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Oria
una comunidad de vida, un espacio de trabajo
Antxon Aguirre Sorondo
L A S A R T E -O R I A K O U D A L A · A Y U N T A M I E N T O D E L A S A R T E -O R I A

ORIA
UNA COMUNIDAD
DE VIDA, UN ESPACIO
DE TRABAJO

Relación de colaboradores y donantes de fotografías en la presente obra:
Manoli Oyarzabal, Sancho Cano, Jesús Aldaz, Alejandro Romo, Manolo Urdampilleta, José Aguirre, Sancho
Unanue, Pedro M. Unanue, José M. Bardají, Xabier Bardají, Iñaki Orotegui, José Luis Aguirre, Trini
Sáez de Villaverde, Agustín Usabiaga, Daniel Alba, Sole Aguirre, Delfina Urdampilleta, Andoni Unanue,
José Ramón Galardi, Ricardo Gabilondo, Sebastián Kerejeta, Martín Amondarain, Rosario Juárez,
Museum Cemento Rezola, Maritxu Unanue, Rosi Murguiondo, Tito Zulaica, Ignacio Adarraga (Pasajes),
Maritxu Jáñez, M. Isabel Kerejeta, Milagros Barrena, Sara Alba, Fotos Etxarri, Pili Aldaz, Lurdes Goya,
Jesús M. Egizabal, M. Carmen Egizabal y Juanita Zuriarrain
Colabora:
Ilustración de la portada: Banda de música de Oria. Fábrica de Brunet y Cía. (1875)
Copyright © 2007 Antxon Aguirre Sorondo
Copyright © 2007 Lasarte-Oriako Udala
Ayuntamiento de Lasarte-Oria
Geltoki 18
20160 Lasarte-Oria, Gipuzkoa
ISBN: 978-84-935460-0-7
Depósito Legal: SS-523-2007
Impreso por Antza (Lasarte-Oria)
PRINTED IN SPAIN
kutxa

ANTXON AGUIRRE SORONDO
ORIA
UNA COMUNIDAD
DE VIDA,
UN ESPACIO
DE TRABAJO
LASARTE-ORIAKO UDALA
AYUNTAMIENTO DE LASARTE-ORIA

PRESENTACIÓN

Oria. Una comunidad de vida, un espacio de trabajo; una nueva labor
investigadora del historiador y etnógrafo Antxon Aguirre Sorondo. Importante
recopilación histórica de una comunidad con tradición propia
encuadrada hoy dentro del municipio de Lasarte-Oria.
Un trabajo de investigación minucioso y cuidado que aporta datos
inéditos muchos de ellos y experiencias vividas, llevado a cabo mediante
entrevistas a personas de edades avanzadas. Un trabajo de
campo interesantísimo que evitará caigan en el olvido y desaparezcan
para siempre.
Importantísima la recuperación histórica que hace Aguirre Sorondo
de la Oria campesina, labradora y tradicional, junto a la obrera,
derivada de la industrialización a finales del siglo XIX, y el comienzo
de una inmigración ya en ese momento. Dos componentes que han
formado parte de la fuerte personalidad de este pequeño enclave que
bien merece sea conocido por todos los lasarteoriatarras y que ha sido
el impulsor de este libro que hoy os queremos ofrecer.
Quiero agradecer a nuestro querido amigo y colaborador, trabajador
infatigable con sus innumerables publicaciones, Revista
Lasarte-Oria, Lasarte-Oria XX años y varios siglos... etc., por el desvelo
11

y el enorme interés por la historia de nuestras dos comunidades Oria
y Lasarte, hoy indisolublemente unidas por vínculos históricos y fraternales.
Queremos expresarle nuestro agradecimiento y nuestra
cariñosa felicitación, así como a cuantos oriatarras han colaborado de
un modo u otro, con datos, fotografías y experiencias vividas y muy especialmente
a Sebastián Kerejeta y a Manolo Urdanpilleta que tan
intensamente y con tanta emoción viven cuanto se relaciona con su queridísimo
Txoko, donde nacieron, crecieron y son el recuerdo vivo del
ayer y del hoy de su Oria natal. A ellos mi agradecimiento emocionado.
Quiero subrayar también el magnífico trabajo desarrollado por el
Departamento de Cultura, a Ione Altuna y Xabier Goitia por su labor
en esta importantísima obra tanto para oriatarras como para lasartearras
que siempre han estado emocionalmente unidos y hoy somos
felizmente un único pueblo, Lasarte-Oria.
Muchas gracias a todos.
Ana Urchueguia Asensio
Alcalde de Lasarte-Oria
12

INTRODUCCIÓN

El presente libro quiere ser una recopilación histórica y etnográfica de
Oria, una comunidad con tradición propia y hoy encuadrada dentro
del municipio de Lasarte-Oria.
Hasta mediados del siglo XIX, Oria no fue sino una pequeña
agrupación de caseríos. Su temprana industrialización transformó radicalmente
el paisaje y el modo de vida, y aseguró un espectacular
crecimiento demográfico y económico. Pero la rápida proletarización
de Oria no eliminó del todo la componente baserritar sino que, bien
que débilmente, el caserío oriatarra ha pervivido hasta nuestros días.
El libro que aquí comienza aspira a rescatar y plasmar esos dos modos
de vida con sus pecularidades y con su acervo cultural: la Oria
fabril, obrera, inmigrada; y la Oria campesina, labradora, tradicional.
Porque en esta doble naturaleza descansa buena parte de la personalidad
vigorosa y peculiar de la comunidad.
El presente libro se basa fundamentalmente en la investigación realizada
por su autor en los siguientes archivos:
• Archivo Diocesano de Pamplona (A.D.P.).
• Archivo General de Gipuzkoa / Gipuzkoako Agiritegi Orokorra (A.G.G. /
G.A.O.).
• Archivo Histórico de Protocolos de Gipuzkoa / Gipuzkoako Protokoloen
Artxibo Historiakoa (A.H.P.G.- G.P.A.H.).
• Archivo Municipal de Hernani (A.M.H.).
• Archivo Histórico Nacional.
• Registro de la Propiedad. San Sebastián.
Si la investigación documental ha aportado datos históricos, el trabajo
de campo mediante entrevistas a personas de Oria con trayectoria
vital y experiencia nos ha permitido registrar una parte de la memoria
colectiva referida a la vida en el siglo XX que corría riesgo de olvido
y extinción.
17

Por último, entre las fuentes bibliográficas empleadas es obligado
citar la obra Oriako nire oroipenak / Oria y mis recuerdos de José Mari
Bardají Olloquiegui, interesante crónica sentimental que nos ha servido
de importante punto de apoyo, así como los artículos publicados
en la revista Lasarte-Oria, salidos de la pluma del investigador Ramón
López. También hemos recuperado parte del material publicado en
2003 en nuestro libro Lasarte-Oria: veinte años y varios siglos, contrastándolo
y enriqueciéndolo siempre que ello fuera posible.
En el apartado de agradecimientos no puedo dejar de citar a todos
y cada uno de mis informantes: José Aguirre, José Luis Aguirre, Jesús
Aldaz, José Mari Bardají, Xabier Bardají, José Belartieta, Jesús M.
Eguizabal, Ricardo Gabilondo, Rosario Juárez, Natividad Kerejeta,
Iñaki Orotegi, Alejandro Romo, Maritxu Unanue, Sancho Unanue y
Maritxu Zuriarrain.
Mención especial merecen Manuel Urdampilleta y Marisol Ceca
por la importante aportación de las fotografías que ilustran esta obra.
El presente libro no hubiera sido posible sin la colaboración de Sebastián
Kerejeta, que ha coordinado las reuniones, prestando su local,
aportando sus experiencias y conocimientos sobre el ayer y el hoy de
Oria. A él le debo un especial reconocimiento.
Agradezco también al personal de los diversos archivos en los que
hemos trabajado, y, por supuesto, al Ayuntamiento de Lasarte-Oria por
el apoyo prestado a la realización de este libro.
18

UN LUGAR EN EL TIEMPO

DESCRIPCIÓN
El municipio de Lasarte-Oria está situado en Donostialdea (comarca
de Donostia-San Sebastián). Limita al oeste con el río Oria; al norte
comparte lindes con Donostia-San Sebastián y con Usurbil; al sur con
Andoain; y al este con Urnieta y Hernani. En total, Lasarte-Oria tiene
una extensión de 5,9 km 2, lo que supone el 0,30% de la superficie total
de Gipuzkoa.
El propio nombre de la localidad, Lasarte-Oria, indica su carácter
de entidad compuesta en la que Oria aporta una personalidad históricamente
diferenciada. Cuando se institucionalizó el municipio, en
1986, sus términos se delimitaron con terrenos de Hernani, Urnieta
y Andoain: básicamente, los núcleos de Elizalde o San Pedro, perteneciente
a Hernani, y Oria de Urnieta, separados por el arroyo de
Mendaro (en otros tiempos también conocido como Loidi y Saltsate),
hoy soterrado a su paso por la zona urbana y que, discurriendo en su
tramo final junto al convento de las Brígidas, afluye en aguas del Oria,
adonde también va a parar la regata de Atzeko (que pasaba justo detrás
de la capilla de Nuestra Señora del Carmen).
Es Oria una superficie rectangular limitada al sur (en linde con Andoain)
por la regata de Buruntzape; al norte por la regata de Oztaran,
que la separa de Lasarte; cierra uno de los lados el río Oria y, en paralelo
a éste, la pared montañosa de Azkorte. De lado a lado atraviesa
Oria el cinto de asfalto de la carretera nacional, dividida en dos tramos:
hasta el frontón se llama Zirkuitu Ibilbidea, y desde ese punto
hasta abandonar la jurisdicción de Lasarte-Oria, Oria etorbibea.
La parte baja, cercana a las orillas del río, ha sido la zona más poblaba
y donde se constituyó el casco urbano, mientras que la parte más
inclinada que corresponde a la zona de montaña fue ocupada por tierras
de cultivo y caseríos.
23

Sobre el nombre de ORIA, el filólogo Koldo Mitxelena lo emparentaba
con el sustantivo uri (villa). De ser así, habría que deducir que
el río en principio se llamó Uria en razón de que pasaba por una población
importante (quizás por la amurallada Tolosa o por Villafranca
de Erdicia, actual Ordizia), derivando con el tiempo en Oria, nombre
que tomó también esta zona cercana ya a su desembocadura.
El Oria es el río más caudaloso, largo (80 km) y de mayor cuenca
de la provincia (882,50 km 2, la tercera parte de Gipuzkoa). La cuenca
del Oria esta poblada por 145.000 habitantes, si bien con desigual reparto:
la elevada densidad de su curso bajo contrasta con lo poco
poblado de su curso alto. Nace en el Aizkorri, a los pies del túnel de
San Adrián, primitivo portillo de entrada a Gipuzkoa, a 660 m.s.n.m.
Baja por Iturbegieta hacia Zegama, discurre por terrenos de Segura dejando
a un lado las tierras de Zerain y Mutiloa, llega a Idiazabal para
continuar hacia Beasain a la que entra por el complejo ferrón de Yarza.
Continúa su serpenteo por Ordizia, en donde recibe la aportación del
afluente Agaunza que viene de Ataun y Lazkao. Baña el Oria las tierras
de Arama, Itsasondo, Legorreta, Ikaztegieta y Alegia, bordea
términos de Baliarrain, Orendain y Altzo, y luego de nutrirse con el
caudal que desde Navarra le aporta el Araxes llega a Tolosa. Tras pasar
junto a su Ayuntamiento y la iglesia parroquial de Santa María,
rinde visita a las jurisdicciones de Hernialde, Anoeta, Irura y Villabona-
Amasa. En este punto el Oria confluye con aguas que bajan de Larraul,
Asteasu, Alkiza y Zizurkil, y en Andoain recibe las del Leizaran. Por
fin, atraviesa Lasarte-Oria, continúa por Usurbil y gana el mar en jurisdicción
de Orio.
Hasta la construcción del camino entre Lasarte y Andoain en el siglo
XIX, sólo el río penetraba en el valle casi cerrado que formaban
a la izquierda (en el sentido del agua) las alturas de Pagoarteko gaia
(de Pagoa-arteko-gaina), en las estribaciones del Buruntza (441
m.s.n.m.) y a la derecha las de Txintxuerreta baserriko gaina, a los pies
del Andatza (562 m.s.n.m.).
En la zona que nos interesa, la de Oria, había un puente que aseguraba
el paso entre las dos orillas. Durante la Guerra Civil (1936-39)
quedó destruido, y luego se reconstruyó en madera. Se le conocía con
el nombre de Puente del Hipódromo, y su vida finalizó cuando se habilitaron
los nuevos polígonos industriales en Oria.
También existió un servicio de barqueros atendido por José Ilardia,
profesional de la gabarra y la pértiga, a quien sustituyó Juanito
24

Casa Aurreko-Etxea (1995) [D]
Antiguos edificios de Oria y derribo de la empresa Brunet y Cia. Inicio de
construcción nueva Industrialdea (1993) [Z]

Casa Baratzalde, Capilla Virgen del Carmen y Aurreko Etxea (1995) [D]
Gisaldeberri y Baratzalde (1995) [D]

José Cano y, al fondo, Casa Zelaialde [A]

Iparraguirre quien ya manejaba la barca por el sistema de sirga. Antes
fueron los hermanos Etxezar los que realizaban esta labor.
Hablando del río es inexcusable referirse a las inundaciones de que
se tienen memoria. Los más veteranos del lugar aún hablan de la del
Corpus del año 1933 (1 de junio). Veinte años después, el 15 de octubre
de 1953 el agua anegó las viviendas en sus pisos bajos así como
la fábrica de Brunet en más de un metro sobre el nivel del suelo, por
lo que durante una semana se paró la producción y el personal tuvo
que ocuparse en limpiar máquinas y géneros.
Las inundaciones más recientes fueron las del 26 de agosto de 1983
y 1 de junio de 1997 que de nuevo afectó a las plantas bajas de las casas
de los obreros, viviendas que al mes siguiente fueron definitivamente
abandonadas con el realojo de sus ocupantes en nuevos edificios.
En 1802, en el río Oria crecían «salmones, lubinas, lenguados, sabolas,
corrocones, chardietas, doradoras, curbias», entre otros «peces
muy especiales» 1, y en 1847 Pascual Madoz señalaba que en Lasarte
se pescaban barbos, truchas y algunas veces salmones 2.
En la década de 1950 la práctica totalidad de la fauna piscícola del
Oria desapareció a consecuencia de la contaminación producida por
el vertido de residuos industriales, especialmente desde las papeleras
instaladas en sus márgenes. En 1997 se iniciaron los planes de repoblamiento
del río y hoy podemos afirmar que el salmón, extinguido
en estas aguas desde hacía medio siglo, ha vuelto, como lo prueba el
censo de salmones adultos que han pasado por el observatorio piscícola
de Usurbil 3:
AÑO SALMONES
1997 1
1998 11
1999 5
2000 50
2001 39
2002 31
2003 3
2004 12
2005 33
2006 52
TOTAL 237
28

Cada año se sigue repoblando el Oria con unos mil alevines, preferentemente
nacidos de salmones capturados en el propio río y
criados en la piscifactoría de Oronoz-Mugaire en Navarra.
El citado Pascual Madoz en su Diccionario 4 de 1847 nos dejó una
descripción de cómo era Lasarte hace 160 años, donde no faltan referencias
a Oria:
«[Lasarte] Se compone de 2 barrios dependientes el uno de la jurisdicción
de Hernani y el otro de la de Urnieta, cuyos alcaldes ordinarios nombran respectivamente
su pedáneo en cada uno de aquellos. Comunícanse los barrios ó
sea el casco de la población reúne 34 casas por medio de un puente nuevo, a
causa de un riachuelo que bajando de Urnieta, los cruza antes de incorporarse
con el expresado río. En el barrio de Hernani está la casa concejil y la cárcel y
aunque también las hubo antiguamente en el de Urnieta son ya de particulares,
por haberlos enajenado la dicha villa en tiempo de la guerra de la independencia.
(...) Fuera de la población hay 13 casas en el barrio de Hernani, y entre ellos
la fábrica de los Sres. Brunete, en el de Urnieta. (...)
Industria: 2 molinos harineros con 3 piedras cada uno, una Ferreria, una
fábrica de anclas que no trabaja en la actualidad y se está montando otra de tejidos
de algodón propia de los Sres. Brunete, del comercio de San Sebastián».
PERFIL URBANO
El año 1564 Lasarte (contando el vecindario de ambas zonas, Hernani
y Urnieta) agrupaba poco más de 48 familias y 250 habitantes. Se constituía
como una sola calle en la que se alineaban dos docenas de casas
separadas por un riachuelo, el Mendaro: una orilla pertenecía a Hernani
y la opuesta a Urnieta. En este punto de división de ambas
jurisdicciones, pegante al citado riachuelo y casi junto al río Oria, en
lo que hoy se llama Torre Parkea, estaba la ferrería y la casa torre de
los Oquendo.
Cerca estaba la iglesia de San Pedro, consagrada en 1569. En 1675
junto a la citada casa se fundó el convento de las monjas Brígidas y
frente a ella en 1747 se erigiría la Casa Concejil pedánea de Hernani.
Aguas arriba de la regata de Mendaro y a unos 50 metros de la ferrería
giraban los rodetes del Beko-errota, impulsados por el agua de
la misma regata.
En el camino a Oria, se construyó a mediados del siglo XIX un
nuevo molino fluvial que se llamo Goiko-errota, junto con una planta
harinera.
29

Según un censo de 1771, en la zona perteneciente a Hernani vivían
25 familias mientras que en la de Urnieta lo residían 35. En total
325 personas, de ellas 260 almas de comunión (adultos en lenguaje de
la época), espiritualmente atendidas por un vicario elegido a propuesta
de las siete casas más solventes 5.
El mismo censo cita en Oria la casa de Basoaundi (popularmente
llamada Basandi), donde a la sazón estaba domiciliado como inquilino
Santos de Barcaíztegui. Su producción agrícola era en aquel 1771 de
20 fanegas de trigo y 70 de maíz (es decir, unos 1.111 kg de trigo y
3.890 kg de maíz). Según el citado documento, en esas fecha la población
entera de Lasarte producía en total 142 fanegas de trigo y 254
fanegas de maíz.
En 1809 dos Barcaíztegui, José y Martín Juan (tal vez hijos de Santos),
residían aún en el llamado Basoandia: sus nombres aparecen en
la relación de vecinos de Oria que, en febrero 1809, a llamado del alcalde
de Urnieta, fueron a su ayuntamiento a efectuar el juramento de
fidelidad a José Napoleón, rey de España tras la invasión de las tropas
francesas. Otros oriatarras en jurar fueron Josef Dionisio de Echenique,
por sí y sus hijos Antonio y Martín, y Martín Izaguirre residentes
todos en el caserío Leonarena (al que en 1868 se le menciona como
Lecunanea, actual Lekuna-enea), así como Martín Josef Ugalde del caserío
Oria Chiqui (Oriachiqui en 1855, hoy Oriatxiki), que tenía este
nombre adjetivo por relación con Oria la Mayor (así citado en 1823) 6
u Oria Aundi (1846) 7.
Otros edificios del siglo XIX de los que existen referencias son
Oria Gain (1855) u Oriagaraicoa (1868), Chartel-enea o Txartel-enea
(donde se edificaría el hotel Txartel) y Vitorianea (1846) o Goikoetxe.
Luis Murugarren Zamora en su libro Lasarte 8 indica que en 1860
la población de Lasarte ascendía a 583 habitantes, 450 en la jurisdicción
de Hernani y 133 en la de Urnieta.
Gracias a los censos oficiales conocemos la progresión demográfica
de los tres principales núcleos de población entre 1888 y 1940.
CENSO DE VIVIENDAS
Año Lasarte de Hernani Lasarte de Urnieta Oria
1888 30 22 21
1930 59 23 24
1940 67 30 26
30

Casa Aurreko Etxea (2006) [U]
Capilla Virgen del Carmen y Casa Gisaldiberri (2006) [U]
Casa Etxeluze (2006) [U]

Circuito automovilista. Recta de llegada. Casa Cabo y sidrería Txartel (entre 1923 y 1935) [D’]

Esto indica que en 1888 la zona de Oria concentraba el 40,38% del
total de viviendas de Lasarte; en 1930, el 29,27% y en 1940, el 26,80%.
Esto deja ver que la fábrica de Brunet contribuyó al crecimiento de
Oria en el último cuarto del XIX, si bien el peso poblacional se equilibró
en los tres núcleos que hoy constituyen Lasarte-Oria a medida
que fue creciendo la actividad industrial.
UN PASEO HISTÓRICO
Invitamos al lector a hacer un paseo por la Historia recorriendo con
la imaginación la calle principal de Oria, viniendo desde Lasarte en
dirección a Andoain.
Comenzando nuestro paseo por la carretera, desde la regata de Oztaran
a nuestra izquierda tenemos Cabo-Enea.
También a la izquierda se alza el caserío Chartel o Txartel-enea,
domicilio en 1948 de la familia de Bautista Santa Cruz Lete, y cerca
la sidrería Chartel con vivienda, donde en 1948 residían las familias
de Juan Iparraguirre, Paco Castro Fuentes, Manuela Múgica Olazaguirre
y Juan Portu Lerchundi.
Tras la guerra se montó frente a los dos caseríos Chartel o Txartel
(por tanto, a nuestra derecha) la fábrica de Uralita.
Detrás, en el río, estaba el desaparecido Puente del Hipódromo
del que ya hablamos.
A continuación del Txartel, también a la izquierda, se montaban
las tribunas cuando se efectaban las famosas pruebas automovilísticas.
Continuando nuestro paseo por la carretera (recordar que vamos
dirección a Andoain) a nuestra derecha descubrimos la casa Estucho
o Estutxo, en cuyos bajos había un bar. En esta casa en 1948 estaba
domiciliada la familia de Luis Arrillaga Arburua.
A continuación, en la misma mano, estaba el caserío Basoaundi,
uno de los más antiguos edificios de Oria. En 1948 vivían dos familias:
Miguel Barcaíztegui Sasiain, que elaboraba y vendía sidra y
Manuel Salsamendi Balerdi, con su mujer (no tenían descendencia).
Actualmente, a toda esta zona comprendida entre Txartel y Basoaundi
se la conoce como Basoaundi, mientras que el tramo hasta el
límite con Andoain se denomina Oria.
Frente a Basoaundi, esta vez a la izquierda, teníamos la casa Querejeta
o Kerejeta, más conocida como La Panadería. En 1931 el titular
33

de su obrador era José Querejeta. Según el censo en 1948 vivía aquí
la familia de José Querejeta Añorga.
Avanzando, en el mismo lado izquierdo, nos encontraríamos con
Braulia-enea, que antes de la guerra albergaba la sede del sindicato
UGT y el bar de los Echezar. Posteriormente en un anexo de la casa
se instaló un aserradero de cierta importancia que lo explotaba Antonio
Iriarte Zialzeta, quien era propietario de la casa y vivía en sus
dependencias, como también lo hicieron (el año 1948) las familias de
José Amantegui Martínez, José Murguiondo Oyarbide y Rafael Iborra
Planelles. Más tarde sus bajos acogieron la Cooperativa de Consumo
y asimismo la Sociedad de Caza y Pesca Buruntz-azpi. Disponía de un
bar que fue de la Cooperativa antes de pasar a manos de Martín Baltasar
y Visitación Alberro, alias la Bixen, y la tienda de comestibles de
Marilú Castresana. Hoy un nuevo edificio, muy similar al anterior,
ocupa el solar del antiguo Braulia-enea.
Frente al anterior, y a la derecha en el sentido de nuestra marcha,
estaba el caserío Oria-chiqui u Oria-Txiki, reedificado en este emplazamiento
luego de que el primitivo fuera derribado en 1845 para
construir la fábrica. En 1948 vivía la familia de José Zuriarrain Olabe.
Siguiendo nuestro paseo y esta vez a la izquierda teníamos la sidrería
de Oria-txiki, con «bolatoki» y toca, vecina de Plaza Berria con
su frontón y fuente. Este frontón quedó destrozado a raíz de las inundaciones
del uno de junio de 1997.
El domingo 17 de noviembre de 2002 se inauguraba el nuevo frontón
que lleva el nombre de Plaza Berria.
A la derecha de la carretera teníamos la casa de Celaialde o Zelaialde,
construida en 1882, en cuyos bajos estaba la carbonería, la
pescadería, la sidrería que se decía era la más grande de la provincia,
un comercio de tejidos, un puesto de venta de pan y periódicos, el barestanco
de Fidel Bardají (1944) y la escuela de chicas. Además, antes
de la guerra tenía aquí su peluquería Francisco Idigoras. En 1948 vivían
en Zelaialde 21 familias. Desapareció en mayo de 1970, tras la
venta del terreno por parte de la familia Brunet a la fábrica Bianchi,
si bien por diferencias con los vecinos tardaría años la citada fábrica
en levantar sus pabellones.
Detrás de la casa Zelaialde había un lavadero que se nutría de las
aguas que bajaban del Abaloz-erreka.
Frente a Zelaialde, a la izquierda de la carretera, estaba la casa Gizaldiberri,
en donde según el censo de 1948 vivían 30 familias.
34

Casa Gisaldiberri (1995) [D]
Antiguos edificios de Oria y derribo de Brunet y Cia.
Inicio de construcción nueva Industrialdea (1993) [Z]
Casa Iturralde (1995) [Z]

A continuación, la casa de Baratzalde, con la carnicería de los Barcaíztegui
(Rafael en 1931 y Ángela en 1944). En 1948 había 9 familias
domiciliadas en esta casa. En esta casa nació don Plácido Múgica Berrondo.
En el mismo lado izquierdo de la carretera se hallaba la capilla de
Nuestra Señora del Carmen. Anteriormente, en este lugar se encontraba
el almacén de Pedro Eguizabal.
Y siguiendo por el mismo lado nos toparíamos con la casa Aurrecoecheac
o Aurreko-etxeak, cuyos bajos frecuentaban los clientes de la
peluquería de Joaquín Gabilondo (1931), del bar de José Manuel Urdampilleta
(1944) y de la Cooperativa Obrera de Oria, además de las
35 familias que aquí residían en 1948.
Adosado a Aurreko-etxeak tenía un local, en cuya parte inferior disponía
de un cobertizo (el Estalpe) donde se jugaba a pelota. Encima
estaba la escuela de chicas.
A continuando también por el lado izquierdo estaba la casa de Iturralde,
con la peluquería de Francisco Juantorena (1944), alias Paco
(que se trasladó aquí desde Zelaialde), y la tienda de comestibles de
Aurora. En 1948 vivían en esta casa 19 familias. Pegando a esta casa
había una fuente pública.
En la parte trasera de las casas de Aurreko-etxeak e Iturralde, dos
depósitos de agua surtían con el líquido que bajaba de Abaloz-erreka
a las casas y a la fábrica.
El último edificio de Oria, por el lado izquierdo de la carretera,
era la casa Echeluce o Etxeluze, también llamaban Talokalo, y que albergaba
la escuela de chicos, una capillita de San José y viviendas para
15 familias (en 1948).
Sobre la regata, en el límite con Andoain, estaba el lavadero en la
regata de Buruntzape.
La fábrica y el Palacio de Brunet se construyeron sobre los terrenos
de los caseríos Oria Mayor y Oriachiqui, frente a las casas de
Aurreko-etxeak, Iturralde y Etxeluze. El Palacio de Brunet era una elegante
mansión de estilo inglés, con dos pisos, bodega, jardín, una
glorieta, un estanque, un campo de tenis y pequeño paseo bajo zona
arbolada junto al río. La figura de un antílope recordaba el emblema
de la fábrica.
Tras el cierre de la empresa Brunet en 1986, la piqueta terminó con
los históricos edificios de fábrica y palacio en junio de 1992. El restaurante
Txitxardin y el Paseo de Brunet ocupan hoy su emplazamiento.
36

Desde la carretera hacia la izquierda, tras las casas ya citadas, se
inicia la zona de montaña. Sobre la capilla de Nuestra Señora del Carmen
estaba el caserío Oria-gain. Vivía allí en 1948 la familia de Manuel
Antonio Izaguirre Elicegui.
Sobre el Oria-gain estaba el caserío Goiko-etxe o Vitoria-enea. Sabemos
que José Ramón Vitoria y Ormazabal compró en 1822 los
terrenos llamados de Iturrigozo en el barrio de Oztaran, en la villa de
Urnieta, y luego construyó la casa Vitoria, que ocupaba una superficie
de 1.936 pies cuadrados (unos 150 m 2). Tenía a su derredor
terrenos de una extensión de 633 posturas de a 441 pies cuadrados
cada postura (unos 21.522 m 2, similar a unos tres campos de fútbol).
Sobre este caserío estaba la fuente de Iturrigoxo.
Tomasa Vitoria e Iza, fallecida en Urnieta en 1874, y su marido
José Antonio Sarobe e Iturralde, en 1879, dejaron como heredero
único a su hijo José Antonio Sarobe y Vitoria, panadero en Andoain.
Entre sus bienes estaba el caserío Vitoria, además de sus tierras: para
entonces, las 633 posturas de tierras poseían 174 pies cuadrados de
manzanos, algunos cerezos, robles y chopos. José Antonio Sarobe y
Vitoria vendió casa y tierras en 1893 a Juan Bautista Querejeta 9. En
1948 vivía allí la familia de Secundino Querejeta Aguirreche.
Al este el caserío de Lecuona, en donde en 1948 vivía la familia de
Miguel Aramburu Erasun y encima el caserío Garratza (que lo tenemos
ya datado en 1610), de la familia Lacarra. Por último, tomando
el camino hacia Andoain, el caserío Zapal, en terrenos de Urnieta. Entre
los caseríos de Goiko-etxe y el Zapal tenían los Brunet una pista
de tenis de hierba de cuyo mantenimiento se ocupaba la familia del
primer caserío citado.
CENSO DE POBLACIÓN DE ORIA EN 1948 10
Edificio Familias Hombres Mujeres Total
Brunet 3 6 8 14
Zelaialde 21 41 53 94
Etxeluze 15 30 40 70
Iturralde 19 34 46 80
Aurreko-etxeak 35 85 81 166
Baratzalde 9 30 24 54
Gizaldiberri 30 76 90 166
Oria-txiki 1 3 6 9
Basoaundi 2 3 2 5
37

Casa Gisaldiberri, trasera (2002) [D]
Gisaldiberri, Baratzalde y Aurreko
Etxea (1995) [D]
Casa Etxeluze (1995) [D]
Aurreko Etxea e Iturralde (1995) [D]

Autobús de viajeros de San Sebastián a Tolosa [X]
Trolebús de transporte de mercancías (1952) [X]

Circuito automovilista. Recta de llegada. Casa Cabo y sidrería Txartel (entre 1923 y 1935) [D’]
Tribunas de llegada (entre 1923 y 1935) [X’] Tribunas de llegada (entre 1923 y 1935) [X’]

Tribunas de llegada (entre 1923 y 1935) [D’]

Estutxo 1 1 2 3
Kabo-enea 1 3 1 4
Casa Txartel-enea 4 10 10 20
Caserío Txartel-enea 1 1 7 8
Kerejeta 1 2 5 7
Braulia-enea 4 12 10 22
Lekuona 1 3 7 10
Oria-gain 1 2 2 4
Vitoria-enea 1 4 3 7
Garratza 1 1 1 2
TOTAL 151 347 398 745
El primero de junio de 1997, unas graves inundaciones afectan seriamente
a las viejas casas de Oria que aún permanecían en pie:
Gizaldiberri, Baratzalde, Aurrekoetxeak e Iturralde. Poco a poco irían
siendo derribadas hasta que en junio de 2002 desaparecía el histórico
Gizaldiberri.
A día de hoy, del censo de 1948 que reproducimos aquí arriba, solamente
quedan en pie los caseríos Lekuona, Oria-gain, Vitoria-enea
o Goiko-etxe y Garratza.
El Gobierno Vasco, como propietario del suelo y que había construido
ya 132 nuevas viviendas en la zona, firma el 19 de septiembre
de 2002 un convenio con el Ayuntamiento de Lasarte-Oria para la creación
en dicha zona de 113 viviendas, de las cuales 41 serían en
régimen de alquiler y 72 en venta. El 26 de enero de 2006 se inauguraron
las citadas en Oria.
LA CAPILLA DEL CARMEN
El primer templo parroquial que dio asistencia espiritual a los vecinos
de Oria fue la iglesia de San Pedro, situada frente a la actual casa
consistorial. Fue el 10 de abril de 1569, festividad de Pascua de Resurrección,
cuando se introdujo por primera vez el Santísimo en el
sagrario, se encendió una luz que, como marcaba el rito antiguo, ardería
ininterrumpidamente y en su pila bautismal se vertió agua traída
de la parroquia de Hernani.
Hoy día son cuatro las iglesias de Lasarte-Oria: San Pedro, Nuestra
Señora de Arantzazu en Zumaburu, la Virgen del Carmen en Oria
y la capilla del convento de las RR. MM. Brígidas.
42

Inauguración de la Iglesia Virgen del Carmen de Oria. De izquierda a derecha: Sr. Gaitán de Ayala
(al fondo), Sr. José Manuel Brunet y Sr. Obispo Lauzurica (11 de noviembre de 1940) [R]
Inauguración de la Iglesia Virgen del Carmen de Oria. De izquierda a derecha: Sr. Gaitán de Ayala,
Sr. Obispo Lauzurica y Sr. José Manuel Brunet (11 de noviembre de 1940). Al fondo, Casa Arreko
Etxea e Iturralde [R]

