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12.05.2013 Views

Wirkungsgeschichliges Bewusstsein, la conciencia “efectual” que se enfrenta con algo que se le presenta y la reclama: la tradición. Cuando nos encontramos con la tradición histórica (aunque cobre forma de texto) aparece algo que no está muerto, que nos provoca porque es portador de un contenido. La tradición es aquel fondo sin rostro desde donde la lengua alza su voz, es lo que se entrega y se recibe en un mismo movimiento, sin que seamos concientes de ello. En todas las lenguas la tradición se expresa a través de los verbos que donan, que traen, que otorgan, y que fundamentalmente reciben. Así en alemán, Uberlieferung, en griego parádosis, en hebreo kabalá, en árabe aqbalah, en nuestras latinas, tradición es lo que se trae, toda una cultura que se hereda: tradición es transmisión. Adorno enriquece esta idea diciendo que : El único saber capaz de liberar la historia encerrada en el objeto es el que tiene en cuenta el puesto histórico de éste en relación con otros, el que actualiza y concentra algo ya sabido transformándolo. Conocer el objeto con su constelación es saber el proceso que ha acumulado. 1 Sin embargo, qué terrible llamado de auxilio realiza una lengua desde el fondo ancestral de la tradición cuando es víctima del destierro, qué golpe mortal se imprime a la palabra que no se deja gritar, qué extraño silencio sobreviene después de la impiedad de la profanación. Y en uno de los pasajes más desoladores que se hayan escrito sobre la violencia ejercida a la lengua George Steiner expresa: El idioma alemán no fue inocente de los errores del nazismo. No es simplemente que un Hitler, un Goebbels y un Himmler, hablaran alemán. El nazismo encontró en el lenguaje precisamente lo que necesitaba para darle una voz a su salvajismo. Hitler escuchó dentro de su lengua nativa, la histeria latente, la confusión, la cualidad del trance hipnótico. El se sumergió infaliblemente en la profundidad del idioma, en las zonas de oscuridad y vociferación que están en la infancia del lenguaje articulado, que llegan antes de que las palabras hayan madurado, a tocar el alma. El sintió en el alemán, otra música que aquella de Goethe, Heine y Thomas Mann; una cadencia áspera, una jerga mitad opaca y mitad obscena. Y en lugar de alejarse con una incredulidad nauseabunda, el pueblo alemán respondió con un eco masivo al bramido del hombre. Un Hitler hubiera encontrado reservorios de veneno y de ignorancia moral en cualquier lenguaje. 2 1 Theodor Adorno, Dialéctica negativa, Ed. Taurus, Madrid, 1975, p.166 2 Steiner, George, Language and Silence, Cox and Wyman Ltd., London, 1966, p.140 (la trad. es propia) 370

Profanar es exponer a la luz –profai/nw-, desocultar lo que debía permanecer secreto, instalarse delante del templo (pro-fanum), ¿cómo es posible profanar lo sagrado? Es porque sólo se profanan los símbolos, esos signos del lenguaje que pertenecen a una dimensión que se quiere sacra nada más que por el hecho de pertenecer a una lengua. Según G. Steiner es así como sobreviene el silencio de quien escribe, “la mente sale a vagar, arrastrando los pies como un mendigo en busca de palabras que todavía no hayan sido devoradas hasta la médula, que conserven algo de su vida secreta a pesar de la mendacidad de la época.” Y citando a Beckett recuerda que “esto es suficiente para hacer que te preguntes si estás en el planeta que te corresponde. Hasta las palabras te abandonan, tan mal están las cosas. “ Para Steiner el Apocalipsis es la muerte de la lengua: “Los lenguajes tienen grandes reservas de vida. Pueden absorber masas de histeria, ignorancia y vulgaridad. Pero llega un punto de inflexión: usa un lenguaje para concebir, organizar y justificar Belsen, úsalo para explicar los hornos de gas, úsalo para deshumanizar al hombre durante doce años de bestialidad programada. Algo le sucederá. Haz de las palabras lo que Hitler y Goebbels y miles de subalternos hicieron: conductoras del terror y la falsedad. Algo de las mentiras y el sadismo se asentará en la médula de la lengua, Al principio imperceptiblemente, como el veneno de la radiación calando silenciosamente los huesos.” 1 La lengua ya no crecerá y será renovadamente fresca... en una angustiante nota de su diario, en 1940, Klaus Mann observaba que nunca más podría leer libros en alemán, y se preguntaba si era posible que Hitler hubiera contaminado tanto el lenguaje de Nietzsche como el de Hölderlin. Pero más allá de esta acción devastadora, toda lengua se abre camino con una voluntad de vivir, y a veces de sobrevivir, y como creando una línea de fuga recordemos que Foucault, destinó gran parte de su pensamiento a encontrar un lenguaje no discursivo para expresar esas fuerzas que le asaltan desde la exterioridad... en el decir de Proust sería como hace el escritor, que inventa una lengua nueva dentro de la lengua, en cierta medida, una lengua extranjera, con estructuras gramaticales que la harían delirar... no tendremos que lamentar así una pérdida, sino que con esta lengua también llega un nuevo concepto de hombre. Por eso Deleuze se pregunta: ¿qué quiere decir Foucault cuando dice que no hay por qué llorar la muerte del hombre?, ¿acaso ha sido buena esa forma? ¿Ha sabido enriquecer o incluso preservar las fuerzas en el hombre, la fuerza de vivir, la fuerza de hablar, la fuerza de trabajar? 1 op. Cit., p.143 371

