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PDF - Instituto Nacional de Antropología y Pensamiento ...

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<strong>de</strong>satinos juveniles <strong>de</strong> Marx se potenciaron en sus continuadores: Engels, Lenin, Trotsky<br />

y tantos otros.<br />

Quienes sí intentaron efectivamente una superación <strong>de</strong> la cárcel <strong>de</strong> la mente, o sea, dar<br />

algunos pasos más allá <strong>de</strong> la subjetividad europea mo<strong>de</strong>rna, reencontrar lo real, fueron<br />

Schopenhauer, Nietzsche y Freud; más tar<strong>de</strong>, Hei<strong>de</strong>gger. A los tres primeros -cada uno a<br />

su manera- el concepto <strong>de</strong> pulsión les sirvió <strong>de</strong> ariete contra los casi inexpugnables<br />

muros. Su éxito está todavía en discusión. Hei<strong>de</strong>gger, por su parte, buscó primero<br />

escapar <strong>de</strong>l encierro a través <strong>de</strong> la analítica <strong>de</strong>l Dasein, pero pronto comprendió que por<br />

esa vía permanecía cautivo en las re<strong>de</strong>s <strong>de</strong> la mentirosa trascen<strong>de</strong>ntalidad kantiana.<br />

Entonces, sin abandonar por completo el horizonte <strong>de</strong>l Dasein pero re<strong>de</strong>finiéndolo, se<br />

empeñó en crear las condiciones para que algo <strong>de</strong> lo real <strong>de</strong>stellase (aunque más no<br />

fuera la experiencia <strong>de</strong> su sustracción). En esto resi<strong>de</strong> la temática <strong>de</strong>l Ereignis.<br />

¿Consiguió Hei<strong>de</strong>gger sobrepasar los muros intangibles <strong>de</strong> la cárcel <strong>de</strong> la mente? ¿La<br />

diferencia ontológica es capaz <strong>de</strong> futuro? ¿Se dignará el Ser a dirigirnos la palabra, al<br />

menos en la forma <strong>de</strong>l silencio que rehúsa y aun cuando seamos capaces <strong>de</strong> <strong>de</strong>spejar el<br />

claro <strong>de</strong> su emergencia, aquellos oídos <strong>de</strong>licados que Nietzsche reclamaba por momentos<br />

con <strong>de</strong>sesperación?<br />

En Iberoamérica -que no es Europa- existen múltiples incitaciones para romper la<br />

“burbuja” <strong>de</strong> la cárcel <strong>de</strong> la mente, nunca sólidamente afianzada por lo <strong>de</strong>más. En primer<br />

lugar, la diferente cultura y evolución histórica, producto en parte <strong>de</strong> la colonización<br />

ibérica, cuya mo<strong>de</strong>rnidad -que la hubo- respondió a patrones notoriamente divergentes<br />

<strong>de</strong>l cartesianismo. Una <strong>de</strong> las consecuencias sobresalientes <strong>de</strong> ello fue la singular<br />

experiencia <strong>de</strong>l mestizaje racial y cultural, sobre el que nos ha ilustrado Graciela Maturo.<br />

En segundo lugar, el fracaso persistente <strong>de</strong> las fórmulas económicas, sociales, políticas y<br />

culturales <strong>de</strong>l sistema “representacional”, su en<strong>de</strong>blez y carácter epidérmico. Sumemos la<br />

sobrevivencia vigorosa <strong>de</strong> distintas formas <strong>de</strong> religiosidad y la magnificencia y sublimidad<br />

<strong>de</strong> la naturaleza, aún en gran medida indomeñada.<br />

Respecto <strong>de</strong> esto último, vale la pena recordar que Kant cifraba en la experiencia<br />

estética <strong>de</strong> lo sublime el fracaso <strong>de</strong> la imaginación sintetizadora -pieza clave <strong>de</strong> la<br />

subjetividad mo<strong>de</strong>rna- y, con ello, la apertura <strong>de</strong>l ánimo a lo trascen<strong>de</strong>nte (reabsorbido<br />

luego por el sujeto, claro está, al reducirlo a las I<strong>de</strong>as <strong>de</strong> la razón). En América la<br />

imaginación sintetizadora fracasa consuetudinariamente ante la gran<strong>de</strong>za<br />

inconmensurable <strong>de</strong> la naturaleza.<br />

Pero son sobre todo la pobreza y la marginación, endémicas en Iberoamérica, las que<br />

nos enfrentan cotidianamente al horror <strong>de</strong> lo real, horadando las murallas <strong>de</strong> la cárcel <strong>de</strong><br />

la mente.<br />

Podría aducirse que Europa ha experimentado horrores análogos, en particular el<br />

totalitarismo y las dos guerras que signaron el siglo XX, con su catálogo interminable <strong>de</strong><br />

brutalida<strong>de</strong>s sin nombre. No casualmente en 1947 Jean Beaufret -el discípulo francés <strong>de</strong><br />

Hei<strong>de</strong>gger- pregunta a éste Comment redonner un sens au mot “Humanisme”?, ante lo<br />

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