Grupo de Cantoras de Oria (17 de julio de 1961) [D]
1 3
2
4 5 6 7
8
9
10 11 12 13 15
14
16
17 18 21
19
20 22 23
24 25
26 27
28 29 30 31 32 33
34
35
1. Rosario Juárez
2. Maritxu Unanue
3. Mertxe Bengotxea
4. Desconocida
5. Lurdes Sarabia
6. Caroli Torres
7. Juaquina Bengotxea
8. Arantxa Solaberrieta
9. Isabel Sánchez
10. M. Isabel Kerejeta
11. Irene Vicuña
12. M. Jesús Díaz
13. Rosi Amantegi
14. M. Jesús Goldaracena
15. Carmen López
16. Desconocida
17. Nati Álvarez
18. Nati García
19. M. Consuelo Unanue
20. M. Carmen Aguirre
21. M. Antonia Urdampilleta
22. Marisol Ceca
23. Sofía Iturri
24. María Cerezo
25. Luisa Juárez
26. Milagros Barrena
27. Juani Bengotxea
28. Maite Hernando
29. Juaqui Sarabia
30. Beatriz Unanue
31. Juaqui Aguirre
32. Marimi Aguirre
33. M. Ángeles Aguirre
34. Lurdes Goya
35. Lurdes Etxaniz

Coro de la Capilla de Oria (16 de mayo de 1954) [H]
16
13
7
14
1 2
17
8
15
9
3
10
4
5 6
11 12
1. Maritere Amondarain
2. Beatriz Romo
3. M. Dolores Eguizabal
4. Dolores Usabiaga
5. Asun Ilardia
6. Merche Bengochea
7. Rosario Juárez
8. Amelia Unanue
9. M. Isabel Bengochea
10. Pilar Unanue
11. Carmenchu Martín
12. Ana Azcarate
13. Marichu Unanue
14. Milagros Barrena
15. Beatriz Unanue
16. M. Consuelo Unanue
17. Pili Aldaz

Inauguración de la Iglesia Virgen del Carmen de Oria (10 de julio de 2004). Misa oficiada por el
obispo Sr. Uriarte. Sacerdotes izquierda a derecha: Ramón Uribeetxerria, Juan M. Uriarte (obispo),
José M. Madina, José M. Arrizubieta, Juan Luis Murua e Ignacio Aguirre [D]
Inauguración de la Capilla Virgen del Carmen de Oria (10 de julio de 2004) [D]

Capilla de la Virgen del Carmen (2004) [D]
Altar de la Virgen del Carmen (1954) [D]

Casa Estutxo y panadería Kerejeta. Al fondo, en la parte izquierda, Braulia Enea. En la parte
derecha, Casa Zelaialde (entre 1923 y 1935) [D’]
De izquierda a derecha: Casa Aurreko Etxea e Iturralde. Vías del tranvía (1940) [B]

Mapa de huertas y chabolas detrás de Zelaialde y sus propietarios (1948) [A]
Fiestas de San Pedro de Oria. Al fondo, Zelaialde y el bar Estanco (1953) [B]

El templo de la Virgen del Carmen, llamado popularmente capilla
del Carmen, fue construido a expensas de la familia Brunet bajo la
dirección del arquitecto Sagarzazu, de Hondarribia. Se inauguró el 6
de noviembre de 1940 con asistencia de José Manuel Brunet y su esposa
María Teresa Guardamino, autoridades locales, provinciales y
eclesiásticas. Ofició la primera misa el obispo de Vitoria, Javier Lauzurika,
del que dependía por entonces la diócesis guipuzcoana. Al
abrirse al culto esta capilla se cerró la hasta entonces existente en un
bajo de la casa Zelaialde, también dedicada a la Virgen del Carmén,
en locales propiedad de la familia Brunet.
La capilla del Carmen disponía de capellán propio. El primero fue
José Achucarro, y desde 1944 a 1996 José María Arrizubieta. La Fábrica
Brunet pagaba al capellán, a los monaguillos y a la serora (en
1940 se daba al monaguillo 7 pts. y en 1954 10,50 pts./mes).
En 1950 se creó el primer coro femenino para asistir al culto, al
que seguiría un grupo de teatro que representaba obras de sentido carácter
moralizante, como era exigido en aquellos años (La modista
modelo y Las consecuencias del lujo).
El 11 de noviembre de 1990 con toda solemnidad se celebró el cincuentenario
de la capilla. Hubo misa, seguida de una comida popular
a la que asistieron 240 vecinos.
El año de 1993 se presentó un proyecto de urbanización para la zona
que implicaba el derribo de la capilla del Carmen. La movilización de
un grupo de vecinos logró la salvación del edificio. Sin embargo, el estado
de deterioro en que se encontraba aconsejó su cierre el año 2003.
Las obras para la reedificación del templo se presupuestaron en
560.166 euros, sufragados mediante suscripción popular más las ayudas
del Gobierno Vasco (su actual propietario) y el Ayuntamiento de Lasarte-Oria.
Las monjas Oblatas de Aiete de San Sebastián regalaron un
armónium, y el donostiarra José Javier Martínez, de Vidrieras Morillas,
diseñó las nuevas vidrieras. El Museo Diocesano de San Sebastián donó
el sagrario y el Cristo que preside el altar. El 10 de julio de 2004 el obispo
Juan María Uriarte, acompañado de quien fuera capellán José María
Arrizubieta, de 88 años de edad, oficiaron la misa de reinauguración.
Actualmente se celebra una misa dominical a cargo de Juan Luis Murua,
párroco de Nuestra Señora de Arantzazu, y a lo largo del año acoge
bodas y bautizos. Las funciones de serora, que antaño ejercieron Concha
Perurena (hasta 1957) y Amelia Unanue (quien ocupó el cargo hasta
1978), hoy se las reparten entre un grupo de mujeres voluntarias.
50

Brunet y Cía. Vista de la fábrica [D]
Central Abaloz Mendia (2003) [D]
Panadería Kerejeta (1999) [D]
Aplicaciones Técnicas de Caucho, A.T.C. (Antigua Portlandita) [D]

José Kerejeta
(Alcalde de Urnieta) [Z]
Juanito Eguizabal
(Alcalde pedáneo de Oria) [W]
Manuel Goya
(Alcalde pedáneo de Oria) [V]

CAMINOS Y CARRETERAS
El camino que unía Lasarte con Usurbil tenía ya desde el siglo XVI la
consideración de Camino Real (es decir, público y preferente). Así lo
sentenciaron las Juntas de Gipuzkoa el 3 de mayo de 1605, en respuesta
a la negativa de Hernani a repararlo con el argumento de que
se trataba de un simple sendero 11.
Sin embargo, el Camino Real para carruajes que fue habilitado en
el siglo XVIII para unir Madrid con la frontera no pasaba por Lasarte
ni por Donostia, sino que discurría por Tolosa, Andoain, Urnieta, Hernani,
Oiartzun e Irún. El 2 de febrero de 1834 se publica una Real
Orden que disponía la construcción de una carretera de Andoain a San
Sebastián 12.
Será en el siglo XIX cuando se fije el trazado de la Carretera Nacional
1, Irún-Madrid, que pasa por la actual Lasarte-Oria. El primer
proyecto lo aprobaron las Juntas guipuzcoanas en julio de 1833, en
contra de la opinión de Oiartzun, Astigarraga, Hernani y Urnieta las
cuales, socapa de que no resultaba económicamente rentable, ocultaban
su temor a quedar marginadas de la vía principal de comunicación.
Pero en octubre de ese mismo año estalló la I Guerra carlista y el plan
quedó paralizado hasta el cese de las hostilidades.
El 24 de julio de 1841 San Sebastián reaviva el proyecto y un año
después, el 18 de julio de 1842, otra Real Orden dispone su ejecución.
Entre otras condiciones 13, se estipulaba que el constructor que se adjudicase
la obra disfrutaría de los derechos de su uso por 25 años, esto
significa que se le permitía poner cadenas y cobrar un peaje por el paso
de las mercanías durante ese plazo. Las cadenas o portazgos serían tres:
en Lasarte, a la entrada a San Sebastián (en el Antiguo, sustituyendo
al que existía en el puente de Santa Catalina) y en Errenteria. Estas ubicaciones
no podían moverse salvo expresa indicación de las
autoridades. Se cobraría el 6% de arancel sobre todo género que atravesara
la cadena, un real por cada arroba de vino que se consumiera
en San Sebastián, y dos sobre el que fuera a poblaciones del recorrido
como Errenteria, Alza y Lasarte.
El arancel lo establecía la Provincia (actual Diputación). Como
ejemplo pondremos el que regía en 1819 en los tramos ya construidos
14:
53

Por carruaje de 2 ó 4 ruedas tirados por 6 bestias ...................... 9 reales
Idem. pero tirado por 5 bestias ................................................... 7 rs.
Tirados por un par de bueyes:
Por carro del país con llanta de 3 pulgadas, cargado y tirado .... 3 rs.
Idem. vacío o con nabo u otro alimento para el ganado que tira. 2 rs.
Idem. de llanta de 2 pulgadas cargado ........................................ 6 rs.
Idem. vacío .................................................................................. 3 rs.
Idem. de llanta de menos 2 pulgadas cargado ............................. 12 rs.
Idem. vacío ................................................................................. 4 rs.
Tirados por otra clase de tiros:
Por carro del país con llanta de 3 pulgadas 15, cargado y tirado
............................................................................................ 1 r. y 17 maravedís
Idem. vacío o con nabo u otro alimento para el ganado que tira. 20 mrs.
Idem. de llanta de 2 pulgadas cargado ..................................... 3 rs.
Idem. vacío .............................................................................. 1 rs. 17 mrs.
Idem. de llanta de menos 2 pulgadas cargado ......................... 6 rs.
Idem. vacío .............................................................................. 3 rs.
Por cada silla, sillón o silletas con o sin gente .......................... 12 mrs.
Por cada caballería cargada ..................................................... 12 mrs.
Por cada caballería mayor ....................................................... 6 mrs.
Por cada caballería menor ....................................................... 3 mrs.
Por cada cabeza de vacuno mayor ........................................... 4 mrs.
Por cada cabeza de vacuno menor .......................................... 2 mrs.
Por cada cabeza de cerda ......................................................... 2 mrs.
El cobro de estas tarifas producía unos dividendos que se ingresaba
el encargado de la cadena. Si con ello obtenía más dinero del pujado
en el arriendo ganaba, y de lo contrario perdía. De su cuenta era el
sueldo del encargado de cobrar el impuesto, así como el alquiler de
la casa donde viviría este empleado y su familia (que solía tener unas
huertas de cultivo para su provecho), amén de los gastos que ocasionasen
las propias escrituras.
Una vez adjudicada la explotación, el rematante tenía nueve días
desde que aceptaba la cadena para poner fiadores y escriturar el contrato.
Tras esto recibía de parte de la autoridad los útiles para el
perfecto desempeño de su oficio: la cadena de hierro de 34 pies (unos
10 metros), los dos postes verticales donde iban sujetas, una cavilla
(clavija o candado), un alineador (regla) para medir la anchura de las
ruedas y el arancel impreso con las tarifas.
Tiempo después nacerían los arbitrios municipales, que nuestros
mayores aún recuerdan.
El Ayuntamiento de Hernani protestó contra el gravamen de dos
reales impuesto al vino de Lasarte, al entender que era de su exclu-
54

siva potestad la aplicación de impuestos en el municipio. Por otra
parte, Hernani aventuraba que la gente iría a comprar vino a las vecinas
poblaciones de Usurbil y al barrio de Zubieta, donde saldría más
económico. La reclamación fue desestimada 16.
La nueva carretera se construye entre 1845 y 1847. Ello permitió
una comunicación fluida entre Lasarte, Oria y Andoain, con lo que
las mercancías desde Lasarte tenían salida directa hacia Castilla sin necesidad
de desviarse por Astigarraga, Hernani, Urnieta y Andoain,
como en la época del Camino Real.
No fue ajeno a esto el hecho de que el año 1845 en Oria se instalara
la fábrica textil de Brunet, que aquí halló un lugar perfectamente
conectado, con grandes extensiones de terreno para su expansión y un
buen caudal de agua para poder mover sus turbinas y maquinarias.
Para 1867, la «Empresa de la Carretera de Andoain a Irún», presidida
por José Manuel Brunet Prat —hermano de Ramón y
cofundador en 1845 de la fábrica de textiles del Oria— saca a subasta
para dos años la cadena de Lasarte. Se adjudica su arriendo a Juan Bautista
Inchausti y Ezpeleta, de 41 años, cantero y vecino de Hernani,
quien ofreció 4.500 escudos al año 17.
Hoy, a esta vieja carretera se la conoce como Zirkuitu ibilbidea
hasta el frontón y el resto como Oria etorbidea.
CUANDO ORIA ERA URNIETA
Hasta la institucionalización del municipio en 1986, los núcleos que
hoy conforman Lasarte-Oria se hallaban divididos entre los ayuntamientos
de Hernani y de Urnieta. Cada año en la festividad de San
Miguel (29 septiembre), se nombraba a sus respectivos alcaldes pedáneos
como delegados del municipio y tenientes de alcalde para
sustituirles en caso de ausencia. Simbólicamente, los dos alcaldes pedáneos
recibían la vara representativa de su autoridad 18. Ya en
tiempos modernos también asistía el alcalde pedáneo de Urnieta en
Oria.
Los alcaldes pedáneos carecían de atribuciones en materia económica,
que era exclusiva del gobierno municipal bien de Hernani o bien
de Urnieta. Sí las tenían, en cambio, para prender a los delincuentes
y meterlos en prisión, con obligación de notificarlo dentro de las
24 horas al alcalde. En esta labor le ayudaba el alguacil, nombrado
55

Batallón «Rosa Luxemburgo» (Juventudes Socialistas-Comunistas). Itinerario: Garate, Atxulondo,
Igeldo, Mondragón, Otxandiano, Lekeitio, Bilbao, Santander (Sardinero, Plaza de Toros) [D]
1 2
3 4 5 6
22
21
24 26
23 25
7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18 19 20
27 29
28
1. Faustino Garro
2. Desconocido
3. José Martínez
4. Pedro José Eizmendi
5. Joaquín Arratibel
6. Francisco Aldaz
7. Atanasio Etxaniz
8. Joaquín Garro
9. Tomás Alkorta
10. Jerónimo Gamboa
11. Ignacio Arratibel
12. Juanito Cano
13. Francisco Gil
30
31
32 33
34
35
37
36
38
14. Juanito Romo
15. Desconocido
16. Juan Martínez
17. Desconocido
18. Teófilo Uria
19. Atanasio Barrena
20. (del caserío Goikoetxe)
21. Luis Goiaran
22. Desconocido
23. Desconocido
24. Alfonso Álvarez
25. Marcos Olasagasti
26. Desconocido
27. Desconocido
28. Ramón Muga
29. Desconocido
30. Daniel Aldaz
31. Desconocido
32. Desconocido
33. Desconocido
34. Desconocido
35. José M. Txintxurreta
36. Desconocido
37. Fernando Jiménez
38. Pedro Gabilondo

libremente por la primera autoridad de Lasarte para el año de su gobierno,
y cuyo salario pagaba el correspondiente Ayuntamiento.
Además, claro está, el alcalde pedáneo soportaba obligaciones rituales
en los actos protocolarios de jura y cesión de la vara de mando,
fiestas, actos litúrgicos dentro y fuera de la parroquia, siempre que no
estuvieran presentes ni el alcalde ni ninguno de sus regidores (concejales),
en cuyo caso quedaba preterido. Para mayor precisión, en la
parroquia de San Pedro de Lasarte el primer banco de la derecha
estaba reservado a las autoridades de Hernani, y el primero de la izquierda
o el segundo de la derecha al alcalde por delegación y a su
teniente 19.
La administración de los asuntos de Lasarte, tanto para Hernani
como para Urnieta, se centralizaba en sendos edificios municipales:
las llamadas casas concejiles, ambas construidas en el siglo XVIII.
El territorio de Oria dependía del alcalde pedáneo de Urnieta, cuya
casa concejil se encontraba en la zona de Lasarte-Urnieta y consistía
en una casa que contaba en su interior con vivienda, taberna, cárcel,
y caballeriza, y en el exterior una zona de huertas.
Pascual Madoz indicaba en 1847 como la casa concejil de Urnieta
pasó a manos particulares por venta que hizo el municipio para pagar
los gastos ocasionados por la Guerra de la Independencia.
Asimismo, los vecinos de Oria estaban sujetos a las ordenanzas de
Urnieta. Las del año 1801 20 prohibían andar a la gente armada; amenazaba
con multa de 20 ducados (en adelante, duc.) al vecino que no
denunciase la presencia de gitanos, bandidos y sospechosos; a los pasajeros
(viajeros) se les daba solamente doce horas antes de abandonar
la villa. En otro artículo se advertía: «Nadie ande por las calles, salvo
en caso de grave necesidad, tras el toque de Ave María de la tarde, ni
hablen en voz alta, ni dentro ni fuera de sus casas, ni cantando coplas,
ni siquiera las vísperas de San Juan Bautista, ni por casamientos, ni
haya toques de toberas, pues al final acaban en pleitos, pena de 3 ducados».
Se multaba a quien jugase a cartas durante las funciones
religiosas de los días festivos, después de la campana del atardecer,
y tras el toque de Ánimas. En fin, las ordenanzas de Urnieta prohibían
plantar tabaco y extraer de los montes concejiles «árbol, leña,
ramas, brezo, ni astilla alguna» sean de árbol joven o viejo. Como era
preceptivo, las ordenanzas se leían «en lengua vulgar» (euskera) a la
hora del ofertorio de la misa mayor uno de los primeros domingos del
año.
57

Ermita del Santo Cristo de Azkorte (2004) [D]
Altar de la ermita del Santo Cristo de
Azkorte (2004) [D]

Estas ordenanzas revelan que el ritmo diario de la vida en Oria estaba
regulado por el sonido de las campanas de la iglesia de San Pedro,
de cuyo toque se ocupaba la serora o el sacristán. Los principales eran:
• Toque del Ave María o Matutina, a primera hora del día, normalmente en
verano a las 7 h. y en invierno a las 8 h.
• Ave María o Ángelus, a mediodía. La gente paraba a rezar y a continuación
se comía.
• Ave María o Illunetan, al ponerse el sol del atardecer.
• Toque de Ánimas, por lo común a las 21 h. en invierno y a las 22 h. en verano.
Marcaba el momento del retiro y el silencio.
La campana de la fábrica de Brunet tocaba todos los días del año este toque
de retiro a las 21½ h.
Cuando Lasarte y Oria fueron creciendo demográfica y económicamente,
las diferencias que de antaño mantenían con Hernani y
Urnieta se agudizaron. En septiembre de 1868 se produjo un pronunciamiento
militar que derrocó a la reina Isabel II. Con esta
revolución, llamada La Gloriosa, se iniciaba el Sexenio Democrático.
Aprovechando los nuevos aires de libertad y de cambio, los vecinos
de la zona manifestaron su voluntad de constituirse en Ayuntamiento.
Intervino entonces el nuevo gobernador civil de la provincia convocando
el 22 de noviembre en los ayuntamientos de Urnieta y Hernani
a sendas comisiones de vecinos para que expusieran sus puntos de
vista 21.
Una semana después 22, la Diputación de Gipuzkoa instó al Ayuntamiento
de Urnieta a que pulsara el sentir de los vecinos de su zona
de Lasarte-Oria sobre la planteada segregación. En atención a esto, se
creó una comisión integrada por el concejal José Joaquín Yurramendi
y Lizarraga, José Manuel de Belaunza y Zatarain, y Bartolomé Francisco
de Lasarte y Lopetegui. Los tres comisionados urnietarras
convocaron una asamblea a primera hora de la mañana del 29 de diciembre
en «la posada de Sebastián Ynchausti», para escuchar la
opinión de los vecinos del barrio de Oria, dependiente de Urnieta.
Para ello divieron la zona que dependía de Urnieta en dos partes:
los vecinos de la zona de Oria y los vecinos que vivían entre este barrio
y el de Lasarte de Hernani.
La consulta, en la que sólo pudieron votar los varones mayores de
24 años, arrojó los siguientes resultados:
59

SI NO TOTAL
Lasarte 6 17 23
Oria 30 0 30
Total 36 17 53
Quiere esto decir que los vecinos vinculados a la planta fabril votaron
unánimemente a favor de la separación, probablemente en la
esperanza de que una Oria desanexionada de Urnieta podría tomar
decisiones por sí misma que redundarían en beneficio del proletariado
industrial. Por contra, los baserritarrak o labradores, que eran mayoría
en Lasarte, se pronunciaron en contra. Quizás porque en la tesitura
de depender de los capitalistas y trabajadores de las factorías del Oria,
o de los regidores de Hernani y Urnieta, municipios aún de fuerte
impronta rural, se sentirían más protegidos y mejor representados
con estos últimos. Se adivina, en suma, una lucha de intereses contrapuestos
entre lo rural y lo urbano, entre el mundo agrícola y el
industrial.
He revisado todos los acuerdos de las Juntas de la Diputación de
Gipuzkoa celebradas por aquellas fechas, a fin de obtener razón de
porqué no se realizó la segregación pese a que el número de votos afirmativos
duplicó a los negativos, pero no he encontrado ningún
documento alusivo.
ERMITA DEL SANTO CRISTO DE AZKORTE
Bien que la ermita del Santo Cristo de Azkorte se encuentre en jurisdicción
de Urnieta, el vecindario de Oria históricamente la sintió como
propia. Es por ello que, aunque los oriatarras no la puedan incluir en
su patrimonio, el hecho de que siempre estuviera en el corazón y en
las oraciones de sus vecinos aconseja darle un lugar en el presente libro.
La primitiva ermita se encontraba a unos 100 m. de su actual ubicación,
en la ladera del Buruntza y sobre una cantera que fue causante
de su derrumbe. Cerca de ella pasaba el camino que unía Urnieta con
Oria y Lasarte y se prolongaba bien a la costa o bien a Azpeitia y Bizkaia.
Se trataba de un edificio rectangular de 16,4 m. por 9 m., con un
ábside de 4,5 x 7 m. Sobre el hastial del muro posterior, una espadaña
60

de piedra rematada con cruz del mismo material albergaba una pequeña
campana. En su parte derecha un pórtico corrido de 16,4 m. de largo
y 3 m. de ancho, con puerta de acceso. En los lienzos este y oeste, sendos
luceros circulares a modo de ojos de buey, y en el frontal una puerta
dovelada algo apuntada con aguabenditera de piedra arenisca a la derecha.
Presidía el altar una única imagen del siglo XIII de Cristo, en
sencillo retablo sin policromar. En el techo, tres lámparas eléctricas que
los días de fiesta se alimentaban por medio de baterías.
El padre de Sebastián Querejeta solía contar lo siguiente:
Érase una vez que en Azkorte, en los soportales de la antigua ermita construida
un poco más arriba de la actual, vivía un gigante. Aquel gigante y el que
vivía en el monte Adarra no podían verse. En cierta ocasión, al gigante de Azkorte
se le ocurrió hacer algo contra el de Adarra, por lo que se fabricó una
honda con la corteza de un sauce. Decidió coger una peña enorme que encontró
en el monte y, mediante dicha honda, arrojársela al del monte Adarra. Pero,
cuando comenzó a retroceder para coger fuerza y arrojar la enorme peña, resbaló
sobre una boñiga y falló el lance, no acertó a lanzar la peña donde quería,
que era a la altura del gigante de Adarra. Según cuenta la leyenda, aquella peña
lanzada por el gigante es la roca Aballarri que se encuentra en la falda del monte
Adarra. Una roca, por cierto, muy conocida para todos los montañeros.
El historiador Luis Murugarren documenta esta ermita desde 1548.
En 1601 estaba de serora Gracia de Barcaiztegui 23. En 1631 se nombra para
el puesto a Elena de Erauso con una dote de 30 duc. que pagará su hermano
en tres años 24. Esta mujer acusó a uno de los beneficiados (sacerdote) de la villa,
Andrés de Yerategui, de dejarla embarazada primero y de causarle un aborto
después con sus malos tratos. Tras el oportuno juicio ante el obispado de Pamplona,
el acusado quedó absuelto en 1643 25. Al renunciar Elena en 1666, la
reemplaza María Josepha de Pagaolerdi 26. Mariana de Azconobieta entra en
1709 con una dote de 30 esc. y un carro de 100 cargas de cal 27. Dado que la ermita
estaba en paraje alejado, tras el fallecimiento de dicha serora en 1715, los
vecinos nombraron a un ermitaño: Juan de Echeberria 28. Pero en 1738, a la desaparición
de Santiago de Berecoechea, entra otra serora, la viuda María Josepha
de Igueretegui, dotada con 82 duc. 29. Le sucede en 1757 María Teresa de Larrerdia
con 100 duc. 30.
Lope Martínez de Isasti apuntaba en 1625 que a esta ermita venían
los fieles a curarse de «terciarias y cuartanas».
Los bienes que poseía la ermita en 1630 eran los siguientes 31: un
cáliz y una patena de plata, un misal, un misal viejo de pergamino antiguo,
una casulla con estola y manípulo de «damasco leonado en
61

partes bordada», cinco albas de lienzo de la tierra con amitos de lo
mismo y cíngulas raídas, tres sábanas nuevas de lienzo de la tierra, otra
con una faja en medio de seda colorada, once sábanas de lienzo de la
tierra, tres manteles para altares uno con lienzo de Francia y dos de la
tierra, tres pares de tocas de lienzo de la tierra «sin meter en agoa» (sin
estrenar), tres tocas de seda muy viejas, dos paños de manos de altar,
tres pares de corporales con un lienzo para cubrirlos, cuatro candeleros
de latón dorado, una lámpara de estaño, un recipiente pequeño
de cobre para tener el agua bendita, una red vieja de hilo para ponerla
delante del Cristo y dos cajas de tabla (suponemos que para guardar
las ropas litúrgicas).
En 1646 se desplomó un trozo de la pared que daba hacia Lasarte
y hubo que hacerla nueva, lo que costó 648 rs. 32. También en 1721 se
efectúan arreglos en la pared de contención de la ermita 33. Obras más
importantes se acometieron en 1728: erección de una nueva fachada,
arreglo del campanil y enlucido interior y exterior, con un coste de 347
rs. 34. Sufrió graves daños en la Guerra de la Convención (1794-1795),
por lo que a partir de 1796 se emprendió su restauración. A ello colaboró
la serora María Teresa de Larrerdia adelantando la cantidad de
451 rs. y 26 maravedís para las reparaciones del altar, talla de Cristo,
yugo de campana y compostura y limpieza de la ropa 35.
En 1917 unos ladrones se llevaron 350 pesetas, dos casullas, un
alba, un misal, una lámpara y algunas menudencias más. La noticia produjo
gran pesar e indignación en toda la zona.
Un fallo en el sistema de explosión controlada de la cantera que
se hallaba a sus pies produjo en 1970 el derrumbe de gran parte del
templo. Lo que restaba en pie, se tiró dos años después.
Comenzó entonces el trabajo de reconstrucción del templo en la
ladera del monte Buruntza, encima del caserío Elorriaga del barrio de
Ergoien. Se respetaron las mismas medidas y distribución que la anterior,
con la única modificación apreciable de que su espadaña ahora
se encuentra sobre el ábside. Muchos vecinos de Oria tomaron parte
en la obra, realizada en auzolan. Mención especial merece Miguel
Olascoaga por la gran labor realizada. Por fin, el 3 de mayo de 1973
se inauguró con una solemne procesión portando desde la parroquia
el restaurado Cristo del siglo XIII, originario del primer templo.
Con motivo de su fiesta, el 3 de mayo, en 1994 se colocó, tras una
nueva restauración, la imagen de la Virgen Dolorosa procedente de la
parroquia de San Miguel de Urnieta.
62

Sacristán de esta ermita fue Miguel Mari Olazagirre, del caserío
Elorriya, al que sustituyó en 1955 su hermana Manuela que vivía en
el caserío Zapal, y en 1968 tomó el relevo la hija del primero, Manoli
Olazagirre, quien a sus 69 años (dato de 2007) continúa guardando la
llaves y encargándose de la atención de la ermita.
En esta ermita se suelen celebrar algunas bodas a lo largo del año.
El via crucis del Viernes Santo sale de la parroquia de Urnieta con
dirección a esta ermita a las 7 de la mañana, y a las 10 de la Virgen de
Arantzazu de Lasarte.
El día de su festividad, 3 de mayo, hay misa solemne y romería popular.
También es ocasión para que se bendigan los ramos de espino
blanco (elorri-zuri) con los que confeccionar crucecitas de madera
junto con ramas de laurel bendecidas el Domingo de Ramos para la
protección del hogar. Tras la misa se da a besar a los concurrentes el
Lignum Crucis. El domingo posterior, los vecinos de Lasarte-Oria asisten
a una misa en esta ermita.
Cada 3 de mayo, autoridades civiles y eclesiásticas se reúnen a comer
en el caserío Elorrixa.
Deritzaziona Azkorte
ez dago oso arlote;
ermita txukun eder bat ere
altxa berri dute.
Gurutzak zazpireun urte,
ala esaten digute;
ondo lirake bide eder bat
bertara balute.
Lengo ermita zarrean
eten aundiak lurrean;
geroztikako berria dago
leku ederrean.
Auzko guztien aurrean,
laguntasuna urrean,
emen usterik gutxienean
gera bearrean.
Elorriaga ostatuz,
jende askori guztatuz,
ardo zarra ta oillasko errez
berrenak osatuz.
Danai eskua luzatuz,
63

lengo gauzak gogoratuz,
etorkizuna aberasten da
ango pentsamentuz.
Kristo gurutziltzatua
Zaindari aukeratua,
azkortetarrak aspalditxotik
dute maitatua.
Sarritan besarkatua,
daukaten Gurutz Santua,
itxaropena berarengandik
daukate artua.
TXOMIN GARMENDIA 36
64

LA VIDA TRADICIONAL

LA FAMILIA
Consideramos una buena aportación al conocimiento de Oria recoger
aquí cómo era la vida de los oriatarras de antaño. Un ayer que se
remonta a la memoria de nuestros informantes más veteranos, y que
podemos situar a partir de la década de 1930.
Las familias solían ser numerosas, dicho sea en términos generales:
aventuramos que la media de hijos por familia en la pre y
postguerra en Oria rondaría los 4 ó 5.
Los padres imponían gran autoridad sobre sus vástagos, sobre todo
en la niñez y primera juventud. Esta autoridad se matizaba una vez que
empezaban a trabajar, y se convertía en cariñoso respeto con el matrimonio.
A los abuelos, tíos y demás parientes se les respetaba tanto
como a los padres. En ocasiones a los abuelos más que a los padres,
como se demuestra en el trato beori que se les brindaba, semejante al
usted en castellano.
Así como los padres mantenían a sus hijos hasta que se valían por
sí mismos, de igual forma cuando los padres se hacían mayores eran
los hijos quienes se ocupaban de ellos. La unidad familiar se concebía
de manera amplia y solidaria: nueras y yernos, si enviudaban, e hijos
huérfanos eran inmediatamente acogidos en el hogar de abuelos o tíos.
No pocas veces, matrimonios que tenían pocos hijos o carecían de
ellos adoptaban a un niño de parientes más o menos cercanos. Los hijos
naturales o adoptados gozaban de los mismos derechos: se les
trataba y consideraba como a hijo propio e incluso podía acabar heredando
los bienes familiares. Hemos recogido testimonios de
criaturas que hasta hacerse mayores nunca supieron que eran adoptados
y crecieron sintiéndose como un hijo más de sus padres. Las
adopciones tanto permanentes como temporales —para criarlos— eran
muy frecuentes en nuestros caseríos.
69

Cuando se daba una necesidad económica en algún miembro de
la familia siempre que se podía se le ayudaba, aunque esto, antes como
ahora, dependía mucho de la calidad de las personas.
Al fallecimiento de los padres, por ley sus bienes se dividían en tres
partes. Al designado para quedarse con el caserío y las tierras (el mejorado)
se le asignaba el tercio del valor total de los bienes (parte que
se conoce legalmente como «de libre disposición»), más otro tercio que
se llama de mejora que por voluntad le otorgaban los padres. El mejorado
no tenía porqué ser el mayor, sino el que o la que los padres
designaran para dar continuidad al caserío. Finalmente, el valor del tercio
restante, que se llama legítima, tenía que distribuirse en partes
iguales a los demás hermanos a la hora de casarse y abandonar la casa.
Esto corría a cuenta del mejorado o heredero. Los padres podían ir
dando las correspondientes legítimas a los hijos al casarse, a fin de que
les sirviera para iniciar la nueva vida matrimonial.
En algunos testamentos se especificaba que los herederos estaban
obligados a resevarles a sus padres un sitio en la cocina junto al fuego,
tener una habitación para ellos, un carro de castañas en erizo (con su
cáscara espinosa), una carga de manzana, etc. De este modo, el heredero
o heredera del mayorazgo quedaba a la cabeza la unidad familiar,
la cual a partir de ese momento los demás hermanos habían de ir abandonando
para labrarse su propio camino fuera del predio acogedor.
Aunque no había obligación expresa, en la casa solía mantenerse a los
solteros hasta que se emanciparan.
En aquella sociedad patriarcal, la autoridad nominal recaía en el
padre, pero en el día a día las decisiones se tomaban de forma bastante
compartida (dicho sea con todas las reservas que merecen esta
clase de generalizaciones). Los asuntos importantes normalmente se
decidían entre la pareja, aunque luego fuera el varón quien lo ejecutase.
Por ejemplo, la venta de bienes no solía hacerse sin el
consentimiento de la cónyuge.
La administración del dinero corría a cargo de la mujer: ella lo guardaba
y disponía el gasto según necesidades.
Marido y mujer se hablaban de zuka (de usted). No estaba bien
visto que el matrimonio efectuara muestras de afecto, no sólo en público,
sino incluso en privado dentro del hogar ante su familia («zirris,
sí», comenta una de mis informantes). Tampoco que discutieran, de
modo que cuando había algún conflicto entre los esposos se procuraba
que no se enterarase nadie, ni los hijos, y lo solucionaban entre
70

