Auge y derrumbe de la economía del occidente andaluz, 1521-1650

X CONGRESO INTERNACIONAL DE LA ASOCIACIÓN ESPAÑOLA
DE HISTORIA ECONÓMICA
8-10 de Septiembre de 2011
Universidad Pablo de Olavide
Carmona (Sevilla)
‒ SESIÓN PLENARIA SOBRE TESIS DOCTORALES EN CURSO ‒
CINCO VARIABLES Y UN DESTINO: AUGE Y DERRUMBE
DE LA ECONOMÍA DEL OCCIDENTE ANDALUZ, 1521-1650
Manuel González Mariscal
Universidad de Sevilla
La tesis doctoral que me encuentro realizando ―cuyos principales logros y
avances se exponen en la presente comunicación— tiene como objetivo fundamental el
análisis de la evolución de las siguientes tres variables económicas en el occidente
andaluz entre 1521 y 1650: la producción agraria, el alquiler de viviendas y la renta de
la tierra. Su elección ha venido determinada por las que fueron las tres principales
partidas de ingresos de la mesa capitular del cabildo de la catedral de Sevilla en la Edad
Moderna, institución cuyos fondos documentales están constituyendo la principal fuente
de información para su elaboración.

La tesis se inicia con una introducción (atrio), se encuentra dividida en cuatro
partes y siete capítulos y da fin con las conclusiones (crucero). Su estructura en
capítulos, que a continuación pasamos a exponer brevemente, aparece reflejada de
manera esquemática en la ilustración 1. La primera de las partes (nártex) cumple con la
doble finalidad de, por un lado, presentar la institución que ha constituido la piedra
basal a partir de la cual hemos podido levantar el grueso de nuestro trabajo y, por otro
lado, delimitar nítidamente los temas de estudio abordados. Está compuesta por un
único capítulo en el cual se analiza la organización económica del cabildo de la catedral
de Sevilla y las dos administraciones que lo integraban, esto es, la mayordomía de la
mesa capitular y la mayordomía de la fábrica. En él, identificaremos las principales
partidas de ingresos y gastos de ambas intendencias, y su evolución en los ciento treinta
años por los que transita nuestra monografía.
ILUSTRACIÓN 1. Estructura en capítulos de la tesis doctoral
ATRIO
PRIMERA PARTE: NÁRTEX
Capítulo 1. La organización económica del cabildo de la catedral de Sevilla
SEGUNDA PARTE: TRANSEPTO
Capítulo 2. Los marcos geográficos y la población en el arzobispado hispalense
Capítulo 3. Precios, alimentación, pautas de consumo y coste de la vida en Sevilla
TERCERA PARTE: CENTRO
Capítulo 4. La producción agraria y la renta agraria por habitante
Capítulo 5. La renta urbana y las colonias de extranjeros en Sevilla
Capítulo 6. Propiedad, explotación y renta de la tierra
Capítulo 7. Salarios y niveles de vida
Fuente: elaboración propia
CUARTA PARTE: PRESBITERIO
CRUCERO
La segunda parte (transepto) fue pensada en un principio para englobar temas
transversales de cariz netamente instrumental que nos sirviesen para poder desplegar

todo el potencial de los asuntos tratados en el núcleo central de la tesis. Sin embargo,
sin haberles despojado de este carácter inicial para el que fueron concebidos, se han
ampliado sus horizontes y han tomado entidad propia, por lo que su interés va mucho
más allá de la mera funcionalidad que se les otorgó en ese primer momento. Geografía,
demografía y precios. O territorio, población, alimentación, pautas de consumo y coste
de la vida. Esas son fundamentalmente las cuestiones estudiadas. De este modo, en el
capítulo 2 delimitamos y describimos los diversos marcos geográficos a los que se ciñe
nuestro trabajo, desde su más amplia escala ―los territorios encuadrados dentro de la
demarcación del arzobispado de Sevilla― hasta la más reducida ―que vendría definida
por los contornos fortificados de la ciudad hispalense más algún que otro pequeño
arrabal extramuros―. Además, a partir de varios censos y registros bautismales
trataremos de contabilizar los efectivos humanos de los que disponía la región y su
evolución a lo largo del período de tiempo estudiado. Por su parte, en el capítulo 3
elaboramos un índice del coste de la vida para la ciudad de Sevilla a partir de
documentación contable de distintos hospitales con el cual poder descontar el efecto
provocado por los precios en aquellas variables percibidas por el cabildo en numerario
para, de este modo, obtenerlas en términos reales o constantes. Debido a que gran parte
de la calidad y la fiabilidad de un índice de precios recae sobre la apropiada asignación
de ponderaciones a los distintos productos que integran la cesta de consumo, decidimos
emprender un estudio sobre la alimentación y las pautas de consumo en la ciudad
hispalense a partir de esa misma documentación. De todo ello se da detallada muestra
en este tercer capítulo.
La tercera parte (centro) conforma, como ya hemos dicho, el núcleo de nuestra
tesis doctoral. Consta de tres capítulos: en el primero de ellos (capítulo 4), a partir del
principal ingreso de la mesa capitular del cabildo de la catedral de Sevilla, esto es, del
diezmo, reconstruimos la evolución del producto agrario en los territorios pertenecientes
al arzobispado hispalense. En el capítulo 5, tomando como punto de partida el
patrimonio en casas que la mesa capitular atesoraba en la ciudad hispalense, analizamos
la propiedad urbana, la marcha de los alquileres de viviendas y trazamos una especie de
mapa sociológico de la urbe andaluza, centrándonos fundamentalmente en las distintas
colonias de extranjeros que en ella residían. Por último, en el capítulo 6, se estudia la
propiedad agraria, su explotación y la renta de la tierra a partir de los predios que la
mesa capitular poseía dispersos, aproximadamente, por la actual provincia sevillana.

La documentación consultada para la elaboración del índice del coste de la vida
del capítulo 2 contenía buena información sobre salarios del personal que trabajaba en
el hospital de Santa Marta, además de salarios de albañiles y carpinteros que efectuaban
obras o reparaciones en dicha casa de acogida y asistencia a pobres. Se hizo acopio de
este material y se complementó con información procedente de otras instituciones de la
ciudad. Los resultados de todo ello se muestran en el capítulo 7, con el que concluye la
tesis.
La exposición que a continuación pasamos a realizar de cada uno de los capítulos
es de desigual desarrollo en función de los avances que en cada uno de ellos hemos
logrado hasta el momento. De este modo, se presentan los resultados más importantes
que se han alcanzado en cada uno de ellos y la labor investigadora que aún nos queda
por realizar. Sin más dilación, pasamos a ello.
PRIMERA PARTE: NÁRTEX
Capítulo 1. La organización económica del cabildo de la catedral de Sevilla
Según definición establecida por Teruel Gregorio de Tejada (1993: 31-32), un
cabildo eclesiástico
es una corporación o colegio de beneficiados (partícipes de un beneficio) adscritos
a una determinada iglesia, unidos por una tarea espiritual común: la celebración
solemne del culto divino en el coro particular; y por una comunidad temporal
parcial: la retribución de la mesa capitular (del cabildo). Si la iglesia es una
catedral (sede del obispo), el cabildo asume el calificativo de “catedral”.
En nuestro caso nos encontramos que, para los siglos estudiados, el cabildo catedral
de Sevilla era una corporación integrada por ochenta prebendados (cuarenta canónigos,
veinte racioneros y veinte medios racioneros 1 ) e instituida con la expresa finalidad de
organizar y garantizar tanto la celebración litúrgica como la retribución de cada uno de
sus miembros. Dos administraciones eran las encargadas de asegurar la consecución de
este par de objetivos principales: la mayordomía del cabildo tenía encomendada la labor
1 Libro de estatutos y constituciones de la Santa Iglesia de Sevilla, ACS, sección I, serie 10, libro 375, pp.
174-175.

