De ALTAMIRA al - Fiestabrava
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<strong>De</strong> <strong>ALTAMIRA</strong> <strong>al</strong><br />
Siglo XVI<br />
EVOLUCIÓN de la FIESTA BRAVA<br />
LIBRO I<br />
JUAN J. ZALDÍVAR ORTEGA
Evolución Fiesta Brava<br />
2<br />
T<br />
oda la mitología de Persia estaba basada en dos<br />
principios que se enfrentaban entre sí: Ormuz, como el<br />
del Bien y de la Luz, y Arhiman, como el del M<strong>al</strong> y Príncipe<br />
de las Tinieblas. Se sabe de un antiguo mito persa, cómo<br />
Ormuz, después de haber creado la luz, creó a un toro,<br />
en cuyo cuerpo se encontraban todos los gérmenes de la vida<br />
orgánica. Pero Arhiman invadió con sus fuerzas m<strong>al</strong>ignas a Ormuz,<br />
atacándole furiosamente y produciéndole la muerte. Ormuz extrajo<br />
de la p<strong>al</strong>etilla derecha del toro (Abudad) a Kaiomorts, el primer<br />
hombre, quien fue también asesinado por Arhiman. Entonces Ormuz<br />
decidió extraer de la p<strong>al</strong>etilla izquierda de Abudad, a Gocharum, el<br />
<strong>al</strong>ma del toro, la cu<strong>al</strong> estaba destinada a ser la base de toda la<br />
generación zoológica, ya que de su esperma purificado produjo Ormuz<br />
dos toros, macho y hembra, de los que s<strong>al</strong>ieron 272 especiaes de<br />
anim<strong>al</strong>es. <strong>De</strong> las astas del toro s<strong>al</strong>ieron los árboles; de su rabo, los<br />
cere<strong>al</strong>es; de su nariz, las legumbres; y de su sangre, las uvas. Al<br />
mezclarse la sangre de Kaiomorts con la tierra formó un árbol, Heom,<br />
del que después de una década, brotaron diez ramas, las cu<strong>al</strong>es<br />
formaron las diez primeras parejas del planeta.<br />
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TOMO I<br />
PORTADA: Manos sobre fondo rojo-hemático de la cueva del<br />
Castillo, y, bajo ellas, tres imágenes de la de Altamira, ambas en<br />
Santander. El toro causante de una múltiple tragedia está ahí y cada gota<br />
de sangre señ<strong>al</strong>aría el número de los heridos, quienes con sus manos<br />
ensangrentadas parecen estar reclamando que se termine la violencia;<br />
para componer una imagen de gran significación en los tiempos que nos<br />
ha tocado vivir. Hasta podría tratarse, mitológicamente, del «Toro<br />
Celeste», creado por Anu o Aru, padre de los dioses en Sumeria, que<br />
cayó sobre la tierra. Con su primer soplo mató cien hombres, y en poco<br />
tiempo llegaron a trescientos los hombres corneados, hasta morir por<br />
las astas de terrible monstruo táurico.<br />
El PUERTO de SANTA MARÍA
TOMO I<br />
El PUERTO de SANTA MARÍA<br />
Evolución Fiesta Brava<br />
<strong>De</strong>dicación<br />
A D. Luis Suárez Ávila, amigo, abogado<br />
y erudito, con mi afecto de siempre y la<br />
le<strong>al</strong> gratitud, que ruego la acepte aunque<br />
sea por aquello de que un buen Prólogo,<br />
bien v<strong>al</strong>e la dedicación de este modesto<br />
libro.<br />
¡Gracias!<br />
El Autor.<br />
3
Evolución Fiesta Brava<br />
4<br />
TOMO I<br />
La emblemática Plaza Re<strong>al</strong>, de El Puerto de<br />
Santa María (Cádiz, España).<br />
El PUERTO de SANTA MARÍA
TOMO I<br />
El PUERTO de SANTA MARÍA<br />
CONTENIDO<br />
Evolución Fiesta Brava<br />
Páginas<br />
Prólogo .................................................................................. 7<br />
PRIMERA PARTE.<br />
Introducción .......................................................................... 11<br />
CAPÍTULO I<br />
25.000-15.000 años av<strong>al</strong>an la antigüedad de la<br />
Fiesta Brava .............................................................. 19<br />
Hace 10.000 años... y sigue el Paraíso ............................... 22<br />
Hace 5.000 años aparecieron los toros embolados ......... 23<br />
4.000 años av<strong>al</strong>an el uso de la lanza .................................. 26<br />
Gilgamés, el primer matador de toros ............................... 28<br />
Hace 3.000 años: Arcos y flechas ....................................... 30<br />
Hace 2.000 años se dijo: «España es una piel de toro» .. 31<br />
Hasta la Era Cristiana (Resumen) ...................................... 67<br />
SEGUNDA PARTE.<br />
CAPÍTULO II.<br />
CRONOLOGÍA HISTÓRICA: Siglos I <strong>al</strong> XII ........................ 71<br />
Años 313-711-1492:<br />
Esplendor de la lanzada, su decaimiento,<br />
uso del rejón y, posteriormente, el garrochón ..... 77<br />
Año 631 ...................................................................... 84<br />
Años 711 <strong>al</strong> 1031 ....................................................... 85<br />
Años 1031 <strong>al</strong> 1348 ..................................................... 92<br />
Año 1080 - 1097 ......................................................... 94<br />
TERCERA PARTE.<br />
SIGLO XII<br />
La Tauromaquia en una catedr<strong>al</strong> ............................ 97<br />
Años 1126 a 1144 .......................................................103<br />
SIGLO XIII<br />
Años 1235 a 1258 ...................................................... 110<br />
SIGLO XIV<br />
Años 1346 a 1388 ...................................................... 113<br />
Matatoros .................................................................. 119<br />
SIGLO XV<br />
Años 1418 a 1498 ...................................................... 126<br />
COLOFON ............................................................................. 139<br />
5
Evolución Fiesta Brava<br />
6<br />
TOMO I<br />
El PUERTO de SANTA MARÍA
TOMO I<br />
A<br />
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El PUERTO de SANTA MARÍA<br />
Prólogo<br />
Evolución Fiesta Brava<br />
unque dicen los manu<strong>al</strong>es que la Historia, como disciplina académica,<br />
comienza en aquel momento en que nuestros antepasados inventaron<br />
la escritura, éste argumento no tiene plena v<strong>al</strong>idez, si pretendemos levantar<br />
la vista hacia el antiquísimo pasado del mundo táurico, ya que habiendo<br />
sufrido tantas transformaciones, tantos cambios evolutivos, que<br />
necesariamente hay que parcelarlo para poder abarcarlos. La evolución seguida por<br />
ese fascinante mundo parte desde su relación con los dioses a través de las religiones,<br />
para terminar formando parte de la más sobria y excitante cultura, con expresiones<br />
artísticas vinculadas <strong>al</strong> nacimiento de una estética propia y dotada de preocupaciones<br />
originariamente vinculadas a las cuestiones básicas de la existencia y del orden natur<strong>al</strong>;<br />
todo enmarcado en esta publicación en una narración line<strong>al</strong> de todas esas transformaciones,<br />
pero también incorporando <strong>al</strong>gunos fenómenos transvers<strong>al</strong>es que las ponen en<br />
relación y que permiten entender de forma glob<strong>al</strong> la evolución de la Fiesta Brava. <strong>De</strong>sde<br />
esas perspectivas su estudio gener<strong>al</strong>ista es inmenso, y, el continuo desarrollo de todas<br />
las disciplinas que giran en torno a la Tauromaquia, demuestra que queda mucho por<br />
hacer y por conocer aún; de ahí que, ante t<strong>al</strong> cúmulo de información, mejor acepto no<br />
continuar investigando indefinidamente y sacar a la luz este primer tomo de la serie,<br />
que no es para los eruditos, y menos para los que escriben sobre los toros y su bravura<br />
sobre la mesa de un cómodo despacho, pues se ha escrito para los aficionados.<br />
Y así, lo mucho, det<strong>al</strong>lado y cronológicamente que vendrá después es, por un<br />
lado, parte de la Prehistoria de la Tauromaquia y, por el otro, la Historia evolutiva del arte<br />
del toreo, cuyas disciplinas conforman un mundo re<strong>al</strong>mente fascinante y único, y su<br />
conocimiento forma parte de un paquete evolutivo y, por lo tanto, va acompañado<br />
necesariamente con la que ha experimentado el toro –desde el uro primitivo hasta el<br />
actu<strong>al</strong>, que tan diferente es de hermano ancestr<strong>al</strong>, tras tres siglos de implacable<br />
selección-, los toreros en su indumentaria, el manejo del ganado, estilos de torear, las<br />
más diversas invenciones táuricas, etc. Para don Fernando Claramunt López -que<br />
orgullosamente cita su apellido materno, el mismo que en su vida pareció desconocer<br />
el diestro Domingo Ortega, cuando el de su padre era López-, en su obra Historia del<br />
arte del toreo, refiere que ese mundo tiene incontables instantes con duende, y cuya<br />
publicación, aparecida en el 2003, está dedicada en los siguientes términos:<br />
«Al hontanar de Torería que fluye a lo largo de la Historia de España y se recoge<br />
en la Dinastía Bienvenida. Su proverbi<strong>al</strong> arte y gracia, majeza popular, elegancia y<br />
aristocracia espiritu<strong>al</strong> se resumen hoy en la persona de Ángel Luis Bienvenida, cuya<br />
vida guarde Dios muchos años para bien de la Fiesta.» Y reciba ahora, con todo respeto,<br />
7
Evolución Fiesta Brava<br />
8<br />
TOMO I<br />
nuestros más fervientes y entusiastas deseos de que también guarde Dios la suya,<br />
para bien de cuantos nos recreamos apasionadamente en la lectura de esta su singular<br />
publicación, que comparte con la dicha Dinastía, en el campo de la prosa histórica, su<br />
proverbi<strong>al</strong> elegancia y riqueza cultur<strong>al</strong> para quien es uno de sus admirados lectores.<br />
Don Juan Ramón Jiménez prologó el citado libro, iniciando el recorrido diciendo<br />
textu<strong>al</strong>mente: Viajan los lugares, a las horas propicias. Entrecruzan sin estorbo, en<br />
concesión magnánima de espacio sus formas de infinita especie bella, cada uno a su<br />
fe (Y hacen un mundo nuevo perpetuamente). Pero no todos tenemos la suerte de<br />
contar con un tan preclaro prologuista, pues el suyo es re<strong>al</strong>mente delicioso. Tanto que<br />
nos gustaría poder desmenuzarlo, con las mismas ansias gustativas, pero sin<br />
comparación, con que ponemos en las manos en el pescao frito, en uno de los muchos<br />
restaurantes de la Ribera del Río de El Puerto de Santa María. Es como sabe mejor la<br />
noble y sana carne marinera. La de rabo de toro es cosa aparte, deliciosa cuando se<br />
sabe cocinar, se hace premio para el p<strong>al</strong>adar, «como la concesión de trofeos, seguidos<br />
de la Mellada de las Bellas Artes que se le han otorgado a los toreros, como aquella<br />
primera que le concedieron a don Antonio Ordóñez Araujo. Otras figuras seguirán<br />
recibiendo med<strong>al</strong>las. En el pasado se hablaba del arte del toreo, pero los matadores<br />
no recibían med<strong>al</strong>las, sino cigarros puros habanos o pitilleras de plata. Al dar la vuelta<br />
<strong>al</strong> ruedo, los aficionados arrojaban fajos de puros y lanzaban sombreros a su paso. Ya<br />
nadie lleva sombrero, s<strong>al</strong>vo en Carnav<strong>al</strong>», nos dice don Juan Ramón Jiménez.<br />
Menuda hazaña u osadía es meterse en descifrar cuándo empezó el Arte del<br />
Toreo. Para <strong>al</strong>gunos escritores, lo mismo en España que en México, resulta casi<br />
anecdótico referirse a los supuestos primeros pobladores: Adán y Eva como los<br />
iniciadores, olvidándose de que Noé debió hacer grandes esfuerzos –ni tantos, porque<br />
en esa región los vacunos estaban ya domesticados-, para obligarles a pasar <strong>al</strong> Arca,<br />
debiéndole a él, siempre en el campo de lo supuesto, el que hoy existan toros bravos.<br />
Lo que ocurre es que, el tan cacareado Diluvio Univers<strong>al</strong>, sólo fue un fenómeno<br />
circunscrito a la extensa región mesopotámica, cuyo ejes fluvi<strong>al</strong>es siguen siendo los<br />
ríos Tigris y Eufrates, que se desbordaron hasta <strong>al</strong>canzar el agua niveles insospechados.<br />
Pero para muchos aficionados, los primeros padres de la actu<strong>al</strong> Tauromaquia fueron<br />
Pedro Romero y su riv<strong>al</strong> José <strong>De</strong>lgado (Pepe-Hillo), para seguidamente brillar con luz<br />
propia Francisco Montes Reina (Paquiro).<br />
Curiosamente -cumpliéndose con una premisa de carácter anímico, siempre<br />
vigente en todas las agrupaciones anim<strong>al</strong>es, entre ellas, la humana-, no tardaron los<br />
aficionados en buscar un diestros que, reuniendo toda una serie de características<br />
peculiares, en cuanto a v<strong>al</strong>or, astucia, temperamento y hasta m<strong>al</strong>icia, a la vez que<br />
dominador y decidido ante todo clase de toros, aunque actuara a veces sin someterse<br />
a regla <strong>al</strong>guna –actitud ésta que tanto goza de ver el pueblo-, dando muerte a los toros<br />
con golletazos infames, fuera inconfesablemente g<strong>al</strong>ardonado, con asignarle a<br />
Francisco Arjona Herrera en el toreo como Arte de Cúchares, coincidiendo semejante<br />
designación con la España isabelina, liber<strong>al</strong> y romántica, a la que siguió la Restauración,<br />
momento en los españoles se dividieron en partidarios de Cánovas o de Sagasti, en el<br />
campo de la Política. Modelo que se copió, pero que ha estado siempre en el <strong>al</strong>ma<br />
hispana, entre los fanáticos de S<strong>al</strong>vador Sánchez Povedano (Frascuelo) –los<br />
frascuelista- y los de su riv<strong>al</strong>, Rafael Molina Sánchez (Lagartijo) –los lagartijistas-,<br />
cuyos enfrentamientos <strong>al</strong>canzaron los límites de lo sangriento.<br />
El PUERTO de SANTA MARÍA
TOMO I<br />
El PUERTO de SANTA MARÍA<br />
Evolución Fiesta Brava<br />
Pensando en t<strong>al</strong>es enfrentamientos fanáticos, en el campo de la tauromaquia,<br />
se presenta a la hora de desarrollar este Prólogo un encuentro de hostilidad anímica<br />
interior. ¿Cómo competir con un escrito como el re<strong>al</strong>izado tan magistr<strong>al</strong>mente por don<br />
Juan Ramón Jiménez <strong>al</strong> prologar dicha obra? Y frente a la obligada pregunta, las cosas<br />
se complican aún más ante la trágica re<strong>al</strong>idad de que quien bien hubiera podido hacerlo<br />
tan exquisitamente, don Francisco del Castillo, ya no está entre nosotros. ¿Qué hacer?,<br />
si además son muy pocos los lectores que los leen. Siempre nos ha gustado lo difícil<br />
y eso ha sido recopilar una extensísima información de siglos y ordenarla. Y, ahora, lo<br />
difícil es seguir prologando esta publicación, pero de la mano del señor Jiménez,<br />
trataremos de completarlo.<br />
<strong>De</strong> lo poco que llevamos expuesto, a decir que el toreo tiene una profunda<br />
perspectiva de española identidad, sólo hay un paso, que nos conduce a la inequívoca<br />
certeza de que la Fiesta Brava es patrimonio cultur<strong>al</strong> de nuestro país, con<br />
características tan propias y de t<strong>al</strong> raigambre en el <strong>al</strong>ma de los españoles, que nos<br />
negamos a aceptar puede ponerse en peligro de extinción. Y más cuando ese tan<br />
legítimo patrimonio se sustenta de manera formidable <strong>al</strong> incorporarle el fuerte significado<br />
que se desprende de la noción de torería, «que desborda el vínculo de lo puramente<br />
gremi<strong>al</strong>, de los toreros, ganaderos e incluso de cofradías de aficionados. Es un v<strong>al</strong>or<br />
de actitud a la española usanza en el dominio de la Estética y de la Ética…» como<br />
señ<strong>al</strong>a don Juan Ramón Jiménez.<br />
Para ardEste Libro -primero de la Colección: Evolución de la Fiesta Brava: <strong>De</strong> Altamira<br />
<strong>al</strong> Siglo XVI-, que presumiblemente puede constar -en principio de seis tomos-, es<br />
una labor de monos. Los hechos más importantes, cronológicamente relacionados,<br />
aparecerán a lo largo de esos miles de años, en los que, lógicamente, se dan grandes<br />
s<strong>al</strong>tos en el vacío por f<strong>al</strong>ta de información. Como señ<strong>al</strong>a en el Prólogo del libro 1880,<br />
don Luis Suárez Ávila: «<strong>De</strong> pitón a rabo, se pasa revista a cuanto hubo en ese año,<br />
por b<strong>al</strong>adí que haya sido, en el mundo taurino. Pero todo ello, en función de El Puerto<br />
de Santa María. La lectura del propio índice del libro lo dice todo. Es pormenorizada<br />
síntesis de su contenido exhaustivo y riguroso», comentario que puede ser<br />
perfectamente aplicado <strong>al</strong> conjunto de esta Colección, que como tantas otras<br />
publicaciones, bajo la dirección de don Carlos Serrano Molina, se ha puesto <strong>al</strong> <strong>al</strong>cance<br />
de todos los aficionados por la web: www.fiestabrava.es, bajo el formato PDF, a la que<br />
también se puede llegar por la ya emblemática web. www.laplazare<strong>al</strong>.net, del ilustre<br />
erudito taurino portuense antes citado.<br />
Es la obra de muchos otros volcada, fragmentaria y cronológicamente, en él.<br />
Es el resultado de una investigación, muchas veces de primera mano, que aporta<br />
novedosas noticias y pone, en muchas ocasiones, los puntos sobre las íes; que renueva<br />
y pone <strong>al</strong> día lo que ha estado publicado con sesgo o intencion<strong>al</strong>idad distorsionadora;<br />
que da cuenta de las horas y horas que ha empleado el autor, en poner en orden lo<br />
desordenado y las luchas, en solitario, por hacer del libro, primero de una serie, un<br />
volumen legible y útil. Así que este primer libro, que puedes tener, lector, en tus<br />
manos, ábrelo con devoción y léelo con la atención que merece, o bien en Internet. En<br />
él están volcadas muchas miles de horas de investigación, de relectura de fuentes,<br />
de manejo de bibliografía solvente y, muy particularmente, es un libro que interesa a<br />
cu<strong>al</strong>quiera que se acerque a la fiesta de los toros.<br />
9
Evolución Fiesta Brava<br />
10<br />
TOMO I<br />
El «Uro», según el cuadro de Augsburgo. El tercio anterior amplio y estrecho<br />
el posterior, propio de los vacunos de combate, y la mirada encendida de los<br />
toros de casta Navarra.<br />
El «Uro», de la Cueva de Altamira, en el que el tercio anterior es impresionante<br />
y mínimo el posterior.<br />
Entre ambas imágenes hay una distancia de 20.000 años.<br />
El PUERTO de SANTA MARÍA
TOMO I<br />
Introducción<br />
123456789<br />
S<br />
123456789<br />
123456789<br />
i a lo largo de este Primer<br />
123456789<br />
Tomo –se avisa respetuosa-<br />
123456789<br />
123456789<br />
mente- el 123456789 lector encuentra la<br />
123456789<br />
frase corrida de toros, que 123456789<br />
no<br />
haga caso <strong>al</strong>guno, ya que<br />
éstas, como espectáculo por excelencia así<br />
llamado, no tienen fisonomía propia hasta<br />
fines del siglo XVIII, como asevera don José<br />
María de Cossío: «Téngase en cuenta, nos<br />
dice, que en los siglos anteriores –comenzado<br />
en Asia y acabando <strong>al</strong> fin<strong>al</strong> del siglo XV<br />
en América en este primer libro-, lo fundament<strong>al</strong><br />
de las fiestas de toros eran las suertes<br />
de a cab<strong>al</strong>lo, <strong>al</strong>anceamiento, con lanzas y<br />
rejones, o picándolos con vara de detener, y,<br />
como acompañamiento de ellas, las suertes<br />
pedestres se prodigaban dentro de la más<br />
absoluta anarquía, y, en muchos casos, ni<br />
aún por toreros profesion<strong>al</strong>es»; que sólo<br />
llegaban a obtener el título de matatoros. «Los<br />
períodos de la lidia a pie –si es que los hubosi<br />
acaso había de morir el toro a estoque,<br />
estaban aún muy confusos e indefinidos, y<br />
toda clase de invenciones y suertes tenían<br />
lugar como entremés o como complemento<br />
del toreo a cab<strong>al</strong>lo.»<br />
Antes de sumergirnos en el fascinante<br />
planeta de los toros, bien merece<br />
tomarse en cuenta que nada sería semejante<br />
en grandeza para el hombre si lograra hacer<br />
un retrato de esa otra super evolución, la del<br />
Universo, para tratar de comprender, aunque<br />
sólo sea muy resumidamente, cómo se<br />
formó -para ubicarse debidamente en nues-<br />
El PUERTO de SANTA MARÍA<br />
PRIMERA PARTE<br />
Evolución Fiesta Brava<br />
tra Tierra y sobre ella las especies vivas-,<br />
hasta aparecer el hombre y la torería,<br />
protagonizada por el toro bravo; porque si<br />
nuestra Fiesta tiene un inmenso caud<strong>al</strong> de<br />
cultura, más lo es interpretándola en el<br />
conjunto del Cosmo; lo que equiv<strong>al</strong>dría a<br />
retroceder en el túnel maravilloso del tiempo,<br />
y se comprobaría que el proceso de formación<br />
apenas se ha iniciado y que se siguen<br />
produciendo inmensas explosiones de<br />
imponentes masas estelares por todo el<br />
infinito Cosmos, de las que nacen incontables<br />
estrellas y sistemas solares, con astros tan<br />
luminosos como nuestro Sol, e incluso de<br />
mayor tamaño que todo nuestro sistema<br />
solar; es decir, que lejos de gozar el Universo<br />
de una eterna quietud, como <strong>al</strong>gunos piensan,<br />
es más bien una eterna explosión, lo cu<strong>al</strong><br />
le otorga <strong>al</strong> enigma del espacio un dimensión<br />
fuera del <strong>al</strong>cance de la mente humana.<br />
Todas esas infinitas explosiones de<br />
estrellas supernovas que acontecen en el<br />
cosmos desde hace nadie sabe cuándo,<br />
incluyendo por supuesto la gran explosión que<br />
dio lugar a la formación de la Vía Láctea,<br />
donde está nuestro sistema solar, llenaron<br />
todo los inmensos espacios interestelares de<br />
las más diversas energías. <strong>De</strong> t<strong>al</strong> suerte que,<br />
si los hombres emplean los más diversos<br />
carburantes, la energía solar y la eléctrica y<br />
hasta la de origen atómico, para desplazar<br />
todo tipo de vehículos y máquinas, otros<br />
seres provenientes de otros planetas, utilizan<br />
sin duda esas inagotables energías que llenan<br />
11
Evolución Fiesta Brava<br />
los espacios sider<strong>al</strong>es para llevar sus naves<br />
espaci<strong>al</strong>es por todos los confines del<br />
universo, porque ya descubrieron los<br />
delicados mecanismos con los que dicha<br />
energía puede transformarse en fuerza<br />
impulsora.<br />
Si la Tierra que habitamos es<br />
insignificante, a su vez, el que consideramos<br />
inmenso imperio del Sol, resulta de muy<br />
modesta dimensión dentro de su g<strong>al</strong>axia, la<br />
Vía Láctea, que cuenta con innumerables<br />
soles o estrellas que poseen sistemas<br />
solares más vastos que el nuestro. La misma<br />
Vía Láctea es pura insignificancia comparada<br />
con las g<strong>al</strong>axias vecinas, pues sólo parece<br />
una cabeza de <strong>al</strong>filer dentro del universo<br />
infinito, y a cuyo <strong>al</strong>rededor aparecen insondables<br />
espir<strong>al</strong>es de estrellas, formando<br />
incontables g<strong>al</strong>axias, extendidas a lo largo de<br />
zonas y cuyas luces tardan en llegar hasta<br />
nosotros hasta más de 100.000 años luz.<br />
En esa inmensidad indescifrable se<br />
dio el «milagro de la vida», la vocación vit<strong>al</strong><br />
que está implícita en toda la materia creada,<br />
se convirtió en un hecho univers<strong>al</strong>, en esa<br />
continua ebullición que protagoniza la inmensa<br />
olla cósmica diseminada por todas las<br />
g<strong>al</strong>axias y que tiene re<strong>al</strong>idad en la nuestra;<br />
vocación vit<strong>al</strong> que está sin duda presente en<br />
muchos otras estrellas-, en todas las cu<strong>al</strong>es<br />
existe un vastísimo catálogo de moléculas<br />
basadas en el carbono, que son los sillares<br />
sobre los que se edificaron en la Tierra los<br />
seres vivos. Por ejemplo, en planetas vecinos,<br />
cometas y meteoritos, los científicos han<br />
h<strong>al</strong>lado hidrocarburos aromáticos policícilicos,<br />
que están formados por anillos<br />
bordeados por átomos de hidrógeno; ácido<br />
cianhídrico, compuestos de los que se puede<br />
obtener con relativa facilidad dos de las bases<br />
nitrogenadas que forman parte del ADN –la<br />
adenina y la guanina-, y aminoácidos.<br />
<strong>De</strong>sde que se acomodó la Tierra, en<br />
constante rotación, en el hogar cósmico que<br />
hoy ocupa, nada dentro y sobre ella ha dejado<br />
de evolucionar. Y refiriendonos <strong>al</strong> tema de<br />
esta publicación, los vacunos, bravos o no,<br />
12<br />
TOMO I<br />
es decir, la filogenia del toro de lidia, ha<br />
experimentado una profunda transformación.<br />
Cuando aparecieron los primeros mamíferos<br />
miniaturas, hace más de 200 millones de<br />
años, todos provenían de un tronco común,<br />
que arrancó con las cuadrúpedas musañaras<br />
descubiertas en Kenia, en la década de 1960,<br />
hasta la aparición de los rumiantes, transcurrieron<br />
más de esos 200 millones años, y<br />
hasta apenas hace 40 milones desparecieron<br />
los dinosaurios y fue el momento en que se<br />
desarrollaron, libres de los grandes predadores,<br />
las diversas especies de mamíferos,<br />
de los que partieron los rumiantes que hoy<br />
habitan la superficie de la tierra, de donde<br />
provienen los toros.<br />
En la etapa del período Silúrico<br />
superior, hace entre los 430 a 394 millones<br />
de años, hicieron su aparición de los primeros<br />
vertebrados marinos: graptolites y los peces.<br />
En el Silúrico inferior nos encontramos con<br />
el Acradocistites, género de equinodermos<br />
fósiles, grupo de los rombíferos. Otros<br />
equinodermos fósiles corresponden <strong>al</strong> periodo<br />
<strong>De</strong>vónico. El piso inferior u ordoviciano<br />
del periodo siluriano es llamado Armoricense<br />
y se corresponde con los fósiles de la fauna<br />
del terciario de Barrande. El Armoricense,<br />
llamado Asperón, es la capa de asperó<br />
blanco desarrollada en el macizo de<br />
Armónica y del Contentin. Seguidamente, los<br />
vertebrados empiezan a arrastrarse fuera del<br />
agua: peces ganoideos. Fue la época del inicio<br />
del gigantismo terrestre. Se daban todas las<br />
condiciones para la evolución hacia las macroformas<br />
vivientes y se acercaba el momento<br />
de la aparición de los grandes reptiles,<br />
dinosaurios en la Tierra, cocodrilos y<br />
caimanes entre las aguas y la tierra, y de los<br />
grandes mamíferos en los mares, como las<br />
b<strong>al</strong>lenas y los grandes peces, los tiburones y<br />
delfines. El mundo de los vertebrados e<br />
invertebrados, esponjas, ectétera, cubrían<br />
toda la Tierra y Mares.<br />
En el siguiente período, conocido<br />
como el Carbonífero (345-280 millones de<br />
años), se inició el desarrollo de los reptiles,<br />
El PUERTO de SANTA MARÍA
TOMO I<br />
que pronto <strong>al</strong>canzaron grandes dimensiones.<br />
Ya existían miles de especies de peces de<br />
todos los tamaños, los tiburones, las tortugas<br />
y los grandes mamíferos marinos, como las<br />
b<strong>al</strong>lenas, ya muy evolucionados. Estaban<br />
dadas todas las condiciones para la aparición<br />
de los mamíferos terrestres. Ya existían miles<br />
de especies de reptiles y aves, ocupando toda<br />
la superficie terráquea. Juntos con ellos, los<br />
grandes dinosaurios por todas partes.<br />
La banda más destacable, pared<br />
arriba de la sima del Gran Cañón del<br />
Colorado (EE.UU) –que durante varios días<br />
recorrimos en el verano de 1994-, presenta<br />
estratos de color gris azulado formado de<br />
c<strong>al</strong>iza, situada a media <strong>al</strong>tura de la profunda<br />
grieta, se formó hace unos 335 millones de<br />
años. El Gran Cañón, es una grieta de 1.600<br />
metros de profundidad, de 5 a 30 kilómetros<br />
de anchura y de 350 kilómetros de longitud,<br />
nos muestra como ningún otro lugar del<br />
mundo la disposición de las capas superiores<br />
de la Tierra. Se formó enteramente por la<br />