Caserío Zapal (1950) [Z]
Panadería Kerejeta (1923-1935) [X’]

el matrimonio o con ayuda de los padres (no hay datos de que interviniera
el cura). En algunos casos se reunían los hermanos adultos (ni
cuñados, ni cuñadas) para mediar o arreglar los problemas entre los
miembros de la familia.
El deber del marido era mantener y cuidar de su familia. El de la
mujer, ayudar en lo que podía al marido, ocuparse de las tareas domésticas,
velar por la salud de sus hijos y por su formación religiosa.
Mientras los niños eran pequeños dependían mayoritariamente de
la madre, y el padre asumía la educación de los varones cuando éstos
empezaban a ayudarle en el trabajo (progresivamente a partir de los
10 años y de forma ya total a los 14).
La madre iba enseñando los secretos de la vida y la organización
del hogar a sus hijas. Los padres enseñaban a los hijos cómo era el trabajo
en el caserío o las técnicas de su oficio si era artesano y la forma
de comportarse en la industria y el taller si era obrero. Esta forma de
transmisión de padres a hijos creaba sólidos lazos de unión familiar.
En la escuela los niños y niñas entraban con unos 6 años y la abandonaban
con 14 años. Ya antes de su ingreso, en el hogar adquirían
algunos rudimentos para familiarizarse con los números y las letras.
Como acaba de señalarse, la educación religiosa se empezaba a inculcar
desde muy pequeños por parte de la madre y de la abuela si
ésta vivía en la casa. Ellas enseñaban a rezar y la doctrina cristiana, cuidaban
del escrupuloso respeto de los mandatos de la Iglesia y velaban
por el devoto cumplimiento de las oraciones diarias (en el caserío,
siempre era una mujer la que dirigía el rosario diario al atardecer hasta
que la radio hizo innecesaria la labor). Desde una perspectiva amplia,
puede decirse que la madre asumía una doble gestación: la natural de
la vida física —concebir hijos—, y la espiritual mediante el cultivo del
sentimiento religioso entre los suyos.
La mujer intervenía también desde un primer plano en el mantenimiento
de la religiosidad social. Y no es que así se minimizara la
importancia del hecho religioso (como en la expresión «eso es cosa de
mujeres»), sino al contrario: en muchos aspectos de la vida familiar del
vasco, las responsabilidades más trascendentales o delicadas se depositaban
en manos de la esposa o hermana, como se irá viendo en otros
apartados de este libro.
En Anexo ponemos un cuadro sobre los diversos nombres de parentesco
usados en Oria.
72

SOBRENOMBRES
Como aún hoy es común en muchos pueblos, en Oria las familias y
las personas recibían un sobrenombre o mote. Hemos recogido algunos
de estos apodos, que plasmamos aquí sin ningún ánimo de chanza
y sí con todo nuestro cariño. Por viviendas, señalamos los nombre de
sus habitantes y, entre paréntesis, los alias correspondientes:
Casa Iturralde: Domingo (El pequeño), Manuel (Klac), Teodoro
(Pototo), Pepito (Castro), Genaro y Manuela (Los de Segura), María
y Juli (Los de Orio).
Casa Aurreko-etxea: Pío (Conchun), Sancho, María y José (Los del
diputado), Joaquina (La coja), Saturnino (Kaskagorri), Miguel (Sagasta),
Antxoni (La pequeña), José (Calapachín), Benjamín (El
jardinero), Juanita (La zapatera), Patxi (El cojo), José (El nene) y Juanito
(El fogonero).
Casa de Zelaialde: María (La portera), Antxoni (La costurera), Concha
(La serora), Lucía (La modista), José (Criado), Bautista (El sordo),
Fidel y Romana (Los del estanco), José (Naparra), Santiago (Morrongo)
y Norberto (El electricista).
Talokale o Etxeluze: Manuel (Zambullo), Margarita (La coja), Felipe
(Azkoitarra), Martín (El navarro), Juanita (Tolosarra), Manuel
(Kokotx), Avelino (El mudo), Nemesio (El joven), Nemesio (el Viejo)
y Juan (Agita).
Gizaldiberri: Pedro (El bombero), Luis (Bostorno), Saturnina e hijas
(Las navarras), Mercedes (La pequeña), Pedro (Perlón), Miguel
(Miquelete), Nazaria y Marina (Las cebolleras), Cipriano (El poeta),
Daniel (El gallego), Pepe (El sastre), Alfonsa y Antxoni (Las porteras),
Juanito (El cojo), Moisés (El aguador) y Agustina y Conchita (Las de
Arrona).
Baratzalde: Gregori (Kaskagorri) y Ángela (La carnicera).
Oria-txiki: José (El de Oriatxiki) y Segundo (Kaskoya).
Brauliaenea: Antonio (El de Brauliaenea) y Rafael (El catalán).
Estutxo: Inés (La de Estutxo).
Txartel: Bautista (El de Txartel).
Txartel, casa con sidrería: Paco (El andaluz), Juan (Oriyo) y Alejandro
(Artxai).
Casa de la Portería: María (La portera) y Santos (El sereno).
Caserío Basoaundi: Miguel y Manuel (Los de Basoaundi).
Casa Panadería: José (Pepe el panadero).
73

Cabo-enea: Lucio, José y Jesús (Los de Cabo).
En Oria-gain: Petra (la de Goikoetxe).
LA VIVIENDA
En Oria ha habido dos tipos de viviendas, relacionadas con los dos
sectores de actividad: caseríos de labor agroganadera, y casas de apartamentos
para los trabajadores fabriles.
EL CASERÍO
Casi todos los caseríos de Oria tenían su fachada principal orientada
al sureste, generalmente bien enlucida en blanco. Eran edificios de
planta rectangular con tejado a dos aguas con teja canal, aunque también
hubo algunos caseríos de gran planta cuadrada con tejado a cuatro
aguas, como el de Basoaundi. No lejos o adosado al cuerpo principal
solía verse un pequeño anexo donde se guardaban antaño los diversos
aperos.
La distribución de los caseríos normalmente respondía a este patrón:
en la planta baja a un lado estaba la cuadra y al otro la cocina,
más uno o dos cuartos pequeños para despensa y almacén. Cuando
vivía un morroi o criado en la casa, es aquí donde tenía su habitación.
Tanto la cuadra como la cocina solían disponer de entradas independientes.
Al piso superior se accedía por una escalera interior que daba
a un espacio que distribuía los distintos dormitorios de la casa. Estos
dormitorios se encontraban encima de las cuadras a fin de aprovechar,
sobre todo en invierno, el calor de los animales. Cada habitación tenía
una ventana al exterior o, a veces, balcón.
Los primeros retretes consistían en un cuarto de apenas 1,5 x 2 m.
con un agujero asomado sobre el lugar de la cuadra donde se almacenaba
el estiércol, de forma que todo ello posteriormente servía de abono.
Los primeros caseríos en dotarse de bañera lo fueron hacia 1960.
En el segundo piso estaba la ganbara o desván que aprovechaba el
plano inclinado del tejado. Allí no había luz eléctrica, ni se permitía
subir fumando ni con velas o fuego dado el riesgo de incendio. En este
granero se guardaban los productos para secar: castañas, patatas,
manzanas, maíz, paja, etc. También la ropa se dejaba allí a secar en
74

invierno o en días de lluvia. A fin de facilitar la entrada de aire, la ventana
estaba siempre abierta o bien el cerrado de tablas de la ganbara
disponía de grandes intersticios.
En la cocina estaba el hogar o fuego, y cerca la carbonera donde
se guardaba el combustible (carbón o leña). El equipamiento era sucinto:
una pequeña fregadera con un agujero que vertía al exterior, el
escurridor de platos de madera y en algunas casas pintado de blanco,
un armario despensa para las botellas y alimentos, una mesa y unas sillas,
el consabido calendario, algún cuadro de motivo religioso, una
gran radio y el cazamoscas de papel encolado colgando del techo completaban
el decorado de la cocina, donde la familia pasaba la mayor
parte de las horas, sobre todo en invierno. La cuna (seaska o siaska)
de madera y pequeña, también solía mecerse en la cocina: se hacía con
una funda de tela con hojas de la mazorca de maíz (zurikiña) y se cubría
con hule para impermeabilizarla.
Donde lo había, el comedor era habitación de poco uso: para reuniones
de familia, para celebraciones, para recibir visitas y poco más. En
nuestras casas y caseríos gustaba (y gusta) vivir y convivir en la cocina.
En las paredes, en la cocina, en los armaritos y mesitas solía haber
fotos de la familia: abuelos, padres, del matrimonio generalmente en
el día de su boda; la galería iba aumentando cuando los hijos se casaban
y nacían los nietos, o con el recuerdo de parientes dedicados a la
vida religiosa.
Los animales asociados al caserío tenían sus propios lugares. Además
de la cuadra donde estabulaban las vacas de leche, y el burro,
había espacios para los diversos géneros: gallinas (ollotokia), conejos
(koneju-tokia), palomas y cerdos (txerritokia). El perro solía disponer
de su propia caseta y el gato se buscaba la vida por su cuenta.
Para terminar indiquemos que ya en tiempos modernos los caseríos
de Oria se aseguraban en la Sociedad de Seguros Mutuos de Guipúzcoa,
según se informaba en una placa sobre la fachada del caserío.
También se aseguraba el ganado en la Cofradía de Ganaderos, en la que
estaban afiliados los caseros de Oria y Lasarte, no así las cosechas.
LA CASA OBRERA
Siguiendo con las pautas al uso en el siglo XIX, los dueños de la fábrica
Brunet de Oria contruyeron para vivienda de sus empleados una
75

Caserío Basaundi (1950) [D]
Caserío Oriatxiki (1950) [CH]
Caserío Garratza (2002) [D]

Caserío Leku Ona (2002) [D]
Caserío Oria Gain (1980) [Y]
Caserío Goikoetxe (Vitoria-enea) (1980) [Z]

serie de bloques de tres alturas. Fueron los edificios conocidos como
Gilzabiberri (30 familias), Baraltzalde (9 familias), Zelaialde (21 familias),
Aurreko-etxeak (35 familias), Iturralde (19 familias) y Etxeluze
(15 familias). Sus fachadas asomaban a la carretera Lasarte-Andoain y
las traseras daban al campo donde sus habitantes cultivaban pequeñas
huertas cercadas con malla de alambre: lechugas, puerros, patatas y
alguna cosa más. También solían verse chabolas donde se criaban gallinas,
conejos, e incluso algún cerdo.
Como se ha dicho, eran casas de tres pisos, con habitaciones pequeñas,
generalmente tres por vivienda, distribuidas en función de las
necesidades familiares: dos dormitorios y un comedor, o tres dormitorios
funcionando uno de ellos a la vez como salón-comedor. Todas
las habitaciones tenían ventana al exterior. Algunas de las buhardillas
o ganbaras de estos edificios se acondicionaron también como vivienda.
En la parte trasera del edificio, el que daba a las huertas, había un
pequeño retrete con deposito superior para el agua que daba al foso séptico.
Cada vivienda tenía un retrete, a excepción de las casas de
Gizaldiberri y Baratzalde que disponían de dos servicios en cada planta,
por lo que tocaba a un excusado por cada dos viviendas o familias.
Las casas de los obreros carecían de bañera. Para asearse se usaba
la fregadera, y a los niños se les lavaba en barreños, calentando el agua
en la económica. Los trabajadores de Brunet tenían la posibilidad de
ducharse gratuitamente en la fábrica: los viernes por la tarde las mujeres
y los sábados por la tarde los hombres, pero con la particularidad
de que el agua caliente sólo llegaba a los que entraban primero. También
había servicio público de duchas y aseos en la plaza Oquendo de
Lasarte, de pago. Era general que la gente se duchara solamente una
vez a la semana y se cambiara de ropa interior también una vez por
semana.
También en las casas, el agua caliente de la fregadera inicialmente
sólo salía fría. Era ésta de cemento artificial, y en la cocina hacía vecindad
con la económica (fogón de chapa) con su correspondiente
carbonera, la fresquera (armarito empotrado bajo la ventana y cerrado
al exterior con mosquitera), la mesa con su mantel de hule, una alacena
y unas banquetas.
Dado que los trabajadores de Brunet disponían de electricidad gratis
después de las 6 de la tarde, no pocos hogares contaban con un
hornillo. A las casas de Oria, la energía eléctrica la suministraba la tur-
78

Maritxu Odriozola del caserío Oria Gain [Y]
Secundino Kerejeta del caserío Goikoetxe [Z]

ina de la fábrica, pero con escasez. La electricidad iba por cables forrados
de algodón separados de vez en vez con aislantes de porcelana
blanca. También de porcelana era el interruptor de la luz que se accionaba
girando 90º: lo llamaban krisketa.
Como las casas eran pequeñas y las familias numerosas, la necesidad
de aprovechar los espacios domésticos resultaba perentoria. A
menudo se vivía en condiciones de hacinamiento. No era extraño que
en una cama durmieran dos o tres personas. La cama era siempre de
madera; el jergón, de caja de madera con muelles interiores y forro de
tela. El colchón solía ser de lana. Cuando fallecía alguien, si era de enfermedad
contagiosa, se quemaba el colchón o se vaciaba, se lavaba
bien la tela y la lana y tras dejarla secándose al sol se vareaba antes de
rellenarlo de nuevo.
Entre la gente de escasos recursos, la compra de mobiliario, colchones,
etc. se hacía —al menos hasta los años sesenta— mediante el
procedimiento de bonos: un representante de la Casa Zunzunegui de
Tolosa pasaba todas las semanas por Oria vendiendo bonos de 5 pesetas,
que una vez que se acumulaban hasta una cierta cantidad se
canjeaban por muebles.
Otros personajes de aquella época eran los quincalleros, que vendían
toda clase de productos, así como los cacharreros y paragüeros
que reparaban sartenes, cazos y paraguas, o los vendedores itinerantes
de lotería 37.
En las viviendas obreras no era usual tener animales domésticos.
Acaso algún pajarito. Aún hoy, entre el vecindario de Oria no abundan
perros ni gatos.
ELECTRODOMÉSTICOS
La primera máquina que entró en la mayoría de los hogares fue la de
coser accionada a pedales (Alfa de Eibar, o las americanas Singer). La
ropa no se compraba tan a la ligera como se hace ahora, sino que la
mayor parte se confeccionaba en casa y también se reparaban sus desperfectos.
Hemos citado ya la fresquera donde se guardaban los alimentos.
En la segunda mitad de los años cincuenta y los sesenta empezaron a
verse neveras: armaritos de madera forrados interiormente de zinc,
donde se introducía un trozo de hielo que, al irse derritiendo, caía en
80

forma de agua sobre un depósito inferior. A este le sustituyó, más
tarde, el frigorífico eléctrico.
Las primeras lavadoras entraron en Oria hacia 1959. Eran de carga
superior y tenían unos rodillos para escurrir la ropa. Hasta entonces,
la ropa se lavaba en el lavadero o en la cocina, sobre una tabla, con jabón,
y las prendas de los niños pequeños se cocían para evitar que
produjeran irritaciones. Cuando la prenda estaba muy sucia (cosa
común en los trabajadores de Brunet) se usaba lejía. Antes de la comercialización
de las compresas, la menstruación se cubría con unas
toallitas que se guardaban y lavaban fuera de la vista de los hombres.
Era un tema tabú.
Las primeras aspiradoras entraron en Oria hacia 1960-1965, en
muchos casos como regalo de boda.
Según mis informantes, las radios empezaron a sonar en Oria en
la posguerra, de la marca Phillips. Se recuerda a una familia poseedora
de una radio que, al iniciarse la contienda civil, la escondió debajo de
un almiar por miedo a las consecuencias que su posesión pudiera ocasionarles.
Hacia 1955 la mayor parte de las casas ya tenía radio.
La primera televisión que se vio en Oria (al margen de la de los señores
de Brunet) estaba instalada en casa de Joaquín Goiaran que se
dedicaba a la reparación y montaje de aparatos de radio y televisores.
Coincidiendo con la boda de Balduino I de Bélgica con Fabiola, el 15
de marzo de 1960, la Sociedad Ongi-Etorri se hizo con un monitor.
Poco a poco el invento se fue introduciendo en las casas, no raras veces
como regalo de boda, aunque familias hubo en Oria que no
tuvieron televisión hasta mediados de los años ochenta.
LA ROPA
Los obreros para trabajar usaban buzo o bata, dependiendo del oficio.
Las mujeres, siempre bata. En Brunet, los daba la empresa. Los
oficinistas iban de traje y se cubrían con un guardapolvos de color caqui;
los tirantes eran más usuales que el cinturón, sobre todo entre la
gente elegante, oficinistas y similares.
Los comerciantes y maestros se cubrían también con un guardapolvos
de color gris. Los niños y niñas en la escuela usaban una bata
blanca. El sacerdote, sotana larga, manteo por encima y sombrero de
teja en la cabeza.
81

Miren Eguzki e Imanol Urdampilleta Ceca en el caserío Oria Gain (1974) [D]
Sacudiendo la lana (casa Zelaialde). De izquierda a derecha: M. Carmen, Paco Juantorena, Juanita y Sofía López (1944) [B]

Los labradores o baserritarrak gastaban pantalón de tejido grueso
de algodón, azul marino por lo común, camisa blanca o similar (que
generalmente no tenía cuello), faja, calcetines de lana gruesa, albarcas
y boina. Para bajar a la ciudad o al pueblo gastaban blusón normal los
días de labor y de tela brillante los festivos o cuando iban a alguna feria
por considerarlo más elegante.
Los que vivían en zona urbana, los días de fiesta se vestían con la
mejor ropa, la más nueva, que al cabo de algún tiempo pasaba a ser
utilizada los días de labor: traje de hilo generalmente negro, camisa
blanca de cuello, chaleco y chaqueta. Las camisas de los hombres eran
de tirilla, y aparte tenían un cuello duro independiente que se fijaban
con botones y se llevaba a almidonar junto con los puños, que también
eran desmontables. Los obreros no llevaban cuellos postizos.
Posteriormente aparecieron las camisas que venían con cuello incorporado,
que son las que ahora conocemos.
La corbata y el chaleco eran prendas diarias para oficinistas, dependientes,
representantes y hombres que no querían dar imagen de
obreros. Otra cosa es que, en momentos señalados, todos los hombres
se anudasen corbata oscura: así para la función del Viernes Santo en
la iglesia, el día de su boda, etc.
Los chalecos eran siempre de la misma tela que los trajes, aunque
también había gente muy distinguida que llevaba chaleco de distinta
clase que el traje, eran los que llevaban los botones de calidad (incluso
de plata) y decorados. También gustaban lucir una cadena de plata que
sujetaba al reloj de bolsillo.
Los hombres llevaban calzoncillo largo que ataban a la pierna con
unas cintas, y camiseta de manga larga, de felpa en invierno y en verano
de tela. El slip entró hacia 1950.
No se usaba gabardina: cuando llovía la gente de campo, para salir
a trabajar, se cubría la cabeza con un saco montado en forma de
capucha. Posteriormente apareció la gabardina, y luego la sira que pesaba
menos y era más fina.
El atuendo cotidiano de la mujer consistía en la enagua (las ricas incluso
dos), camisa y corpiño. Las caseras se ponían delantal. Las
mujeres antaño usaban medias con ligueros, medias que eran de seda
entre las pudientes. En los cuarenta se empezaron a usar las medias que
se llamaban de cristal y que se traían de Francia de contrabando; cuando
se rompían se llevaban a arreglar o coger puntos. Esto cambió hacia
1980 con la aparición de las pantys. Los pantalones se introdujeron en-
83

tre las jóvenes de los años sesenta, pero las personas de edad ya no se
adaptaron a esa prenda que consideraban como masculina.
Mis informantes femeninas todas usaron desde jóvenes sostenes 38,
pero también fajas de varillas, encarnadas o negras, que subían el pecho
y se ataban por detrás. En Oria había una vecina, Josepa Antoni
Eizmendi, que fabricaba estas fajas. La braga no fue prenda habitual
hasta bien entrado el siglo XX. Las primeras eran de dos piernas con
puntillas, abiertas por delante y por detrás. Posteriormente se pasó a
los pololos, similares a los que ahora visten las chicas en los grupos de
baile.
En Oria había un sastre, Pepe Mirón y también varias modistas que
hacían todo tipo de trabajos de confección en sus propias casas: Lucía
Jiménez, Mari Paz Idigoras, Merche Uria y Manoli Gabilondo. Para
encargar el traje de boda se iba al sastre de Lasarte o a San Sebastián.
En casa se hacía la mayor parte de la ropa con tela adquirida a
un vendedor ambulante al que se podía pagar a plazos. Todas las
prendas de punto (jerséis, guantes, bufandas, etc.) se confeccionaban
también en casa.
Hacia la década de los 70 entró la moda de las tricotosas a la que
algunas familias de Oria se apuntaron comprando la máquina para trabajar
con ella.
Los primeros cinturones que usaron las mujeres para los vestidos
eran de tela, a juego con el vestido. Luego aparecieron los
cinturones de cuero, negro generalmente. Los trabajadores se sujetaban
el pantalón con cuerda al cinto y luego cuero negro; los caseros,
gerriko.
La faldiquera era un compartimento para guardar el dinero y las
cosas que no se quería perder cuando se salía de casa. Había de dos
tipos: una cosida en el interior de la falda a la altura de la cintura, y
otra independiente con su propio cinturón, para poder usarla con
cualquier falda.
Las gentes pudientes disponían de amas (iñudes), que vestían elegantemente,
con falda y blusa blanca o a rayitas de colores claros,
delantal blanco y cofia de puntillas. Llevaban a los críos siempre en
brazos, no se usaban los coches de niños aún.
Hasta los 14 años a los niños se les vestía con pantalones cortos, y
a partir de esa edad con bomba o bombachos o chanchullos que es
como se llamaba a unos pantalones que se cerraban más abajo que la
rodilla.
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Sentados en el pretil de izquierda a derecha: Eulalia Amotxategi, M. Jesús Bardají, Santi Bardají, Terrible (perro), José
Ilardia; sentados en el suelo de izquierda a derecha: Andoni Oyarzabal, Xabier Bardají [E’]

A las niñas nunca se les ponía pantalones. A los 14 años las niñas
pasaban de usar calcetines a usar medias. Eso significaba el paso de la
niñez a la juventud.
En el calzado se notaba también también la posición social: las gentes
del campo calzaban albarcas y los señoritos zapatos. No obstante,
todo el mundo tenía un par (y sólo un par) de zapatos para las grandes
ocasiones, que se usaban hasta que se rompían.
Las albarcas eran de piel. Luego llegaron las malabarcas que eran
de caucho y resistían más y resbalaban menos. Había alpargatas blancas,
negras y azul marino, y las mujeres también usaban rojas. Los
chicos, en días de labor, las usaban azules o negras y los festivos blancas.
Al ser calzado diario, se rompían mucho, por lo que los domingos
era frecuente estrenar alpargatas nuevas.
Hacia 1950 apareció un mocasín de goma, muy fino, en el que se
metía el pie con la alpargata, de forma que servía de protección en días
de lluvia.
Los choclos o zuecos, que en euskera llaman eslakapropiak, eran
de madera y los usaban las mujeres para ir a lavar al lavadero. Se los
ponían encima de las alpargatas.
Todas las mujeres casadas se recogían el pelo en forma de moño
con peineta y sujeto con horquillas. Luego se puso de moda el recogerlo
con una redecilla y horquillas. Las mujeres mayores siempre
llevaban pañuelo a la cabeza, generalmente negro, atado con dos puntas.
El pelo se arreglaba en casa, con ayuda de madres, hermanas,
cuñadas o hijas. En la casa Zelaialde estaba la peluquería de Francisco
Idigoras, quien cortaba el pelo a los hombres y afeitaba. Luego abrieron
Paco Juantorena en casa Iturralde y posteriormente Joaquín
Gabilondo y su hermano Pedro en Aurrekoetxea. Para las mujeres estaban
las peluquerías de Lasarte de Josepatxo y de Isabel. En la década
de los cincuenta había una mujer, de nombre Merche, que iba a las
casas a peinar a sus clientas.
Hasta los 13 años las niñas peinaban trenzas y solían estar deseando
que les dejaran quitárselas pues ello significaba que ya eran mayores.
Luego se sustituyó la trenza por unas cintas atadas detrás, o unas diademas
de plástico flexible, mucho más fáciles de quitar y poner.
Para abrigarse se servían de toquillas, atadas por detrás. En épocas
de mucho frío era normal ver por la calle a una mujer con su toquilla,
que metía las manos cruzadas dentro.
A misa siempre se iba con mantilla negra, blancas en el caso de las
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niñas, que a veces eran muy pequeñas y se sujetaban con unos ganchos
para que no se les cayeran.
En cuanto a los accesorios, las mujeres no solían llevar bolso sino
sólo monedero, pendientes y las casadas su alianza (no se llevaba al
trabajo porque era motivo de riesgo de accidente laboral) y tal vez alguna
sortija y poco más.
Era costumbre como elemento de protección llevar un pequeño
escapulario de tela al cuello, que cuando se estropeaba se cambiaba
por otro. Los repartían las monjas del convento de Lasarte.
Los hombres usaban en la mayoría de los casos boina negra y nadie
llevaba sombrero, salvo los dueños de la fábrica. El señor Brunet
en verano usaba el consabido canotier blanco, de paja.
RITOS DE PASO
Se denominan ritos de paso a los momentos de tránsito entre un estado
o condición a otro: el nacimiento, la comunión, el matrimonio y
la defunción.
NACIMIENTO
Las mujeres embarazadas se solían poner, como protección, una cinta
bendecida alrededor del cuerpo que distribuían las madres del convento
de Lasarte a cambio de una limosna. Entre la ropa del neonato
se ponía una kuttuna (escapulario con un pasaje del Evangelio) que
también confeccionaban las mismas madres brígidas. Era el único
signo cristiano que el niño recibía antes del bautismo.
Asistía al parto una partera. La primera que recuerdan mis informantes
fue Bernabea Celaya, que ejercía antes de la guerra, a la que
ayudaba Gregoria Garro. Luego fue Cándida Usabiaga, residente en
la propia Oria. Hacia 1952 le sustituyó Teresa, comadrona de Urnieta,
y más adelante el practicante Miguel Ángel Saénz Alonso, que residía
en la casa Zelaialde. Luego ya se empezó a ir a dar a luz a la Residencia
de San Sebastián.
La gente que iba a visitar a la madre tras el alumbramiento le llevaba
una gallina con la que hacerse un caldo para su recuperación, o
chocolate. Una vez reestablecida —a los diez o doce días—, la puérpera
87

Grupo de jóvenes oriatarras. Detrás de izquierda a derecha: Vitorio Aldaz, Antonio Urdampilleta, Andoni Oyarzabal
y desconocido; delante de izquierda a derecha: Miguel Aldaz, desconocida y Paco Bengochea (1945) [B]

Grupo de oriatarras. De pie de izquierda a derecha: Marcelina Urdampilleta, Juli Aldaz,
Miguel Azpeitia, Miren Oyarzabal y Joaquín Letamendi; sentados de izquierda a derecha:
Brígida Orotegui, Ricardo Gabilondo y Flora Bardají (1947) [B]

debía hacer la entrática, pequeña ceremonia de purificación previa a
su readmisión en la comunidad cristiana, toda vez que después del
parto se la consideraba en estado impuro. La madre no podía salir de
casa antes de la entrática aunque se sintiera en perfecto estado. Acompañada
de otra mujer, el párroco las recibía en la puerta del templo,
y allí procedía a bendecir a la madre quien posteriormente podía ya
entrar con el recién nacido a la iglesia a ofrecérselo a la Virgen. Una
vez cumplido el trámite, el sacerdote solía invitarlas a tomar chocolate
u otro refrigerio en la casa parroquial, y en compensación la familia
le enviaba días después una polla o gallina.
Cuando un bebé recién nacido corría peligro de muerte, una de
las mujeres le bautizaba sub conditione (esto es, con la promesa de que
si sanaba volvería a bautizársele en la iglesia).
Antaño el bautizo se celebraba a las horas del parto, por lo que la
madre no asistía. A partir de la década de 1960, aproximadamente,
cambió el rito y los bautizos se retrasaron, lo que permitió la presencia
de la madre.
La encargada de llevar el niño a la iglesia se llamaba aur-emalea y
podía ser la madrina u otra mujer. Lo tradicional era que los padrinos
de la boda, generalmente los abuelos, apadrinaran también al primer
hijo, y para el segundo sus respectivas parejas (es decir, la mujer del
anterior padrino y el marido de la anterior madrina); a partir del tercer
hijo los hermanos de ambos cónyuges (tíos del recién nacido) se
iban turnando en el apadrinamiento. Las madrinas y padrinos iban al
bautizo con su ropa de fiesta, la más elegante que disponían.
El nombre del varón lo ponía siempre el padrino y el de la fémina
la madrina. Dado que las familias eran bastante numerosas, era frecuente
bautizar al bebé con el nombre de los padrinos, o con el de
alguno de los santos o santas de la fecha del nacimiento. No había costumbre
de hacer regalos por bautizo, comunión o confirmación.
Antes de la guerra toda la ropita de los niños eran blanca. Luego
se empezó a vestir de azul a los niños y de rosa a las niñas.
COMUNIÓN
Se hacían dos comuniones: la komunion-txiki y la solemne o komunion-aundi.
La menor se hacía en la Capilla del Carmen a los 7 u 8
años, un domingo del mes de mayo y vestidos con sus mejores ropas.
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La comunión solemne se hacía con unos 12 años en la parroquia de
Lasarte. Para esta ocasión los niños vestían ropa de estreno: las niñas
de blanco con velo en la cabeza y los niños con pantalón largo, o de
marineros con un gran lazo en el brazo. Era frecuente que en tal ocasión
los chavales calzasen por primera vez en su vida un par de zapatos
de cuero.
Aproximadamente desde al año de 1950 se hace ya una única Primera
Comunión, cuando el chaval tiene unos 8 o 9 años.
MATRIMONIO
Cuando en la iglesia se hacía la tercera proclama era costumbre celebrar
una comida entre los padres de ambos contrayentes.
Antes de casarse los novios debían asistir a un cursillo prematrimonial
que se impartía en la parroquia.
Tanto las chicas como los chicos hacían despedida de soltero. Los
chicos con sus amigos (sólo varones) se reunían a cenar en un restaurante.
La novia invitaba un día a casa a sus amigas: les enseñaba el arreo
(ropa que aportaba ella al matrimonio) y luego les invitaba a una taza
de chocolate con pastas. El ajuar normal de una chica podía consistir
en: cuatro camisones, tres mantelerías de doce servilletas (una bordada,
otra un poco menor y una tercera para diario), seis servilletas de vichy
para todos los días, otras seis corrientes, seis pares de sábanas bordadas,
doce toallas bonitas y seis para todos los días, y tapetes
confeccionados a ganchillo.
Oficiaba de padrino el padre de la novia y de madrina la madre
del novio. Cuando faltaba alguno de ellos lo sustituía el mayor de los
hermanos o hermanas, siempre que tuvieran una cierta edad, o los tíos
directos.
Antes de la guerra las mujeres se casaban totalmente de negro o
de traje oscuro, y con velo en la cabeza. Los hombres con traje negro,
azul marino u oscuro y sin corbata (su uso empezó posteriormente).
Los que usaban habitualmente boina se la calaban también ese día. El
traje de boda del hombre se guardaba luego para vestir en las grandes
ocasiones y en su entierro. Tras la guerra, las chicas empezaron a vestir
con traje clarito y los hombres de traje oscuro o gris (pero con algo
más de alegría que antes). Fue a partir de 1950/60 cuando se impuso
el blanco entre las novias.
91

Andoni Oyarzabal (Toti) y Asintxo Aldaz (1958) [B]

Las bodas se oficiaban a mediodía, excepto cuando se casaba una
viuda que, por discreción, se hacía a primera hora de la mañana.
Tardaría en ponerse de moda el arrojarles arroz a la salida.
Inmediatamente después de la ceremonia, la novia llevaba un ramo
de flores a la tumba de los familiares fallecidos recientemente.
Podemos decir que en la década de los años cincuenta, la comida
de bodas se hacía ya en un restaurante al que acudían (dependiendo
de los medios) de 30 a 80 invitados. El menú solía ser: entremeses,
caldo, merluza y pollo, postre y cafés. De viaje de novios se iba a algún
punto de la península, siendo Madrid y Barcelona los más usuales.
DEFUNCIÓN
Una mujer solía ayudar a vestir al difunto y dirigía los rezos en la casa
del fallecido durante el velatorio: quince misterios, por lo menos dos
veces al día en tanto el cadáver permaneciese en la casa, uno al amanecer
y otro al atardecer. En Oria se recuerda en estas tareas a la
también partera Cándida Usabiaga. Existía la costumbre de acompañar
a la familia durante la noche.
Ante la enfermedad con visos mortales, cuando el sacerdote se
aprestaba a dar el viático la mujer descubría los pies del paciente encamado;
se encargaba de instalar en la habitación un altarcillo con
crucifijo, un vasito con agua bendita y una rama de laurel bendecida
el Domingo de Ramos, todo ello sobre un tejido de hilo blanco con
puntillas, así como de mantener una luz encendida bajo una imagen
sagrada en rogativa por el enfermo.
Una vez producido el fallecimiento, se ponía sobre la cama, a los
pies, las bulas de difuntos que se sacaban en la parroquia. A partir de
ese momento un miembro de la familia, una vecina o auzokoa se hacía
cargo de las tareas domésticas.
Los que entraban al velatorio con la ramita de laurel bendecida hacían
la bendición de la cruz sobre el difunto y rezaban algunas
oraciones. También dejaban algo de dinero para ayudar a los gastos y
sacar misas para el difunto: las conocidas misas gregorianas, que se rezaban
diariamente durante un mes en presencia de una mujer de la
casa (o su representanta) y con la argizaria ardiendo.
Los elementos inherentes a todo duelo eran: velos negros o grades
mantillas negras con los que se cubrían los espejos de la casa.
93