de satisfacer la función remuneradora, mientras que la mayordomía de la fábrica se
ocupaba de cubrir los aspectos materiales necesarios para solventar la finalidad
litúrgica. Ambas disponían de una importante dotación de bienes y rentas, garantes en la
obtención de dichos propósitos. Al frente de cada una de ellas se encontraba un
mayordomo, encargado de poner en explotación los bienes y recursos asignados, y
destinar el producto obtenido a los fines previamente establecidos.
Antes de continuar con el estudio de las dos intendencias es necesario resolver la
aparición de un problema de carácter semántico, lo cuál nos permitirá manejar sin
ambages la nomenclatura establecida. El inconveniente a solventar viene planteado por
el mismo empleo que en la documentación original se realiza del término cabildo como
órgano supremo en la organización económico-administrativa de la catedral sevillana y,
a su vez, como una de las dos administraciones que lo integran. Para no confundir la
parte con el todo y deshacer el equívoco, nos serviremos de un giro lingüístico,
denominando a la administración en conflicto como mayordomía de la mesa capitular.
ILUSTRACIÓN 2. La organización económico-administrativa del cabildo
catedral de Sevilla en los siglos XVI y XVII
TÍTULO DE
PITANCERÍA
Fuente: elaboración propia
MAYORDOMÍA DE LA
MESA CAPITULAR
CABILDO CATEDRAL
TÍTULO DEL
COMUNAL
MAYORDOMÍA DE
LA FÁBRICA
De este modo, tendríamos al Cabildo como principal órgano rector de la catedral, y
a dos administraciones dependiendo de él, la mayordomía de la mesa capitular y la
mayordomía de la fábrica. A su vez, hay que indicar que la mayordomía de la mesa
capitular se encontraba dividida, de una manera que concernía más a las formas que al
fondo, en dos secciones: el título de pitancería y el título del comunal. Aunque parece
ser que originalmente ambas secciones fueron concebidas como dos mayordomías
independientes, con competencias nítidamente diferenciadas a partir de las cuales

habrían tomado su denominación, en la época que nos ocupa se encuentran despojadas
de ese estatus superior y aparecen integradas bajo la tutela de una misma
administración. La principal atribución confiada a ambos títulos en los siglos XVI y
XVII pasa por satisfacer los sueldos y dividendos de los componentes del cabildo
eclesiástico. Serán las prerrogativas subalternas las que marquen las diferencias entre
una y otra sección. El título del comunal contará como fuente de ingresos básica con el
producto obtenido a partir del diezmo que gravaba la producción agraria no cerealista,
mientras que para el título de pitancería, serán las rentas dinerarias derivadas de la
explotación de su inmenso patrimonio en casas y tierras las que supongan su vía de
financiación primera. En la ilustración 2 aparece reflejada esta somera aproximación a
la organización económica y administrativa del cabildo eclesiástico sevillano. A
continuación centraremos nuestro análisis en estudiar la mayordomía de la mesa
capitular, deteniéndonos en observar los más importantes rasgos que la definen.
Entre los dos objetivos esenciales que tenía encomendados el Cabildo, la
mayordomía de la mesa capitular se encargaba, como ya hemos mencionado, de
administrar los bienes y las rentas destinados a retribuir a los integrantes del consistorio,
esto es, a los clérigos beneficiados o prebendados. El documento contable de mayor
importancia que con carácter anual emitía esta intendencia son los volúmenes que
suelen aparecer denominados bajo la rúbrica “libros de mayordomía del Cabildo-
Casillas” 2 , y que para nosotros, tras la modificación nominal efectuada en líneas
inmediatamente anteriores en aras de evitar confusiones, vendrían a ser los “libros de la
mayordomía de la mesa capitular”. De ellos nos serviremos para entender el
funcionamiento y la organización de esta administración, la más importante de las dos
que integraban el cabildo eclesiástico hispalense. Su serie da comienzo en 1521 y,
prácticamente, carece de prolongados períodos en los que los ejemplares que la
conforman no se conserven (entre 1521 y 1600 contamos con la presencia de sesenta
libros, siendo los vacíos de mayor enjundia aquellos que están compuestos por los años
1583-1585 y 1598-1600; la primera mitad del siglo XVII, por su parte, únicamente
contempla la ausencia del libro de 1605).
2 ACS, sección II, serie 1, libros 2B-110. Incluimos únicamente en esta referencia aquellos ejemplares
que cubren el siglo XVI y la primera mitad del XVII.

C
A
R
G
O
GALLINAS PAN
D
A
T
A
ILUSTRACIÓN 3. Estructura contable de los libros de
mayordomía de la mesa capitular
C
A
R
G
O
D
A
T
A
LIBROS DE MAYORDOMÍA
DE LA MESA CAPITULAR
MARAVEDÍES DE
PITANCERÍA
MARAVEDÍES DEL
COMUNAL
ALCANCE ALCANCE ALCANCE ALCANCE
C
A
R
G
O
D
A
T
A
C
A
R
G
O
ALCANCE EN MRS
Fuente: ACS, sección II, serie 1ª, libros 2B-110; y elaboración propia
D
A
T
A
D
I
G
N
I
D
A
D
E
S
CASILLAS
La información en ellos contenida queda estructurada en cuatro bloques principales
que el mismo encabezado de algunos de los libros nos delimita nítidamente: libro de
gallinas, pan e maravedies pertenecientes a la mesa capitular y lo que cada señor
beneficiado gano del año 1551 años 3 . Y es que todo el caudal de ingresos que la mesa
capitular obtenía por la explotación de su rico patrimonio en bienes, así como el resto de
rentas que administraba, era percibido en alguna de las tres formas que el título de los
libros nos indica, esto es, en gallinas, en trigo y/o cebada o en numerario. A su vez, los
bloques correspondientes a las gallinas y el pan se encuentran divididos en las
categorías de cargo y data o descargo. La información correspondiente al bloque de
maravedíes, por su parte, aparece organizada en dos ejes, los maravedíes del título de
pitancería y los maravedíes del título del comunal, hallándose de nuevo cada uno de
ellos estructurado en torno a las categorías del cargo y la data. Cierra y remata cada uno
de los tres bloques descritos (gallinas, pan y maravedíes) el alcance, resta resultante de
sustraer al total del cargo, la suma de todos los componentes de la data. El cuarto y
último bloque está integrado por las casillas, páginas destinadas a recoger de manera
desglosada los ingresos obtenidos por cada uno de los beneficiados, sean éstos
dignidades (máximas autoridades dentro de la jerarquía del Cabildo, elegidas
habitualmente entre los canónigos existentes), canónigos, racioneros o medios
3 ACS, sección II, serie 1, libro 25.
C
A
N
Ó
N
I
G
O
S
R
A
C
I
O
N
E
R
O
S
C
O
M
P
A
Ñ
E
R
O
S

