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De identificaciones sospechosas. Notas críticas a la racionalidad occidental y la ciencia moderna en la obra de Herbert Marcuse 296 Natalia Fischetti Conicet- UDAconcagua Nos convocan las tesis de Herbert Marcuse acerca de la supresión de la dialéctica de la racionalidad occidental en la ciencia y la técnica modernas desde la perspectiva de la lógica de la dominación que en ellas se inscribe. Afirma que la eliminación de la dialéctica se produce en dos niveles: en la doble identificación de lo racional y lo empírico por medio de la abstracción y de lo racional y lo científico-técnico en la lógica del capitalismo. Estas identificaciones, de las que sospecha, vuelven complementarios los análisis que realiza de Weber y de Husserl a mediados de la década del 60. En “Sobre la ciencia y la fenomenología” [1965], interpreta el último escrito de Husserl (La crisis de las ciencias europeas y la fenomenología trascendental de 1936). Ubica a esta obra como la última gran revisión del concepto de razón occidental. En Husserl es la ciencia misma, la más sagrada de las hijas de la razón occidental, la que es cuestionada. En esta revisión, la ciencia moderna aparece como el término de un desarrollo fatal que se inicia con el pensamiento griego, es decir con los orígenes del mismo pensamiento occidental; como el “fin” de este desarrollo en el doble sentido de término y de logro del telos, de la finalidad, del objetivo de ese pensamiento. Según Husserl, la ciencia —la ciencia moderna, anterior y posterior a Galileo— se inicia con la idea griega de ciencia y de verdad y termina cuando halla su fundamento en una racionalidad científica donde la verdad y la validez contienen la ilusión y la represión. (Marcuse, 1970: 73- 74) La filosofía o ciencia primera, en cuanto teoría, es concebida como la expresión de una razón capaz de autodeterminación subjetiva y de determinación del mundo objetivo. Es decir que la razón humana tiene la facultad de transformar al mundo según sus designios. La filosofía se encargaría de orientar al resto de las ciencias en sus fines y propósitos. La razón desde el punto de vista de la filosofía griega antigua trasciende lo meramente empírico, los hechos inmediatos y “se identifica con el verdadero ser”. A partir
de esta identificación proyecta un mundo. Este proyecto es para Husserl un proyecto específico, entre otros, que culmina en la ciencia galileana que lee a la naturaleza en términos matemáticos. Este modo del isomorfismo hombre-mundo hizo de la naturaleza un objeto de conocimiento totalmente permeable a un sujeto racional. El proyecto platónico de la razón había alcanzado su culminación en una ciencia capaz de comprender la realidad según ideas matemáticas, la realidad como la copia de la idea, la forma pura, universal. Pero (y aquí está la gran divergencia que separa la nueva ciencia de su origen clásico) en contraste con las formas ideales de Platón, las formas ideales de la física matemática están libres de cualquier conexión substancial con algo diferente de los fines matemáticos. El reino de las ideas de la ciencia galileana no incluye más las formas morales, estéticas y políticas, las ideas de Platón. (Marcuse, 1970: 79-80) La culminación del proyecto platónico de la razón, de la comprensión y transformación del mundo por medio de las ideas en la ciencia moderna significó para Husserl, al mismo tiempo, su destrucción, porque la racionalidad científica tuvo éxito en las ciencias que supieron conquistar a la naturaleza: las ciencias físico-matemáticas. Quedó fuera aquel proyecto griego de la filosofía como ciencia primera. La razón se volvió inmanente y se restringió al elemento de la dominación de la naturaleza y del hombre. La teoría se vuelve razón práctica de dominación y elimina toda posibilidad filosófica de trascender lo empírico, según fines planteados externamente. Dice Husserl: Tomamos nuestro punto de partida en el ingreso de un cambio en la valoración general respecto de las ciencias, a fines del último siglo. No concierne a su carácter científico sino a lo que la ciencia en general había significado y puede significar para la existencia humana. La exclusividad con que en la segunda mitad del siglo XIX, la total visión del mundo de los seres humanos modernos se deja determinar y cegar por las ciencias positivas y por la prosperity de que son deudores, significó un alejamiento indiferente de las preguntas que son decisivas para una auténtica humanidad. Meras ciencias de hechos hacen meros seres humanos de hechos. (Husserl, 2008: 49-50) Al concretarse el proyecto de la filosofía griega en la modernidad, se enfrentó a su disolución porque tal racionalidad científica fue exitosa sólo en el ámbito de las ciencias de la naturaleza que permitieron su conquista tecnológica. La ciencia se escinde así 297
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un objeto <strong>de</strong> conocimiento totalmente permeable a un sujeto racional. El proyecto<br />
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La culminación <strong>de</strong>l proyecto platónico <strong>de</strong> la razón, <strong>de</strong> la comprensión y<br />
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Husserl, al mismo tiempo, su <strong>de</strong>strucción, porque la racionalidad científica tuvo éxito en<br />
las ciencias que supieron conquistar a la naturaleza: las ciencias físico-matemáticas.<br />
Quedó fuera aquel proyecto griego <strong>de</strong> la filosofía como ciencia primera. La razón se volvió<br />
inmanente y se restringió al elemento <strong>de</strong> la dominación <strong>de</strong> la naturaleza y <strong>de</strong>l hombre. La<br />
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Tomamos nuestro punto <strong>de</strong> partida en el ingreso <strong>de</strong> un cambio en la<br />
valoración general respecto <strong>de</strong> las ciencias, a fines <strong>de</strong>l último siglo. No<br />
concierne a su carácter científico sino a lo que la ciencia en general había<br />
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con que en la segunda mitad <strong>de</strong>l siglo XIX, la total visión <strong>de</strong>l mundo <strong>de</strong> los<br />
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indiferente <strong>de</strong> las preguntas que son <strong>de</strong>cisivas para una auténtica<br />
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hechos. (Husserl, 2008: 49-50)<br />
Al concretarse el proyecto <strong>de</strong> la filosofía griega en la mo<strong>de</strong>rnidad, se enfrentó a su<br />
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