Funeral de don Ramón Brunet Prat. Entrada principal del Palacio de Oria (mayo de 1891) [F]

La conducción se realizaba tradicionalmente a hombros de seis
hombres: jasotzaleak, los porteadores. El cortejo lo abría un pariente
directo, o en su defecto un vecino o amigo con cruz alzada, luego iba
el féretro, a continuación los hombres y por fin las mujeres. Las mujeres
iban de negro riguroso con un enorme mantón negro y los
hombres con traje negro u oscuro con brazalete negro.
Al muerto se le llevaba en una angarilla desde Oria hasta la parroquia
de Urnieta. El recorrido por el que discurría la comitiva era
el conocido como korpuz-bidea, cuya cualidad no era ser el más corto
ni el más cómodo, sino el tradicional para este fin. Si un cortejo funerario
pasaba por un camino privado este se transformaba
automáticamente en camino publico. Ley que se respetaba escrupulosamente.
A la entrada del casco de Urnieta aguardaba el cabildo con la cruz
parroquial; aprovechando esta pausa, el sacerdote asperjaba con el hisopo
y todos recitaban los salmos De profundis y Si iniquitattes, para
continuar la marcha rumbo a la iglesia parroquial.
Luego de que, puestos en fila, los familiares recibieran la condolencia
de los asistentes, todos se retiraban para que, en la intimidad,
familiares y amigos del finado lo acompañaran hasta el cementerio.
Más tarde se hizo costumbre que tras el funeral los familiares aguardasen
a la puerta de la iglesia para recibir el pésame de los asistentes.
Para el luto (lutoa), se teñían de negro las ropas tanto de hombres
como de mujeres. Como los tejidos eran de calidad, sin dañar mucho
la prenda se podía teñir con unas pastillas compradas en la droguería.
Entre las mujeres el luto tenía diversas graduaciones: el primero, seberoa,
era un luto riguroso; durante el segundo, ariñagoa, se permitía
combinar con algunas prendas no negras; también se la conocía como
época del medio luto o alibioa. El luto riguroso podía durar hasta dos
años; el medio luto, un año mas; y el alivio otro. Por ello, había mujeres
que empalmaban un luto con otro y jamás se las veía con ropas
de color. Durante el tiempo de luto los jóvenes no iban al baile, ni a
las fiestas y cuando entró la radio ésta no se encendía.
Una vez que se dejó de usar el luto riguroso en los hombres (antes
que en las mujeres), se pasó a marcar mediante una banda negra
en las mangas de las chaquetas, gabanes y gabardinas. Posteriormente
quedó reducido a una tira negra en la solapa, y luego sólo a un botón
negro, manteniendo no obstante la corbata negra incluso tras la desaparición
del botón, siendo el último símbolo de luto que ha pervivido.
95

COMER Y BEBER
Pascual Madoz, haciendo en 1847 el censo de la agricultura y la
ganadería de Lasarte, decía escuetamente de nuestra localidad: «Producción:
trigo, maíz, haba y otras legumbres y manzanas; cría de
ganado vacuno y algo de lanar».
Intentamos describir en el presente capítulo una dieta-tipo de las
familias oriatarras según lo que nos cuentan nuestros informantes más
veteranos. Claro es que las variaciones son casi infinitas tanto en función
de la época a que nos refiramos como al poder adquisitivo de cada
cual, además de otros factores como el origen o procedencia geográfica
de la familia, tipo de trabajo, etc. Tómese, pues, cuanto aquí se
afirma como una aproximación general.
DÍAS DE LABOR
El desayuno consistía en sopas de pan en café con leche. Luego se sustituyó
el café por el Cola-Cao.
Antes de comer y de cenar en unas casas solamente se santiguaban,
en otras rezaban un Padre Nuestro.
Como primer plato solía ser frecuentemente el cocido de alubia
pinta, que se alternaba con lentejas, habas, patatas, porru-patata (patatas
con puerros) o verduras como vainas, acelgas, berza, etc. Hay que
advertir que en las mesas de Oria las verduras eran mucho menos frecuentes
que los potajes.
De segundo plato se tomaba, por ejemplo, el tocino que se había
cocido con las alubias, tortilla de patata, pescado (bastante) o carne
(menos).
Los días de labor raramente se tomaba postre, y cuando se hacía
era algo simple como una pieza de fruta. Hacia 1950 empezó a aumentar
el consumo de fruta.
Para merendar se daba a los chavales pan con un trozo de chocolate.
Los mayores no solían merendar, ya que hacían una
merienda-cena (dependiendo de los turnos de trabajo) hacia las 7 o
7.30 de la tarde.
Para cenar se tomaba una sopa de fideos o de ajos, unos huevos
fritos o tortilla juntamente con los sobrantes de mediodía, ya que la
comida nunca se tiraba.
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Bautizo de María Ochandorena Alba (16 de abril de 2000) [P]
Comuniones en la Iglesia Virgen del Carmen. En la parte superior (de ángeles): M. Carmen
Aguirre y M. Jesús Goldaracena; de izquierda a derecha (chicos): José M. Kerejeta,
Antxon Alcorta, Manu Belartieta, Fernando Jiménez y Álvaro Alonso; de izquierda a derecha
(chicas): M. Sol Ceco, M. Vitoria Arsuaga, M. Luisa Gaztañaga, M. Carmen Romo,
Conchi Olazagoitia, Ana M. Sánchez y Arantxa Solaberrieta (1 de mayo de 1955) [D]

En tiempo de castaña era muy típico tomar por la noche castañas
cocidas (menos frecuentes las asadas).
Tanto de mañana como de noche, se acompañaba la comida con
pan de trigo, vino o sidra, esta última sobre todo en temporada, que
se compraba por botellas o en garrafón bien de 5 o de 10 litros.
Tras la guerra, en la época conocida como del hambre, por falta
de trigo se recurría al consumo del maíz en forma de borona o papilla
de pan con leche caliente y azúcar. En compañía del talo (maíz en
forma de pan fino) se comían sardinas viejas, tocineta o simplemente
se empapaba en leche caliente y azúcar. Y con la artua, pan grueso de
maíz, se hacían también sopas en leche caliente con azúcar y un poco
de sal.
No era usual consumir talos con miel o queso como se hace hoy
día en las ferias y fiestas.
FESTIVOS Y FECHAS SEÑALADAS
De primer plato se tomaban alubias blancas o garbanzos con todos los
sacramentos. En el último caso, primero se servía una sopa del propio
cocido y luego se comían los garbanzos, bien solos o bien con
tomate, y de plato fuerte la carne cocida con los garbanzos, con alguna
patata o con chorizo y/o tomate.
Los festivos eran los únicos días en que tanto hombres como mujeres
tomaban café después de la comida y los varones una copita de
anís. Los que fumaban se encendían un purito y untaban la boquilla
en el anís. También era usual verter un poco del licor en el café.
Recuerdan mis informantes que antaño no era raro comer angulas,
incluso pescadas en el Oria. Al no ser un bien escaso, no se las
tenía el aprecio de hoy.
Por fiestas patronales y Navidad se comía a capricho: espárragos,
croquetas de bacalao y jamón, pollo (cuando era un producto de prestigio
que se servía en las bodas), y se terminaba con un postre de casa:
arroz con leche, leche frita o manzanas asadas.
Por Navidad lo típico era sacar entremeses, la azaoliua o berza con
ajitos fritos, el txitxarro en las familias numerosas y el besugo en las
de mayor poder adquisitivo. Pero lo que nunca podía faltar en Navidad
era la compota con orejones, ciruelas pasas y demás. Terminaba
la cena con turrón del duro, que era el único que en principio existía.
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Por cumpleaños, aniversarios o similares las etxekoandres hacían
postres como rosquillas de anís, leche frita, arroz con leche, flan y con
la nata de la leche, galletas o tarta de bizcocho. Y por carnavales, torrijas.
LAS CONSERVAS
En caseríos y donde disponían de huerta solían guardar alimentos en
conserva: mermeladas y dulces de variadas frutas, y sobre todo el tomate,
que se cocía, trituraba y metía en botellas cerradas mediante
corcho con un trapo y alambre para que no saltase al ponerlas a cocer.
Dado que las gallinas son más ponedoras durante los meses de
marzo y abril, para conservar los huevos en los caseríos los metían en
una lechada de cal. Había que cuidar de que la cal no se secara, ya
que en tal caso se formaba un bloque y luego era difícil sacar los huevos
sin que se rompieran. Los huevos así conservados eran para tomar
en tortilla.
LA SIDRA
Ya hemos indicado que la sidra fue la bebida más usual en tiempos
de nuestros mayores. Antes de que el vino empezara a abaratarse, la
sidra aparecía diariamente en la mesa de los hogares populares: los varones
acompañaban sus comidas con sidra, y las mujeres y los críos
con pitarra, bebida no alcohólica hecha con el poso sobrante en el
fondo de la barrica mezclado con agua.
Antaño los siete caseríos de Oria (Txartel-enea, Oria-gain, Goikoetxea
o Bitoria-enea, Garratza, Lekuona, Oria-txiki y Basoaindi)
cultivaban manzanos para sidra. Pero sólo disponían de tolare (prensa)
para elaborar el fermento los de Goikoetxea o Bitoria-enea, Oria-txiki,
Basoaindi y Txartel-enea. A ellos acudían los demás caseríos, sin pagar
nada; la pulpa o patsa sobrante al final del prensado se guardaba
en el pats-toki como comida para el ganado en invierno.
Elementos utilizados en la fabricación de la sidra:
• Kiskia: Palo de madera con una punta de hierro en ángulo de 90º que se
utiliza para recoger la manzana.
• Otarra: Cesta para la recogida de la manzana.
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Familia Kerejeta. Aal fondo, el caserío Basaundi (1953) [X’]
Lurdes Goya y Marisol Ceca. Detrás, Casa Zelaialde (1956) [D]

Alumnos del colegio de Oria. Profesor: Santiago Zulaica [A]
Sorgin dantza de Oria en la fiesta del centenario de la Fábrica Brunet y Cía.
Al fondo, J. M. Brunet y las autoridades (11 de mayo de 1948) [B]

• Matxaka: Se llamaba a una máquina que rompía (no cortaba) la manzana.
• Pisoia: Pisón de madera que actuaba sobre la manzana colocada en un recipiente
de madera sobre el piso.
• Sagar-aska: Recipiente de madera donde se majaba la manzana.
• Garlia: Barrica larga, cilíndrica y estrecha de unos 200 litros de capacidad
que se usaba para llevar en carro la sidra del lagar a la casa.
• Barrika: Recipiente de madera para tener sidra en casa, con una capacidad
de entre unos 750 a 1.000 litros.
• Kupela: Barrica de mayor capacidad que la anterior, con una ventana en su
frente, por la que se accedía para limpiar su interior.
• Barrilla o mandarrilla: Barrica de unos 120 litros de capacidad que se colocaba
en el carro, bien delante o bien detrás de la garlia, para compensar
el peso en las cuestas.
• Tolare: Lagar para hacer la sidra.
Cuando había vendaval todos los caseros acudían a retirar la manzana
caída para aprovecharla haciendo sidra antes de que se pudriera.
Se cultivaban diversos tipos de manzanas: urtebia, patzulua, gezazuria,
pilistriña, mokolua, merkeliña, matxamiela, etc. Después de
limpiar el terreno y labrarlo se procedía a la siembra en surcos espaciados,
enterrando las semillas a 1-2 cm. Durante el verano se
seguía con los cuidados del suelo del vivero (que ha de estar siempre
limpio de malas hierbas), para al año siguiente sacar de este
semillero improvisado los jóvenes manzanos seleccionados y plantarlos
en aquél. La plantación de manzanos se efectuaba entre los
meses de enero y febrero.
La recogida de manzana se empezaba a finales de agosto utilizando
la kiskia con su característico pincho en la punta, procurando
que se acabara para San Martín.
Una vez en el caserío, viene la operación del triturado. Hasta
principios de siglo XX, se empleaban mazas o pisones, golpeando manualmente
hasta majar la fruta sobre el sagar-askea, recipiente de roble
de entre uno y dos metros de largo, ahuecado con la azuela a modo
de pesebre. Luego apareció la trituradora o matxaka de accionamiento
manual (luego sería a motor). Consiste en una tolva por la que van cayendo
las manzanas sobre un juego de rodillos entre los que la fruta
revienta sin que las pepitas lleguen a romperse y puedan transmitir sabores
extraños. Así se consigue una pulpa o patsa de manzana
consistente, no papillosa, que en ocasiones se dejaba toda la noche
ablandando. La pulpa macerada se deposita en el lagar o tolare, donde
se somete a la acción de la prensa (prentsa).
102

Otrora, los lagares estaban construidos íntegramente en madera,
por ejemplo el de Basoaundi. La prensa de sidra que hemos conocido
se componía de un recipiente rectangular (aska), un husillo de hierro
interior (ardatza) y una plataforma: al descender ésta sobre la masa
de manzana triturada la va exprimiendo hasta obtener el zumo que,
a través de un cedazo que filtra las impurezas, va a parar a las barricas:
bien a las de casa, para su fermentación en las bodegas, o bien
a las barricas montadas sobre carro (garlia) para su traslado al caserío
del propietario de la manzana.
A veces, sobre la patsa sobrante en el lagar después de todo el proceso,
se añadían unos baldes de agua y se efectuaba una última prensa
de la que se obtenía un nuevo líquido: la pitarra, un zumo para beber
fresco en verano. Me dicen algunos informantes que la pitarra fue la
bebida de subsistencia en muchos caseríos ya que no había medios
para comprar vino.
Había un recipiente de capacidad de un hectólitro de líquido que
lleno de manzanas equivalía a 50 kilos (un saco). La karga se consideraba
a la medida de 6 sacos (300 kg.).
LAS SIDRERÍAS
Antes de la Guerra Civil, la temporada de venta de sidra comenzaba
en Semana Santa y concluía al agotarse las existencias, en el umbral
del verano aproximadamente. Toda la sidra se vendía al tsots, sirviéndose
en una canilla a la perra gorda, es decir a 10 céntimos el vaso,
y a 40 el litro a granel para llevar a casa.
En las sidrerías no se daban comidas, sino que los clientes acudían
con su pan, queso, sardinas viejas o alguna cazuela, y se surtían allí del
zumo fermentado. El mobiliario solía reducirse a una o dos mesas corridas
para 8 ó 10 personas, y más comúnmente simples banquetas
para sentarse. Las sidrerías urbanas se abrían hacia las 10 de la mañana
y obligatoriamente cerraban doce horas después. Una o dos
bombillas iluminaban al atardecer el recinto, atendido generalmente
por una única persona, fuese el dueño, un familiar o un empleado.
El año 1931 había en Gipuzkoa 775 productores de sidra que elaboraban
en total 8.357.870 litros. Los 134 cosecheros donostiarras
produjeron 2.751.059 litros y los 38 de Astigarraga 524.278 litros,
siendo ambas las de mayor producción de la provincia (33,92% y
103

Casa Aurreko Etxea. Taberna de José Manuel Urdampilleta en el primer portal
de la izquierda (1995) [D]
Casa de la sidrería Txartel [Z]
Casa Braulia Enea. Antigua taberna (2000) [D]

6,27% del total, respectivamente), pese a que Oiartzun ocupaba el segundo
lugar en número de productores: 52.
En la actual Lasarte-Oria se elaboraban 111.341 litros (lo que la situaría
en decimoséptima posición entre los 64 pueblos guipuzcoanos)
entre siete sidreros que eran los siguientes (ordenados de mayor a menor):
Teodoro Añorga que producía 39 37.935 litros; Bautista Santa
Cruz, 27.810 litros; vda. de Yurrita, 20.506 litros; José Barcaiztegui,
12.420 litros; José Ignacio Lasa, 9.990 litros; la viuda de Alberdi, 2.160
litros; y M. Arteaga, con 520 litros.
Específicamente en Oria se han conocido varias sidrerías.
Bautista Santa Cruz tenía la suya cerca del caserío Txartel-enea, en
un local situado al arranque de la actual calle Arrambide, en el barrio
de Oztaran, detrás de la casa Cabo-enea. Cerró en 1950 y, después de
acoger un taller de botonería y otro de reparación de pequeñas embarcaciones,
se derribó el edificio de la sidrería por imperativos
urbanísticos en 1989. La familia Santa Cruz antes había construído el
Hotel Txartel en el emplazamiento del viejo caserío homónimo.
José Barcaíztegui producía en su caserío-sidrería de Basoaundi.
Vendía al tsots y tenía bolatoki.
El caserío Oria-txiki (antes Oria-chiqui) tenía una sidrería donde
de 1940 a 1964 servía un tal José al que llamaban José Oriatxiki o sus
hijas. A partir de Semana Santa se vendía sidra al tsots y a granel y se
distribuía embotellada a bares y domicilios.
No cabe duda de que los Brunet, con la visión comercial que les
caracterizaba, preferían que sus operarios bebiesen sin apartarse mucho
de sus casas, y dejasen de paso los dinerillos en la propia
comunidad. También los Brunet instalaron una planta de elaboración
de sidra espumosa —marca Miquelete—, provista de una machacadora
automática que causó auténtica sensación, y una etiquetadora de envases.
Según mis informantes, fue la primera industria sidrera
mecanizada de la provincia.
Posteriormente esta planta se transformó en sidrería, que se decía
fue la sidrería más grande de toda la zona y quizá de Gipuzkoa. Estaba
situada en el semisótano de la casa Zelaialde (antes Celayalde),
propiedad de la empresa Brunet y Cía. Contaba con 30 cubas normales
y 15 ovaladas, éstas de 2.500 litros de capacidad cada una. Desde 1944
a 1952 la explotó Marcial Garmendia, del caserío Lartzabaleta, quien
contrató para su distribución a la familia de José Urdampilleta. De
1953 a 1959 estuvo arrendada a Sidras Ugarte de Usurbil.
105

Terminaremos diciendo que en todas las sidrerías de Oria había
bolatoki, toka, rana y cartas.
LAS TABERNAS
En los bajos tanto de la casa concejil pedánea de Lasarte-Hernani como
en el edificio de la alcaldía de Lasarte-Urnieta había sendas tabernas.
En 1931 había once tabernas en el conjunto de lo que hoy constituye
Lasarte-Oria: las de viuda de José Martín Alberdi, Juan Arocena,
Eustaquia Arrieta, Francisco Arrieta, José Elizalde, Martina Cortadi,
Javier Ormazabal, Pedro Ormazabal, Lorenzo Pagola, José Yurrita y
Juana Zatarain; así como el Hotel Restaurant Sport de José Barbé y el
Hotel Central de José Yurrita.
En 1944, a los cinco años de acabada la contienda civil, quedaban
ocho bares en el barrio de Lasarte de Hernani: Eustaquia Arrieta, José
Barbé, Severino Mendizábal, Manuel Sagardía, viuda de Yurrita, Pedro
Larrañaga, Miguel Larrañaga y Hermanas Sagardía. En Lasarte de
Urnieta estaban las tabernas de Javier Ormazabal y la de su hermano
Juan Ormazabal, y dos más en Oria: las de Fidel Bardají y José Manuel
Urdampilleta.
BASERRITARRAK
Antaño, en Oria, se dedicaban a la producción agropecuaria las familias
de los caseríos Oria-txiki, Basoaundi, Txartel-enea, Goikoetxe o
Vitoria-enea, Lekuona, Garratza y Oria-gain. Hoy (2007) han desaparecido
ya los tres primeros y los tres siguientes se encuentran
deshabitados, sirviendo sus terrenos para pasto de ganado. El único
habitado y que se mantiene en la producción agroganadera, aunque a
pequeña escala, es el Oria-gain.
En la familia, el padre era el encargado de hacer los trabajos duros
del campo, tratar el terreno, cosechar, cortar la hierba, hacer las
metas, etc. La mujer se ocupaba de cuidar la zona de verduras: quitar
las hierbas, podar, etc., amén de atender a los animales (gallinas, conejos,
perro, cerdo, etc.). La mujer bajaba todos los días a vender las
verduras y la leche, con el burro, mientras que el marido se reservaba
para sí las ferias.
106

La jornada comenzaba generalmente antes del amanecer, en invierno
algo más tarde que en primavera y verano, pero con poca
diferencia pues a las vacas hay que ordeñarlas todos los días a la
misma hora, mañana y tarde. El ordeño lo hacía el hombre. Solían
acostarse entre 10 y 11 de la noche normalmente, sin que faltara siempre
una pequeña siesta (de hora, u hora y media; los festivos algo más
larga).
A la mañana de los festivos, después de ordeñar y dar de comer al
ganado, iban a misa. Ocasión para charlar un rato con las amigas, ellas,
y de beber un vaso con los amigos, ellos. A veces el esposo se quedaba
a ver un partido de pelota, o se acercaba a un caserío para ver la
posibilidad de cruzar ganados. Para eso, en invierno el sábado se preparaba
la comida de los animales a fin de tener unas horas libres el
domingo. En verano no se podía hacer esto, pues si se cortaba la hierba
de víspera, con el calor la hierba se estropeaba (ondatu egiten da).
EL GANADO
Salvo el caserío Oria-gain, que tenía un par de bueyes para el trabajo,
el resto disponía de vacas tanto para la producción lechera como para
el tiro.
Ya que no había caballos ni yeguas, a la calle se bajaba a vender
la leche y los productos del caserío a lomos de burro. Este presentaba
la ventaja de que, al ser más bajo, facilitaba el trabajo de carga y descarga
de las marmitas de leche. Se le ponía encima la pasta (baste) y
encima iba el cesto o sestua. Para acarrear hierba o leña al caserío se
colocaban astalkak, dos horquillas de madera sujetas entre sÍ con cuerdas.
El ronzal o trabestua era el correaje que se ponía a los burros en
la cabeza.
Los bueyes o vacas llevan en la frente unas defensas o kopetekuak.
Para atar o uncir el animal al yugo usaban una cincha larga de buen
cuero llamada eriak; el nudo de cuero que se colocaba bajo el yugo
por donde se hacía pasar el varal o pertika se llamaba kurtegia. Sobre
el yugo, una piel de oveja como protección contra el agua: buru-larrua.
En Oria cada caserío tenía entre 5 y 7 vacas, holandesas, muy lecheras,
o suizas, más secas pero más potentes para el trabajo. Se nos
recuerda que algunas de ellas obtuvieron premios en diversos concursos
a la calidad.
107

Maritxu Odriozola del caserío Oria Gain [Y]
Secundino Kerejeta del caserío Goikoetxe [Z]

No era costumbre tener ovejas ni cabras. Sin embargo, al caserío Garratza
del matrimonio Bautista y Bixenta durante muchos años venían
a invernar los pastores Félix y Dolores, de Idiazabal, con su hermoso
rebaño, que se incorporaban a la vida de Oria de forma natural.
En todos los caseríos se criaba por lo menos un cerdo para consumo
familiar. También común eran las gallinas y bastante frecuentes
los conejos. En algunos había asimismo patos y en el caserío Vitoriaenea
o Goikoetxe practicaban la apicultura; nunca faltaban los perros
y los gatos.
Atendía a los animales el veterinario de Hernani, aunque también
era frecuente recurrir al albéitar o albaiterua, experto sin titulación. Joxepa
Irazustabarrena del caserío Vitoria-enea o Goikoetxe se ocupaba
de capar a los pollos. A ella acudían baserritarras de toda la comarca.
Trabajaba primero cortando, luego cosiendo con aguja e hilo y, finalmente,
untando la herida con aceite de oliva.
Se ponía nombre propio a vacas, bueyes y perros; no así al resto
(ovejas, gatos, gallinas, etc.). Estos son los nombres genéricos que en
Oria se han dado a los diferentes animales presentes en el caserío:
• Vacuno: Desde recién nacida hasta un mes aproximadamente, txala. De un
mes a un año, txekorra. De un año hasta que pare, si es hembra, bigara, y
hasta que es adulto si es macho iriskoa. Ya adultos, se llama a la hembra beia
y al macho zezena.
• Caballar: Zaldia, macho, beorra, yegua. Pequeño: motxala.
• Caprino: Pequeño: antzumia. Hembra adulta: auntza; y macho, akerra.
• Ovino: Cuando es pequeña, arkumea y a partir del año bildotsa. Al adulto
hembra, ardia y al macho aria.
• Porcino: Cuando es pequeño, txerrikumia, y al adulto txerri. Al cerdo macho,
apotia, y a la cerda para crianza, zerrama.
• Perro: Txakurkumia al pequeño y txakurra al adulto.
• Conejo: Primero koneju-kumia, ya joven koneju-koskorra; al adulto macho,
koneju-arra y a la hembra, koneju-emia.
• Gallinas: Cuando es pollito, txitua; la gallina pequeña hembra se dice ollanda;
el macho pequeño, ollaskua; al gallo le llaman ollarra; a la gallina, ollua y
cuando está criando, kolka.
• Pato: Atea. Al macho, atarra; a la hembra, atemia y a la cría, txitua.
• Paloma: Uxua. Al pichón, uxotxua.
• Abejas: Erlea. A la reina, erregiña; al zángano, alferra; a la trabajadora, langile;
al huevo, erle-arraultza.
• Gato: Katua. Si es pequeño, kata-kumia; al macho, katarra.
• Oca: Antzara. A la oca pequeña, antzar-kumia.
• Jabalí: Basurdia.
109

Los instrumentos de tiro animal que aún se recuerdan son:
• Golde txikia: Se trataba de un arado de madera con el que se volteaba la tierra,
con reja de hierro que se asía mediante dos mangos.
• Goldea: En castellano se le conoce como reversible o brabante. Aparece hacia
1920 y alrededor de 1942 ya lo tenían todos los caseríos. Se trata de un
arado totalmente metálico de dos rejas, que podían usarse alternativamente,
y dos ruedas. En los caseríos de Oria eran de la marca Ajuria.
• Nabarra: Cuchilla que corta la tierra en el goldea, tirada bien por bueyes o
vacas y más tarde con tractor.
• Lau-ortza: Cuatro púas de hierro para insertar en una pértiga de madera y
a tracción de bueyes.
• Aria: Grada de madera con puntas de hierro para el trabajo de superficie
con la que se rompía e igualaba la tierra.
• Burnizkoa area: Grada de hierro.
• Besarea: Se trata de un bastidor de madera en el que se monta una serie de
púas. Se utilizaba para ahuecar la tierra entre los surcos de maíz, remolacha,
etc. y era tirado por un único animal: burro, vaca o buey (dado que en
los caseríos de Oria no existían caballos).
• Alperra: Rodillo que en Oria era de piedra, aunque los hemos visto en otras
zonas de madera y de hierro, de unos 50 a 60 cm. de diámetro y de 800 a
1.200 mm. de largo, instalado bajo un bastidor de madera, sobre el cual se
colocaba sacos terreros para aumentar el peso. Mediante una pértiga se pasaba
por el terreno para romper los terrones que habían quedado enteros
tras el paso de la aria. Su inconveniente era que apelmazaba el terreno y perdía
así esponjosidad. La alternativa a la alperra era romper los terrones
manualmente con un mazo de madera.
• Esia: Bastidor de varas de castaño o de avellano, o mezcla de ambas, de
forma rectangular, que cargado de piedras se pasaba por el terreno para desmenuzar
más los terrones.
• Marka: Peine de cuatro púas de madera utilizado para trazar los surcos de
siembra. Solía ser tirado por un animal aunque en algún caso tiraban de él
dos personas, mientras otra guiaba el aparejo por detrás.
OTRAS HERRAMIENTAS
• Itaia: Hoz metálica en forma de media luna, dentada cuando se usaba para
cortar trigo: en este caso se golpeaba sobre un hueso de vacuno para sacarle
las estrías. Como complemento se usaba la zoqueta de protección de los dedos.
Para el corte de la hierba se usaba una hoz sin diente, solamente con
filo. Periódicamente, para restituir el filo, se golpeaba con un martillo sobre
un pequeño yunque al efecto, de forma que se conseguía restituir de nuevo
110

el corte, sin restar material, como ocurría si se afilaba con piedra esmeril.
De esa forma duraban más.
• Arraitza: Piedra de afilar hoces y guadañas.
• Sega-potua: Recipiente para llevar la piedra de afilar que se sujeta al cinturón
lleno de agua. Para que ésta no se desbordara se cerraba con un manojo
de hierba.
• Sega: La guadaña. Las había para diestros y para zurdos. Su afilado era el
mismo al ya descrito para la hoz.
• Txingudia: Hierro sobre el que se afila la guadaña o la hoz. En realidad, y
como hemos dicho, el afilado consiste en un pulimiento del filo a base de
golpearlo con un martillo sobre este pequeño yunque que generalmente va
clavado al suelo.
• Sega maillua: Martillo de afilar la guadaña.
• Laia: Laya. Elemento de dos dientes con mango corto de madera, que se
hinca en tierra y haciendo tracción levanta el terreno. Se usaba uno en cada
mano, por lo que había laya izquierda y derecha. Las guipuzcoanas eran estrechas
y largas, mientras que las de la Ribera de Navarra eran cortas y de
dientes separados. En Oria se usaban bastante, sobre todo en terrenos accidentados
o en huertas.
• Atxurra: Azada, con mango largo de madera, para ser usada con ambas manos.
• Jorraia: Azada idéntica a la anterior pero de pequeño tamaño para utilizar
con una mano.
• Hortz-bikoa: En castellano almocafre: herramienta compuesta con dos púas
y azada, de largo mango de madera para ser usada con ambas manos.
• Eskuarea: Rastrillo totalmente de madera, con mango en 60º respecto a los
peines o púas.
• Arrastela o arrastilloa: Igual pero con púas metálicas y más pequeño, con
mango de madera.
• Sardia: Horca con tres o cuatro puntas de hierro.
• Palasardia o ikuilu-atxurra: Horca de tres o cuatro puntas de hierro, con un
ángulo de unos 90º (a modo de azada pero de púas). Se usa para bajar el estiércol
del carro y también para manejar y colocar la hierba seca en la carga
del carro o en la formación de metas.
• Sardangoa: Pequeño utensilio hecho a partir de una rama de árbol en «V»
que se usaba a modo de pinza, con una mano, para evitar pincharse en la
recolección de los erizos de las castañas.
• Kiskia: Palo de unos 60 cm. con púa de hierro en la punta a 90º que se utiliza
para recoger las manzanas destinadas a sidra.
• Matxetia: Tajamata, similar a una hoz pero más consistente, para cortar zarzas
y matorrales, con largo mango de madera.
• Aizkora: Hacha. Las había para una mano o dos, en este caso de mayor tamaño
y mango más largo.
• Otaska: Recipiente de madera donde se machacaba la otia (argoma) para
cama e incluso, bien triturada, para dar de comer a los animales en invierno.
111

Banda de música de Oria. Fábrica de Brunet y Cía. (1875) [D]

