Silvia Colunga Santo.. - Dr. Luis Alberto Montero Cabrera ...

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12.05.2013 Views

sería atender las demandas relativas a casos individuales concretos, dentro de una perspectiva global, preventiva e institucional. En este caso lo anterior se justificaría a través de un programa que involucre a los niños, sus padres y sus maestros, y que se ocupe de promover el conocimiento de los alumnos en torno a las necesidades de aprendizaje previamente identificadas, así como la asesoría de padres y maestros para dar respuesta a los mismos. Lo anterior coincide con el punto de vista sustentado por M. Fuentes y otros, referido a que las intervenciones en las instituciones escolares deben dirigirse en lo fundamental a: ♦ asesorar al personal de las escuelas, en la solución de los problemas específicos que se enfrentan (de aprendizaje, de trabajo y otros); ♦ trabajar de modo individual y/o grupal con los alumnos, en función de las necesidades específicas; ♦ ejecutar diversas tareas que permitan una mayor o mejor integración entre familia y escuela. 98 La puesta en práctica de un programa de intervención educativa supone diferentes momentos o etapas 99 . Un primer momento estaría relacionado con la organización o preparación del trabajo interventivo. El mismo supone la identificación de problemas y el análisis de las necesidades de aprendizaje de la “población – blanco” (diagnóstico educativo), es decir, de aquellas personas necesitadas de intervención educativa o a las que va dirigido el sistema de influencias de carácter modificador. Un segundo momento consiste en el establecimiento de necesidades básicas o de jerarquización de problemas, a partir de su gravedad y frecuencia, la disponibilidad de recursos y sus posibilidades de solución. Un tercer momento es el estratégico, que comprende la planeación de la estrategia sobre la base de los problemas identificados y las prioridades establecidas (delimitación de objetivos, determinación de la metodología, etc.) y además, la aplicación de la estrategia diseñada. Un momento final lo constituye la evaluación, que debe permitir la verificación de la eficacia de la intervención educativa puesta en práctica, en correspondencia con los

objetivos proyectados y tomando en consideración los resultados obtenidos. La evaluación debe estar presente en diferentes estadíos de la intervención. Un momento crucial dentro del momento estratégico de una intervención educativa se refiere al cómo esta va a instrumentarse, quiere esto decir, a la metodología en cuestión. Las intervenciones se basan en modelos que determinan el carácter de los métodos a utilizar. Uno de los métodos que se ha considerado más valioso en la elaboración de la propuesta es el denominado CARA y ampliamente utilizado por la autora Isabel Louro en sus intervenciones educativas con familias. Este modelo se ha tomado como referencia en el presente estudio, ya que en mi opinión resulta inobjetable su utilidad para cualquier intervención psicopedagógica en el ámbito escolar, en la promoción de procesos de cambio grupal. Esta autora describe el modelo como tipificado por cuatro variables conductoras y señala que este resulta de gran importancia para intervenciones educativas en las que se apliquen métodos de trabajo grupal (por ejemplo, “dinámicas” de familia). La denominación del modelo evoca a cuatro procesos que resultan indispensables en el trabajo con grupos: comunicación, reflexión, afectividad y actividad 100 . La comunicación es el proceso a través del cual se intercambian mensajes dentro de una colectividad, se emiten y se recepcionan ideas y expresiones afectivas muy diversas, de trascendencia para provocar cambios en los participantes y promover la solución de problemas individuales y colectivos. La reflexión es gestada en los miembros de la colectividad a partir del análisis de la información recibida e intercambiada, y de las vivencias que se ponen en juego en las interacciones grupales. El análisis reflexivo favorece el empleo óptimo de potencialidades y recursos de los participantes y la búsqueda de soluciones alternativas a los problemas planteados. La afectividad está referida a la expresión de vivencias, por parte de los miembros del grupo, como respuesta a los mensajes intercambiados, a la conciencialización de los problemas y la búsqueda de soluciones competentes.

objetivos proyectados y tomando en consideración los resultados obtenidos. La<br />

evaluación debe estar presente en diferentes estadíos de la intervención.<br />

Un momento crucial dentro del momento estratégico de una intervención educativa se<br />

refiere al cómo esta va a instrumentarse, quiere esto decir, a la metodología en cuestión.<br />

Las intervenciones se basan en modelos que determinan el carácter de los métodos a<br />

utilizar.<br />

Uno de los métodos que se ha considerado más valioso en la elaboración de la<br />

propuesta es el denominado CARA y ampliamente utilizado por la autora Isabel Louro en<br />

sus intervenciones educativas con familias. Este modelo se ha tomado como referencia<br />

en el presente estudio, ya que en mi opinión resulta inobjetable su utilidad para cualquier<br />

intervención psicopedagógica en el ámbito escolar, en la promoción de procesos de<br />

cambio grupal.<br />

Esta autora describe el modelo como tipificado por cuatro variables conductoras y<br />

señala que este resulta de gran importancia para intervenciones educativas en las que<br />

se apliquen métodos de trabajo grupal (por ejemplo, “dinámicas” de familia). La<br />

denominación del modelo evoca a cuatro procesos que resultan indispensables en el<br />

trabajo con grupos: comunicación, reflexión, afectividad y actividad 100 .<br />

La comunicación es el proceso a través del cual se intercambian mensajes dentro de<br />

una colectividad, se emiten y se recepcionan ideas y expresiones afectivas muy<br />

diversas, de trascendencia para provocar cambios en los participantes y promover la<br />

solución de problemas individuales y colectivos.<br />

La reflexión es gestada en los miembros de la colectividad a partir del análisis de la<br />

información recibida e intercambiada, y de las vivencias que se ponen en juego en las<br />

interacciones grupales. El análisis reflexivo favorece el empleo óptimo de<br />

potencialidades y recursos de los participantes y la búsqueda de soluciones alternativas<br />

a los problemas planteados.<br />

La afectividad está referida a la expresión de vivencias, por parte de los miembros del<br />

grupo, como respuesta a los mensajes intercambiados, a la conciencialización de los<br />

problemas y la búsqueda de soluciones competentes.

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