erosión del río Colorado, en un proceso tot<strong>al</strong>mente<br />
natur<strong>al</strong> que comenzó hace unos 2.005<br />
millones de años. <strong>De</strong>sde el borden del cañón<br />
se contemplan 12 capas princip<strong>al</strong>es de roca.<br />
La del fondo es completamente diferentes de<br />
cu<strong>al</strong>quiera de las demás. Está formada de<br />
esquisto de Brama y Vishnu: pesada roca,<br />
casi negra, de más de 2.000 millones de<br />
años.<br />
Pared arriba de la sima, los estratos<br />
pertenecientes a diversas épocas ofrecen<br />
coloraciones distintas: las blancas y pardas<br />
de la arenisca, los tonos rosáceos del granito<br />
y los casi negros del esquisto. Quizá la más<br />
destacable sea una banda gris azulada de<br />
c<strong>al</strong>iza, situada a media <strong>al</strong>tura, que se formó<br />
hace unos 335 millones de años. Por encima<br />
de ésta se <strong>al</strong>ternan las capas de arenisca y<br />
pizarra, cada una con 300 metros de espesor.<br />
Contiene fósiles de insectos, de frondas de<br />
helechos y de antecesores de <strong>al</strong>s ranas<br />
actu<strong>al</strong>es.<br />
El estrato siguiente, de tono pálido,<br />
parece estar formado por arena acarreada<br />
El PUERTO de SANTA MARÍA<br />
Evolución Fiesta Brava<br />
por el viento; es indicio de un largo período<br />
de clima desértico. Cerca de la sima se<br />
observan capas amarillas amarillentas de<br />
roca c<strong>al</strong>iza que parecen sedimentos de<br />
mares cálidos, a juzgar por el número de<br />
dientes de tiburón y cor<strong>al</strong>es fosilizados. Por<br />
encima de estas últimas aparecen los<br />
primeros vestigios del hombre: tribus<br />
prehistóricas que llegaron a estos parajes<br />
hace unos 27.000 años. Muchas más capas<br />
se formaran en el futuro, pues la Tierra es<br />
todavía joven. Los astrónomos afirman que<br />
la vida del planeta acabará con la muerte del<br />
Sol, dentro de entre 10.000 y 8.000 millones<br />
de años.<br />
Entre las aves y mamíferos existieron<br />
eslabones intermedios, hasta separarse<br />
en ambos Órdenes, bien diferenciados.<br />
Uno de esos eslabones está representado<br />
por los Ancodos, mamíferos que eran<br />
artiodáctilos como las aves y que pertenecían<br />
a la subfamilia de los antracoterinos. En<br />
Ronzón y Hampstead se han h<strong>al</strong>lado restos<br />
en perfecto estado, así como también en el<br />
lignito de C<strong>al</strong>af (Cat<strong>al</strong>uña, España). Y entre<br />
los mamíferos artiodáctilos primitivos, figuran<br />
también los Anoptotéridos, una familia de<br />
mamíferos artiodáctilos fósiles, considerados<br />
como formas de transición entre los paquidermos<br />
y los rumiantes. Igu<strong>al</strong>mente aparecieron,<br />
de aquél tronco común de pequeños<br />
mamíferos, los Aqueraterios, de los que no<br />
se conservan sino <strong>al</strong>gunos restos, pero que<br />
tenían los dientes semejantes a los del<br />
rinoceronte actu<strong>al</strong>.<br />
Ya está ahí el tronco común de los<br />
conocidos como Anoploterium, del que partieron<br />
los rumiantes y los suidos, deteniéndonos<br />
únicamente en las formas vivas de las<br />
proviene el actu<strong>al</strong> toro de lidia. Todas esas<br />
forma experimentaron profundas modificaciones<br />
en su organización; pero donde<br />
puede mejor observarse los diferentes<br />
estadíos evolutivos es en las extremidades<br />
(1, <strong>al</strong> pie página siguiente), que fueron perdiendo<br />
lentamente, con el transcurso de incontables<br />
milenios, sus dedos activos hasta quedar<br />
13
Evolución Fiesta Brava<br />
reducidos a uno sólo o a las dos centr<strong>al</strong>es, y<br />
que no apoyan, para adquirir mayor velocidad<br />
en la marcha, con la que librarse de sus<br />
predadores. <strong>De</strong> ese modo evolucionaron los<br />
anim<strong>al</strong>es con varios dedos (perisodáctilos)<br />
hasta terminar en el cab<strong>al</strong>lo actu<strong>al</strong>, muy<br />
anterior a los primeros rumiantes, como<br />
puede verse en la imagen.<br />
Entre los 200-100.000 años se<br />
presentó la culminación de la edad geológica<br />
llamada Cuaternario, pues durante ésta se<br />
comprueban los primeros vestigios seguros<br />
del hombre sobre la Tierra, en una sucesión<br />
de cuatro períodos fríos por lo menos,<br />
conocidos como «glaci<strong>al</strong>es»,entre los que se<br />
interc<strong>al</strong>an unos con otros de clima relativamente<br />
templado. Acaso en la transición<br />
de la tercera era glaci<strong>al</strong> <strong>al</strong> último período<br />
interglaci<strong>al</strong> aparecen en España los primeros<br />
vestigios humanos y durante esa edad<br />
14<br />
TOMO I<br />
geológica las sucesivas variaciones climáticas<br />
determinaron cambios en la flora y fauna<br />
(2). Pero descubrimiento p<strong>al</strong>eontólogicos o<br />
h<strong>al</strong>lazgos de restos humanos en España, en<br />
los años de 1993 <strong>al</strong> 96, han demostrado,<br />
como veremos en estas líneas, que dichos<br />
restos fósiles son muy anteriores, hasta de<br />
hace más de dos millones de años.<br />
Sea como fuere durante muchos<br />
miles de años, el clima de la Península Ibérica,<br />
como el de Norteamérica y México (Estados<br />
del Norte), debió ser idéntico <strong>al</strong> del África<br />
ecuatori<strong>al</strong>, y en torno a grandes lagos -como<br />
se puede ver aún en el Estado mexicano de<br />
J<strong>al</strong>isco-, y en las márgenes de los caud<strong>al</strong>osos<br />
ríos -cuya pasada existencia se puede<br />
observar a todo lo largo de la costa del<br />
Pacífico mexicano, crecía una vegetación y<br />
fauna silvestre lujuriante. Vestigios de elefantes,<br />
hipopótamos y rinocerontes, así como<br />
(1) Como puede verse en la primera figura de esta publicación, en ella puede hacerse la<br />
comparación entre las extremidades anteriores de los princip<strong>al</strong>es grupos de rumiantes<br />
para estudiar su evolución.<br />
(2) Lo que tuvo su importancia en la relación del hombre con los anim<strong>al</strong>es de los que<br />
había de obtener su <strong>al</strong>imentación y recursos. Y aunque en España, <strong>al</strong> parecer, el clima<br />
nunca fue demasiado riguroso, la mayor parte de la fauna era indiferente <strong>al</strong> clima, como<br />
los osos y otros carnívoros y también los cab<strong>al</strong>los, los uros o toros s<strong>al</strong>vajes, etc.<br />
(Francisco López Izquierdo: Historia del Toro de Lidia, 1996).<br />
El PUERTO de SANTA MARÍA
TOMO I<br />
de grandes carniceros: el gigantesco oso de<br />
las cavernas, el león, la pantera, la hiena,<br />
lobos de varios géneros, compartían su vida<br />
con la del hombre primitivo en todas esas<br />
áreas terrestres.<br />
Ya los grandes glaci<strong>al</strong>es en ambos<br />
Polos estaban presentes. Los artiodáctilos,<br />
como los venados de numerosas especies,<br />
los cab<strong>al</strong>los, los jab<strong>al</strong>íes y la restante variedad<br />
de fauna silvestre deambulaban por la Tierra,<br />
junto con los grandes mamíferos, como mamuts,<br />
girafas, elefantes y gran cantidad de<br />
primates, entre otras miles de especies de<br />
ambos Reinos.<br />
Los mamúes, sí estaban en gran<br />
número cuando el continente Americano se<br />
separó de Europa, más no las girafas y<br />
muchos otros anim<strong>al</strong>es, y sí los ancestros<br />
del cab<strong>al</strong>los, de donde provienen las cebras,<br />
que lógicamente, tampoco estaban en el<br />
continente americano con las características<br />
tan evolucionadas de África, entre otros, que<br />
aún no habían evolucionado sobre el Continente<br />
a la deriva. Los h<strong>al</strong>lazgos de medio<br />
centenar de esqueletos de équidos, formas<br />
ancestr<strong>al</strong>es de los equinos actu<strong>al</strong>es, en los<br />
Estados norteamericanos de Nebrasca e<br />
Idaho, a unos 1600 kilómetros unos de otros,<br />
cubiertos por una lluvia de cenizas volcánicas,<br />
son de importancia extrema para<br />
consolidar la teoría darwiniana. Millones de<br />
anim<strong>al</strong>es debieron quedar supultados hace<br />
ahora unos 50 millones de años.<br />
La niña María, de apenas nueve<br />
años de edad -hija de don Marcelino Sanz<br />
de Sautuola, gran aficionado a la arqueología,<br />
mientras escarbaba arrodillado y ensimismado<br />
a la entrada de la cueva de Altamira,<br />
cerca de la costa cantábrica española- se<br />
adentró curiosa a su interior y de súbito le<br />
llegaron <strong>al</strong> padre sus gritos desde una de las<br />
habitaciones rocosas de la cueva, diciéndole<br />
«¡Papá, ven en seguida !. ¡Toros! Toros!.»<br />
Hay que suponer la impresión y el<br />
desconcierto de su padre. El señor Sautuola<br />
interrumpió inmediatamente su labor excavadora<br />
y corrió hacia la puerta de la cueva<br />
El PUERTO de SANTA MARÍA<br />
Evolución Fiesta Brava<br />
por donde se había metido su hija y una vez<br />
dentro la pequeña visiblemenmte<br />
impresionada, señ<strong>al</strong>ó nerviosas a distintos<br />
puntos del techo pétreo. Su progenitor <strong>al</strong>zó<br />
la luz de su linterna y contempló, en un techo<br />
no muy <strong>al</strong>to, de unos 1,80 a 2,10 metros,<br />
sorprendentes retratos del bisonte prehistórico,<br />
pintados en tonos castaños, rojizos,<br />
amarillos y negro: una excelente creación<br />
artística de hace decenas de miles de años.<br />
.... ¡Toros! Toros!<br />
Plasmados en la roca contó hasta<br />
17 bisontes en actitudes re<strong>al</strong>istas... y <strong>al</strong>lí<br />
están, junto con otra gran cantidad de otros<br />
tantos anim<strong>al</strong>es; unos golpeando el suelo con<br />
la pezuña, o más bien escarbando como<br />
nuestros actu<strong>al</strong>es toros de lidia en las plazas<br />
cuando son mansos o simplemente silvestres,<br />
otros vacunos echados, bramando y<br />
agonizando heridos a lanzadas.<br />
A su <strong>al</strong>rededor había representaciones<br />
de jab<strong>al</strong>íes, un cab<strong>al</strong>lo, un corzo y<br />
un lobo. Cuando Sautuola exploró detenidamente<br />
las intricadas g<strong>al</strong>erías h<strong>al</strong>ló otro<br />
gran número de pinturas de anim<strong>al</strong>es,<br />
muchos de ellos extintos o desaparecidos<br />
hacia siglos de Europa. Corría entonces el<br />
año 1879. Al principio, como siempre -ahora<br />
tenemos el caso de los platillos voladores u<br />
OVNIS, que ya son una re<strong>al</strong>idad impresionante,<br />
pero que los «expertos científicos»<br />
también niegan- los arqueólogos de bufete<br />
consideraron f<strong>al</strong>sos los h<strong>al</strong>lazgos de<br />
Sautuola, pue suponían que se trataba de un<br />
plan para desacreditar la teoría de la evolución<br />
de Charles Darwin.<br />
15
Evolución Fiesta Brava<br />
Por entonces, aquellas pinturas<br />
constituyeron uno de los mayores descubrimientos<br />
del arte prehistórico, con una<br />
antigüedad de 25.000 a 10.000 años adC.<br />
Representaba tanto para <strong>al</strong>gunos científicos<br />
como tener que admitir de plano que los<br />
hombres prehistóricos no eran tan s<strong>al</strong>vajes<br />
e ignorantes como la mayoría se figuraban.<br />
En 1902, a los 14 años de la muerte de<br />
Sautuola, el joven abate Henri Breuil, distinguido<br />
arqueólogo y libre de la erosión ment<strong>al</strong><br />
de los eternos escolásticos, visitó las cuevas<br />
-este autor las conoció y quedó admirado el<br />
verano de hace 40 años- y desenterró<br />
numerosos huesos de anim<strong>al</strong>es, con grabados<br />
que parecían ser esquemas y se correspondían<br />
perfectamente con los re<strong>al</strong>izados en<br />
los techos.<br />
La autenticidad de las pinturas<br />
quedó científicamente demostrada y las<br />
cuevas de Altamira, en la provincia de<br />
Santander (España), fueron en<strong>al</strong>tecidas en<br />
todo el mundo y denominadas: La Capilla<br />
Sixtina del Arte Cuaternario. Llamaba<br />
asimismo la atención, lógicamente, el excelente<br />
estado en que aquellas imágenes se<br />
habían conservado.<br />
Aunque se han descubierto más de<br />
200 grutas decoradas, una de ellas en el<br />
Estado de Zacatecas (México), con pinturas<br />
y grabados de la antigua Edad de Piedra, en<br />
el norte de España, en los montes Pirineos<br />
franceses, en la Dordoña, sur de It<strong>al</strong>ia y los<br />
Ur<strong>al</strong>es, muchas de sus pinturas rupestres se<br />
han descolorido y deteriorado por efecto del<br />
tiempo y del clima.<br />
Sin embargo, las pinturas de<br />
Altamira se han preservado en cuevas<br />
tot<strong>al</strong>mente oscuras, abiertas poco antes de<br />
la visita de Sautuola, cuya temperatura y<br />
humedad permanecieron constantes. La<br />
ventilación era buena pero no excesiva, y la<br />
humedad del aire ha evitado que se secaran<br />
y descamaran los colores. Además, estas<br />
cuevas se h<strong>al</strong>lan selladas desde tiempo<br />
inmemopri<strong>al</strong> por desprendimientos de tierras.<br />
16<br />
TOMO I<br />
En cambio, las pinturas de las<br />
cuevas de Lascaux, en el sur de Francia,<br />
emparentadas con las de Altamira, sufrieron<br />
más deterioro durante los 15 años que<br />
estuvieron abiertas <strong>al</strong> público, sin duda debido<br />
a los cambios constantes de humedad<br />
originados por el c<strong>al</strong>or y la sudoración de los<br />
visitantes, así como por la proliferación de<br />
gérmenes, especi<strong>al</strong>mente de hongos microscópicos<br />
que ello acarrera, sumados a los que<br />
portados por los curiosos, que en los 15.000<br />
años anteriores. Los jóvenes también desempeñaron<br />
un papel decisivo en el descubrimiento<br />
de las cuevas francesas de Lascaux,<br />
la otra gran g<strong>al</strong>ería del arte prehistórico<br />
o cuaternario.<br />
Al efectuarse en mayo de 1928 unas<br />
obras de ingeniería en las inmediaciones de<br />
El PUERTO de SANTA MARÍA
TOMO I<br />
la cueva de Altamira se descubrió otra a 100<br />
metros de distancia con bellísimas est<strong>al</strong>actitas<br />
y est<strong>al</strong>agmitas. Explorada por el<br />
catedrático de Prehistoria de la Universidad<br />
de Madrid, Hugo Obermaier, opinó este<br />
etnólogo que la cueva tiene más de 40.000<br />
años de antigüedad y estuvo habitada<br />
sucesivamente por varias agrupaciones<br />
humanas -según denotan los restos fósiles<br />
encontrados-, de unos tres metros de<br />
espesor, divididos en capas correspondientes<br />
a distintos pobladores. Si la de Altamira se<br />
estima tiene entre 25 y 15 mi años ¿puede<br />
darse re<strong>al</strong>mente tantos años de diferencia?<br />
Se encontraron asimismo restos de<br />
marfil y huesos c<strong>al</strong>cinados de bisonte, toro y<br />
cab<strong>al</strong>los, jab<strong>al</strong>í, lobo, cabra montes y foca de<br />
Groenlandia. Esta nueva cueva sigue siendo<br />
estudiada con nuevas exploraciones. Según<br />
dijo en el Congreso de Arqueología celebrado<br />
en Barcelona en septiembre de 1929, no se<br />
confirmaron los descubrimientos de<br />
Obemaier en cuanto a la antigüedad de los<br />
fósiles.<br />
Pronto los hombres aprenden a<br />
cazar a estos y otros anim<strong>al</strong>es empujándolos<br />
hacia sacos de cuero, y concentrándolos<br />
después en cercados hechos con emp<strong>al</strong>izadas<br />
de madera. <strong>De</strong> esta forma se convirtieron<br />
en pastores. A la fertilidad de estos<br />
rebaños, y de los rebaños libres, se asocian<br />
las danzas ritu<strong>al</strong>es y los cultos asociados a<br />
El PUERTO de SANTA MARÍA<br />
Evolución Fiesta Brava<br />
pinturas rupestres de anim<strong>al</strong>es (P<strong>al</strong>eolíticas<br />
en la cornisa Cantábrica, en su fase<br />
Solutrense; y Protoneolíticas y Neolíticas en<br />
la costa orient<strong>al</strong>), con un significado<br />
probablemente mágico o de culto.<br />
Los hombres usan eventu<strong>al</strong>mente<br />
(no siempre) plumajes en la cabeza, y<br />
braz<strong>al</strong>etes en los brazos y en los tobillos, y la<br />
caza es la actividad princip<strong>al</strong> y la mayor<br />
consideración soci<strong>al</strong> es para el gran cazador,<br />
entre cuyas piezas preferidas figuró el uro. Y<br />
por todo lo dicho, apareció el toro, que como<br />
todas las formas vivas actu<strong>al</strong>es, es la<br />
resultante de una larga evolución filogenética<br />
a través de las épocas geológicas más<br />
extensa, que sobrepasan nuestra capacidad<br />
imaginativa, durante las cu<strong>al</strong>es, todos los<br />
seres fueron sometidos a las implacables<br />
leyes de la selección natur<strong>al</strong>, que han ejercido<br />
su máxima acción modeladora sobre todos<br />
los seres vivientes, entre ellos, los que<br />
componen el género Bos, que arrancó del<br />
tronco común de los Anoploterium, del que<br />
partieron tanto los monogástricos, como el<br />
cab<strong>al</strong>lo, o los rumiante poligástricos, como<br />
el Bos taurus primigenius y de este partió<br />
el uro, del que derivan todas las razas de<br />
vacunos existentes.<br />
17
Evolución Fiesta Brava<br />
18<br />
TOMO I<br />
El apunte a tinta, de 64 x 49 cmc., titulado «<strong>De</strong>sencajonamiento de Miuras», que<br />
con otras muchas artísticas obras pictóricas, del incomparable portuense don Juan<br />
Lara, nos recuerda un trozo del techo de la Cueva de Altamira; pero sobre la arena<br />
de la Plaza Re<strong>al</strong>, también pintado a tinta, de la «Tauromaquia de Lara.» El citado<br />
«apunte» forma parte de la brillantísima Exposición Pictórica, más bien Antológica,<br />
del pintor portuense, que resultó un verdadero acontecimiento cultur<strong>al</strong>,<br />
magníficamente presentado por la Academia de Bellas Artes Santa Cecilia, como<br />
todo cuanto re<strong>al</strong>iza y a cuya Institución felicitamos efusivamente, dejando aquí<br />
constancia de ello.<br />
La Exposición fue del 15 <strong>al</strong> 25 de Noviembre de 2007, en el Centro Cultur<strong>al</strong><br />
Alfonso X el Sabio, en el Puerto de Santa María (Cádiz).<br />
El PUERTO de SANTA MARÍA
TOMO I<br />
123456789<br />
Y<br />
123456789<br />
de ahora en adelante 123456789<br />
nos<br />
123456789<br />
123456789 adentraremos directamente<br />
123456789<br />
en 123456789 el extenso contenido,<br />
sencillamente, 123456789<br />
porque nos<br />
123456789<br />
apasiona sumergirnos ya de<br />
lleno en la fascinante evolución seguida por<br />
cuantos protagonistas conformaron la Fiesta<br />
más culta del mundo, según nuestro insigne<br />
Federico García Lorca. Y nos satisface abrir<br />
la capa para decir que nosotros, los hombres<br />
de Iberia, tendremos siempre el honor de<br />
haber heredado, desde la más lejana antigüedad,<br />
un solar que, además de ser un<br />
caravan sereil de civilizaciones, tiene figura<br />
de un cuero de vaca extendido, cuyo cuello<br />
está a la parte de tierra, por donde se junta<br />
con Francia. Esto dice, y se muestra ser así<br />
en las tablas de Ptolomeo, y en cu<strong>al</strong>quier<br />
otra buena descripción que de España se ha<br />
pintado. Y si queremos extender esta semejanza<br />
con más particularidad teniendo la carta<br />
pintada delante, veremos como el cuello de<br />
esta piel, lo estaba la cabeza, es la que se<br />
junta con Francia, y la cola el cabo de San<br />
Vicente. Los brazos, la pequeña punta de<br />
Bermeo, acaba en Bilbao, y el cabo de Gata<br />
debajo de Almería. Y las piernas la punta de<br />
Gibr<strong>al</strong>tar sobre el Estrecho, y el cabo de<br />
Finisterre en la G<strong>al</strong>ia.»<br />
Adentrarse en la Prehistoria es pasar<br />
<strong>al</strong> interior de la Cueva de Altamira (Santander,<br />
España), o la de Lascaux, en el Mediodía de<br />
Francia, por no citar otras muchas, como los<br />
dibujos de la Cueva de la Vieja o del Venado<br />
(Alpera, Levante) o la pinturas de Navazo. Sin<br />
El PUERTO de SANTA MARÍA<br />
CAPÍTULO I<br />
25.000-15.000 años av<strong>al</strong>an «la Fiesta<br />
más culta del mundo.»<br />
Evolución Fiesta Brava<br />
embargo, el que se nos diga que esas<br />
artísticas pinturas se re<strong>al</strong>izaron entre hace<br />
25 mil o 15 mil años, nos confunde mucho y<br />
nos desilusiona más ¿Acaso no existen hoy<br />
sobrados procedimientos científicos y<br />
tecnológicos para descifrar la edad de esa<br />
bellas pinturas rupestres? Por ello, sólo<br />
podemos decir que seguimos en un estado<br />
puramente imaginativo sobre los tiempos<br />
remotos en que empezó el toreo o las<br />
primitivas artes de esquivar las acometidas<br />
de los toros.<br />
Lo que sí está claro que los toros<br />
bravos están en ellas pintados y que las<br />
figuras humanas que los rodean, junto a otras<br />
especies silvestres, están en plena actividad<br />
de caza con lanzas utilizando puntas de<br />
huesos o de pedern<strong>al</strong>. Que después resulte<br />
que la Península Ibérica tenga forma de piel<br />
de toro, no nos da más que un limitado derecho<br />
para asegurar que en España se inventó<br />
el primitivo toreo, que nada tiene que ver con<br />
el artístico que se viene ejecutando a lo largo<br />
del pasado siglo, que ese sí, es profundamente<br />
español, ibérico o hispano. Lo tot<strong>al</strong>mente<br />
cierto es que la selección re<strong>al</strong>izada<br />
con el ganado bravo es exclusiva de los<br />
ganaderos españoles.<br />
Está fuera de toda discusión c<strong>al</strong>ificar<br />
la citada Cueva de Altamira, en un cerro con<br />
su abertura mirando el Cantábrico, junto a<br />
Santillana del Mar, como uno de los más<br />
destacados monumentos del Arte univers<strong>al</strong>,<br />
la Capilla Sixtina del Arte Cuaternario.<br />
Razón tiene, además, quien considera a esas<br />
19
Evolución Fiesta Brava<br />
bellas pinturas rupestres el primer cartel de<br />
toros, hasta «el más admirable de los que<br />
luego se han ido fijando en las paredes de<br />
España», que con razón le hicieron exclamar<br />
a la niña María Sanz de Sautuola: «¡Toros!<br />
¡Toros!», cuando los descubrió…, aunque<br />
también había bisontes. La significación de<br />
t<strong>al</strong>es pinturas sobrepasa el espacio de esta<br />
publicación y det<strong>al</strong>lar los muchas etapas<br />
estelares en la evolución de la torería (3),<br />
desde los fin<strong>al</strong>es de la Edad de la piedra<br />
pulimentada, hasta la llegada de Goya, la<br />
aparición de Picasso, seguido del derroche<br />
de fuerza espiritu<strong>al</strong> en el toreo de Belmonte,<br />
hasta la figura del toreo escolástico de<br />
Manolete, sería como tratar de escribir otra<br />
monument<strong>al</strong> obra como LOS TOROS, de don<br />
José María de Cossío.<br />
En cuantos libros hemos leído, sobre<br />
el tema centr<strong>al</strong> de esta publicación, nada se<br />
dice de lo que representa una de las historias<br />
más fascinantes: la del lanzamiento de<br />
flechas con arcos. Porque viene resultando<br />
que cuando los pintores estaban trabajando<br />
afanosamente en el techo de la Cueva de<br />
Altamira, hace entre 25 y 15 mil años, los<br />
hombre estaban cogiendo por primera vez<br />
un rudimetario arco para disparar flechas.<br />
Esta actividad, pues, también se remonta <strong>al</strong><br />
p<strong>al</strong>eolítico, en cuyo periodo ya se representan<br />
escenas de caza, lo que demuestra que el<br />
arco tuvo un marcado carácter utilitario en<br />
tan lejana época… y que los toros silvestres<br />
fueron abatidos a flechazos. El arco y la flecha<br />
han sido desde siempre herramientas fundament<strong>al</strong>es<br />
para la supervivencia de la humanidad.<br />
Gracias a ellas el hombre se convirtió<br />
en cazador de grandes anim<strong>al</strong>es, como los<br />
rinocerontes, ya que la caza resultaba bastante<br />
más segura y de menores riesgos que con<br />
otros métodos utilizados entonces.<br />
20<br />
TOMO I<br />
Estaba preguntándome: ¿cómo sería la niña<br />
María? -éste autor tiene una preciosa sobrinanieta:<br />
María Alcaín Abreu, en Córdoba-,<br />
cuando pasaba por delante del Centro<br />
Cultur<strong>al</strong> Alfonso X «El Sabio», en El Puerto<br />
de Santa María. Don Manuel Pico, Director<br />
de la Academia de Bellas Artes Santa Cecilia,<br />
organizadora de la extraordinaria exposición<br />
dedicada a la fabulosa obra pictórica de<br />
nuestro paisano Juan Lara, me invitó a verla<br />
-un éxito cultur<strong>al</strong> más de la Academia-... y<br />
mi espíritu s<strong>al</strong>tó de gozo, porque en el óleo<br />
sobre tabla, de 25 x 50 cms., que representa<br />
a «Mari Carmen», D. Juan Lara me estaba<br />
brindando unos instantes de duende, con<br />
un h<strong>al</strong>o propio de la rica magia tauromáquica,<br />
<strong>al</strong> ofrecerme la respuesta que tanto me<br />
inquietaba. ¡Gracias!, paisano.<br />
La Exposición fue del 15 <strong>al</strong> 25 de<br />
(3) Es la evolución y cambio a la que se refiere Noviembre María Mérida de 2007.<br />
Fernández, esa flor hecha<br />
mujer que escribe con delicioso encanto, para decirnos en su obra «La Torería» (1999):<br />
«Los ritos y las formas del toreo han evolucionado mucho con el transcurso del tiempo,<br />
pero se mantiene su esencia y su significado porque lo auténtico, lo de verdad, no puede<br />
ser sometido a modas pasajeras o costumbres mudable.» ¡Dios te oiga, linda María!<br />
El PUERTO de SANTA MARÍA
TOMO I<br />
Cazando un rinoceronte usando arcos y<br />
flechas.<br />
Por otro lado, los materi<strong>al</strong>es con los<br />
que estaban construidos aquellos primitivos<br />
arcos nos revelan sobre la zona en la que<br />
vivían nuestros antepasados, las herramientas<br />
que tenían a su disposición y cómo<br />
utilizaban estos arcos, que comúnmente eran<br />
de dos tamaños, unos pequeños que eran<br />
más fáciles de manejar desde un cab<strong>al</strong>lo o<br />
un carro, mientras que los arcos más<br />
grandes eran ide<strong>al</strong>es para derribar objetivos<br />
que se encontrasen a gran distancia y las<br />
flechas empleadas fueron la base de partida<br />
de la lanzas empleadas miles de años<br />
después. Hasta dónde no llegaría la<br />
importancia de ambas herramientas, que<br />
grandes imperios se establecieron y cayeron<br />
teniendo como armas el arco y la flecha<br />
(Véase año 3.500 adC.).<br />
Poco efecto supone haber reseñado<br />
el largo peregrinar de los diferentes períodos<br />
evolutivos por los que circuló la Tierra, aunque<br />
sí hacer una parada que señ<strong>al</strong>e cómo en la<br />
última etapa del P<strong>al</strong>eolítico (P<strong>al</strong>eo, antiguo y<br />
lito, piedra: de la anigua Edad de Piedra) se<br />
estrechó la relación del hombre con los<br />
anim<strong>al</strong>es más próximos a él, tanto de los<br />
cuadrúpedos como los bípedos, arrancando<br />
entonces la domesticación, coronándola el<br />
cruento invento de castrar el anim<strong>al</strong> varón y<br />
también extirpar los ovarios de las hembras.<br />
Esa domesticación, inaplicable para el toro<br />
bravo, dejó en cambio la puerta abierta para<br />
someterlos a casi tres siglos de imparable<br />
selección, hasta conseguir un tipo de anim<strong>al</strong><br />
El PUERTO de SANTA MARÍA<br />
Evolución Fiesta Brava<br />
Estas «herramientas» cambiaron, en más<br />
de una ocasión, el curso de la Historia.<br />
que en nada se parece a los uros de las<br />
pinturas rupestres, pero que fue adorado y<br />
reverenciado desde Mesopotamia hasta la<br />
Celtiberia, pasando por Egipto, donde<br />
organizaban festejos en los que se enfrentaban<br />
los toros, en sangrientos combates.<br />
Ese largo caminar festivo y religioso ha<br />