acioneros (éstos últimos también llamados compañeros). En la ilustración 3 se muestra
la estructura contable de los libros de la mayordomía de la mesa capitular.
Los ingresos en pan (trigo y/o cebada) de la mayordomía de la mesa capitular
procedían de la fracción que le correspondía del diezmo que gravaba la producción de
las tierras destinadas al cultivo del cereal en el arzobispado hispalense. Del mismo
modo, los caudales registrados bajo la rúbrica maravedíes del comunal tenían como
origen el cobro del diezmo que recaía sobre la producción agraria no cerealista. De
ambas partidas nos serviremos para reconstruir la evolución del producto agrario en el
occidente andaluz. Por su parte, las entradas que la mesa capitular consignaba en
gallinas y bajo la categoría de maravedíes de pitancería resultaban de la puesta en
arriendo del patrimonio en casas y tierras que dicha administración atesoraba. De su
contenido nos valdremos para elaborar las series sobre alquiler de casas y renta de la
tierra. Pero, antes de presentar estas variables nos toca delimitar el espacio geográfico al
que se ciñe nuestro estudio, establecer los efectivos humanos de los que disponía la
región y elaborar un índice de precios que nos posibilite deflactar aquellas variables
obtenidas en numerario por la mesa capitular.
SEGUNDA PARTE: TRANSEPTO
Capítulo 2. Los marcos geográficos y la población en el arzobispado hispalense
El espacio geográfico al que se circunscribe nuestro estudio varía en función de cada
uno de los temas que abordamos en la parte central de la tesis doctoral. De este modo y
en primer lugar, los territorios que conformaban el arzobispado de Sevilla constituirán
el marco geográfico de referencia para el capítulo en el que se reconstruye la evolución
de la producción agraria en el occidente andaluz. Este territorio vendría a coincidir
aproximadamente con las actuales provincias de Sevilla, Huelva, la mitad septentrional
de la provincia gaditana y la comarca malacitana de Guadalteba (ver mapa 1).
Atendiendo exclusivamente a criterios de base físico-naturales, el territorio del
arzobispado hispalense se conforma en tres grandes unidades geográficas. En primer
lugar tendríamos el valle del Guadalquivir o la depresión bética, definido como el
espacio más densamente poblado y urbanizado, abundante en vegas y campiñas, y con

una actividad agrícola de larga tradición histórica. Flanqueando a ésta primera unidad
geográfica nos encontramos dos cordilleras montañosas, barrios pobres del
Mediterráneo como bien nos describe Braudel y, en tantas ocasiones, reservas
proletarias de las llanuras 4 : en el borde septentrional, la Sierra Morena, territorio de
media montaña mediterránea cuya altitud media ronda los 600 metros y, en el contorno
meridional del valle, el espacio compuesto por la cordillera Subbética. Estas tres
unidades geográficas, brevemente descritas, se pueden apreciar con gran nitidez en el
mapa 1.
MAPA 1. El arzobispado de Sevilla en los siglos XVI y XVII
Fuente: Gutiérrez Lorenzo, Jesús (2011), a partir de los datos espaciales de Andalucía para Escalas
Intermedias del Sistema Cartográfico de Andalucía y el Modelo Digital del Terreno de la
Infraestructura de Datos Espaciales de Andalucía.
En segundo lugar, en el capítulo correspondiente a la evolución de los alquileres de
casas en la ciudad hispalense, el marco geográfico de referencia se achicará hasta el
ámbito y escala de lo local. Será el perímetro de la ciudad de Sevilla, amurallado en su
gran mayoría, con sus 31 collaciones o parroquias, el que nos marque los contornos a
los que se ceñirá nuestro análisis (ver mapa 2). La digitalización del plano “levantado y
abierto por disposición” de Pablo de Olavide a finales del siglo XVIII nos permitirá
4 Braudel (2001, cuarta reimpresión en castellano), pp. 29-66.

establecer en qué parroquias de la ciudad se concentraba la propiedad urbana de la mesa
capitular. Hay que destacar que, entre todas ellas, descollan las parroquias de Santa
María la Mayor (Sagrario) y San Salvador, centro comercial y financiero de la urbe
hispalense, lo cual nos facilitará el estudio de las diferentes colonias de extranjeros que
en ellas habitaban.
Mapa 2. La ciudad de Sevilla en 1771 según plano de Pablo de Olavide
Fuente: http://htca.us.es/blogs/tallersostenibilidad09/files/2009/10/plano_olavide.jpg
Por último, la distribución geográfica de la propiedad en tierras de la mesa capitular
del cabildo de la catedral de Sevilla será la que nos delimite el marco geográfico al cual
se ajuste el sexto de los capítulos. Aquélla se encontraba repartida por cinco de las seis
comarcas en las que suele dividirse la actual provincia de Sevilla, esto es, el Aljarafe, la
Campiña, la Vega del Guadalquivir, las Marismas y la Sierra Norte. Además, atesoraban
un par de propiedades más en la comarca onubense del Condado-campiña. Por todo
ello, el marco geográfico de referencia que nos ha parecido más adecuado estará
constituido, aproximadamente, por los actuales límites provinciales de Sevilla (ver
mapa 3).

MAPA 3. Comarcas de la provincia de Sevilla en las que la mesa capitular
acumulaba propiedades territoriales
Fuente: Gutiérrez Lorenzo, Jesús (2011), a partir de los Datos Espaciales de Andalucía para Escalas
Intermedias del Sistema Cartográfico de Andalucía
El segundo objetivo que nos propusimos para este capítulo de la tesis pasaba por
ofrecer cifras atinentes a la evolución de la población en los territorios pertenecientes al
arzobispado hispalense. Las principales fuentes utilizadas para ello han sido: por un
lado, los libros de bautizados de diferentes localidades (se ha hecho acopio, tanto de las
cifras ya recabadas por otros investigadores, como de datos aún inéditos para la
investigación demográfica), lo cual nos posibilitará realizar un índice de bautismos para
el occidente andaluz desde las primeras décadas del siglo XVI hasta 1650. En concreto,
tenemos recogida información para 9 localidades de Huelva, 11 de Sevilla, 6 de la mitad
norte de la provincia de Cádiz y 1 de la comarca malacitana de Guadalteba. Parte de la
tarea que aún queda por realizar en este capítulo consiste en ampliar el número de
poblaciones con cifras sobre bautizados, con la intención de que la serie agregada gane
en representatividad. Las otras fuentes que se emplearán para el análisis demográfico
son los censos de 1530 y 1591, y el padrón de la sal de 1631, en los cuales se analizará
y, en su caso se revisará, la información en ellos contenida.

Bautizados
50
45
40
35
30
25
20
15
10
5
0
GRÁFICO 1. Bautizados en Lucena del Puerto (Huelva), 1530-1650
1530 1540 1550 1560 1570 1580 1590 1600 1610 1620 1630 1640 1650
Años
Bautizados Media móvil de 9 años
Fuente: Libros de bautismos del archivo parroquial de Lucena del Puerto y elaboración propia
Para el desarrollo de este capítulo se tomará como guía fundamental el documento
de trabajo que lleva por título La población y el producto cerealista en Guadalajara en
la Edad Moderna 5 , publicado recientemente por el Grupo Complutense de Historia
Económica Moderna en la web de la Asociación Española de Historia Económica. Al
igual que en éste, otro de los objetivos que tratarán de alcanzarse con el estudio
demográfico a realizar consiste en determinar la naturaleza y magnitud de los contrastes
comarcales para los territorios del arzobispado hispalense, así como en comparar los
resultados con las series existentes para otros territorios españoles y europeos. A falta
de disponer de series agregadas ofrecemos información de alguna de las localidades
para las que hemos recogido información (ver gráficos 1, 2, 3 y 4). Debido a la
diversidad de casos encontrados y a lo poco avanzado que tenemos este capítulo no
podemos adelantar ningún tipo de conclusión sobre la evolución demográfica de la
región en análisis, a pesar de lo cual presentamos algunas de las series obtenidas. En
concreto, hemos elegido poblaciones para las que se dispone de datos que cubren la
mayor parte del periodo estudiado y que representan diferentes áreas geográficas
(Lucena del Puerto, en la costa onubense; Alanís, en la Sierra Norte sevillana; Paterna
del Campo, en la campiña gaditana; y Almargén, en pleno surco penibético).
5 http://www.aehe.net/2011/01/dt-aehe-1101.pdf

