análisis del año 2006 - Facultad de Ciencias Sociales - Universidad ...

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128 ANÁLISIS DEL AÑO 2006 - Departamento de Sociología de la Universidad de Chile pobre, es la continuidad del dolor, su permanencia. Por eso, porque Bachelet sabe del dolor, ella es como el pueblo. Esta es la ecuación que vimos el año pasado: Un elemento central que destacamos el pasado año es el que citamos a continuación: “Pero además ella es el perdón, es ser ministra de defensa y dirigir la parada militar mirando los mismos uniformes que la torturaron y la dejaron sin padre. He aquí una sólida articulación con el mundo cristiano, pues como dice Nietzsche, el cristiano concede ventajas a todo sufrimiento, el cristiano siente que nada conserva mejor su paz que el dolor y que nada es más sutil que la venganza cubierta de perdón” 3 . De este modo, en términos de cultura política la novedad de Bachelet no es ni ha sido la transformación de género que podría suponer. De hecho, Bachelet no emergió desde un cambio cultural que hace ‘iguales’ a hombres y mujeres. Para los electores chilenos un hombre es algo muy distinto a una mujer y se les somete a condiciones distintas en la relación con lo público y el poder. Esto lo medimos el 2005 cuando vimos en una encuesta que el rol que se le asigna a la primera dama y el rol que se le asigna a un hipotético ‘marido de presidenta’ (o ‘primer damo’, como se le llama socialmente, lo que revela las significaciones instaladas), quedan marcados por la necesidad de diferenciación 4 . Bachelet no es entonces la revolución del género. Lo que sí parece ser es un movimiento en la historia en dirección a un eje subsidiario de la vida política. Hemos dicho que la violencia organizadora y la energía legitimadora del dolor son dos ejes centrales de la vida política chilena, dos ejes en los que Pinochet operó con maestría. Pero sin duda ha sido siempre la violencia organizadora el 3 Ver MAYOL, Alberto (2006): “Parménides y Heráclito en el Chile 2005: crónica de las trizaduras y persistencias de los grandes relatos”, pág. 125, en Revista Análisis de Año 2005. Departamento de Sociología, Universidad de Chile. 4 Véase Informe IP 1, págs. 9 y 10, en www.informeip.cl. En dicho documento, entre otras cosas, se destaca que mientras sólo un 9% de los encuestados considera que el rol de primeras dama no debería existir, en cambio un 38,7% cree que el marido de la presidenta no debiera cumplir ningún rol en la actividad pública en consideración a su carácter de marido. SI Bachelet = Doctora (sabe del dolor) + Torturada (vivió el dolor) SI Pueblo = Dolor como rutina ENTONCES Bachelet = Es como el pueblo = Es como uno ENTONCES Bachelet = Comprende el dolor del pueblo

ALBERTO MAYOL MIRANDA - De Pinochet a Bachelet 129 núcleo de la dominación, el eje que subyace a todo gobierno. Por supuesto, los gobiernos menos militarizados pueden apelar a señalar su escaso vínculo con la violencia. Pero para efectos históricos no es relevante, ya que hablamos de una matriz de dominación que se traduce en gobiernos, no en un eje de los gobiernos. En este sentido, muchos presidentes y sus gobiernos son desviaciones del eje o ejercen con este ‘problema’ en la mira. Y, de este modo, analíticamente el eje de la violencia organizadora sigue siendo preponderante. Sin embargo, decíamos, Bachelet encuentra en la energía legitimadora de la cultura cristiana del dolor la base de su llegada al gobierno. La legitimación, que siendo muy importante es siempre un elemento subsidiario de la creación, una justificación, una operación de disminución del roce; toma la forma del poder. La matriz fundamental, esto es, tanto el espíritu de la dictadura como el de la democracia, estaban en la cuestión de la violencia creadora y organizadora. Pero con la candidatura de Bachelet, con su sorprendente irrupción en las encuestas, se produjo un pequeño movimiento hacia la contracara. Fue leído como un movimiento hacia la mujer, lo que en parte es cierto. Es el movimiento a esa fuerza femenina a la que apeló el mismo Pinochet, la constructora de la patria, la creadora de la familia, el sostén moral de la nación. Ese sostén moral es cristianismo puro, con la mujer como núcleo de la gestión del dolor, con la mujer como eje del perdón, como búsqueda del reencuentro de los hermanos, como representante del principio universal de la ‘madre’, punto de encuentro de tiranos y oprimidos. Por esto, es la mujer la representante simbólica de este movimiento hacia el dolor. Pero eso no es feminismo. No nos engañemos. En definitiva, algo debe haber pasado en este camino. Tal vez la fractura por la violencia organizadora de Pinochet era tal, que sólo un movimiento hacia la energía del perdón y del hermanamiento del dolor parecía razonable, al menos como intento colectivo de reconstrucción del tejido social. El éxito de Lagos fue quizás la esperanza de que por el lado del autoritarismo democrático se pudiera llegar a la resolución. De hecho, Lagos quiso convencernos de que ya se habían sanado las heridas y que la transición se había cerrado, pero en la realidad la herida mostró presencia. Tal vez por eso el giro a Bachelet. El movimiento hacia esta fuerza legitimadora y el momentáneo abandono de la tradición de la violencia organizadora es la gran novedad de la campaña de Bachelet y de su inicio de gobierno. Como la legitimidad está en todos, entonces cualquiera puede ser presidente. Y entonces todos los oprimidos se compraron su banda presidencial en la calle y cumplieron el rito de ser presidentes para cuando la presidenta asumió. Pero a poco andar del gobierno, se notó que la fuerza legitimadora del perdón y del dolor carecía bastante de experiencia en los avatares de la dominación. O, en otro sentido, que una sociedad acostumbrada a la violencia organizadora, parecía considerar curioso un ‘gobierno ciudadano’. A esto se sumaba que ser gobierno es

