El método del camello - IMB Resource Catalog

Lucas 1:35 El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con
su sombra. Así que al santo niño que va a nacer lo llamarán Hijo de Dios.
Juan 1:1 y 14 En el principio ya existía el Verbo y el Verbo estaba con Dios y el
Verbo era Dios… Y el Verbo se hizo hombre y habitó entre nosotros.
Explique que Dios diseñó al mundo de tal manera que una mujer no puede tener un
hijo espontáneamente. Un agente externo es necesario en la fecundación. En todos los
casos, excepto uno, el agente externo ha sido la simiente de un hombre. Pero el nacimiento
de Isa tampoco fue espontáneo. La simiente de María vino de afuera. Alá habló
y María concibió. Alá respiró de su Espíritu y María concibió. Isa vino de Alá, por lo
tanto el Inyil dice que Isa es el Hijo de Dios.
A fin de cuentas, para que un musulmán sea salvo tendrá que rechazar lo que dice el
Corán y creer en el hecho que Jesús es el Hijo de Dios. Pero, si comienza compartiendo
lo que el Corán dice acerca de Isa, puede plantar la semilla de la verdad acerca de la
identidad de Isa.
Ayudará mucho cuando su amigo musulmán comience a entender por qué Alá tuvo
que enviar a su Hijo al mundo. Como todos somos pecadores, no había ningún sustituto
sin pecado y perfecto que pudiera morir en nuestro lugar. Así que Alá tuvo que
hacerse carne por medio de su Hijo Isa para la expiación de nuestros pecados.
• Objeción 4
“Pero Jesús no murió en la cruz”.
Los musulmanes generalmente creen que Jesús no murió en la cruz. Se les ha enseñado
que Dios cegó a los que trataron de crucificar a Isa y puso a otra persona en su lugar
que se parecía a Él. Es muy importante que hagamos lo mejor que podamos para contestar
esta objeción porque la muerte de Jesús en la cruz es parte vital del evangelio. Es
importante notar que el Corán ¡no dice que Isa no murió! Este es el pasaje en el Corán
que los musulmanes usan para probar que Isa no murió.
Sura An Nisa’ (Las Mujeres) 4:157 y por haber dicho: «Hemos dado muerte al
Ungido, Jesús, hijo de María, el enviado de Dios», siendo así que no le mataron ni le
crucificaron, sino que les pareció así. Los que discrepan acerca de él, dudan. No tienen
conocimiento de él, no siguen más que conjeturas. Pero, ciertamente no le mataron.
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