12.05.2013 Views

A horcajadas en el Tiempo

A horcajadas en el Tiempo

A horcajadas en el Tiempo

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

El Nacimi<strong>en</strong>to de la Cosmología Moderna<br />

La cosmología, que era una ci<strong>en</strong>cia especulativa, se convirtió <strong>en</strong> ci<strong>en</strong>cia empírica gracias a dos importantes acontecimi<strong>en</strong>tos ci<strong>en</strong>tíficos.<br />

El primero fue, a niv<strong>el</strong> teórico, la creación de la teoría de la r<strong>el</strong>atividad g<strong>en</strong>eral de Einstein, una teoría g<strong>en</strong>eral d<strong>el</strong> espacio, <strong>el</strong> tiempo y la materia,<br />

que aportó una nueva estructura conceptual a nuestra idea d<strong>el</strong> universo como un todo. Y <strong>el</strong> segundo acontecimi<strong>en</strong>to que proporcionó a la<br />

cosmología su forma moderna fue la aparición de nuevos y pot<strong>en</strong>tes instrum<strong>en</strong>tos astronómicos: los grandes t<strong>el</strong>escopios de reflexión y los<br />

radiot<strong>el</strong>escopios. La teoría de Einstein no exige una cosmología específica o una estructura concreta d<strong>el</strong> universo. Aporta <strong>el</strong> andamiaje, no los<br />

detalles. Para decidir la estructura concreta de todo <strong>el</strong> universo, <strong>en</strong> <strong>el</strong> espacio y <strong>en</strong> <strong>el</strong> tiempo, hac<strong>en</strong> falta, como siempre, muchas más<br />

observaciones y más ricas <strong>en</strong> detalles.<br />

En las primeras décadas d<strong>el</strong> siglo, cuando los astrónomos sondearon más profundam<strong>en</strong>te <strong>en</strong> <strong>el</strong> espacio, siguieron observando una<br />

jerarquía de estructuras cada vez mayores: de las estr<strong>el</strong>las a las galaxias y a los cúmulos de galaxias, todo expandiéndose con <strong>el</strong> universo. Pero,<br />

<strong>en</strong> las últimas décadas con <strong>el</strong> uso de nuevos y más poderosos instrum<strong>en</strong>tos de observación como son los distintos satélites que orbitan la Tierra<br />

y <strong>el</strong> t<strong>el</strong>escopio espacial Hubble, los astrónomos han explorado ya la estructura global d<strong>el</strong> universo mismo, y han descubierto que esta estructura<br />

jerárquica de grumos cada vez mayores se interrumpe. A las <strong>en</strong>ormes escalas de distancia de miles de millones de años luz empieza a verse un<br />

universo liso. Esta lisura parece ser la textura global d<strong>el</strong> cosmos, no sólo una propiedad local de nuestra región d<strong>el</strong> espacio. Contemplamos por<br />

primera vez características espaciales d<strong>el</strong> universo <strong>en</strong>tero. El estudio de ese espacio homogéneo y liso a gran escala, su desarrollo <strong>en</strong> <strong>el</strong> tiempo<br />

y cómo influye <strong>en</strong> la materia que conti<strong>en</strong>e, es <strong>el</strong> campo ci<strong>en</strong>tífico propio d<strong>el</strong> cosmólogo contemporáneo.<br />

Examinemos ahora esos dos aspectos principales de la cosmología (<strong>el</strong> teórico y <strong>el</strong> observacional) más detalladam<strong>en</strong>te, empezando por<br />

la teoría moderna d<strong>el</strong> espacio y <strong>el</strong> tiempo.<br />

Hagamos abstracción, por un instante, de lo cotidiano de nuestro <strong>en</strong>torno constituido por un espacio físico concreto e int<strong>en</strong>temos<br />

imaginar <strong>el</strong> espacio tridim<strong>en</strong>sional puro y vacío. Imaginémonos que nos <strong>en</strong>contramos <strong>en</strong> un cohete espacial, det<strong>en</strong>idos <strong>en</strong> <strong>el</strong> espacio profundo, y<br />

antes de poner <strong>en</strong> marcha <strong>el</strong> motor d<strong>el</strong> cohete dejamos flotando un faro <strong>en</strong> <strong>el</strong> espacio para ori<strong>en</strong>tar nuestro emplazami<strong>en</strong>to. Dicho faro, como<br />

debe ser obvio, emite un rayo de luz, que seguimos fi<strong>el</strong>m<strong>en</strong>te, sin volver nunca hacia atrás. Al cabo de un tiempo vemos que <strong>el</strong> mismo rayo<br />

aparece d<strong>el</strong>ante de nosotros. Es como si hubiésemos viajado <strong>en</strong> círculo. Probamos luego <strong>en</strong> una dirección distinta, pero sucede lo mismo. Es<br />

evid<strong>en</strong>te que este espacio no es un espacio ordinario <strong>en</strong> <strong>el</strong> que si partimos <strong>en</strong> línea recta nunca volvemos al punto de partida. Pues bi<strong>en</strong>, éste es<br />

un ejemplo de espacio no euclidiano y, aunque resulte extraño, es matemáticam<strong>en</strong>te posible.<br />

La primera descripción matemática completa de los espacios curvos fue realizada por <strong>el</strong> matemático alemán d<strong>el</strong> siglo XIX, Bernhard<br />

