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LAS GAFAS DE BULU<br />
Aquí, en Katmandú, a partir <strong>de</strong>l séptimo día era cuando<br />
empezaba realmente el festival. Se hacía necesario preparar<br />
muchas ofrendas por la noche. Se hacían pujas durante tres días<br />
a las divinida<strong>de</strong>s familiares en los templos <strong>de</strong> Bhagabati. Mi<br />
suegra me <strong>de</strong>cía:<br />
- Míralo todo bien que luego tendrás que hacerlo tú.<br />
En Maha-astami, el día octavo, habíamos ido todos a los<br />
templos <strong>de</strong> Bhagabati. En todos se hacían sacrificios. <strong>Las</strong><br />
imágenes <strong>de</strong> la diosa estaban llenas <strong>de</strong> sangre, con multitud <strong>de</strong><br />
cabras, pollos y ocas que eran <strong>de</strong>golladas al instante. En<br />
ocasiones, incluso, se <strong>de</strong>gollaban hasta búfalos.<br />
Al comenzar Navaratri, la suegra nos había dado a cada uno<br />
unas cuantas ropas y diez rupias para que compráramos pulseras<br />
y collares. Cuando lo tuve en mis manos yo sentí que recibía un<br />
gran regalo. En Varanasi no había esta costumbre. No<br />
esperábamos a que llegara la fiesta para comprar cuanto<br />
necesitábamos. Me fui a mi habitación para ver todas las ropas.<br />
Había un chal, tres o cuatro blusas, con estampados preciosos<br />
<strong>de</strong> damber kumari. No había visto nunca este tipo <strong>de</strong> tela.<br />
Había también una tela muy larga y suave que hacía <strong>de</strong> faja. Yo<br />
traté <strong>de</strong> ponérmelo pero me quedaba muy mal, así que <strong>de</strong>jé <strong>de</strong><br />
llevarlo. No entendía cómo encima <strong>de</strong> esta enorme faja podría<br />
colocarme luego el sari. Me habían regalado también tres o<br />
cuatro saris, <strong>de</strong> tela muy gruesa y con enormes flores que aquí<br />
llamaban kamalpokhari. Yo pensé que el frío hacía que llevaran<br />
saris <strong>de</strong> este tipo. No encontré por ningún sitio la falda con la<br />
que normalmente aguantaba yo mi sari. En realidad no hacía<br />
ninguna falta pues ya era el sari suficientemente grueso. Todos<br />
estos regalos me <strong>de</strong>jaron muy impresionada.<br />
Al día siguiente, el día <strong>de</strong> la tika, me levanté a las cuatro <strong>de</strong><br />
la mañana para preparar todo ya que mi suegro tenía que ir a<br />
poner la tika al Palacio <strong>de</strong> Judha Shamsher. Luego toda la familia<br />
nos juntábamos en la habitación don<strong>de</strong> se solían hacer las pujas.<br />
Todas las nueras llevábamos allí frutos secos y cocos para recibir<br />
la tika. Con sus mantras los sacerdotes nos ben<strong>de</strong>cían y asperjaban<br />
agua bendita sobre nuestras cabezas. Se hacían cordones con las<br />
telas blanca y roja y luego se ofrecían. Todos recibíamos así la