terminado felizmente con la frase de Juan<br />
Belmonte: El toreo es una fuerza del espíritu.<br />
Ello significa tanto como aceptar plenamente<br />
que el origen religioso y sacrifici<strong>al</strong> de la torería<br />
la deja libre de ser c<strong>al</strong>ificada como un deporte<br />
cruento, en nada parecido a la caza y a los<br />
juegos sangrientos y deportivos, como los<br />
que se dieron en los circos romanos.<br />
La re<strong>al</strong>idad de los enfrentamientos<br />
ancestr<strong>al</strong>es sangrientos entre los primitivos<br />
cazadores y sus presas quedó <strong>al</strong> descubierto<br />
en una de las zonas pantanosa <strong>al</strong>rededor de<br />
la hoy ciudad de México –en las riberas del<br />
gran lago de Tenochtitlán-, con el Hombre<br />
de Tepexpan -precursor de los posteriores<br />
<strong>al</strong>anceadores y por último de los diestros que<br />
asestaban las lanzadas de a pie-, cuyo<br />
esqueleto apareció próximo a los despojos<br />
de un mamut que había sido cazado <strong>al</strong> borde<br />
un pantano hace ahora más de 11.000 años.<br />
El hecho ocurrió a unos 30 kilómetros <strong>al</strong><br />
21
Evolución Fiesta Brava<br />
nordeste de la ciudad de México, cuando don<br />
José Cortés cavaba una zanja en su terreno<br />
y su azadón tropezó con <strong>al</strong>go duro. Apartó la<br />
tierra y descubrió un enorme colmillo. Cerca<br />
había otro, y ambos se h<strong>al</strong>laban unidos a un<br />
cráneo, cuando corría el año 1954.<br />
Los arqueólogos mexicanos<br />
excavaron en seguida el lugar y descubrieron<br />
los despojos de aquel día de caza y junto a<br />
ellos, armas primitivas y herramientas de<br />
piedra, con las que habían matado y<br />
descuartizado a su víctima y que costó la vida<br />
a uno de los audaces y expertos cazadores<br />
de la Edad de Piedra. Aquel hombre del<br />
P<strong>al</strong>eolítico, medía 1,67 metros y tenía unos<br />
60 años de edad, razón por la que, como el<br />
célebre pintor ...., caído cuando trabajaba<br />
sobre un andamio, carecían ya de reflejos y<br />
fuerzas con esa edad para enfrentarse a tan<br />
serios peligros. La escena de lo ocurrido<br />
puede verse en una maqueta existente en el<br />
Museo de Antropología de la Ciuda de México,<br />
D. F. Se comprobó, pues, que el hombre de<br />
este periodo, cazaba grandes mamíferos (4)<br />
. Esta acreditada la caza del rinoceronte en<br />
la zona de Biarritz; también se sabe que se<br />
cazaban elefantes por h<strong>al</strong>lazgos efectuados<br />
en Arruntz, también en el Sudoeste francés.<br />
<strong>De</strong> los materi<strong>al</strong>es h<strong>al</strong>lados en las zonas de<br />
Biarritz y Arruntz se sabe que existían el león,<br />
la hiena, el lince, el lobo y otros anim<strong>al</strong>es. El<br />
medio fundament<strong>al</strong> de captura era la trampa<br />
de foso. La caza menor se practicaba con<br />
lanza corta de madera y piedra, y mediante<br />
piedras arrojadas.<br />
10.000 años... y sigue el Paraíso.<br />
Hace 10.000 años se inicio de la Era<br />
del cultivo de la tierra. <strong>De</strong> acuerdo con la teoría<br />
del ocio, el grueso de la población humana<br />
emprendió un camino equivocado hace ahora<br />
22<br />
TOMO I<br />
12.000 años cuando se inventó la agricultura<br />
entre el norte de Grecia e Irán. Pueblos que<br />
hasta entonces había vivido de los frutos y<br />
de la caza que se le ofrecían con poco<br />
esfuerzo se convirtieron en agricultores, y se<br />
obligaron a trabajar según ciclos y horarios<br />
impuestos por las estaciones y las necesidades<br />
del ganado. La Biblia señ<strong>al</strong>a este<br />
suceso cuando describe la expulsión de Adán<br />
del Paraíso.<br />
En el paraíso los <strong>al</strong>imentos estaban<br />
<strong>al</strong> <strong>al</strong>cance de la mano, como aun hoy es<br />
frecuente en los pueblos más primitivos del<br />
mundo. Por ejemplo, los bosquimanos del<br />
desierto de K<strong>al</strong>ahari (África), pueden recoger<br />
todo lo que necesitan con sólo un trabajo de<br />
12 a 19 horas seman<strong>al</strong>es por término medio.<br />
Según rigurosas investigaciones, la <strong>al</strong>imentación<br />
básica de estos indígenas, que consiste<br />
en nueces de mongono, representa una<br />
dieta en proteínas equiv<strong>al</strong>ente a 400 kilogramos<br />
de carne. También abundan otras<br />
plantas y anim<strong>al</strong>es comestibles.<br />
Y mientras tanto, en el mundo actu<strong>al</strong>,<br />
el ocio ilimiado es un lujo que la mayoría de<br />
los hombre sólo consiguen <strong>al</strong> cabo de una<br />
vida de duro trabajo, cuando ya no tienen la<br />
vit<strong>al</strong>idad suficiente para disfrutarlo, pese a que<br />
puedan tener todo el dinero del mundo<br />
acumulado a fuerza de sacrificios. Sin embargo,<br />
existen ejemplo de comunidades humanas<br />
que permiten a sus miembros ocio<br />
abundante en todas las edades. T<strong>al</strong> es el caso<br />
de los bosquimanos, los hadza de Tanzania,<br />
los pigmeos del África centr<strong>al</strong>, <strong>al</strong>gunas tribus<br />
indias casi inaccesibles de América del Sur,<br />
los esquim<strong>al</strong>es numiamut y ciertos grupos<br />
remotos de cazadores-recolectores que,<br />
pese a vivir en cierto modo sin haberse s<strong>al</strong>ido<br />
de la Edad de Piedra, disfrutan, pues, de todo<br />
el tiempo del mundo para el ocio y raramente<br />
tienen vicios y menos «botellones.»<br />
(4) Era el sistema más gener<strong>al</strong>izado empleado por las tribus nómadas de los hombres<br />
prehistóricos para cazar a los grandes anim<strong>al</strong>es, mediante el acoso en común -como<br />
hicieron el «Hombre de Texpepan» y los suyos-, obligando a que un anim<strong>al</strong> o varios<br />
terminaran en una zona pantanosa o cayendo en un precipicio, siendo así los primeros<br />
que inventaron la suerte del «despeño.»<br />
El PUERTO de SANTA MARÍA
TOMO I<br />
Pero, además, la mayoría de esas<br />
tribus poseen incluso un sistema de seguridad<br />
soci<strong>al</strong>. Los ancianos y los niños no<br />
trabajan, y son mantenidos por aquellos cuya<br />
edad está comprendida entre los 20 y 40<br />
años. En Tanzania, la vida de tribu hadza es<br />
aún más cómoda. Se ha c<strong>al</strong>culado que el<br />
hadza medio invierte <strong>al</strong> día menos de dos<br />
horas en obtener <strong>al</strong>imentos para vivir. Los<br />
hombres dedican <strong>al</strong> juego la mayor parte de<br />
su tiempo. Podría <strong>al</strong>egarse que la vida del<br />
cazador-recolector es precaria, y que un<br />
pueblo primitivo puede ser borrado de la faz<br />
de la Tierra en unos años difíciles. Pero los<br />
hechos revelan que, excepto en las grandes<br />
sequías, las comunidades más atrasadas<br />
sobreviven con menor dificultad que sus<br />
vecinos más desarrollados.<br />
En Botswana, <strong>al</strong> borde del K<strong>al</strong>ahari,<br />
sobrevino en 1966 una de las peores sequías<br />
que jamás asolaron el Sur de África, causando<br />
la muerte de 250.000 cabezas de ganado.<br />
Numerosas y remotas tribus agrícolas amenazadas<br />
por el hambre estaban fuera del<br />
<strong>al</strong>cance de los programas de ayuda de las<br />
Naciones Unidas. Pero los bosquimanos, que<br />
no siembran ni crían ganado, acudieron a<br />
s<strong>al</strong>varlos. Las mujeres bosquimanas enseñaron<br />
a las esposas de los agricultores a<br />
buscar nueces y plantas silvestres. <strong>De</strong> este<br />
modo, los pueblos que sabían cultivar la tierra<br />
lograron subsistir regresando <strong>al</strong> modo de vida<br />
más antiguo de la humanidad.<br />
Otras de esas tribus es la formada<br />
por la raza de pigmeos africanos, que habitan<br />
<strong>al</strong> Noroeste del lago Victoria Nyanza, emparentada<br />
con los bosquimanos y descubierta<br />
por Schweinfurth en 1869. Su estatura es de<br />
1,30 a 1,50 metros y es sucolor pardo rojizo.<br />
Van casi desnudos del todo y son muy<br />
diestros en el manejo del arco y las flechas<br />
envenenadas, con cuyas armas atacan a los<br />
búf<strong>al</strong>os y elefantes. Todas las tribus citadas,<br />
sin embargo, sólo constituyen el 0,001 por<br />
ciento más de 5.000 millones de seres<br />
humanos que habitan el mundo. Sin embargo,<br />
si la opulencia y el bienestar de una<br />
El PUERTO de SANTA MARÍA<br />
Evolución Fiesta Brava<br />
sociedad se mide por la cantidad de tiempo<br />
libre de que dispone, nos h<strong>al</strong>lamos ante las<br />
colectividades más privilegiadas de la Tierra<br />
<strong>al</strong> an<strong>al</strong>izar esas opulentas sociedades del<br />
desierto que está de enhorabuena.<br />
Hace 5.000 años aparecieron<br />
los toros embolados.<br />
En la legendaria civilización cretense<br />
–isla de Creta- se dieron los primitivos juegos<br />
taurinos hace ahora 5.000 años, y quienes<br />
los protagonizaron ya conocían el modo de<br />
evitar las cornadas, pues en los Museos de<br />
Antopología de Viena y en Gasseines han<br />
aparecido cabezas de toros de embolados,<br />
pertenecientes a t<strong>al</strong> arte mediterráneo. Ello<br />
significa que desde la época más remota los<br />
hombres se enfrentaron a los toros por juego<br />
o diversión y, teniendo conciencia del peligro<br />
mort<strong>al</strong> de las astas de estas fieras se<br />
apresuraron a idear la forma de reducirlo, y<br />
el sistema de embolar los toros llegó hasta<br />
nuestros días.<br />
Como el lector ya debe recordar,<br />
Minos, rey de Creta, pidió <strong>al</strong> dios Poseidón<br />
que incrementara su fortuna. Éste escuchó<br />
el ruego y encargó <strong>al</strong> dios Vulcano que crease<br />
un toro sement<strong>al</strong> que mejorase su ganadería.<br />
Hizo surgir el enorme toro negro –el<br />
Toro embolado.<br />
Pasa a la página nº 26.<br />
23
Evolución Fiesta Brava<br />
Restauración del gran fresco del p<strong>al</strong>acio de Cnosos (Creta), de tema taurino.<br />
24<br />
Mosaico romano que reproduce las «hazañas» del semidios Hércules.<br />
(Liria, V<strong>al</strong>encia).<br />
TOMO I<br />
El PUERTO de SANTA MARÍA
TOMO I<br />
Toro ibérico.<br />
Toro de Roj<strong>al</strong>es.<br />
Toro de Écija (M. del Louvre).<br />
Toro de Osuna. (M. A. N.).<br />
Lápida de Andújar (Málaga).<br />
El PUERTO de SANTA MARÍA<br />
Evolución Fiesta Brava<br />
Toreadora en el gran fresco taurino del p<strong>al</strong>acio de<br />
Cnosos. Restauración de Evans).<br />
25
Evolución Fiesta Brava<br />
Viene de la página nº 23.<br />
Minotauro- de las profundidades de la Tierra<br />
y se lo dio a Minos con la condición de que<br />
se lo sacrificara después de un tiempo.<br />
Minos, llevado por la ambición, quiso engañar<br />
<strong>al</strong> dios y lo suplantó por otro. Poseidón,<br />
encolerizado, hizo que el toro se volviera loco,<br />
asolara y destruyera el reino de Creta,<br />
además de dejar embarazada a la Reina,<br />
naciendo el minotauro, cuya muerte fue el<br />
séptimo trabajo de Hércules, dando ello lugar<br />
a la mítica leyenda. También el petróleo es<br />
una especie pastosa de toro negro surgido<br />
de las entrañas de la Tierra y que ha permitido<br />
a la humanidad un gran progreso, poniéndonos<br />
en condiciones de seguir el desarrollo<br />
humano basado en la ciencia y la tecnología…,<br />
pero que deberíamos haber renunciado<br />
desde hace tres decenios.<br />
4.000 años av<strong>al</strong>an el uso de<br />
la lanza.<br />
Dos mil años a. C., las tribus bárbaras<br />
de arios centro europesos que <strong>al</strong>canzaron<br />
las riberas del Mediterráneo en<br />
sucesivas invasiones entre los años (2000 y<br />
26<br />
TOMO I<br />
1800 a. C.), llevaron en <strong>al</strong>gunas de sus<br />
temibles incursiones grandes bovinos a los<br />
que colocaban abudante estopas empapadas<br />
en resinas en las puntas de sus cuernos,<br />
para tan pronto entraban en una ciudad,<br />
soltarlos, no sin antes prender fuego a la<br />
resina, sembrando con ello el pánico entre<br />
los pobladores, pues los anim<strong>al</strong>es, se enloquecían<br />
con el fuego y corrían espantados.<br />
Aquellos toros estaban ya parci<strong>al</strong>mente<br />
domesticados.<br />
Hay que recordar que las primeras<br />
grandes invasiones de las tribus arias<br />
destruyeron los grandes Estados o Civilizaciones<br />
asiáticas (Véase reportaje páginas 28<br />
y 29), entre los años 2200-2000 antes de C.,<br />
y que en las últimas de aquellas incursiones<br />
llegaron a Grecia cab<strong>al</strong>gando y con lanzas<br />
de hierro. La prosperidad que hasta entonces<br />
tenía Babilonia, que había dominado durante<br />
los siglos anteriores, fue brut<strong>al</strong>mente aniquilada<br />
por las hordas arias, que se abatió<br />
primero sobre el Asia Anterior. Oriundos de<br />
las estepas rusas y asiáticas, pueblos de<br />
civilización primitiva, pero entrando en franca<br />
evolución, provistos de armas de hierro,<br />
escudos de bronce y cab<strong>al</strong>los, que los<br />
Lanzada a pie. <strong>De</strong>l <strong>al</strong>farje del claustro del Monasterio de Silos, del siglo XIV.<br />
(5) El texto origin<strong>al</strong> fue encontrado por una expedición francesa en las excavaciones de<br />
Susa (Persia), en el año 1901. (Juan J. Z<strong>al</strong>dívar Ortega. La Antigüedad de la Profesión<br />
Veterinaria y su primitiva legislación. 1961.<br />
Boletín de Zootecnia. Año XVII. Marzo, Núm. 173,. Pas. 806-808).<br />
El PUERTO de SANTA MARÍA
TOMO I<br />
orient<strong>al</strong>es no conocían, avanzaron hacia el<br />
Sur, invadiendo Grecia, pasando el estrecho<br />
del Helesponto, franqueando el Cáucaso y<br />
deslizándose <strong>al</strong> este del mar Caspio.<br />
Reseñamos que aquellos bovinos<br />
estaban parci<strong>al</strong>mente domesticados porque<br />
en aquellas centurias ya el perro había sido<br />
domesticado -hace 20.000 años-, y le siguió<br />
el cab<strong>al</strong>lo, convirtiéndose éste en el primer<br />
anim<strong>al</strong> sobre el que se escribió para su cría y<br />
cuidados sanitarios, llamado Veterinariya,<br />
(que significa la cría del cab<strong>al</strong>lo o Zootecnia<br />
equina), fue publicado en la India hace más<br />
de 4.000 años, porque durante el reinado de<br />
Hamurabi (2003 y 1916 a. de C.), rey de<br />
Sumer o Babilonia, éste monarca editó un<br />
Código, a la sazón gobernador de Babilonia<br />
(5), que es el más viejo código conocido hasta<br />
El PUERTO de SANTA MARÍA<br />
Evolución Fiesta Brava<br />
hoy. Todas las citas usadas aquí son copia<br />
textu<strong>al</strong> de la edición inglesa de la Hammurabi´s<br />
legislation, de Charles Edwards,<br />
publicada en 1921. En <strong>al</strong>gunas de ellas puede<br />
leerse:<br />
El aspecto económico de la práctica<br />
veterinaria viene indicado en los párrafos 22-<br />
225 del código. En el párrafo 224, se expresa<br />
como sigue: Si el doctor de bueyes o asnos<br />
ha tratado, ya sea un buey o un asno, de<br />
comprometida herida y sana, el propietario<br />
del buey o del asno, dará el doctor un sexto<br />
de siclo (shekel, moneda antigua) de plata<br />
por sus honorarios»; y el párrafo 225 dice:<br />
«Si él ha tratado un buey o asno de una herida<br />
comprometida, causándole la muerte, dará<br />
el cuarto del precio del anim<strong>al</strong> <strong>al</strong> propietario<br />
del buey o del asno.»<br />
Pasa a la página nº 30.<br />
Mientras las primeras civilizaciones orient<strong>al</strong>es sintieron antes que las occident<strong>al</strong>es la<br />
necesidad de domesticar a los cánidos, equinos y vacunos con fines utilitarios, nosotros,<br />
más ide<strong>al</strong>istas, sentimos una inclinación ancestr<strong>al</strong> por las bellas artes, porque con ellas,<br />
los and<strong>al</strong>uces, evitamos la soledad del espíritu y <strong>al</strong>imentamos el <strong>al</strong>ma. ¿Acaso no<br />
conmueve las fibras del espíritu mirar detenidamente este «Estudio de Cab<strong>al</strong>lo», del<br />
pintor portuense Juan Lara? (1929-1995).<br />
27
Evolución Fiesta Brava<br />
123456789<br />
L<br />
123456789<br />
a enciclopedia 123456789<br />
libre «Wiki-<br />
123456789<br />
pedia», nos narra la biografía<br />
123456789<br />
123456789<br />
de 123456789 Gilgamesh o Gilgamés,<br />
personaje legendario 123456789<br />
de la<br />
123456789<br />
mitología sumería. Fue el<br />
quinto rey de Uruk, hacia el año 2650 a. C. y<br />
protagonista del Poema de Gilgamesh -es<br />
uno de los libros más antiguos de los que<br />
tenemos noticias, si bien es muy posterior <strong>al</strong><br />
escrito en la India sobre los cab<strong>al</strong>los-, en el<br />
que se cuentan sus aventuras y búsqueda<br />
de la inmort<strong>al</strong>idad junto a su amigo Enkidu -<br />
éste fue creado por el dios Aru, o por petición<br />
de Anu, que oía las quejas de los súbditos de<br />
Gilgamés -hijo de la diosa Ninsun y un<br />
sacerdote llamado Lillah-, y ésta le dijo a Aru<br />
que creara un ser tan fuerte como él, pero<br />
éste, <strong>al</strong> enterarse de la existencia de Enkidu,<br />
envió a una prostituta o sacerdotisa sagrada,<br />
llamada Shamhat, que pasó seis días y siete<br />
noches haciendo el amor con Enkidu, para<br />
convencerle de que era mejor una vida sabia<br />
y soci<strong>al</strong> que una vida de soledad y brut<strong>al</strong>idad<br />
en el bosque.<br />
Y es nuestro Gilgamés gobernó la<br />
ciudad del Summer de Uruk, en la mítica<br />
Mesopotamia -Uruk es la actu<strong>al</strong> Warka, en<br />
Irak, y a ella hace referencia la Biblia, dándole<br />
el nombre de Erech, del que derivó Iraq-, con<br />
sabiduría, pero con un despotismo t<strong>al</strong> que se<br />
le comparó a los dioses que lo habían creado.<br />
La leyenda cuenta que los ciudadanos del<br />
reino, viéndose tan brut<strong>al</strong>mente oprimidos,<br />
pidieron ayuda a los dioses, quienes enviaron<br />
a Enkidu para que luchara contra él, pero en<br />
el enfrentamiento se manifestaron tan parejos<br />
en fort<strong>al</strong>eza que lejos de volver a combatir,<br />
se hicieron amigos inseparables. Juntos<br />
decidieron hacer un largo viaje en busca de<br />
aventuras, en el se enfrentaron a toda clase<br />
de anim<strong>al</strong>es fantásticos y peligrosos. ¿No<br />
derivará fonéticamente Uro, de Uruk?<br />
28<br />
Gilgamés, el primer matatoros<br />
de la Antigüedad<br />
TOMO I<br />
En su ausencia, la diosa Inanna -<br />
más conocida por los babilonios como Ishtar<br />
y más tarde como Astarté- había cuidado y<br />
protegido la ciudad. Astarté declaró su amor<br />
<strong>al</strong> héroe Gilgamés, pero éste, argumentando<br />
justificadas razones, lo rechaza, provocando<br />
la ira de la diosa que enfurecida, ascendió <strong>al</strong><br />
cielo y corrió <strong>al</strong> encuentro de Anu, padre de<br />
toros los dioses. Y se quejó así:<br />
-Padre mío, Gilgamés me ha<br />
insultado, Gilgamés ha enumerado todas y<br />
cada una de mis infamias.<br />
-Bien -dijo Anu-, tú le pedistes que<br />
fuera tu esposo y él te enumeró tus infamias.<br />
-¡Öh, padre mío, por favor, crea un<br />
poderoso Toro Celeste -es el primer nombre<br />
dado a un astado, hace cerca de 5.000 años,<br />
también llamado «Toro de las tempestades»<br />
y el héroe Gilgamés ha sido el primer<br />
matatoros de la antigüedad, según el Dr.<br />
Francisco J. Castejón C<strong>al</strong>derón- y Gilgamés<br />
se aterrorizará! <strong>De</strong>bes hacerlo, porque si tú<br />
no lo haces, abriré las puertas del infierno y<br />
dejaré s<strong>al</strong>ir de él a todos los muertos condenados<br />
para que invadan la tierra... -¿No la<br />
habrá abierto ahora!-, y Anu aceptó y creó el<br />
toro, que cayó sobre la tierra. Con su primer<br />
soplo mató cien hombres, y en poco tiempo<br />
llegaron a trescientos los hombres corneados<br />
hasta morir por el terrible monstruo.<br />
Y así nos encontramos, para orgullo<br />
cultur<strong>al</strong> de todos los aficionados a la Fiesta<br />
Brava, que los dioses del Summer -la tierra<br />
de la diosa Sabiduría, el origen de la Literatura<br />
y cuyos sacerdotes fueron los inventores de<br />
la escritura, invento que consistía en grabar,<br />
sobre tablillas de barro arcilloso, unos signos<br />
en forma de cuña, llamados por ello cuneiformes,<br />
para seguidamente secarlas en hornos,<br />
como los ladrillos actu<strong>al</strong>es- escogieran a un<br />
toro para castigar a los hombres por sus<br />
m<strong>al</strong>os tratos a sus cogéneres y desde enton-<br />
El PUERTO de SANTA MARÍA
TOMO I<br />
Figura del legendario Gilgamesh, quinto<br />
monarca del reino de Uruk (Mesopotamia),<br />
en el p<strong>al</strong>acio de Sargón II,<br />
en el Museo del Louvre.<br />
ces los toros cab<strong>al</strong>gan en la Literatura, desde<br />
Mesopotamia. Pero, t<strong>al</strong> y como siempre<br />
desde entonces, los hombres -Gilgamés y<br />
Enkidu- se pusieron de acuerdo para lograr<br />
matarlo. El v<strong>al</strong>eroso Enkidu se le enfrentó y<br />
lo sujetó por los cuernos, es decir, lo mancornó<br />
fuertemente. El Toro Celeste echaba<br />
El PUERTO de SANTA MARÍA<br />
Evolución Fiesta Brava<br />
espuma por la boca, zarandeaba furiosamente<br />
con la cabeza a Enkidu y le daba<br />
latigazos con el rabo. Entonces el v<strong>al</strong>iente<br />
amigo de Gilgamés, s<strong>al</strong>tó sobre el toro, lo<br />
derribó y le retorció el rabo, gritando:<br />
«Gilgamés, ¡cláv<strong>al</strong>e ahora tu espada<br />
entre la nuca y los cuernos! -en ese punto<br />
anatómico clavaron las puntas de sus lanzas<br />
y garrochonos los reyes, nobles y cab<strong>al</strong>leros<br />
rejoneadores durante milenios, y hoy los puntilleros-,<br />
y Gilgamés lo hizo con tanta maestría<br />
que mató <strong>al</strong> Toro Celeste de un solo golpe.<br />
<strong>De</strong>spués arrancaron <strong>al</strong> anim<strong>al</strong> su corazón y<br />
se lo ofrecieron <strong>al</strong> dios Sol. La diosa Ishtar<br />
vio como había sido vencido el azote que<br />
enviara contra Gilgamés, quedando burlada...y<br />
Enkidu le arrojó <strong>al</strong> rostro las vísceras<br />
del toro, para seguidamente marchar ambos<br />
<strong>al</strong> río Eufrates a purificar sus manos. <strong>De</strong>spués<br />
Gilgamés celebró con una gran fiesta<br />
en su p<strong>al</strong>acio la muerte del Toro Celeste.<br />
El monstruoso «Toro Celeste» llevaba una<br />
relación del número de sus víctimas.<br />
(Apunte de Juan Medina).<br />
29
Evolución Fiesta Brava<br />
Viene de la página nº 27.<br />
Hace 3.500 años: arcos y<br />
flechas, armas de guerra<br />
y caza.<br />
Los primeros en utilizar el arco y la<br />
flecha, como arma de guerra, fueron los<br />
egipcios, <strong>al</strong>rededor del año 3.500 a. C. Sus<br />
arcos eran tan <strong>al</strong>tos como ellos mismos y<br />
las flechas tenían puntas de piedra o de<br />
bronce. Así que, desde la época de los<br />
primeros faraones practicaron el tiro con arco<br />
para cazar y para luchas contra los antiguos<br />
persas, que iban equipados sólo con lanzas<br />
y hondas. Curiosamente, sobre el mismo<br />
siglo los indios de América Centr<strong>al</strong> y del Sur<br />
también comenzaron a utilizar esas herramientas<br />
para inmovilizar a sus enemigos, ya<br />
que tras no sabemos cuando lograron preparar<br />
diversas sustancias, especi<strong>al</strong>mente el<br />
curare, para untándola sobre las puntas de<br />
sus flechas provocar la inmovilización de sus<br />
enemigos o los anim<strong>al</strong>es, en pocos minutos.<br />
La preparación de esas sustancias<br />
sigue siendo un misterio sin descifrar. Si<br />
egipcios e indios americanos utilizaron a la<br />
vez esas herramientas ¿no será que tuvieron<br />
<strong>al</strong>go en común? Porque viene resultando que<br />
hay tribus americanas con rasgos egipcios.<br />
Poco después el uso de ambas herramientas<br />
se gener<strong>al</strong>izó en todo el mundo antiguo, los<br />
asirios y babilonios las utilizaron con gran<br />
eficacia, y en el Antiguo Testamento hay<br />
varias referencias a la destreza que llegaron<br />
a tener los hebreos en el tiro con arco.<br />
30<br />
750 años adC. llegaron los<br />
Celtas<br />
Se considera que hacia el año 750<br />
a. C., es la fecha en que se iniciaron de forma<br />
masiva las invasiones de los celtas a España<br />
y, probablemente, su penetración continuó a<br />
lo largo de varios siglos. A ellos se les asigna<br />
la introducción en Europa y en España del<br />
ganado vacuno y ovino domesticados procedente<br />
de Asia, que imprimieron un sello<br />
TOMO I<br />
particular a la ganadería de los países que<br />
colonizaron, como sucede en el centro de<br />
Europa, Inglaterra, Francia y el norte de<br />
España. Fueron los celtas los que bautizaron<br />
<strong>al</strong> toro s<strong>al</strong>vaje que se encontraron por esos<br />
países con el nombre de auroch, p<strong>al</strong>abra<br />
formada de los dos aur y och, que significan<br />
s<strong>al</strong>vaje y toro, no confundiéndolo con el<br />
bisonte europeo. Ya para entonces los celtas<br />
utilizaban como arma común la lanza de<br />
hierro y el escudo de met<strong>al</strong>.<br />
Hace 2.000 años, se dijo:<br />
«España es una piel de toro.»<br />
Dos mil años después de publicarse<br />
el Código de Hamurabi y gracias a los<br />
escritos de Strábon –o Estrabón en<br />
castellano-, geógrafo e historiador griego,<br />
nacido el año 63 a. C., f<strong>al</strong>leció el 19 de nuestra<br />
Era, en su Geographiká –ésta publicación<br />
puede cosiderarse como el «segundo<br />
momento estelar» de la torería-, podemos<br />
espigar <strong>al</strong>gunas noticias relacionadas con los<br />
toros –muy suscintas, en verdad- en el texto<br />
sobre Iberia, donde no estuvo jamás, pero que<br />
sobre ella tomó noticias de autores que le<br />
precedieron y que sí visitaron nuestra Península,<br />
como Polibio, Artemidoro y Poseidonio.<br />
Lo primero que Estrabón advierte es<br />
el parecido de España con una piel de toro<br />
tendida en el sentido de su anchura del<br />
Septentrión <strong>al</strong> Mediodía…» Y España está en<br />
Europa, la hija de Agenor, a quien Zeus raptó<br />
–según la leyenda griega- adoptando la forma<br />
de un toro. Semejantes noticias, en definitiva,<br />
son un tan ancestr<strong>al</strong> como fiel reflejo de la<br />
importancia que ya se le daban a los vacunos<br />
bravos silvestres, especi<strong>al</strong>mente, a los de la<br />
Baja And<strong>al</strong>ucía.<br />
Hacia el año 1800 a. C., los asirios<br />
introdujeron un nuevo diseño de esas dos<br />
primeras herramientas de la humanidad: un<br />
arco construido con cuero, marfil y madera<br />
con lo que conseguían un perfil recurvo. Estos<br />
arcos eran mucho más potentes que los<br />
utilizados por los egipcios y, además,<br />
El PUERTO de SANTA MARÍA
TOMO I<br />
contaban con la gran ventaja de poder<br />
dispararlos desde un cab<strong>al</strong>lo. Fue la pieza<br />
clave que les permitió expandis su imperio.<br />
(Véase año 1346).<br />
En China, el tiro con arco se remonta<br />
la dinastía Shang (1766-1027 a. C.), cuando<br />
un carro de combate transportaba un conductor,<br />
un lancero y un arquero. Durante la<br />
dinastía Chou (1027-256 adC.), los nobles de<br />
la corte asistían a torneos de tiro con arco<br />
que eran acompañados de música y elegantes<br />
<strong>al</strong>utaciones…, porque no contaban con<br />
toros bravos, pues, de los contrario, ellos<br />
hubieran sido los inventores del toreo, t<strong>al</strong> y<br />
como lo son de tantas y tantas cosas y artes.<br />
Respecto a la Turdetania, Tartessós<br />
o las marismas del Guad<strong>al</strong>quivir, una de<br />
