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PDF - Instituto Nacional de Antropología y Pensamiento ...

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Hacia una nueva versión <strong>de</strong>l humanismo<br />

382<br />

Silvio Juan Maresca<br />

UCES, Barceló<br />

La formulación <strong>de</strong> un nuevo humanismo requiere la superación <strong>de</strong> la subjetividad<br />

mo<strong>de</strong>rna y, con ello, <strong>de</strong>l humanismo corriente, al menos <strong>de</strong> los aspectos que lo revelan<br />

feudatario <strong>de</strong> aquella subjetividad. La concepción mo<strong>de</strong>rna <strong>de</strong>l humanismo -<strong>de</strong> inocultable<br />

raíz noratlántica- culmina hoy en la i<strong>de</strong>ología <strong>de</strong> los <strong>de</strong>rechos humanos. En términos<br />

políticos (o filosófico-políticos), se trata <strong>de</strong>l humanismo liberal o, si se prefiere, liberal<strong>de</strong>mocrático,<br />

en ese or<strong>de</strong>n <strong>de</strong> prelación. La i<strong>de</strong>ología <strong>de</strong> los <strong>de</strong>rechos humanos pone el<br />

acento en el ciudadano, versión política <strong>de</strong> la subjetividad mo<strong>de</strong>rna, esto es, <strong>de</strong>l hombre<br />

i<strong>de</strong>ntificado con la mente. Claro que, a diferencia <strong>de</strong> siglos anteriores, el ciudadano<br />

aparece antes bien como individuo universal que como miembro <strong>de</strong> un Estado-nación.<br />

Consiguientemente, lo político tien<strong>de</strong> a <strong>de</strong>sdibujarse en beneficio <strong>de</strong> una omniabarcante e<br />

indiscriminada igualdad <strong>de</strong> <strong>de</strong>rechos. Por eso señalábamos la preeminencia <strong>de</strong>l<br />

componente liberal por sobre el <strong>de</strong>mocrático.<br />

En un ensayo escrito hacia fines <strong>de</strong>l año 2008, titulado “La cárcel <strong>de</strong> la mente” (subtítulo:<br />

Para una historia <strong>de</strong> la subjetividad mo<strong>de</strong>rna), me referí con algún <strong>de</strong>talle al encierro en lo<br />

puramente mental que implica la constitución y el <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong>l sujeto mo<strong>de</strong>rno -cuyo<br />

correlato es el mundo como representación-, así como también a los intentos <strong>de</strong><br />

superación generados en el seno <strong>de</strong> la filosofía europea. Proceso <strong>de</strong> abroquelamiento,<br />

guiado por apetencias <strong>de</strong> dominio expansivo, que comienza con el ego cogito y culmina<br />

en la figura <strong>de</strong>l Capital.<br />

Debemos reconocer, en efecto, a Renato Descartes como el gran artífice <strong>de</strong> la<br />

subjetividad mo<strong>de</strong>rna. En su obra, ésta alcanza una primera configuración <strong>de</strong>cisiva,<br />

cualitativamente superior a todos los ensayos prece<strong>de</strong>ntes. “Pienso, luego existo”. ¿Qué<br />

soy, pues? Una cosa que piensa, es <strong>de</strong>cir, entien<strong>de</strong>, afirma, niega, quiere, no quiere y, por<br />

fin, imagina y siente. De ahí que el espíritu -esto es, la mente- sea más fácil <strong>de</strong> conocer<br />

que el cuerpo, como reza el título <strong>de</strong> la segunda meditación metafísica. Y esto es así<br />

porque en cuanto ente pensante me soy dado a mí mismo inmediatamente; imposible<br />

reconocer algo más cercano que esta intimidad tan próxima. ¿Y el cuerpo? El cuerpo no<br />

soy yo, aunque <strong>de</strong>beré aceptar finalmente, pues Dios así me lo exige, la unidad estrecha -<br />

aunque jamás sustancial- con esa alteridad. Con la unidad sustancial <strong>de</strong> alma y cuerpo<br />

sucumbe también la persona. Volveremos sobre ello.<br />

Locke, Berkeley y Hume, como asimismo Malebranche, Spinoza y Leibniz -por citar sólo<br />

a los más célebres y conocidos- perfeccionan el encierro cartesiano, es <strong>de</strong>cir, la cárcel <strong>de</strong><br />

la mente, lo que muestra bien a las claras el carácter subordinado <strong>de</strong> la oposición escolar<br />

entre “racionalismo” y “empirismo”. En el ensayo mencionado más arriba la <strong>de</strong>nominé una<br />

disputa entre pabellones, es <strong>de</strong>cir, <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> la confinación en lo mental, qué aspecto ha<br />

<strong>de</strong> privilegiarse.<br />

En este panorama, David Hume ocupa un lugar <strong>de</strong> privilegio. Más que ningún otro, se<br />

mantiene consecuentemente <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l acaecer puramente mental, al lograr inferir en<br />

forma satisfactoria la apariencia <strong>de</strong> un mundo exterior a partir <strong>de</strong>l po<strong>de</strong>r ficcional <strong>de</strong> la

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