolo<br />

y <strong>al</strong> mismo tiempo mitificándose.»<br />

Muchas dotes natur<strong>al</strong>es tiene el toro<br />

para que haya sido para los hombres desde<br />

los tiempos ancestr<strong>al</strong>es un anim<strong>al</strong> sagrado,<br />

cuya casi sobrenatur<strong>al</strong> condición de fuerza y<br />

nobleza, la de ser un anim<strong>al</strong> grande, silvestre,<br />

libre y hasta errante, siempre ajeno -hasta<br />

hace tres siglos- a la tiranía humana. Esas<br />

serían las razones, por un lado, para que los<br />

artístas se fijaran en él, y, por el otro, para<br />

que los hombres primitivos creyeran adivinar<br />

en él a un ser peligroso que le disputaba el<br />

dominio del mundo; «por lo tanto, <strong>al</strong> concebir<br />

el toro como enemigo a vencer no le quedaba<br />

otra <strong>al</strong>ternativa que la eliminación física o<br />

simulada de su oponente, cazándolo o capturándolo,<br />

t<strong>al</strong> y como hicieron Enkidu y<br />

Gig<strong>al</strong>més con el toro celeste, y ello originó<br />

una lucha trágica y despiadada, un continuo<br />

medir de fuerzas el uno contra del otro»,<br />

naciendo la Tauromaquia. Pero en todo esto<br />

hay muchísimo más y todo constituye un gran<br />

misterio, de unas dimensiones muy difíciles<br />

delimitar, ya que está <strong>al</strong>imentado por el fervor<br />

de una masa humana que vive la Fiesta de<br />

Toros, en su mayoría, sin saber el por qué.<br />

Ofrecemos seguidamente datos que<br />

de una forma u otra quedaron como relegados<br />

y que vienen a resumir y comentar hechos<br />

como que en el período Neolítico, en el que<br />

aparecen utensilios a base de piedra más<br />

pulimentada, hacia el año 5.900 a. C., y,<br />

concretamente, en la cultura Cot<strong>al</strong> Hüyük, en<br />

la región de Anatolia, aparecen en los<br />

santuarios cabezas de toros, no solamente<br />

en las paredes de los mismos, sino en<br />

bancos y asientos, para proteger a sus habitantes<br />

del m<strong>al</strong>. «Si regresamos -nos dice<br />

Garzón Rubio- a la Edad de Bronce español,<br />

aunque en muy poca escultura en la misma,<br />

en las Islas B<strong>al</strong>eares nos ofrecen <strong>al</strong>gunos<br />

preciosos ejemplares de gran interés, como<br />

en el caso de la cabeza de toro de Costitx,<br />

fundida en bronce, que deja <strong>al</strong> descubierto<br />

una técnica artísistica y de un dominio técnico<br />

de la fundición de una escultura meg<strong>al</strong>ítica<br />

que nos lega construcciones muy origin<strong>al</strong>es,<br />

haciéndonos pensar en las <strong>al</strong>abanzas a dicho<br />

anim<strong>al</strong>.»<br />

El culto <strong>al</strong> toro s<strong>al</strong>tó del lejano Oriente<br />

