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A manera de ejemplo se tiene, que durante el curso 95–96, el 5,6% de los educandos matriculados en el cuarto grado de la provincia de Camagüey resultaron desaprobados, mientras otro tanto ocurrió con el 5,32% de la matrícula del municipio. En el caso del curso 96–97, en que se inicia este trabajo, se obtuvieron datos discretamente ventajosos, pero aún preocupantes. Como resultados finales de la promoción en el grado, se señala que el 4,65% de los alumnos que constituyen matrícula de la provincia repiten el grado cuarto, mientras una situación similar se produce con el 4,2% de los matriculados en el municipio. Sin embargo, a estas cifras habría que añadir el alto número de niños del grado tercero, que sin vencer los objetivos esenciales transitan hacia el cuarto y reciben las diferentes asignaturas con una gran diversidad de problemas. Además, otro número considerable de niños se reportan con dificultades en los diferentes cortes evaluativos. En el primer corte del curso 96–97, un 8% aproximadamente de los estudiantes del grado fueron evaluados de desaprobados (datos provinciales). En el caso del municipio de Camagüey, la cifra aproximada fue de un 7,4%. Como se observa, una alta proporción de estos alumnos que afrontaron problemas desde inicios de curso, se promovieron al grado quinto, razón por la cual enfrentan las exigencias de los contenidos de estudio aún más complejos, con grandes limitaciones. Todo lo anterior reafirma la complejidad, gravedad y vigencia del problema relativo al desaprovechamiento escolar y las dificultades para aprender, a la vez que corrobora la necesidad de intervenir a través de soluciones eficaces para el mismo dentro del contexto educativo territorial. Con respecto a los niños que presentan diversos grados de desviaciones para aprender, expresa Sylvia Farnham – Diggory: Nos encontramos, por tanto, frente a un misterio de gran importancia práctica (...) No sabemos exactamente qué hacer, en relación a esto, hasta que comprendamos con exactitud lo que es erróneo; y esto hace que el misterio adquiera carácter científico. La ciencia que se necesita para la tarea ha de hallarse, de algún modo, en el dominio de la psicología cognitiva. Pero como ésta constituye un campo nuevo, muchos de los datos no resultan habituales a los profesores, psicólogos clínicos, médicos, neurólogos, oftalmólogos, psicólogos escolares y otros a quienes conciernen el diagnóstico y tratamiento de niños con dificultades en el aprendizaje. Recíprocamente, muchos de los fenómenos de las dificultades de aprendizaje son desconocidos para los científicos que pueden suministrar valiosas intuiciones de investigación. 27

Durante más de tres décadas, numerosos especialistas dedicados a la detección, diagnóstico y atención de niños que requieren una enseñanza especializada, han tratado de definir la categoría dificultades en el aprendizaje. Evidentemente, la complejidad del problema antes descrito exige de la intervención de diferentes enfoques y especialidades, lo que dificulta en muchos casos un abordaje coherente del fenómeno, para su caracterización y manejo acertados. Y no solo la Psicología Cognitiva, - como expresa S. Farnham-Diggory 28 , sino también la Pedagogía, las Neurociencias, la Psicología Educativa y la Psicología de la Personalidad, tienen un aporte significativo en su comprensión y afrontamiento. Los educandos con dificultades en el aprendizaje no constituyen un grupo homogéneo. Todo lo contrario, las peculiaridades que los tipifican pueden variar considerablemente de niño a niño. La ausencia de atributos o características análogas definidas en los miembros de esta categoría, condicionan los límites imprecisos de la misma y determinan, entre otros factores, la complejidad de este campo del conocimiento y la disimilitud de etiquetas empleadas para su designación. Así, por ejemplo, se habla indistintamente del niño con dificultades (problemas, trastornos, desviaciones, disfunciones o “incapacidades”) para el aprendizaje, con dificultades o trastornos en la atención (hipoproséxicos, distráctiles), con disfunción cerebral mínima, con hiperquinesia, con trastornos de las habilidades académicas, o con problemas docentes, entre otras denominaciones. Estas categorías diagnósticas hacen referencia a diferentes planos. Unas enfatizan en aspectos más observables, de carácter fenoménico, mientras otras apuntan a las causas que pudieran generar las dificultades para aprender. De manera general puede entenderse, que al hablar de dificultades en el aprendizaje se reconoce tácitamente la existencia de alteraciones en el proceso de asimilación de conocimientos, hábitos, habilidades y formas de comportamiento. Es esta forma de actividad consciente lo que entienden L. B. Itelson y otros autores como aprendizaje 29 . La asimilación inadecuada, a su vez, debe ser comprendida como expresión de alguna variante de alteración de los procesos psicológicos que intervienen en la misma.

A manera de ejemplo se tiene, que durante el curso 95–96, el 5,6% de los educandos<br />

matriculados en el cuarto grado de la provincia de Camagüey resultaron desaprobados,<br />

mientras otro tanto ocurrió con el 5,32% de la matrícula del municipio.<br />

En el caso del curso 96–97, en que se inicia este trabajo, se obtuvieron datos<br />

discretamente ventajosos, pero aún preocupantes. Como resultados finales de la<br />

promoción en el grado, se señala que el 4,65% de los alumnos que constituyen matrícula<br />

de la provincia repiten el grado cuarto, mientras una situación similar se produce con el<br />

4,2% de los matriculados en el municipio.<br />

Sin embargo, a estas cifras habría que añadir el alto número de niños del grado<br />

tercero, que sin vencer los objetivos esenciales transitan hacia el cuarto y reciben las<br />

diferentes asignaturas con una gran diversidad de problemas. Además, otro número<br />

considerable de niños se reportan con dificultades en los diferentes cortes evaluativos.<br />

En el primer corte del curso 96–97, un 8% aproximadamente de los estudiantes del<br />

grado fueron evaluados de desaprobados (datos provinciales). En el caso del municipio<br />

de Camagüey, la cifra aproximada fue de un 7,4%. Como se observa, una alta<br />

proporción de estos alumnos que afrontaron problemas desde inicios de curso, se<br />

promovieron al grado quinto, razón por la cual enfrentan las exigencias de los contenidos<br />

de estudio aún más complejos, con grandes limitaciones.<br />

Todo lo anterior reafirma la complejidad, gravedad y vigencia del problema relativo al<br />

desaprovechamiento escolar y las dificultades para aprender, a la vez que corrobora la<br />

necesidad de intervenir a través de soluciones eficaces para el mismo dentro del<br />

contexto educativo territorial.<br />

Con respecto a los niños que presentan diversos grados de desviaciones para<br />

aprender, expresa Sylvia Farnham – Diggory:<br />

Nos encontramos, por tanto, frente a un misterio de gran importancia<br />

práctica (...) No sabemos exactamente qué hacer, en relación a esto, hasta<br />

que comprendamos con exactitud lo que es erróneo; y esto hace que el<br />

misterio adquiera carácter científico. La ciencia que se necesita para la tarea<br />

ha de hallarse, de algún modo, en el dominio de la psicología cognitiva. Pero<br />

como ésta constituye un campo nuevo, muchos de los datos no resultan<br />

habituales a los profesores, psicólogos clínicos, médicos, neurólogos,<br />

oftalmólogos, psicólogos escolares y otros a quienes conciernen el diagnóstico<br />

y tratamiento de niños con dificultades en el aprendizaje. Recíprocamente,<br />

muchos de los fenómenos de las dificultades de aprendizaje son desconocidos<br />

para los científicos que pueden suministrar valiosas intuiciones de<br />

investigación. 27

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