Bautizados
160
140
120
100
80
60
40
20
0
GRÁFICO 2. Bautizados en Alanís de la Sierra (Sevilla), 1520-1650
1520 1530 1540 1550 1560 1570 1580 1590 1600 1610 1620 1630 1640 1650
Años
Bautizados Media móvil de 9 años
Fuente: Libros de bautismos del archivo parroquial de Alanís de la Sierra y elaboración propia
Bautizados
25
20
15
10
5
0
GRÁFICO 3. Bautizados en Paterna del Campo (Cádiz), 1580-1650
1580 1585 1590 1595 1600 1605 1610 1615 1620 1625 1630 1635 1640 1645 1650
Años
Bautizados Media móvil 9 años
Fuente: Libros de bautismos del archivo parroquial de Paterna del Campo y elaboración propia

Bautizados
80
70
60
50
40
30
20
10
0
GRÁFICO 4. Bautizados en Almargen (Málaga), 1570-1650
1570 1580 1590 1600 1610 1620 1630 1640 1650
Años
Bautizados Media móvil 9 años
Fuente: Libros de bautizados de Almargen del archivo del obispado de Málaga
Capítulo 3. Precios, alimentación, pautas de consumo y coste de la vida en Sevilla
El origen del estudio sobre precios que se presentamos en este capítulo parte de la
necesidad de deflactar las variables económicas que se abordan en los capítulos
centrales de la tesis doctoral. Habida cuenta de la trascendencia que concierne al asunto
que abordamos (en gran medida, los resultados y conclusiones a los que lleguemos en
los capítulos principales dependerán de la fiabilidad y solidez del índice de precios que
elaboremos), se ha realizado un importante y minucioso esfuerzo en la recogida de datos
con la intención de conformar una cesta de bienes y servicios lo suficientemente amplia
y representativa, para así dotar a nuestro índice de la consistencia y versatilidad que
requieren las heterogéneas series a deflactar. En un principio se pensó que a partir de los
datos recabados para Sevilla por Earl J. Hamilton en su célebre libro sobre la revolución
de los precios en España 6 sería suficiente para dar por satisfecha nuestra pretensión de
construir un índice de precios de aceptable solvencia. Pero una mirada de cierta
6 Hamilton (1934)

exhaustividad sobre la calidad de la información acopiada para Sevilla por el autor
estadounidense, seguida de una toma de conciencia a golpe de cruda realidad en cuanto
a la necesidad de afinar al máximo posible en la elaboración del deflactor para evitar
disparidades no asumibles en la obtención de resultados, hizo que nuestro parecer
cambiase de rumbo.
Con respecto al primero de los asuntos: para el período comprendido entre 1501 y
1550 las cifras recopiladas por Hamilton para la ciudad hispalense resultan francamente
desesperanzadoras por escasas; cierta mejora (en cantidad de productos y años con
información) se puede observar entre 1551 y 1580; a nuestro parecer, los datos
comienzan a ser satisfactorios para la consecución de nuestra empresa en las dos últimas
décadas del siglo XVI y excepcionales entre 1601 y 1650. Este deficitario panorama nos
condujo a buscar fuentes alternativas de información con la intención de complementar
la titánica labor hamiltoniana en la recolección de guarismos sobre precios y salarios. El
hallazgo de los libros de cargo y descargo del hospital de Santa Marta 7 en el archivo de
la catedral de Sevilla vino a resolver en gran medida las carencias mencionadas.
En lo que concierne al segundo de los asuntos: a pesar de las magníficas
posibilidades de explotación de los fondos documentales del hospital de Santa Marta, en
un primer momento, limitados por la variable tiempo, se optó por confeccionar un
índice de precios básico pero de calidad suficiente como para colmar los propósitos que
nos habíamos planteado. Sin embargo, la realización del trabajo de título Un
crecimiento tempranamente quebrado: el producto agrario en Andalucía occidental en
la Edad Moderna 8 y las importantes diferencias de resultados que en él obteníamos en
función del uso de distintas variantes de deflactor nos vino a confirmar que no bastaba
con ese acercamiento básico al asunto de los precios y que era necesario hilar más fino
para conseguir minimizar el margen de error a la hora de hallar resultados y obtener
conclusiones.
De este modo, tras emprender una nueva cata —esta vez más rigurosa, de mayor
calado— y confirmar las excepcionales cualidades de la documentación del hospital de
Santa Marta para el estudio de precios nos inclinamos por vaciar de información sus
7 Libros de cargo y descargo del hospital de Santa Marta, Archivo de la Catedral de Sevilla (ACS),
sección V, serie 2, libros 43-168.
8 Llopis y González-Mariscal (2010)

libros de cargo y descargo entre 1521 y 1600, y complementar los datos obtenidos con
aquellos que recogió Hamilton. Este nuevo índice de precios se haya en proceso de
construcción. En los próximos párrafos presentaremos las características esenciales que
lo definen y lo conforman. Dado que no los hemos concluido aún, los resultados que
ofrecemos de las series calculadas en los capítulos 4, 5, 6 y 7 se han obtenido con ese
primer deflactor “básico” al que hacíamos referencia anteriormente.
La serie de libros de cargo y descargo del hospital de Santa Marta da comienzo en
1518 y para el siglo XVI solo contempla la falta de los ejemplares de 1563 y 1595. En
lo que respecta a la primera mitad del Setecientos únicamente los libros de 1623, 1628 y
1642 no se encuentran entre los fondos del archivo de la catedral de Sevilla. Su
estructura básica el la siguiente: en primer lugar se consignaban los ingresos, que
provenían fundamentalmente del alquiler de la dotación en casas y tierras con las que
contaba el hospital. En concreto, su patrimonio urbano consistía en 28 casas en 1521 y
44 casas en 1650, mientras que su patrimonio rural estaba compuesto, esencialmente,
por un donadío de importantes dimensiones en la campiña sevillana. A partir de la
puesta en explotación del inmobiliario urbano (en concreto, de 26 de sus casas)
obtendremos el precio del alquiler de viviendas para la cesta de bienes y servicios que
hemos conformado. En la parte correspondiente a los gastos, las partidas más
importantes que de cara a nuestro trabajo cabe mencionar son las siguientes: gastos en
reparos y obras, gasto en vinos, gasto en trigo, gasto en tocino, gasto en aceite y
vinagre, gasto de pan cocido, gasto en leña y carbón y gasto ordinario.
La información obtenida de las cuentas del hospital de Santa Marta complementada
con los datos que Hamilton consiguió de los libros de contabilidad del hospital sevillano
de las Cinco Llagas posibilitaba la elaboración de un índice del coste de la vida de
extraordinaria calidad pero que presentaba alguna carencia no de poca importancia: no
teníamos precios sobre vestido y calzado y tampoco demasiados datos sobre bienes
industriales que integrasen la rúbrica “menaje” en la cesta de consumo. De nuevo, se
llevó a cabo una importante labor de búsqueda para subsanar las deficiencias detectadas
y se halló documentación de gran valía en el Archivo Provincial de Sevilla, en el cual se
conservan los libros de cuentas del hospital de la Misericordia a partir del año 1558.
Entre otras funciones, esta institución se encargaba de dotar con un sustancioso ajuar a
doncellas para su casorio y abastecer de de ciertas prendas de ropa una vez al año a