Riemann. Normalm<strong>en</strong>te, consideramos plano <strong>el</strong> espacio físico vacío, de forma que si utilizásemos rayos lumínicos para formar los lados de<br />

triángulos, cubos y otras figuras geométricas, obedecerían a los teoremas de la geometría euclidiana. Si despegásemos <strong>en</strong> un cohete <strong>en</strong> línea<br />

recta y siguiéramos esa línea recta, no volveríamos nunca al punto de partida. Pero los trabajos de Riemann g<strong>en</strong>eralizaron una noción de<br />

espacio que incluyese también la posibilidad de una geometría no euclidiana, de un espacio no plano sino curvo. Seria como g<strong>en</strong>eralizar<br />

espacios bidim<strong>en</strong>sionales para que no sólo incluyes<strong>en</strong> <strong>el</strong> espacio plano de una hoja de pap<strong>el</strong> sino también superficies curvas como la de una<br />

pera. Riemann demostró que podía describirse exactam<strong>en</strong>te la curvatura geométrica d<strong>el</strong> espacio no euclidiano con una herrami<strong>en</strong>ta matemática<br />

d<strong>en</strong>ominada t<strong>en</strong>sor de curvatura. Utilizando rayos lumínicos <strong>en</strong> un espacio tridim<strong>en</strong>sional y midi<strong>en</strong>do con <strong>el</strong>los ángulos y distancias, podemos<br />

determinar, <strong>en</strong> principio, <strong>el</strong> t<strong>en</strong>sor de curvatura de Riemann <strong>en</strong> cada punto de ese espacio.<br />

La obra geométrica de Riemann es de gran b<strong>el</strong>leza y posibilidades, y se soporta sobre firmes bases matemáticas. En <strong>el</strong>la, se describ<strong>en</strong><br />

espacios curvos arbitrariam<strong>en</strong>te complicados <strong>en</strong> cualquier número de dim<strong>en</strong>siones espaciales. Con <strong>el</strong> legado matemático que nos dejó Riemann,<br />

podemos concebir fácilm<strong>en</strong>te la mayoría de los espacios curvos bidim<strong>en</strong>sionales, como la superficie de una esfera o una rosquilla, pero nuestra<br />

capacidad para imaginar <strong>el</strong> espacio curvo tridim<strong>en</strong>sional falla. Sin embargo, los métodos matemáticos de Riemann nos muestran cómo abordar<br />

esos espacios: las matemáticas pued<strong>en</strong> llevarnos por donde no puede hacerlo la imaginación visual.<br />

Ya, a principios d<strong>el</strong> siglo XX, tanto las matemáticas como la geometría aplicada a espacios curvos eran bi<strong>en</strong> compr<strong>en</strong>didas por los<br />

respectivos ci<strong>en</strong>tíficos especialistas. Pero estos avances parecían reducirse al ámbito exclusivam<strong>en</strong>te académico, si<strong>en</strong>do poco consideradas sus<br />

ideas <strong>en</strong> <strong>el</strong> mundo físico real hasta que Albert Einstein postuló su teoría de la r<strong>el</strong>atividad g<strong>en</strong>eral <strong>en</strong> 1915-1916.<br />

La teoría de la r<strong>el</strong>atividad g<strong>en</strong>eral surgió de la teoría especial de la r<strong>el</strong>atividad que Einstein <strong>el</strong>aboró <strong>en</strong> 1905, y que establecía una nueva<br />

cinemática para la física y, a su vez, su av<strong>en</strong>imi<strong>en</strong>to trajo como consecu<strong>en</strong>cia primaria dos mod<strong>el</strong>os cosmológicos d<strong>el</strong> universo. Uno de <strong>el</strong>los, lo<br />

proyecta <strong>el</strong> propio Albert Einstein. Einstein estaba tan conv<strong>en</strong>cido de la naturaleza estática d<strong>el</strong> cosmos que, <strong>en</strong> una actitud muy poco<br />

característica de él, no prosiguió las implicaciones que arrojaban sus propias ecuaciones, añadiéndoles un término que se correspondía con una<br />

fuerza repulsiva cósmica que actuaba contra la gravedad. El término extra, al que llamó la «constante cosmológica», parecía hacer más<br />

manejable <strong>el</strong> problema de describir <strong>el</strong> universo. Puesto que la constante estaba directam<strong>en</strong>te r<strong>el</strong>acionada con <strong>el</strong> tamaño y la masa d<strong>el</strong> universo,<br />

<strong>el</strong> añadido de Einstein implicó una descripción matemática de un cosmos estructurado por un espacio curvo y estático ll<strong>en</strong>o de gas uniforme de<br />

materia sin presión; o sea, un universo estático de inspiración aristotélica.<br />

En <strong>el</strong> mismo año <strong>en</strong> que Einstein introdujo su término «constante cosmológica», o sea, 1917, <strong>el</strong> astrónomo holandés Willem de Sitter dio<br />

otra solución a las ecuaciones descritas <strong>en</strong> la r<strong>el</strong>atividad, añadi<strong>en</strong>do <strong>el</strong> término de la constante cosmológica pero sin materia: un universo vacío.<br />

La solución que daba de Sitter a las ecuaciones de Einstein podía interpretarse como un espacio <strong>en</strong> expansión similar a la superficie <strong>en</strong><br />

expansión de un globo de goma. Un cosmos desprovisto de materia podía aparecer absurdo a primera vista, pero <strong>en</strong> verdad puede considerarse<br />

http://www.astrocosmo.cl/h-foton/h-foton-04_03.htm (2 of 9)29/12/2004 23:25:19

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!