-en la India la vaca sigue siendo un anim<strong>al</strong><br />

sagrado- hasta Occidente, y así, en Egipto,<br />

también a partir del período Neolítico, el toro<br />

y la vaca comenzaron a recibir un culto loc<strong>al</strong><br />

íntimamente emparentado con las ideas de<br />

fecundidad y fertilidad propias de una población<br />

rur<strong>al</strong>. Pero después, este mismo culto<br />

fue incorporado a la teología solar y celeste.<br />

La vaca se conviertió en el anim<strong>al</strong> sagrado:<br />

Hator, Nut, Isis y Nefthis; también los tres diostoros:<br />

Apis, Mneuis y Bukhis. Apis es el más<br />

famoso de todos y se distinguía por su<br />

potencia generatriz. Este toro-dios apareció<br />

en la primera dinastía, que se inició con los<br />

reyes Buto, y hacia el año 3.200 a. C., Menes<br />

reunió la corona roja del Norte y la corona<br />

67


Evolución Fiesta Brava<br />

blanca del Sur; Egipto quedaba unificado. Si<br />

bien cabe preguntarse: ¿Con quién arrancó<br />

la Primera Dinastía?. El egiptólogo francés<br />

Amelineau (Emilio Clemente), nacido en La<br />

Chaize-Giraud, distrito de Vendèe (1850-<br />

1915), catedrático de Historia de las religiones<br />

de Egipto en la Escuela de Estudios superiores<br />

de Francia, y que se dedicó especi<strong>al</strong>mente<br />

a la literatura copta y a la historia del<br />

Egipto cristiano, descubrió en la ciudad de<br />

Abydos los sepulcros de los faraones de la I<br />

a la III dinastías. Sostuvo con Maspero viva<br />

polémica, porque creía que Osiris, Horus y<br />

Sit fueron reyes de carne y hueso, divinizados<br />

después de su muerte.<br />

Sobre los mismos años (3.000 a. C.)<br />

se dio un verdadero culto <strong>al</strong> toro en toda Creta.<br />

Este culto consistía en burlar la agresividad<br />

del anim<strong>al</strong> por medio de la habilidad e inteligencia<br />

humana: nació el toreo. Estas prácticas<br />

se utilizaron como deporte y rito religioso,<br />

como podemos observar en el toro del<br />

p<strong>al</strong>acio de Knosos (1.500 adC.), conocido<br />

como «El Toreador.» <strong>De</strong>sde entonces el toreo<br />

era ya una fuerza del espíritu.<br />

Durante el Imperio Sirio (720 adC.),<br />

cuando ejercía como rey Sargón II (722-705)<br />

-que tan pronto subió <strong>al</strong> poder atacó y tomó<br />

la ciudad de Samaria, y mediante la expulsión<br />

de la mayor parte de la población, extinguió<br />

liter<strong>al</strong>mente el reino de Israel-, el toro fue<br />

representado en la escultura de piedra c<strong>al</strong>iza<br />

«Khorsabas», simbolizando <strong>al</strong> hombre con<br />

<strong>al</strong>as y cabeza de toro.<br />

Con respecto <strong>al</strong> citado reino de Israel,<br />

éste fue restaurado por Ezequías, rey de Judá,<br />

hijo Acaz y de Abí, nacido por los años 750 y<br />

muerto en 692 adC. <strong>De</strong> él dice la Biblia que<br />

hizo lo bueno delante del Señor y fue uno de<br />

los más v<strong>al</strong>ientes y virtuosos que hasta<br />

entonces habían gobernado en Judea. Venció<br />

a los filisteos, sacudió el yugo por decenios<br />

de los asirios negándose a pagar el tributo<br />

que les pagaba su padre, fortificó Jerus<strong>al</strong>én<br />

y formó <strong>al</strong>ianza con los reyes de Egipto y de<br />

Etiopía.<br />

68<br />

TOMO I<br />

Precisamente, el año 750 adC.,<br />

puede considerarse como la fecha en que<br />

se iniciaron de forma masiva las invasiones<br />

de los celtas a España y, probablemente, su<br />

penetración continuó a lo largo de varios<br />

siglos. Con ellos llegaron el culto <strong>al</strong> sol y las<br />

primeras artes taurinas. Por lo gener<strong>al</strong>, se<br />

asentaron en los lugares ocupados anteriormente<br />

por grupos de población más o menos<br />

aborigen, constituyendo una casta militar<br />

dominadora, que de hecho llegó a ser<br />

absorbida debido a su menor importancia<br />

numérica. Su cultura era relativamente pobre,<br />

apareciendo a un nivel más bajo, por ejemplo,<br />

que la de los íberos.<br />

Para completar aun más la ya larga<br />

cronología reseñada, enriquecemos los datos<br />

expuestos sobre la Antigua Mesopotamia,<br />

para describir una nueva representación<br />

artística del toro, aparecida en la puerta de<br />

Ishtar, entrada princip<strong>al</strong> a la capit<strong>al</strong>, durante<br />

