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Lo importante es analizar por qué
la impunidad vive en Puebla, al igual
que en otras entidades del país.
telefónica de Mario Marín. A partir
de entonces se le conoce como el
“Gober Precioso”.
La detención arbitraria de Lydia
Cacho sin que la autoridad haya sido
sancionada por la violación de los
derechos humanos de la periodista.
El video que hizo público El Universal
sobre la procuradora de Puebla
cuando exige a autoridades federales
la liberación de un hombre arrestado
por tráfico de drogas.
La protección de un sacerdote de
la zona poblana acusado de presuntos
actos de pederastia. Esto consta
en libros publicados por la periodista
Sanjuana Martínez.
La denuncia pública y formal
contra un alcalde por tener presuntos
vínculos con el narcotráfico. No
hubo acción alguna contra el funcionario.
Autoridades estatales golpean a un diputado local por
haber denunciado casos de corrupción en su municipio.
La lista podría continuar. Pero lo importante es analizar
por qué la impunidad vive en Puebla, al igual que en
otras entidades del país.
La sociedad está confundida. Así lo expresaron las y los
muchachos que conocí el pasado fin de semana. La gente
está buscando la forma de retomar lo que se le ha ido de
las manos: la aplicación de la ley, la capacidad de creer que
eso es posible, la voluntad de vincularse unos con otros
para encontrar soluciones por encima de las diferencias y
en aras del bien de su comunidad.
La comunidad necesita ver acciones que orienten su
energía hacia lo que está bien, lo que es ético. De lo contrario,
el enojo y la decepción se desbordarán y tomarán el
camino de la violencia, como sucedió en Chiapas. Y como
ha pasado en otros países. Un ejemplo es Argentina, que
vivió un colapso social hace pocos años.
En Puebla también ronda el fantasma del voto en blanco,
el mismo al que tanto están invocando los electores de
otras ciudades y otros estados.
clouthier@indigomedia.com