hombres, mujeres y niños pobres. De las compras que efectuaba el hospital para
satisfacer dichas funciones nos valdremos para solventar las carencias que aún
presentaba nuestro índice de precios.
En función de la calidad de la información hallada y con la intención de analizar las
pautas de consumo de la población hemos dividido los ciento treinta años que abarca
nuestro estudio en cinco períodos: 1521-1550, 1551-1575, 1576-1600, 1601-1625 y
1626-1650. La información sobre precios hallada mejora con el transcurso de los años,
por lo que la cesta de consumo diseñada va incorporando más productos en cada uno de
los períodos descritos. De este modo, si para el primer período la cesta de consumo
incorporará unos treinta productos, para el último de ellos integrará, aproximadamente,
un total de ochenta bienes y servicios. Hemos considerado aceptables aquellos
productos para los que tengamos información de precios para al menos el 70% de los
años de cada período. De este modo disponemos de precios para los siguientes
productos:
I. Alimentación
a) Pan y cereales: pan, trigo, cebada y arroz
b) Carnes: vaca, ternera, puerco, carnero, cabrito, gallina, pollo, tocino,
perdiz y conejo
c) Pescados, crustáceos y moluscos: pescada, tollo, albur, sábalo, corvina,
acedías, cazón, besugo, sardinas, jibia, bacalao, lenguado, atún, anguila y
ostiones
d) Lácteos, quesos y huevos: leche, queso y huevos
e) Aceites y grasas: aceite, manteca y mantequilla
f) Frutas: nueces, castañas, almendras, pasas, higos, uvas, manzanas y
ciruelas
g) Legumbres y hortalizas: garbanzos, habas, lentejas, nabos, ajos, cebollas,
coles, acelgas, berenjenas, calabazas, pimientos y patatas
h) Azúcar y confituras: miel y azúcar
i) Otros alimentos: sal, vinagre, mostaza, canela, azafrán, pimienta, comino
y clavo
II. Bebidas alcohólicas: vino
III. Vestido y calzado:
a) Vestido: lienzo, lana, paño, camisas y sayas

IV. Vivienda
b) Calzado: zapatos
a) Alquiler de vivienda (a partir del precio de arriendo de 26 casas)
b) Conservación: cal, yeso y ladrillos
V. Combustible: leña, carbón, velas de sebo y velas de cera
VI. Menaje:
a) Muebles y otros enseres: silla y banco de cama
b) Artículos textiles para el hogar: cobertor, mantel, colchón, sábana,
almohada y toalla
c) Utensilios de cocina y menaje: platos, escudillas, cobre (se empleaba
para hacer acetres, calderas y candilejas), hierro (utilizado para fabricar
asadores, parrillas, trébedes, paletas y candiles), lebrillo, tinaja, cedazo,
candeleros de latón o azófar, canastas, carrillos y cañizos.
d) Otros bienes y servicios pata el hogar: jabón, escobas
VII. Otros bienes y servicios: jabón y papel
TERCERA PARTE: CENTRO
Capítulo 4. La producción a agraria y el producto agrario por habitante
Los objetivos esenciales de este capítulo son la estimación del crecimiento y la
determinación de las tendencias y los cambios en la composición del producto agrario
en la Andalucía occidental entre 1521 y 1650. Los registros decimales han constituido
el pilar informativo fundamental. El capítulo se estructura del siguiente modo: primero
se examinan las fuentes y los métodos empleados en la estimación del crecimiento
agrario; en segundo lugar, se analizan las series decimales construidas y los índices de
producción calculados, y se apuntan algunas explicaciones sobre el balance agrario de
Andalucía occidental entre 1520 y 1650; finalmente, se comparará el caso del occidente
andaluz con las series existentes para otras regiones españolas y europeas. El desarrollo
del presente resumen del capítulo 4 se basa en el artículo titulado Un crecimiento
tempranamente quebrado: el producto agrario en Andalucía occidental en la Edad
Moderna 9 .
9 Llopis y González-Mariscal (2010)

Las diócesis de Andalucía occidental emplearon diversos sistemas para explotar
sus derechos decimales. La de Sevilla arrendaba en especie los diezmos de granos. En
cuanto a los derechos decimales sobre los restantes productos, el arrendamiento en
metálico constituía el sistema utilizado. El cabildo de la catedral de Sevilla era el
administrador perpetuo del diezmo en el arzobispado de Sevilla. En la inmensa mayoría
de sus parroquias, el diezmo se dividía en tres porciones iguales: un tercio para el
arzobispo (15 por 100 del total) y el cabildo catedralicio (18,33 por 100), otro tercio
para beneficiados y prestameras, y el tercio restante estaba integrado por las tercias
reales y por el noveno de fábrica 10 .
En los Libros de Mayordomía, la información sobre los derechos decimales del
cabildo aparece organizada en dos apartados: los diezmos de pan y los diezmos de
maravedíes. En el primero se anotan los ingresos, ordenados por vicarías, poblaciones y
parroquias, procedentes de los diezmos de trigo y cebada. En el segundo apartado se
registran los ingresos correspondientes a los restantes derechos decimales (aceite, vino,
lana, ganado criado, bellota, miel, huertas y menudos, entre otros), que eran arrendados
en metálico 11 . En los Libros de Diezmos se indica el precio de salida del arriendo, los
precios de remate de las pujas, los arrendatarios que finalmente se hacían con el derecho
y el reparto del diezmo entre los distintos partícipes.
La gestión del diezmo por parte del cabildo no registró alteraciones sustanciales
durante la Edad Moderna 12 . Se produjeron pequeñas modificaciones que introducen una
pequeña heterogeneidad en las series construidas. Pese a ellas, podemos calificar de casi
homogéneas a las series decimales construidas a partir de los Libros de Mayordomía.
Las "leyes del diezmo" del cabildo hispalense establecían que los derechos decimales
saliesen anualmente a subasta pública, que las pujas se realizasen “a cosecha vista” y
que los arrendadores tenían que pagar las cantidades estipuladas “no enbargante
10 Sobre el funcionamiento de la administración decimal en el arzobispado hispalense, Ladero Quesada y
González Jiménez (1978), Martín Riego (1990) y Hernández Borreguero (2002).
11 Para las normas que regían el sistema de arrendamiento del diezmo, hemos consultado el “Libro de
leyes de diezmos. Ordenanzas (copia del siglo XVIII)”, ACS, sección II, serie 5ª, libro 1313, que según
su título es copia de un volumen de finales del siglo XVI, copia a su vez de otro del siglo XV; y las
“Leyes e condiciones con que se arriendan e cogen las Rentas de los derechos…”, ACS, libro 07432,
probablemente de la segunda mitad del siglo XV.
12 Hernández Borreguero (2002) sostiene que en la gestión del diezmo no hubo cambios importantes entre
el siglo XV y comienzos del XVII.

pestilencia o esterilidad” (éstos asumían, pues, todos los riesgos de catástrofes
ocasionadas por las fuerzas de la naturaleza o por acciones humanas).
GRÁFICO 5. Índices de producción cerealista (IPC) y de producción agraria no cerealista
(IPANC) en el arzobispado de Sevilla, 1530-1650. Medias móviles de 9 años (base 100 = media
1528-1537)
Índice
200
180
160
140
120
100
80
60
40
20
0
1530 1540 1550 1560 1570 1580 1590 1600 1610 1620 1630 1640 1650
Años
IPC IPANC
Fuentes: Libros de Casillas, Archivo de la Catedral de Sevilla, sección II, serie 1ª, libros 2B-241C y 00024-00034;
González Mariscal (2006); Llopis, García Hiernaux, García Montero, González Mariscal y Hernández García (2009:
66-69); Libros de rentas y gastos del Hospital de Santa Marta, ACS, sección V, serie 2, libros 43-253, 05585 y
05588-05593; Libros de cuentas del colegio de San Isidoro, ACS, sección V, serie 4, libros 05602-05773; Archivo de
la Diputación Provincial de Sevilla, Libros de ingresos y gastos de los hospitales de las Cinco Llagas, San Lázaro,
Espíritu Santo, Inocentes y San Hermenegildo.
El Gráfico 5 muestra la evolución del producto agrario cerealista y no cerealista en
los territorios del arzobispado hispalense. En él, tras un movimiento recesivo en la
década de 1530 y en los primeros años de la de 1540, la producción cerealista registró
un fortísimo crecimiento entre 1545 y 1579: de 1540-1548 a 1571-1579, los diezmos de
granos aumentaron un 102 por 100. Ese violento movimiento alcista debió venir
impulsado por un notable crecimiento demográfico y acompañado de intensas
roturaciones, pero las excelentes cosechas de varios años de la década de 1570 también
contribuyeron a ese vertiginoso ascenso. A partir de 1580 se quebró este crecimiento,
iniciándose entonces un brusco movimiento a la baja que se prolongó hasta los primeros
años del siglo XVII: los diezmos de granos descendieron casi un 39 por 100 entre 1571-