• Trabetza: Palo de madera al que se colocaba en la punta una cuchilla y se
utilizaba para machacar la otia sobre la otaska.
• Estera: Piedra de afilar redonda de arenisca que se hacía girar accionando
una manivela bien con el pie o con la mano.
• Karretilla: Carretilla. Las había de madera y más tarde de chapa.
• Gurdia (con cajeta o sin ella): Carro de ruedas ciegas de madera y una llanta
de hierro que cubría toda su circunferencia. Era tirado con vacas o bueyes.
Su eje, fijo en ambas ruedas, no permitia el giro de estas. Cuando al gurdi
se le ponían planchas laterales, si era pequeño se le llamaba kartola y si
grande kajera.
• Karrua: Con ruedas de radios y eje de ruedas giratorio; por ello, más delicado
para andar con los animales.
• Gurdi-motza o lorreko-gurdia: Carro para arrastrar troncos. Tenía dos ruedas
y un eje. Sobre la pequeña plataforma había un tablón con abertura en
«V» preparado para sujetar uno de los extremos del tronco con cadenas. El
otro extremo se arrastraba por el suelo (con el consiguiente daño en los caminos).
A los gurdis y leras cuando iban a por la hierba se les colocaba un palo alto
vertical en su parte delantera que llamaban ezpata. En la parte trasera otro
similar: dendala o taketa. A cada extremo lateral del carro, tanto trasero
como delantero, se ponían unos palos menores llamados cada uno ziria. A
estos ziris se ataba un cable o cuerda a los largos formando una estructura
resistente. Entre ezpata y dendala se insertaba una pértiga horizontal de madera
que llamaban gurdi-gainekoa y que era la que aprisionaba y sujetaba la
hierba sobre el carro.
• Lera: Narria. De tracción con animales, similar al gurdi pero sin ruedas, para
trasladar arrastras.
• Otarra: Cesto. Los había de muy diversos tipos y tamaños, en función de su
finalidad, aunque con un mismo elemento se aplicaba a dar solución a necesidades
distintas. Al cesto sin asa grande se le llamaba otarra y al pequeño
kopa; al que tenía asa de un lado a otro zaria. Por ejemplo para recoger la
manzana se utilizaba la zaria. Esta asa servía también para que al golpear con
el palo (kiskia) la manzana cayera al interior del cesto.
El primer elemento de motor que entró en los caseríos fue el Rotobator,
con el que se removía y escarbaba la tierra. Los había
manuales (tipo carretilla) y de tractor. Los primeros eran de la marca
vizcaína Agria.
Hacia 1976 entraron los tractores y con ellos toda una serie de accesorios
que se usaban con él: remolque, golde, rotobator, segadora,
cargadora o ensiladora, abonadora, sembradora, desinfectadora, aireadora
(discos con púas para voltear la hierba extendida sobre el campo
secándose), cadenas (dos discos provistos de cadenas que al girar ho-
114

izontalmente desbrozaban el terreno. Se usaba antes de arar, para anular
las hierbas y desapelmazar la superficie), etc.
LOS CULTIVOS
Se daba el nombre de hazitegia al terrenito dedicado a semillero, orientado
al sur aprovechando el sol, con la mejor tierra y cercado o
protegido con una pared. Se abrigaba esa zona en invierno tapándola
con helechos (cuando no había plásticos). Se trabajaba la tierra antes
de sembrar y luego se cubría con estiércol para que protegiera las débiles
plantas al nacer y sirviera de abono continuo, aprovechando
también la temperatura que producía la descomposición del fiemo.
Baratza es la zona destinada a cultivar las verduras y hortalizas para
la alimentación doméstica. En estas huertas se cultivaban (indico entre
paréntesis el nombre que me dan mis informantes a cada producto):
acelga (azelga), chicoria (txikoria), ajo (baratxuria o barakatza), berza
(aza), cebolla (tipula), coliflor (koliflora), escarola (eskarola), algo de
fresa (marrubia), guisante (illarra), habas (baba), judía verde o vaina
(baina), lechuga (letxua), patatas (patata), perejil (perrejilla), pimiento
(piparra), puerro (porrua), tomate (tomatia) y zanahoria (azenaiua).
Soroa es el terreno para el cultivo masivo: alubia (babarruna), maíz
(artua), patata, nabo (arbia) y remolacha (erremolatxa), y distintas clases
de hierba sorobelarra para comida del ganado: alfalfa (alpapa), turko
belarra, alorba (allurbia) y dos clases de trébol (paotxa, pranzi-belarra).
El proceso de laboreo de la tierra solía ser el siguiente. En primer
lugar se pasaba la rastra (arrasta) para remover de raíz todas las hierbas
que había sobre el terreno y que estas muriesen. Después se araba,
con laya o con arado, más tarde con el brabante, aplicando antes de
esta operación una capa de estiércol (zimorra). Una vez estaba el terreno
arado, se solía pasar la area para romper los terrones e igualar
y alisar la tierra, y si a pesar de eso quedaba mucho terrón se le pasaba
la alperra y, finalmente, la arrasta para ahuecar la tierra antes de
la siembra. La besarea se pasaba entre dos surcos de maíces, remolacha
o alubias, para dar aire a la tierra, ahuecarla, y al mismo tiempo
eliminar la hierba.
Era habitual que en agosto, por San Bartolomé, al recoger la patata
se sembrase en esa misma tierra nabo que daba un buen forraje
para el invierno, o se plantaba berza. El nabo y la paotxa también se
115

sembraban entre el maíz y la alubia y cuando estos se retiraban maduros,
por San Martín, aquellos tomaban protagonismo en el terreno
y se desarrollaban.
Para abono de las huertas y los soros se utilizaba casi en exclusiva
el estiércol, y en los hierbales, cuando no había suficiente estiércol, se
suplía con abono mineral. Los abonos podían ser: estiércol de animal
mezclado con helecho; estiercol mezclado con arena (ésta, en las primeras
décadas del siglo XX, la traían los caseros hasta Oria en un carro
tirado por una yunta de vacas o bueyes desde la playa de Ondarreta
y, antes aún, desde donde actualmente se encuentra la catedral del
Buen Pastor); cal; ceniza del hogar; nitrato de Chile; abonos modernos.
El estiércol se almacenaba en una esquina de la cuadra, hasta que,
para evitar los olores, se empezó a tenerlo fuera, en ocasiones bajo una
tejavana. Cuando apareció el plástico se usó para taparlo, con un canal
para que el purín (líquido resultante) fuera a un pozo. Antes de
esparcirlo, con ese líquido se regaba el montón de estiércol.
Se abonaban con el estiércol del caserío, una vez al año, los soros
y las baratzak cada vez que se daba la vuelta, y los prados (zelaiak). Al
maíz y la alubia, dado que en la época de su siembra había poco estiércol
pues se había extendido en los herbales, se les ponía un poco
más estiércol en el momento de la escarda.
La cal se hacía en las caleras que cada caserío tenía, aunque nuestros
informantes no conocieron caleras en activo sino que la cal,
especialmente para las huertas, se traía de la cantera de Andoain, en
piedra, en pequeñas cantidades: con el contacto del agua se convertía
en polvo para mezclar con la tierra.
Era general antaño que parte de lo que la tierra producía se destinara
a consumo propio y parte —lo mejor generalmente— se vendía
para comprar otros productos alimenticios o de vestir.
Se sembraba alubia de tipo Tolosa (babarrun-gorria) con muy buenos
resultados en cuanto a producción y calidad. También se cultivaba,
pero menos, la alubia blanca (babarrun zuria) que en muchos caseríos
se comía los domingos para romper la rutina.
Antaño el trigal ocupaba buena parte de los terrenos de siembra.
Luego, al aumentar el poder adquisitivo y la posibilidad de comprar
pan elaborado, se sustituyó por maíz.
Había dos clases de coliflor, la temprana o de Navidad, de pequeño
tamaño, y la de primavera más hermosa; y otras dos de berza
(aza): la berza común, y el repollo. La berza siempre estuvo presente
116

en las huertas de los caseríos de Oria y en los años 40, me comentan,
se consumía mucho entre los oriatarras.
También había dos clases de cebolla, una temprana de primavera
de consumo inmediato y otra tardía de finales de agosto que se guardaba
en el desván para todo el año.
El haba se cultivaba en dos especies: la de primavera, para comer
en verde (baba haundia) y otra que se recogía en otoño, seca, igual que
la alubia, y se conservaba para comer todo el año: la baba-txikia o bababeltxa.
Apenas se cultivaban calabacines, borrrajas, ni rabanitos.
Se cultivaba el pimiento, aunque poco: el morrón o piper-morrua
y la guindilla o piper-miña se envasaban en botellas de champán, al
igual que el tomate con un proceso bastante complicado y arriesgado
en aquellos tiempos.
Además estaba la hierba normal (belarra) que salía sin sembrar en
los herbales (belardiak) y era también abonada y cuidada con mimo.
El helecho (garoa) y la argoma (otea) salían en el monte de forma
espontánea, sin ningún cuidado, y servía para cama del ganado.
Se daban al año tres cortes (si la lluvia acompañaba) a la alfalfa,
frantzi-belarra, y a la hierba normal. Dos cortes a la turko-belarra y un
sólo corte a la paotxa, la alorba y el helecho. Las siegas se hacían: la
paotxa por San José, la turko belarra para San Marcos, la alorba por
San Isidro y el helecho por San Martín.
La forma tradicional de almacenar el heno o hierba seca eran las
metas. Se cortaba, se esparcía para que se secara dándole periódicamente
vuelta con una horquilla de madera (urtxillua) y luego se
amontaba alrededor de un palo (zutoia) clavado al suelo, formando el
almiar o meta. Previamente se hacía una base de troncos y ramas para
aislar la hierba del suelo.
Hubo una época, corta, hacia 1960, en que se puso de moda construir
silos de cemento para almacenar la hierba, aún en verde, para el
invierno. Al aparecer hacia 1990 el sistema de ensilar mediante bolas
con forro de plástico pasaron a segundo plano los silos.
El maíz, la alubia y la haba se desgranaban a mano. Primero se metía
en un saco y se golpeaba con un mazo de madera y luego lo que
quedaba se hacía a mano. La máquina de desgranar se conocía pero
apenas se usaba. En cuanto al guisante, se desgranaba a mano (sin el
proceso del saco), ya que se comía en verde y tenía el grano blando.
117

ÁRBOLES
Larria es el terreno destinado a monte, arbolado, matorral, helechal.
Los árboles frutales que se han cultivado en Oria han sido los que
producían: manzana (sagarra), pera (udaria), melocotón (muxika), níspero
(mizpira), ciruela (arana), albaricoque se daba poco (albarikokea),
cereza (gerezia), higo (pikua), uvas (mahatza), castaña (gaztaña), avellana
(urra), nuez (intxaurra).
La mayor producción era de manzanos, en sus diversas variantes, ya
citadas anteriormente. Aparte de disponer así de sidra para el consumo
doméstico, se vendía a los sidreros y en varios caseríos era una fuente
de ingresos considerable. En el caserío Goiko-etxe se llegaron a vender
para sidra en un año más de cien cargas de manzana, es decir, más de
30 toneladas. En los caseríos Txartel-enea, Basoaundi, Oria-txiki y
Goiko-etxe disponían de lagar tolare propio, aún después de la guerra.
También se cultivaban diversas clases de perales: Sanjoan-udaria,
que daba una peras pequeñas muy ricas; y txingurri udarea que daba
unas peras grandes de mucho agua, con sabor dulce, y otras de otoño
menos sabrosas pero duraderas.
También había varias clases de ciruelas: la de San Juan, amarilla
pequeña y dulce, la Claudia, hermosa y jugosa, y una semisilvestre pequeña
y morada que maduraba para San Pedro.
Delante de cada caserío era frecuente ver una higuera, aunque
tenía el inconveniente de que en ellas se refugiaban las moscas y los
mosquitos que luego entraban en casa.
Era habitual que de las fachadas principales de los caseríos —que
en Oria estaban orientadas al sur— colgara una parra grande que en
muchos casos cubría toda la pared y, protegida por el alero, producía
para San Miguel hermosos racimos de uva moscatel.
A los manzanos se les podaban algunas ramas cuando empezaban
a caer para que no estorbaran en la siega de la hierba y no estuvieran
al alcance del ganado que en algún caso solía andar por debajo.
Cuando los manzanos todavía eran pequeños se solía sembrar maíz y
alubia o patata en el mismo terreno ya que su labranza y abono beneficiaba
también a los árboles. Eso sí, a veces había que recoger las
alubias que se encaramaban a las ramas del árbol.
Generalmente a todos los frutales se les aplicaban injertos (txertua)
para conseguir mejorarlos. Se hacían siempre en invierno (en febrero)
cuando se decía que «la savia está dormida».
118

LA VIDA INDUSTRIAL

LA FABRICA BRUNET DE ORIA
FUNDACIÓN
Al término de la I Guerra carlista, en 1839, el traslado de las aduanas
a la costa liberó el tráfico de mercancías entre el País Vasco y el resto
de España provocando el despegue económico de nuestro territorio.
Comenzaron entonces a crearse en Gipuzkoa industrias ligeras con vistas
a suministrar de géneros de consumo (alimentos, textiles, algodón,
lino, lana, papel, etc.) al mercado español.
Dentro del sector textil, a mediados del siglo XIX nuestro territorio
asistió al florecimiento de las primeras plantas, como es el caso de
la lanera Hurtado de Mendoza, en Azkoitia, en 1840. A ésta seguirían
la Sociedad de Tejidos de Lino de Rentería (1845), Blanc de Bergara
(1846), dedicada a hilados, tejidos y estampados de algodón, o boinas
Elósegui de Tolosa (1859).
La iniciativa de crear una fábrica de productos textiles de consumo
a orillas del Oria partió de Ramón Brunet Prat, quien en 1845 inició
las gestiones para su autorización. Hombre euskaldun (en esta lengua
le escribió en 1890 una carta desde París su amigo Fermín de Lasala
y Collado, duque de Mandas, a la sazón embajador de España en aquella
ciudad) 40, Ramón Brunet fue el gran artífice de le eclosión industrial
de Oria, donde residiría hasta su fallecimiento el 18 de mayo de 1891,
con 79 años de edad.
La elección del lugar, no obstante sus idóneas condiciones para
ese menester, presentaba un inconveniente. Y es que una Real Orden
del 12 de agosto de 1834 prohibía instalar empresas a menos de seis
millas de la frontera (la costa), para evitar el riesgo de que fuesen saqueadas
en caso de guerra con Francia. Para salvar este obstáculo el
alcalde de San Sebastián, Ángel Gil de Alcaide, escribió el 12 de marzo
123

Obreros de la Fábrica Brunet y Cía. Taller mecánico de la fábrica [S’]

de 1845 al ministro de Hacienda solicitándole permiso para que pudiera
establecer una fábrica de hilados en terrenos entre Andoain y
Lasarte, en un paraje distante entre cuatro y cinco millas de la frontera
aunque en zona resguardada. En apoyo de su solicitud, argumenta
el primer edil donostiarra que el mencionado decreto ya no se aplicaba
en Cataluña 41.
La nueva fábrica y el palacio Brunet se asentaron sobre los solares
de los caseríos Oria Aundi y Oria Chiqui y en sus terrenos colindantes
42.
Es el momento de detenernos un momento en los caseríos Oria,
referentes esenciales que son claves para la historia de la comunidad
y el devenir de Oria.
Sabemos que hasta 1823 parte del caserío Oria Mayor era de Ramón
de Yurramendi, vecino de San Sebastián, quien ese año la cede
junto con sus terrenos a Juan Miguel de Anzizu por 12.823 reales de
vellón (en adelante, rs.v.). Anteriormente ya tenía cobrado Yurramendi
de Anzizu otros 4.000 rs.v. El 20 de febrero del mismo año el citado
Anzizu vendió su propiedad a José Miguel de Múgica, vecino de San
Sebastián, por el importe de 16.823 rs.v. 43
El 4 de febrero de 1832 se efectúa el pago por la reconstrucción
de este caserío, a la sazón propiedad, juntamente con sus terrenos, de
José Miguel de Muxica, vecino de San Sebastián, Juan Angel de Arizmendi
Urcain, Manuel José de Belaunzaran Erauso y José María de
Belaunzaran Azconovieta, los tres de Urnieta. Realizó la obra Juan Ángel
de Yrigoyen, al que el 4 de febrero de 1832 se le pagaron 10.000
rs.v. por su trabajo 44.
Dato importante es que en el documento de reconstrucción de
1832 se cita textualmente «el Molino viejo de Oria la mayor», lo que
indica que la casa poseía un molino cuyo canal se aprovechó posteriormente
para el accionamiento, con las aguas del río Oria, de las
turbinas de la fábrica textil de Brunet.
Los Brunet empezaron adquiriendo las tierras a los dueños del caserío
Oria-aundia: Ramón Belauntza, de Urnieta, y José Miguel
Mújica, de San Sebastián, vendieron sus partes por 30.000 rs.v. cada
uno 45. José Xavier de Aguirresarobe, vecino de Usurbil, recibió 6.337
rs.v. 46.
Una vez que Ramón Brunet fue dueño del caserio Oria Aundia u
Oria Mayor, el 16 de julio de 1845 obtuvo de Luciano Porcel, Marqués
de Villa Alegre y San Millán, «la casa Oria-chiquia y sus terrenos»
125

Obreros de la Fábrica Brunet y Cía. [S’]

a cambio de la cesión de otros terrenos donde construir una nueva
casa, la cual tendrá el mismo nombre y que es la que ha llegado casi
hasta nuestros días 47.
Al año siguiente se efectúa la escritura de un concierto entre Juana
Aguirre Miramón, viuda de Joaquín Antonio Elosegui, administrador
de los bienes del Marqués de Villa Alegre y San Millán, y Ramón Brunet
en nombre de sus hermanos José y Francisco Brunet. Para evaluar
los terrenos ambas partes nombran peritos: el Marqués a José Antonio
Berelu y los Brunet al arquitecto Joaquín Ramón Echeveste, ambos
vecinos de San Sebastián. Terminada la nueva casa, el 17 de mayo de
1846 se firma el documento de cambio de propiedad. Entre las cláusulas
se indica que en los terrenos cedidos al Marqués este nunca
podrá construir un molino 48.
Para 1848 la fábrica ya estaba produciendo; así se deduce de la celebración
solemne del centenario el año 1948.
El 8 de junio de 1849 Ramón Brunet escribe a su amigo el duque
de Mandas, Fermín de Lasala, que vivía en Madrid, pidiéndole su oposición
a la nueva legislación de apertura comercial que se estaba
estudiando ya que «la fábrica sufrirá un golpe mortal si se admiten los
algodones extrangeros» 49.
Me parece de extraordinario interés el informe que redactó el
año 1860 Frederic Le Play, un ciudadano francés de paso por Gipuzkoa.
En él se dibuja con detalle la vida en los primeros centros
industriales de nuestro país, y concretamente en la fábrica textil de
los Brunet 50.
El tratado de Vergara, que puso fin en 1840 a una guerra civil mantenida
durante siete años por los vascos en defensa de sus fueros, ha venido a transformar
profundamente las condiciones en las cuales vivían las provincias
vascongadas. Incluidas ya en el régimen aduanero español, estas provincias ha
dejado de recibir libremente las mercancías extranjeras; al mismo tiempo, han
adquirido el derecho de comerciar libremente con el resto de la península y sus
colonias. El primer resultado de este nuevo sistema ha sido la casi total erradicación
del contrabando y la disminución del comercio de tránsito. Como
consecuencia de estos cambios, se han visto desplazados algunos intereses, al
tiempo que ha tenido lugar una cierta perturbación en los hábitos de la población.
Bien pronto nuevas causas han venido a producir cambios más profundos:
bajo la influencia de las tarifas aduaneras, que aseguran una salida para sus productos,
han surgido manufacturas y se ha hecho presente un movimiento
industrial cuya naturaleza e influencia sobre las costumbres del país resulta interesante
considerar.
127

Este movimiento ha tenido como principal resultado la constitución de centros
industriales relativamente importantes en los cuales tiende a aglomerarse la
población obrera. Es en los valles y a lo largo de los cursos de agua, cuyos saltos
son utilizados para la producción de la energía necesaria para las fábricas,
en donde se forman estas aglomeraciones: presentan ya una cierta importancia
y, en algunos casos —como la villa de Tolosa, capital de Guipúzcoa—, la población
se ha casi triplicado en unos pocos años. Los campos vecinos han podido
atender fácilmente a las necesidades de la industria enviando a estos pequeños
centros una parte de sus trabajadores; los trabajos agrícolas apenas si han sufrido
por ello, ya que la mayor parte de los que se desplazan hacia las villas formaban
parte del contingente habitual de la emigración hacia el exterior. Se estima
que, desde el tratado de Vergara, veinte mil obreros de ambos sexos han encontrado
ocupación en los trabajos industriales de las tres provincias, sin que la
emigración hacia el Plata haya dejado de desarrollarse. Estos obreros trabajan,
sobre todo, en las manufacturas de tejidos y en las diversas fábricas que en gran
número se encuentran ya en el país; muchos son empleados también en las fundiciones
de metales o en los grandes hornos de hierro al coke montados según
el método inglés, cuya competencia ha comenzado a dar al traste con las antiguas
fábricas que empleaban el carbón vegetal.
En los establecimientos industriales de origen reciente, el régimen manufacturero
tiende a asentar sobre las mismas bases y con los mismos
inconvenientes que en Francia y en Inglaterra. Ello se puede observar sobre
todo en los pequeños centros, en los que la población industrial es ya bastante
numerosa. En sus relaciones con los patronos, los obreros, sin llegar a manifestar
una hostilidad abierta, muestran habitualmente una desconfianza que, en más
de un caso, obstaculiza la creación de las más deseables instituciones. Si el patrón
toma la iniciativa de una fundación de este tipo, los obreros no dejan de
abstenerse de participar en ella, en la creencia de que las combinaciones que se
les proponen habrán de tener por resultado el sacrificio de sus intereses. Así,
las cajas de ahorros apenas si existen, y las personas que por su posición debieran
fundarlas no se ocupan de ello, convencidas de la imposibilidad de conducir a
los obreros a recurrir a ellas. Por lo demás, estos obreros son en general dóciles
y respetuosos hacia sus jefes, de tal modo que la desconfianza que manifiestan
hacia el patronazgo debe ser atribuida ante todo al deseo de conservar íntegro
ese agudo sentimiento de independencia que siempre se encuentra en los corazones
vascos.
Es a este mismo sentimiento al que debe atribuirse la repugnancia que muchos
obreros manifiestan hacia el trabajo industrial. Los autores de esta nota han
podido constatar en una hilatura del valle del Oria, cerca de San Sebastián, que
los simples braceros prefieren continuar con sus rudos trabajos antes que entrar
en la hilatura, en la que ganarían más con menos fatiga. Tampoco las mujeres
parecen habituarse si no es con disgusto al trabajo de las manufacturas, sobre
todo en los campos. Las muchachas entran en ellas atraídas por el cebo de los
altos salarios, pero no consideran esta situación sino como transitoria e intentan
abandonarla lo antes posible, ya sea para emigrar, ya sea para ir a servir como
128

Oficinistas y jefes de fabricación de Brunet y Cía. [D]
Hilatura. Joaquina Bengoechea en la Fábrica Brunet y Cía. (1978) [A]

José Ilardia (izquierda, de pie), Isidoro Eguizabal (centro, de pie), José Cobrerizo (derecha, de
pie), José Manuel Brunet (izquierda, sentado), Antxoni Martínez (centro, sentada) y José Ángel
Egoscozabal (derecha, sentado). Fotografía sacada en el almacén (26 de febrero de 1952) [D]
Las Mecheras de la Fábrica de Brunet y Cía. El del centro es Sancho Cano [A]

Empleados de Brunet y Cía. De pie y de izquierda a derecha: Andoni Unanue, José Iñurritegui,
Leandro Romo, Isidoro Eguizabal, Ignacio Adarrago y Jesús Aldaz; sentados y de izquierda a derecha,
José San Sebastián, Severo Cano, José Manuel Brunet, Juan Lacarra y José Aguirre
(septiembre de 1947) [A]
En el mirador del monte Igueldo. De izquierda a derecha: Isidoro Equizabal, José Manuel Brunet y
Juan Lacarra [W]

criadas. Esta última situación es la que más desean, por cuanto les deja cierta libertad,
al tiempo que les permite reunir algunos ahorros para sí mismas. Durante
el tiempo que pasan como obreras en las manufacturas, no disfrutan de esas ventajas,
obligadas como están a enviar a sus padres la casi totalidad de sus ganancias.
De acuerdo con los hábitos tradicionales en toda España, las mujeres, tras su
matrimonio, viven únicamente en su casa y sólo en casos muy excepcionales se
les ve buscar trabajo en las manufacturas.
En los talleres en los que las muchachas son reunidas en gran número, los
jefes industriales adoptan a menudo medidas tendentes a salvaguardar las buenas
costumbres, ya sea obedeciendo a sus propias ideas, ya sea teniendo en
cuenta a la opinión pública. La vigilancia ejercida sobre las obreras se extiende
a las horas de asueto, y la disciplina a la que se ven sometidas recuerda un poco
a la de los establecimientos religiosos. Un ejemplo notable de este género ha
sido observado por los autores de esta nota en un gran taller de hilado y tejido
situado sobre el Oria, cerca de San Sebastián. Por encontrarse un poco alejado
de los núcleos residenciales, las muchachas, que constituyen la mayoría del personal,
se acuestan en un dormitorio común. Se levantan a las cinco y, tras cumplir
con sus deberes religiosos, se ponen a trabajar. A lo largo del día tiene tres descansos,
de dos horas en total, con ocasión de las comidas. Durante estos
descansos, que tienen lugar en recintos cerrados, las muchachas se entregan entre
ellas a los cantos y danzas del país, que constituyen sus principales
distracciones. Por la tarde, suben al dormitorio a las ocho y media, y a las nueve
y media todas las luces son apagadas y el silencio establecido, a fin de que aquellas
que no duerman no puedan molestar a sus compañeras. Como puede
observarse a través de estas indicaciones, este reglamento es poco más o menos
el de un pensionado. Por el momento, sin embargo, las muchachas no han podido
ser convencidas de tomar alimentos preparados en común. Un gran fogón
económico que el señor Brunet, propietario de la fábrica, había hecho venir de
París, permanece sin empleo, del mismo modo que ha sido necesario renunciar
a un servicio de panadería organizado de tal modo que permitiese vender
pan barato. Volvemos a encontrar en estos hechos la expresión de los ya señalados
sentimientos de desconfianza. En general, las muchachas son, sin embargo,
dóciles y se someten voluntariamente a la regla; mujeres a quienes su edad y carácter
prestan una cierta autoridad están encargadas, por lo demás, de velar por
su cumplimiento. Finalmente, las jóvenes obreras no se ven privadas de relacionarse
con su familia. El sábado cesa el trabajo a las tres y, tras la limpieza de
las máquinas y de los talleres, pueden retirarse, hacia las cuatro, a casa de sus
padres, en donde pasan el domingo entero.
Esta organización de talleres de muchachas es análoga a la que ha sido adoptada
en la Unión americana y en algunos distritos franceses en los que el espíritu
religioso se ha conservado, como por ejemplo en Auvergne. Como en Francia
y en América, también en España los resultados de tal organización son excelentes;
estas medidas aseguran en todas partes la conservación de las buenas
costumbres en los mismos ambientes a menudo reina una profunda degradación
moral. Sería por ello deseable que fuesen adoptadas en Francia en una
132

Fiesta del centenario de la Fábrica Brunet y Cía. (11 de mayo de 1948) [C]
Fiesta del centenario de la Fábrica Brunet y Cía. (11 de mayo de 1948) [A]
Fiesta del centenario de la Fábrica Brunet y Cía. (11 de mayo de 1948) [I]

mayor escala; pero es preciso señalar que, para tener éxito en tales iniciativas,
parece esencial poder apoyarse en el sentimiento religioso. Incluso en España,
en las villas de las provincias vascongadas que se han convertido en centros de
una cierta actividad industrial, parecen encontrarse grandes dificultades para organizar
los talleres de acuerdo con el plan que acaba de ser indicado. Lo más
frecuente es que en estas villas se practique la doctrina del laissez faire, sin preocuparse
apenas de sus tristes consecuencias; hasta el punto de que es posible
constatar ya en estas poblaciones la invasión de esas costumbres corrompidas
que en mayor medida se observan en las ciudades industriales de Francia.
Ha sido indicado ya que la brusca aglomeración de obreros en algunos centros
constituye una de las causas que más han contribuido a iniciar la
corrupción. Pero es otra la causa que en este sentido ha actuado de un modo
mucho más peligroso aún: la presencia de obreros extranjeros llevados al país
para iniciar a los obreros vascos en industrias nuevas para éstos. Estos obreros,
casi todos franceses, han llevado a España esas ideas irreligiosas y esos
hábitos viciosos que caracterizan a nuestras clases obreras de los grandes centros
industriales.
En general, estos emigrantes pertenecen a la clase de los obreros más distinguidos
desde el punto de vista de su inteligencia: muy hábiles en su profesión,
la mayor parte de ellos se habrían elevado hace tiempo a una condición superior
si no se hubieran visto obstaculizados en ello por sus vicios e imprevisión.
El cebo de un salario más elevado y el gusto por el cambio y la aventura son las
causas que de ordinario los deciden a dejar su patria para ir a buscar fortuna al
extranjero; pero como son poco cuidadosos por el porvenir, viven al día. Al darles
los medios de satisfacer sus gustos de disipación y libertinaje, los altos salarios
que obtienen contribuyen a hacer su ejemplo mucho más peligroso. Los que ejercen
una influencia más terrible no son, sin embargo, aquellos que se entregan
a los vicios más groseros, como la embriaguez; tales hombres son repugnantes,
y su ejemplo no podría ser contagioso entre una población naturalmente sobria.
Pero los obreros franceses, cuyo carácter convierte en amable al vicio al presentarle
una relativa elegancia, ejercen una influencia fatal. Se ha señalado ya
que, en las provincias vascas, esta influencia tendía a extenderse al mismo tiempo
que la irreligión y el espíritu de insubordinación y desconfianza entre los obreros
del país. De tal modo que los jefes industriales no emplean a estos obreros
más que en caso de absoluta necesidad, y desean desembarazarse de ellos lo antes
posible; en Tolosa, por ejemplo, el número de obreros llegados como
iniciadores se elevaba hace algunos años a varios cientos, mientras que hoy no
siguen más que unos pocos.
En resumen, la exposición que precede demuestra que en las provincias vascongadas
las antiguas costumbres comienzan a alterarse sensiblemente desde que
la industria manufacturera se ha implantado en ellas; pero en la medida en que
la causa principal de esta alteración de las costumbres parece que debe ser atribuida
a la influencia ejercida por los obreros extranjeros, y que la acción de esta
causa es necesariamente pasajera, cabe esperar que el mal no haga progresos rápidos
y que incluso pueda verse obstaculizado en su desarrollo. Esta esperanza
134

Fiesta del centenario de la Fábrica Brunet y Cía. (11 de mayo de 1948). De izquierda
a derecha: Bríjida Orotegui, M. Carmen Goyaran, Miren Oyarzabal,
Felicitas Goya, Anchoni Martínez, Isidra Uranga, Dolores Goya, Rosario Goenaga,
M. Benita Muga, Locadia Garmendia, José Ilardia, María Macazaga,
Victoria Hernangil, Flora Bardají, Julia Aldaz, Pepita Aguayo, Florencia Bengochea,
Milagros Goizueta, Luisa Juárez, Milagros García, Rosario Juárez,
Consuelo Garro, M. Pilar Uranga y Nati Romo [B]
Fiesta del centenario de la Fábrica Brunet y Cía. (11 de mayo de 1948). De izquierda a derecha,
en el balcón de la casa Iturralde): Nicolás Goilia, Margarita Ariceta, la madre de
Nicolás Goilia, Jesús Aldaz, Andoni Unanue, José Javier San Sebastián, Manolo Barreiro, Juliana
Lekuona y Javier Gericagoitia [D]

Manifestación con barricada en la Fábrica Brunet y Cía. (al fondo, Bianchi) [A]
Eluterio Oiarzabal y Paco Urdampilleta frente a la Fábrica de Brunet y Cía. [B]
Obreros de Brunet y Cía. (1950) [C]

es tanto más legítima cuanto que el espíritu religioso se ha observado hasta el
momento entre los vascos, al tiempo que los jefes industriales, apoyados en ello
por la opinión pública, intentan activamente orientar a sus obreros hacia una
adecuada dirección moral.
DESCRIPCIÓN
La empresa y todos los terrenos adquiridos ocupaban una superficie
de 80.000 m 2. En su constitución se valoró por un total de 800.000
rs.v., cifra nada desdeñable para la época 51.
Las salas de hilados ocupaban una extensión de 1.750 m 2 en cinco
pisos; adosado al edificio principal había otro de 550 m 2 cuadrados
para los ventiladores. Otra nave de una sola planta y 2.100 m 2 de superficie
se destinaba a la fabricación de tejido en crudo, y junto a ésta
había un taller con dos pequeños pisos de 70 x 30 m donde se ubicaban
los telares de color en el bajo y la preparación del género para su
venta en el piso alto. Otros edificios del complejo, con una superficie
total de 1.500 m 2, acogían las secciones de blanqueo, tintorería y secaderos.
Por último, un anexo de 600 m 2 servía de carpintería y taller
de reparaciones.
Había otro edificio de dos alturas destinadas a oficinas. Un pequeño
local hacía funciones de botiquín. Estaba además la portería, a
la izquierda de la entrada, y el palacio de los dueños.
La fuerza motriz para las máquinas la suministraban las turbinas
accionadas con las aguas del Oria, que tenían una potencia de 300
caballos. Esto dio lugar a la posterior creación de la Fábrica de Electricidad
Brunet y Cía., cuyos excedentes energéticos se distribuían para
usos domésticos al vecindario de la zona. Para las temporadas de estiaje
instalaron un motor accionado a gas pobre o gas de hulla: con el
tiempo, esta instalación sería el germen de la Compañía del Gas de
San Sebastián.
Sus productos eran muy variados, dentro de la línea de tela corriente
de algodón, blanca o teñida, pero de muy buena calidad tanto
en madejas como en ovillos. Confeccionaban tejidos de color para camisas,
trajes y ropa de toda clase, amén de tela para alpargatas en
grandes cantidades. La producción anual alcanzaba las 350 toneladas,
que se vendían en su mitad en nuestra zona y el resto en las provincias
limítrofes y Cataluña.
137