cuyas áreas era el desarrollo de la industria<br />
argentífera llegó a inst<strong>al</strong>arse en las márgenes<br />
del Río Guad<strong>al</strong>ete, escribe: «… la navegación<br />
en los ríos es extremadamente peligrosa…<br />
En los esteros es el reflujo peligroso; en<br />
efecto, de modo análogo estos peligros<br />
aumentan en las pleamares, pues con la<br />
velocidad del agua ascendente, a menudo los<br />
navíos se quedan en seco. Ocurre también<br />
El PUERTO de SANTA MARÍA<br />
Evolución Fiesta Brava<br />
con los anim<strong>al</strong>es que pasan a las islas del<br />
río antes de la pleamar, sorprendidos por<br />
ésta, ya <strong>al</strong> subir, ya <strong>al</strong> bajar, suelen perecer<br />
por la f<strong>al</strong>ta de fuerza para luchas contra la<br />
corriente <strong>al</strong> intentar el regreso. Dicen que los<br />
toros, acostumbrados <strong>al</strong> hecho, esperan que<br />
se termine el reflujo para volverse entonces<br />
a tierra firme.» Estos datos tienen una importancia<br />
capit<strong>al</strong>, pues nos describen la amplitud<br />
de tierras que eran cubiertas por los ríos<br />
Guad<strong>al</strong>quivir y Guad<strong>al</strong>ete.<br />
«Parece ser que en tiempos anteriores<br />
llamóse <strong>al</strong> Betis Tartessós, y a Gadeira<br />
(Cádiz) y sus islas vecinas Erytheia. Así se<br />
explica que Stesíchoros, hablando del pastor<br />
Geryones, dijese que había nacido casi<br />
enfrente de la ilustre Erytheia, junto a las<br />
fuentes inmensas de Tartessós, de raíces<br />
argénteas–argentíferas-, en un escondrijo de<br />
la peña.» El mito de Gerión o Geriones, rey<br />
de Tarttessós, de fondo histórico, simboliza<br />
el pastor de bueyes –o de toros-; <strong>al</strong>usión a la<br />
riqueza ganadera del v<strong>al</strong>le del Guad<strong>al</strong>quivir,<br />
donde todavía se siguen criando selectos<br />
toros de lidia… <strong>De</strong>sde la Ciñuela, que fue la<br />
finca que don Fernando Vill<strong>al</strong>ón pisó con más<br />
La conducción del ganado bravo. <strong>De</strong> una dehesa sevillana, hasta la Plaza<br />
de Toros de San Sebastián, se empleaban 90 días.<br />
31
Evolución Fiesta Brava<br />
<strong>De</strong> Juan Lara, «Bandolero.» Óleo sobre<br />
lienzo, de 79 x 92 cms.<br />
ahinco, no muy lejos, del vecino coto de<br />
Doñana, reluciente a la otra banda del<br />
Guad<strong>al</strong>quivir, percibía el latido subterráneo<br />
de Tartesos. Allí se hizo retratar sobre el<br />
cab<strong>al</strong>lo bayo por el pintor José María Labrador,<br />
de tamaño natur<strong>al</strong>. Allí se situó para el<br />
retrato y para el poema.<br />
Pero lo verdaderamente relevante de<br />
los comentarios de Estrabón es cuando se<br />
refiere a la vestimenta y el carácter de los<br />
iberos: Los hombres de la Bastetania o iberos<br />
«van vestidos de negro, llevando los más el<br />
ságos, con el cu<strong>al</strong> duermen en sus lechos<br />
de paja». Este ságos –saco- es el que los<br />
romanos llamaron sagum, por ellos muy<br />
apreciados, pues se trataba de una prenda<br />
de vestir utilísima, a modo de manto, de lana,<br />
antecedente inequívoco de la capa española<br />
–con la que se toreaba- y de la que se deriva<br />
la capa de torear…<br />
En cuanto <strong>al</strong> carácter, tiene un fondo<br />
mitológico basado en la leyenda o fábula de<br />
los Geriones que se det<strong>al</strong>la en el décimo<br />
trabajo de Hércules, que se refiere <strong>al</strong> robo<br />
32<br />
TOMO I<br />
por éste de los toros de Gerión, <strong>al</strong> que se le<br />
atribuían tres cabezas, t<strong>al</strong> vez correspondientes<br />
a las tres más importantes cañadas,<br />
después llamadas re<strong>al</strong>es, por donde se<br />
efectuaba la transhumancia y la conducción<br />
del ganado, con sus triples cabeceras o sierra<br />
en lo que hoy se llama Ávila, Segovia y León,<br />
en cuyas vías pecuarias, grupos de bandoleros<br />
robaban los hatos y rebaños de ovejas.<br />
Es cuando Estrabón dice: Entre los íberos<br />
hay varios grados de orgullo, a los que se<br />
unía un carácter versátil y complejo.<br />
Llevaban una vida de continuas <strong>al</strong>armas y<br />
as<strong>al</strong>to, arriesgándose en golpes de mano,<br />
pero no en grandes empresas, y ello por<br />
carecer de impulso para aumentar sus<br />
fuerzas uniéndose en una confederación<br />
potente…» Como se puede apreciar, sólo un<br />
pueblo con t<strong>al</strong>es toros y cab<strong>al</strong>los y un genio<br />
como el que describe Estrabón respecto a<br />
sus natur<strong>al</strong>es podía ser capaz de crear juegos<br />
tan arriesgados como los del toreo…<br />
Ya reseñamos el comentario de<br />
Moratín, que con gusto repetimos, sobre la<br />
ferocidad de los toros que cría España en sus<br />
abundantes dehesas y s<strong>al</strong>itrosos pastos,<br />
tanto como el v<strong>al</strong>or de los españoles, son dos<br />
cosas tan notorias desde la más remota<br />
antigüedad, que el que las quisiera negar<br />
acredita su envidia o su ignorancia, y yo no<br />
me cansaré de satisfacerle; sólo pasaré a<br />
decir que habiendo en este terreno la previa<br />
disposición en hombres y brutos para<br />
semejantes contiendas, es muy natur<strong>al</strong> que<br />
desde tiempos antiquísimos se haya ejercitado<br />
esta destreza, ya para evitar el peligro, ya<br />
para ostentar el v<strong>al</strong>or, o ya para buscar el<br />
sustento con la sabrosa carne de tan grandes<br />
reses, a las cu<strong>al</strong>es perseguirían en los<br />
primeros siglos a pie y a cab<strong>al</strong>lo en batidas y<br />
cacerías.»<br />
Casi en igu<strong>al</strong> sentido que Moratín,<br />
se pronuncia Nicolás Díaz de Benjumea, en<br />
su libro Costumbres del Universo, T. 1., cap.<br />
V, publicado en Barcelona en 1864: «Que la<br />
braveza de los toros en nuestro suelo había<br />
de dar margen a que los hombres estudiasen<br />
El PUERTO de SANTA MARÍA
TOMO I<br />
su particular condición en el ataque y en la<br />
defensa y tuviesen a g<strong>al</strong>a vencer la furia y la<br />
fuerza con la maña y la astucia, es cosa tan<br />
natur<strong>al</strong> y está tan en lo humano que no hay<br />
motivo para admirarse del espectáculo de la<br />
lidia como se hacía en los antiguo y con las<br />
modificaciones con que hoy se ejecuta.» Y<br />
ciertamente, mucho fue el v<strong>al</strong>or de los<br />
hombres primitivos para enfrentarse a vacunos<br />
con esa armadura esc<strong>al</strong>ofriante, como<br />
puede verse en la imagen <strong>al</strong> pie de esta<br />
página.<br />
Nadie ha podido dudar de la estrecha<br />
relación milenaria del hombre ibérico con el<br />
toro, sellada con una mítica predestinación<br />
única que contribuyó a establecer una<br />
especie de par<strong>al</strong>elismo mágico y espiritu<strong>al</strong><br />
entre el carácter bravo del toro y la condición<br />
temperament<strong>al</strong> de los españoles, de la que<br />
nació una infrenable, tan extraña como oculta<br />
tendencia del español para medirse con la<br />
fiera y dominarla, dentro de una doble actitud:<br />
caza y diversión, anteponiendo <strong>al</strong> placer del<br />
juego a la necesidad de cubrir el sustento. El<br />
El PUERTO de SANTA MARÍA<br />
Evolución Fiesta Brava<br />
logro de ambas ha <strong>al</strong>imentado desde siempre<br />
una jactancia anímica, tan v<strong>al</strong>erosa como<br />
placentera. Y debemos reconocer que, en lo<br />
más profundo del espíritu humano, está<br />
inmerso una ancestr<strong>al</strong> innata preferencia por<br />
la lucha, la competición –deportiva en todas<br />
sus variantes, desde la caza hasta la<br />
aeronáutica-, la emoción ante el riesgo<br />
voluntariamente provocado y, sin dudarlo,<br />
hasta un fondo sádico de crueldad y de<br />
paradójica ansia y repulsa por la sangre derramada.<br />
Y es que en este juego con el toro<br />
hay que tener muy en cuenta, como dijo un<br />
diestro a un actor, para defenderse de la<br />
censura, «…que aquí no se muere de<br />
mentiras, como en las tablas», enunciando<br />
así «la radic<strong>al</strong> distinción entre un arte refinado,<br />
que fingidamente simulada la crueldad, y el<br />
primario que la afronta con todas sus patéticas<br />
consecuencias, hasta la última», según<br />
don José María de Cossío. Ciertamente, la<br />
mayoría de las actividades, como las de<br />
torear, están inevitablemente sujetas <strong>al</strong> signo<br />
Los mismos hombres, la misma v<strong>al</strong>entía, pero <strong>al</strong> fin<strong>al</strong> brilla el arte. Entre<br />
ambos diestros, miles de años de evolución. ¿Verdad que v<strong>al</strong>ió la pena?<br />
33
Evolución Fiesta Brava<br />
34<br />
<strong>De</strong> hace 500.000 años (arriba),<br />
hasta el siglo XIX (abajo).<br />
TOMO I<br />
<strong>De</strong> hace 200 años (arriba), hasta<br />
el siglo XXI (abajo).<br />
El PUERTO de SANTA MARÍA
TOMO I<br />
de lo auténtico, y en el goce anímico de practicar<br />
esa autenticidad o presenciarla estimulan<br />
estas supervivencias que fueron desde<br />
tiempos encestr<strong>al</strong>es el gran placer de los<br />
hombre primitivos y sigue siendo apasionante<br />
espectáculo para el hombre civilizado.<br />
Nadie podrá extinguirla ¡mientras<br />
conserve su autenticidad...! y ésta no<br />
dependerá jamás de los que «viven fuera de<br />
ella, por lo que los únicos que pueden ponerla<br />
en peligro son los que viven dentro de la<br />
misma Fiesta.» Qué razón tiene don José<br />
María de Cossío, cuando dice que «la mayor<br />
censura que suele lanzarse contra este<br />
género de deportes es lo innecesario de su<br />
práctica, y éste es su mayor elogio. Los que<br />
gustamos de ellos sabemos bien de su<br />
autenticidad dolorosa, y les aceptamos, pero<br />
si la sinceridad de los que les censuran fuera<br />
auténtica se aunarían en una liga superadora<br />
de todas las que suponen preocupaciones, o<br />
restos de preocupaciones, ancestr<strong>al</strong>es, para<br />
suprimir el dolor, los asesinatos y las guerras,<br />
y lo cierto es que no lo hacen, aunque lo<br />
prediquen, ni sería bien que lo hicieran. La<br />
crueldad ha ido siempre en compañía<br />
indestructible con el hombre.<br />
El PUERTO de SANTA MARÍA<br />
Evolución Fiesta Brava<br />
¿Cuántos miles de años<br />
separan ambas<br />
cornamentas?<br />
Nos cuenta, Pío Baroja, que en un<br />
pueblo vasco permanecía en una vieja casa<br />
un escudo en cuyo campo se representaba<br />
un corazón atravesado por un puñ<strong>al</strong>, y una<br />
leyenda <strong>al</strong>rededor que decía: «El mundo es<br />
así.» <strong>De</strong>bemos procurar que no lo sea, pero<br />
es necia campaña la de pretender desmontar<br />
el ingente edificio de la crueldad humana<br />
comenzando por el inofensivo remate y no<br />
por los cimientos.»<br />
Absurdo sería aceptar que los<br />
españoles somos los únicos que supuestamente<br />
gozamos en la crueldad, dado que<br />
íntegramente lo sean nuestras corridas. Su<br />
aspecto de primitivismo, que sin duda<br />
poseen, resulta a toda vista inevitable en<br />
fiesta que tiene una indiscutible tradición<br />
milenaria y ancestr<strong>al</strong>. En este sentido, nos<br />
dice don José María de Cossío, «que <strong>al</strong><br />
español se le hubiera ocurrido organizar un<br />
espectáculo tremendo en nuestros días se<br />
hubiera dedicado, por ejemplo, a fomentar la<br />
preparación de corredores de automóviles,<br />
como viene haciendo en estos primeros años<br />
del siglo XXI.»<br />
Ciertamente, cuando se trata de<br />
seguir la evolución del arte de torear, la<br />
mayoría de los autores siente la inclinación<br />
35
Evolución Fiesta Brava<br />
de recordarnos que la cueva de Altamira<br />
(Santander), que es uno de los más destacados<br />
monumentos del Arte Univers<strong>al</strong>, en su<br />
etapa prehistórica del período Cuaternario,<br />
también considerado como Principio del Arte.<br />
Claramunt López refiere «…que nadie se<br />
escand<strong>al</strong>ice: a los aficionados a las corridas,<br />
la citada cueva con pinturas rupestres, de<br />
hace como mínimo15 mil años, nos parece<br />
el primer cartel de toros, el más admirable<br />
de los que luego se han ido fijando en las<br />
paredes de España. ¡Toros!», dijo la pequeña<br />
María Sanz de Santuela, que los descubrió.<br />
Su padre vio bisontes, en mayoría, aunque<br />
<strong>al</strong>lí estaban pintados sus primos hermanos<br />
los toros.<br />
Ya se había dado cuenta don Miguel<br />
de Unamuno:<br />
36<br />
«Cavernario bisonteo,<br />
introito del rito mágico<br />
que culmina en el toreo.»<br />
Con negro carbón el pintor dibujó la<br />
cabeza de un gran bovino sobre una capa de<br />
arcilla, más adentro de la cueva, pasada la<br />
s<strong>al</strong>a de los bisontes polícromos ¡Lo hizo con<br />
luz artifici<strong>al</strong>! <strong>De</strong>sde <strong>al</strong>lí nos mira, fijo y redondo,<br />
ese ojo <strong>al</strong> que nada se le escapa. Tiene más<br />
cara de toro reservón, de uro avisado, que<br />
de manso bisonte. Esa mirada sigue viviendo<br />
en la piedra, dice Matilde Múzquiz Pérez-<br />
Seoane en libro publicado en 1998:<br />
«La transferencia de la vida del pintor<br />
a su obra es un hecho que se constata<br />
TOMO I<br />
especi<strong>al</strong>mente en las pinturas del gran techo<br />
de Altamira. La vida que emanan los bisontes<br />
no es la de los bisontes, es la vida del pintor.<br />
Se refleja a sí mismo y con t<strong>al</strong> intensidad que<br />
parece percibirse su presencia.» La seguridad<br />
del trazo indica que es o se trata de un<br />
grandioso pintor. Sigfried Wilson afirma que<br />
el techo de la larga noche de Altamira representa<br />
la cima más <strong>al</strong>ta de la pintura prehistórica.<br />
Con razón Picasso dijo: «<strong>De</strong>spués<br />
de Altamira todo lo demás es decadencia.»<br />
Bisontes y toros… y ¿qué de los<br />
uros? Éstos hay que verlos en abundancia<br />
en la cueva de Lascaux, en la Dordoña<br />
frances, junto <strong>al</strong> río Vézère. Las pinturas datan<br />
de unos 20.000 años, cuando aquellos uros<br />
marcaron el último estadio evolutivo que los<br />
condujo a bisontes y toros. Allí puede verse<br />
un gigantesco toro pintado en negro, con<br />
enorme fuerza y re<strong>al</strong>ismo. Tiene unos cinco<br />
metros y medio de longitud. Cuatro toros<br />
blancos, colos<strong>al</strong>es, dominan la gran s<strong>al</strong>a ov<strong>al</strong><br />
de la cueva de Lascaux. Un bisonte herido<br />
parece cargar contra su cazador auriñaciense<br />
que venía armado de una lanza. Un artículo<br />
reproducido en «Nacion<strong>al</strong> Geographic» en el<br />
año 2000 describe la escena de caza del<br />
bisonte:<br />
«…cuyas entrañas se esparcen a<br />
través de la herida abierta, <strong>al</strong> igu<strong>al</strong> que el<br />
cab<strong>al</strong>lo de un picador destripado por un toro<br />
bravo. El bisonte, enloquecido por el dolor y<br />
enfurecido por la insignificancia del as<strong>al</strong>tante,<br />
se ha girado hacia él con sus cuernos<br />
curvados.»<br />
Toros en las cuevas del Navazo (Albarracín, Teruel).<br />
El PUERTO de SANTA MARÍA
TOMO I<br />
Es especi<strong>al</strong>mente significativo que<br />
las fantasías de una tauromaquia combinada<br />
con cacería son perfectamente compatibles<br />
con el sentimiento de religiosidad que a casi<br />
todos los visitantes sugieren las pinturas de<br />
esta cueva. Convendría, según Claramunt,<br />
meditar ante el toro astifino enarbolado de la<br />
cueva prehistórica de Candamo, en Asturias,<br />
y los grabados en piedra de la cueva de<br />
Saelices, en Guad<strong>al</strong>ajara, así como recorrer<br />
las escenas de hombres frente <strong>al</strong> t oro en el<br />
arte levantino de la Península Ibérica que baja<br />
desde Cogull en Lérida, por el Maestrazgo, el<br />
Prado del Navazo, en Albarracín, el abrigo de<br />
La Vieja cerca de Alpera, Minateda, en tierras<br />
de Murcia; La Pileta, en Málaga, o los<br />
h<strong>al</strong>lazgos de Jaén hasta llegar <strong>al</strong> Tajo de las<br />
Figuras, cerca de Vejer de la Frontera, y la<br />
laguna de La Janda, terreno donde pastan<br />
toros bravos desde tiempos remotísimos.<br />
El PUERTO de SANTA MARÍA<br />
Evolución Fiesta Brava<br />
Sea como quiera, <strong>al</strong> tratar sobre la<br />
intra-historia de los toros, como gustaba decir<br />
a Unamuno, y ante los hitos de esta costumbre<br />
española, debemos aceptar que la<br />
Fiesta Brava está presente entre nosotros,<br />
lo ha estado siempre y «sería ceguera<br />
ignorarla y fariseísmo el lamentarla, y aún<br />
más el f<strong>al</strong>searla. Yo acepto como español, y<br />
seguramente no estoy sólo, la responsabilidad<br />
que a mi país le cabe en el sostenimiento<br />
y lustre de esta fiesta, y a mí y a tantos<br />
como acudimos a los toros, la de mantenerla<br />
y gozarla. Nosotros, y a todos los países que<br />
han tenido contacto auténtico con nuestra<br />
Península, han sentido la atracción de esta<br />
colos<strong>al</strong> y trágica pantomima de que hablara<br />
Menéndez Pelayo.<br />
A su no negada crueldad sirve de<br />
contrapeso la ex<strong>al</strong>tación de la primitiva<br />
inteligencia, pero ya inteligencia y no instinto<br />
Con bravura cargada de rabia y la mirada quemando el capote, Curro<br />
Romero, aguantó con la barba el peso de se rostro descompuesto, pero<br />
impecable en su arte.<br />
37
Evolución Fiesta Brava<br />
–aunque ya sabemos los mecanismos<br />
psíquicos-neuron<strong>al</strong>es que <strong>al</strong>imentan a la<br />
inteligencia desde los instintos- que juegan<br />
en la burla del toro y el caud<strong>al</strong> de v<strong>al</strong>ores<br />
mor<strong>al</strong>es tenidos en mucho en otras actividades<br />
que aquí se presentan con t<strong>al</strong><br />
evidencia que pueden servir de estímulo y<br />
ejemplo Y no quiero mencionar la última<br />
justificación de belleza y arte, de gracia que<br />
el tránsito del terror a la más jubilosa <strong>al</strong>egría<br />
hace patente cada tarde en milagrosa<br />
metamorfosis, que han hecho del trato de los<br />
españoles con los toros una fiesta taurina<br />
única, organizada para la diversión<br />
colectiva.»<br />
A don Diego Ramírez de Haro, en uno<br />
de los más antiguos tratados que conocemos<br />
sobre el arte de la jineta, debemos el<br />
38<br />
TOMO I<br />
sucesión de los lances del toreo que re<strong>al</strong>izan<br />
los diestros, convirtiéndose en el primer<br />
postulado en que se apoya las reglas de<br />
torear. Hasta t<strong>al</strong> punto la sencillez inici<strong>al</strong> del<br />
toreo, de la que los primitivos diestros tuvieron<br />
conciencia, como ya desde el siglo XVI<br />
tenemos referencias.<br />
Corolario del principio enunciado es<br />
la observación que se encuentra en el tratado<br />
de Francisco Montes, formulada así: «La<br />
tauromaquia posee reglas certísimas para<br />
burlar la fiereza de los toros, que, siendo<br />
natur<strong>al</strong>mente ingenuos –aunque este carácter<br />
primario no significa obstáculo <strong>al</strong>guno para<br />
poner en práctica su no menos natur<strong>al</strong> astucia<br />
y probada m<strong>al</strong>icia-, se van con el engaño que<br />
el hombre les presenta, asegurando de este<br />
modo su vida, y proporcionando una hermosa<br />
Noble y cab<strong>al</strong>leros ejecutaron a la vez la vara larga de detener. (Cossio).<br />
conocimiento «de las formas de torear a pie<br />
y a cab<strong>al</strong>lo» y en cuya obra se an<strong>al</strong>iza<br />
previamente y con sagacidad «las cu<strong>al</strong>idades<br />
y términos que tienen los toros para ofender.»<br />
En efecto, el hecho de la existencia del toro<br />
bravo es supuesto previo a indispensable de<br />
la fiesta de toros, como la consideración de<br />
sus hábitos de acometer es fundamento de<br />
las reglas de torear. En el conocimiento de<br />
esa condición ciega y encendidos sus ojos<br />
de acometer de los toros bravos, como puede<br />
verse la imagen a pie de ésta página, está la<br />
razón de que las reses necesiten un espacio<br />
para reponerse, y ello hace posible la<br />
El PUERTO de SANTA MARÍA
TOMO I<br />
diversión.» Y t<strong>al</strong> es la importancia que Paquiro<br />
da a esta condición, para fundamentar las<br />
reglas del toreo, que a continuación dice<br />
refiriéndose a los toros placeados: «En los<br />
toros placeados varían del todo las circunstancias.<br />
La lidia que ya han sufrido les ha<br />
puesto en el caso de distinguir <strong>al</strong> torero del<br />
capote que lleva por defensa, y despreciando<br />
éste, acomete rabioso a aquel; saben en cada<br />
clase de suertes cuál debe ser la huída del<br />
diestro, y conforme lo ven en disposición de<br />
ejecutarla empiezan a ganar terreno, le quitan<br />
la s<strong>al</strong>ida, y cuando lo ven encerrado y en una<br />
posición t<strong>al</strong> que apenas pueda escapárseles,<br />
arranca a él, y si, por desgracia lo cogen, es<br />
muy posible que se aquella la última hora de<br />
su existencia.»<br />
<strong>De</strong>sde el inicio del siglo XVII los<br />
madrileños aprovechaban cu<strong>al</strong>quier ocasión<br />
para correr toros, más bien en principio para<br />
que los nobles y cab<strong>al</strong>leros los <strong>al</strong>ancearan y<br />
rejonearan, <strong>al</strong> tiempo que <strong>al</strong>gunos chulos<br />
comenzaron a lidiarlos a pie, en la Plaza<br />
Mayor. Por las mismas fechas comenzaron<br />
a lidiarse a pie en la Plaza de la Corredera de<br />
Córdoba, en 1651. Casi en igu<strong>al</strong> sentido que<br />
Moratín, se pronuncia Nicolás Díaz de<br />
Benjumea, en su libro Costumbres del<br />
Universo, T. 1., cap. V, publicado en Barcelona<br />
en 1864: «Que la braveza de los toros en<br />
nuestro suelo había de dar margen a que los<br />
hombres estudiasen su particular condición<br />
en el ataque y en la defensa y tuviesen a g<strong>al</strong>a<br />
vencer la furia y la fuerza con la maña y la<br />
astucia, es cosa tan natur<strong>al</strong> y está tan en lo<br />
humano que no hay motivo para admirarse<br />
del espectáculo de la lidia como se hacía en<br />
los antiguo y con las modificaciones con que<br />
hoy se ejecuta.»<br />
El PUERTO de SANTA MARÍA<br />
Evolución Fiesta Brava<br />
El escritor taurino Basilio Sebastián<br />
Castellano, en su libro multicitado, ya tenía<br />
cuando lo escribió en 1847 una idea <strong>al</strong> parecer<br />
muy clara del origen de las fiestas de toros,<br />
resultando interesante transcribir lo expuesto<br />
por él: «El toro fue tenido en todos tiempos<br />
por uno de los anim<strong>al</strong>es más útiles <strong>al</strong> hombre,<br />
razón por la que fue venerado en muchos<br />
pueblos antiguos como un dios, particularmente<br />
en Egipto, en que se denominó <strong>al</strong><br />
toro sagrado Apis. D´Aucarvilole, en el<br />
capítulo 3º, página 137 del tomo 1º de su obra<br />
sobre el origen y progreso del arte griego, dice:<br />
«Que el emblema del toro empleado<br />
antiguamente por los árabes bajo el nombre<br />
de Urot<strong>al</strong>t y de Adonaus y por los israelitas<br />
bajo el de Adonai, lo fue también por los<br />
persas bajo la dominación de Mitras o del<br />
Señor. Los griegos le dieron el nombre de<br />
Dionysino o de Baches y los egipcios el de<br />
Mnevis y de Apis. Se ignora, en cambio, cómo<br />
le llamaron los cimbrios (6) que del Asia le<br />
condujeron <strong>al</strong> Norte de Alemania, y de <strong>al</strong>lí a<br />
It<strong>al</strong>ia. Este emblema existe aún en el Japón,<br />
en la India y en la Tartaria, y se h<strong>al</strong>la, en fin,<br />
en la China en el templo de Ma-K<strong>al</strong>a-tyen,<br />
cuyo nombre significa el P<strong>al</strong>acio del Bueycornudo.»<br />
Por esta razón y porqué en él se<br />
explicaban muchas cosas de utilidad y del<br />
culto gentilicio que le colocó hasta en el cielo<br />
como una de las princip<strong>al</strong>es constelaciones,<br />
se le dedicaron multitud de versos, de<br />
med<strong>al</strong>las griegas y romanas, como puede ver<br />
el curioso en la voz Toro del diccionario<br />
numismático de Gusseme, siendo España<br />
uno de los pueblos que más prodigaron este<br />
uso, como se advierte en las med<strong>al</strong>las de los<br />
municipios y las colonias romanas en este<br />
(6) Resulta muy difícil determinar cuando llegaron a la Europa Centr<strong>al</strong>, para después<br />
inst<strong>al</strong>arse en la antigua G<strong>al</strong>ia Trans<strong>al</strong>pina los cimbrios procedentes del Asia. Sólo<br />
sabemos que el año 57 a. de C., Julio César exterminó en Aduáticos o Aduatucos,<br />
antiguo pueblo de la G<strong>al</strong>ia, situado entre el Esc<strong>al</strong>da y el Mosa, a todos los descendientes<br />
de los cimbrios y teutones. Uno de los jefes de los cimbrios, de nombre Boiorix, dio<br />
muerte <strong>al</strong> legado romano Marco Aurelio Scauro, el año 105 a. de C. y pereció cuatro<br />
años más tarde a manos de Mario, junto a la ciudad de Vercelli, el año 101 a. de C.<br />
39
Evolución Fiesta Brava<br />
país y de que habla el padre Flórez en su obra<br />
así titulada y el haber dado su nombre en<br />
Castilla a una célebre ciudad que aún se<br />
conserva (7). Hasta t<strong>al</strong> punto, que <strong>al</strong>gunos<br />
autores hacen la fiesta de toros de origen<br />
español, anterior a las venaciones romanas,<br />
a cuyo fin citan monumentos.<br />
En el complejo edificio de la Fiesta<br />
Brava, de su invención, su historia y su estado<br />
actu<strong>al</strong>, descansa sobre el hecho sorprendente,<br />
aunque pasa a veces desapercibido,<br />
a fuerza de ser habitu<strong>al</strong> y permanente, de la<br />
existencia del toro bravo. Su autenticidad<br />
corre par<strong>al</strong>ela a la del toreo. Si en uno u otro<br />
se menoscaba el conjunto pierde su princip<strong>al</strong><br />
v<strong>al</strong>or. No importa que el toro bravo, que<br />
pertenece a una arcaica variedad zoológica,<br />
fuese en sus orígenes una simple fiera,<br />
porque casi de la misma natur<strong>al</strong>eza brava era<br />
el hombre primitivo que se enfrentaba a ella,<br />
con las herramientas propias de cada época.<br />
Por ello, en la medida que se fueron seleccionado,<br />
eliminando paulatinamente la<br />
40<br />
TOMO I<br />
ancestr<strong>al</strong> fiereza, para ganar en braveza y<br />
nobleza, los lidiadores fueron dejando los<br />
antiguos procedimientos para terminar<br />
toreándolos sin espectaculares hazañas<br />
atléticas, a base de mando, dominio,<br />
elegancia, belleza y arte.<br />
Lo conseguido por los ganaderos en<br />
la conservación y la dedicación sin límites en<br />
lograr seleccionar en el bruto su carácter de<br />
bravura, cada día más ajena a la fiereza<br />
primitiva, y, sobre todo, el fomento de las<br />
características en la búsqueda de un carácter<br />
ide<strong>al</strong> para el toreo de nuestros días, ha<br />
terminado siendo un lujo que a cu<strong>al</strong>quier<br />
extraño a nuestras costumbres tiene que<br />
llenar de pasmo, y, como dice don José María<br />
de Cossío, «ciertamente no es lo menos<br />
extraordinario de la fiesta taurina.» Interesa<br />
sobremanera señ<strong>al</strong>ar, que todas las especies<br />
y variedades del toro, manso o bravo,<br />
proceden de un tipo originario, que es común<br />
a todas, de un Bos primigenium, que los<br />
<strong>al</strong>emanes llamaron auerochs, y que los<br />
Enfrentar los toros con las mas diversas fieras fue una diversión<br />
que se pierde en la noche de los tiempos. Esta vez, un toro y un<br />
