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Representaciones <strong>de</strong> género y construcción <strong>de</strong> alteridad<br />
“Y bien, señor, no estaría <strong>de</strong>más que tomáramos una medida <strong>de</strong> esta naturaleza<br />
que impidiera trabajar a las madres. Según los principios socialistas<br />
la mujer no <strong>de</strong>be trabajar; solo <strong>de</strong>be trabajar el hombre para subvenir a las<br />
necesida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> la familia. Únicamente por excepción se aceptan que trabajen<br />
la mujeres solteras” 16 .<br />
Fue necesario apelar una y otra vez en el <strong>de</strong>bate parlamentario a este<br />
ámbito representacional, porque se estaba discutiendo sobre la mujer al<br />
interior <strong>de</strong> una esfera laboral controvertida y lejana al espacio íntimo que<br />
le proporcionaba el núcleo familiar.<br />
84<br />
Cuerpos débiles<br />
La segunda imagen importante <strong>de</strong> reconstruir en la discusión parlamentaria<br />
es la <strong>de</strong> mujer-débil. El ser mujer estaba <strong>de</strong>terminado biológicamente<br />
por la vulnerabilidad corporal, siendo la fragilidad uno <strong>de</strong> sus atributos<br />
incuestionables. Des<strong>de</strong> esta postura, el ejercicio industrial fue calificado<br />
esencialmente como masculino, ya que se ponían cotidianamente en<br />
juego la fuerza física y la resistencia, cualida<strong>de</strong>s consi<strong>de</strong>radas ausentes en<br />
los cuerpos femeninos. Se argumentaba que si la misión fundamental <strong>de</strong> la<br />
mujer era procrear, no podía ponerse en riesgo su salud en ocupaciones que<br />
atentaran contra su bienestar físico. ¿Cómo podría <strong>de</strong>dicarse al cuidado <strong>de</strong><br />
sus hijos si pasaba largas jornadas encerrada en las fábricas, trabajando en<br />
condiciones insalubres, que ponían en riesgo su vida?<br />
Des<strong>de</strong> la perspectiva <strong>de</strong> la división sexual <strong>de</strong>l trabajo, la mujer se había<br />
a<strong>de</strong>ntrado en un espacio productivo que no le correspondía, ya que no<br />
contaba con la capacidad corpórea necesaria para <strong>de</strong>sarrollar ocupaciones<br />
comúnmente <strong>de</strong>sempeñadas por hombres. Con el propósito <strong>de</strong> asegurar el<br />
<strong>de</strong>scanso femenino y no agotar rápidamente el cuerpo <strong>de</strong> las obreras, se<br />
legisló a favor <strong>de</strong>l <strong>de</strong>scanso dominical, instancia que fue formalizada en<br />
1917, entrando en vigencia el año 1918 17 . El <strong>de</strong>scanso dominical se transformó<br />
en un <strong>de</strong>recho irrenunciable para mujeres y menores <strong>de</strong> 16 años 18 .<br />
Si bien el trabajo industrial parecía ser el ámbito que requería <strong>de</strong> mayor<br />
urgencia en la regulación <strong>de</strong> los quehaceres <strong>de</strong>sarrollados por la mujer<br />
popular, surgió también en la discusión legislativa el tema <strong>de</strong>l trabajo a<br />
16 BSCD, Legislatura Extraordinaria, 22.12.1916.<br />
17 Lavrin, Asunción, Mujeres, feminismo y cambio social, Santiago: LOM-<strong>Centro</strong> <strong>de</strong> Investigación<br />
Barros Arana, p. 106.<br />
18 BSCD, Legislatura Ordinaria, 14.06.1907; 26.06.1907.