1579 y 1601-1609. Es probable que un cambio climático desfavorable para las cosechas
constituyese uno de los factores determinantes de esa brusca alteración en la coyuntura
agraria andaluza 13 . Las décadas de 1610 y 1620 fueron de recuperación: los diezmos de
granos se incrementaron algo más de un 35 por 100. Después hubo tres décadas de
recesión en la producción cerealista, de tal manera que hacia 1660 el índice se hallaba
por debajo del de la década de 1528-1537. Aunque queda fuera del marco temporal
marcado para nuestro trabajo, hay que decir que el decenio de 1660 y los primeros años
del de 1670 constituyeron una fase de recuperación, pero en la década siguiente se
registró un descenso muy violento de los diezmos de cereales, hasta el extremo de que
el mínimo absoluto de estos últimos se alcanzó a comienzos de la década de 1680. Entre
1571-1579 y 1677-1685, el descenso de producción de granos fue del 52,7 por 100.
Pese a los problemas de los deflactores y a que no puede descartarse que el fraude
en el pago de los diezmos de lana y otros esquilmos, aceite, vino y menudos fuera
superior al de los granos (es probable que la resistencia a satisfacer este tributo
eclesiástico aumentase especialmente en los casos de los productos agrarios que
protagonizaron la escalada fiscal sobre el consumo desde 1591), todo parece indicar que
la evolución del producto agrario no cerealista fue peor que la del producto cerealista a
partir, fundamentalmente, de 1617.
Las series de los diezmos percibidos por el cabildo de la Catedral de Sevilla entre
1528 y 1650 contribuyen a esclarecer algunos asuntos relevantes de la historia agraria
de Andalucía occidental en la Edad Moderna. Si sólo se contemplan los registros
decimales de granos del siglo XVII, esta centuria aparece para dicha región como un
período de estancamiento o, incluso, de ligero crecimiento de las cosechas. Sin
embargo, si nos fijamos en los diezmos de los restantes productos agrarios y en la
trayectoria de los registros decimales en los siglos XVI y XVII, parece difícil cuestionar
la existencia de una depresión agraria, al menos en el extenso territorio del arzobispado
de Sevilla, entre 1580 y 1685. Por otro lado, las series anuales de diezmos del cabildo
de Sevilla ponen de manifiesto la progresiva e importante pérdida de peso relativo de la
producción no cerealista desde 1617, que se prolongó durante la mayor parte del siglo
13 El nivel térmico descendió y las precipitaciones aumentaron en la Europa del último tercio del siglo
XVI (Braudel, 1976: 353-364). El cambio de coyuntura agraria se produjo en Castilla la Nueva en las
mismas fechas que en Andalucía occidental (Sebastián, García Montero, Zafra y Bernardos, 2008).
Existió una relación significativa entre el cambio climático y el descenso de las cosechas de granos y uvas
en varios países de la Europa central durante el último tercio del siglo XVI (Pfister y Brázdil, 1999: 41-
43). Sobre las relaciones entre clima y producción de granos en Andalucía entre 1587 y 1729, Sánchez
Rodrigo (2001: 161-182).

XVII. Y esto entrañó un importante contratiempo para la agricultura andaluza, cuyo
desarrollo dependía en buena medida de la importancia relativa del viñedo y del olivar,
cultivos relativamente intensivos en mano de obra que generaban más valor añadido por
unidad de superficie que los cereales. Consiguientemente, una de las principales vías de
desarrollo de la agricultura andaluza, la expansión del viñedo y del olivar, había
quedado bloqueada en las primeras décadas del siglo XVII.
En definitiva, la agricultura de Andalucía occidental se situó, desde el último cuarto
del siglo XVI, bastante alejada de su techo de producción. La viña y el olivar, que eran
los principales cultivos en los que podía apoyarse el desarrollo agrario en la mayor parte
de las comarcas de Andalucía occidental 14 , retrocedieron en términos absolutos desde
finales del siglo XVI y en términos relativos desde 1617.
Capítulo 5. La renta urbana y las colonias de extranjeros en Sevilla
Para el presente capítulo, a falta de avanzar en su desarrollo, ofrecemos los datos
más relevantes hallados hasta el momento. Hay que decir que el cabildo de la catedral
de Sevilla acumulaba en la ciudad hispalense cerca de las 800 casas en 1521. Que en
torno a 1630 el patrimonio urbano del cabildo alcanzará las 1.050 casas (el máximo para
el período de tiempo estudiado) y cuando el calendario llegue a 1650 tendrá en
explotación unas 950 casas. De ellas, la mesa capitular tenía 530 en 1521, unas 670 en
1630 y en torno a 600 puestas en alquiler en 1650.
La duración de los contratos mediante los que la mesa capitular ponía en
explotación su patrimonio urbano era de “dos vidas”, que solían hacer referencia a la
vida del arrendatario y la de su mujer. El cobro era realizado una parte en moneda y otra
parte no desdeñable en gallinas.
A partir de una muestra de 26 casas del hospital de Santa Marta hemos reconstruido
la evolución de la renta urbana en la ciudad de Sevilla entre 1521 y 1650 (gráfico 6).
14 Sobre las vías de crecimiento agrario en la España interior antes de la producción masiva y barata de
maquinaria y de insumos obtenidos fueron las explotaciones agrarias, Garrabou (1994).

Índice
350
300
250
200
150
100
50
GRÁFICO 6. La renta urbana en Sevilla, 1521-1650 (base 100 = año 1521)
0
1520 1530 1540 1550 1560 1570 1580 1590 1600 1610 1620 1630 1640 1650
Años
Alquileres de casa Medias móviles de 11 años
Fuente: Libros de gastos ordinarios y extraordinarios del hospital de Santa Marta y elaboración propia
Capítulo 6. Propiedad, explotación y renta de la tierra en Sevilla
El patrimonio territorial del que disponía la mesa capitular en las fechas en las que
se inicia nuestro análisis se encontraba plenamente constituido. Éste había ido
conformándose durante toda la Baja Edad Media, empleándose la donación como la
principal forma jurídica a la hora de explicar su creación (83 por ciento del total) y
siendo los clérigos miembros del consistorio capitular el principal grupo de donantes
(74 por ciento) 15 . En el cuadro 1 se puede observar en torno a 1530 la mesa capitular
poseía 8.863 hectáreas de tierras repartidas por las comarcas sevillanas de la Campiña
(45 por ciento), la Vega del Guadalquivir (27 por ciento), el Aljarafe (22 por ciento) y el
Campo de Tejada (6 por ciento). Cuando llegue el año 1650 el número de hectáreas
controladas habrá registrado un incremento del 38 por ciento para situarse en la cantidad
de 12.235 distribuidas del siguiente modo: la Campiña congregará el 59 por ciento, la
Vega del Guadalquivir el 20 por ciento, el Aljarafe el 16 por ciento y, por último, el
Campo de Tejada acumulará el 5 por ciento.
15 Montes Romero-Camacho (1988), pp. 27-34.