el gobierno de Nabudoconosor (606-562<br />

adC.); puerta construida en honor de la<br />

máxima diosa del panteón babilónico, del<br />

amor y la guerra, la que pidió <strong>al</strong> padre de los<br />

dioses, Aru, enviara el «toro celeste» para que<br />

eliminara a Gilgamés, que había rechazado<br />

su amor. Los muros de las dos torres que<br />

flanqueaban la famosa puerta, como puede<br />

Persia: Fragmentos del Paraíso,<br />

exposición en la ciudad de México.<br />

El PUERTO de SANTA MARÍA


TOMO I<br />

El PUERTO de SANTA MARÍA<br />

Evolución Fiesta Brava<br />

Reconstrucción de la puerta de la diosa Isthar, construida en honor de<br />

ella, que fue la máxima diosa del panteón babilónico,<br />

del amor y la guerra.<br />

verse en la imagen de la página siguiente.<br />

Estaban cubiertos con ladrillos vidriados<br />

azules, con relieves amarillos y blancos,<br />

decorados con dragones y toros, éstos<br />

últimos símbolos de Acad, dios del<br />

relámpago. Así, pues, en Mesopotamia, la<br />

historia del culto <strong>al</strong> toro es muy antigua y era<br />

especi<strong>al</strong>mente venerado por su agresivo<br />

poder físico, por su potencia muscular y por<br />

la intensidad desgarradora de sus berridos.<br />

Recordamos como Marduk, fue llamado el<br />

«Toro Negro del abismo», y Aru, dios<br />

supremo de la época sumeria tuvo como<br />

anim<strong>al</strong> sagrado a un «Toro Celeste», que él<br />

envió a la tierra para que eliminara a<br />

Gilgamés, quinto rey de Uruk, que éste mató<br />

Enciclopedia wikipedia<br />

con el apoyo de su amigo Enkidu, que había<br />

sido también creado por Aru para destruirlo,<br />

pero se hicieron amigos, como ya fue antes<br />

reseñafo.<br />

Durante el Imperio Persa, en la ciudad<br />

de Susa, también podemos ver en el p<strong>al</strong>acio<br />

de Artaxerxes II (475-465 a. C.), capiteles<br />

representando <strong>al</strong> toro. Toda la mitología de<br />

Persia estaba basada en dos principios que<br />

se enfrentaban entre sí: Ormuz, como el del<br />

Bien y de la Luz, y Arhiman, como el del M<strong>al</strong> y<br />

Príncipe de las Tinieblas. Se sabe de un<br />

antiguo mito persa, cómo Ormuz, después<br />

de haber creado la luz, creó a un toro, en cuyo<br />

cuerpo se encontraban todos los gérmenes<br />

de la vida orgánica. Pero Arhiman invadió con<br />

69


Evolución Fiesta Brava<br />

sus fuerzas m<strong>al</strong>ignas a Ormuz, atacándole<br />

furiosamente y produciéndole la muerte.<br />

Ormuz extrajo de la p<strong>al</strong>etilla derecha del toro<br />

(Abudad) a Kaiomorts, el primer hombre,<br />

quien fue también asesinado por Arhiman.<br />

Entonces Ormuz decidió extraer de la p<strong>al</strong>etilla<br />

izquierda de Abudad, a Gocharum, el <strong>al</strong>ma<br />

del toro, la cu<strong>al</strong> estaba destinada a ser la base<br />

de toda la generación zoológica, ya que de<br />

su esperma purificado produjo Ormuz dos<br />

toros, macho y hembra, de los que s<strong>al</strong>ieron<br />

272 especiaes de anim<strong>al</strong>es. <strong>De</strong> las astas del<br />

toro s<strong>al</strong>ieron los árboles; de su rabo, los<br />

cere<strong>al</strong>es; de su nariz, las legumbres; y de su<br />

sangre, las uvas. Al mezclarse la sangre de<br />

Kaiomorts con la tierra formó un árbol, Heom,<br />

del que después de una década, brotaron diez<br />

70<br />

TOMO I<br />

ramas, las cu<strong>al</strong>es formaron las diez primeras<br />

parejas del planeta.<br />

Así que el toro desempeñó un relevante<br />

papel en las religiones orient<strong>al</strong>es más<br />

antiguas, especi<strong>al</strong>mente en las culturas que<br />

se desarrollaron en la cuenca del mar Mediterráneo<br />

y sus proximidades. «El toro no fue<br />

solamente víctima para el sacrificio, sino<br />

también, como objeto de culto llegó a ser<br />

venerado y adorado como encarnación o<br />

símbolo de un dios, y en otras ocasiones<br />

como anim<strong>al</strong> venerado per se. Fue el toro<br />

Ibérico, el descendiente del Urus germánico,<br />

el que sería representado por el geni<strong>al</strong><br />

Picasso, pintor m<strong>al</strong>agueño, en sus más<br />

variadas facetas artísticas, incluso sobre<br />

dibujos re<strong>al</strong>izados en una servilleta de papel.<br />

Esfinge de Darío I, rey de Persia, en el p<strong>al</strong>acio de Susa. El toro<br />

fue también representado en la escultura de piedra c<strong>al</strong>iza<br />

«Khorsabas», simbolizando <strong>al</strong> hombre con <strong>al</strong>as y cabeza de toro.<br />

El PUERTO de SANTA MARÍA

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