En 1900 la fábrica tenía 7.492 husos instalados y 48 telares mecánicos,
todos ellos movidos por agua, una tintorería, un establecimiento
de blanquear urdimbre y dos urdidoras 52.
Para el año 1924 la fábrica de Brunet y Cía. Sociedad Comandita
tenía un capital de 3.000.000 pta; una potencia hidráulica y maquinaria
de gas de 900.000 hp./hora consumidos. Ocupaba una superficie
de 8.000 m 2 en interior y 400.000 m 2 en exterior. Vendían tejidos:
70.000 kg. en Gipuzkoa, 130.000 kg. en España y 5.000 kg. fuera. Hilados:
2.000 kg. en Gipuzkoa y 10.000 kg. en España. Compraban
1.300 unidades (300.000 kg.) de algodón en rama en el extranjero;
700.000 kg. de carbón en el extranjero; 80.000 kg. de leña de la provincia;
20.000 kg. antracita de fuera; colorantes: 1.000 kg. de España
y 1.000 kg. del extranjero; aprestos: 15.000 kg. del extranjero; 10.000
kg. de lubrificantes y 50.000 kg. de drogas de España.
Por el censo de votantes de 1890 sabemos que ese año trabajaban
en la empresa 66 obreros varones y mayores de 24 años, más un carpintero
(Mateo Luzuriaga Goya, de 43 años), un oficinista (Salustiano
Urreta y Aranzadi, de 57 años), además del propio Ramón Brunet y
Prat, a la sazón de 77 años. El censo no recoge el número de mujeres
ni de menores de 24 años que servían en la factoría. En 1894 trabajaban
de forma directa o indirecta para la fábrica de Brunet 450
personas.
Los registros oficiales de la empresa indican que en 1924 la plantilla
la formaban 118 hombres y 190 mujeres, con sueldos medios de
190.000 pesetas al año y 200.000 por destajos.
La plantilla del año 1947 se estructuraba así:
Sección Hombres Mujeres Total
Preparación 6 - 6
Ventilador 6 - 6
Cardas 9 - 9
Bancos - 15 15
Mecheras en grueso - 6 6
Mecheras intermedias - 8 8
Mecheras en fino - 18 18
Hiladura 12 - 12
Continuas - 41 41
Ovillado - 10 10
Doblado y retorcido 5 - 5
Devanado - 8 8
138

Doblado - 18 18
Retorcido - 17 17
Preparación tejeduría 4 - 4
Urdidoras en crudo - 3 3
Bobinado - 15 15
Encanillado color - 4 4
Tejido alpargatero 2 18 20
Tejido en crudo 11 66 77
Encanillado crudo - 9 9
Tejido de cintas - 5 5
Tejido fantasía 2 3 5
Repasado 3 5 8
Aprestos 4 - 4
Almacén salidas 3 - 3
Varios 17 - 17
Tintorería 17 - 17
Portería - 1 1
Taller mecánico y carpintería 19 - 19
Oficinas 10 - 10
Totales 130 270 400
El reparto entre sexos a lo largo de los tiempos queda reflejado en
el presente cuadro:
Año Hombres % Mujeres % Total
1894 129 32,25 271 67,75 400
1924 118 38,31 190 61,69 308
1947 130 32,50 270 67,50 400
Según mis informantes (datos de hacia 1950), el trabajo se desarrollaba
mediante dos modalidades: uno, por «relevo de día», régimen
del taller mecánico, oficina y algunos otras secciones, que trabajaban
de 9 a 12.30 h. y de 14 a 18.30 h. Y otro, por relevos: en el primero
se entraba a las 5 de la mañana, se paraba para desayunar a las 8.30
h. (media hora); y hasta las 13.30 h.; el segundo relevo entraba a las
13.20 h. y paraban para la merienda a las 18.30 h. (otra media hora)
y finalizaban a las 21.30 h.
Los residentes en Oria acudían a casa para comer o merendar. El
resto se quedaba en las instalaciones. Con la entrada de los nuevos dueños,
los Azcarate, en 1956, los trabajadores ya no salían a almorzar o
merendar sino que lo hacían sin dejar el puesto de trabajo. Junto a cada
139

puesto había un cajoncito donde se guardaba el bocadillo. Aprovecharemos
para indicar que por entonces había la costumbre de
santiguarse antes de iniciar la labor diaria.
La empresa tenía un edificio exterior destinado a comedor. Con
la remodelación de 1956 se habilitó ya en el interior de las dependencias.
Después de la guerra se estableció una semana de vacaciones para
los operarios y la Semana Grande (en agosto) en que cerraba la fábrica.
Hasta entonces no se concebía que hubiera derecho a vacaciones.
También entonces se incorporaron, por ley, otros derechos laborales:
Seguridad Social, médico en la empresa, pagas extras.
Por Navidad la empresa obsequiaba a sus empleados con «un corte
de tela», tela suficiente para fabricarse dos sábanas.
El sueldo de 1936 era de 2,25 pesetas diarias por jornadas de diez
horas. Se cobraba a la semana por medio de sellos de correos que
luego se cambiaba en el economato o en la tienda de comestibles La
Aurora.
En 1946 un chaval de 14 años cobraba 112,15 pesetas al mes.
Cuando el nuevo capital se hizo con la empresa, en 1956, la maquinaria
se modernizó totalmente, se estableció el sábado inglés (tardes
festivas) y las primas a la producción, de forma que había un sueldo
base y unos incentivos.
LOS BRUNET
La saga de los Brunet arranca en Gipuzkoa con Francisco Manuel Brunet
Casullas. Nacido en Copons (Barcelona) el año de 1731, a falta de
otros recursos se trasladó a vivir a San Sebastián en busca de mejor
fortuna con su familia, compuesta de mujer y tres hijos: Manuel Brunet
Tudo (1755-1833), hijo de un primer matrimonio, José Francisco
Brunet y Segura (1766-1844) y Francisco Jaime Brunet y Segura (fallecido
en 1838).
Ya mozos, los tres hijos de Francisco fundan en San Sebastián
Manuel Brunet y Riera y Cía., empresa dedicada al comercio y a la
banca. Ciertas diferencias acaban separándoles y Manuel abandona la
sociedad, que será rebautizada primero como José y Francisco Brunet
y Cía., y a partir del 1 de enero de 1801 como Brunet y Cía.
Mediante hábiles operaciones de préstamo y compra-venta de terre-
140

Directiva de la Hermandad de Trabajadores de Oria. De izquierda a derecha,
detrás: José Luis Orotegui, Jesús Aldaz, Joaquín Goyarán, Andoni Unanue e Isidro
Aguirre; delante: José Aguirre, Ignacio Adarraga, Leandro Romo, Sancho
Cano, Pedro Jiménez y José Iñurritegui (1958) [H]
Junta directiva de la cooperativa obrera de consumo de Oria. De izquierda a derecha,
de pie: José Luis Fernández, José Orbegozo, Eduardo Aldazabal, Luis
Ceca, Ricardo Hernando, Manolo Carrasco, José Juan Bengotxea, José M. Artola,
Jesús Ramírez, Arsenio Valiente, Martín Igartua y Nicolás Aisa; agachados:
José Zato, Joaquín Pagola, José Hernando y Francisco Aldaz [O]

nos e inmuebles, los Brunet sacaron adelante un negocio a cuya
puerta llamaría la prosperidad coincidiendo con el estallido de la Guerra
de independencia (1809-1813). Ello les permitió extender sus
actividades al comercio y convertirse en armadores de varios veleros
que surcarían los mares con mercancías producidas en nuestra tierra:
es el caso del hierro que exportaban a América —Caracas era uno de
los puertos habituales—, y a Asia —China y Filipinas especialmente—,
regresando con productos muy demandados aquí como tabaco, azúcar,
cacao y especias.
Además de la labor mercantil, José Francisco Brunet se distinguió
por su activismo político, que le valió presidir la alcaldía de San Sebastián
durante el Trienio Liberal (1820-1823). Hijo suyo fue José
Manuel Brunet Prat (1806-1892), nacido en San Sebastián, quien se
incorporó desde muy joven a los negocios familiares. Así, en junio de
1842, asociados a los señores Guardamino y Tantonat, los Brunet
constituyeron en Tolosa la primera fábrica de papel continuo de la península,
La Esperanza, de la que fue gerente José Manuel.
José Francisco tuvo más hijos: Ramón (1812-1891), quien impulsará
en 1845 la nueva factoría de textiles en Oria, y Fernando Ramón
que se convirtió al cuaquerismo e invirtió su fortuna en comprar Biblias
para repartirlas por Donostia.
El espíritu emprendedor de los Brunet no para aquí: también encontramos
a José Manuel Brunet Prat entre los fundadores en 1869
de la Empresa del Alumbrado de Gas de San Sebastián, a la sazón una
de las pioneras en la península dentro del sector, y dos años antes presidiendo
la constructora de la carretera Andoain-Irún; de su parte,
Ramón Brunet Prat aparece como cofundador en 1887 de la Compañía
del Tranvía de San Sebastián, cuya primera línea unió la capital
y Errenteria. A estos éxitos hay que sumar también algún fracaso, como
la fábrica de botellas de vidrio que habilitaron en 1875 sobre terrenos
propios en el barrio de Ondarreta de San Sebastián, clausurada apenas
una decena de años más tarde por falta de pedidos. Puede decirse
que pagaron la audacia al intentar introducir las botellas de cristal en
una época dominada todavía por la barrica de madera y la jarra de barro.
Como su padre, también José Manuel Brunet Prat ostentó la alcaldía
de San Sebastián en los períodos 1834-35 y 1838-41. Liberal de
pro, intervino en la I Guerra carlista como comandante de un batallón
de voluntarios de Isabel II y como agente consular de Inglaterra
142

Cesión del documento: [G]

Fragua del taller de la Fábrica Brunet y Cía. El primero por la izquierda es
Ramón Urdampilleta (1940) [G’]
Locomotora que pasó por Oria en dirección a Cementos Rezola (1907) [T]

en San Sebastián. Durante su etapa como concejal gestionó en Londres
la adquisición e instalación del equipamiento para el alumbrado
eléctrico de la ciudad ante la casa Hammord y Cía., haciendo de San
Sebastián una de las primeras ciudades del Estado en dotarse de luz
eléctrica, exactamente desde el 1 de agosto de 1882.
En la última Guerra Carlista, los Brunet se posicionaron nuevamente
del lado liberal, suponemos que inclinando hacia esa causa a
muchos de sus trabajadores. Fue el caso de los hermanos Manuel José
y Esteban Ibarzabal, que cometieron el error de desertar del 5º Batallón.
La justicia exigió a su familia el pago de una multa y la devolución
de los pertrechos (capotes, morrales, fusiles, cartucheras y 120 cartuchos).
A falta de posibilidades económicas, el padre de los Ibarzabal,
trabajador también en la textil, solicitó ayuda al patrón. El 14 de mayo
de 1874 Ramón Brunet se ofreció como avalista de la deuda 53.
Los dos hijos de José Manuel, José (1836-1891) y Alfonso Tomás
Brunet Berminghan (1838-1880) heredan el mismo espíritu empresarial
y tratan de transmitirlo a los suyos. Queda para la pequeña historia
la participación del mayor, José, en la creación en 1881 del Casino de
San Sebastián.
En 1900 la empresa de textiles de Oria se llamaba José Brunet y
Cia., siendo su director José Brunet Berminghan.
Vástago de Alfonso Tomás fue Guillermo Brunet Bingley (1865-
1923). Amén de gerente de la fábrica textil del Oria, funda la Sociedad
de Fomento de San Sebastián, dedicada a la promoción de la Bella
Easo, a la que debemos realizaciones tan señeras como el Teatro Victoria
Eugenia y el Hotel María Cristina y, parcialmente, también la
construcción de la plaza de toros del Chofre en 1903.
Según un informe del año 1891, el número de personas físicas o
jurídicas domiciliadas en San Sebastián que poseían más de diez acciones
del Banco de España era de 208, y únicamente doce superaban
el centenar de emisiones: entre ellas se contaban a Brunet y Cía. y a
Francisco Brunet. Así se explica la fundación el 1 de enero de 1902
de la Banca José Brunet y Cía., con un capital inicial de 4.000.000 pesetas.
Sus creadores fueron Guillermo y Ubaldo Brunet, Luis y José
Gaitán de Ayala, Andrés Egoscozábal y Tomás de Berminghan. Guillermo
Brunet Bingley ocupó el cargo de director del banco ubicado
en la actual avenida de la Libertad nº 18, edificio que junto al colindante
eran propiedad de la familia. El mismo Guillermo participó en
calidad de cofundador de la Caja de Ahorros Provincial de Guipúz-
145

coa, hoy fusionada en Kutxa. Guillermo alternó la función de director
de la Banca Brunet con la de gerente de la fábrica lasartearra. Me
contaron sus descendientes que don Guillermo instaló una línea telefónica
directa entre el banco y la fábrica, posiblemente uno de los
primeros teléfonos que funcionaron en Gipuzkoa. El aparato, instalado
siempre en la biblioteca, era uno de esos antiguos modelos de
micrófono fijo y auricular con hilo. Tan extraño resultaba el artefacto,
que cierto día un obrero difundió por toda la fábrica la noticia de que
el patrón había enloquecido, pues lo había visto en la biblioteca «hablando
solo».
En aquellos mismos años de comienzos del siglo XX a Guillermo
Brunet Bingley se le ocurrió repoblar el monte Buruntza con pino austriaco
negro de gran belleza. Aquello, que fue tomado como una
excentricidad por sus vecinos, con el tiempo se reveló como una formidable
inversión, ya que al estallar la I Guerra mundial la fábrica
obtuvo pingües beneficios de la venta de sus reservas de madera. A la
vista de esto, muchos le imitaron pero en lugar de plantar variedades
de pino negro, eligieron el insignis. El penoso resultado lo podemos
contemplar a diario.
Es interesante la noticia que nos aporta José Mari Bardají en su
obra repecto a la instalación de una barquilla colgada de un cable
para pasar el río, a una altura de unos ocho metros. La txirilla tenía
una capacidad para una o dos personas y su tracción se efectuaba mediante
tiro manual. Su principal objeto era que el guardamonte de
la empresa, Luis Vicuña, pudiera controlar el arbolado del otro lado
del río 54.
Casó Guillermo Brunet Bingley con Luisa Serrano, nacida en 1872
y tuvieron como hijos a José Manuel (nacido en 1892), Dorotea (1893),
María Luisa (1894), Catalina (1895), Concha (1900), Ramón (1902) y
Soledad (1905).
A la muerte de don Guillermo en 1923, le sucedió su primogénito,
José Manuel Brunet Serrano, ingeniero de formación. Fue el último director
de la fábrica de Lasarte. Casó con María Teresa Guardamino y
tuvieron cuatro hijos. En la posguerra (hacia 1941-42), José Manuel encargó
al arquitecto madrileño Cánovas del Castillo la construcción de
una iglesia frente a la fábrica. Por decisión del consejo de dirección se
le dio la advocación de la Virgen del Carmen, y a su solemne inauguración
acudió el obispo de Vitoria, del que a la sazón dependía
Gipuzkoa. Había misa diaria en la iglesia a cargo de un capellán resi-
146

dente adscrito a la parroquia de San Pedro de Lasarte, y de vez en
cuando alguna boda, como la que unió a doña M. Luisa Brunet, nuestra
informante, con su difunto esposo don José Manuel.
Por tanto, la saga resumida de varones de los Brunet fue:
FRANCISCO MANUEL BRUNET CASULLAS
1ª GENERACIÓN
Hijos del anterior:
Manuel Brunet Tudo
José Francisco Brunet y Segura
Francisco Jaime Brunet y Segura
2ª GENERACIÓN
Hijos de José Francisco Brunet y Segura
(nietos de Francisco Manuel Brunet Casullas):
José Manuel Brunet Prat
Ramón Brunet Prat, fundador de la fábrica de Oria
Fernando Brunet Prat
3ª GENERACIÓN
Hijos de José Manuel Brunet Prat
(biznietos de Francisco Manuel Brunet Casullas):
José Brunet Berminghan, gerente de la fábrica
Alfonso Tomás Brunet Berminghan
4º GENERACIÓN
Hijos de Alfonso Tomas Brunet Berminghan
(tataranietos de Francisco Manuel Brunet Casullas):
Guillermo Brunet Bingley, gerente de la fábrica
5º GENERACIÓN
Hijos de Guillermo Brunet Bingley:
José Manuel Brunet Serrano, gerente de la fábrica
147

EL COMPLEJO FABRIL
Junto a la factoría estaba la casa-palacio de los Brunet, con un gran parque
arbolado, un estanque con juegos de agua, e incluso cisnes.
Disponía el palacio incluso de ascensor. María Luisa Brunet me
contó cómo durante sus veraneos donostiarras la reina Isabel II solía
visitar a la familia Brunet en compañía de su hijo, el futuro rey Alfonso
XII. Tras la puesta en marcha del flamante ascensor, en septiembre
de 1865, la Reina y el príncipe acudieron a verlo, y tanto gustó al pequeño
Alfonso aquel nuevo invento que se pasó la tarde en el camarín
subiendo y bajando.
Los Brunet instalaron a media ladera del monte en zona cerrada
con malla metálica un campo de tenis, si bien posteriormente lo abandonaron
para hacer otro junto al palacete.
En los alrededores, seis bloques de casas para el personal acogían
a 150 familias. No obstante, dicha cifra no representa ni la mitad de
los empleados que trabajaban en el complejo durante la época de mayor
expansión: en efecto, hacia 1914 sumaba 320 empleados
residentes en Lasarte, en Hernani, Urnieta y Andoain. Hasta 1946 no
se les cobraba renta, pero sí a partir de esa fecha: entre 5 y 14 pts. al
mes, dependiendo del tamaño y calidad de la casa. En este importe
estaba incluida la luz y el agua. A partir de 1950 ya no se volvió a cobrar
renta.
Como servicios complementarios, los operarios contaban con economato,
carnicería y taberna, barbería-peluquería de caballeros, etc.
Tras la Guerra Civil, en plena carestía, cuando en todo el país faltaba
el aceite doméstico, en el economato de los trabajadores de Brunet
había existencias gracias a que, poco antes del 18 de julio de 1936,
Jaime Brunet adquirió una partida importante de aceite para ayudar a
los señores de Luca de Tena, renombrada estirpe de terratenientes sevillanos,
que se hallaban en apuros económicos. Bien oculta la
mercancía durante la contienda, para evitar que fuera requisada, a su
conclusión poco a poco fue sacando el aceite que alimentó a no pocas
familias de Lasarte-Oria, Hernani y Andoain durante los años más
duros de la posguerra.
Ya hemos indicado que entre la factoría y el banco se estableció una
línea de teléfono a comienzos del siglo XX. Para 1945 hasta cuatro líneas
conectaban la empresa textil con el exterior: una en el almacén,
otra en las oficinas, otra en la portería y una más en el domicilio del
148

Manuel
Brunet Tudo
José Brunet
Berminghan, gerente
de la fábrica
Francisco Manuel
Brunet Casullas
Francisco Jaime
Brunet y Segura
José Manuel
Brunet Prat
José Francisco
Brunet y Segura
Ramón Brunet
Prat, fundador de
la fábrica de Oria
Alfonso Tomás
Brunet
Berminghan
Guillermo Brunet
Bingley, gerente
de la fábrica
José M. Brunet
Serrano, gerente
de la fábrica
Fernando
Brunet Prat

Alumnas de la escuela de niñas de Oria (1938) [D]
1
1. Flora Bardají
2. Rosario Juárez
3. Lidia Mirón
4. M. Benita Muga
5. Salomé Ugalde
6. Rafaela Aldaz
7. Brígida Garro
8. Inés Arrillaga
9. Milagros García
10. Teodora Romo
11. Desconocida
12. Desconocida
13. Emili Aramburu
14. Consuelo Garro
15. Desconocida
16. Pepita Aguayo
2 3 4 5 6 7
9
10 11 12 16 17 18
13 14
19 20
15
21 22
23
24
25 26 27 28 31
29
30
32 33
34 35 36 37 38 39 40 41 42 43
44 45 46
8
17. Dominica Orbegozo
18. María Astrain (maestra)
19. Juli Aldaz
20. Conchi Marín
21. M. Paz Idígoras
22. Desconocida
23. Pilar Orbegozo
24. Angelita Pozas
25. Desconocida
26. Miren Aramburu
27. Lucía Azpeitia
28. Marcelina Urdampilleta
29. M. Pilar Arratibel
30. Esperancita ...
31. M. Jesús Bardají
32. Puri Sagasti
33. Agustina Mirón
34. José Javier San Sebastián
35. Felicitas Goya
36. Desconocida
37. Joaquina Lacarra
38. Inacita Lacarra
39. Francisca Zubiarrain
40. Desconocida
41. Carmen Echezar
42. Genara Hernando
43. Desconocida
44. Antonia Beloqui
45. Desconocida
46. Brígida Orotegui

1. Desconocido
2. Desconocido
3. Isidro Unanue
4. José Javier Aisa
5. Jesús M. Ceca
6. Perico Tellaeche
7. Fernando Jiménez
Alumnos de la escuela de Oria (1959) [N]
2
1
3
4 5
6 7 8
9 10 11
12
16
14 17 19 21 22
20
23
13
15 18
8. Medardo Sánchez
9. Tomás Alcorta
10. Luis Ceca
11. Paco Amantegui
12. Nicasio Sánchez
13. Angelito Romo
14. Miguel M. Echániz
15. José Manuel
Solaberrieta
16. Desconocido
17. Miguel Ángel Torres
18. Tomás Aguirre
19. Gregorín Perales
(Madriles)
20. Santiago Romo
21. Alberto Guinaldo
22. Martín Aguirre
23. José Luis Aguirre
24. José Luis Iturri
Alumnos del colegio de Oria. Profesor: Santiago Zulaica (década de los años 30) [D]
25
24

Alumnas de la escuela de Oria (1912) [D]
1
2
1. María Bardají
2. Eduvigis Elicegui
3. María Astrain (maestra)
3

gerente. Por aquellas fechas, como es fácil de suponer, semejante red
sólo se veía en las dependencias oficiales o en grandes empresas.
En cuanto a los medios de transporte, hay que señalar que el 27
de agosto de 1912 realizó el viaje inaugural el tranvía entre San Sebastián
y Tolosa, pasando por Oria donde tenía dos paradas: una ante
la de Basoaundi y otra frente a la portería de la fábrica Brunet. Esta
línea se aprovechaba también para trasportar carbón a la fábrica 55 y
piedra desde la cantera del monte Buruntza a la fábrica de Cementos
Rezola de Añorga.
LAS ESCUELAS
La primera escuela pública de Lasarte se fundó en 1824 en la Casa
Concejil del barrio de Hernani. Al llegar a 1847 tenía 31 alumnos de
ambos sexos y el coste de su mantenimiento, unos 900 rs., eran sufragados
por los Ayuntamientos de Hernani y Urnieta 56. Precisamente
por razones económicas se produjeron tensiones entre ambas corporaciones,
al no ponerse de acuerdo sobre las cantidades que uno y otro
municipio debían aportar. Ello condujo a que en 1861 el corregidor
de la Provincia mediara en el conflicto 57. Por culpa de estas desavenencias
la escuela permaneció cerrada hasta 1863.
Tras la fundación de la fábrica, los Brunet crearon unas escuelas en
Oria para los hijos de sus empleados, si bien a ella asistían también niños
de la zona sin relación con la fábrica. Iban niños desde los 6 a los
14 años, aunque ya a los 9 años muchos entraban a trabajar en la fábrica.
Las chicas tenían la escuela en la casa Aurrekoetxea y los chicos
en la de Talokale, nombre popular de Etxeluze. Cuando en 1940 se
inauguró la Capilla del Carmen, la antigua situada en la casa Zelaialde
fue ocupada por la escuela de niñas. En 1960 las chicas pasan a un local
de Talokale, junto a las aulas de los chicos, pero en esa misma
década ambos grupos se reubican en el nuevo colegio de Otzaran, popularmente
conocido como Cocheras. Ya en 1975 se cierran estos
centros y los niños se dispersan por los colegios de la zona.
Los chicos tuvieron como maestros, antes de la guerra, a un tal Bisarki,
y más tarde a Luis Aurelio Pérez, Santiago Zulaica, Nieves
Alonso, Cecilio Sáenz de Urturi, doña Soledad y Antonio Blanes. Impartieron
a las chicas las maestras María Astrain, a cuya jubilación le
sustituyó María Ángeles Ugalde, de Urnieta, Inés Arrillaga y Anita
153

Alumnos del colegio de Oria. Profesor: Ramón Brunet (enero de 1885) [D]
1. Hermenejildo Esnaola 6 años
2. Quintin Trecu 6 años
3. Emilio Parada 10 años
4. Luis Vicuña 8 años
5. Marcial Aguirre 8 años
6. Victoriano Cialceta 9 años
7. Manuel Adarraga 10 años
8. Aurelio Pagola 11 años
9. Epifanio Yriarte 8 años
10. Antonio Yriarte 6 años
11. Miguel Gorostegui 7 años
12. Santiago Goya 6 años
13. Sancho Aguirre 7 años
14. Joaquín ... ...
1
2 3 4 5 6 7 8 9
10 11 12
13 14 15 16 17 18 19 20 21 22 23 24 25
26 27 28 29 30 31 32
40
33 34 35 36 37 38 39
15. José Sarasola ...
16. Carmen Adarraga 8 años
17. María Cortazar 9 años
18. Paz Yzaguirre 9 años
19. Lucía Arocena 10 años
20. Bárbara Ybarzabal 7 años
21. Trinidad Arnao 6 años
22. Antonia Sarasola 8 años
23. Agustina Fernández 8 años
24. Prudencio Abalia 6 años
25. Policarpo Abalia 8 años
26. Nicolasa Aranzamendi 5 años
27. Ignacio Yriarte 4 años
28. Juanito Pagola 5 años
29. Roberta Olloquiegui 4 años
30. Vicenta Alberdi 4 años
31. María Cruz Garmendia 6 años
32. Guillerma Mendiola 8 años
33. Eleuterio Arocena 3 años
34. Simona Fernández 4 años
35. Toribia Idígoras 7 años
36. Juana Josefa Goñi 5 años
37. Bernardina Lavaca 4 años
38. Florentino Gabirondo 4 años
39. Ysabel Trecu 5 años
40. Ramón Brunet (maestro)

Sáenz de Urturi. Dos días a la semana y durante una hora daba clase
de religión en ambos centros el capellán José María Arrizubieta.
Estudiaban con un solo libro llamado Enciclopedia, que compendiaba
todas las materias, desde religión hasta aritmética y, tras la guerra,
también la de Formación del Espíritu Nacional, asignatura ideológica
del régimen.
LOS ÚLTIMOS AÑOS
Hubo una época, según me cuentan mis informantes, en que los vecinos
de Oria «formaban una piña». Todos trabajaban en la fábrica,
todos los críos jugaban juntos y asistían al mismo colegio, todos los vecinos
rezaban en la misma iglesia y se divertían en los mismos lugares:
«Vivíamos juntos». Aquel sistema del patriarcalismo industrial (fenómeno
que también se dio en otros lugares de la provincia, como
Legazpi o Añorga, por ejemplo), en el que el patrón era la cabeza visible
y los obreros y sus familiares a su derredor formaban su prole,
empezó a resquebrajarse cuando las nuevas generaciones de obreros
empezaron a manifestar públicamente su oposición a esa forma de capitalismo
que gobernaba haciendas y conciencias.
Durante los años de la II República española (1931-1936) en Oria
se daba una fuerte presencia sindical y de izquierdas. A tal punto que
en ciertos ámbitos a Oria se la conocía como La Rusia pequeña.
Cuando estalló la rebelión militar en julio 1936 la Oria obrera, urbana,
se despobló, no así los caseríos que siguieron con su vida normal para
poder mantener el ganado. Durante 1936 a 1939 la empresa fue militarizada
y se trabajaba siete días a la semana fabricando tela azul y
blanca para colchones para el ejército.
Las tropas navarras del general Mola no produjeron daños en Oria;
fue posteriormente cuando se procedió, «por necesidades de guerra»,
a importantes requisas de colchones, mantas, alimentos y demás. Tras
la caída de Oria, a los pocos meses fue retornando la mayoría de la
población, aunque hubo familias que ya nunca regresaron. Algunos pisos
desocupados fueron habitados por familias navarras.
El 11 de mayo de 1948 se celebró el centenario de la fábrica, con
solemne misa, juegos populares, Sorgin dantza y banquete para más
de 400 comensales. Ya para entonces, el negocio atravesaba serios problemas.
155

Alumnas del colegio de Oria. Profesora: M. Ángeles Ugalde (1962) [D]
1
10
17 18
2 3 4 5 6
1. Lurdes Etxaniz
2. Sofía Iturri
3. Lurdes Sarabia
4. Ana M. Sánchez
5. Lurdes Goya
6. M. Ángeles Aguirre
7. M. Antonia Urdampilleta
8. Arantxa Solaberrieta
9. M. Ángeles Ugalde
(maestra)
10. M. Jesús Etxaniz
11. Contxi Olazagoitia
12. Maribi Díaz
7 8 9
11 12 13 14 15 16
19 20
21
22 23 24 25
28 29 30 31
26 27
32 33
34 35 36 37
13. Contxu Vicuña
14. Coro Sagardia
15. Marisol Alaña
16. M. Carmen Romo
17. Consuelo Aguira
18. Nati García
19. Sole Aguirre
20. Maite Hernando
21. ... Olazagoitia
22. Milagros Salaberria
23. ... Rivero
24. Contxi Ceca
25. Desconocida
26. Desconocida
27. Maite Salaberria
28. M. Luisa Jáñez
29. Begoña Sagardia
30. Anabel Marañón
31. M. José ...
32. Desconocida
33. Desconocida
34. Amparo Olazagoitia
35. Garbiñe Díaz
36. M. Dolores Aristegui
37. Joxan Artola

En 1956 los Brunet venden sus bienes a los Azcarate. Ya se ha indicado
que el nuevo capital trajo aires renovadores y emprendió una
importante modernización técnica y organizativa.
Hacia 1960 acudió a Oria José María Arizmendiarrieta, fundador
del movimiento cooperativista mondragonés, quien propuso la creación
de una cooperativa de viviendas para edificar nuevas casas sobre
unos terrenos cedidos por la empresa. Se produjo una importante división
entre los trabajadores: unos apostaban por el proyecto, otros
recelaban de la tutela de la fábrica. Estos últimos optaron por crear su
propia cooperativa que fructificaría en el barrio de Nuestra Señora de
la Esperanza, hoy conocido como Basaundi Bailara en honor de un
caserío con dos viviendas que había en el lugar. En cambio, el proyecto
de Arizmendiarrieta no prosperó y los socios perdieron su dinero.
Aquello dejó un poso de rencores y de división que tardaría años en
superarse del todo.
Intensos conflictos laborales, con tres meses de huelga, precedieron
al cierre definitivo de la histórica factoría el 11 de mayo de 1986,
dejando en el paro a 320 personas 58.
OTRAS INDUSTRIAS Y MANUFACTURAS
Otros sectores industriales y manufactureros han estado representados
en Oria. Así lo comprobamos repasando los censos oficiales entre
1900 y 1944.
Año 1900 59:
Vendedores de tejidos de algodón: Juan Elizegui, Antonio M. Iriarte, Guillermo
Brunet, José Martín Alberdi, Teodoro Molian.
Año 1920 60:
Expendedores de sidra: Brunet y Cia.
Vendedores de vino: Brunet y Cia.
Vendedor de carne: Brunet y Cía.
Algodonera: Brunet y Cía.
Electricidad para el alumbrado en Oria (9 kw): Brunet y Cía.
Zapatero: Agustín Aldaz.
157

Alumnos de la escuela de Oria. Profesor: Santiago Zulaica (1931) [L]
1
8 9
10
2 3
11
16 17
12 13
18
4 5
19
1. Desconocido
2. Desconocido
3. Desconocido
4. Desconocido
5. Desconocido
6. Desconocido
7. Santiago Zulaika (profesor)
8. Asintxo Aldaz
9. Juanito Martínez
10. Desconocido
11. Desconocido
12. Desconocido
13. Desconocido
14 15
20
6 7
21
22
14. Daniel Aldaz
15. Desconocido
16. Jesús Alba
17. Desconocido
18. Desconocido
19. Desconocido
20. Desconocido
21. José Luis Orotegui
22. Desconocido

Edificio de «los pisos» de la Fábrica de Brunet (1960) [XX]

Año 1924:
Panadería: Vda. de Querejeta. Superficie: 90 m 2. Operarios: un patrón y tres
obreros. Sueldos: 8.395 pta. al año. Materiales que compra: 5.840 kg. de sal (de España),
91.250 kg. de leña (Guipúzcoa), carbón 21.900 kg. (España), lubrificantes 10
kg. (extranjero). Vende: 306.600 kg. de pan que vende en la provincia.
Sidra: Francisco Zuriarrain. Superficie: 20 m 2. Operarios: él solo. Materiales que
compra: 15.000 kg. de manzana. Vende: 7.500 kg. en la provincia, donde también
compra la manzana.
Sidra: Batista Santa Cruz. Superficie: 40 m 2. Operarios: él y tres ayudantes. Materiales
que compran: 12.400 kg. compra en la provincia. Venden: 6.200 kg. vende
en la provincia.
Sidra: José Barcaiztegui. Superficie: 25 m 2. Operarios: él y tres más, todos de
casa. Materiales que compra: 20 cargas de manzana (6.000 kg.). Vende: 3 unidades
(3.000 kg.).
Costurera: Tellechea. Operarios: sola. Materiales que compra: 1.500 m de tela,
40.000 m hilo y 4.500 botones, todo comprado en la provincia. Vende: 750 unidades
de ropa interior.
Zapatero: Agustín Aldaz. Superficie: 10 m 2. Operarios: trabaja solo. Materiales
que compra: 6 kg. tapas (60 kg.), 8 paquetes de clavos (30 kg.), 1 paquete de cáñamo
(1 kg.) y 1 paquete de pez (1 kg.), todo comprado en la provincia. Vende: 80 zapatos
(55 kg.), en la provincia.
Año 1931:
Barbería: Joaquín Gabilondo.
Carnicerías: Rafael Barcáiztegui.
Electricidad: Fábricas de Brunet y Cía.
Panaderías: José Querejeta.
Tejidos de algodón: Fábricas de Brunet y Cía.
Año 1944:
Agente comercial: Isidoro Eguizábal.
Barberías: Joaquín Gabilondo y Francisco Juancorena.
Capellán: José M. Arrizubieta.
Carnicería: Ángela Barcáiztegui.
Comestibles: Cooperativa de Consumo «Oria» y Aurora Lopetegui.
Cooperativas: Cooperativa de Consumo «Oria».
Electricidad: Fábricas de Brunet y Compañía, y Mendía, S.A.
Gasolina (surtidor de): José Querejeta.
Maestra: María Astrain.
Maestro: Cecilio Sáenz de Urturi.
Panadería: José Querejeta.
160