CUADRO 1. Extensión del patrimonio territorial de la mesa capitular por comarcas alrededor de
1530 y 1650 (en hectáreas)
COMARCA c. 1530 c. 1650
Aljarafe 1.941 1.962
Campo de Tejada 586 586
Vega del Guadalquivir 2.372 2.436
Campiña 3.964 7.251
TOTAL 8.863 12.235
Fuente: ACS, sección II, serie 6ª, libros 1487 y 1499, y elaboración propia
El incremento en la posesión de tierras entre 1530 y 1650 registrado en el cuadro 1
se concentró, casi exclusivamente, en la comarca de la Campiña, zona de predominio de
cortijos y donadíos, esto es, de grandes explotaciones destinadas al cultivo del cereal y a
usos ganaderos dónde la mesa capitular pasará de tener siete a dieciocho fincas. Pero tan
significativo como el propio aumento patrimonial lo constituye el hecho de que tal
esfuerzo en la incorporación de tierras se concentrase en la década de 1630 y que de
nuevo sean las donaciones de miembros de importantes familias sevillanas y de
oligarcas de grandes localidades rurales los que la protagonicen.
CUADRO 2. Dedicación agraria de las propiedades de la mesa capitularen 1530, 1630 y 1700 16
(en hectáreas)
AÑO CEREAL OLIVAR VIÑEDO OTROS TOTAL
c. 1530 6.270 1.010 428 1.155 8.863
c. 1630 9.969 754 343 1.169 12.236
1700 10.447 384 266 1.169 12.266
Fuente: ACS, sección II, serie 6ª, libros 1487 y 1499, y elaboración propia
En el cuadro 2 queda clara la apuesta de los canónigos catedralicios por las tierras
de cereal. Se puede observar como para 1530 el 71 por ciento de las fincas estaban
destinadas a la siembra de cereal, el 11 por ciento al cuidado de olivares, el 5 por ciento
al viñedo y la categoría otros cultivos, que viene a recoger fundamentalmente la
extensión de las dehesas insertas en los cortijos, suponía el 13 por ciento. Sin embargo,
cuando el calendario se sitúe alrededor de 1630 el influjo del cereal se habrá extendido
sobre el 82 por ciento de las tierras y el cultivo de olivos y vides habrá descendido hasta
16 Las cifras para 1700 son una estimación realizada a partir de la información que hemos ido recogiendo
en los libros de las casas, censos y heredades de la pitancería y el comunal del Cabildo, volúmenes VIII
y IX (ACS, sección II, serie 6ª, libros 1495 y 1496).

epresentar el 6 por ciento y el 3 por ciento, respectivamente. Es en estas cifras donde
aparece reflejada, todavía de manera incipiente, otra de las actuaciones de mayor
trascendencia que los capitulares aplicaron sobre la gestión de su patrimonio rústico: el
descepe masivo de olivares y vides perpetrado entre las fechas de 1630 y 1650,
esencialmente, sobre las heredades que acumulaban en la comarca del Aljarafe y en los
alrededores de Sevilla. Para que se tenga una idea aproximada de la magnitud del
proceso emprendido, entre las dos fechas referidas se llegan a arrancar más de 25.000
olivos. El cultivo por el que se opta como sustituto de olivos y vides es el cereal. No
obstante, las cifras halladas para 1630 no recogen toda la intensidad y magnitud del
proceso apuntado, por encontrarse éste en su etapa inicial. Los cálculos realizados para
1700 arrojan un balance más esclarecedor: el 85 por ciento de las tierras de la mesa
capitular estarán destinadas al cereal, el 3 por ciento al olivar, el 2 por ciento al viñedo y
la categoría otros cultivos englobará el 10 por ciento de la extensión total de las
propiedades. Según estamos teniendo la ocasión de comprobar en otras investigaciones
emprendidas, la sustitución aplicada por el Cabildo de olivos y vides por cereal nos
estaría aportando una evidencia más del cambio gestado entre finales del siglo XVI y
finales del siglo XVII en la composición del producto agrario a favor de los cereales y
en detrimento de olivos y vides.
La tercera decisión económica de importancia adoptada por los capitulares consistió
en la venta, a finales del siglo XVI, de los dos últimos señoríos jurisdiccionales que aún
conservaba en la comarca del Aljarafe, y ello, por la doble cuestión que supuso para la
institución religiosa el abandono definitivo de su función como señor jurisdiccional, tras
un dilatado periodo que se remonta a los propios orígenes del Cabildo como
corporación para abarcar toda la Baja Edad Media y la mayor parte del Quinientos, y la
consiguiente asunción plena de su papel como simple rentista de la tierra. Detrás de esta
obligada decisión se encontraba la presión de la Monarquía, acuciada por su enormes
deudas y gastos, y de una oligarquía urbana de Sevilla deseosa de aumentar su poder,
pero en ella el Cabildo hizo valer su experiencia y fortaleza como institución al
desprenderse únicamente de las prerrogativas jurisdiccionales de sus señoríos,
conservando la parte solariega, esto es, la porción más interesante en términos
económicos.

Los contratos de arrendamiento mediante los que la mesa capitular cedía el uso de
sus propiedades agrarias durante los siglos XVI y XVII solían tener un carácter vitalicio
(90 por ciento de los contratos suscritos). En concreto la duración preferida consistía en
el arriendo por dos vidas. Por su parte, el arriendo a corto plazo supondrá una práctica
excepcional en los usos de cesión de los canónigos durante casi todo el siglo XVI, pero
cuando el calendario supere 1590 su empleo comenzará a introducirse tímida y
provisionalmente hasta que, en los años finales del Setecientos, haya alcanzado cierta
notoriedad e importancia. De este modo, el 20 por ciento de los contratos que realizaron
los capitulares en la segunda mitad del siglo XVII pueden ser considerados como
arrendamientos a corto plazo (de duración menor a diez años). Sin embargo, a pesar de
esta discreta notoriedad, su utilización por parte del Cabildo nunca perdió el carácter de
recurso coyuntural y pasajero que, en cuanto las condiciones fuesen las oportunas, debía
ser reemplazado por un contrato vitalicio, tal y como queda reflejado en la
documentación manejada 17 . Por lo que hemos tenido ocasión de comprobar, no será
hasta las décadas finales del siglo ilustrado cuando la cesión del uso de la tierra por
menos de diez años constituirá la práctica dominante en las prácticas de los capitulares.
Pero más allá de la duración teórica de los contratos de arrendamiento, nos pareció
oportuno aproximarnos a su duración efectiva, lo cual nos aportaría una medida más
exacta del período de tiempo que implicaban de facto las dos vidas. El resultado se
muestra en el gráfico 1. Si calculamos la esperanza matemática, obtenemos que la
duración media de los contratos de arrendamiento a largo plazo alcanzaba los 17,4 años.
Esta cifra nos da una idea más concreta del período de tiempo real que suponía la cesión
por dos vidas. Si embargo, hay que tratar con cautela la rotundidad de este dato, pues un
porcentaje no desdeñable de los contratos suscritos (39 por ciento), acababan
rescindiéndose, por distintas razones, antes de sobrepasar los diez años, lo cual otorgaba
a los canónigos un considerable margen de corrección y adaptación de la renta cobrada
a la coyuntura del momento. Pero a pesar de este holgado margen de flexibilidad, ¿cuál
era la razón, la lógica que inspiraba la apuesta por el arrendamiento a tan largo plazo?
17 ACS, sección II, serie 6ª, libro 03846

