12.05.2013 Views

El corrector de la Historia – Gabriel Guralnik (PDF - Los Revelados

El corrector de la Historia – Gabriel Guralnik (PDF - Los Revelados

El corrector de la Historia – Gabriel Guralnik (PDF - Los Revelados

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

<strong>El</strong> Corrector <strong>de</strong> <strong>la</strong> <strong>Historia</strong> <strong>Gabriel</strong> <strong>Guralnik</strong><br />

Zeiss. Me obligaron a usar un traje pasado <strong>de</strong> moda, un sombrero<br />

y un moño como el <strong>de</strong> Berardi, que Rafael tuvo que anudar. De<br />

un espejo, al costado, me llegó <strong>la</strong> imagen <strong>de</strong> alguien parecido a<br />

mí, pero vestido para una fiesta <strong>de</strong> disfraces. Rafael también se<br />

cambió. <strong>El</strong>igió un bastón <strong>la</strong>rgo, parecido al <strong>de</strong> Berardi, y salimos<br />

por <strong>la</strong> puerta principal hacia <strong>la</strong> calle.<br />

Automóviles negros, casi todos cuadrados. En medio, un carruaje<br />

con caballos, que trotaban <strong>de</strong>safiando los motores. Hombres<br />

vestidos como nosotros, mujeres con sombrero y vestido <strong>la</strong>rgo,<br />

unos chicos que jugaban con una especie <strong>de</strong> triciclo, pero<br />

impulsado a mano. A mi <strong>de</strong>recha, sobre una vidriera, diarios<br />

colgados. En un ejemp<strong>la</strong>r <strong>de</strong> La Prensa observé al pasar <strong>la</strong> fecha:<br />

sábado 19 <strong>de</strong> mayo <strong>de</strong> 1934.<br />

Estábamos en el pasado.<br />

11<br />

mayo, 1934<br />

Unos minutos antes, caminaba tranqui<strong>la</strong>mente por el campo <strong>de</strong><br />

Raúl. De pronto me había encontrado matando a un presunto<br />

asesino, con una herida en el hombro que se curó por mi<strong>la</strong>gro, y<br />

atravesando una puerta invisible <strong>de</strong>l campo hacia un sótano.<br />

Ahora, sin tiempo siquiera para reponerme, recorría una vereda<br />

que no podía ser <strong>de</strong> este tiempo. <strong>Los</strong> carteles en castel<strong>la</strong>no y el<br />

estilo <strong>de</strong> los edificios me hicieron pensar en una extraña Buenos<br />

Aires, como <strong>la</strong> que habrían visto mis abuelos. Si era un <strong>de</strong>corado<br />

<strong>de</strong> cine, parecía muy bien armado. Nada producía <strong>la</strong> menor<br />

impresión <strong>de</strong> irrealidad. Excepto, c<strong>la</strong>ro, que caminaba, con<br />

29

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!