Sidrería: Bautista Santa Cruz.
Tabernas: Fidel Bardají (estanco) y José Manuel Urdampilleta.
Tejidos de algodón: Fábrica de Brunet y Cía.
En el bar-estanco de Fidel y Romana se repartía racionamiento.
161

EL OCIO

FIESTAS
Las fiestas patronales se celebraban con motivo de San Pedro. Los actos
se iniciaban la víspera con el disparo de cohetes y el volteo de la
campana de la Capilla del Carmen y pasacalles de txistularis con gigantes
y cabezudos. En el Estalpe, Guillermo Romo colocaba un altavoz
conectado al gramófono (propiedad de la fábrica), que lo instalaba en
su casa, con música a todo volumen. A la noche había verbena.
El día grande (29 junio), tras la diana, se acudía a la Misa Mayor en la
iglesia parroquial de San Pedro de Lasarte y a partir de la construcción
de la capilla de Nª. Sª. del Carmen se celebraba otra misa en ella.
Luego solía haber prueba de piraguas en el río (los Brunet prestaban
las seis que tenían), partidos de pelota, campeonatos de bolos, toca y
carrera ciclista. A la tarde, tiro al blanco y otra vez verbena nocturna.
Durante los años 1956 y 1957 se trajeron vaquillas que se soltaban
en un cercado confeccionado al efecto en plaza Berria. Por cierto que
el último año se escaparon al monte y hubo que ir a buscarlas.
El segundo día de fiesta estaba dedicado a los niños con juegos infantiles
(carreras con huevos, de sacos, de cintas, etc.), y «marcha
regulada de montaña» (actividad por los montes de la zona), sin que
faltara tampoco ese día la verbena.
En los años 1960 se aprobó, mediante votación popular, trasladar
las fiestas a Nuestra Señora del Carmen (16 de julio). Desde entonces,
Oria celebra Cármenes y también los Sanignacios en el barrio de
la Esperanza hoy Basoaundi bailara.
Durante dos años (posiblemente en 1956 y 1957, con la entrada
de los Azcarate a la nueva gerencia) la fábrica ofreció a sus empleados
un banquete con motivo del 18 de julio (aniversario del golpe de estado
franquista). Para ello se instalaron una serie de mesas en la misma
empresa.
167

Actuación del grupo de Sorgin Dantza en Andoain (1948) [B]

Sorgin Dantza de Oria. Plaza del Estalpe (11 de mayo de 1948) [I]
Sorgin Dantza de Oria. Al fondo, Aurreko Etxe e Iturralde (11 de mayo de 1948)
Buruzagi: Manolo Goyarán
Txistu: Joaquín Idígoras, Luis Goyarán y Guillermo Romo [B]
Sorgin Dantza de Oria frente a la casa Aurreko-Etxea (11 de mayo de 1948) [I]

Sorgin dantza de Oria frente a la Sociedad Buruntz-Azpi. De izquierda a derecha: Iparraguirre,
Aizpurua y Luis Goyarán (txitularis) y los dantzaris Andoni Oyarzabal, Antonio Urdampilleta,
Sancho Unanue, José Orbegozo, Daniel Alba, Prudencio López, José Luis Orotegui, Martín Igartua,
Iñaki Balerdi, Vitorio Aldaz, Sebastián Kerejeta, Alfredo Goyarán, Xabier Bardají (sorgiña),
Iñaki Orotegui (itxizu) y Félix Telleria (buruzagi) [XX]
Sorgin dantza de Oria. Bendición de la bandera en el 50 aniversario. A la cabeza,
el buruzagi Félix Tellería y los veteranos dantzaris Iñaki Orotegi (intxizu) y Xabier
Bardají (sorgiña); al fondo, el espenciero Sebastián Kerejeta (1998) [XX]

Sorgin dantza de Oria. Al fondo, Zelaialde (1919) [XX]
Momento de la entrega de un recuerdo (obra del oriatarra Alejandro Romo), por el Presidente
de la Asociación Oriako Sorgin Dantza Lagunak el día de la bendición de la
bandera. En la foto M. Luisa Brunet con sus dos hijos (Pablo Chapa, con corbata en pie y,
Teresa Chapa, sentada). Iñaki Orotegui de pie, Sebastián Kerejeta sentado a la izquierda
y Alfredo Goyarán tras Iñaki [XX]

Fiestas de San Pedro en Oria (1953) [D]
Fiestas de San Pedro en Oria (1948) [B]

En el año 2000 se realizó un homenaje a Amelia Unanue (la serora),
con misa y comida popular, de donde surgió la idea de repetir
cada año un gran encuentro general de vecinos.
Hoy las gentes de Oria se reúnen anualmente y, tras una misa por
los difuntos del barrio, se realiza una comida popular a la que asisten
cerca de 200 comensales. En la reunión del 2006, tras la misa en su
capilla oficiaba por Juan Luis Murua y cantada por la soprano Pilar
Catalina y la pianista Amaia Dorronsoro, a la salida se ejecutó una Sorgin
dantza por parte de Erketz E.D.T. La comida de hermandad tuvo
lugar en el restaurante Txitxardin Beltxa.
SORGIN DANTZA DE ORIA
La Sorgin dantza (baile de brujas) es un baile propio de Carnaval.
Tiene un sentido jocoso, burlón sobre la relación entre chicos y chicas,
con parodias de besos y abrazos. Parece ser que originalmente fue
bailado en Mutriku, Antzuola y Bergara, de donde pasó a Oria hacia
1880-1890.
Lo interpretan solamente chicos, la mitad vestida de tales y la otra
mitad de chicas. Al frente va un capitán o buruzagi con una banderita
en mano como signo de poder, al que siguen dos filas de parejas, en
paralelo. La fila de la izquierda la forman los disfrazados de sorginas
(de chicas) y la fila de la derecha van los hombres o intxisus.
En la obra Oriako sorgin dantza, el coreógrafo Juan Antonio Urbeltz
escribía 61:
En razón a su difusión por los diferentes folklores europeos, adivinamos que
esta estructura tanto en su lado musical como coreográfico debe ser muy vieja.
De hecho, hay una danza muy parecida, denominada FRICASSEE, que se conoce
en algunas provincias francesas: Provenza, Berri, Limousin. También se
baila en la mascarada carnavalesca de Zuberoa, a cargo de unos personajes conocidos
como KHERESTUAK (lit. castradores). Para precisar aún más la
extensión geográfica de esta clase de danzas, añadamos que en Suecia y Noruega
se conoce con el nombre de SWEDISH POLKA, así como en Escocia,
Flandes y en los ya señalados territorios occitanos. Incluso en la península, se
baila en Cataluña y Valencia, y su melodía aparece en La Rioja si bien no danzada
en forma de Fricassée sino como baile de palos (la tocaban los dulzaineros
de Cantabria). Así mismo, como danza de palos hallamos esta melodía al occidente
del País Vasco, concretamente en la localidad cántabra de Siete Villas.
J. M. Guilcher indica una posible relación de este sustrato tradicional con
173

danzas de Bufones y Matachines (propias de los siglos XVI y XVII). Pero en el
ámbito de la cultura catalana, hallamos una colección de danzas —casi una docena—,
en las que esa melodía constituye el tema central. Una de las más famosas
es el Ball de San Ferriol, de la localidad de Besalóu, en la que la referencia metalúrgica
que nos proporciona el santo siempre deberá ser considerada. Algunas
otras son denominadas como Ball del vell i la vella (lit. Baile del viejo y la vieja),
en el Ball de Torrent, de Valencia, o también Ball de dames i vells (lit. Baile de
damas y viejos) de Tarragona. En muchos de ellos se recoge el mismo asunto:
coqueteo y disputa humorística que acaba en abrazos, besos y bufonada general
para disfrute del público espectador.
El año 1994 se creó Oriako Sorgindantzaren Lagunak Kultur Elkartea
con finalidad de estudiar y conservar esta joya de nuestra
etnografía. A ellos se debe la autoría de un excelente libro monográfico
(Oriako Sorgin Dantza de Oria. Lasarte-Oria, 1997) en el que se
explica pormenorizadamente la historia, los pasos y músicas de este
baile. Con motivo de la presentación de este libro, en diciembre de
1997, el folklorista Gaizka Barandiarán (Oñati, 1916-Azpeitia, 2006)
pronunció el siguiente discurso:
ORIAKO SORGIN DANTZA
I. Arratsalde on, Lasartearrak. Sorgin-Dantzaren Adiskideek liburu berri baten
aurkezpenera deitu didate. Esan beharrean nagokizue, pozez eta gogoz
natorrela zuen artera.
Sorgin-Dantza lehengo Donostiako zezen-plazan, Txofreko plazan ikusi
nuen. Oriako Dantzariak ederki dantzatu ziren. Berehala sumatzekoa zen, Sorgin-Dantza
dantza herrikoia zela. Horregatik, oso interesgarria zela iruditu
zitzaidan. Hantxe bertan sortu zitzaidan barruko kezka bat, barruko zimiko bat,
eta hantxe bertan erabaki nuen, Oriako Sorgin-Dantza hura paperera jaso behar
nuela. Geroago, Donostiara etorri nintzenean, arratsaldez, sargoria lagun genuela,
gogoratzen naiz, Orian aurkitu nituen Goiaran eta Orotegi lagunak, eta ezkaratz
batean jaso nuen Dantza. Goiaran dantzarien Buruzagia zen; Orotegi, berriz, dantzari
bikaina. Bere familiak gordetzen zituen Sorgin-Dantzaren jantziak.
Horiekin batera, Idigoras txistularia ezagutu nuen, eta berak ipini zizkidan
eskuetan Dantzaren musika-eresiak. Nire oroitza eta goraintzirik biziena gizon
jator bikain horiei.
II. Sorgin-Dantza Gipuzkoako dantza da, bere zatietan ageri denez: Biribilketa,
Deia, Boastitzea edo aurreko ibilaldia eta Sorgin-Dantza bera. Liburu eder
honetan irakurriko dituzue Sorgin-Dantzaren jakingarri asko. Orain, ba, Sorgin-
Dantzari dagozkionak labur adieraziko dizkizuet.
Beraz, Sorgin-Dantza Gipuzkoako dantza bat da. Bi zati ditu: Lehenengoa
ibilaldia da, aurrenengo Zortzikoa. Bigarren zatia Jolasa da, Jokoa da, erdi antzerti
edo teatroa. Beraz, Gipuzkoako Joko-Dantza bat da. Joko-Dantza honetan
174

Fiestas de San Pedro. Al fondo, Baratxalde y Aurreko Etxea (1948) [B]
Fiestas de San Pedro. De izquierda a derecha: Daniel Alba, Juanito Goyarán,
Alejandro Romo, Luis Idigoras y José Luis Orotegui (1955) [A]

Fiestas de San Pedro. De izquierda a derecha: S. Artola, José Belartieta (cámara), D. Alba
(ciclista) , A. Sagasti, y Eugenio Azurza (1956) [K]
Grupo de caseros en Navidad ( casa Zelaialde). De izquierda a derecha: José Manuel Solaberrieta,
Miguel Ángel Torres, Santiago Romo, Martín Aguirre (detrás), Juanito Romo, Perico Tellaeche
(detrás), Alberto Guinaldo, Medardo Sánchez, Leandro M. Romo, Tomás Aguirre, Paco Amantegui,
Fernando Jiménez, Tomás Alcorta, Miguel Echaniz y José Luis Aguirre (1960) [N]

Fiestas de San Pedro (Casa Etxe Luze). De izquierda a derecha: Manolo Alaña, José Francisco Pozas
(acordeonista), Santi Artola, Ramón Torres, Paco Zugasti, Manolo Urdampilleta, Luis Jáñez
(guitarra), Miguel Ángel Torres (agachado), Carlos Galindo (agachado) (1958) [D]
Gregorio Perales, Marisol Ceca, Iñaki Artola, Marian Urdampilleta y Julián Mendizabal (1963) [D]

argi ageri da Dantza herrikoia dela. Folklore bihurtzeko oso egokia. Ikustekoak
dira dantzarien buru-makurketak, buruko ttuntturroak, burumakur ari direnean,
beren punttak zuzen aurrera begira jartzen dituztelarik; binaka eta jiraka hasten
direnean; besarkatzen direnean, eta gizonezko eta emakumezko sorginak elkaragurka
hasten direnean; eta azkeneko ingurutxoan oinekin lurra jotzen eta
eskuko behatzarekin haizea ziztatzen hasten direnean.
III. Sorgin-Dantza, jolas horretan ikusten denez, Inauterietako dantza da.
Barregarria da Sorgin-Dantza, baina dantzako ironia eta irritxuria ez da gehiegizkoa,
neurri batean atseginezko Akelarre eskolatua izan nahi du. Sorginak
heziak dira, jendatuak eta zibilizatuak. Akelarre adeitsua da ikusten duguna. Ez
da eragabekoa, legebakoa, nahaste-borraste.
IV. Musika eresiak berebat erakusten digute. Ez dira eragabekoak, itsusiak,
Adibidez, eresia Sorginen arteko limurtzaile joan-etorria egiten diotenean batak
besteari, edo delako gorteamendua. Eresia, esan dut, fina da, xamurra eta leuna.
Beste eresi egoki bat eta melodía bat azkena eta Dantza osoari bukaera ematen
diona da. Inguru-dantza da, bata bestearen atzetik hiru aldiz oinekin oinpuntarekin
lurra joaz, laugarrenean salto txiki baten bidez hegadaz aldia egiten da, eta
egiatan hegadaz jauzika edo saltoka doaz sorginak. Hiruko oinkadarekin batera
eskuetako behatzekin haizea ziztatuz, geroago eta arinago doaz. Akelarre antza
azkenetan erakusten du Dantzak, eta halaxe bukatzen da Sorginen jolasa edo bigarren
aldia.
Nongoa den Sorgin-Dantza. Orain Lasarte-Oriakoa da, noski. Zarautzen ere
dantzatzen omen zen, baina herri hartan galdu zen.
Sorgin-Dantza dantza herrikoia da, tradiziozko dantza da, gure gurasoek beren
seme-alabei eman eta seme-alabek hartu eta eutsi diote. Eta folklore-dantza
da, herrikoia eta tradiziozkoa delako eta orain Lasarte-Oria herriak iraunarazten
diolako herri honetan gordeta bezala geratu da, eta hiru baldintza horiek
osotzen eta egiten dute folklore-dantza.
Gizaldiz gizaldi iritsi zaigu Sorgin-Dantza. Aipa ditzagun erreskadan dantza
polit honi eutsi diotenen izenak. Aipa ditzagun Bergarako gizon eta langile jatorrenak.
LONTXO BERGARA MARTÍN JOXE LABAKA, JOSE LUIS
BERREGI eta PRANTZISKO AROTZENA / Oriako dantzariak: Manuel Goiaran,
ALBERTO OROTEGI, JOAKIN IDÍGORAS... Gure arteko dantzariak:
SEBASTIAN KEREJETA, XABIER BARDAJÍ, IÑAKI OROTEGI, AL-
FREDO GOIARAN...
Ez noa luzatzera nire hizketaldia, Udalak argitan eman duen liburu eder eta
dotore honetan jakingarrik asko irakurriko dituzuela eta. Bai lehenagokoak, bai
oraintsukoak.
Labur esanda, Sorgin-Dantza dantza herrikoia da, tradiziozkoa da, aurrekoek
eman eta hurrengoek hartu eta zaindu egiten dute, eta folklore da Lasarteko
Orian iraunarazi egiten zaiolako.
Folklore autentikoa da, izan ere, Sorgin-Dantza. Ez dugu nahi gure folklorerik
hiltzerik. Liburu berri honek gogora ekarriko digu gure Sorgin-Dantza, gure
herriko ondarea, gure herria, eta toponimia eta ohiturak eta lege zaharra gure
artean bizirik nahi ditugun bezala, herriko ondarea den dantza-folklore honek
ere beti herritarraren gogoetan iraun behar du.
178

Ez ahaztu herriko ogasunik ezer, ahaztu egitea hiltzea da. Liburu eder hau
bedi denon oroitza eta suspertzailea. Goraintziak eta eskergintza beroena Lasarte-Oriako
Udalari, herria goretsi du, bere eginbeharra bete du eta liburu eder
hau izango da osterantzeko herriko seme-alabentzako akuilua eta eragina. ES-
KERRIK beroenak Sorgin-Dantzaren dantzari guztiei eta adiskideei, orain arte
bizirik eutsi dioten dantzariei. Lasarte-Oria osoari goraintziak eta esker onak Sorgin-Dantza
herrikoari dioten laguntzagatik.
LA VIDA ALEGRE
Geroak esan beza
Dantza bat izan zan
hats emaiogun orain
bihar iraun dezan.
Durante años, la fábrica Brunet dispuso de una banda de música que
animaba y solemnizaba las celebraciones en Oria y los pueblos del entorno,
por ejemplo por Sanmigueles a Urnieta.
Las tardes de fiesta en Estalpe solían estar amenizadas por un acordeonista
(se recuerda a un tal Ramón) contratado por el bar de Oria
de José Manuel Urdampilleta. También hay recuerdo de la presencia
de una orquestina de Tolosa.
Cuando no había baile en Oria la juventud iba a los que se organizaban
en Lasarte, bien al de la plaza Oquendo, a la Alpargatería o
al de Iru-bide.
Pequeños pero en ocasiones inolvidables momentos de divertimento
se producían al paso de comediantes ambulantes. A la hora del
espectáculo (sobre todo en las noches de verano), que ya previamente
se anunciaba por toda la zona, los vecinos bajaban con sus sillas para
disfrutarlo con comodidad. Entre los que han pasado por aquí se
recuerda a Las hermanas Simonei, aragonesas, que cantaban e interpretaban
y hacían una rifa; el teatro guiñol de Pepito y Cirilo que pasó
hacia 1950, o el domador con el oso Nicolás. Amén de las típicas compañías
de gitanos con cabra y escalera.
Bardají en su libro evoca el placer que suponía para los chavales
la llegada de un barquillero que llamaban El barqui o El tío bigotes
por sus grandes mostachos. Por unas monedas los chavales hacían rodar
la ruleta y esta marcaba el número de barquillos que habían
ganado. Otro barquillero de Tolosa, Aurelio Gómez, rifaba pasteles 62.
179

Alumnas del colegio de Oria. Nacimiento navideño (1959) [D]
13 14
6
1. Lurdes Echaniz
2. Rosi Amantegui
3. M. Jesús Goldaracena
4. Lurdes Goya
5. Ana Cabello
6. M. Carmen Romo
7. M. Ángeles Aguirre
8. Conchi Olazagoitia
9. Maribi Díaz
10. Coro Berasategui
11. Marisol Alaña
1
2 3
5
4
7
10 12
8 9 11
15
16 17 18
21
20
22
19
12. Lurdes Sarabia
13. Coro Sagardia
14. ... Cabello
15. Anita Gómez
16. Sole Aguirre
17. Consuelo Aguirre
18. Pili Olazagoitia
19. Conchu Vicuña
20. M. Pilar Romo
21. Maribel Goyarán
22. Leandro M. Romo

Animadores del recreo y de la vida festiva de Oria fueron las sociedades.
En 1961 se creó el Bar de la Hermandad de Trabajadores
de Oria que tenía su sede social en la casa Iturralde; desaparecerá pocos
años después dando lugar, hacia 1965, a la Sociedad Ongi-etorri.
Está última asentó su txoko en la casa Aurrekoetxea. Al tirarse ésta, la
sociedad despareció. Y luego estaban las sociedades deportivas, de las
que hablamos a renglón seguido.
DEPORTES
En Oria antes de la guerra existió una única sociedad deportiva: Biyak-Bat,
con sede en la casa Etxeluze. Se fundó el 18 de julio de 1923
siendo su primer presidente Saturnino Mercero, quien consiguió atraer
a 200 socios que pagaban una cuota mensual de una peseta (la mayoría
eran de Oria pero también los había de Lasarte). Biyak-Bat estaba
dedicada sobre todo al fútbol. Su equipo se proclamó Campeón de 2ª
categoría Serie B en la temporada 1924-1925, entre un total de once
equipos, acabando la temporada imbatido: en 17 partidos marcó 55
goles y encajó 17. Tras la temporada 1925-1926 se disolvió.
En 1961 se creaba la Sociedad de Caza y Pesca Buruntza-azpi con
razón social en la casa Braulia-enea, y más adelante en el barrio de la
Esperanza (hoy Basoaundi-ballara) donde aún desarrolla sus actividades.
Antes de la guerra la caza era abundante en los terrenos de Oria:
becadas, palomas, avefrías, tordos, malvices, gallinetas y liebres. Asimismo
la pesca en aguas del Oria rendía en abundantes truchas (que
se pescaba con gusano o txitxare) y barbos (para los que se usaba una
masa compuesta de harina de maíz con aceite). También se pescaba
angulas, anguilas, salmones y loinas, entre otros géneros.
Pero si de deportes en Oria hablamos, estaremos de acuerdo en
que la página más brillante de su historia es la que se escribió con su
circuito automovilístico en los años veinte y treinta del siglo XX.
Todo comenzó en 1923, cuando unos cuantos aficionados al deporte
del motor, aprovechando la celebración de la II Feria de
Muestras en San Sebastián, organizaron una carrera en un circuito de
17.815 metros que arrancaba y terminaba en Oria pasando por Hernani,
Galarreta, Recalde, Irubide y atravesaba Lasarte. En años
sucesivos el Circuito de Oria, considerado entre los más importantes
de Europa, atrajo la participación de pilotos con los mejores coches
181

de la época: Bugatti, Maserati, Delage, Sumbean, Alfa Romeo, Mercedes,
Auto Unión...
Adquirió nuestro circuito categoría internacional en 1926, cuando
se corrió el Gran Premio de Europa, que se lo adjudicó el piloto Goux
sobre un Bugatti: en las 45 vueltas, con un total de 779 km, invirtió
seis horas, 51 minutos y 52 segundos. Ese mismo año, el IV Premio
de San Sebastián fue para otro Bugatti, que cubrió los 692 km del recorrido
a una media de 135 km/h. El piloto monegasco Chirón
ostentaba el récord de velocidad del circuito en una carrera disputada
el año 1928, con una media de 141 km. y 764 m.
El V Gran Premio de San Sebastián de 1927 se celebró el lunes 25
de julio, en presencia del rey Alfonso XIII. Participaron 13 vehículos
y se llevó la copa y las 20.000 pta. el italiano Matessi al volante de un
Bugatti. Al Gran Premio de San Sebastián de 1930 concurrieron 15
pilotos (siete franceses, cuatro italianos, dos americanos, un chileno y
un holandés). Fue una carrera muy accidentada en la que una espectadora
falleció por el golpe de una rueda que salió despedida en la
curva de Recalde.
Se dio la curiosidad que en tal ocasión el rey Alfonso XIII comió
en la casa-panadería de José Querejeta.
Tras la declaración de la República, el 14 de abril de 1931, se suspendieron
las actividades en el circuito. Se reanudaron en 1933 y en
1935 se celebró la última carrera. La Guerra Civil puso fin al circuito
automovilístico de Oria.
Ayuda a entender la fascinación que causaban los coches en aquella
época la noticia de que en enero de 1932 en Oria sólo había seis
coches matriculados, con un cilindraje realmente escaso. Esta es la relación
y lo que pagaba cada uno como impuesto 63:
Propietario Tipo CV. Matrícula Marca Pts./
semestre
José Manuel Brunet Lujo 25 SS-5719 Buick 334
Brunet y Cía. Transporte 22 SS-5889 Gran Brotter 198
Ramón Brunet Lujo 16 SS-5935 Chevrolet 175
Brunet y Cía. Transporte 11 SS-5573 Citröen 99
José Querejeta Transporte 11 SS-4165 Fiat 99
Miguel Echeveste Transporte 3 SS-6138 B.S.A. 24,75
182

Pelotaris en las fiestas de San Pedro. De izquierda a derecha: Ignacio Usabiaga, Xabier Bardají,
carlos Etxenike y Alejandro Garmendia (29 de junio de 1950) [B]
Tribuna de llegada del mundial de ciclismo (5 de septiembre de 1965) [A]
Equipo de fútbol Biyak Bat de Oria. Partido jugado en Beasain en el campo Sempere en el mes de
abril de 1924 (resultado: Beasain 1- Biyak Bat 2): Laureano Unanue (el segundo por la izquierda,
de portero), Ramón Urdampilleta (cuarto por la izquierda), Santiago Zulaica (sexto por la izquierda)
y Agustín Usabiaga (noveno por la izquierda); el resto, desconocidos [L]

Campeonato del mundo de ciclismo. Al fondo,
Zelaialde (1965) [A]
Fiestas de San Pedro en Oria (1957) [Y]

Sociedad gastronómica Ongi Etorri. Antigua escuela de chicas (1948) [P]
Sociedad de caza y pesca Buruntz Azpi (2006) [U]

Grupo de montañeros en el Buruntza. De izquierda a derecha: Andoni Oyarzabal, Vitorio Aldaz,
Juani Bengochea, Ricardo Gabilondo, Sebastián Solaberrieta y José Luis Orotegui [D]
Tomás y José Luis Aguirre (1956) [N]

En toda Lasarte-Oria, ese mismo año, circulaban catorce coches,
trece camionetas y ocho motos.
Pero la cosa no mejoró mucho después de la guerra, tal como nos
hace saber José Mari Bardají. Pues el censo total de vehículos en Oria
hacia 1948 era: un coche Exxes, una furgoneta Citröen B14 y un camión
Opel Blitz, los tres de Brunet; un camión Dogge de segunda
mano de Martxel Garmendia, del caserío Lartzabaleta; un camión para
el transporte de la marca Federal; un coche Ford de Juan Lacarra; un
Adler Junior de Isidoro Egizabal; la furgoneta de reparto del panadero
Pepe Querejeta y un ciclomotor de Ramón Alcorta.
Cuando se escriben estas líneas, en cambio, el municipio de Lasarte-Oria
tiene registrados cerca de 10.000 vehículos (coches,
camiones y motos).
JUEGOS Y JUGUETES
Antes de comenzar la enumeración de juegos que hemos encontrado
en Oria tenemos que indicar que aunque nosotros los clasificamos por
sexos, la realidad es que muy frecuentemente niños y niñas jugaban a
lo mismo.
Las niñas (hoy ya adultas e incluso ancianas) recuerdan que solían
jugar por ejemplo: Al corro, con diversas letras que hemos recogido;
A la gallinita ciega, en la que se venda los ojos a una jugadora y tiene
que coger a las demás; A saltar a la cuerda, para lo cual también había
diversas canciones, con distintas letras, así como variantes de giro
de la cuerda; a txingos, haciendo en el suelo una serie de dibujos y empujando
el txingo a la pata coja; a tabas.
En cuanto a actividades de imitación, las más comunes eran: a casas,
mimando las labores domésticas, a oficios, a tiendas; etc.
Juegos de habilidad eran a hilos, haciendo con hilos diversas figuras
entre los dedos, a cromos, intentando darles la vuelta mediante un golpe
con la palma abierta, y el clásico de los clásicos de la diversión femenina
infantil: a la goma. Sin olvidar los juegos con pelota, diábolo, yo-yo
e incluso hula-hop, que hizo furor entre los niños de los años setenta.
Los ex niños de Oria, que ahora son padres o abuelos, guardan en
la memoria los buenos momentos pasados jugando a La raya o tres en
raya, a base de tirar monedas a una raya puesta en el suelo; a canicas;
a chapas; a la txiba; evidentemente, al balón o pelota en todas las mo-
187

dalidades imaginables; a txiris, que eran sus traineras en miniatura; al
hinca o kinkiña, donde había que clavar un palo afilado en el suelo;
al txipli-txapla, consistente en hacer botar sobre el agua una piedra
plana desde la orilla; además de los petardos y los triki-trakos, nombre
de los petardos que se vendían en tiras de cartón.
Los niños y niñas formaban también sus propias cuadrillas o bandas.
Para cultivar este sentido grupal se construían cabañas en los árboles.
Los piques con las bandas de Lasarte no eran extrañas. Los de Oria
les azuzaban con su himno, que decía así:
¡Limonada, limonada,
Lasarte no vale nada!
¡Chimpón, chimpón,
Oria campeón!
Hasta la década de los sesenta, los hijos de los trabajadores no tenían
acceso a los juguetes de las tiendas, de modo que ellos mismos
con navajas se construían barcos, aviones y todo lo que se les ocurría.
Con papel de periódico hacían también figuras, sombreros, etc. Y preparaban
sus propios tiragomas con los que solían salir a cazar pajaritos.
Había toda una rivalidad en ver quién era capaz de fabricarse el mejor
tiragomas. Asimismo, algunos chavales tenían la habilidad necesaria
para, con una plancha de madera y cuatro ruedas (posteriormente empezaron
a usarse rodamientos), poner en marcha un vehículo para
lanzarse por las cuestas: la goitibera.
Las niñas tenían generalmente cada una su propia muñeca, fuera
de cartón piedra o de trapo. Acondicionaban coches para sus muñecas
usando una simple caja de madera o cartón y una cuerda. Uno de
mis informantes recuerda cómo siendo niña le regalaron por su cumpleaños
una muñeca con cara pintada de cartón y no se le ocurrió otra
cosa que darle un baño, con lo que se ablandó el cartón, se le cayó la
cara y se quedó sin muñeca. Uno de los juguetes (si así se puede considerar)
más habituales eran las muñecas de papel recortable, que se
compraban en las tiendas, se cortaban y vestían con sus vestidos y complementos.
Los niños solían tener cuanto menos una armónica. Las había de todos
los precios y era normal que las chicas usaran las de sus hermanos.
Hoy casi todos los chavales tienen sus propias bicicletas, pero antes
esto era muy poco común. Conocí a un veterano oriatarra al que
188

Inauguración de la Sociedad Buruntz-Azpi de caza y pesca: Iñaki Artola (segundo por la izquierda),
Miguel Olaciregi (sacerdote) y, a su izquierda, Manolo Urdampilleta, Joaquín Pagola, Julián Mendizabal
y Andoni Oyarzabal (Toti); el resto, desconocidos (octubre de 1961) [D]
Comida de jubilados en la Sociedad Buruntz-Azpi. De izquierda a derecha, en pie: Leocadia Garmedia,
Flora Zubillaga, Manuela Rivero, Emili Alcorta, Antxoni Martínez y Pepita Isasti; De izquierda a
derecha, sentadas: María Sancho, María Recondo, Elena Garro, Petra Azpeitia y Joaquina Añorga;
sentado en el suelo, Jesús Ramírez (cocinero) (1980) [O]

Grupo de montañeros en el monte Buruntza [A]
Vuelta a la Costa Vasca. De izquierda a derecha: Antxoni Inchausti, Paco Urdampilleta, Xabier
Bardají, Ignacio Adarraga, Adoración Etxeberria, Joaquín Fernández, Flora Bardají, Xanti Bardají,
Juanita Santamaría, Begoña Santamaría y Chelo Goenaga (1956) [E’]

Ascensión al monte Gazume (997 m.). De pie: Emilio Iriarte; agachados de izquierda a derecha:
José Javier San Sebastián, Alfonso García, Joaquín Letamendi, Genara Hernando, Manolo Hernando,
Ricardo Gabilondo, José Luis Orotegui, Eleuterio Oyarzabal, Andoni Oyarzabal y Joaquín
Fernández; sentados de izquierda a derecha: Xabier Bardají, Brígida Orotegui, Margarita Ariceta,
José M. Bardají, Paco Urdampilleta, Begoña Santamaría, Flora Bardají, Juanito Eguizabal, Alberto
Orotegui, Fidel Bardají y Chelo Goenaga; recostado, Iñaki Orotegui (10 de abril de 1948) [D]
La lancha de José Ilardia para cruzar el río Oria en época de carreras de caballos. De izquierda a derecha:
José Ilardia y Eulalia Amutxategi; detrás: Hilaria López, Carmen López; en medio con txapela: Carmelo López
y Juana Juantorena; delante: Paco Juantorena, María Artola, Pepita Isasti y Juanita ... (1950) [B]

los Reyes Magos le trajeron de chaval una bici... para que pudiera ir y
venir del trabajo todos los días.
Respecto a los pasatiempos más comunes entre la gente adulta del
ayer de Oria, el predilecto de los hombres era la bolera. En Oria las
había en todas las sidrerías y las cuadrillas se jugaban la ronda pagando
quien tirara menos brillas. Aquí se juega con nueve brillas y un txaparro,
que es una de menor tamaño. Había tres formas de tirar:
aspijana, que es cuando la bola rueda con el agujero en un costado;
ezana, que es cuando el agarradero o agujero rueda en la parte superior;
y eskubagain, en la que la bola se tira sin meter los dedos en sus
agujeros.
En sus momentos de asueto, las mujeres se reunían a jugar a las
cartas en las modalidades de siete y medio, tute, brisca, mus o seises,
al parchís o a la quina, que hoy llaman bingo.
192