GRÁFICO 1. Duración efectiva de los arrendamientos a largo plazo suscritos por la mesa
capitular de la catedral de Sevilla entre los años de 1500 y 1700
PORCENTAJE
35
30
25
20
15
10
5
0
1-5 6-10 11-20 21-40 +40
AÑOS
Fuente: ACS, sección II, serie 6ª, libros 1489-1497, y elaboración propia
El siguiente aspecto a tratar concierne al tipo de arrendatario que obtuvo el uso de las
posesiones territoriales de los capitulares. Dos factores condicionaban y limitaban de
entrada el tipo de arrendatario que podía disfrutar del uso de las tierras de la mesa
capitular: el gran tamaño de las propiedades y sus excepcionales cualidades agrológicas
determinaban unos precios de cesión a los que únicamente podían hacer frente
individuos de gran poder adquisitivo. Efectivamente, serán miembros de la oligarquía
urbana de Sevilla, de la que formaban parte los propios canónigos, detentadores del
gobierno municipal y con importantes intereses asociados al comercio y la tierra, los
que arrienden, principalmente, las fincas pertenecientes a la mesa capitular. Así lo
confirma el análisis realizado de los oficios y a ello nos remite el estudio de los
apellidos de los signatarios de los contratos agrarios. También importante será la
presencia de élites rurales, grandes labradores, profesionales liberales y destacados
mercaderes. No obstante, una mirada más exhaustiva sobre el origen socioeconómico de
los arrendatarios evidencia una mayor complejidad a la anunciada, presentando el nuevo
examen una marcada territorialización, esto es, distinguiéndose nítidamente perfiles
socioeconómicos distintos para cada una de las comarcas de la tierra de Sevilla.
El pago a satisfacer en los contratos de arrendamiento establecidos por la mesa
capitular constaba de una parte principal determinada en moneda y de un montante
subsidiario exigido en especie, concretamente en gallinas. En contra de lo que suponía

este tipo de pagos en otras instituciones y zonas del país, el cobro en gallinas era de una
importancia meridiana para los canónigos hispalenses ya que, al arrendar sus
propiedades rústicas por extensos períodos de tiempo, suponía una salvaguarda contra
los perniciosos efectos de la inflación.
1) Entre 1526 y 1545 la renta rural descendió un 19,3 por ciento, registrando una
tasa de crecimiento anual del –1,12 por ciento. El primer cuarto del siglo XVI
constituyó un periodo de catástrofes y calamidades para la ciudad de Sevilla y su tierra.
La adversa climatología de estos años, con temporales, sequías y arriadas trajeron malas
cosechas, y éstas hicieron llegar el hambre. La peste también se dejó sentir en estas
fechas con bastante intensidad y fue muy importante la emigración que se produjo hacia
las Indias Occidentales. No cabe descartar, por tanto, que los efectos depresivos
derivados de la crisis demográfica padecida en estas primeras décadas del siglo se
dejasen sentir en nuestra variable. Hay que tener en consideración también que, al igual
que ocurrió en otras partes del país, la renta viniese de experimentar un intenso
crecimiento durante la segunda mitad del siglo XV.
Índice
GRÁFICO 3. Renta de la tierra en términos reales, 1521-1700
180
160
140
120
100
80
60
40
20
(número índice, base 100 = media 1521-1550)
0
1520 1540 1560 1580 1600 1620 1640 1660 1680 1700
Años
Índice Media móvil 11 años
Fuente: ACS, sección II, serie 1ª, libros 2B-160, y elaboración propia
2) Entre 1545 y 1575 se registró un fuerte incremento de la renta (58 por ciento),
que creció un ritmo anual del 1,54 por ciento. El aumento de la población que
experimentó gran parte del siglo XVI y las disputas por el usufructo de la tierra
permitieron lograr a los propietarios de tierras una posición de preeminencia que se

tradujo, principalmente, en una subida de la renta. En esta etapa la serie alcanza su
punto máximo, situado en un índice 139.
CUADRO 5. Renta de la tierra en Sevilla, 1521-1700. Principales valores y tasas de crecimiento
Años Índice Crecimiento
acumulado
1526 109
1545
1575
1622
1635
1663
1695
88
139
77
94
41
56
Fuente: elaboración propia
-19,27
57,95
-44,60
22,08
-56,38
36,59
Tasas de
crecimiento (%)
-1,12
1,54
-1,25
1,55
-2,92
3) El período 1575-1622 estuvo caracterizado por un importante descenso de la
renta rústica (44,6 por ciento), que cayó a una tasa media anual del 1,25 por ciento. En
él se puede distinguir una primera fase de caída más acusada (1575-1611), interrumpida
por algunas breves etapas de crecimiento (1588-1590, 1593-1597 y 1608-1611) y una
segunda fase de descenso más moderado (1611-1622). Será en estos años, ante la
situación de deterioro sufrido por los ingresos territoriales y la renta de la tierra cuando
los capitulares comiencen a introducir las primeras reformas en su patrimonio territorial.
La última década del Quinientos y la segunda del Seiscientos serán las fechas elegidas
para llevar a cabo unos primeros intentos de transformación que se concretarán en la
conversión de un par de importantes propiedades al cultivo de la vid (la heredad de
Manzanilla en 1592 y la heredad de Biedma en 1599), la división de tres propiedades (el
donadío del Pulgar en 1594, la heredad de Puslena en 1595 y la heredad de Galuchena
en 1613), en la venta de una heredad de olivar con la expresa finalidad de comprar
cortijos en 1615 y en el descepe de olivares en una propiedad de la comarca del Aljarafe
en 1616. Además, con la llegada del siglo XVII comienza a observarse en las fincas
capitulares un fenómeno que no se había producido hasta entonces, y es que ciertos
dominios se quedan vacíos por algún tiempo ante la falta de arrendatarios. Este hecho se
localizará, por el momento, en la comarca del Aljarafe.
4) 1622-1635. Breve pero intensa etapa de crecimiento de la renta con un
crecimiento acumulado del 22,1 por ciento y una tasa media del 1,54 por ciento de tasa
media, operada fundamentalmente entre 1632 y 1635, pues el alza experimentada en los
0,98

once primeros años del período solo puede calificarse como de moderada. Es a finales
de este período donde se inicia el proceso de adquisición de cortijos y donadíos en la
comarca de la Campiña. De este modo, los capitulares recibirán en donación en 1634 el
cortijo del Retamal en Sanlúcar la Mayor y en 1635 los cortijos del Alamillo, de Juan
Gómez, de Barrasa y de Barrasilla situados en Utrera y Villafranca de las Marismas.
Mención especial, por el refuerzo que implica de nuestra tesis sobre la existencia de
relaciones de clientela en torno al Cabildo eclesiástico hispalense, merece el hecho de
que estos últimos cortijos perteneciesen hasta 1613 al concejo de Sevilla y que tras
pasar por manos del jurado Francisco de Molina acabasen aumentando el patrimonio de
la mesa capitular.
CUARTA PARTE: PRESBITERIO
Capítulo 7. Salarios y niveles de vida
Índice
GRÁFICO 7. Salario real de peón de albañil en Sevilla, 1521-1650 (base 100 = año 1528)
120
100
80
60
40
20
0
1530 1540 1550 1560 1570 1580 1590 1600 1610 1620 1630 1640 1650
Años
Salarios Media móvil 9 años
Fuente: Libros de gastos ordinarios y extraordinarios del hospital de Santa Marta y elaboración propia

En lo tocante a este capítulo únicamente contamos hasta el momento con la
información recogida de salarios de peón de albañil y salarios del personal que trabajaba
en el hospital de Santa Marta. Ofrecemos la serie del salario real de peón de albañil en
Sevilla entre 1521 y 1650. Hay que destacar la tendencia a la baja de los salarios en todo
el período analizado.