128 ANÁLISIS DEL AÑO <strong>2006</strong> - Departamento <strong>de</strong> Sociología <strong>de</strong> la <strong>Universidad</strong> <strong>de</strong> Chile<br />

pobre, es la continuidad <strong><strong>de</strong>l</strong> dolor, su permanencia. Por eso, porque Bachelet sabe<br />

<strong><strong>de</strong>l</strong> dolor, ella es como el pueblo. Esta es la ecuación que vimos el <strong>año</strong> pasado:<br />

Un elemento central que <strong>de</strong>stacamos el pasado <strong>año</strong> es el que citamos a<br />

continuación:<br />

“Pero a<strong>de</strong>más ella es el perdón, es ser ministra <strong>de</strong> <strong>de</strong>fensa y dirigir la parada<br />

militar mirando los mismos uniformes que la torturaron y la <strong>de</strong>jaron sin<br />

padre. He aquí una sólida articulación con el mundo cristiano, pues como<br />

dice Nietzsche, el cristiano conce<strong>de</strong> ventajas a todo sufrimiento, el cristiano<br />

siente que nada conserva mejor su paz que el dolor y que nada es más sutil<br />

que la venganza cubierta <strong>de</strong> perdón” 3 .<br />

De este modo, en términos <strong>de</strong> cultura política la novedad <strong>de</strong> Bachelet no es ni ha<br />

sido la transformación <strong>de</strong> género que podría suponer. De hecho, Bachelet no emergió<br />

<strong>de</strong>s<strong>de</strong> un cambio cultural que hace ‘iguales’ a hombres y mujeres. Para los electores<br />

chilenos un hombre es algo muy distinto a una mujer y se les somete a condiciones<br />

distintas en la relación con lo público y el po<strong>de</strong>r. Esto lo medimos el 2005 cuando<br />

vimos en una encuesta que el rol que se le asigna a la primera dama y el rol que se le<br />

asigna a un hipotético ‘marido <strong>de</strong> presi<strong>de</strong>nta’ (o ‘primer damo’, como se le llama<br />

socialmente, lo que revela las significaciones instaladas), quedan marcados por la<br />

necesidad <strong>de</strong> diferenciación 4 . Bachelet no es entonces la revolución <strong><strong>de</strong>l</strong> género. Lo<br />

que sí parece ser es un movimiento en la historia en dirección a un eje subsidiario <strong>de</strong><br />

la vida política. Hemos dicho que la violencia organizadora y la energía legitimadora<br />

<strong><strong>de</strong>l</strong> dolor son dos ejes centrales <strong>de</strong> la vida política chilena, dos ejes en los que Pinochet<br />

operó con maestría. Pero sin duda ha sido siempre la violencia organizadora el<br />

3 Ver MAYOL, Alberto (<strong>2006</strong>): “Parméni<strong>de</strong>s y Heráclito en el Chile 2005: crónica <strong>de</strong> las trizaduras y<br />

persistencias <strong>de</strong> los gran<strong>de</strong>s relatos”, pág. 125, en Revista Análisis <strong>de</strong> Año 2005. Departamento <strong>de</strong><br />

Sociología, <strong>Universidad</strong> <strong>de</strong> Chile.<br />

4 Véase Informe IP 1, págs. 9 y 10, en www.informeip.cl. En dicho documento, entre otras cosas, se<br />

<strong>de</strong>staca que mientras sólo un 9% <strong>de</strong> los encuestados consi<strong>de</strong>ra que el rol <strong>de</strong> primeras dama no <strong>de</strong>bería<br />

existir, en cambio un 38,7% cree que el marido <strong>de</strong> la presi<strong>de</strong>nta no <strong>de</strong>biera cumplir ningún rol en la<br />

actividad pública en consi<strong>de</strong>ración a su carácter <strong>de</strong> marido.<br />

SI Bachelet = Doctora (sabe <strong><strong>de</strong>l</strong> dolor) + Torturada (vivió el dolor)<br />

SI Pueblo = Dolor como rutina<br />

ENTONCES Bachelet = Es como el pueblo = Es como uno<br />

ENTONCES Bachelet = Compren<strong>de</strong> el dolor <strong><strong>de</strong>l</strong> pueblo

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