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POR EL SENDERO DEL VARNA 25<br />
hablaban inglés e ignoraban el hindi. Cerca <strong>de</strong> nuestra casa había<br />
un barrio muy pobre don<strong>de</strong> vivía Mehater que pertenecía a la<br />
casta <strong>de</strong> los intocables y que venía a casa a limpiar los servicios.<br />
Tenía una hija <strong>de</strong> mi edad <strong>de</strong> unos seis o siete años. Yo hice<br />
también amistad con ella. En cuanto encontraba un rato libre<br />
me iba a su casa. Ella no entendía mi idioma y yo no entendía el<br />
suyo. Pero ese no era ningún problema. Jugábamos con las<br />
muñecas y cuando teníamos sed bebíamos juntas <strong>de</strong> un jarro <strong>de</strong><br />
barro que había en un rincón. Si llevaba algo <strong>de</strong> comida la<br />
repartíamos. Su madre tenía miedo y aceleraba siempre mi<br />
regreso. Decía en su idioma “po po” (vete, vete, entendía yo).<br />
Un día mi hermano Sandaba me pilló allí.<br />
- Mira la “gordita”, ¡así que aquí venías! ¿Cómo se te ocurre<br />
entrar en la casa <strong>de</strong> un intocable? Ahora me voy a chivar a papá<br />
y a mamá. ¡Y has estado comiendo con ellos! Des<strong>de</strong> este<br />
momento nadie te podrá tocar en la casa y te volverás también<br />
intocable.<br />
Mi hermano saltaba y se burlaba <strong>de</strong> mí. Yo empecé a llorar<br />
a gritos. No entendía nada. ¿Había perdido realmente ya para<br />
siempre el cariño <strong>de</strong> mi familia? Eso era difícil. Aunque con<br />
Sandaba sólo me llevaba dos años y siempre nos habíamos estado<br />
peleando, sin embargo nos queríamos mucho. Otra cosa era mi<br />
hermano mayor que me sacaba cinco y al que no me atrevía ni<br />
acercarme.<br />
Mi infancia así iba quedando atrás. En los veranos, las<br />
montañas; en las Navida<strong>de</strong>s, Calcuta; y por Dashain,<br />
regresábamos a Varanasi. Nuestra familia esperaba impaciente<br />
ese reencuentro. La casa se llenaba entonces <strong>de</strong> regalos, <strong>de</strong><br />
vestidos y juguetes… Como mis tíos tenían hijos más pequeños<br />
que yo, todos me seguían a mí. Solía reunirlos a todos y hacer<br />
con ellos teatros y bailes. En nuestra casa <strong>de</strong> Ramapura había<br />
salones enormes. Bastaba toda nuestra familia para hacer un<br />
público numeroso y también agra<strong>de</strong>cido. Decorar el escenario<br />
en Varanasi era muy fácil. Llegábamos a imprimir invitaciones y<br />
las repartíamos anunciando que en Ramapura se iba a representar<br />
la separación <strong>de</strong> Radha y Krishna.<br />
Dramaturgia: <strong>Bulu</strong> Sharma.<br />
Dirección: <strong>Bulu</strong> Sharma.