ORIATARRAS DESTACADOS

En las siguientes páginas recordamos a algunos oriatarras que, por una
un otra razón, han dejado huella en la comunidad. Un desarrollo más
extenso de algunas de estas biografías puede encontrarse en el libro,
varias veces citado, del amigo José Mari Bardají Olloquiegui.
MIGUEL URRETA ETXEBESTE
Nacido en Oria el 19 de julio de 1881, dos meses después de la muerte
de su padre: Salustiano Urreta, encargado de la fábrica Brunet. Cursó
estudios de Ingenieria Industrial en Bilbao. Finalizada la carrera en
1905, se incorpora a la tejería mécanica que Antonio Echeverria tenía
junto al convento de las Brígidas, en el solar de la antigua ferrería y
que posteriormente albergó la fundición de hierro y construccion de
máquinas de Eduardo Fonssey, terrenos propiedad del duque de Mandas.
Cuatro años después la tejería mecánica pasa a llamarse
Echeverría y Urreta, S.R.C.
Casado con la donostiarra María Zulaica Arregui, tendrán cuatro
hijos: Maritxu, Mikel, Karmele y Rosario. En base a un proyecto suyo,
en 1912 se construye Villa Mirentxu (hoy propiedad del Ayuntamiento
de Lasarte-Oria y actualmente en periodo de restauración), donde residirá
tras casarse alternando con su otro domicilio en la calle Santa
Catalina de San Sebastián. En Villa Mirentxu solía recibir durante el
verano como huésped al musicólogo Aita Donostia.
Para la reconstrucción del templo parroquial de Lasarte, emprendido
en 1918, Urreta contribuyó con 50.000 pts. (¡de las de entonces!);
es decir, la mitad del total invertido en la obra.
Fue concejal de San Sebastián (1915-1918), y diputado provincial
(1915). Miembro de Eusko-Esnalea, participa activamente en los Congresos
de Estudios Vascos de preguerra desde el primero celebrado
197

en Oñati (1918) donde nacería Eusko Ikaskuntza-Sociedad de Estudios
Vascos y posteriormente Euskaltzaindia. Gran orador euskaldun,
fue fundador de la Editorial Católica, S.A. y de El Día, de San Sebastián,
periódico nacionalista de «inquietud religiosa y vasca», sometido
«a un recto y estricto criterio católico y a un sentimiento sincero y lealmente
vasco», según rezaba su presentación.
Al estallar la guerra le fueron requisados todos sus bienes, incluida
la fábrica de Ladrillos y Tejas Echeverría y Urreta. Se afincó en la localidad
lapurdina de Ascain. Al cabo de tres años y medio se le
permitió volver a su tierra. Falleció en San Sebastián el 29 de noviembre
de 1961 64.
FLORENCIO EGUIZABAL ELÍCEGUI
Hijo de Pedro Eguizabal y Dolores Elicegui, nació en la casa Zelaialde
el 23 de julio de 1904. Cursó estudios de piano y órgano en San Sebastián,
y con 17 años se hace cargo del puesto de organista de Lasarte.
A la vez trabaja como administrativo en la fábrica Echeverria y Urreta,
y luego en Neumáticos Michelin.
En 1937, en plena Guerra civil, ante la dificil situación que estaba
atravesando Michelin, acepta el ofrecimiento del puesto de organista
en Añorga junto con un trabajo como administrativo en el economato
de Cementos Rezola. Durante 32 años y hasta su jubilación combinará
ambos desempeños.
Mucha fue la gente que se introdujo en el mundo musical de la
mano de Floren, como se le conocía. Fue el caso, por ejemplo, del que
fuera histórico director del Orfeón Donostiarra Antxon Ayestaran,
quien consideraba a Floren como su mentor.
Floren Eguizabal casó con Benantxi Arocena Gomendio en 1929
y tuvieron tres hijos: Pedro Manuel (1930), Iñaki (1932) y Jesús M.
(1938). Falleció Floren el 25 de mayo de 1979.
PLÁCIDO MÚGICA BERRONDO
Nacido el 16 de abril de 1906 en la casa Baratzalde de Oria. Estudió
en Andoain, Loyola, Oña, Marneffe (Bélgica) y Valkenburg (Holanda).
Jesuita y gran especialista en lenguas clásicas, publicó un Diccionario
198

Inauguración de Plaza Berria (2002) [D]
Recibo de renta de Aurreko Etxeak (1962) [D]

Cesión del documento: [L]

Cesión del documento: [D]
Cesión del documento: [L]

Latino-Español (1940), varias veces reeditado, y colaboró en la redacción
de un Diccionario Griego (1942), y del Diccionario del Mundo
Clásico (1952). Su obra más importante fue el Diccionario Castellano-
Vasco. Miembro correspondiente de la Academia de la Lengua
Vasca-Euskaltzaindia, tradujo al euskera varias obras alemanas, y colaboró
en publicaciones como Jesusen Biotzaren Deya, Argia, El Día,
Yakintza y R.I.E.V. Utilizaba los seudónimos Txurdiñ, Intzinda y Minoski.
Murió en el santuario jesuita de Loyola, en Azpeitia (Gipuzkoa),
el 27 de agosto de 1982.
El domingo 2 de julio de 2006, Oria le tributó un homenaje durante
el que se dio su nombre a una plaza situada entre la capilla de
la Virgen del Carmen y su casa natal.
OTROS
Como suele decirse, no están todos los que son, pero sí son todos los
que están. Desearíamos no haber cometido ninguna omisión, y en caso
de haberlo hecho pedimos disculpas anticipadamente.
•ALBA, JESÚS: Boxeador en las categorías de pesos ligeros y welter.
Participó en 31 pelas, de las que ganó 25, hizo tres nulos y
perdió tres combates.
•ALDAZ, JOAQUÍN: Jugador de cesta punta. Con 19 años pasó al
campo profesional. Jugó en Florida y se retiró con 29 años.
•ALDAZ, MIGUEL: Atleta pedestre que llegó a profesional. Falleció
el 6 de febrero de 2000 con 70 años.
•ARTOLA, XANTI: Participó varios años en el Cross Internacional
de San Sebastián. Perteneció al club de la Real Sociedad.
•BARDAJÍ, TOMÁS, XANTI, XAVIER Y JOSÉ MARI: Hermanos futbolistas
que, entre unos y otros, jugaron en equipos como Real
Sociedad, Bejar, Ceuta, Murcia, Alavés, Logroño, Real Unión,
Tolosa, Euskalduna y Michelin. Algunos también entrenaron.
Santi falleció el 11 de marzo de 1996 con 68 años y Tomás el
6 de septiembre de 2002 a los 79. José Mari Bardají (nacido en
1937 en la casa Zelaialde) es además el autor de una importante
obra sobre el ayer de Oria: Oriako nire oroipenak / Oria y mis
recuerdos.
202

Equipo de fútbol Biyak Bat de Oria en el campo de fútbol del Hipódromo: Manolo Goyaran (primero
por la izquierda), Ramón Urdampilleta (quinto por la izquierda), ... Jañez (sexto por la izquierda), Laureano
Unanue (octavo por la izquierda, de portero) y, a su izquierda, Agustín Usabiaga, José San
Sebastián y Santiago Zulaica; el resto, desconocidos (1924) [M]

•BRUNET SERRANO, CONCEPCIÓN: Nació el 29 de octubre de
1900. Casó con el diplomático Germán Baraibar (1925). Mujer
de gran cultura, hablaba varias lenguas, pintaba, bordaba,
tocaba el piano e impartía conferencias.
•GOAIRAN, JUANITO: Futbolista que militó en el Michelín, Tolosa,
Celta, Burgos, Real Unión y Alavés.
•GOIARAN, LUIS: Primo del anterior y también futbolista del Michelín,
Euskalduna, Real Unión, Azkoien, Alavés y Badalona.
•KEREJETA AÑORGA, JOSÉ: Panadero. Fue alcalde de Urnieta entre
1956 y 1963.
•LEZA, JOSÉ MARI: Poeta.
•OLASAGASTI, LUIS MARI: Árbitro de fútbol que militó en Segunda
División.
•ORBEGOZO, JOXE: Ciclista, ganó el Campeonato de Gipuzkoa
de aficionados de 1950, prueba celebrada en Ordizia. Fundador
de la sociedad de caza y pesca Buruntz-Azpi. Falleció el 26
de enero de 2001 con 71 años.
•OROTEGI, ALBERTO: Montañero, fue uno de los que estableció
(hacia 1940) la tradición de subir el primer día del año al Adarra.
Su pasión mendigozale la transmitió a sus hijos José Luis e
Iñaki.
•ROMO USABIAGA, ALEJANDRO: Ha destacado por su espíritu
humanitario y su infatigable quehacer en acciones sociales: Proyecto
Hombre, Revista Lasarte-Oria, Sorgin dantza, Asociación
Danok-Kide, etc.
•ROMO, LEANDRO: Árbitro de fútbol, llegó a pitar en Segunda
División.
•UNANUE LECUONA, ANDONI: Buen caricato. Hizo sus pinitos
como actor. Profesionalmente se dedicó a la representación comercial.
•URDAMPILLETA, ANTONIO: Atleta, en 1951 se alzó con el Campeonato
de Gipuzkoa de los 10.000 m. en pista.
•URDAMPILLETA, JOXE: Atleta pedestre. Perteneció a la Real Sociedad.
•URDAMPILLETA, RICARDO: Futbolista, jugó en el Eibar, el
Osasuna y el Indautxu. Nació el 23 de julio de 1943 y profesionalmente
ejerció como mecánico.
•URIA, SEVERO: Como futbolista jugó en el Murcia y en el Granada,
y como entrenador dirigió al Celta, Trujillo y Mérida.
204

•VICUÑA FERRERO, VICTORIO: Nació el 21 de mayo de 1913.
Obrero de Brunet y comunista convencido, intervino en la Guerra
Civil al final de la cual hubo de marchar al exilio. Tras la
invasión de Francia se incorporó a la resistencia contra los nazis.
Una vez liberada Francia, fue condecorado con la Medalla
de la Resistencia Francesa y con la Cruz del Combatiente. Es
autor de las obras Combates por la libertad y Euskadi en llamas,
ambas editadas por el Ayuntamiento de Lasarte-Oria. Falleció
en 2001.
205

LAS OTRAS ‘ORIAS’

UNIÓN DE ORIA
Se llamó así a la unión temporal y con fines meramente administrativos
que sellaron diversos municipios. Iniciado el 23 de
noviembre de 1615, el último acuerdo de unión se firmó el 15 de junio
de 1826. A lo largo de estos dos siglos y pico formaron la Unión
las poblaciones de Alzaga, Arama, Ataun, Gainza, Itsasondo, Legorreta
y Zaldibia.
SANTA ORIA O SANTA ÁUREA
Nació en Villavelayos, provincia de La Rioja, de donde es su patrona,
en 1042. Con nueve años entró en el monasterio de San Millán de
Suso. Obró varios milagros y tuvo diversas visiones. Murió en el mismo
monastero en 1070, con sólo 25 años, siendo enterrada en una tumba
excavada en la roca detrás del cenobio.
El que justo a su muerte un monje llamado Munio escribiese su
biografía indica que ya en vida fue considera un ser excepcional. En
ese texto (hoy desaparecido) se basó Gonzalo de Berceo en la primera
mitad del siglo XIII para escribir una Vida de Santa Oria, en
205 cuartetas.
Su festividad se celebra el 11 de marzo. En Villavelayos, provincia
de La Rioja, hay una ermita dedicada a esta santa, que según dice la
tradición se levantó en el lugar donde estaba su casa natal. En esa comarca
el nombre de Oria es muy común entre las chicas 65.
211

ESTRELLA DE NUESTRO CIELO
(HIMNO A SANTA ORIA)
De esta villa hermosa flor;
eres, Santa Aúrea Bendita,
de nuestro pueblo el honor (bis)
En Villavelayo un día
El cielo se engalanó;
Era Aúrea, que nacía
Para la gloria de Dios.
Niña Santa e inocente
Nuestras calles recorrió
Y en su juventus florida
Al Señor se consagró.
En su celda emparedada
Supo estar siempre en la cruz;
Fue su vida hermoso ejemplo
De un amor fiel a Jesús.
Ocho siglos han pasado
De muerte en el Señor
Y hoy tu nombre recordamos
Con amor y devoción
Hoy tu pueblo agradecido
Te proclama con fervor
Su Patrona y Abogada
Ante el trono del Señor.
A Tus pies hoy postramos
E imploramos con fervor
Tus gracias y bendiciones
Sobre este Pueblo de Dios.
Música y Letra: R.P. Miguel Medel c.m.f.
Villavelayo. Gran Jubileo 2000.
LA REINA ORIA DE PAMPLONA
Del siglo XI, hija de Musa ibn Musa, jefe de la familia de los Banú
Qasí. Casó con García Iñíguez, rey de Pamplona, lográndose así la
alianza entre ambos linajes.
212

BRANCALOENE DE ORIA
Noble genovés que casó con Leonor, hermana de Hugo IV de Arborea,
señor de Cerdeña. Hombre belicoso, intentó que su hijo fuera
declarado heredero al trono de Cerdeña. Luchó por ello contra el rey
de Aragón y posteriormente contra Martín el Joven, rey de Cerdeña,
cayendo prisionero en 1409.
VILLA DE ORIA
Villa de la provincia de Almería, al noroeste de la capital, en el valle
del Almanzora y al sur de la sierra de las Estancias (a 1.022 m.s.n.m.)
Sus cerca de 5.000 habitantes se dedican a la agricultura, la ganadería
y las canteras de mármol, además de emplearse en pequeñas industrias.
ORIAMENDI
Monte entre San Sebastián y Hernani por donde discurría el antiguo
Camino Real que unía ambas villas. Su altura es de 195 m.s.n.m. Junto
a él se encuentra el caserío homónimo y una ermita construida en 1594
en la linde misma dedicada a San Juan Bautista y San Sebastián, patrones
respectivos de Hernani y Donostia.
Famosa fue la batalla de Oriamendi ocurrida allí el 16 de marzo
de 1837 en la que los carlistas del infante Sebastián Gabriel derrotaron
a las tropas cristinas apoyadas por la British Legión. Murieron 150
hombres y más de 600 quedaron heridos. El himno histórico del carlismo,
el Oriamendi, evoca aquel acontecimiento.
En su cima había un reducto fortificado utilizado tanto en las guerras
carlistas como en la de 1936-39.
LINAJE DE ORIA
Este apellido es originario de Gipuzkoa. Se supone que su casa solar
es la situada en Idiazabal, y de ahí se irradió a las casas de Zerain,
Legazpi, Legorreta, Azpeitia y Bergara. De la de Zerain pasó a Zalduendo
de Álava. También se extendió por Cantabria y América.
213

El primitivo escudo de la casa de Idiazabal era: de oro, con un árbol
de sinople y un jabalí de su color natural atravesado al tronco. En
punta, ondas de agua, azur y plata 66.
LOPE LÓPEZ DE ORIA
Personaje guipuzcoano del siglo XIV, natural de Itsaso. Apoyó a Enrique
II de Trastámara contra Pedro el Cruel en su particular guerra.
Fue recompensado con la donación de Arriarán y obtuvo permiso para
montar dos ferrerías.
DOMINGO DE ORIA
Cantero guipuzcoano del siglo XVI, natural de Oñati y que realizó en
1550 la capilla mayor de la parroquia alavesa de Arenaza. En 1552 realiza
la traza principal de la parroquia de Ilarraza (Álava) y en 1560 su
portada.
IGNACIO DE ORIA
Aparece como Diputado General de Gipuzkoa en las Juntas Generales
de Segura celebradas en noviembre de 1649.
CONDE DE ORIA
Título nobiliario carlista que el pretendiente Carlos VII concedió en
1876 a Tirso de Olazábal.
MARQUÉS DEL ORIA
Título nobiliario que se concedió el 2 de abril de 1878 a José Loma
y Agüelles. En 1952 lo blasonaba José Manuel Loma y González-Gallarza.
214

SALVADOR ORIA Y MESTRES
Economista argentino de origen vasco nacido en San Nicolás de los
Arroyos (Buenos Aires) el 4 de julio de 1883. Doctor y profesor en la
Universidad de Buenos Aires, ostentó la presidencia del Banco Popular
Argentino y fue Ministro de Obras Públicas. Miembro de
diversas academias así como de varias obras de su especialidad. Falleció
en Buenos Aires el 7 de noviembre de 1952.
JOSÉ ANTONIO ORIA Y MESTRES
Hermano del anterior. Escritor e historiador argentino de origen vasco,
nació en Buenos Aires el 17 de junio de 1893. Fue profesor de historia
en la Universidad de La Plata, dio clases en La Sorbona de París
y en Montpellier. Perteneció a la Academia de las Letras Argentinas.
Escribió entre otras obras: Panorama del periodismo europeo contemporáneo
(1934), La polémica de Menéndez y Pelayo con Groussoc
sobre el Quijote de Avellaneda (1934), El teatro de Lenormand antes
y después de la influencia de Freud (1935), El teatro en el medioevo
(1937), Sarmiento costumbrista (1938), Don Juan en el teatro francés
(1940), El periodismo de mayo: cultura literaria de mayo (1961), Temas
de actualidad durable (póstuma). Falleció en Buenos Aires el 10
de junio de 1970.
JORGE SALVADOR ORIA CARRETO
Hijo de Salvador Oria y Mestres. Nace en Buenos Aires el 10 de agosto
de 1916. Cursó la carrera de Derecho, y ocupó diversos cargos políticos
en la república argentina. Además, fue directivo de varias
empresas y autor de obras como Problemas de Economía Social y Ficción
y realidad constitucional. Falleció en 1989.
JORGE LUIS ORIA HERBIN
Hijo de Jorge Salvador. Nació en 1942. Abogado, doctor en Derecho,
profesor universitario y autor de obras de tema jurídico e histórico.
215

ALEJANDRO SALVADOR ORIA HERBIN
Hermano del anterior, médico, doctor en Medicina y profesor universitario.
Es asimismo autor de diversos libros.
SALVADOR CARLOS ALBERTO ORIA CARRETO
Nació el 17 de mayo de 1911 y falleció el 9 de septiembre de 1990 en
Buenos Aires. Bibliófilo y colaborador de prensa.
JUAN ORIA
Historiador y publicista nacido en Estella en 1931. Se graduó en la
Universidad inglesa de Nottingham en 1973 con una tesis sobre el pensamiento
místico de la reina Margarita de Navarra (1492-1549). Además
de impartir clases en Londres practicaba el arte de la litografía.
216

ANEXOS

NOMBRES DE PARENTESCO
Abuelo Aittona
Abuela Amona
Padre Aitta
Madre Ama
Padres Gurasoak
Hijo Semia
Hija Alaba
Todos los hijos e hijas Seme alabak
Hijo bastardo Sasi-kumea
Hermano Anaia
Hermana de hermano Arreba
Hermana de hermana Aizpa
Todos los hermanos Senideak o anai-arrebak (según casos)
Gemelos Bixkiak
Tío Osaba
Tía Izeba
Primo o prima Lengusua
Primo segundo Lengusu txikia
Sobrino o sobrina Illoba
Nieto o nieta Billoba
Yerno Suia
Nuera Erraña
Suegro Aitagiarreba
Suegra Amagiarreba
Padrastro Aittaordekoa
Madrastra Amaordekoa
Hijastro Semeordekoa
Hijastra Alabaordekoa
Familiares Senide-artekoak
Solterón Mutilzar
Cuñado Koñadua
Cuñada Koñata
Solterona Neskazar
Novio Senargaia «nobiyoa»
Novia Andregai
Esposo Senarra «gizona»
Esposa Emaztea «andrea»
Viudo o viuda Alarguna
Padrino Aitajauna
Madrina Amandrea
Ahijado o ahijada Berebesotakoa
Antepasados Aurrekoak
221

RELACIÓN DE DONANTES DE FOTOGRAFÍAS
[A] Sancho Cano
[B] Manoli Oyarzabal
[C] Delfina Urdampilleta
[CH] Juanita Zuriarrain
[D] Manolo Urdampilleta
[E] Rosi Murguiondo
[F] Jesús Aldaz
[G] Sole Aguirre
[H] Andoni Unanue
[I] Martín Amondarain
[J] Ignacio Adarraga
[K] Daniel Alba
[L] Tito Zulaica
[M] Pedro M. Unanue
[N] José Luis Aguirre
[O] Maritxu Jáñez
[P] Sara Alba
[Q] Milagros Barrena
[R] Sancho Unanue
[S] José Ramón Galardi
[T] Museum Cemento Rezola
[U] Foto Etxarri
[V] Lurdes Goya
[W] M. Carmen Eguizabal
[X] Compañía del Tranvía de SS. a Tolosa
[Y] Maritxu Odriozola
[Z] Sebastián Kerejeta
[D'] Agustín Usabiaga
[E'] Trini Sáez de Villaverde
[G'] Marian Urdampilleta
[S'] Alejandro Romo
[X'] M. Isabel Kerejeta
[XX] Iñaki Orotegui
223

BIBLIOGRAFÍA

Aguirre Sorondo, Antxon. Lasarte-Oria: veinte años y varios siglos. Ayuntamiento
de Lasarte-Oria. Lasarte-Oria. 2003.
Bardají Olloquiegui, José Mari. Oriako nire oroipenak. Oria y mis recuerdos. Urnietako
udala / Ayuntamiento de Urnieta. Urnieta. 2005.
Elberdin, Ángel. Circuito Automovilístico de Lasarte-Oria. Ayuntamiento de Lasarte-
Oria. Lasarte-Oria. 1996.
Elberdin, Ángel. Circuito de Lasarte-Oria: Memoria de una pasión. Fundación
Kutxa. San Sebastián. 1998.
García Carraffa, A y A. El Solar Vasco Navarro. Madrid. 1949.
Madoz, Pascual. Diccionario Geográfico-Estático-Histórico de España (1847). Reedición
Biblioteca Santa Ana. Almendralejo. 1991.
Múgica, Serapio. Geografía General del País Vasco-Navarro. Alberto Martín. Barcelona.
S/f.
Murugarren Zamora, Luis. Hernani: su historia e instituciones. Sociedad Guipuzcoana
de Ediciones y Publicaciones. San Sebastián, 1970.
Murugarren, Luis. Lasarte. Caja de Ahorros Municipal de San Sebastián. San Sebastián.
1974.
Murugarren Zamora, Luis. Urnieta. Caja de Ahorros Municipal. San Sebastián. 1974.
Oriako Sorgin Dantzaren Lagunak Kultur Elkartea. Oriako Sorgin Dantza de Oria.
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1802. Reedición de La Gran Enciclopedia Vasca. Bilbao. 1968.
Rodríguez Ranz, José Antonio. Historia de las Vías de Comunicación en Gipuzkoa:
1833-1937. Diputación Foral de Gipuzkoa. San Sebastián. 2003.
Vicuña Ferrero, Victorio. Combates por la libertad. Ayuntamiento de Lasarte-Oria.
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Vicuña Ferrero, Victorio. Euskadi en llamas. Ayuntamiento de Lasarte-Oria. Lasarte-
Oria. 2000.
VV. Diccionario Enciclopédico Auñamendi. Editorial Auñamendi. San Sebastián.
VV. Revistas LASARTE-ORIA. De 1985 a nuestros días.
229

NOTAS

1 Real Academia de la Historia. Diccionario Geográfico-Histórico de España.
1802. Reedición La Gran Enciclopedia Vasca. Bilbao. 1968.
2 Madoz, Pascual. Diccionario Geográfico-Estadístico-Histórico de España y sus
posesiones de ultramar. Madrid. 1847. Reedición facsímil: Biblioteca Santa Ana.
Almendralejo, 1991. Tomo XII. p. 348.
3 Agradezco a Iñigo Mendiola de la Diputación Foral de Gipuzkoa por la cesión
de estos datos.
4 Madoz, Pascual. Op.cit. Tomo X, p. 92.
5 Archivo Diocesano de Pamplona (A.D.P.). Leg. 2.761. Expediente 2-A y 2-B.
6 Archivo Histórico de Protocolos de Gipuzkoa / Gipuzkoako Protokoloen Artxibo
Historiakoa (A.H.P.G.- G.P.A.H.). San Sebastián. Leg. 74. Fol. 63.
7 A.H.P.G.-G.P.A.H. San Sebastián. Leg. 208.
8 Murugarren Zamora, Luis. Lasarte. Caja de Ahorros Municipal. San Sebastián,
1974.
9 Registro de la Propiedad. San Sebastián. 3.10.1895. Fol. 22.
10 Bardají Olloquiegui, José Mari. Oriako nire oroipenak. Oria y mis recuerdos.
Ayuntamiento de Urnieta. 2005, p. 199 ss.
11 Díez de Salazar Fernández, L.M. y Ayerbe Iribar, M.R. Juntas y Diputaciones
de Gipuzkoa: 1604-1606. Diputación Foral de Gipuzkoa. San Sebastián, 1990.
Tomo XVI, p. 87 y 286.
12 Rodríguez Ranz, José Antonio. Historia de las vías de comunicación en Gipuzkoa:
1833-1937. Diputación Foral de Gipuzkoa. San Sebastián. 2003, p. 41 ss.
13 Archivo General de Gipuzkoa / Gipuzkoako Agiritegi Orokorra (A.G.G. /
G.A.O.). JD.IM.217.144.
14 Aguirre Sorondo, Antxon. La cadena de Oiartzun. En: Revista Oiartzun. Ayuntamiento
de Oiartzun. 1995, p. 46-47.
15 Se daba mucha importancia a la anchura de las llantas de las ruedas de los carros
ya que las estrechas dañaban los caminos y obligaba a mayores gastos de
mantenimiento.
16 A.G.G.- G.A.O. JD-IT-67. b.7.
235

17 A.H.P.G.- G.P.A.H. Usurbil. Leg. 3119, fol. 96.
18 A.H.P.G.-G.P.A.H. Urnieta. Leg. 2674, fol. 11.
19 A.H.P.G.-G.P.A.H. Hernani. Leg. 1343, fol. 608.
20 A.H.P.G.-G.P.A.H. Secc. III. Leg. 2679. Fol. 37.
21 Archivo Municipal de Hernani (A.M.H.). C/5/V/1/5.
22 A.H.P.G.-G.P.A.H. Escribano Ichasu Asu. Urnieta. Leg. s/n. Año 1868.
23 A.H.P.G.-G.P.A.H. HERNANI. Leg. 1000, fol. 38.
24 A.H.P.G.-G.P.A.H. HERNANI. Leg. 1045, fol. 14.
25 A.D.P. Leg. 767/18.
26 A.D.P. Leg. 858/26.
27 A.D.P. Leg. 1390/17.
28 A.D.P. Leg. 1419/3.
29 A.H.P.G.-G.P.A.H. URNIETA. Leg. 2639, fol. 53.
30 A.H.P.G.-G.P.A.H. URNIETA. Leg. 2660, fol. 202.
31 A.H.P.G.-G.P.A.H. HERNANI. Leg. 1070, fol. 93.
32 A.H.P.G.-G.P.A.H. HERNANI. Leg. 1086, fol. 150.
33 A.H.P.G.-G.P.A.H. URNIETA. Leg. 2647, fol. 189.
34 A.H.P.G.-G.P.A.H. URNIETA. Leg. 2652, fol. 187.
35 A.H.P.G.-G.P.A.H. URNIETA. Leg. 2676, fols. 51 y 174.
36 El Diario Vasco. 20 de mayo de 1987.
37 Bardají Olloquiegui, José Mari. Op. cit., p. 124.
38 Hay que recordar que el sujetador moderno lo creó en 1913 una dama de la
alta sociedad neoyorquina llamada Mary Phelps Jacobs, valiéndose de dos pañuelos
y un cordón. Con ello trataba de evadirse del incómodo corsé.
39 Téngase en cuenta que estas cantidades son las declaradas para pagar impuestos,
otra cosa serían las producciones reales.
40 A.G.G.-G.A.O. DM-20-9.
41 A.G.G.-G.A.O. DM-21.29.
42 Algunos informantes oyeron decir a sus mayores que para la construcción de la
fábrica se tiró el caserío Oria Chiqui, el cual se reconstruyó en otro lugar. Lo
llamativo es que esto se transmitió por tradición oral durante 150 años.
43 A.H.P.G.-G.P.A.H. San Sebastián. Leg. 74. Fol. 63.
44 A.H.P.G.-G.P.A.H. Urnieta. Leg. 2699. Fol. 33.
45 Bardají Olloquiegui, José Mari. Op. cit., p. 108.
46 A.H.P.G.-G.P.A.H. Urnieta. Leg. 2706.
47 A.G.G.-G.A.O. PT-749.
236

48 A.H.P.G.-G.P.A.H. San Sebastián. Leg. 208.
49 A.G.G.-G.A.O. DM-22.12.
50 Le Play, Frederic. Campesinos y pescadores del norte de España. Ministerio de
Agricultura, Pesca y Alimentación. Madrid, 1990.
51 Murugarren Zamora, Luis. Urnieta. Caja de Ahorros Municipal. San Sebastián,
1974.
52 A.G.G.-G.A.O. JD.IT. 3166.1.
53 A.G.G.-G.A.O. JD-IT. 35 b 3.
54 Bardají Olloquiegui, José Mari. Op. cit., p. 157.
55 Bardají Olloquiegui, José Mari. Op. cit., p. 154.
56 A.M.H. B/5/IV/1/3.
57 A.M.H. A.1.16.fol. 71 v.
58 El presente capítulo se ha redactado a partir de las entrevistas concedidas por
M. Luisa Brunet, viuda de Chapa (fallecida en Madrid el 18 de enero de 2002),
y José Ignacio Múgica Brunet, descendientes directos del linaje Brunet. También
debo destacar mi deuda con Montserrat Gárate Ojanguren, autora del
trabajo La familia Brunet, San Sebastián y América (Boletín de Estudios Históricos
sobre San Sebastián. Grupo Dr. Camino. Nº 24. San Sebastián,1990).
59 A.G.G.-G.A.O. JD.IT. 3166.1.
60 A.G.G.-G.A.O. JD.IT. 2964.2.
61 Oriako Sorgin-dantzaren lagunak kultur elkartea. Oriako sorgin-dantza. Fundación
Kutxa. San Sebastián, 1997, p. 14.
62 Bardají Olloquiegui, José Mari. Op. cit., p. 124.
63 A.G.G.-G.A.O. Leg. JD.L.1242.
64 A los interesados les recomiendo el trabajo de Jesús M. Eguizabal Arocena, titulado
Don Miguel de Urreta y Echebeste publicado en la revista Lasarte-Oria,
nº 38, 1998, p. 15.
65 www.vallenajerilla.com/notabene/uriaoria.htm
66 García Carraffa, A y A. El Solar Vasco Navarro. Madrid. 1949. Tomo V, pág.
256.
237

ÍNDICE
PRESENTACIÓN ......................................................................................... 9
INTRODUCCIÓN ........................................................................................ 15
UN LUGAR EN EL TIEMPO ....................................................................... 21
Descripción ............................................................................................ 23
Perfil urbano .......................................................................................... 29
Un paseo histórico ......................................................................... 33
La capilla del Carmen .................................................................... 42
Caminos y carreteras ....................................................................................... 53
Cuando Oria era Urnieta ................................................................................ 55
Ermita del Santo Cristo de Azkorbe ....................................................... 60
LA VIDA TRADICIONAL ........................................................................... 67
La familia ............................................................................................... 69
Sobrenombres ............................................................................... 73
La vivienda ............................................................................................. 74
El caserío ....................................................................................... 74
La casa obrera ............................................................................... 75
Electrodomésticos ......................................................................... 80
La ropa ................................................................................................... 81
Ritos de paso .......................................................................................... 87
Nacimiento .................................................................................... 87
Comunión ..................................................................................... 90
Matrimonio .................................................................................... 91
Defunción ...................................................................................... 93
Comer y beber ........................................................................................ 96
Días de labor ................................................................................. 96
Festivos y fechas señaladas ............................................................. 98
Las conservas ................................................................................. 99
La sidra .......................................................................................... 99
Las sidrerías ................................................................................... 103
Las tabernas ................................................................................... 106
Baserritarrak ........................................................................................... 106
El ganado ....................................................................................... 107
Otras herramientas ......................................................................... 110
Los cultivos .................................................................................... 115
Árboles .......................................................................................... 118
LA VIDA INDUSTRIAL ............................................................................... 121
La Fábrica Brunet de Oria ..................................................................... 123
Fundación ...................................................................................... 123
241

Descripción ................................................................................... 137
Los Brunet .................................................................................... 140
El complejo fabril .......................................................................... 148
Las escuelas ................................................................................... 153
Los últimos años ........................................................................... 155
Otras industrias y manufacturas ............................................................. 157
EL OCIO ....................................................................................................... 165
Fiestas .................................................................................................... 167
Sorgin dantza de Oria ............................................................................. 173
La vida alegre ......................................................................................... 179
Deportes ....................................................................................... 181
Juegos y juguetes ............................................................................ 187
ORIATARRAS DESTACADOS ................................................................... 195
LAS OTRAS «ORIAS» .................................................................................. 209
ANEXOS ....................................................................................................... 219
BIBLIOGRAFÍA ........................................................................................... 227
NOTAS .......................................................................................................... 233
ÍNDICE .......................................................................................................... 241
242