león, cara a cara.<br />
(7) Ros<strong>al</strong>, en el manuscrito de la Biblioteca Nacion<strong>al</strong>, titulado «Origen de las voces<br />
castellanas», dice que Toro fue llamada así de resultas de haberse h<strong>al</strong>lado en aquel sitio<br />
una figura de toro de piedra.(Nota de B. S. C.)<br />
El PUERTO de SANTA MARÍA
TOMO I<br />
primitivos germanos y celtas, que cazaron<br />
mediante lanzas con puntas de sílex,<br />
designaban con un nombre que a los oídos<br />
latinos de Julio César, que nos habla de él en<br />
sus Comentarios de la guerra de las G<strong>al</strong>ias,<br />
debió sonar como urus, y con este nombre<br />
se le menciona. <strong>De</strong>bió ser anim<strong>al</strong> feroz y de<br />
gran t<strong>al</strong>la, y su caza era deporte practicado<br />
en la Europa centr<strong>al</strong> y en la del Norte, en su<br />
tiempo.<br />
Los hombres primitivos, de los que<br />
tenemos representaciones en las pinturas de<br />
numerosos cavernas prehistóricas, se<br />
dedicaban <strong>al</strong> mismo deporte, si bien es de<br />
suponer que se trataba de prácticas a la que<br />
les incitara la necesidad. Antes de identificarse<br />
estas pinturas, el uro llegó a ser un<br />
anim<strong>al</strong> mítico, del que las representaciones<br />
eran caprichosas y muy <strong>al</strong>ejadas de la<br />
re<strong>al</strong>idad de su figura -como la imagen a pie-,<br />
como puede servir de ejemplo el arbitrario<br />
cuadro Lucha de aueroch y leones. Un<br />
h<strong>al</strong>lazgo, que debemos a don José Ortega y<br />
Gasset, que nos proporciona una imagen<br />
fidedigna del primitivo uro, perfectamente<br />
identificable con el que aparece en las<br />
El PUERTO de SANTA MARÍA<br />
Evolución Fiesta Brava<br />
pinturas rupestres. Una variedad que conservó<br />
su carácter primitivo fue el toro de casta<br />
navarra.<br />
Las noticias sobre la de forma de<br />
lidiar o torear y rematar los toros t<strong>al</strong> como<br />
hoy vemos, uno de los períodos más difíciles<br />
de esclarecer en la historia taurina es sin duda<br />
el que abarca la primera mitad del siglo XVIII.<br />
Y, sin embargo, pese a tan evidente laguna, a<br />
lo largo de esos cincuenta años, se produjeron<br />
t<strong>al</strong>es cambios y tan profundos que<br />
terminaron por consolidar el toreo a pie, y en<br />
los otros cincuenta años se organizó y ordenó<br />
la lidia, con la intervención de varilargueros y<br />
picadores <strong>al</strong> mismo tiempo que de banderilleros<br />
y matadores. No es en cambio tan<br />
difícil sacar la conclusión de que la ribera del<br />
Ebro tuvo prioridad sobre la del Guad<strong>al</strong>quivir<br />
en los orígenes del toreo a pie. Porque no<br />
nos podemos olvidar que en los mismo años<br />
había incontables mozos crudos en tierras<br />
de Castilla y otros reinos de España<br />
capeando, banderilleando y matado toros a<br />
pie, del mismo modo que en las Españas del<br />
otro lado del mar toreaban, tanto a cab<strong>al</strong>lo<br />
como a pie, infinidad de diestros, incluyendo<br />
Esos cuernos en forma de lira y los demás rasgos de su exterior son más<br />
bien figuraciones de un artista, imitando a un viejo sement<strong>al</strong> de los uros.<br />
41
Evolución Fiesta Brava<br />
a los propios nativos, de los cu<strong>al</strong>es apenas<br />
nos han llegado uno pocos nombres. Fueron,<br />
suele decirse, todos a una, y es historia<br />
reseñar que eso ocurrió entre los reinados<br />
de Felipe V y Fernando VI, que tuvieron la<br />
reputación de no amar las fiestas de toros.<br />
T<strong>al</strong> fenómeno de cambio se produjo<br />
sin demasiados signos expresivos, pero<br />
llevaban en si una gran revolución del toreo,<br />
cuya interpretación no resulta fácil explicar.<br />
Sin embargo, en la medida que se fue retirando<br />
la nobleza y miles de cab<strong>al</strong>leros,<br />
ocupando su lugar los hombres del pueblo<br />
aficionados a los toros y muy especi<strong>al</strong>mente<br />
de los auxiliares de los mismos, los llamados<br />
chulos, los ruedos fueron conquistados por<br />
los hombres de a pie y el fenómeno fue<br />
tomando forma, con ligeras variantes en las<br />
diversas regiones españolas, hasta que<br />
fueron unificándose los criterios, costumbres,<br />
reglas y estilos para lidiar toros, dependientes<br />
de las diversas castas de toros.<br />
En esa evolución, debemos dedicar<br />
la atención <strong>al</strong> estancamiento que sufrió en<br />
And<strong>al</strong>ucía, pues en esa región el mayor<br />
42<br />
Felipe V fue un rey sin voluntad..., que<br />
le gustó fomentar la cultura y le<br />
disgutaba el arte de la tauromaquia.<br />
TOMO I<br />
interés gravitaba en la continuidad del toreo<br />
a cab<strong>al</strong>lo. Hasta t<strong>al</strong> punto, que los cuerpos y<br />
personajes más respetables de ciudades<br />
como Sevilla, Ronda y Granada, entre otras,<br />
en las que con la creación de la Maestranzas<br />
de Cab<strong>al</strong>lería, fomentaron t<strong>al</strong> afición taurina,<br />
y el correr los toros, espectáculo el más<br />
querido en todo el resto de España y, en<br />
especi<strong>al</strong> en las regiones del Norte, cuyo papel<br />
fue muy secundario.<br />
Ya sabemos que los toreros de a pie<br />
no fueron sino los ayudantes o auxiliares de<br />
los cab<strong>al</strong>leros rejoneadores. En ese sentido<br />
no es difícil hacerse una idea de cómo aquellos<br />
primitivos chulos adquirieron con el correr<br />
del tiempo un gran oficio para desenvolverse<br />
con gran habilidad en las plazas, aparte de<br />
ejercer la función de <strong>al</strong>argar el rejón <strong>al</strong><br />
cab<strong>al</strong>leros o atender cu<strong>al</strong>quiera de sus necesidades.<br />
El conocimiento cada vez más depurado<br />
que fueron adquiriendo aquellos humildes<br />
auxiliares creció considerablemente y el<br />
pueblo fue aplaudiendo más los actos de<br />
v<strong>al</strong>entía que re<strong>al</strong>zaban ante los toros, que el<br />
trabajo de sus jefes.<br />
Fernnando VI, tras la muerte de su<br />
esposa, f<strong>al</strong>leció trastornado y sin<br />
haber disfrutado de la Fiesta Brava.<br />
El PUERTO de SANTA MARÍA
TOMO I<br />
El PUERTO de SANTA MARÍA<br />
Evolución Fiesta Brava<br />
Bien poco les importó a los madrileños que a su rey Felipe V no le gustaran<br />
los toros, pues en la Plaza Mayor no dejaron de darse corridas.<br />
Llegaron aquellos chulos a dominar<br />
a cuerpo limpio a los toros, con quiebros<br />
admirables, s<strong>al</strong>tos y otras habilidades, que<br />
les bastaba tener en la manos aunque fuese<br />
un trozo de tela, para jugar con evidente<br />
descaro a los más fieros anim<strong>al</strong>es, lo que<br />
desataba el delirio de los sorprendidos<br />
espectadores. Y en la medida que se fue<br />
acentuando las debilidades de los cab<strong>al</strong>leros<br />
rejoneadores, que en trance de riesgo, caída<br />
del cab<strong>al</strong>lo o cogida, el papel de aquellos<br />
auxiliares para proteger a su amo fue<br />
adquiriendo importancia y fue reconocido por<br />
los propios rejoneadores, que aceptaron sus<br />
habilidades, las premiaron y comprendieron<br />
que no estaban capacitados para copiarles<br />
en su oficio y emularlos en su v<strong>al</strong>entía. Los<br />
cab<strong>al</strong>leros and<strong>al</strong>uces llevaban estos auxiliares,<br />
como los de las demás regiones, y,<br />
concretamente, en la plaza de Sevilla pronto<br />
fue el suyo un oficio retribuido.<br />
Un nuevo nombre aparece en la<br />
ordenación de las fiestas de toros de la Re<strong>al</strong><br />
Maestranza de Cab<strong>al</strong>lería de Sevilla<br />
merecedor de ser consignado entre los más<br />
primitivos de que tenemos noticia. En un<br />
impreso o planta en el que aparecen los<br />
precios de la nueva plaza y el programa a<br />
que se había de sujetar la lidia figuran como<br />
pagados «Francisco Benete y compañeros<br />
por su trabajo de torear y estoquear los dichos<br />
toros…2.439 re<strong>al</strong>es 18 mrs.» La misión del<br />
matador y la de los peones están ya<br />
perfectamente caracterizadas en esa fecha.<br />
Siendo seguro que lo estarían desde mucho<br />
tiempo antes, refiriéndonos a Sevilla, pero el<br />
hecho de aparecer con la misión de estoquear<br />
un torero de a pie ya resulta un hecho notable.<br />
Con todo, cada picador de vara larga cobraba<br />
3.000 re<strong>al</strong>es, cifra que superaba bastante a<br />
lo que cobraban todos los diestros de a pie<br />
reunidos.<br />
43
Evolución Fiesta Brava<br />
En el año 1750 comienza en Sevilla<br />
la aparición de estoqueadores en cuentas de<br />
su Re<strong>al</strong> Maestranza de Cab<strong>al</strong>lería. Sin<br />
embargo, mucho antes era ya conocida en<br />
And<strong>al</strong>ucía la profesión que designaba a<br />
diestros de la tierra practicando todas las<br />
suertes que varios siglos antes de<br />
practicaban en el Norte, concretamente, en<br />
Navarra. Los dos cuyos nombres figuraban<br />
más actuando en la Maestranza fueron<br />
Melchor C<strong>al</strong>derón y José Cándido. Pero<br />
como decimos, Navarra venía dando la pauta<br />
de la manera de estos espectáculos, y t<strong>al</strong><br />
supremacía le era reconocida en la organización<br />
de corridas en el resto de España, y<br />
especi<strong>al</strong>mente en la Corte. En las cuentas<br />
del Ayuntamiento de Madrid figuran paridas<br />
de gratificaciones a toreros navarros. Cuando<br />
en Bayona deciden obsequiar <strong>al</strong> futuro rey<br />
Felipe V en su viaje para tomas posesión de<br />
la corona de España se encargaron toros de<br />
casta navarra, y navarro debieron ser los<br />
demás elementos que participaron en la<br />
fiesta. Ello ocurrió en la misma frontera del<br />
siglo XVIII, concretamente el (04-01-1701).<br />
La base de ese toreo navarro,<br />
precursor de la posterior fiesta brava como<br />
hoy la conocemos, podemos decir que era<br />
de características gimnásticas, acrobáticas,<br />
y la ligereza, fuerza y agilidad del diestro, sus<br />
princip<strong>al</strong>es facultades, acordes con el carácter<br />
de los toros de casta Navarra. Aquellos<br />
elásticos montañeses buscaban en sus<br />
facultades físicas las llaves para sortear con<br />
sus movimientos de burlas frente a la cara<br />
del toro, una nueva y ancestr<strong>al</strong> forma de<br />
producir el regocijo en los espectadores, el<br />
ritmo, la lentitud, cuando fuese necesario y<br />
todas las grandes cu<strong>al</strong>idades artísticas que<br />
han de caracterizar con los años el toreo a<br />
pie bajo la influencia and<strong>al</strong>uza que eran<br />
ignoradas, y habían de ser, y dentro de ciertos<br />
límites aún lo son, desconocidas. Las suertes<br />
que han pervivido de este toreo son suertes<br />
movidas en las que la actitud física ha de ser<br />
el princip<strong>al</strong>, si no único, apoyo. Por ello tiene<br />
un interés máximo el momento en que la dos<br />
44<br />
TOMO I<br />
concepciones del toreo se ponen en contacto<br />
y se influyen mutuamente.<br />
Goya, en sus láminas de La<br />
Tauromaquia, es el continuador de la obra<br />
Pictórica de la cueva de Altamira,<br />
convirtiéndose en el introductor visu<strong>al</strong> de las<br />
diversas suertes del toreo que se practicaba<br />
en aquellos años «oscuros» que medían<br />
entre la muerte de Pepe-Hillo, que él<br />
presenció el (11-05-1801), y el surgir de<br />
nuevas grandes figuras del toreo están<br />
contados por Eugenio de Lucas, quizá más<br />
aficionado el propio Goya. La dimensión<br />
artísitica en la pintura goyesca, los lances que<br />
gustarían hoy, se ven en un capeo a la<br />
aragonesa, un adorno con la capa y el<br />
sombrero de «Illo», la estocada de Pedro<br />
Romero, el s<strong>al</strong>to de la garrocha de Juanito<br />
Apiñan y en poco más. El resto son disparatadas<br />
y truculentas escenas de bárbara<br />
majeza, contempladas con ambiv<strong>al</strong>ente<br />
admiración no exenta de mordacidad, según<br />
Claramunt.<br />
El citado Eugenio de Lucas<br />
Velásquez pinta el desorden de las capeas<br />
de pueblo y de las corridas «serias» con<br />
picadores en plazas improvisadas en las que<br />
el varilarguero se ve asistido –más bien<br />
perturbado- por masas de toreros de a pie<br />
ansiosos por capear todos a una. Siente que<br />
la barbarie de la capea resulta «pictórica» y<br />
explota el tema hasta lo inverosímil en cuanto<br />
a monstuosidades colectivas y a embriaguez<br />
compartida en torno sangre. Su hijo Eugenio<br />
Lucas Villamil seguiría la misma línea, dulcificándola<br />
cuando podía. La Fiesta evolucionaría<br />
gracias a Francisco Montes<br />
(Paquiro) por senderos de orden y armonía<br />
plástica. Los tres retratos de Paquiro y el<br />
respeto a la arquitectura de las grandes<br />
plazas muestra a un Lucas que admira en<br />
las gradas a las grandes damas con mantilla,<br />
hembras de gustos refinados, rodeadas de<br />
varones razonables.<br />
Anterior a Lucas Velásquez es el<br />
jerezano Joaquín Fernández Cruzado,<br />
combatiente el (02-05-1808) en la Puerta de<br />
El PUERTO de SANTA MARÍA
TOMO I<br />
El PUERTO de SANTA MARÍA<br />
Evolución Fiesta Brava<br />
Un quite célebre de «Paquiro» (Ilustración de Daniel Perea (11-11-1889).<br />
Fuencarr<strong>al</strong> y primer pintor de la corrida<br />
moderna, es anterior a Lucas Velázquez. Dos<br />
cuadros suyos en el Museo Romántico:<br />
S<strong>al</strong>ida del toro y Pase de muleta dan idea muy<br />
precisa del clima que envuelve el espectáculo.<br />
El Arte del Toreo es, a lo largo del siglo<br />
XIX. Arte propiamente dicho que inspira a los<br />
mejores pintores, tanto a los del retrato como<br />
a los costumbristas y autores de género.<br />
Entre los más antiguos destaca Antonio<br />
Cabr<strong>al</strong> Bejarano, de Sevilla, profesor de a<br />
Escuela de Bellas artes y extraordinario aficionado<br />
a los toros. Lo mismo puede decirse<br />
de José Elbo, de Úbeda.<br />
La Fiesta evolucionó, gracias a<br />
Francisco Montes, por senderos de orden y<br />
armonía plástica». Así que el Arte del Toreo,<br />
el de Paquiro y Cúchares, de Lagartijo y<br />
Frascuelo, es arte, además de pictórico,<br />
music<strong>al</strong> en grado superlativo. Carlos IV quiso<br />
abolir, además de las corridas, otrras<br />
expresiones del sentir español. Pero nuestro<br />
pueblo reencontró sus raíces más auténticas.<br />
Los sainetes con música castiza ganaron la<br />
partida. En octubre de 1856 se construyó un<br />
teatro exclusivamente para zarzuelas; Pan y<br />
Toros y El Barberillo de Lavapiés nos llevan<br />
desde mediados del siglo XIX por caminos<br />
de garbosa españolía que duran, como el<br />
gusto de la zarzuela grande, hasta mediados<br />
del siglo XX; después de esa fecha nos van<br />
a norteamericanizar cada vez más. En vez<br />
de Agua, Azucarillo y Aguardiente, llegarán el<br />
chicle, las hamburgueserías y otras costumbres<br />
que más v<strong>al</strong>e no nombrar.<br />
La zarzuela, casi una ópera, Pan y<br />
Toros, de Barbieri, que recrea los tiempos de<br />
Joaquín Rodríguez (Costillares), José<br />
<strong>De</strong>lgado (Pepe-Hillo) y Pedro Romero, la<br />
prohibió Isabel II porque se cantaba aquello<br />
de «España ha de ser libre, libre Castilla.» El<br />
compopsitor y su libretista don José Picón<br />
escribieron una protesta en verso a la Reina.<br />
Como a Isabel a casticismo no le ganaba<br />
nadie, prohibió su prohibición y compensó<br />
económicamente a los autores. <strong>De</strong> Pan y<br />
Toros es la «Marcha de la manolería» pasodoble<br />
torerísimo que todavía acompaña la<br />
s<strong>al</strong>ida de las cuadrillas en las plazas de<br />
V<strong>al</strong>encia y Albacete. Los aficionados la letra<br />
mediado el siglo porque había una competencia<br />
de moda: «Ya s<strong>al</strong>e la cuadrilla de los<br />
toreros / «El Tato» y «El Gordito» son los<br />
primeros.»<br />
45
Evolución Fiesta Brava<br />
¿<strong>De</strong> cuál de ellos estaba enamorada<br />
la Reina? Quiso hacer con de Chiclana a<br />
Francisco Montes (Paquiro). Sonreía de una<br />
manera especi<strong>al</strong> <strong>al</strong> gitano gaditano Manuel<br />
Diáz Cantor<strong>al</strong> (El Lavi) cuando el diestro<br />
interrumpió la lidia para llevar hasta el p<strong>al</strong>co<br />
re<strong>al</strong> la divisa que acababa de arrancar en<br />
airoso recorte. Con su habla tosca y<br />
espontánea espetó a Isabel II: «Ésta es la<br />
primera vez que Su Majestad tiene el honor<br />
de recibir una divisa de mi parte.» Se dice<br />
que existe una colección de cartas muy<br />
person<strong>al</strong>es de Isabel a Antonio Carmona (El<br />
Gordito). ¿Pero no fue Su Majestad a ver a<br />
torear a Antonio Carmona (Tato) en Alicante<br />
con el pretexto de inaugurar una vía férrea?<br />
Enamoradiza era, desde luego.<br />
Este reinado, más romántico que<br />
otros, inspira fantasías de toda clase;<br />
zarzuelas del siglo XX tomarón asuntos y<br />
personajes del siglo XIX. Figuras casi míticas,<br />
re<strong>al</strong>es o imaginadas, como María Antonia,<br />
La Caramba, La C<strong>al</strong>esera, Luisa Fernanda,<br />
recrean ambientes de una España no sólo<br />
isabelina, sino liber<strong>al</strong> y revolucionaria. A don<br />
Pío Baroja, además del conspirador Avinareta,<br />
de quien es pariente, le subyuga la imagen<br />
del torero José Muñoz (Pucheta) arengando<br />
<strong>al</strong> populacho en las barricadas. Muñoz contribuyó<br />
a la ejecución popular –o asesinato- de<br />
un odiciado jefe de policía. El triunfo del bando<br />
progresista le ayudó a tomar la <strong>al</strong>ternativa de<br />
matador de toros en 1854, así como a<br />
caerese muerto bajo los sables de la<br />
Cab<strong>al</strong>lería en otra revuelta de 1856.<br />
La gran música europea iba a Madrid<br />
de la mano de los más castizos compositores.<br />
La cab<strong>al</strong>gata de Las v<strong>al</strong>kirias fue<br />
estrenada por el maestro Bretón. Gaztambide<br />
interpretó por vez primera la música de<br />
Tannhäuser, cuya partitura había traído<br />
Barbieri. Ardores wagnerianos impregnaron<br />
los primeros pasodobles, que, como las<br />
marchas militares, encieran un componente<br />
bélico; eran ritmos para luchar y morir con<br />
honor. Ahora, en 2007, el conjunto de la<br />
juventud, con su actividad espermática<br />
46<br />
TOMO I<br />
reducida en un 20 por cien, vive de esp<strong>al</strong>das<br />
a los ritmos para luchar y morir con honor<br />
por su Patria, que cambia por derrochar<br />
todas sus energías en las botellonas, de ahí<br />
que están todos en el camino de perderla.<br />
Los ases del toreo en el siglo XIX<br />
son contemporáneos de muy significativos<br />
compositores extranjeros, con relación<br />
directa o indirecta sobre el Arte del Toreo: Liszt<br />
(que se interesó por el tema music<strong>al</strong> Los toros<br />
en El Puerto),; Wagner, Bizet (con música<br />
de su Carmen se hace el paseíllo en <strong>al</strong>gunos<br />
cosos franceses; el ruso Glinka, autor de una<br />
inmort<strong>al</strong> jota aragonesa; L<strong>al</strong>o (el de la Sinfonía<br />
española); Chabrier y otros muchos, hasta<br />
Rimski-Korsakov, <strong>De</strong>bussy o Mauricio Ravel,<br />
seducidos por lo español y sus raíces. Su<br />
epígono Rubinstein nos ha dejado un inspiradísimo<br />
bolero titulado Torero y bailarina.<br />
Los toreros decimonónicos son<br />
testigos privilegiados de los avatares políticos<br />
de su època Ochocientista. En 1819, tras<br />
ceder el Gobierno de España La Florida a los<br />
Estados Unidos mediante compensaciones<br />
económicas, sólo nos quedaban Cuba y<br />
Puerto Rico de la antigua América Española.<br />
Allí torearon Machío, «Cuatro <strong>De</strong>dos» y –<br />
aúltima hora- don Luis Mazzantini y<br />
«Guerrita», en vísperas del <strong>De</strong>sastre de 1898.<br />
Ellos oyeron la habanera profética que<br />
nuestros políticos ignoraron:<br />
«La Habana se va a perder<br />
y la culpa es el dinero.<br />
Los negros quieren ser blancos,<br />
los mulatos cab<strong>al</strong>leros.»<br />
<strong>De</strong>sde mediados de siglo XIX<br />
teníamos nueva Constitución, de corte<br />
progresista. Isabel II se fue quedando<br />
paulatinamente sin apoyo. En 1834 y 1868<br />
se había intentado una monarquía constitucion<strong>al</strong>.<br />
En 1869 se quiere una monarquía<br />
democrática, celebrada en una corrida en<br />
Madrid que le cuesta la pierna a Antonio<br />
Sánchez (Tato). En el ámbito nacion<strong>al</strong> se<br />
esperan graves desórdenes: el asesinato del<br />
El PUERTO de SANTA MARÍA
TOMO I<br />
El PUERTO de SANTA MARÍA<br />
Evolución Fiesta Brava<br />
Uno de los muchos «adornos» del «Gordito» (Ilustración de Daniel Perea (11-11-1889).<br />
gener<strong>al</strong> Prim, y el breve reinado de Amadeo I<br />
de Saboya (que preside corridas de toros,<br />
abraza a Antonio Sánchez (Tato) y quiere<br />
consolarle de su cojera). Don Amadeo se<br />
vuelve a It<strong>al</strong>ia convencido de los españoles<br />
están locos. En estos primeros años del siglo<br />
XXI, a quienes hemos pasado un cuarto de<br />
siglo fuera de la Patria, <strong>al</strong> volver y tratar de<br />
entender a nuestros paisanos españoles,<br />
estamos pensando como don Amadeo: esta<br />
gente está loca por el consumismo.<br />
Coincidiendo con el fin de la presencia<br />
española en lo que nos quedaba en<br />
América, <strong>al</strong>gunos periodistas azuzaron a la<br />
opinión pública recordando que en los<br />
mismos días de las bat<strong>al</strong>las que perdíamos,<br />
la gente acudía a los toros con despreocupación.<br />
Quienes t<strong>al</strong>es cosas prop<strong>al</strong>aban<br />
era gente de la misma c<strong>al</strong>aña que meses<br />
antes ex<strong>al</strong>taba a sus compatriotas para ir a<br />
la insensata guerra contra Estados Unidos.<br />
Eso lo sabía muy bien Guerrita, que sufrió<br />
una cornada en La Habana. A Rafael Guerra<br />
«le dolía España», toda ella. En particular el<br />
público de sus últimos tiempos. Retirado en<br />
1899, vivía con riqueza, y acaba en Sierra<br />
Morena con los magnates, pero no podía<br />
olvidar a su amigo, que no riv<strong>al</strong>, Manuel García<br />
(Espartero), muerto por un toro de Miura en<br />
1894. Con Espartero llegamos <strong>al</strong> último de<br />
los diestros de nuestros Cantares del<br />
Ochocientos, a solas con don Fernando<br />
Vill<strong>al</strong>ón:<br />
«M<strong>al</strong>haya sea Perdigón<br />
el torillo traicionero.<br />
Negras gu<strong>al</strong>drapas llevaban<br />
los ocho cab<strong>al</strong>los negros;<br />
Mocitas las de la Alf<strong>al</strong>fa;<br />
mocitos los pintureros;<br />
negros pañuelos de t<strong>al</strong>le<br />
y una cinta en el sombrero.<br />
Dos viudas con claveles<br />
negros, en el negro pelo.<br />
Ocho cab<strong>al</strong>los llevaba<br />
el coche del Espartero.»<br />
47
Evolución Fiesta Brava<br />
Como colofón parci<strong>al</strong> hasta lo ahora<br />
reseñado se desprende que España se ha<br />
diferenciado de los restantes países<br />
europeos en la firme persistencia y regusto<br />
por el culto a la fiesta de toros. Una muy<br />
específica relación con él: «Esa vieja relación<br />
varias veces milenaria del hombre español<br />
con el toro bravo», de que habla don José<br />
Ortega y Gasset. Julio Caro Baroja, Álvarez<br />
de Miranda y Blanco Freijeiro coinciden en<br />
ver elementos religiosos en esa relación<br />
hombre-anim<strong>al</strong>. Don Francisco Jordá Cerdá,<br />
en revisión crítica, reconoce que no existen<br />
pruebas concluyentes de que existiera un<br />
dios-toro en el mundo ibérico, aunque sí hay<br />
ideas y prácticas religiosas en que el toro es<br />
agente de fecundidad, personificación de<br />
corrientes fluvi<strong>al</strong>es y enlaces con divinidades<br />
celestres o astr<strong>al</strong>es ¿Qué quieres más?, don<br />
Francisco.<br />
<strong>De</strong> ahí que resulte un connotado<br />
contraste entre la actitud del jesuita Juan de<br />
Mariana, que en la Historia Gener<strong>al</strong> de<br />
España, publicada en 1820, no haga mención<br />
<strong>al</strong>guna, a todo lo largo del siglo XVI, de la<br />
fiesta de toros y menos de éstos, con la de<br />
Fray Francisco de Alcocer, que en la ciudad<br />
de S<strong>al</strong>amanca, publicó en 1559 el Tratado del<br />
juego, del que hemos tomado parte de su<br />
Capítulo LIII, que trata <strong>De</strong> los toros.<br />
Se trata de una obra interesantísima<br />
ya que podemos considerarla clave, pues es<br />
un eslabón en el eje centr<strong>al</strong> de la evolución<br />
del toro y del toreo; de cómo se corrían hacia<br />
mediados del siglo XVI, centuria a la mitad<br />
del II milenio que estudiamos. El citado<br />
Capítulo no tiene desperdicio. <strong>De</strong>ja<br />
claramente <strong>al</strong> descubierto que el correr toros<br />
es uno los regocijos preferidos ya desde<br />
entonces por los españoles. Ya en aquellos<br />
tiempos estaba en el aire la pregunta de si<br />
las corridas de toros eran lícitas o no.<br />
48<br />
TOMO I<br />
Alcocer nos dice que «… lo Reyes y<br />
Príncipes que tenemos y habemos tenido<br />
todos son y han sido Cristianísimos y celosos<br />
de desterrar de sus Reinos vicios y ofensas<br />
a nuestro Señor. Y pues que permiten esta<br />
manera de regocijo, de creer es que lo hacen<br />
con acuerdo y parecer de personas de letra<br />
y conciencia, y así que el t<strong>al</strong> uso se puede<br />
tolerar y tener por lícito. Por la otra parte y<br />
que no sea lícito, hace que vemos que apenas<br />
se corren Toros en que no haya muerte de<br />
hombres y otros heridos y lisiados. Y cuando<br />
los Toros no han hecho semejante carnicería,<br />
decimos que no v<strong>al</strong>ieron cosa <strong>al</strong>guna: y<br />
cuando mataron o hirieron muchas personas,<br />
decimos que fueron muy buenos los toros.»<br />
Al Nuevo Mundo llegaron, entre<br />
mediados del siglo XVI y todo el XVII, más de<br />
100.000 españoles y, sin duda, la mayoría de<br />
ellos llevaban esa visión de la m<strong>al</strong>a o buena<br />
c<strong>al</strong>idad de los toros según las víctimas<br />
humanas que ocasionaran. Lo que resultará<br />
curioso <strong>al</strong> lector es saber lo que ocurre en<br />
cada una de las fiestas que se dan en casi<br />
todas las rancherías mexicanas y para la que<br />
nos puede servir el mismo ejemplo:<br />
Las citadas fiestas carecen de interés<br />
si durante la celebración, en la que corre el<br />
tequila, el Don Pedro, de Domecq, y otras<br />
bebidas, muchas de ellas pirriaques anodinos,<br />
como si fueran ríos, no muere uno de los<br />
festeros y si son dos la fiesta fue extraordinaria.<br />
Este autor estuvo en una de ellas y<br />
<strong>al</strong>gunos decidieron –un español v<strong>al</strong>ía por dosque<br />
sería una de las víctimas, pero gracias a<br />
Dios, fue informado el cacique del rancho a<br />
tiempo, mi buen amigo D. Alfredo Montoya,<br />
hijo (8), por uno de sus confidentes y apresaron<br />
<strong>al</strong> asesino en cierne. Jamás volví a asistir<br />
a otra fiesta en una ranchería... Sin embargo,<br />
en t<strong>al</strong> estado gener<strong>al</strong> de embriaguez, se<br />
observan esas nuertes como <strong>al</strong>go muy<br />
natur<strong>al</strong>. Llegué a comprenderlo...<br />
(8) Ganadero de bovinos, caprinos y ovinos con más de 40.000 hectáreas, en la<br />
ranchería de Bañón, Municipio de Villa de Cos, del Estado de Zacatecas, a 10 kilómetros<br />
de «El Colradito», el rancho de los Hermanos Huerta y Flores, ya dividido entre ellos.<br />
