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POR EL SENDERO DEL VARNA 29<br />
Cinco<br />
Un momento. Todavía recuerdo aquella vez que fuimos a Rachi<br />
(Bihar), en la época <strong>de</strong> los ingleses, cuando el or<strong>de</strong>n colonial<br />
aún respetaba las fortunas <strong>de</strong>l país. Por todas partes se oía: “Yes,<br />
sir. Yes, sir.” Y con la mano en la barbilla se saludaban: “Salam”.<br />
Hasta ahí llegamos con nuestra corte <strong>de</strong> ayudantes y cocineros.<br />
Y ahí nos esperaba el conocido terrateniente Hajaribag Sr.<br />
Sudhamshuchakra Mukhophadhayay que nos había preparado<br />
el alojamiento y un coche para hacer las visitas. Era evi<strong>de</strong>nte la<br />
influencia que nuestro tío tenía también por aquellas tierras.<br />
Fue <strong>de</strong>licioso visitar las cascadas Hundaru y Jona don<strong>de</strong> los<br />
turistas solían hacer pic-nic. <strong>Las</strong> colinas <strong>de</strong> Morabadi no eran<br />
muy altas así que podíamos subir a sus cimas fácilmente. Muchos<br />
nepalíes nos invitaban a comer. Entre ellos, Míster Thapa, un<br />
militar ya jubilado, que nos acompañó a visitar Rake. Allí se<br />
encontraba un hospital para enfermos mentales. El día que<br />
llegamos había una fiesta en la que todos ellos estaban bailando.<br />
En un salón muy gran<strong>de</strong> con el suelo <strong>de</strong> ma<strong>de</strong>ra sonaban valses<br />
con la música muy suave. Nosotros, como espectadores, les<br />
mirábamos. De repente uno <strong>de</strong> aquellos enfermos me cogió <strong>de</strong><br />
la muñeca y me sacó a bailar. A mi madre aquello le aterrorizó<br />
y empezó a chillar: “¡La va a matar! ¡La va a matar!”<br />
En el interior <strong>de</strong>l hospital habíamos estado viendo cosas<br />
muy raras. Algunos se pasaban las horas sonriendo sin ninguna<br />
razón, otros se quedaban mirando fijamente al techo y otros no<br />
paraban <strong>de</strong> pelearse. Para nosotros aquello resultaba a un mismo<br />
tiempo divertido y triste. A los más peligrosos les tenían