análisis del año 2006 - Facultad de Ciencias Sociales - Universidad ...
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CARLOS RUIZ - ¿Qué hay <strong>de</strong>trás <strong><strong>de</strong>l</strong> malestar con la educación?<br />
parte <strong>de</strong> un hecho <strong><strong>de</strong>l</strong> que no formaron parte como no sea en el sentido más laxo y<br />
menos comprometido <strong><strong>de</strong>l</strong> término. Pero ello no hizo sino rebelar la forma en que<br />
opera el mundo político oficial, cómo la oficialidad política se pliega y se <strong>de</strong>spliega<br />
ante todo aquello que le permita un instante <strong>de</strong> presencia televisiva, sin pudor alguno,<br />
apropiándose <strong>de</strong> escenas y escenarios ajenos como fue el movimiento “pingüino”.<br />
El <strong>de</strong>scontento estudiantil rebeló un país real que estaba constreñido, impedido<br />
<strong>de</strong> mostrarse en toda su magnitud. Eso explica la perplejidad que se apo<strong>de</strong>ró <strong>de</strong> los<br />
observadores extranjeros, incluidos expertos en América Latina, quienes hasta<br />
entonces parecían no tener suficientes palabras con las que alabar los éxitos <strong><strong>de</strong>l</strong><br />
“mo<strong><strong>de</strong>l</strong>o chileno”. Es más, la protesta estudiantil <strong>de</strong>jó en evi<strong>de</strong>ncia la distancia entre<br />
el Chile real y los tópicos <strong>de</strong> la discusión en el espacio público; mostró hasta qué<br />
punto éste se había encapsulado en sus propios referentes, en un diálogo cerrado <strong>de</strong><br />
reverencias entre el mundo político y los medios <strong>de</strong> comunicación <strong>de</strong> masas. Los<br />
estudiantes <strong>de</strong> colegios municipalizados <strong>de</strong> Chile, los más pobres y <strong>de</strong> peores<br />
resultados en las pruebas internacionales fueron los que obligaron al país a mirar la<br />
realidad, que lo conmovieron y lo llevaron a indignarse, y apoyarlos. Después <strong>de</strong> la<br />
movilización <strong>de</strong> los “pingüino”s, entonces, resulta más difícil justificar la inercia<br />
política, culpar <strong>de</strong> todo a la herencia <strong>de</strong> una institucionalidad amarrada por la dictadura.<br />
Los estudiantes secundarios <strong>de</strong>spertaron a la ciudadanía a la evi<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> que los<br />
amarres se pue<strong>de</strong>n <strong>de</strong>satar, que las leyes, incluso las orgánicas, se pue<strong>de</strong>n reformar y<br />
también <strong>de</strong>rogar, que crear una nueva institucionalidad no es un imposible.<br />
La enorme simpatía que <strong>de</strong>spierta el movimiento “pingüino” está, <strong>de</strong> este modo,<br />
muy vinculada a la posibilidad que ofreció –a partir <strong>de</strong> sus rasgos- a amplios y<br />
heterogéneos sectores <strong>de</strong> la sociedad para sacudirse <strong><strong>de</strong>l</strong> pesimismo y la impotencia.<br />
EL MITO DE LA EXPANSIÓN DE LAS CLASES MEDIAS<br />
Advertida la presencia <strong>de</strong> otras dimensiones, distintas a la enseñanza, en el reciente<br />
conflicto por la educación, así como <strong>de</strong> una diversidad <strong>de</strong> sectores sociales que<br />
–por distintas razones– apoyan a la protesta <strong>de</strong> los jóvenes. Advertida también, la<br />
efectividad con que esos noveles personajes <strong>de</strong>snudaron la crisis <strong><strong>de</strong>l</strong> mo<strong><strong>de</strong>l</strong>o<br />
educacional vigente y capturaron un malestar <strong>de</strong> extensas franjas <strong>de</strong> la sociedad que<br />
no encontraba expresión en la política ni el espacio público, dada el modo en que<br />
estos se hallan configurados por entelequias ensimismadas. Po<strong>de</strong>mos revisar –como<br />
hemos venido haciendo- aquellos mitos, hoy <strong>de</strong>rrumbados o trastabillantes, que en<br />
su reiteración a coro por las autorida<strong>de</strong>s, la clase política, la intelectualidad cortesana<br />
y los medios <strong>de</strong> comunicación <strong>de</strong> masas, oscurecían el panorama <strong><strong>de</strong>l</strong> Chile real que<br />
ha irrumpido <strong>de</strong> la mano <strong><strong>de</strong>l</strong> movimiento “pingüino”.<br />
El más reiterado <strong>de</strong> esos mitos, y por momentos no poco arraigado, es aquél<br />
que indica una expansión sostenida y a niveles inéditos <strong>de</strong> la clase media en Chile en<br />
el ciclo histórico reciente. Tales imágenes apuntan a “un país dominado por la clase<br />
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