El PUERTO de SANTA MARÍA
TOMO I<br />
Fray Francisco hace mención<br />
también de que, entre los doctores que de<br />
esta materia tratan, también hay variedad de<br />
opiniones. Unos, y no de pequeña autoridad,<br />
s<strong>al</strong>van y aprueban el t<strong>al</strong> ejercicio y regocijo,<br />
así de parte de los que en él andan con que<br />
tengan aviso y diligencia en tener tan cercana<br />
la guarida –el burladero, que fueron colocados<br />
por primera vez , por orden de Felipe II- y<br />
adonde ampararse cuando sean perseguidos<br />
por el toro y se vean en peligro, «como parte<br />
de los que dan autoridad y consienten correr<br />
los toros: como provean que en el lugar donde<br />
se corran los toros no haya niños –en la Plaza<br />
Re<strong>al</strong> de El Puerto de Santa María hay niños<br />
hasta en el apartado de los toros-, ni viejos –<br />
los c<strong>al</strong>lejones de nuestras plazas parecen<br />
asilos de ancianos-, ni mujeres (9), ni cojos,<br />
ni enfermos, ni otras personas que si por <strong>al</strong>lí<br />
estuviesen probablemente peligraría.»<br />
Y aún añaden los dichos doctores «…<br />
que se pueden hacer estatutos –es la primera<br />
vez en la historia del toreo que se habla de<br />
reglamentos- y confirmarse con juramento<br />
que tan día haya y se corran toros.» Por lo<br />
que, conforme con esta opinión, se dieron<br />
muchos casos en los que <strong>al</strong>gunas personas<br />
en sus testamentos mandaban que dieran<br />
toros para «correr y regocijar la fiesta…»<br />
Nada debe extrañarnos que ya desde<br />
entonces, «en las universidades famosas –<br />
como las de Alc<strong>al</strong>á de Henares y S<strong>al</strong>amancay<br />
donde hay varones eminentes en letras y<br />
de grandes conciencia, cuando recibían<br />
<strong>al</strong>gunos las insignias y grados de Doctores,<br />
se corrieran toros para celebrar la efeméride:<br />
«lo cu<strong>al</strong> no es verosímil que consintieran si el<br />
t<strong>al</strong> ejercicio fuese m<strong>al</strong>o y no se pudiese usar<br />
dél sin ofensa a nuestro Señor. Otros<br />
doctores dicen que correr toros es caer en<br />
El PUERTO de SANTA MARÍA<br />
Evolución Fiesta Brava<br />
pecado mort<strong>al</strong>: y que todos los que dan<br />
dineros y consejos para que se corran, pecan<br />
mort<strong>al</strong>mente, los señores, y Regidores de las<br />
ciudades, villas y lugares que t<strong>al</strong> mandan,<br />
consienten, favorecen y ayudan. Porque todos<br />
estos consienten en el peligro de muerte<br />
probable que hay en el correr de los toros.»<br />
Para Alcocer, «… la resolución<br />
verdadera de esta dificultad depende de ver<br />
si el t<strong>al</strong> ejercicio es de suyo peligroso y de<br />
que se siguen muerte.» Los doctores que<br />
están de acuerdo con el correr toros dicen<br />
«…que de suyo no es peligroso sino descuido<br />
de los que se ponen en peligro.» Lo que están<br />
en desacuerdo, dicen «…que es peligroso por<br />
las muertes que suceden cada día en los<br />
toros.» Se c<strong>al</strong>culaba aquellos años que en<br />
las Plazas Mayores de las ciudades y en los<br />
circos repartidos por todos el reino de España<br />
morían entre 100 y 200 personas. Por eso<br />
desde entonces se atacaba la fiesta brava<br />
basándose en que «…ejercicio y regocijo de<br />
donde sucede t<strong>al</strong> carnicería y muerte de<br />
tantos hombres, de gentiles es más que de<br />
cristianos: inhumano es por cierto y diabólico<br />
y que se debe desterrar de las Repúblicas<br />
Cristianas…, para ocuparnos en cosas santas<br />
y buenas y que son más conformes a lo<br />
que Dios quiere de nosotros, y a la obligación<br />
que tenemos de servirle y amar a su divina<br />
Majestad…»<br />
Sea como fuere, el protector de la<br />
fiesta se permite hacer las siguientes<br />
conclusiones:<br />
1ª. Los que están a favor: «El ejercicio<br />
y regocijo de los toros es lícito y se puede<br />
hacer sin pecado si se tiene cuenta con que<br />
no muera ni peligre <strong>al</strong>guno: como sería si les<br />
cortasen las puntas de los cuernos –desde<br />
entonces se anuncia el afeitado-, o los llevan<br />
(9) Recordamos <strong>al</strong> toro de pelo colorado, ojinegro y bizco del izquierdo, llamado Ojinegro,<br />
era perteneciente a la ganadería de don Félix Gómez, lidiado en Madrid el domingo (30-<br />
03-1875). S<strong>al</strong>tó la barrera por la puerta de cab<strong>al</strong>los, y encontrando abierta la que conduce<br />
a cab<strong>al</strong>lerizas, entró en el patio, donde bebió agua en el pilón que <strong>al</strong>lí había. Volvió de<br />
nuevo a la plaza, ocasionando en el patio de cab<strong>al</strong>los numerosos sustos, entre ellos a una<br />
señora aguadora, que murió de sus consecuencias a los pocos días.<br />
49
Evolución Fiesta Brava<br />
atados con recias maromas, o guind<strong>al</strong>etas.»<br />
Ya no hace f<strong>al</strong>ta maromas, con la inv<strong>al</strong>idez<br />
biológica que sufren cuatro siglos después<br />
es más que suficiente.<br />
2ª Los detractores: «El ejercicio y<br />
correr los toros de la manera que en nuestra<br />
España se usa, es razón para que destierren<br />
de estos reinos los Reyes y Príncipes, por<br />
permitirse que mueran tantas personas <strong>al</strong><br />
correr los toros.» En cambio, apoyaban las<br />
Justas, juegos de Cañas, correr Sortija, etc.,<br />
que re<strong>al</strong>izaban los cab<strong>al</strong>leros.<br />
3ª «Cosa indecente es que los<br />
arzobispos, obispos, religiosos y otros<br />
prelados c<strong>al</strong>ificados se h<strong>al</strong>len presentes <strong>al</strong><br />
correr toros. Porque son regocijos profanos<br />
y en los que muchas veces suceden muertes<br />
y otras liviandades que no conviene autorizar<br />
con su presencia personas que tienen estado<br />
de perfección como las tienen los susodichos.»<br />
4ª «Los que andan en el coso a pie, y<br />
se ponen a torear y desjarretar toros, no<br />
pecan mort<strong>al</strong>mente cuando se ponen tan<br />
cerca de <strong>al</strong>guna barrera o de otro lugar donde<br />
se pueden acoger o en otra manera son tan<br />
avisados y diestros, que es verosímil y<br />
probable mor<strong>al</strong>mente que el toro no les pueda<br />
tomar si no sucede <strong>al</strong>guna grande desgracia…»<br />
5ª Es la conclusión más cargada de<br />
opiniones. Unos dicen que los toreros<br />
muertos por asta de toros no deben ser<br />
enterrados en campos santos, es decir, que<br />
no tienen derecho a una sepultura eclesiástica.<br />
Otros doctores, que sí, como es la<br />
opinión de Alcocer.<br />
6ª y 7ª Se refiere que ni los cab<strong>al</strong>leros<br />
<strong>al</strong>anceadores ni cuantos estén en lugares<br />
seguros viendo correr toros, no pecan<br />
mort<strong>al</strong>mente. «Y aunque <strong>al</strong>guna vez haya<br />
acaecido morir <strong>al</strong>guno de t<strong>al</strong>es, ha sido por<br />
desdicha que le sucedió.»<br />
8ª En esta última conclusión el ataque<br />
más directo va dirigidos a los que cometen el<br />
«grande abuso, y estilo más gentílico que<br />
cristiano es, dejar escrito en los testamentos<br />
50<br />
TOMO I<br />
que se corran en t<strong>al</strong>es fiestas toros, y hacerse<br />
juramentos de estos por los pueblos.»<br />
Como resumen de lo anteriormente<br />
expuesto, podemos decir que la person<strong>al</strong>idad<br />
del español está vinculada a la del toro bravo,<br />
por lo que son elementos de la civilización y<br />
del carácter español. Y es que España se ha<br />
diferenciado del resto de los países europeos<br />
en la persistencia y regusto del culto <strong>al</strong> toro.<br />
Diríamos que existe una muy específica<br />
relación con él: «…esa vieja relación varias<br />
veces milenarias del hombre español con el<br />
toro bravo», de la habla don José Ortega y<br />
Gasset, Julio Caro Baroja, Álvarez de Miranda<br />
y Blanco Freijeiro, coinciden en ver elementos<br />
religiosos, de mística religiosidad, en esa<br />
relación hombre-anim<strong>al</strong>. Don Francisco Jordá<br />
Cerdá, en revisión crítica, reconoce que no<br />
existen pruebas concluyentes de que existiera<br />
un dios-toro en el mundo ibérico, aunque sí<br />
hay ideas y prácticas religiosas en que el toro<br />
es agente de fecundidad, personificación de<br />
corrientes fluvi<strong>al</strong>es, ennlace con divinidades<br />
celestes o astr<strong>al</strong>es… y la adoración de la<br />
riqueza en el culto <strong>al</strong> becerro de oro.<br />
Ya lo dejó escrito el gran Fernando<br />
Vill<strong>al</strong>ón, en los primeros capítulos de su<br />
Taurofilia Raci<strong>al</strong>. Su pensamiento se vistió de<br />
un lujo imaginativo muy and<strong>al</strong>uz. <strong>De</strong>jemos<br />
que el mundo de los refinados tartesios lo<br />
cuente él y nadie más que él. Un día pisó el<br />
gran poeta sevillano y ganadero de escasas<br />
virtudes, con sus botas camperas, el suelo<br />
lacustre de la marisma rociera y exclamó:<br />
«Fue aquí, exactamente aquí, donde tuvo su<br />
origen el toreo.» Y añadió: «El mundo consta<br />
de dos partes: Cádiz y Sevilla.» Se refería,<br />
claro está, <strong>al</strong> mundo civilizado.<br />
Y es que Vill<strong>al</strong>ón cita a nuestra Tacita<br />
de Plata, porque para nuestra Evolución de<br />
la Fiesta Brava, de la torería, son fundament<strong>al</strong>es<br />
los sonidos y olores de la Bahía de<br />
Cádiz, ya que ella comenzaron a sonar las<br />
castañuelas entre los dedos de una romana<br />
de Cádiz –como lo pudo ser de una romana<br />
cartagenera-, bailaora de gracias remotas, de<br />
cintura cimbreante. Lo afirma el historiador<br />
El PUERTO de SANTA MARÍA
TOMO I<br />
hispanoromano Marci<strong>al</strong>: «Telethusa tortura y<br />
consume a su antiguo amo; él la compró en<br />
otro tiempo como esclava y hoy la rescata<br />
como querida.» Con los años, nos lo explicará<br />
la música de don Manuel de F<strong>al</strong>la, tan<br />
gaditano como junc<strong>al</strong> la Telethusa. O las<br />
pinturas de Jesús Cuesta Arana, que le dan<br />
colores a las nubes y movilidad zizagueante<br />
a sus esculturas.<br />
En México, el origen de la fiesta, es<br />
interpretado bajo interesantes perfiles. Hace<br />
decenios, el director de un periódico de la<br />
ciudad de México, don Hernández Llergo, le<br />
solicitó a Solares Tacubac, que escribiera <strong>al</strong>go<br />
de origen de la tauromaquia, para El<br />
Almanaque Taurino y él le dijo:<br />
- Pero ¿ha comprendido usted todo<br />
lo arduo de la tarea que me encomienda?<br />
Para hacer historia sobre el origen de la<br />
Tauromaquia, han ocupado volúmenes<br />
reputados escritores y no consiguieron su<br />
fin<strong>al</strong>idad. <strong>De</strong>jaron bastantes incertidumbres<br />
y muchas lagunas, muchos claros, multitud<br />
de épocas sin estudiar y pormenorizar, -le<br />
respondió.<br />
El PUERTO de SANTA MARÍA<br />
Evolución Fiesta Brava<br />
- Sí. La he medido, la he comprendido<br />
y por ello dije <strong>al</strong>go, esto es: unas anotaciones.<br />
Arrégleselas usted como pueda. Concretando<br />
y sin perder su interés.<br />
- Bueno. Procuraré complacerle y<br />
deseo que no resulte refrito, que provoque<br />
las sátiras de nuestros amigos. Escribir de<br />
historia aportando origin<strong>al</strong>idad es difícil, y se<br />
vuelve imposible cuando hay que sintetizar.<br />
Emprendo la comisión y ... ¡Allá usted, en<br />
primer sitio, por ser el princip<strong>al</strong> culpable! Y<br />
estoy en lo dicho. Haré <strong>al</strong>go.<br />
«No es conocido el nombre del primer<br />
humano que fue torero, ni tampoco la reseña<br />
-pinta, encornadura, kilos y ganadería- del<br />
primer astado que se lidió. Dicen, que la<br />
necesidad es madre de la ciencia.<br />
Concediendo <strong>al</strong> vocablo ciencia el sinónimo<br />
convencion<strong>al</strong> y familiar de artimaña, probablemente<br />
el deseo de que el toro no fuese<br />
holgazán, que comiera sin trabajar, y la<br />
necesidad clara que hubo de aprovecharse<br />
de la pujanza de bicho, hicieron que el primer<br />
torero, el paradisíaco Adán, lo fuese por<br />
absoluta necesidad.<br />
Versión moderna de la estela de la piedra de Clunia, según Lóperráez.<br />
51
Evolución Fiesta Brava<br />
Y t<strong>al</strong> supuesta afirmación, ésta<br />
hipótesis -probable, como todas las hipótesisno<br />
es de mi propiedad exclusiva, sino que la<br />
he de coparticipar con aquel insigne taurómaco,<br />
don Santos López Pelegrín, Abenamar<br />
¡Casi nadie! Adelante, que no voy en m<strong>al</strong>a<br />
compañía.<br />
Nuestro padre Adán, decía, fue<br />
indudablemente, el primer torero. Siguieron<br />
los postreros -quizá sin que hayan recibido<br />
<strong>al</strong>ternativa- y llegamos a un torero, famoso<br />
por el dominio que tenía manejando la capa,<br />
que en aquel entonces tendría otro nombre,<br />
pero sí había el mismo uso. Ese famoso<br />
capeador, fue el venerable y bíblico Noé. Para<br />
cumplimentar el mandato de que en el Arca<br />
habían de navegar un par de anim<strong>al</strong>es,<br />
macho y hembra, de cada especie, a fin de<br />
asegurar la reproducción, tuvo que hacer<br />
entrar a una vaca y a un toro. La vaquilla, iría<br />
<strong>al</strong> encierro dócilmente, obedeciendo a la voz<br />
de Noé, pero... ¿y el toro? ¡Hubo que recurrir<br />
a la artimaña, y esto ha de haber sido<br />
toreándolo con la capa y a fuerza de lances;<br />
primero corriendo por derecho y luego, ya en<br />
las cercanías de la quilla del Arca, a dos<br />
manos, abanicando o mandileando, para<br />
hacer que entrara. Allí adjunto una estampa<br />
que corrobora mi afirmación. Obsequio de don<br />
Pascu<strong>al</strong> Millán.<br />
La Tierra, nuestro hermoso planeta<br />
azul, que es tan pequeña entre los del sistema<br />
planetario de Copérnico; quedó seco, luego<br />
de haber sido inundado por el Diluvio. El arca,<br />
enc<strong>al</strong>ló en el Monte Ararat. S<strong>al</strong>ieron del<br />
encierro Noé y sus acompañantes... Hubo<br />
aquella fenomen<strong>al</strong> pap<strong>al</strong>ina... La dispersión<br />
de los hijos de Noé, para sustituir las razas<br />
fundament<strong>al</strong>es del género humano. Y, sin<br />
embargo, tenemos que establecer el origen<br />
de la Tauromaquia en España. Para ello<br />
tenemos que dar un s<strong>al</strong>to y plantarnos en la<br />
Península Ibérica, para estudiar otra de las<br />
etapas de la Tauromaquia. Aquella en la que<br />
fue considerada no artimaña necesaria, sino<br />
placer, distracción. <strong>De</strong>jo, pues, la broma,<br />
aunque haya quien en serio lo haya tomado.<br />
52<br />
TOMO I<br />
No está perfectamente definido<br />
cuáles de los grupos que tuvieron por<br />
residencia a la Península, fueron los que<br />
hicieron un entretenimiento del toreo. Los<br />
historiadores vienen desde los Celtas,<br />
continúan por los Romanos, siguen por los<br />
Visigodos y terminan por los Mauritanos. El<br />
conde de las Navas (Don Juan Gu<strong>al</strong>berto<br />
López V<strong>al</strong>demoro y Quesada, por apellidos<br />
no ha de quedar), toma el origen desde los<br />
Celtas, fundando su parecer en el estudio de<br />
lo que estaba grabado en aquella histórica<br />
piedra encontrada, en 1774, en las excavaciones<br />
hechas en los cimientos de las<br />
mur<strong>al</strong>las de la ciudad de Clunia (Actu<strong>al</strong>mente:<br />
Villa de Peñ<strong>al</strong>va). Refiriédose a la Fiesta más<br />
nacion<strong>al</strong>, dijo en cierta ocasión: «Esta es la<br />
Fiesta Española que viene de prole en<br />
prole…», pero a lo largo de los siglos, especi<strong>al</strong>mente<br />
de los tres últimos, ha sufrido una<br />
evolución profunda, para ganar en colorido y<br />
arte todo lo que ha perdido en emoción.<br />
Lo que tiene grabado ese piedruzco -<br />
con caracteres celtibéricos, defiende Erro, en<br />
su obra sobre la lengua vascongada, que<br />
estas fiestas fueron anteriores a los romanos<br />
en España, pues siendo este monumento<br />
pétreo anterior a Julio César, que fue el<br />
primero, según Plinio (libro 8, capítulo 45) que<br />
ofreció este espectáculo en Roma, no cabe<br />
duda de que nuestros hermanos españoles<br />
tuvieron esta fiesta nacion<strong>al</strong>, de la que t<strong>al</strong> vez<br />
sean autores, antes que los romanos-, es<br />
para don Juan Gu<strong>al</strong>berto y otros notables<br />
investigadores de asuntos taurómacos<br />
históricos, prueba concluyente de que los<br />
Celtas fueron toreros. Que se atrevían a matar<br />
toros -(bueyes, porque de eso tiene trapío el<br />
representado en la Piedra, diría yo)- frente a<br />
frente, sirviéndose del escudo o rodela a<br />
guisa de muleta, y del chuzo o espada -en la<br />
estampa no está claro lo que es- como del<br />
actu<strong>al</strong> estoque, bien apropiado y fabricado en<br />
la actu<strong>al</strong> V<strong>al</strong>encia.<br />
Pero, don Pascu<strong>al</strong> Millán, enmienda<br />
la plana, asegurando que la t<strong>al</strong> Piedra de<br />
Clunia nada arguye, en conclusión. Que<br />
El PUERTO de SANTA MARÍA
TOMO I<br />
ciertamente las corridas de toros tienen su<br />
origen en el pueblo hispano y no provienen<br />
desde época tan remota. Son de relativa<br />
reciente partida de nacimiento, partida que<br />
se encuentra haciendo el estudio de la<br />
numismática antigua (estudio de las<br />
monedas, por si <strong>al</strong>gún chato del entendimiento<br />
no sabe lo que eso significa). Los<br />
toros de piedra se siguen viendo en<br />
S<strong>al</strong>amanca, Ávila y Segovia, si no acreditan<br />
ser obras anteriores a los romanos como<br />
quieren <strong>al</strong>gunos autores, pertenecen por lo<br />
menos muy <strong>al</strong> principio de la irrupción de los<br />
romanos en España. Somorrostro defiende<br />
que los toros de piedra que aún subsisten en<br />
Segovia son anteriores a la dominación<br />
romana, porque en sus formas manifiestan<br />
una remotísima antigüedad, lo que puede<br />
verse en las láminas de su obra sobre el<br />
Acueducto y otras antigüedades de Segovia,<br />
impresa en 1820.<br />
Re<strong>al</strong>idad muy distinta es que los<br />
romanos re<strong>al</strong>izaran en su famoso teatro<br />
venaciones, que eran espectáculos de lucha<br />
de hombres con las fieras, o de éstas consigo<br />
mismas, según afirma Suetonio, y el toro era<br />
una de las princip<strong>al</strong>es. Los crimin<strong>al</strong>es a ser<br />
echados a las fieras, cuya pena fue muy<br />
frecuente contra los primitivos cristianos, que<br />
tan bien describe Chateaubriand en su precioso<br />
poema de los mártires, eran a dar con su<br />
horrorosa muerte la diversión <strong>al</strong> pueblo.<br />
«También había otros hombres que se<br />
<strong>al</strong>quilaban infamemente para estas luchas, a<br />
los que se les denominaba bestiarios. Los<br />
<strong>al</strong>quilones peleaban regularmente con toros,<br />
y este es indudable el origen del toreo, que<br />
reducido hoy a reglas se llama Tauromaquia,<br />
m<strong>al</strong> aplicado a nuestra diversión, porque esta<br />
p<strong>al</strong>abra, como prueba el anticuario C<strong>al</strong>derón,<br />
significa más propiamente la lucha de dos o<br />
más toros entre sí y no de toros con hombres.<br />
Refiere el historiador romano Seutonio que,<br />
en la vida del emperador Claudio, las fiestas<br />
El PUERTO de SANTA MARÍA<br />
Evolución Fiesta Brava<br />
del circo romano, después de cinco corridas<br />
de carros o de cab<strong>al</strong>los, se interpolaban una<br />
venación y que, concluida, volvían a continuar<br />
las carreras, o bien corridas de toros, en las<br />
que unos extraordinarios jinetes de Tes<strong>al</strong>ia<br />
se montaban a pelo sobre los toros y después<br />
de largo rato corriendo sobre ellos, haciendo<br />
varias suertes, los mataban dándoles una<br />
puñ<strong>al</strong>ada en la nuca (10).<br />
Continuaron ofreciéndose aquel tipo<br />
de espectáculos en los circos y anfiteatros<br />
romanos, gener<strong>al</strong>mente con los hombres<br />
condenados a muerte, hasta que el piadoso<br />
emperador Theodosio los abolió, siendo de<br />
notar que en su decreto, según el poeta<br />
Prudencio, prohibió expresamente el combate<br />
con los toros de cu<strong>al</strong>quier forma que fuese.<br />
Sin embargo, siguiendo a Castellanos, «de<br />
cuanto llevamos dicho como pruebas incontestables,<br />
ni hemos de dar fe a los escritores<br />
contemporáneos, del origen de esta diversión<br />
no consta se gener<strong>al</strong>izara en las provincia<br />
de Roma, sino en la española, que tomaría<br />
la costumbre del mismo Julio César, cuando<br />
llegó a España a pelear y vencer a los hijos<br />
de Pompeyo, y en la de África, que también<br />
pudo tomarla de él, cuando hizo la guerra en<br />
aquel país, venciendo a Juba, rey de<br />
Mauritania.<br />
Y podemos pensar libremente en que<br />
la venación debió de ser espectáculo que de<br />
los romanos se adoptó <strong>al</strong> genio de los<br />
españoles, como puede colegirse de los<br />
muchos restos de circos y anfiteatros que<br />
aún se conservan, particularmente en Toledo,<br />
Mérida, Sagunto y otros lugares. Como en<br />
estas regiones se carecía de bestias feroces<br />
y el traerlas de otras siempre sería muy<br />
costoso, lo razonable fue re<strong>al</strong>izarlas con<br />
toros bravos o incluso con osos, como las<br />
fieras que se lidiasen en aquellos circos. Y<br />
de esas luchas entre grandes felinos y toros<br />
se dieron muchas en España (11, a pie de la<br />
siguiente página).<br />
(10) El mismo C<strong>al</strong>derón, en su gabinete de antigüedades, dice que esta suerte, con el<br />
título «de la del indio», se efectuaba en la Plaza de Madrid a principios del siglo XIX.<br />
53
Evolución Fiesta Brava<br />
Sin embargo, creemos que esa clase<br />
de luchas entre fieras y toros debió<br />
producirse con mucha más anterioridad.<br />
Esas ocurrencias deben ser viejas en los<br />
hombres y estamos seguros que aparece<br />
<strong>al</strong>guna crónica largo tiempo empolvada que<br />
nos refiera encuentros de esa natur<strong>al</strong>eza<br />
muchos siglos antes. En ese sentido,<br />
V<strong>al</strong>eriano Marci<strong>al</strong>, español natur<strong>al</strong> de Bilbilis,<br />
dice en su Anfiteatro, que las fieras que se<br />
sacaban <strong>al</strong> circo eran de todas las especies,<br />
a saber: leones, osos, tigres, rinocerontes,<br />
54<br />
TOMO I<br />
elefantes, jab<strong>al</strong>íes y toros, y que la lucha se<br />
hacía peleando las fieras unas veces entre sí<br />
y otras, fieras con hombres. Los muchos<br />
circos romanos que se ven en España,<br />
hacen ver que en este país introdujeron los<br />
romanos los juegos circenses, que se<br />
acomodaron tanto a nuestro belicoso<br />
carácter, que aún subsiste. La ley 57, título<br />
5º, parte 1ª, prevenía que los eclesiásticos<br />
no asistieran a las corridas de toros, y el papa<br />
San Pío, en 1567 prohibió estas fiestas en<br />
toda la Cristiandad, privando de sepultura<br />
(11) T<strong>al</strong> vez la primera referencia a una lucha de un toro y una leona, acaeció en pleno<br />
siglo XV, mismo que nos ha sido transmitido por la Crónica del condestable Miguel Lucas<br />
de Iranzo. Dicen que fue un gran aficionado a las fiestas de toros este favorito plebeyo de<br />
Enrique IV, hermano de la reina Isabel la Católica y padre de la célebre Beltraneja,<br />
«hombre de bajo linaje y de muy poco estado y asaz nacido y criado bajamente»,<br />
personajes que abundan en nuestra democracia del siglo XXI, donde la educación y los<br />
buenos mod<strong>al</strong>es brillan por su ausencia, según frase de Fernán Pérez de Guzmán.<br />
En la primavera de 1460, h<strong>al</strong>lándose nuestro protagonista en Bailén, recibió la visita del<br />
embajador francés Juan de Fox, conde de Amagnac, y entre las diversiones que le<br />
organizó para festejar la noble visita dispuso, «un día antes que se partiese mandó correr<br />
ciertos toros en el patio interior del Alcázar, y <strong>al</strong> tiempo que se corrían mandó soltar <strong>al</strong><br />
recinto una leona muy grande que <strong>al</strong>lí tenía enjaulada, la cu<strong>al</strong> espantó a toda la gente que<br />
andaba corriendo los toros, y anduvo de vuelta tras ellos, pero quiso Dios que no hizo<br />
daño a persona <strong>al</strong>guna, y después de los toros corridos y muertos, el leonero tomó a la<br />
dicha leona e llevóla a encerrar donde solía estar cautiva.» <strong>De</strong> esta s<strong>al</strong>vaje broma, bien<br />
delatora del mezquino carácter del condestable, no puntu<strong>al</strong>iza más su crónica. Pero aquí<br />
queda como anécdota, de la supuesta primera vez de que tenemos noticia directa de un<br />
enfrentamiento del toro con fieras en España, en la que por cierto siempre vencía el<br />
astado hasta comienzos del siglo XX, cuando éstas fueron prohibidas ya en aras de una<br />
mayor sensibilidad por parte de los espectadores.<br />
El PUERTO de SANTA MARÍA
TOMO I<br />
eclesiástica a los muriesen lidiándolos; pero<br />
a pesar de esto, apenas hay festividad de<br />
Santo que no se solemnice con corridas, ya<br />
sean de toros o novilladas. El que desee leer<br />
lo que se ha dicho contra estas fiestas puede<br />
consultar el Libro 1º, capítulo 7, de Canonic,<br />
de don Juan Gutiérrez.<br />
La costumbre de pelear los hombres<br />
con las fieras, la tomaron los romanos de los<br />
griegos, lo que prueba el historiador griego<br />
Alejandro, biógrafo de Alejandro Magno; pero<br />
el primero que según el mismo historiador<br />
los lidió o <strong>al</strong>anceó en prueba de su v<strong>al</strong>or en<br />
plaza cerrada, o sea en circo, fue el invicto<br />
Julio César, emperador romano, no sin antes<br />
haber practicado la suerte de <strong>al</strong>ancear en la<br />
selva del centro de Europa en muchas ocasiones,<br />
matando aquellos fieros vacunos<br />
silvestres, de suerte que se le puede tener<br />
por el primer rejoneador o picador, a mil años<br />
El PUERTO de SANTA MARÍA<br />
Evolución Fiesta Brava<br />
de distancia con el Cid Campeador y a mil<br />
quinientos de Carlos I de España y V de<br />
Alemania.<br />
Volviendo con los testimonios que<br />
ofrece la numismática, son muchas las<br />
monedas que circulaban en la Provincia de<br />
Aragón, entonces llamada Jelsa; si bien, no<br />
sabemos cómo le gustaría pronunciarla a don<br />
José Luis Pérez. En esa moneda está<br />
retratado el verdadero toro de lidia, que los<br />
aragoneses de entonces decían cornupeta,<br />
de cuya expresón, según siglos después hizo<br />
rectificación aquel erudito escritor Doctor<br />
Thebussem (Don Mariano Pardo de<br />
Figueroa), en bonito artículo gramáticohistórico-taurómaco<br />
publicado en el antiguo<br />
periódico La Lidia.<br />
Nuevamente con el cronista mexicano<br />
<strong>al</strong>udido, hace mención de don Basilio<br />
Sebastián Castellanos, citando que éste<br />
En la imagen el célebre elefante «Pizarro» y los toros «Liebro», de Bañuelos;<br />
«Bolero», de doña G<strong>al</strong>a Ortíz, viuda de Ginés; «Garabato», de Fontecilla; «Maineto»,<br />
de Carriquiri, y uno cunnero, según grbado de la época (Col. Ortiz Cañavate).<br />
Estando juntos el elefante no es atacado por los toros, que deben acertarlo<br />
como si fuera un cabestro, pero sabían todos qué anim<strong>al</strong> era.<br />
55
Evolución Fiesta Brava<br />
corrige <strong>al</strong> de las Navas y a Millán, aseverando<br />
que la Tauromaquia tuvo origen en España<br />
cuando la dominación de los romanos. Que<br />
