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POR EL SENDERO DEL ASRAMA 73<br />
Me encerré en la habitación y muy nerviosa me puse a mirar<br />
por la ventana el atar<strong>de</strong>cer. En eso entró Kalyani y me<br />
preguntó:<br />
- ¿Qué miras Maya?<br />
- Esa luz que se ve <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la ventana siempre está encendida<br />
a esta hora. Alre<strong>de</strong>dor no se ve ninguna otra luz. Parece ser la<br />
luz <strong>de</strong> alguna casa o alguien la ha encendido para las gentes <strong>de</strong>l<br />
camino. A mí me parece que alguien la ha puesto ahí para que<br />
su amante no encuentre difícil hallarla. Más allá <strong>de</strong> la luz tengo<br />
mi casa y mis seres queridos ¿verdad? No sé por qué me cuesta<br />
aceptar a la gente <strong>de</strong> aquí como mi familia. A lo mejor necesito<br />
más tiempo. Pero ahora me siento como un pájaro <strong>de</strong>l bosque<br />
encerrado en una jaula.<br />
Por la mañana recé frente a mi dios Krishna:<br />
- Dios mío, ayúdame para que <strong>de</strong>s<strong>de</strong> hoy no haga nada <strong>de</strong><br />
lo que la gente pueda acusarme o se burle <strong>de</strong> mí. No puedo<br />
enten<strong>de</strong>r por qué me equivoco tanto. Si no se burlaran <strong>de</strong> mí y<br />
no me acusaran yo disfrutaría <strong>de</strong> esta casa. E incluso podría<br />
hacer felices a mis cuñadas y a mi suegra.<br />
Ésta, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> abajo, me gritó:<br />
- Nuera, ven abajo que han traído mohi olak. Corre.<br />
De nuevo no tenía ni i<strong>de</strong>a qué era eso <strong>de</strong> olak. Y tampoco<br />
pensaba ya preguntárselo. Mohi sí sabía que era un yogourt<br />
batido que le gustaba mucho a mi padre. Bajé abajo y empecé a<br />
buscar algo parecido. Y la nuera insistía:<br />
- ¿Qué pasa nuera, no lo encuentras? Ahí está la mantequilla<br />
y las lentejas.<br />
¡Cómo cambian <strong>de</strong> nombre a las cosas! Llaman kausi a la<br />
verandia, chipi al rikabi, haldi al besar… Así no hay forma <strong>de</strong><br />
enten<strong>de</strong>r nada. ¿Por qué no me habían enseñado estas cosas mi<br />
madre y mis tías?<br />
- Mayaji, pronto vas a volver a tu casa. ¿Me recordarás<br />
verdad? – me preguntó mi marido una noche.<br />
- Claro. Usted es el mejor amigo que tengo aquí.<br />
- ¿Sólo amigo? ¿Nada más?<br />
- ¿Más? A usted le quiero pero nunca me enseña nada. Y<br />
tampoco me <strong>de</strong>fien<strong>de</strong>. ¿Es que usted no me quiere?