Profanar es exponer a la luz –profai/nw-, <strong>de</strong>socultar lo que <strong>de</strong>bía<br />

permanecer secreto, instalarse <strong>de</strong>lante <strong>de</strong>l templo (pro-fanum), ¿cómo es posible<br />

profanar lo sagrado? Es porque sólo se profanan los símbolos, esos signos <strong>de</strong>l lenguaje<br />

que pertenecen a una dimensión que se quiere sacra nada más que por el hecho <strong>de</strong><br />

pertenecer a una lengua.<br />

Según G. Steiner es así como sobreviene el silencio <strong>de</strong> quien<br />

escribe, “la mente sale a vagar, arrastrando los pies como un mendigo en busca <strong>de</strong><br />

palabras que todavía no hayan sido <strong>de</strong>voradas hasta la médula, que conserven algo <strong>de</strong><br />

su vida secreta a pesar <strong>de</strong> la mendacidad <strong>de</strong> la época.”<br />

Y citando a Beckett recuerda que “esto es suficiente para hacer que<br />

te preguntes si estás en el planeta que te correspon<strong>de</strong>. Hasta las palabras te<br />

abandonan, tan mal están las cosas. “<br />

Para Steiner el Apocalipsis es la muerte <strong>de</strong> la lengua:<br />

“Los lenguajes tienen gran<strong>de</strong>s reservas <strong>de</strong> vida. Pue<strong>de</strong>n absorber<br />

masas <strong>de</strong> histeria, ignorancia y vulgaridad. Pero llega un punto <strong>de</strong> inflexión: usa un<br />

lenguaje para concebir, organizar y justificar Belsen, úsalo para explicar los hornos <strong>de</strong><br />

gas, úsalo para <strong>de</strong>shumanizar al hombre durante doce años <strong>de</strong> bestialidad programada.<br />

Algo le suce<strong>de</strong>rá. Haz <strong>de</strong> las palabras lo que Hitler y Goebbels y miles <strong>de</strong> subalternos<br />

hicieron: conductoras <strong>de</strong>l terror y la falsedad. Algo <strong>de</strong> las mentiras y el sadismo se<br />

asentará en la médula <strong>de</strong> la lengua, Al principio imperceptiblemente, como el veneno <strong>de</strong><br />

la radiación calando silenciosamente los huesos.” 1<br />

La lengua ya no crecerá y será renovadamente fresca... en una<br />

angustiante nota <strong>de</strong> su diario, en 1940, Klaus Mann observaba que nunca más podría<br />

leer libros en alemán, y se preguntaba si era posible que Hitler hubiera contaminado<br />

tanto el lenguaje <strong>de</strong> Nietzsche como el <strong>de</strong> Höl<strong>de</strong>rlin.<br />

Pero más allá <strong>de</strong> esta acción <strong>de</strong>vastadora, toda lengua se abre<br />

camino con una voluntad <strong>de</strong> vivir, y a veces <strong>de</strong> sobrevivir, y como creando una línea <strong>de</strong><br />

fuga recor<strong>de</strong>mos que Foucault, <strong>de</strong>stinó gran parte <strong>de</strong> su pensamiento a encontrar un<br />

lenguaje no discursivo para expresar esas fuerzas que le asaltan <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la exterioridad...<br />

en el <strong>de</strong>cir <strong>de</strong> Proust sería como hace el escritor, que inventa una lengua nueva <strong>de</strong>ntro<br />

<strong>de</strong> la lengua, en cierta medida, una lengua extranjera, con estructuras gramaticales que<br />

la harían <strong>de</strong>lirar... no tendremos que lamentar así una pérdida, sino que con esta<br />

lengua también llega un nuevo concepto <strong>de</strong> hombre.<br />

Por eso Deleuze se pregunta: ¿qué quiere <strong>de</strong>cir Foucault cuando<br />

dice que no hay por qué llorar la muerte <strong>de</strong>l hombre?, ¿acaso ha sido buena esa forma?<br />

¿Ha sabido enriquecer o incluso preservar las fuerzas en el hombre, la fuerza <strong>de</strong> vivir, la<br />

fuerza <strong>de</strong> hablar, la fuerza <strong>de</strong> trabajar?<br />

1 op. Cit., p.143<br />

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