el primero que picó toros fue Julio César.<br />
¡Vaya ilustre ancestro que tienen los<br />
pincharratas o matatoros actu<strong>al</strong>es! Que en<br />
tiempos de la dominación romana en España,<br />
el toro era una de las fieras que empleaban<br />
en los famosos coliseos, está fuera de toda<br />
duda. Hay multitud de anotaciones en escritos<br />
y en esculturas t<strong>al</strong>ladas en piedra, que lo<br />
demuestran.<br />
Un historiógrafo portugués, Noroña –<br />
Noronha-, reseña con prolijidad de det<strong>al</strong>les,<br />
cuál si hubiera sido uno de los concurrentes,<br />
la pelea que hicieron seis bravos cornupetas<br />
hispanos. Luchando el primero, el segundo y<br />
el tercero, con león, tigre y elefante, respectivamente.<br />
El que estuvo en cuarto turno, fue<br />
lidiado por uno de los toreadores de a cab<strong>al</strong>lo,<br />
por un estoqueador ecuestre, que le dio a los<br />
mismos rubios soberbia estocada. El hecho<br />
que sostuvo en el quinto sitio -no hay quinto<br />
m<strong>al</strong>o- fue soberbio. Contendió con uno de los<br />
bestiarios, que llevaba en la siniestra una red<br />
y en diestra un tridente. V<strong>al</strong>iéndose de quiebros<br />
(ya no fue invención de El Gordito),<br />
esquivaba las acometidas del toro, y a la vez<br />
atizaba tridentazos en el cerviguillo, hasta que<br />
el toro, gravemente herido, desangrando y<br />
exhausto, presentó oportunidad de enredarse<br />
en la red, que lanzada hábilmente, lo maniató.<br />
Ya sujeto, fue rematado (descabellado,<br />
decimos ahora) por el bestiario. El sexto<br />
bicho, fue lanceado de capa por un cab<strong>al</strong>lero<br />
noble que v<strong>al</strong>ido de los fueros que le daba su<br />
<strong>al</strong>curnia, s<strong>al</strong>tó de las tribunas y ... toreó con<br />
un manto color púrpura y luego, ya jadeando<br />
el toro, le metió corta y ancha espada en el<br />
cerviguillo, tendiéndolo muerto.<br />
56<br />
TOMO I<br />
Establecido que en la época de los<br />
romanos había en España corridas de toros<br />
de la clase de las que actu<strong>al</strong>mente titulamos<br />
mixtas, sigo con los visigodos, cuando éstos,<br />
después de la invasión de los Bárbaros, que<br />
acabaron con la dominación romana, los<br />
visigodos se quedaron dominadores, cu<strong>al</strong> si<br />
dijera, amos del cotarro.También los visigodos<br />
tomaron afición por la Tauromaquia,<br />
contagiados por los que fueron los vencidos,<br />
que no prescindieron de t<strong>al</strong> gusto. Un ilustre<br />
historiador que ha dedicado buena porción<br />
de sus inquisiciones a dilucidar lo que se<br />
relaciona con la Tauromaquia, don José<br />
Vargas y Ponce, lo pone en completa claridad,<br />
dando a conocer una carta que el Rey<br />
Sisebuto dirigió a Eusebio, obispo de Barcelona,<br />
regañándole por su afición a presenciar<br />
la lucha de los toreadores con los toros.<br />
Luego de los visigodos viene la<br />
dominación de los Sarracenos en España<br />
dejando a lo netamente ibero refugiado en las<br />
abruptas montañas de Asturias (12), hasta que<br />
la bat<strong>al</strong>la de Covadonga, inició la reconquista.<br />
Durante la dominación mora hubo corridas<br />
de toros -por supuesto a la usanza de<br />
entonces- en casi todas las poblaciones, pero<br />
especi<strong>al</strong>mente en las que forman actu<strong>al</strong>mente<br />
las provincias de And<strong>al</strong>ucía. Las corridas<br />
fueron un hecho notable en la ciudad mora<br />
de Granada. Y en Castilla se tenían noticias<br />
de los aplausos que arrancaban en la plaza<br />
de Bibarrambla lanceando los toros de Roda<br />
los v<strong>al</strong>ientes moros granadinos M<strong>al</strong>ique<br />
Alabez, Muza y Gazul -éste fundó la villa<br />
serrana de Alc<strong>al</strong>á de los Gazules (Cádiz) y<br />
ahí fijó su residencia y la de sus familiares-,<br />
que terminaron de resonar por toda la Iberia,<br />
como ya fue citado, y fue entonces cuando la<br />
fiesta de toros fue emulada primero por los<br />
(12) Con ser cierto, no lo es tanto, por el hecho de que desde los primeros momentos,<br />
tras la desmandada de las últimas tropas de Don Rodrigo, último rey de los Visigodos,<br />
los gener<strong>al</strong>es de las huestes árabes se impusieron a sus subordinados para que,<br />
vencidos los rescoldos de la resistencia, se respetaran a cuantos agricultores se<br />
dedicaban a sus tierras y ganados, y a ocupar a los judíos profesion<strong>al</strong>es en la<br />
administración de pueblos y ciudades, que ayudaron muy eficientemente a los invasores.<br />
El PUERTO de SANTA MARÍA
TOMO I<br />
cab<strong>al</strong>leros cristianos y después por los de a<br />
pie, aumentando su pasión por estos espectáculos,<br />
que cada día fueron más arriesgados<br />
y frecuentes, llegando a su apogeo en el<br />
reinado de su hijo, Enrique IV.<br />
Los vencedores moros, tomaron el<br />
divertimiento de las costumbres de los<br />
vencidos. La época fija de cuándo se tomó la<br />
Fiesta Brava como diversión, es decir, su<br />
carácter de espectáculo público, no puede<br />
determinarse con exactitud, como ocurre en<br />
todos los procesos, aunque sean cultur<strong>al</strong>es,<br />
sometidos a una evolución; pero en las<br />
ordenanzas del Fuero de Zamora se colige<br />
que en los últimos años del siglo XIII (1290-<br />
1300) existían ya plazas <strong>al</strong> efecto y también<br />
consta de las leyes de partida en el título 15<br />
de la 1ª parte, etcétera, en la crónica de D.<br />
Pedro Niño, parte 1ª capítulo 7, se hace<br />
mención de fiestas de toros en Sevilla en la<br />
entrada de Enrique IV en plaza circular. En la<br />
ordenada a construir por el Rey su padre,<br />
Enrique III, nada se dice de si era circular.<br />
Este es uno de los errores históricos que<br />
apreciamos en el trabajo del Sr. Castellanos,<br />
según nota de López Izquierdo.<br />
En República del mundo –Libro<br />
Décimo- de la República gentílica», de Fray<br />
Jerónimo Román de la Higuera, jesuita nacido<br />
en Toledo (1538-1611), nos describe el<br />
principio de correr toros por fiestas y señ<strong>al</strong>a<br />
que se introdujo en Roma en tiempo de<br />
Tarquino, dando una explicación no demasiado<br />
convincente de su origen, o t<strong>al</strong> vez se<br />
trata de una deficiente interpretación de sus<br />
escritos o de la lectura. El texto origin<strong>al</strong> sobre<br />
ese origen lo reproduce Félix de Lucio<br />
Espinosa, que el lector podrá h<strong>al</strong>lar en el lugar<br />
correspondiente en la relación <strong>al</strong>fabética de<br />
autores, de Francisco López Izquierdo.<br />
Que fuera dañino comer carne de<br />
vaca a las mujeres romanas encinta es una<br />
aparente auténtica superstición, pero habría<br />
que estudiar con profundidad sus razones. Y<br />
si se m<strong>al</strong>ea la fiesta de los toros por tener<br />
unos principios gentílicos es <strong>al</strong>go que se<br />
antoja propio de un padre embaucador, como<br />
El PUERTO de SANTA MARÍA<br />
Evolución Fiesta Brava<br />
lo c<strong>al</strong>ifica Antonio R. Rodríguez Moñino. Y<br />
nunca mejor dicho, por ser el autor de los<br />
f<strong>al</strong>sos Cronicones (1611). Sí era cierto el<br />
desconsuelo de los españoles por no correrse<br />
toros por aquellos días, debido a prohibiciones<br />
pap<strong>al</strong>es. Los hispanos, en esto de los toros,<br />
sí heredamos de Roma el gusto por el circo,<br />
espectáculo, de su emoción y devoción. Lo<br />
único que ocurrió es que se cambiaron fieras<br />
por toros bravos. Los Gobiernos de España<br />
de entonces, tras la retirada de los romanos,<br />
no contaban con recursos para importar<br />
fieras de África. Hasta qué punto el origen de<br />
correr toros venga de aquel pueblo <strong>al</strong>umbrador<br />
de pueblos y culturas, necesitaría de<br />
profundas investigaciones.<br />
El Sultán Mahomed V, a mediados del<br />
siglo XIV, para solemnizar el nacimiento y<br />
circuncisión de uno de sus hijos, envió a sus<br />
servidores que trajeran toros muy bravos,<br />
para que en la Tabla fueran acometidos por<br />
perros feroces -de la tierra de Allen- que les<br />
mordieran en las orejas y belfos, y ya<br />
quebrantados los toros, los nobles pudieran<br />
acosarlos y lidiarlos. Una cosa está clara,<br />
nuestro insigne poeta, polígrafo y político<br />
español Francisco de Quevedo (1580-1645),<br />
en su Epístola censoria <strong>al</strong> conde-duque de<br />
Olivares, refiriéndose <strong>al</strong> uso de la capa le<br />
dice: «Jineta y cañas son contagio moro,<br />
restitúyanse justas y torneos, y hagan paces<br />
las capas con el toro.» Quería decir que los<br />
nobles deberían aceptar el arte de torear con<br />
la capa de los plebeyos, recordando también<br />
que el arte de la cab<strong>al</strong>lería tenía también<br />
origen árabe.<br />
Iniciada la reconquista había corridas<br />
de toros no solamente en las poblaciones aún<br />
en el dominio de los mauritanos, sino en las<br />
que estaban en el de los reconquistadores. Y<br />
antes de marchar en este camino, voy a<br />
deshacer un error; muy común en todos los<br />
escritores taurómacos históricos. El precioso<br />
romance titulado: Fiesta de toros en Madrid,<br />
escrito en hermosas quintillas, modelo de<br />
literatura, por don Leandro Fernández de<br />
Mor<strong>al</strong>es, sirve para describir una hazaña<br />
57
Evolución Fiesta Brava<br />
taurómaca del famoso don Rodrigo Díaz de<br />
Vivar (El Cid Campeador). Fernández de<br />
Moratín, afirma que El Cid lanceó a un toro,<br />
que había causado el pánico entre los<br />
cab<strong>al</strong>leros moros que estaban en aquella<br />
fiesta. Ello pudo suceder hacia 1080.<br />
La hazaña, t<strong>al</strong> vez, creada por la<br />
imaginación del poeta: El Cid nunca lanceó<br />
toros, se dedicó a <strong>al</strong>ancear moros. En<br />
contradicción con lo de Fernández Moratín<br />
está lo afirmado por tres buenos historiógrafos:<br />
don Ramón Menéndez Pid<strong>al</strong>, don<br />
Pascu<strong>al</strong> Millán y el Conde de las Navas (Don<br />
Juan Gu<strong>al</strong>berto López V<strong>al</strong>demoro). Pero, en<br />
toda la época de la reconquista hubo fiestas<br />
de toros, aunque El Cid no haya tomado<br />
activa participación en la brega. Alfonso X El<br />
Sabio dio una infamante ley para los toreros.<br />
Lo que ya indica la tendencia de hacer de la<br />
Tauromaquia ejercicio propiedad de la<br />
nobleza en aquellas lejanas épocas, porque<br />
la ley era para los hombres que traicioneramente<br />
hieran o maten a las fieras, después<br />
que los cab<strong>al</strong>leros hayan luchado con ellas.<br />
Y, efectivamente, Las siete Partidas<br />
protegían especi<strong>al</strong>mente el espíritu cab<strong>al</strong>leresco:<br />
Pero cuando un hombre lidiase…,<br />
con bestia brava por probar su fuerza, non<br />
sería enfamado… Porque todas las prerrogativas<br />
estaban del lado del cab<strong>al</strong>lero que se<br />
enfrentaba <strong>al</strong> peligro, con esa tónica que<br />
informaba toda la vida de aquella Edad. Se<br />
trata de un código jurídico escrito bajo la<br />
dirección de Alfonso X el Sabio (1221-1284),<br />
que es, desde el punto de vista literario… un<br />
monumento inapreciable, según el sentir de<br />
Narciso Alonso Cortés.<br />
En el ámbito taurino, se nota una clara<br />
tendencia del Monarca-legislador a frenar la<br />
labor de los matatoros que, con los trovadores,<br />
juglares, danzantes y s<strong>al</strong>tinbanquis,<br />
formaban la pléyade andariega y buscavidas<br />
en la Edad Media. Porque ¿qué bestias<br />
bravas que no fueran toros habían de lidiar<br />
los españoles? No podía, pues, el Rey<br />
referirse más que <strong>al</strong> matatoros, profesion<strong>al</strong><br />
que, <strong>al</strong> margen de la lidia cab<strong>al</strong>leresca de los<br />
58<br />
TOMO I<br />
hombres de armas, se dedicaban a rematar<br />
toros por dinero, cuando los cab<strong>al</strong>leros no<br />
lograban hacerlo con sus lanzas, re<strong>al</strong>izando<br />
t<strong>al</strong> suerte en las fiestas de villas y lugares. El<br />
toreo a pie, según esto, existió siempre,<br />
aunque <strong>al</strong> retroceder el cab<strong>al</strong>leresco, tomara<br />
una importancia decisiva y la fiesta se encauzara<br />
por los derroteros que nos han traído<br />
las corridas hasta nosotros, según López<br />
Izquierdo.<br />
Al término de la gran bat<strong>al</strong>la de<br />
Alcoraz, acaecida el (25-11-1096), sobre la<br />
llanura de su nombre, <strong>al</strong> sur de la ciudad de<br />
Huesca, entre las tropas del emir de Zaragoza<br />
Mostain II y el ejército cristiano <strong>al</strong> mando de<br />
don Pedro I de Aragón, el monarca en<br />
conmemoración de esta bat<strong>al</strong>la, mandó<br />
edificar en el sitio del combate una iglesia<br />
dedicada a San Jorge, patrón de la milicia<br />
aragonesa, adoptando desde entonces en su<br />
escudo la Cruz del Santo, en campo de plata,<br />
y en sus ángulos cuatro cabezas rojas en<br />
recuerdo de los caudillos moros muertos en<br />
la bat<strong>al</strong>la. Sin embargo, <strong>al</strong> regresar Pedro I el<br />
Cruel, hermano de Alfonso I, a la ciudad de<br />
Burgos, asistió a una corrida de toros, según<br />
nos lo describió el canciller Pedro López de<br />
Ay<strong>al</strong>a, escritor, poeta y político español,<br />
nacido en Vitoria, en 1332 y muerto en 1407,<br />
quien señ<strong>al</strong>a en su obra Crónica de Don<br />
Pedro I, textu<strong>al</strong>mente: «E ese día domingo -<br />
que pudo ser el primer o segundo domingo<br />
del mes de diciembre de 1096-, por cuanto el<br />
rey -se refiere a Don Pedro I- era entrado<br />
nuevamente a la cibdad -expresión árabecastellanizada-<br />
de Burgos, corrían toros en<br />
aquella plaza...» Los lidiados bien pudieron<br />
ser procedentes del Jarama... y uno de ellos<br />
bien pudo haberse llamado Don Pedro.<br />
En los reinados posteriores <strong>al</strong> de<br />
Alfonso X El Sabio, continuaron los festejos<br />
taurómacos. Fue en el de don Juan II, cuando<br />
construyó en Madrid la primera plaza de<br />
toros, frontera <strong>al</strong> p<strong>al</strong>acio de los Duques de<br />
Medinaceli. Con el gobierno de la dinastía<br />
titulada de la Casa de Austria, la fiesta de toros<br />
adquirió solidez y esplendor. El emperador<br />
El PUERTO de SANTA MARÍA
TOMO I<br />
Carlos V, no solamente fue aficionado platónico<br />
del ejercicio de bregar con los toros,<br />
sino que tomó participación activa, lanceando.<br />
Felipe II, menos v<strong>al</strong>iente que su ancestro, se<br />
conformaba con matar toros arcabuceándolos<br />
desde lugar bien seguro. Felipe III, era<br />
igu<strong>al</strong>mente gran aficionado y los nobles le<br />
imitaban. No había ocasión para júbilo, en la<br />
que no hubiera fiesta de toros. En el reinado<br />
de Felipe IV, desde el monarca hasta los más<br />
humildes de los súbditos, en <strong>al</strong>guna vez se<br />
hacían lidiadores. Carlos II, festejó sus dos<br />
casamientos con lidias de toros. Felipe V, no<br />
fue adicto, pero los permitía. Fernando VI<br />
mandó edificar la Plaza de Toros en Madrid<br />
que duró hasta 1874, cuando fue inaugurada<br />
la penúltima.<br />
Y así contamos con las primeras<br />
referencias de matatoros en la figura deGil<br />
Juan Alcait, quien, en unión de Juan de<br />
Zaragoza, intervino en una corrida de toros<br />
celebrada en Pamplona el año 1388, que<br />
mandó celebrar el rey Carlos III el Noble, en<br />
honor del duque de Borbón. Y del mismo año,<br />
a Juan de Santander, lidiador que actuó en<br />
1388 rematando astado de la antigua<br />
ganadería de Navarra propiedad de de don<br />
Joan Gris, de Tudela (Navarra), cuyo nombre<br />
aparecía por primera vez lidiando toros esa<br />
temporada, convirtiéndose en el primer<br />
ganadero conocido históricamente. Los<br />
historiadores del Reino de Navarra recogen<br />
el nombre de Juan Gris como el de un<br />
comisionado –en otros escritos figura como<br />
ganadero-, por el rey Carlos III el Noble, para<br />
recoger los toros más bravos que en la Ribera<br />
encontrase y que habrían de ser dedicados a<br />
las fiestas celebradas con ocasión de la visita<br />
del duque de Borbón el citado año de 1388.<br />
Sábese también que uno de los más notorios<br />
matatoros fue el referido Juan de Santander<br />
que debió torear <strong>al</strong> menos entre los años 1388<br />
a 1401 cuando menos y que <strong>al</strong>canzó gran<br />
fama en Pamplona, donde en 1401 recibió<br />
diez florines como pago de su tarea. Ningún<br />
nombre ganadero h<strong>al</strong>lamos en estos siglos y<br />
por tanto quizás no sea aventurado el decir<br />
El PUERTO de SANTA MARÍA<br />
Evolución Fiesta Brava<br />
Felipe III, fue igu<strong>al</strong>mente gran<br />
aficionado y los nobles le imitaban<br />
que específicos criadores de toros no existían<br />
t<strong>al</strong> y como hoy entendemos esta actividad<br />
pecuaria, ya que entonces la mayor parte del<br />
ganado bravo se criaba en grandes extensiones<br />
comunitarias y eran los propios<br />
vecinos los encargados de capturarlos,<br />
venderlos y cobrarlos.<br />
Y dando un s<strong>al</strong>to pasamos <strong>al</strong> siglo<br />
XVI, que fue en el que se marcó el inicio del<br />
período de transición del toreo de a cab<strong>al</strong>lo <strong>al</strong><br />
de a pie (13, a pie de la siguiete página) siendo<br />
una figura relevante de ese período don<br />
Fernando Álvarez Bohórquez, célebre<br />
toreador de a cab<strong>al</strong>lo del citado siglo. En el<br />
Epílogo de Utrera..., de donde, sin duda, era<br />
natur<strong>al</strong>, escrito por don Pedro Román<br />
Meléndez, leí de él las siguientes curiosas<br />
noticias: «El más celebrado que conoció su<br />
edad en la vara larga y rejones, y en su cuerpo<br />
y fuerza gigantescos. La espada de que usaba<br />
no podía manejar otro. Era lo regular con la<br />
vara levantar <strong>al</strong> toro y echarlo de esp<strong>al</strong>das.<br />
Si daba cuchillada, lo ordinario era dejarlo<br />
muerto. En este ejercicio se le quebró el<br />
brazo derecho; y habiendo curado, le quedó<br />
inútil, y permitió que se lo volviesen a desen-<br />
59
Evolución Fiesta Brava<br />
cajonar y poner en su lugar, por no privarse<br />
del manejo de la garrocha.<br />
S<strong>al</strong>iendo a rejonear en otra ocasión,<br />
se le volvió a quebrar el brazo, y ya desengañado<br />
trató de emplear sus fuerzas y v<strong>al</strong>or<br />
en mejores ejercicios. Vistióse un hábito de<br />
tercero y dedicóse a la Santa Caridad,<br />
cuidando de los pobres enfermos por su<br />
persona, y de dar sepultura a los muertos,<br />
con quien solía él sólo cargar. El tiempo que<br />
le sobraba lo ocupaba en estar rezando en el<br />
atrio, donde se enterraban los pobres; en el<br />
lugar más inferior, que fue el que eligió para<br />
sepultura, y en ella, aun vivo, hizo poner este<br />
epitafio: Aquí yace el mayor pecador de los<br />
vivientes. Rueguen a Dios por él.<br />
El propio Lope de Vega (1562-1635),<br />
el más famoso poeta dramático español, cuyo<br />
verdadero nombre es fray Lope Félix de Vega<br />
y Carpio, llamado con todos los merecimientos<br />
el Fénix de los Ingenios, nos dice<br />
en La hermosura de Angélica:<br />
60<br />
«... cu<strong>al</strong> suelen madrigados toros<br />
entre Jarama y Tajo todo un día<br />
hacer bat<strong>al</strong>la por la vaca amada,<br />
y ella pacer hierbas descuidada...»<br />
Ya en aquellos años del siglo XVI los<br />
toros llamados jarameños, por nacer en las<br />
riberas del río Jarama (Madrid), adjetivo que<br />
desde entonces fue usado en sentido<br />
antonomásico de toro bravo y ligero, lo<br />
empleó también Lope de Vega en La<br />
Gatomaquia, formando un pareado: «Cu<strong>al</strong><br />
suele acometer el jarameño, toro feroz, de<br />
media luna armado...» Y es que las aguas<br />
frescas y transparentes del Jarama, agudiza<br />
la bravura y les da ligereza muscular a los<br />
TOMO I<br />
astados. También en su obra Los Vargas de<br />
Castilla, Lope de Vega, aparecen antiguos<br />
términos taurinos empleados en su época,<br />
t<strong>al</strong>es como abragado -equiv<strong>al</strong>ente <strong>al</strong> bragado<br />
de nuestros días-, en el comentario: «Luego<br />
le dice: abragado, él es de famosa casta...»<br />
Y se les conocía como toros madrigados<br />
aquellos que habían sido dedicados a cubrir<br />
vacas antes de ser lidiados.<br />
Acerca de los toros en la antigüedad<br />
de España, Moratín nos cuenta: «La ferocidad<br />
de los toros que cría España en sus abundantes<br />
dehesas y s<strong>al</strong>itrosos pastos, tanto<br />
como el v<strong>al</strong>or de los españoles, son dos<br />
cosas tan notorias desde la más remota<br />
antigüedad, que el que las quisiera negar<br />
acredita su envidia o su ignorancia, y yo no<br />
me cansaré de satisfacerle; sólo pasaré a<br />
decir que habiendo en este terreno la previa<br />
disposición en hombres y brutos para<br />
semejantes contiendas, es muy natur<strong>al</strong> que<br />
desde tiempos antiquísimos se haya ejercitado<br />
esta destreza, ya para evitar el peligro,<br />
ya para ostentar el v<strong>al</strong>or, o ya para buscar el<br />
sustento con la sabrosa carne de tan grandes<br />
reses, a las cu<strong>al</strong>es perseguirían en los primeros<br />
siglos a pie y a cab<strong>al</strong>lo en batidas y<br />
cacerías.»<br />
En 1732 se publicaron las Reglas de<br />
la Re<strong>al</strong> Maestranza de Cab<strong>al</strong>lería de Sevilla.<br />
En una de ellas dice textu<strong>al</strong>mente: «... vestirán<br />
siempre (los picadores)... c<strong>al</strong>zón de grana<br />
con botones, oj<strong>al</strong>es y g<strong>al</strong>ones de plata.» La<br />
tela del c<strong>al</strong>zón, de color grana, era de paño<br />
fino y se usaba entonces para trajes de fiesta,<br />
siendo reglamentario para el c<strong>al</strong>zón de los<br />
picadores en corridas de Maestranza. Una<br />
de ellas obligaba a que un herrador, maestro<br />
perito en herrar y curar los cab<strong>al</strong>los. Con este<br />
(13) Siglos antes, cuando la mayoría de los españoles, especi<strong>al</strong>mente los navarros y<br />
aragoneses, disfrutaban de gran agilidad para dar s<strong>al</strong>tos y esquivar las acometidas de los<br />
toros, ya se practicaban los más diversos juegos acrobáticos con los astados de casta<br />
navarra, que eran los más adecuados para tener éxito los acróbatas, debido a su corto<br />
tamaño y rápida embestida. Con los toros de las otras castas, como la castellana o la<br />
and<strong>al</strong>uza, por su tamaño y más acompasada acometividad, no se podían re<strong>al</strong>izar<br />
aquel tipo de juegos.<br />
El PUERTO de SANTA MARÍA
TOMO I<br />
segundo fin era obligada la asistencia de un<br />
Herrador en las fiestas de toros de la<br />
Mestranza de Sevilla, dentro los términos<br />
siguientes «...(el) Maestro Herrador... en las<br />
Fiestas Re<strong>al</strong>es de Toros no puede s<strong>al</strong>ir del<br />
sitio en que estuvieren puestos (los cab<strong>al</strong>los)<br />
para que llegue a tiempo a la curación de los<br />
que vuelven heridos.»<br />
Carlos III fue enemigo de la fiesta de<br />
toros y dictó leyes prohibiéndola. Pero Carlos<br />
IV las derogó, permitiéndola. El sucesor,<br />
Fernando VII, llevó su afición a las corridas<br />
de toros, hasta a establecer por re<strong>al</strong> orden<br />
una Escuela de Tauromaquia, en Sevilla. En<br />
la época de la invasión francesa en España,<br />
el rey intruso, impuesto en el trono por<br />
Napoleón Bonaparte, aquel Pepe Botella, dio<br />
corridas para atraerse las simpatías del<br />
pueblo español. <strong>De</strong> aquí en delante, las corridas<br />
de toros han continuado sin interrupción,<br />
hasta nuestra época, afianzando más y<br />
más su popularidad y gener<strong>al</strong>ización, en todas<br />
las provincias españolas.<br />
En Francia, don José María de<br />
Cossío, antes de an<strong>al</strong>izar la costumbre de<br />
lidiar toros en el Sur del país, no tiene empacho<br />
en decir que «la reseña histórica –sobre<br />
dicha costumbre- no hubiera podido hacerse<br />
sin la generosa colaboración del ilustre<br />
taurógrafo francés Auguste Lafront»-, que es<br />
verosímilmente tan antigua como en España,<br />
y se remonta a la época g<strong>al</strong>orromana, ya que<br />
está demostrado por numerosas representaciones<br />
en mosaicosde la época, que se<br />
lidiaban toros -junto con otros anim<strong>al</strong>es- en<br />
campos cerrados de toda la G<strong>al</strong>ia.<br />
La tercera etapa de la antigua historia<br />
de Francia se inició con la época de la<br />
dominación de los Romanos, durante la cu<strong>al</strong><br />
la Antigua G<strong>al</strong>ia, conquistada por Julio César<br />
(14), consiguió un <strong>al</strong>to grado de civilización,<br />
El PUERTO de SANTA MARÍA<br />
Evolución Fiesta Brava<br />
sustituyó sus antiguas lenguas por el Latín,<br />
vio su territorio recorrido por una extensa red<br />
de vías romanas y disfrutó de una sabia<br />
organización política y administrativa que, en<br />
sus líneas esenci<strong>al</strong>es, persistió aún después<br />
de las invasiones de los pueblos bárbaros.<br />
César llevó a la G<strong>al</strong>ia la cab<strong>al</strong>lería romana<br />
auxiliar, que después combatió a las órdenes<br />
Augusto, formada de escuadrones bajo el<br />
nombre de Batavi-Juniores», merecieron, por<br />
su heroísmo y v<strong>al</strong>entía, ser llamados Praestantissimi<br />
equites, o sea, cab<strong>al</strong>lería utilísima,<br />
en la que unos llevaban lanzas y otros flechas.<br />
Un grupo seleccionado de jinetes de<br />
la citada cab<strong>al</strong>lería ya había acumulado<br />
experiencia v<strong>al</strong>iosísima en las frecuentes<br />
incursiones que Julio César (15, a pie de la página<br />
siguiente) re<strong>al</strong>izó en los bosques de Germania<br />
<strong>al</strong>anceando toros silvestres, antes de ser<br />
nombrado procónsul de las G<strong>al</strong>ias, tras haber<br />
re<strong>al</strong>izado gloriosamente la conquista de<br />
aquella región, llegando por el norte hasta<br />
penetrar hasta la Bretaña y por el sur hasta<br />
los montes Pirineos, donde existe un collado<br />
o puerto de montaña llamado Ares, concretamente<br />
en la provincia de Gerona, término<br />
municip<strong>al</strong> de Camprodon, a 1527 metros de<br />
<strong>al</strong>titud, en el que erigió una ara o <strong>al</strong>tar como<br />
gratitud a los dioses después de ganar la<br />
bat<strong>al</strong>la de Munda.<br />
Durante su recorrido por las G<strong>al</strong>ias<br />
–antes había cruzado los bosques de Europa<br />
Centr<strong>al</strong>, <strong>al</strong>anceando vacunos silvestres, con<br />
grandes dificultades-, sus soldados de<br />
cab<strong>al</strong>lería acorr<strong>al</strong>aban toros silvestres y él los<br />
lanceaba, en la abierta Marisma de la Camargue,<br />
donde le agradaba comprobar la facilidad<br />
de <strong>al</strong>ancearlos, no sólo porque estaban en<br />
un espacios abiertos, si no más bien porque<br />
en las persecuciones los toros se quedaban<br />
enfangados en los hoyos marismeños.<br />
(14) Cayo Julio César, conocido por «Julio César» (12 a. C. -44 d. de C.), fue el fundador<br />
del Imperio Romano. Hijo de Aurelia, perteneciente a una de las ramas en las que se<br />
dividió la familia plebeya originaria de Roma, conocida por Aurelia, cuyas diversas ramas<br />
se llamaron Cota, Orestes y Escauro. La madre del César pertenecía a la rama Escauro,<br />
y la mujer de Catilina era una Aurelia Orestilla.<br />
61
Evolución Fiesta Brava<br />
Cuando Cayo Julio César se<br />
enfrentaba a uno de aquellos poderosos<br />
vacunos del Mediodía francés, siempre<br />
lograba herirlos de muerte, porque se<br />
aprestaba a ello con t<strong>al</strong> empeño, tan ¡Alea<br />
jacta est! (frase equiv<strong>al</strong>ente a la locución<br />
española: Echar pecho <strong>al</strong> agua, ir resuelto a<br />
todo o ir a por todas), que s<strong>al</strong>ía victorioso.<br />
Semejante diversión fue acogida, especi<strong>al</strong>mente<br />
en el Sur, por <strong>al</strong>gunos de los numerosos<br />
pueblos-tribus que existían en la antigua<br />
G<strong>al</strong>ia, entre ellos los Arecómicos volcos,<br />
(Arecomici volcae). Estaban establecidos en<br />
la región de la Narbonense Primera. Otras<br />
de las tribus fueron rechazadas a la orilla<br />
derecha del Ródano y encerrados en una<br />
especie de reserva natur<strong>al</strong> entre éste río y el<br />
Hérault. Durante el Imperio de Julio César<br />
existía en las G<strong>al</strong>ias un pueblo primitivo<br />
llamado Ambibarios, que formaban parte de<br />
la Confederación armoricana.<br />
Aquellos antiguos pueblos g<strong>al</strong>orromanos,<br />
que consiguieron rápidamente un <strong>al</strong>to<br />
grado de civilización, sustituyendo sus<br />
antiguas lenguas por el Latín, también<br />
aprendieron cómo los soldados romanos,<br />
después de <strong>al</strong>ancear Julio César a sus<br />
víctimas, separaban cada una de las partes<br />
en que se dividían las entrañas de la res<br />
cazada, de las cu<strong>al</strong>es una se quemaba, otra<br />
se daba a los sacerdotes y otra la reservaban<br />
para sí, los que hacían el trabajo de cazarlas.<br />
Tan v<strong>al</strong>iente romano, que llegó<br />
también a Egipto, destronó a Tolomeo y dio<br />
la corona a su hermana Cleopatra, no pudo<br />
62<br />
TOMO I<br />
evitar enredarse en las redes amorosas que<br />
le preparó la célebre reina, y de la que tuvo<br />
un hijo llamado Cesarión. Cleopatra, en<br />
aquellos años en César estuvo en Egipto, le<br />
mostró los lugares más célebres y hermosos<br />
del país, ambos se pasearon por el Nilo,<br />
visitaron Tebas y otras ciudades, así como<br />
los centros arqueológicos más relevantes,<br />
como las pirámides de Gizek y los grandes<br />
templos…para después ser asesinado.<br />
Y resulta esenci<strong>al</strong> saber, sobre todo,<br />
que los pueblos de la antigua G<strong>al</strong>ia tuvieron<br />
<strong>al</strong> toro por el dios de las selvas, y en sus<br />
templos, un ídolo de estaño –el becerro que<br />
adoraron los israelitas fue de oro-, o de<br />
bronce, que le representa, era el objeto de<br />
sus adoraciones, siendo el juramento más<br />
solemne el que se hacía por él. Dice Plutarco<br />
de Queronea, historiador griego (46-120 d.<br />
C.), que en tiempo del consulado de Mario,<br />
un ejército considerable, compuesto de<br />
ambrones –tribu descendiente de los antiguos<br />
cimbrios-, teutones y cimbrios, después de<br />
pasar el Adile para sitiar a Roma, propusieron<br />
capitulación a los romanos que habían<br />
defendido el fuerte, jurando por su toro de<br />
bronce, observar las condiciones del tratado.<br />
Añade el historiador que después de su<br />
derrota, el cónsul Cátulo hizo llevar a su casa<br />
este toro, como un glorioso despojo y como<br />
el más precioso monumento de su victoria.<br />
Asegura Gregorio de Tours, que adoraron <strong>al</strong><br />
toro los g<strong>al</strong>os, t<strong>al</strong> como los israelitas y cuatro<br />
mil años después los celtas, ya que Servir<br />
en sus monumentos célticos, se h<strong>al</strong>ló una<br />
(15) César deriva de caedere, verbo en latín que significa cortar. Cuenta la leyenda que<br />
una de las abuelas de Julio César dio a luz tras ser sometida a una cesárea, pero otra<br />
tradición afirma que fue el mismo emperador el que nació de esa forma. La primera<br />
mención de haberse re<strong>al</strong>izado una intervención quirúrgica, re<strong>al</strong>izada a una mujer<br />
embarazada que tuvo problemas o le resultaba imposible dar a luz, un médico le hizo una<br />
incisión vertic<strong>al</strong> u horizont<strong>al</strong> en el abdomen de la parturienta: nació la cesárea. La p<strong>al</strong>abra<br />
cesárea proviene, sin embargo, de César. Sin embargo, la primera mención de una<br />
cirugía de este tipo se remonta a una ley de Numa Pompilio (715-672 a. C.), segundo rey<br />
legendario de Roma. Según dicha ley, ninguna mujer muerta en el parto podía ser<br />
enterrada sino después de que se le extrajera el producto mediante una incisión<br />
abdomin<strong>al</strong>. La primera cesárea de los tiempos modernos fue practicada, <strong>al</strong> parecer, en<br />
1610, por el cirujano <strong>al</strong>emán Trautmann.<br />
El PUERTO de SANTA MARÍA
TOMO I<br />
cabeza de toro en oro, imagen que llevaban<br />
los celtas en sus enseñas militares. Baudelot<br />
dice que el toro es t<strong>al</strong> vez una <strong>al</strong>egoría de la<br />
paz de que gozaban los pueblos bajo la<br />
dominación romana.<br />
<strong>De</strong> todas formas la f<strong>al</strong>ta de textos no<br />
nos permiten seguir la evolución de la<br />
costumbre de lidiar toros a lo largo de la Edad<br />
Media en Francia, por lo que no es posible<br />
instruirnos respecto a su carácter. La misma<br />
rareza de las fuente informativas notada en<br />
España constituyen en el país g<strong>al</strong>o verdadera<br />
penuria, sin embargo, existen documentos de<br />
fin<strong>al</strong>es del siglo XVI, y a todo los largo del<br />
siglo XVII, que atestiguan ser una tradición<br />
bien establecida y «de tiempo inmemori<strong>al</strong>»,<br />
el celebrar las fiestas patron<strong>al</strong>es con corridas<br />
de toros. Por otra parte, basta comparar las<br />
costumbres y hábitos de los pueblos, más<br />
especi<strong>al</strong>mente lo que se refiere a un<br />
espectáculo como la fiesta de toros que se<br />
ha conservado siempre y que sigue excitando<br />
en ambos lados de los Pirineos el mismo<br />
entusiasmo, para demostrar la comunidad de<br />
origen de esta diversión en España y en el<br />
Mediodía de Francia tan arraigada en las<br />
costumbres que ni las autoridades civiles ni<br />
las religiosas han podido llegar a suprimirlas<br />
definitivamente.<br />
La Historia abunda en hechos que<br />
demuestran cuán intensas fueron las relaciones<br />
que los celtíberos de Aquitania habían<br />
conservado con sus hermanos de España. A<br />
cada instante acudían a ellos y les pedían<br />
viniesen en su ayuda para sostener su<br />
independencia y, más tarde sus privilegios.<br />
Pero más que estas razones de vecindad,<br />
más que aquellas constantes relaciones<br />
mantenidas entre ellos, el hecho esenci<strong>al</strong> es<br />
la existencia del toro bravo en las campiñas<br />
meridion<strong>al</strong>es de Francia, concretamente en<br />
las regiones de Provenza y Gascuña.<br />
Cuando se disfruta de una insólita<br />
avidez por descubrir los más variados<br />
hechos, datos y fechas históricas, incluso<br />
siguiendo los det<strong>al</strong>les que en épocas<br />
lejanísimas se transmitieron or<strong>al</strong>mente de<br />
El PUERTO de SANTA MARÍA<br />
Evolución Fiesta Brava<br />
generación en generación, y se va logrando<br />
con los años establecer líneas cronológicas<br />
sobre diversos temas y luego se entrelazan<br />
entre sí, el resultado produce una verdadera<br />
emoción espiritu<strong>al</strong> y la capacidad de la mente<br />
se engrandece extraordinariamente. Dicha<br />
avidez se hace cada año más intensa y constantemente<br />
se acrecienta la ilusión por<br />
observar todo tipo de fenómenos, acompañado<br />
siempre por el don de asombrarse aun<br />
por la más pequeñas cosas -puerta abierta<br />
de la imaginación natur<strong>al</strong>, desgraciadamente<br />
hoy clausurada en la mayoría de los seres<br />
humanos-, y de plantearse nuevos retos.<br />
<strong>De</strong> vez en cuando, muy de tarde en<br />
tarde, casi cada diez o quine años, se<br />
descubre en <strong>al</strong>gún libro o publicación la<br />
solución que por años se nos ha negado. T<strong>al</strong><br />
es el caso que seguidamente citaré. Una<br />
montaña de libros recogen infinidad de datos,<br />
la mayoría de las veces todos dispersos, sin<br />
ligazón. Es lo más común, pero un día, la<br />
suerte llega a tus manos logrando descubrir<br />
en una sola publicación o en una antología el<br />
hilo conductor, como en este caso, que te<br />
señ<strong>al</strong>a los eslabones de la evolución de la<br />
fiestas de toros y de su historia. Claro, no es<br />
un reg<strong>al</strong>o que ofrece la natur<strong>al</strong>eza. <strong>De</strong>trás hay<br />
una o varias personas que con pródiga<br />
generosidad y no pocos esfuerzos, hacen<br />
posible esa maravillosa emoción espiritu<strong>al</strong>.<br />
Gracias a ellos, que ahora presentaré <strong>al</strong> lector<br />
interesado en tan sugestivo tema.<br />
El primer personaje es D. Francisco<br />
López Izquierdo (16, a pie de la siguiente página),<br />
que con su interesantísima y amena<br />
publicación Cincuenta autores y sus escritos<br />
sobre toros, abre la mágica puerta que nos<br />
permite pasar a un campo del saber de<br />
dimensión extraordinaria. Él trae a sus<br />
páginas una v<strong>al</strong>iosa colección de autores a<br />
los que siguiendo cronológicamente sus<br />
escritos, nos resolvieron paso a paso la<br />
fascinante evolución de nuestra Gran Fiesta.<br />
Y así, <strong>al</strong> escritor taurino D. Basilio Sebastián<br />
Castellanos, le debemos de forma resumida<br />
y ponderada, <strong>al</strong> leer su obra <strong>De</strong>l origen de las<br />
63
Evolución Fiesta Brava<br />
fiestas de toros y de su historia, publicada en<br />
Madrid en 1847, las facilidades que nos ha<br />
dado para completar la presente Cronología<br />
evolutiva de la Fiesta Brava.<br />
Y para terminar éste Primer<br />
Capítulo, creemos que resultaría tarea imposible<br />
relacionar los libros, revistas y periódicos<br />
en los que aparecen noticias taurina; pero lo<br />
difícil lo expone López Izquierdo en el Estudio<br />
Preliminar de su obra, la de los «libros las<br />
más de las veces tan <strong>al</strong>ejados del tema que<br />
la casu<strong>al</strong>idad o una búsqueda intensa da<br />
como resultado su loc<strong>al</strong>ización.» Qué gusto<br />
da entonces.<br />
Y siguiendo su acertado juicio, «era<br />
lástima que esos textos –dentro del inagotable<br />
tema de los toros- quedaran desperdigados<br />
a la atención del lector curioso o<br />
aficionado.» Evidentemente, como él dice:<br />
«Si esos escritos no se reuniesen en antologías,<br />
quizá no llegarían a conocimiento del<br />
público, por cuanto, para leerlos, habría que<br />
buscar las ediciones correspondientes, lo<br />
cu<strong>al</strong> no siempre es fácil por tratarse de obras<br />
raras o agotadas…»<br />
En ese mundo inmenso del conocimiento<br />
del toro y de la fiesta, caud<strong>al</strong><br />
inagotable para el enriquecimiento cultur<strong>al</strong>, de<br />
la que es el princip<strong>al</strong> protagonista, es<br />
destacable cómo muchos autores se<br />
muestras partidarios de las corridas y las<br />
defienden a capa y espada, mientras otros,<br />
abiertamente contrarios, las impugnan. «No<br />
f<strong>al</strong>tan –refiere López Izquierdo (1986)-,<br />
quienes escriben su historia sintética y<br />
quienes nos proporcionan reglas para torear<br />
a cab<strong>al</strong>lo», porque de todo se encontrará a lo<br />
largo de la evolución del toro y del toreo. Sin<br />
embargo, hay que reconocerlo, unos y otros,<br />
enemigos, simpatizantes o indiferentes, nos<br />
facilitan noticias de interés; noticias que, de<br />
un modo o de otro, son importantes para la<br />
historia de la tauromaquia.» El mismo autor<br />
citado llegó a la misma conclusión que<br />
64<br />
TOMO I<br />
nosotros venimos practicando desde el año<br />
1951, que el criterio más racion<strong>al</strong> para ordenar<br />
todo tipo de temas específicos, es el del<br />
orden cronológico; «mas este orden no en<br />
toda ocasión puede someterse a regla estricta.<br />
Sería muy sencillo tener en cuenta la fecha<br />
de edición si todas las obras hubieran sido<br />
publicadas en la época en que fueron<br />
compuestas, pero ello no es así. Una obra<br />
ha podido permanecer inédita durante muchos<br />
años, y en este caso, he de colocarla<br />
en el lugar que le corresponde por su fecha<br />
de composición, aun haciendo constar el año<br />
de edición, o en el tiempo de los acontecimientos<br />
que se relatan.<br />
Un ejemplo lo aclarará en mayor<br />
medida: Pinheiro de Veiga estuvo en la corte<br />
de Felipe III –en V<strong>al</strong>ladolid- en 1605. Aquel<br />
año había nacido en dicha ciudad quien<br />
después reinaría con el nombre de Felipe IV.<br />
El portugués Pinheiro de Veiga escribió un<br />
libro sobre aquel acontecimiento y fiestas a<br />
que dio lugar el nacimiento del príncipe. Pero<br />
su obra no fue traducida <strong>al</strong> castellano y<br />
publicada en España hasta el año 1916. No<br />
podía, pues, situar el escrito taurino de<br />
Pinheiro en este último año, sino en 1605 en<br />
que acaecieron los hechos.»<br />
Cuando, en fin, se desconoce le<br />
fecha de composición y la edición es posterior<br />
a aquella, colocamos el escrito en el lugar y<br />
fecha aproximada. Con dicho orden se<br />
consigue que el lector vaya siguiendo paso a<br />
paso el correr de los años en la ya dilatada<br />
historia de la fiesta brava. Seguir la evolución<br />
de un determinado tema y detenerse a desmenuzar<br />
cuanto ocurría en el mundo <strong>al</strong> mismo<br />
tiempo, «es un placer de dioses.» Que<br />
en el trabajo de reconstrucción del pasado<br />
histórico se actu<strong>al</strong>ice la ortografía no hará<br />
más que facilitar <strong>al</strong> lector el entendimiento del<br />
asunto, aunque no hemos tenido empacho<br />
en incluir términos de gran v<strong>al</strong>or histórico y<br />
cultur<strong>al</strong>, con su correspondiente explicación.<br />
(16) Francisco López Izquierdo. 1986. «Cincuenta autores y sus escritos sobre toros.<br />
(Siglos XIII <strong>al</strong> XX)». Agu<strong>al</strong>arga Editores, S.L. Madrid.<br />
El PUERTO de SANTA MARÍA
TOMO I<br />
El PUERTO de SANTA MARÍA<br />
Evolución Fiesta Brava<br />
Don Francisco de Quevedo (1580-1645), en su «Epístola censoria <strong>al</strong> condeduque<br />
de Olivares», refiriéndose <strong>al</strong> uso de la capa le dice: «Jineta y cañas son<br />
contagio moro, restitúyanse justas y torneos, y hagan paces las capas con el<br />
toro.» Las imágenes bajo el cuadro del famoso picador de toros Pedro<br />
«Puyana» así lo demuestran; por lo que antes de pasar <strong>al</strong> siguiente Capítulo II,<br />
debemos saber que compartimos con los árabes la Fiesta Brava durante casi VIII<br />
siglos, aunque <strong>al</strong>gunos no lo crean.<br />
65
Evolución Fiesta Brava<br />
66<br />
RESUMEN y COMENTARIOS,<br />
El famoso «Guernica», del insigne Picasso.<br />
TOMO I<br />
El PUERTO de SANTA MARÍA
TOMO I<br />
123456789<br />
123456789<br />
e<br />
D<br />
123456789<br />
123456789<br />
123456789<br />
123456789<br />
123456789<br />
123456789<br />
123456789<br />
El PUERTO de SANTA MARÍA<br />
Evolución Fiesta Brava<br />
HASTA la ERA CRISTIANA<br />
cuanto hemos reseñado se<br />
desprende una idea, una<br />
re<strong>al</strong>idad y unos hechos, hasta<br />
cierto punto irrefutables: Que,<br />
prácticamente, en todas las<br />
123456789<br />
religiones primitivas del Viejo Mundo, se<br />
encuentran representaciones artísticas del<br />
toro, «símbolo de la tierra madre y del cielo<br />
padre -según el filólogo D. José María Garzón<br />
Rubio-, que Picasso, como otros muchos<br />
artistas desde el Cuaternario, han representado<br />
<strong>al</strong> uro primitivo y a todos sus<br />
descendientes a lo largo de las distintas<br />
épocas pre e históricas-artística, mitificándolo<br />
y <strong>al</strong> mismo tiempo mitificándose.»<br />
Muchas dotes natur<strong>al</strong>es tiene el toro<br />
para que haya sido para los hombres desde<br />
los tiempos ancestr<strong>al</strong>es un anim<strong>al</strong> sagrado,<br />
cuya casi sobrenatur<strong>al</strong> condición de fuerza y<br />
nobleza, la de ser un anim<strong>al</strong> grande, silvestre,<br />
libre y hasta errante, siempre ajeno -hasta<br />
hace tres siglos- a la tiranía humana. Esas<br />
serían las razones, por un lado, para que los<br />
artístas se fijaran en él, y, por el otro, para<br />
que los hombres primitivos creyeran adivinar<br />
en él a un ser peligroso que le disputaba el<br />
dominio del mundo; «por lo tanto, <strong>al</strong> concebir<br />
el toro como enemigo a vencer no le quedaba<br />
otra <strong>al</strong>ternativa que la eliminación física o<br />
simulada de su oponente, cazándolo o capturándolo,<br />
t<strong>al</strong> y como hicieron Enkidu y<br />
Gig<strong>al</strong>més con el toro celeste, y ello originó<br />
una lucha trágica y despiadada, un continuo<br />
medir de fuerzas el uno contra del otro»,<br />
naciendo la Tauromaquia. Pero en todo esto<br />
hay muchísimo más y todo constituye un gran<br />
misterio, de unas dimensiones muy difíciles<br />
delimitar, ya que está <strong>al</strong>imentado por el fervor<br />
de una masa humana que vive la Fiesta de<br />
Toros, en su mayoría, sin saber el por qué.<br />
Ofrecemos seguidamente datos que<br />
de una forma u otra quedaron como relegados<br />
y que vienen a resumir y comentar hechos<br />
como que en el período Neolítico, en el que<br />
aparecen utensilios a base de piedra más<br />
pulimentada, hacia el año 5.900 a. C., y,<br />
concretamente, en la cultura Cot<strong>al</strong> Hüyük, en<br />
la región de Anatolia, aparecen en los<br />
santuarios cabezas de toros, no solamente<br />
en las paredes de los mismos, sino en<br />
bancos y asientos, para proteger a sus habitantes<br />
del m<strong>al</strong>. «Si regresamos -nos dice<br />
Garzón Rubio- a la Edad de Bronce español,<br />
aunque en muy poca escultura en la misma,<br />
en las Islas B<strong>al</strong>eares nos ofrecen <strong>al</strong>gunos<br />
preciosos ejemplares de gran interés, como<br />
en el caso de la cabeza de toro de Costitx,<br />
fundida en bronce, que deja <strong>al</strong> descubierto<br />
una técnica artísistica y de un dominio técnico<br />
de la fundición de una escultura meg<strong>al</strong>ítica<br />
que nos lega construcciones muy origin<strong>al</strong>es,<br />
haciéndonos pensar en las <strong>al</strong>abanzas a dicho<br />
anim<strong>al</strong>.»<br />
El culto <strong>al</strong> toro s<strong>al</strong>tó del lejano Oriente<br />
-en la India la vaca sigue siendo un anim<strong>al</strong><br />
sagrado- hasta Occidente, y así, en Egipto,<br />
también a partir del período Neolítico, el toro<br />
y la vaca comenzaron a recibir un culto loc<strong>al</strong><br />
íntimamente emparentado con las ideas de<br />
fecundidad y fertilidad propias de una población<br />
rur<strong>al</strong>. Pero después, este mismo culto<br />
fue incorporado a la teología solar y celeste.<br />
La vaca se conviertió en el anim<strong>al</strong> sagrado:<br />
Hator, Nut, Isis y Nefthis; también los tres diostoros:<br />
Apis, Mneuis y Bukhis. Apis es el más<br />
famoso de todos y se distinguía por su<br />
potencia generatriz. Este toro-dios apareció<br />
en la primera dinastía, que se inició con los<br />
reyes Buto, y hacia el año 3.200 a. C., Menes<br />
reunió la corona roja del Norte y la corona<br />
67
Evolución Fiesta Brava<br />
blanca del Sur; Egipto quedaba unificado. Si<br />
bien cabe preguntarse: ¿Con quién arrancó<br />
la Primera Dinastía?. El egiptólogo francés<br />
Amelineau (Emilio Clemente), nacido en La<br />
Chaize-Giraud, distrito de Vendèe (1850-<br />
1915), catedrático de Historia de las religiones<br />
de Egipto en la Escuela de Estudios superiores<br />
de Francia, y que se dedicó especi<strong>al</strong>mente<br />
a la literatura copta y a la historia del<br />
Egipto cristiano, descubrió en la ciudad de<br />
Abydos los sepulcros de los faraones de la I<br />
a la III dinastías. Sostuvo con Maspero viva<br />
polémica, porque creía que Osiris, Horus y<br />
Sit fueron reyes de carne y hueso, divinizados<br />
después de su muerte.<br />
Sobre los mismos años (3.000 a. C.)<br />
se dio un verdadero culto <strong>al</strong> toro en toda Creta.<br />
Este culto consistía en burlar la agresividad<br />
del anim<strong>al</strong> por medio de la habilidad e inteligencia<br />
humana: nació el toreo. Estas prácticas<br />
se utilizaron como deporte y rito religioso,<br />
como podemos observar en el toro del<br />
p<strong>al</strong>acio de Knosos (1.500 adC.), conocido<br />
como «El Toreador.» <strong>De</strong>sde entonces el toreo<br />
era ya una fuerza del espíritu.<br />
Durante el Imperio Sirio (720 adC.),<br />
cuando ejercía como rey Sargón II (722-705)<br />
-que tan pronto subió <strong>al</strong> poder atacó y tomó<br />
la ciudad de Samaria, y mediante la expulsión<br />
de la mayor parte de la población, extinguió<br />
liter<strong>al</strong>mente el reino de Israel-, el toro fue<br />
representado en la escultura de piedra c<strong>al</strong>iza<br />
«Khorsabas», simbolizando <strong>al</strong> hombre con<br />
<strong>al</strong>as y cabeza de toro.<br />
Con respecto <strong>al</strong> citado reino de Israel,<br />
éste fue restaurado por Ezequías, rey de Judá,<br />
hijo Acaz y de Abí, nacido por los años 750 y<br />
muerto en 692 adC. <strong>De</strong> él dice la Biblia que<br />
hizo lo bueno delante del Señor y fue uno de<br />
los más v<strong>al</strong>ientes y virtuosos que hasta<br />
entonces habían gobernado en Judea. Venció<br />
a los filisteos, sacudió el yugo por decenios<br />
de los asirios negándose a pagar el tributo<br />
que les pagaba su padre, fortificó Jerus<strong>al</strong>én<br />
y formó <strong>al</strong>ianza con los reyes de Egipto y de<br />
Etiopía.<br />
68<br />
TOMO I<br />
Precisamente, el año 750 adC.,<br />
puede considerarse como la fecha en que<br />
se iniciaron de forma masiva las invasiones<br />
de los celtas a España y, probablemente, su<br />
penetración continuó a lo largo de varios<br />
siglos. Con ellos llegaron el culto <strong>al</strong> sol y las<br />
primeras artes taurinas. Por lo gener<strong>al</strong>, se<br />
asentaron en los lugares ocupados anteriormente<br />
por grupos de población más o menos<br />
aborigen, constituyendo una casta militar<br />
dominadora, que de hecho llegó a ser<br />
absorbida debido a su menor importancia<br />
numérica. Su cultura era relativamente pobre,<br />
apareciendo a un nivel más bajo, por ejemplo,<br />
que la de los íberos.<br />
Para completar aun más la ya larga<br />
cronología reseñada, enriquecemos los datos<br />
expuestos sobre la Antigua Mesopotamia,<br />
para describir una nueva representación<br />
artística del toro, aparecida en la puerta de<br />
Ishtar, entrada princip<strong>al</strong> a la capit<strong>al</strong>, durante<br />
el gobierno de Nabudoconosor (606-562<br />
adC.); puerta construida en honor de la<br />
máxima diosa del panteón babilónico, del<br />
amor y la guerra, la que pidió <strong>al</strong> padre de los<br />
dioses, Aru, enviara el «toro celeste» para que<br />
eliminara a Gilgamés, que había rechazado<br />
su amor. Los muros de las dos torres que<br />
flanqueaban la famosa puerta, como puede<br />
Persia: Fragmentos del Paraíso,<br />
exposición en la ciudad de México.<br />
El PUERTO de SANTA MARÍA
TOMO I<br />
El PUERTO de SANTA MARÍA<br />
Evolución Fiesta Brava<br />
Reconstrucción de la puerta de la diosa Isthar, construida en honor de<br />
ella, que fue la máxima diosa del panteón babilónico,<br />
del amor y la guerra.<br />
verse en la imagen de la página siguiente.<br />
Estaban cubiertos con ladrillos vidriados<br />
azules, con relieves amarillos y blancos,<br />
decorados con dragones y toros, éstos<br />
últimos símbolos de Acad, dios del<br />
relámpago. Así, pues, en Mesopotamia, la<br />
historia del culto <strong>al</strong> toro es muy antigua y era<br />
especi<strong>al</strong>mente venerado por su agresivo<br />
poder físico, por su potencia muscular y por<br />
la intensidad desgarradora de sus berridos.<br />
Recordamos como Marduk, fue llamado el<br />
«Toro Negro del abismo», y Aru, dios<br />
supremo de la época sumeria tuvo como<br />
anim<strong>al</strong> sagrado a un «Toro Celeste», que él<br />
envió a la tierra para que eliminara a<br />
Gilgamés, quinto rey de Uruk, que éste mató<br />
Enciclopedia wikipedia<br />
con el apoyo de su amigo Enkidu, que había<br />
sido también creado por Aru para destruirlo,<br />
pero se hicieron amigos, como ya fue antes<br />
reseñafo.<br />
Durante el Imperio Persa, en la ciudad<br />
de Susa, también podemos ver en el p<strong>al</strong>acio<br />
de Artaxerxes II (475-465 a. C.), capiteles<br />
representando <strong>al</strong> toro. Toda la mitología de<br />
Persia estaba basada en dos principios que<br />
se enfrentaban entre sí: Ormuz, como el del<br />
Bien y de la Luz, y Arhiman, como el del M<strong>al</strong> y<br />
Príncipe de las Tinieblas. Se sabe de un<br />
antiguo mito persa, cómo Ormuz, después<br />
de haber creado la luz, creó a un toro, en cuyo<br />
cuerpo se encontraban todos los gérmenes<br />
de la vida orgánica. Pero Arhiman invadió con<br />
69
Evolución Fiesta Brava<br />
sus fuerzas m<strong>al</strong>ignas a Ormuz, atacándole<br />
furiosamente y produciéndole la muerte.<br />
Ormuz extrajo de la p<strong>al</strong>etilla derecha del toro<br />
(Abudad) a Kaiomorts, el primer hombre,<br />
quien fue también asesinado por Arhiman.<br />
Entonces Ormuz decidió extraer de la p<strong>al</strong>etilla<br />
izquierda de Abudad, a Gocharum, el <strong>al</strong>ma<br />
del toro, la cu<strong>al</strong> estaba destinada a ser la base<br />
de toda la generación zoológica, ya que de<br />
su esperma purificado produjo Ormuz dos<br />
toros, macho y hembra, de los que s<strong>al</strong>ieron<br />
272 especiaes de anim<strong>al</strong>es. <strong>De</strong> las astas del<br />
toro s<strong>al</strong>ieron los árboles; de su rabo, los<br />
cere<strong>al</strong>es; de su nariz, las legumbres; y de su<br />
sangre, las uvas. Al mezclarse la sangre de<br />
Kaiomorts con la tierra formó un árbol, Heom,<br />
del que después de una década, brotaron diez<br />
70<br />
TOMO I<br />
ramas, las cu<strong>al</strong>es formaron las diez primeras<br />
parejas del planeta.<br />
Así que el toro desempeñó un relevante<br />
papel en las religiones orient<strong>al</strong>es más<br />
antiguas, especi<strong>al</strong>mente en las culturas que<br />
se desarrollaron en la cuenca del mar Mediterráneo<br />
y sus proximidades. «El toro no fue<br />
solamente víctima para el sacrificio, sino<br />
también, como objeto de culto llegó a ser<br />
venerado y adorado como encarnación o<br />
símbolo de un dios, y en otras ocasiones<br />
como anim<strong>al</strong> venerado per se. Fue el toro<br />
Ibérico, el descendiente del Urus germánico,<br />
el que sería representado por el geni<strong>al</strong><br />
Picasso, pintor m<strong>al</strong>agueño, en sus más<br />
variadas facetas artísticas, incluso sobre<br />
dibujos re<strong>al</strong>izados en una servilleta de papel.<br />
Esfinge de Darío I, rey de Persia, en el p<strong>al</strong>acio de Susa. El toro<br />
fue también representado en la escultura de piedra c<strong>al</strong>iza<br />
«Khorsabas», simbolizando <strong>al</strong> hombre con <strong>al</strong>as y cabeza de toro.<br />
El PUERTO de SANTA MARÍA